
La expresión Guerra Fría, popularizada en 1947 por el periodista Walter Lippmann, alude al prolongado conflicto que enfrentó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y a Estados Unidos por la hegemonía mundial. Una pugna que se libró en los frentes político, económico, científico, militar y cultural, donde el cine desempeñó un gran papel. Las películas, de los más variados géneros y estilos fueron el mejor medio de persuasión para inculcar al espectador un orden simbólico que justificase la ideología de cada superpotencia. Pero, también, desafiando a la censura, y gracias a sus sofisticadas formas narrativas e iconográficas, el cine plasmó de manera certera las tensiones sociales y políticas de toda una época, proporcionándonos un documento histórico de primer orden protagonizado por personajes tan diversos como Iósif Stalin, Ronald Reagan, Lev Kuleshov, Sylvester Stallone, Nikita Jruschov, Billy Wilder, Grigoriy Chukhray, John Wayne, Alfred Hitchcock, John Le Carré o Steven Spielberg.
Índice
Choque de Titanes (p. 11)
LAS PELÍCULAS (pp. 33-212)
Las extraordinarias aventuras de Mr. West en el país de los bolcheviques (1924
Tchapaief, el guerrillero rojo (1934)
Ninotchka (1939)
Mission to Moscow (1943)
El telón de acero (1948)
Vstrecha na Elbe (Meeting on the Elbe) (1949)
Zagovor Obrechyonnykh (Conspiracy of the Dammed) (1950)
Ultimátum a la Tierra (1951)
I Was a Communist for the FBI (1951)
My Son John (1952)
La guerra de los mundos (1953)
Fugitivos del terror rojo (1953)
Prisoner of War (1954)
Murió hace 15 años (1954)
La invasión de los ladrones de cuerpos (1956)
En el ojo del huracán (1956)
Kommunist (Communist) (1958)
La balada del soldado (1959)
Una bala sin nombre (1959)
Rojo atardecer (1959)
Uno, dos, tres (1961)
El mensajero del miedo (1962
Escape from East Berlin (1962)
Desde Rusia con amor (1963
Su excelencia el embajador (1963)
Siete días de mayo (1964
Punto límite (1964
El espía que surgió del frío (1965)
Estado de alarma (1965)
¡Que vienen los rusos! (1966)
Boinas verdes (1968)
La sombra del zar amarillo (1969
Topaz (1969
Atrapados en el espacio (1969)La carta del Kremlin (1970)
Hearts and Minds (1974)
Meteoro (1979
Salvador (1982)
The Atomic Cafe (1982)
Amanecer rojo (1984)
Rambo: Acorralado parte II (1985
Koordinaty smerti (Coordinates of Death) (1985)
Soviet, la respuesta (1987)
Danko: Calor rojo (1988)
La bestia de la guerra (1988)
La caza del Octubre Rojo (1990)
Matinee (1993)
Trece días (2000)
Silmido (2003
El puente de los espías (2015)
Bibliografía (pp. 213-217
Índice de películas (pp. 219-220)
Autor; Antonio José Navarro, Editorial; UOC, Colección: Filmografías Esenciales. Páginas; 222







El cine de la responsable de La niña santa fluctúa básicamente a través del trauma y de una visión del mundo ciertamente desesperante, en Zama somos testigos de una angustiosa dilatación, una espera física pero sobre todo mental, la voz interior de un personaje que no parece, ni quiere pertenecer, a un entorno del que es prisionero, una historia en la que somos testigos de cómo percibir una angustia, o mejor dicho la continua obstrucción de un deseo o un posible anhelo, en este sentido esa narrativa interior no solo anida en ver o percibir como Diego de Zama es víctima y esclavo de una espera, de hecho estamos ante una historia en donde todos por protagonistas, incluidos los indígenas, de alguna u otra manera son víctimas de dicho mal, sin embargo el personaje interpretado con pulcritud por parte de Daniel Giménez Cacho también lo es en lo referente a la derivación que se nos plantea de una insatisfacción y frustración tanto sexual como burocrática, una primera hora y media la del film que fluctúa a través de lo más estrictamente existencial para dar paso a continuación a lo que podríamos definir como una experiencia de claros contornos alucinatorios.
















(zoom acentuado al máximo que deriva en un primer plano desenfocado), una observación antropológica que conforme va avanzando se convierte un dual al unirse el hermano llamado Jun, individuo adicto a las autoflagelaciones, tan desviado de lo que entendemos como la cordura como puede estar Sagawa, ambos, masoquista uno y caníbal el otro, ante la total imposibilidad de reinsertarse en la sociedad por razones obvias relatan su psicopatía desde sus inicios hasta día de hoy a modo de crónica del desvío, no hay señales de culpa o arrepentimiento en uno ni vergüenza en el otro y si en la reafirmación y en el detalle, “no hay mayor acto de amor de un individuo que comerse los labios de la persona a la que amas” llega a decir en un momento Sagawa, a partir de ahí aparece el incómodo y la abyección en el espectador ante lo que está presenciando, algo que va en aumento hasta llegar a un final en donde la persona que ha aceptado la inmersión fílmica quiere con todas sus ansias que lo que está presenciando no sea más que una broma de mal gusto, nada más lejos de la realidad y ante esas imágenes desvirtuadas todo lo que encontramos es el horror más real que subyace en la perversión de una, o dos mentes enfermas.













el film empieza siendo claramente referencial (de hecho que un nuevo realizador abocado al fantástico de forma incondicional pueda prescindir de referencias validas no es halagüeño en mi opinión), una atmosfera y música de contornos clásicos que nos remiten claramente al universo de Dario Argento, lejos de indagar en el giallo en ese tramo central, posiblemente el más débil del conjunto ayudado por algunas actuaciones actorales cuanto menos discutibles, Can Evrenol nos introduce en la oscura travesía de la heroína, aquí nuevamente encontramos indicios y ligeros detalles de películas tales como el Rosemary’s Baby de Roman Polanski o la infravalorada The Sentinel de Michael Winner entre otras muchas, de lejos también podemos percibir dentro de este segmento la fragilidad que supone arrastrar un trauma familiar a modo de premonición de lo que finalmente está destinado a suceder, una antesala que dará pie en su parte final al descarnado universo made in Evrenol .