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Interesante cuanto menos resulta la trayectoria dentro del fantástico de Carter Smith, tras trabajos en principio tan antagónicos entre sí como son The Ruins (2008) y Jamie Marks Is Dead (2014) nos llega ahora Swallowed, film cuyo primer tráiler final acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial. La película, un body horror de texturas amateurs, tras su premier mundial en el pasado Fantasia Film Festival se estrenará VOD en Estados Unidos a partir del próximo 14 de febrero.
Swallowed nos cuenta como Benjamin y Dom son dos compañeros que se conocen desde la infancia. Benjamin ha estado secretamente enamorado de Dom durante mucho tiempo, pero ha llegado el momento de abandonar la ciudad natal por otro lugar en donde pueda ser el mismo y tal vez encontrar a una persona que le quiera. Benjamin por otra parte tiene previsto ir a Los Angeles en donde acaba de conseguir un papel en una película porno gay. Dom tiene un plan para despedir a su amigo en la última noche en que van a estar los dos juntos, lo único que tiene que hacer el entregar un paquete al otro lado de la ciudad.
La película con guion a cargo del propio Carter Smith está protagonizada por Jena Malone, Mark Patton, Cooper Koch, Roe Pacheco y Jose Colon.
La Casa Encendida celebra su 20º aniversario durante 2023 y, para conmemorarlo, el ciclo de cine contemporáneo llega con una novedad importante: la programación se realiza bajo el título Las favoritas de, donde cineastas programan sus películas favoritas de los últimos dos años. En el mes de febrero le damos carta blanca a Carlos Vermut para reencontrarnos con él en la oscuridad de la sala de cine.
El director de cine Carlos Vermut ha programado cuatro películas que dan muestra de su personalidad y gusto en lo cinematográfico. Películas que han pasado por el festival de Sitges, como la última de Quentin Dupieux, Fumar provoca tos, que se estrena en junio en las salas de nuestro país; la filipina Leonor will never die, de Martika Ramirez Escobar; o Huesera, de la mexicana Michelle Garza. Además de la comedia de enredos lésbica La amiga de mi amiga, que presenta en La Casa Encendida su directora Zaida Carmona y que estará acompañada por el director de Mantícora.
En palabras del propio Vermut: “La selección de las películas de este ciclo ha surgido de la simple idea de elegir las mejores películas que he visto en los festivales en los que he estado estos últimos meses. No había otra pretensión ni afán más allá de aprovechar la oportunidad que me daba La Casa Encendida de compartir con el público películas que quizá, de otro modo, no tendrían un amplio recorrido en España. No obstante, al pensarlas poco a poco me he dado cuenta de que algo que las une a todas es la importancia de la amistad en sus tramas. Quizá, y aunque no se me pidió un título para este ciclo, si lo tuviese, sería: Solo no puedes, con amigas sí”.
Programación
03 y 04 febrero
‘La amiga de mi amiga‘, de Zaida Carmona
10 y 11 febrero
‘Leonor Will Never Die‘, de Martika Ramirez Escobar
Tras estar presente a finales del pasado año en certámenes de género fantástico de nuestro país como Sitges (Premio Especial del Jurado y mejores efectos especiales), Fancine de Málaga o la Semana de Terror de San Sebastián, acaba de ver la luz un primer tráiler en castellano, que podéis ver a final de página junto a su póster oficial, de la cinta coreana Project Wolf Hunting. Film, dirigido por Kim Hong-sun que fusiona cine de acción y terror, que se estrenará en España de la mano de A Contracorriente Films el próximo 17 de febrero.
Project Wolf Hunting nos sitúa en septiembre de 2021. Un grupo de peligrosos delincuentes coreanos tiene que ser trasladado en un buque de carga de Manila a Busán. Los acompañan a bordo el capitán de la policía coreana Suk-woo y otros 22 detectives experimentados, cada uno con al menos 10 años de experiencia investigando crímenes violentos. Pronto, la prisión flotante abandona el puerto y comienza su camino hacia Corea. Los prisioneros están fuertemente custodiados y todo está tranquilo a bordo hasta que los criminales inician un motín.
La película, con guion a cargo del propio Kim Hong-sun, está protagonizada por Seo In-guk, Sung Dong-il, Choi Gwi-hwa, Jung So-min, Jang Dong-yoon, Jeong-hwan Park, Moon-Sung Jung y Jang Young-Nam.
Made in China (John Liu, 1982). Int.: John Liu, Mirta Miller, Raquel Evans, José María Blanco. España, Hong Kong. 35 mm. Color. 95’
Kárate contra mafia (Ramón Saldías, 1981). Int.: Agustín Denis, Carolina Yao, Paco Romero, Francisco del Barco. España. 35 mm. Color. 82’
Los programas dobles de artes marciales reinaron en los cines de barrio de los 70 y 80. Casi a última hora llegaron estas dos delirantes aportaciones españolas.
Las películas de kung-fu se extendieron como la pólvora con la popularidad de Bruce Lee, convirtiéndose en un fenómeno de explotación internacional. Nadie se las tomaba entonces muy en serio y se distribuían de cualquier manera, con montajes, doblajes y títulos improvisados a gusto de cada país. Made in China es el resultado de esa fiebre destajista: una película firmada por un célebre luchador taiwanés, aunque en realidad nadie iba al volante de este producto incalificable. John Liu es un personaje tan oscuro como fascinante que intentó modelarse una carrera de éxito al estilo Bruce Lee, inventando un arte marcial, el Zen Kwan Do, y usando el cine como trampolín. Su plan consistió en producir tres películas interpretándose a sí mismo y mezclando más ficción que realidad, exhibiendo sus premios, sus portadas y supuestos contactos con la CIA, el KGB o la NASA. Made in China fue la segunda entrega, coproducida con dos veteranos, Bermúdez de Castro y Enrique Esteban, tras producir en Francia Liu en París y seguir con Dragón Blood: Liu en México, rodada en Tenerife. Cada una con estrellas locales de la serie B, en nuestro caso con Mirta Miller, José María Blanco Raquel Evans y Víctor Israel. Otro personaje digno de estudio, el baladista austriaco, karateca y conspiranoico Christian Anders, que había hecho sus pinitos en el cine erótico y de kung-fu, participó también en Made in China como actor invitado y compositor. Las tres películas comparten metraje y tramas, que se remezclan con material nuevo, rodado aquí entre Barcelona y Girona. Existen además montajes diferentes, y en clave más o menos erótica para complacer a todos los exhibidores. La versión española, coescrita por Esteban y remontada por Josep María Aragonés (montador de Sebastián D’Arbó), incluye escenas y tramas de control mental que no aparecen en otras. Es sin duda la versión más desnortada, incluyendo imágenes reales de un accidente de aviación que tuvo lugar en Girona en junio de 1981, ¡con una disculpa en voice-over! Made in China solo puede entenderse como un encargo colectivo, un pastiche inconexo que alcanza cotas de surrealismo propias del trío Zucker y Abrahams.
Kárate contra mafia sigue muy de cerca los resultados de la anterior, pero la escasez de medios es aún más patente. Autoproducida por Ramón Saldías en Las Palmas, simulando ser Hong Kong, cuenta con Albino Graziani, actor local habitual de los rodajes canarios de Jess Franco –con quien Saldías había trabajado de operador– y con Agustín Denis, otro karateca convertido en protagonista de un solo título, eso sí, de culto». (Álex Mendíbil)
Presentación a cargo de John Tones, crítico cultural en Xataka, y Álex Mendíbil, comisario de «Sala:B». Duración aproximada de la presentación: 20’ (Total sesión: 200’)
Tras su premier mundial en el pasado Festival de San Sebastián acaba de ver la luz un primer adelanto en forma de tráiler, que podéis ver a final de página junto a su póster oficial, del último trabajo tras las cámaras del veterano Neil Jordan Marlowe. Película que retoma el mítico personaje creado por Raymond Chandler adaptando la novela publicada en nuestro país en 2014 La rubia de ojos negros de John Banville. Marlowe se estrenará en cines de Estados Unidos el próximo 15 de febrero, en España, aún sin fecha, lo hará de mano de de Diamond Films.
La película nos sitúa a finales de los años 30, en los bajos fondos de Los Ángeles, una rica y bella heredera encarga a Marlowe que busque a su antiguo amante, que ha desaparecido. Pronto descubre que tras la desaparición de ese hombre hay una red corrupta que le pone en el punto de mira de algunos de los mandatarios más acomodados y peligrosos de la ciudad.
Marlowe con guion adaptado a cargo de William Monahan está protagonizada por Liam Neeson, Diane Kruger, Jessica Lange, Adewale Akinnuoye-Agbaje, Alan Cumming, Danny Huston, Ian Hart, Colm Meaney, Daniela Melchior, François Arnaud, Patrick Muldoon, Darrell D’Silva, Kim DeLonghi, Stella Stocker, Mitchell Mullen, Julius Cotter y Gary Anthony Stennette.
Como viene siendo habitual estos últimos años, varias fueron las propuestas vistas en este Sitges 2022 que intentaron, con mayor o menor fortuna, transitar por el fantástico a través de conceptos poco dados a la complacencia o a la heterodoxia. A tal respecto, sorprende que una sección como New Visions, destinada en un principio al cine de riesgo y experimental, elija una película inaugural que se postula en las antípodas de dicha sección, Brian and Charles, quintaescencia de las Feel-Good Movie, aquí derivativa de la comedia nerd. El debut en el largometraje del británico Jim Archer nos cuenta, mediante una suerte de mockumentary con una caprichosa manía por romper la cuarta pared, cómo un despistado científico creará un robot para ayudarle a socializar con su entorno. Suave alegato contra la soledad, en donde llama la atención su premisa, en un principio muy proclive a la extravagancia o irreverencia, que sin embargo termina siendo demasiado blanca y convencional con relación a su desarrollo. Aun siendo antagónica, la iraní Zalava atesora una curiosa concomitancia con respecto a Brian and Charles, al contrario que ésta, aprovecha una premisa genérica, supuestamente manida y simple, a la hora de construir un relato metafórico que se desarrolla a través del concepto dual de la existencia, o no, de un demonio invisible, un punto de partida que por momentos nos remite al episodio The Howling Man de la fundamental The Twilight Zone. En el film de Arsalan Amiri, el miedo y el escepticismo pasa a ser global, en relación con la radiografía de un extracto social confundido entre fe y ciencia. Pese a un clímax excesivamente alargado, Zalava, basada principalmente en la articulación de la expectativa, indaga con acierto en el poder de la superstición y sugestión dentro de un colectivo abocado a una paranoia e histeria derivada de la creencia religiosa fundamentalista. Curiosamente este mismo año, otra película, Holy Spider de Ali Abbasi, también se detiene en males adyacentes a la sociedad iraní del pasado y presente, en este caso con respecto a la misoginia expuesta a través de la crónica negra de un psychokiller. En ambas historias termina siendo bastante más terrorífica la malignidad del ser humano que el supuesto componente sobrenatural o trastorno psicópata que propone el relato.
El conflicto bélico no resuelto ha sido durante los últimos años una constante a la hora de mostrar cómo una serie de películas indagaban en alegorías fraccionadas como punto de fuga sobre tal disidencia. Partiendo de la premisa de que la guerra en Yugoslavia podría considerarse un género en sí mismo, Darkling, thriller de postguerra estructurado a través de un acoso, aprovecha al máximo tal argumento. Lo hace mediante un modélico y contundente ejercicio de estilo de tono asfixiante, reconfigurando conceptos del fantástico actual, en especial la home invasión, aquí expuesta como metáfora con relación al asedio étnico al que se ve sometida una familia serbia. La película de Dusan Milic antepone la dialéctica a una concepción atmosférica, haciendo hincapié durante parte de su metraje en recursos técnicos, como la visión circular de fuera hacia dentro, creando la sensación de cómo algo, desde el exterior, observa a los atrincherados protagonistas. Por si fuera poco, la película tiene la virtud de prescindir del subrayado tan característico en este tipo de relatos, como Maus (2017) de Gerardo Herrero Pereda, por poner un solo ejemplo, a la hora de decantarse por plantear un fuera de plano, o percibir la presencia de un enemigo invisible, a la hora de invocar un horror sustentado en la sinrazón. Bastante menos afortunada resulta la británica Shepherd de Russell Owen, con respecto a la justificación de la creación narrativa mediante artilugios técnicos, una película que podría pasar perfectamente como un remake apócrifo de El faro de Robert Eggers, pues en realidad relata, mediante formas bastantes similares la misma historia con relación a una fantasmagoría derivada de un sentimiento de culpa que lleva al autoexilio al supuesto pecador, en donde el escenario, una isla deshabitada, actúa a modo de antesala del purgatorio. Relato pretendidamente gótico, plantea una interesante reflexión en lo relativo a cómo una gran parte del fantástico actual parece estar más preocupado por mostrar un contenido, de forma vacua, estetizante y ensimismada en alardes técnicos, que en dotar a dicho espacio de una profundidad.
Más convincente con respecto a la naturaleza de su concepción resulta la ópera prima de Andrew Legge, LOLA, relato especulativo de ciencia ficción low cost sobre universos paralelos en donde se modifican historias sociales y personales en la Inglaterra de 1941, gracias a una máquina que intercepta transmisiones provenientes del futuro. Película con ligeros retazos de steampunk y formulada mediante el found footage, provista de una generosa variedad de patrones utilizados a la hora de extender la narrativa. El interrogante viene dado en lo concerniente a si dicha sublimación de recursos y formatos justifica una alarmante falta de rigor, teniendo la sensación de estar ante ese tipo de películas que prometen bastante más de lo que terminan ofreciendo, primando la anécdota sobre cualquier atisbo de consistencia. Como mal menor, su entusiasmo e inventiva conceptual legitima en parte una propuesta en apariencia ideal, en cuanto a propósitos para una sección de las características de New Visions; Esta sección fue inaugurada con Piaffe, ópera prima de la realizadora alemana Ann Orense, en donde al menos se puede atisbar una cierta valentía y arrojo en lo concerniente a su condición de artificio fílmico, expuesto a través de tonos eróticos y sensoriales que cuestionan conceptos sobre la naturaleza de la sexualidad. Cinta que, a pesar de su osado planteamiento, termina siendo bastante más simple de lo que aparenta en un principio. Piaffe gira en torno a la sempiterna búsqueda de una identidad que finalmente consigue materializarse, muy a la manera del Dogs Don’t Wear Pants de J-P Valkeapäa, gracias al fetichismo y al sometimiento derivado de ello, aquí semejante a la relación existente entre un jinete y un caballo, el problema viene dado por cómo dichos artilugios, de claras y muy evidentes correspondencias “arty”, dinamitan por completo el concepto de una narrativa que termina siendo hilarante de forma involuntaria.
Aunque desde ópticas distintas, The Origin, al igual que la anteriormente citada Darkling, parte de una premisa que nos muestra a un grupo de personas asediadas y eliminadas por parte de un enemigo invisible. La particularidad del film de Andrew Cumming viene dada por estar ubicada en el 45.000 a. C. y está concebida como una suerte de survival prehistórico de narrativa minimalista, ésa que supuestamente intenta aprovechar lo máximo del mínimo que, sin embargo, carece del rigor de una cinta coetánea, como, por ejemplo, La Guerre du feu de Jean-Jacques Annaud. Esa carencia de verosimilitud, dialécticas y comportamiento poco creíbles para la Edad de Piedra no es el principal problema que atesora The Origin, principalmente lo es con relación a su no adscripción, o dubitación, a la hora de abrazar sin ningún tipo de reservas el relato de terror del que da la sensación de estar fundamentado. Al igual que muchas películas que hibridan géneros sin mucha convicción, sin ir más lejos el bélico que muta en fantástico visto en películas como The Bunker (2001) o Deathwatch (2002), el film de Andrew Cumming se queda genéricamente en tierra de nadie, especialmente a la hora de querer trascender en una revelación final, que nos muestra una visión muy oscura de la naturaleza humana. Poniendo de manifiesto cómo gran parte del fantástico actual termina siendo deudor de una serie de tendencias percibidas como líquidas, déficit cada vez más endémico del que no parecen librarse ni los relatos provenientes de lo ancestral. Más contundente con relación a sus propósitos se muestra el drama de horror Speak No Evil del danés Christian Tafdrup, una de las películas más comentadas en Sitges este año. Relato que le da la vuelta al concepto del extraño o desconocidos que se introducen en un núcleo familiar con intenciones poco halagüeñas, pues es ese mismo grupo de personas supuestamente afables, quienes se sumergen casi sin proponérselo, en un entorno transgresor. Partiendo de la premisa de una familia danesa que recibe la invitación de un matrimonio holandés al que conocieron durante unas vacaciones, Speak No Evil indaga con pausa en la germinación de una incomodidad que deriva en atrocidad, aquí conectada con las raíces de un miedo que no precisa de efectismos, en ocasiones propiciado a causa de la inmovilidad proveniente de clases acomodadas socialmente. Versión pervertida de The Comfort of Strangers de Paul Schrader o de Funny Games de Michael Haneke, el film de Christian Tafdrup logra con su tensión narrativa, meticulosamente calculada, una suerte de tratado del horror que subvierte las convenciones sociales de un Occidente que parece estar abocado al apocalipsis moral.
Asentamientos genéricos
Varias fueron las propuestas presentes este año en el festival que siguieron una serie de pautas genéricas hoy en día percibidas como preestablecidas, algunas de ellas intentaron buscar resquicios, y plantear una cierta originalidad en relación a un material aparentemente ya transitado. A tal respecto muchos fueron los relatos sobre brujería presentes en Sitges 2022, uno de ellos, Nocebo, parte de dichas coordenadas a la hora de indagar en una historia de venganza sobrenatural con reminiscencias al folk horror, narrada a modo de thriller psicológico con ciertos apuntes de denuncia social. Lorcan Finnegan es un cineasta al que se le intuyen interesantes maneras a la hora de articular conceptos genéricos, algo visible tanto en su estimulante debut, el terror ecológico Without Name (2016), como en ese elaborado juguete distópico que era Vivarium (2019) que bebía de fuentes tan reconocibles como The Twilight Zone, Tales of the Unexpected o Black Mirror. Nocebo, trabajo menos satisfactorio que las dos películas anteriores, conserva algún que otro apunte sugerente, distante al género, con relación a la apropiación cultural que alberga una sociedad consumista, en ese sentido posiblemente la mayor virtud de la película resida en la indagación del fantástico a través de lo social, y lo más importante, sin difuminar, o dejar en un segundo lugar el primer concepto. Lástima que Finnegan sea un autor que a veces dé la sensación de estar demasiado pendiente de un estilo, más atento al cómo que al qué; Nocebo en ese sentido no es una excepción, pues la ausencia de una narrativa entendida como sólida, por culpa en gran parte de un flashback estructurado de la peor forma posible, un déficit paliado de forma puntual por su decidida adscripción al drama de terror que expone los complejos estados psicológicos de sus personajes. El found footage y sus últimas derivaciones, un streaming multicámara en riguroso directo, también estuvo presente en Sitges 2022 con la disfrutable Deadstream de Vanessa y Joseph Winter, película en donde vemos a un influencer caído en desgracia que intenta de forma desesperada recuperar a sus seguidores transmitiendo en vivo su estancia nocturna en una supuesta casa embrujada. Deadstream, premio a la mejor película en la sección Panorama, reivindica su función lúdica e inteligente concepción visual, por momentos un homenaje en toda la regla al Evil Dead 2 de Sam Raimi, a la hora de mantener un ritmo que funciona, algo hoy en día difícil de ver dentro del género de terror, con una muestra tan simple como es la total ausencia de cortes que puedan romper la inmersión del espectador. A tal respecto, gracias a su adscripción al found footage, un subgénero que de alguna manera está obligado a transitar a través de una continua evolución en lo concerniente a formatos y personajes, Deadstream sale airoso de un enrevesado equilibrio genérico, comedia satírica y horror, también a la hora de reflejar actuales males generacionales, por ejemplo, el ansia de reconocimiento, por encima de cualquier otra cosa, a través de las redes sociales.
De leve impasse podría considerarse la presencia de películas surcoreanas en el festival, aún lejos de esa suerte de edad de oro, con aquellas no tan lejanas ediciones en donde la aparición de potentes autorías, como, por ejemplo, la de Park Chan-wook, Kim Jee-woon o Na Hong-jin, mostraban, casi a modo de evento dentro del propio certamen, un tipo de cine en donde se percibía un tono rupturista a la hora de reinventar según qué conceptos genéricos. A Man of Reason, debut en la dirección del actor Jung Woo-sung, presente en la renacida sección Órbita, ejemplifica patrones muy reconocibles, limítrofes con el último cine comercial proveniente de dicho país asiático. En la película vemos fórmulas y elementos reciclados vistos con demasiada anterioridad, poco dados a la originalidad, aquí en relación con el consabido thriller de acción aderezado con una fuerte dosis emocional dramática, que intenta ser diferente sin acabar de serlo, a través de la historia de un antihéroe que acabará por encontrar una irremediable redención. Una película que, como mal menor, está ejecutada en su faceta técnica de forma modélica. Algo más de repercusión en el festival tuvo la también coreana Project Wolf Hunting, ayudada por el jurado oficial, presidido por William Lustig, que este año decidió premiar un tipo de cine sin apenas derivas genéricas, Premio Especial del Jurado y mejores efectos especiales. El film de Kim Hong-sun desvela pocos misterios a la hora de discernir cuál es su compromiso con el espectador, a través de una premisa inicial que puede ser recordada a modo de una especie de Con Air en versión marítima con la aparición de un elemento fantástico que podría ser perfectamente derivativo del imaginario de Resident Evil 2. Relato que solo puede ser concebido a modo de videojuego que presume de su propia condición, a la hora de exponer un creciente festín hemoglobínico gore sin apenas pausa, bajo el postulado de cómo el exceso es la razón de ser de la historia. Una síntesis que en Sitges suele funcionar bastante bien, por aquello de la sinergia creada con el fan ávido de excedencias genéricas. Más preocupante puede resultar un análisis en frío de la película alejada de dicha burbuja, en especial con relación a la percepción de subtramas narrativas que resultan ciertamente absurdas, tan deficitarias como el poco ingenio del que hace gala Kim Hong-sun en el empleo de un espacio escénico, negándole un recorrido que vaya más allá de ser una simple y recreativa coreografía ultraviolenta.
Curiosa la mirada hacia conceptos pretéritos del fantástico contemporáneo del que hace acopio la belga Megalomaniac, relato malsano que parte de la premisa argumental de fantasear con la identidad de un asesino en serie real de los años 90, el descuartizador de Mons, que nunca pudo llegar a ser localizado. Film de escenografía barroca que se aleja de nuevas vías líquidas del fantástico actual al intentar recuperar nociones algo lejanas, como esa estética oscura de tono sádico de inicios del 2000, que hoy puede ser considerada como retro, derivativas de aquella corriente proveniente del extremismo francés, el torture porn y películas europeas como, por ejemplo, Angst (Gerald Kargl 1983) o Antikörper (Christian Alvart 2005). A través de una narrativa elíptica, Megalomaniac, situada a medio camino entre el realismo y la fantasmagoría, puede ser interpretada a modo de relato visceral, en donde el cuerpo de la mujer es el objetivo final de un depredador percibido de forma dual, mostrado tanto a nivel social, en su vertiente misógina, como sociópata. Sin embargo, a diferencia de gran parte de sus predecesoras, el film de Karim Ouelhaj, cuya filmografía parece oscilar en lo concerniente a la violencia contra las mujeres, Parábola (2005), Le repas du singe (2013), Une Réalité Par Seconde (2015), no logra llegar a ser transgresora, tampoco provocativa, pues parece estar más preocupada en mostrar una estética que en intentar articular algún tipo de narrativa percibida como sólida. Con relación a sus propósitos y posicionamiento respecto al fantástico de hoy, a Megalomaniac le viene como anillo al dedo aquello de más vale malo conocido que bueno por conocer. De corrientes del fantástico casi extintas pasamos a géneros que cada vez son menos transitados, dejando de lado estimulantes indagaciones autorales como las excelentes High Life (Claire Denis 2018) o Ad Astra (James Gray 2019), Rubikon viene a ser uno de esos últimos estertores de ese subgénero, que da la impresión de estar en vías de extinción, como es la ciencia ficción espacial. En la película de la austriaca Magdalena Lauritsch vemos como los miembros de una estación orbital internacional han de afrontar dilemas de máxima relevancia, en relación con la supervivencia o preservación, cuando la vida humana de nuestro planeta se extingue de forma repentina. Las ganas de intentar trascender, a través de un envoltorio de tono ecologista, en donde el trazo moral se antepone a la aventura espacial catastrofista, crea un matiz en el relato tan bienintencionado como tedioso. A tal respecto, la reivindicable Love de William Eubank ya nos planteaba una premisa similar con bastante más acierto.
También suele ser preceptiva en Sitges la presencia de alguna película de suspense que mire a escuelas y estilos próximos al cine de Hitchcock o De Palma, aquí con relación a su vertiente de thriller psicológico que gira alrededor de la idea del voyeur como ente amenazador. A tal respecto, posiblemente la cinta más representativa de dicha temática este año en el festival fue la ópera prima de la realizadora Chloe Okuno Watcher, película en donde vemos a una joven estadounidense, Maika Monroe, revisitando su papel en la fundamental It Follows, que se muda con su prometido a Rumania y se obsesiona con la sensación de ser acosada por un vigilante invisible que parece vivir en un edificio contiguo al suyo. Es un relato que transita a través de arquetipos poco originales, principalmente en lo concerniente al efecto que causan el aislamiento y la desubicación, desembocando en una tensión paranoica, que, no obstante, consigue ser un ejercicio relativamente hábil, respecto a su síntesis narrativa y tono contenido. También cabe destacar su nada disimulada mirada femenina; en realidad nos sumergimos en el punto de vista de una mujer que no puede convencer a nadie de su entorno de que está diciendo la verdad, mirada que, por fortuna, no resulta feminista, tampoco militante en referencia a como dicha tendencia actual difumina y altera conceptos genéricos. La mujer también está muy presente en la fallida cinta de terror A Wounded Fawn, relato que parte en un principio del concepto genérico del rape & revenge, cambiando, conforme avanza la trama, el rol del depredador y la presa. Rodada en 16 mm, y amparándose en una cierta estética vintage, el director Travis Stevens (Girl on the Third Floor 2019) se muestra ambicioso a la hora de relacionar alegorías con mitologías griegas, como las referidas a las Erinias. En tal sentido es legítimo, y de agradecer, pese a la precariedad de la propuesta, intentar recorrer a través de distintas fórmulas del terror, jugar con las convenciones del género, aquí fusionando temáticas, como el relato de psicópatas con lo sobrenatural, onírico o incluso ancestral. El problema viene dado en el empeño, ya comentado unas líneas más arriba, de intentar aplicar una genealogía con calzador al fantástico. No molesta tanto que se hable en A Wounded Fawn del empoderamiento femenino, sí fatiga la forma de hacerlo, poniendo de manifiesto la falta de talento, la oportunidad nuevamente perdida a la hora de intentar construir imágenes que aspiren a ser algo más que una suerte de arte surrealista ridículamente intelectualizado.
Si respecto a Rubikon hablábamos de subgéneros hoy por hoy casi inexistentes, con la hongkonesa Tales from the Occult queda de manifiesto lo complicado que puede llegar a ser en la actualidad encontrar películas de terror procedentes de Asia que sean mínimamente consistentes. Tales from the Occult queda muy lejos de anteriores e interesantes propuestas episódicas de tono autoral como Three (Peter Chan, Nonzee Nimibutr, Kim Jee-woon 2002) o su continuación Three… Extremes (Fruit Chan, Park Chan-wook, Takashi Miike 2004), quedando más cercana en concepto al tríptico coreano Horror Stories (2012, 2013, 2016) en lo relativo a una función genérica percibida como meramente alimenticia. Antología derivativa del j-horror, que recurre en demasiadas ocasiones al humor, dirigida por Fruit Chan, Fung Chi-Keung y Wesley Hoi Ip Sang, en donde de forma curiosa, y contradiciendo la propia naturaleza del film de episodios, no resulta irregular, ya que el nivel de las tres historias no varía en exceso con relación a su calidad, estando ordenadas de acuerdo con su supuesta seriedad, aligerando su tono conforme se desarrolla. A modo de indagación rupturista, y declarándose una película de su tiempo, se atisban pequeñas y difusas disquisiciones con respecto al presente, como el consumismo, el pánico pandémico o el actual papel de los influencers en la esfera social, intenciones que no logran resarcir la sensación de liviana intrascendencia que exhibe la propuesta. Siguiendo con un cine poco dado a repercusiones recientes, la comedia fantástica Unwelcome viene a ser un anómalo, por momentos indigesto, pastiche genérico en donde se intenta situar al fan en una época distinta a la actual. Durante su intervención en el pase de la sala Tramuntana el realizador Jon Wright, (Grabbers 2012), se congratulaba de la total libertad creativa de la que dispuso a la hora de concebir la película, no le faltaba razón, pues si de algo puede presumir una cinta como Unwelcome es de autodeterminación, al estar orquestada a modo de un delirante índice de subgéneros, empezando por ser una violenta home invasión urbana, que conforme avanza la trama se transforma en un thriller rural con reminiscencias al Straw Dogs de Peckinpah y derivativos, al folk horror y a una suerte de monster movies que parece homenajear, o parodiar, tanto al Ghoulies de Luca Bercovici como el Leprechaun de Mark Jones. La reflexión que podría plantearse es si un producto tan caótico y deficitario como Unwelcome puede funcionar hoy en día, relativamente bien, dentro de un ecosistema como el de Sitges, posiblemente sea debido a una adscripción que transita a través de una carta blanca, que como antaño, utiliza el fantástico a modo de banco de pruebas para el todo vale, para negarse a definir un tono. A tal respecto, poco importa que estemos ante el escaneo de una autenticidad pretérita, de igual manera es irrelevante que su visionado fuera del hábitat de Sitges pueda convertirse en una auténtica pesadilla. Por fortuna, aún es aceptado dentro de un determinado entorno festivalero que en ocasiones sigue anteponiendo la gamberrada a ciertas trascendencias impostadas del fantástico actual.
Documenta y Seven Chances
Si algo útil tiene la excesiva y anárquica variedad de secciones en Sitges, es poder encontrar ciertos reductos temáticos en donde poder refugiarse, especialmente con relación al evento. En una edición con una total ausencia de excelencia fílmica, o de cualquier tipo de aproximación a dicho término, secciones como Documenta o Seven Chances indagaron con acierto y determinación en arqueologías didácticas e interesantes recuperaciones cinematográficas. Yves Montmayeur, documentalista habitual en Sitges, responsable de trabajos tan interesantes como The 1000 Eyes of Dr Maddin (2015), o los más anecdóticos Dragon Girls! Les amazones pop asiatiques (2016) y Citizen K (2020) presentó Mad in Belgium, documental que partiendo de la fundamental C’est arrivé près de chez vous (1992) explora una curiosa corriente autoral surgida en la Bélgica de los años 90, poco conocida fuera de sus fronteras, transgresora en la manera de falsificar las formas y que hacía de la impostura un acto de creación. A través de varios testimonios, Benoit Poelvoorde, Jan Bucquoy o Fabrice du Welz entre otros muchos, y un generoso material de archivo, Mad in Belgium no deja de ser una afortunada elegía a una fuerza experimental, de estética feísta e irreverente, que de alguna manera dinamitó el lenguaje institucional a través del simulacro y el absurdo, cumpliendo a la perfección con lo que tendría que ser una de las máximas en relación al cometido de cualquier documental sobre cine que se precie de su función didáctica, en el caso que nos ocupa el de indagar en cinematografías, y sus ramificaciones, situadas muy al margen del mainstream. Bastante más convencional, y de carácter popular, se percibió la première mundial de 1982: Greatest Geek Year Ever!, documental que enfoca su mirada en la producción cinematográfica del Hollywood del 82, año fértil a la hora de entender no solo la aparición de películas fundamentales dentro del fantástico, Blade Runner, Tron, The Thing, E.T. o Conan the Barbarian entre otras muchas, sino también en la medida de poder discernir como se desarrollaron según qué hitos de la cultura pop a partir de ese preciso momento. Siguiendo el patrón de otros trabajos como, por ejemplo, Never Sleep Again: The Elm Street Legacy (2010) o la saga In Search of Darkness (2019, 2020, 2022), en relación al formato y su desmedida duración, 1982: Greatest Geek Year Ever! ostenta una interesante primera media hora desde una globalidad que se contextualiza en un determinado tiempo cultural, industrial y social, sin embargo en todo el metraje restante se recurre al piloto automático en lo relativo a comentar, más que a analizar, película tras película, principalmente a través del anecdotario y el testimonio de los implicados. En tal sentido, las formas devienen mecánicas, empero lúdicas y complacientes de cara al fan, a fin de cuentas, el material utilizado es de un potencial tal que requeriría de una gran dosis de torpeza a la hora de desaprovecharlo.
Al igual que Yves Montmayeur, otro de los autores que suelen tener una presencia fija en Sitges es Alexandre O. Philippe, no en vano sus siete anteriores documentales estuvieron presentes en el festival. Su último trabajo, Lynch/Oz, al igual que sus anteriores y notables 78/52 (2017) y The Taking (2021) queda supeditada a la validez de terceros, de unos interlocutores que analizan una materia o aspecto y su correspondiente mitificación. De la escena de la ducha de Psicosis, o las representaciones culturales próximas a Monument Valley, pasamos a las confluencias, pulsiones, o multiplicidad de miradas, entre dos fascinantes mundos que han hecho soñar durante décadas al espectador, The Wizard of Oz de Victor Fleming y el imaginario del creador de Blue Velvet. Lynch/Oz puede llegar a ser interpretada a modo de relato dual, el visual, frenético y solvente collage de imágenes y escenas a cargo de Alexandre O. Philippe, y el analítico, expuesto en forma de compilación de ensayos fílmicos en donde la crítica Amy Nicholson y los cineastas John Waters, David Lowery, Justin Benson & Aaron Moorhead, Karyn Kusama y Rodney Ascher analizan de forma episódica, casi a modo de coordinada tesis universitaria, una conexión que resulta tan evidente como fascinante. De forma inevitable se producen esporádicas reiteraciones en determinados apartados, aunque posiblemente el principal lastre del documental es que pueda llegar a ser percibido de manera didáctica, y que de forma más acertada o menos, palidezca ante una serie de imágenes totémicas que dejen en evidencia cualquier tipo de definición sobre ellas. Con todo, Lynch/Oz, dada su labor de estudio metacinematográfico, seguramente sea el mejor documental visto en este Sitges 2022. Por su parte Beyond the Wasteland nos sitúa en parcelas muy derivativas de lo cinematográfico, en lo concerniente al fenómeno fandom generado por la saga Mad Max. El documental de Eddie Beyrouthy prescinde de cualquier tipo de análisis fílmico, de hecho, ni siquiera tiene acceso a imágenes o secuencias de las películas, dadas las draconianas condiciones habituales en Warner a la hora de facilitar material, tampoco cuenta con el beneplácito de testimonios de gente implicada en primera línea. Dada esa evidente precariedad de medios, Beyond the Wasteland, al igual que otros muchos documentales de condición similar, opta por contar historias limítrofes, aquí casi a modo de una road movie australiana que se detiene en una determinada militancia, y cómo ésta repercute en lo real, casi en forma de drama personal, en un grupo de personas que de alguna manera ansían nuevas comunidades con las que compartir sus obsesiones. Centrándose más en lo individual que lo colectivo, en realidad Wasteland, el mayor evento fan celebrado en el desierto de Mojave en California, solo aparece en los últimos quince minutos del documental, Beyond the Wasteland termina siendo un empático, pero muy anecdótico tratado sobre una determinada devoción dirigida a la celebración, intuida en no pocas ocasiones en forma de posicionamiento que reemplaza carencias de talante emotivo e incluso social.
Nacida en 1993, la sección Seven Chances no ha dejado de ser con el transcurso de los años una especie de cajón de sastre, en muchas ocasiones alejado del fantástico y supeditada a designios y contextos ambivalentes. Una sección que nació con el propósito de ofrecer siete visionados de sendas películas que no tenían una distribución asegurada en nuestro país para cines o ámbito doméstico. En los últimos años Seven Chances parece haber encontrado una estabilidad genérica con relación a la recuperación, ayudada en muchas ocasiones por la remasterización de películas, que, en mayor o menor medida, requieren de una reivindicación, o en el mejor de los casos, de un descubrimiento o primer visionado por parte de nuevas generaciones afines al fantástico. Los clásicos, con la proyección del Kwaidan de Masaki Kobayashi, y los dos títulos vistos en Seven Chances, vinieron a paliar el bajo nivel del cine asiático presente este año en Sitges. Dejando para un análisis exhaustivo la excepcional Demon Pond de Masahiro Shinoda, Johnnie To, ya presente en esta misma sección en 2018 con Throw Down, volvía al festival, aprovechando la remasterización y el trigésimo aniversario a la vuelta de la esquina con The Heroic Trio (1993), obra hoy en día considerada clave a la hora de entender la trayectoria del realizador hongkonés. Una película en donde tuvo una presencia importante el productor Ching Siu-Tung, no solo disfrutable para ver en pantalla a Anita Mui, Maggie Cheung y Michelle la Yeoh juntas, sino también por ser una entretenida hibridación genérica del que conserva, entre otros conceptos, el cine de superhéroes, el wuxia, el policiaco, la comedia y una violencia delirante, por momentos cercana a la categoría III, mezcla de géneros cuya practica en occidente siempre ha sido percibida como indigesta y poco habitual. Considerada en la actualidad como un clásico, The Heroic Trio, vista hoy puede ser percibida como una cinta vanguardista, con relación a mostrar una fantasía que aglutina de forma desinhibida corrientes y mitologías a cuál más distinta, también como una suerte de epitafio cinematográfico, que por aquel entonces auguraba un futuro analógico a películas de gran presupuesto que nunca llegó a producirse, en tal sentido no deja de ser sintomático que ese mismo año viera la luz el Jurassic Park de Steven Spielberg.
Por su parte la sesión dedicada a la realizadora Stephanie Rothman, con la proyección de The Velvet Vampire (1971), acompañada de dos cortos realizados por la actriz Astrid Frank, auténticas joyas del fantástico británico de los 70 y 80, Red (1976) y The jealous mirror (1982), vino a darle algo de sentido a ese difuso apartado dotado en ocasiones de desmedidas proclamas, denominado Woman In Fan. La restaurada The Velvet Vampire viene a ser un cruce imposible entre una no pretendida explotation y un relato transgresor. Película de ligera estética psicodélica, que se permite el lujo de indagar en tipologías genéricas, con el Carmilla de Sheridan Le Fanu como gran referente, junto a corrientes europeas cinematográficas de una aproximación vampírica similar, surgidas conjuntamente, como, por ejemplo, La vampire nue (Jean Rollin 1970), Vampiros Lesbos (Jesús Franco 1971) o Les lèvres rouges (Harry Kümel 1971), al mismo tiempo que formula una mirada subversiva y rupturista de dicha temática en lo concerniente a exponer una sexualidad femenina de índole liberador. Posicionamiento que le hace renegar de conceptos genéricos propios del cine de vampiros, como la negación de una hegemonía masculina, una curiosa ausencia de visualización de colmillos o una nula nocturnidad escénica, aquí sustituida por la luminosidad del desierto de California. Rara avis, en el mejor sentido del término, que a su manera fue precursora en lo que respecta a los aires de cambio que estaban por venir, también por ser referente de películas que verían la luz con posterioridad, dos ejemplos serian The Hunger (Tony Scott 1983) y The Love Witch (Anna Biller 2016).
Dos años después de estar presente con Manos torpes (1970), el cine de Joaquín Luis Romero Marchent, aprovechando otra restauración, volvía a Sitges y a Seven Chances con Condenados a vivir (1972), dos cintas, alejadas de los cánones habituales, que podrían formar parte de un ceñido programa doble, pues ambas, cada una a su manera, pertenecen a ese fascinante subgénero colindante con el fantástico que es el Weird Western. Reverenciada de manera ecuánime, no solo en relación al imaginario de Quentin Tarantino, sino también por su filiación a lo extremo, presente en películas que han ido apareciendo en los últimos años de forma casi residual, The Burrowers (J.T. Petty 2008) o Bone Tomahawk (S. Craig Zahler 2015) por ejemplo. A tal respecto, si algo queda patente en Condenados a vivir, aparte de ser un spaghetti western distinto respecto a la narrativa visual, es su innegable interés a la hora de transgredir códigos establecidos en lo concerniente a una visceralidad y nihilismo que en parte sublima la violencia fronteriza al Eurowestern. Es un film en el que el gélido escenario, exteriores rodados en los Pirineos de Huesca, es la trampa llevada al límite en casi todas las facetas por las que transita, especialmente en relación con unas imágenes que pueden ser percibidas como insólitas, dada su difícil catalogación genérica, una turbia escena de violación múltiple, apariciones fantasmales o una onírica secuencia en donde vemos arder una cabaña en modo revertido entre otras. Para dar por concluida esta crónica de Sitges 2022, pocas cosas más gratificantes que revisar el fascinante universo de Rene Laloux y Philippe Cazza con la proyección de Gandahar, les années lumière, cinta que adapta libremente la novela de Jean-Pierre Andrevon, y que al igual que su anterior La planète sauvage, ejemplifica de forma modélica cómo gran parte del mejor cine de animación de los 70 y 80 vino de la mano de una unión creativa poco dada a los límites. Un tipo de cine que puede llegar a ser concebido casi a modo de cooperativismo, al aglutinar una serie de autores y corrientes diversas, gran parte proveniente de la mítica Métal Hurlant. En tal sentido, no se puede concebir un mejor colofón a un festival de género fantástico que el poder ver en una pantalla de cine un prodigio de las características de Gandahar, les années lumière, película en donde el arte conceptual muta en un fantástico simbólico y libre de ataduras, en relación a una serie de historias que por aquel entonces ambicionaban crear tendencia, aquí a través de una ciencia ficción de tono filosófico y apocalíptico, también político, alertando sobre el peligro de la homogeneización. La proyección, y la oportunidad que se le otorga al espectador de poder descubrir por primera vez el film de Rene Laloux, justifica de por sí la existencia de cualquier festival de cine que se precie de su condición.
Palmarés
SECCIÓ OFICIAL FANTÀSTIC A COMPETICIÓ
Mejor película de la SOFC: «Sisu», Jalmari Helander.
Premio especial del Jurado (patrocinado por Sunglass Hut): «Project Wolf Hunting», Kim Hong-sun.
Mejor interpretación femenina (patrocinado por So de Tardor): Natalia Germani & Eva Mores, «Nightsiren» (mención especial) / Mia Goth, «Pearl» (premio)
Mejor dirección (patrocinado por Moritz): Tereza Nvotová, «Nightsiren» (mención especial) / Ti West, «Pearl» (premio).
Mejor interpretación masculina (patrocinado por Vilamòbil): Jorma Tommila, «Sisu».
Mejor guion ex-aequo: Quentin Dupieux, «Fumer fait tousser» & «Incroyable mais vrai».
Mejores efectos especiales, visuales o de maquillaje (patrocinado por Kelonik): «Project Wolf Hunting» (mención especial) / «Irati» & «Ego (Hatching)» (ex-aequo).
Mejor música (patrocinado por Primavera Sound): Juri Seppä & Tuomas Wäinölä, «Sisu».
Mejor fotografía (patrocinado por Lavazza): Kjell Lagerroos, «Sisu».
NOVES VISIONS
Mejor película: «Jerk», Gisèle Vienne.
Mejor dirección: Martika Ramirez Escobar, «Leonor Will Never Die».
Mejor corto Noves Visions Petit Format: «Flashback Before Death», Rii Ishihara & Hiroyuki Onogawa.
MÉLIÈS D’ARGENT
Premio a la mejor película de género fantástico: «Nightsiren», Tereza Nvotová.
Premio al mejor corto europeo de género fantástico: «La machine d’Alex», MAel Le Mée.
JURADO DE LA CRÍTICA
Mejor cortometraje de la SOFC (patrocinado por Fotogramas): «The Newt Congress», Matthias Sahli & Immanuel Esser.
Premio de la crítica José Luís Guarner a la mejor película SOFC: «Something in the Dirt», Aaron Moorhead & Justin Benson.
Premio Citizen Kane para el mejor director revelación: Michelle Garza, «Huesera».
ANIMA’T
Mejor largometraje de animación: «La otra forma», Diego Guzmán.
Mejor cortometraje de animación: «Ecorchée», Joachim Hérissé.
ÒRBITA
Mejor película: «H4Z4RD», Jonas Govaerts.
BLOOD WINDOW
Mejor película: «Huesera» (Michelle Garza)
BRIGADOON
Premio Brigadoon Paul Naschy al mejor corto: «El semblante», Raúl Cerezo y Carlos Moriana.
JURADO CARNET JOVE
Premio Jurado Carnet Jove a la mejor película SOFC: «You won’t be alone», Goran Stolevski.
Premio Jurado Carnet Jove a la mejor película Sitges Documenta: «Jurassic Punk», Scott Leberecht.
PREMIS SGAE NOVA AUTORIA
Mejor dirección-realización: Ariadna Pastor, «Tornar a casa».
Mejor guion: Ariadna Pastor, «Tornar a casa».
Mejor música original: Valentín Cremona, «Sweet Side».
PREMIOS DEL PÚBLICO
Gran Premio del Público a la mejor película de la SOFC (patrocinado por La Vanguardia): «Irati», Paul Urkijo.
Premio del Público Panorama Fantàstic: «Deadstream», Joseph Winter & Vanessa Winter.
Premio del Público Focus Àsia: «The Roundup», Lee Sang-yong.
Premio del Público Midnight X-Treme: «Sissy», Kane Senes & Hannah Barlow.
Podría afirmarse que Rafael Gil (1913-1986), más que un prolífico director, fue un inquieto hombre de cine. Cinéfilo y crítico cinematográfico, documentalista y guionista, director y productor, fueron todas estas facetas las que conformaron su retrato profesional e hicieron de él la gran promesa del renacimiento de la cinematografía española tras la cruenta Guerra Civil que dejó un largo poso de amargura y un país desolado. Considerado oficialista y conservador por sus críticos, Rafael Gil planteó su profesión en comunión con los gustos del espectador, huyendo de la teoría de un único autor y confirmando su concepción de que el cine es un trabajo de equipo, resultado de la conjunción de esfuerzos de profesionales dotados de talento e iniciativa.
Sus inquietudes artísticas tuvieron su reflejo en sus magníficas películas de la década de los cuarenta (Huella de luz, El clavo, El fantasma y doña Juanita, La calle sin sol, Una mujer cualquiera). En cercana colaboración con el decorador Enrique Alarcón y el director de fotografía Alfredo Fraile, Gil fue capaz de dotar a nuestro cine de filmes de digna factura e interesante realización, herederos de las influencias hollywoodienses fruto de su empedernida cinefilia. Durante los años cincuenta, fue fiel a su compromiso con sus inquietudes políticas y religiosas gracias a su asociación con Vicente Escrivá y su productora Aspa Films dando lugar a notables películas como La guerra de Dios o Murió hace quince años, en la que se observa un Gil más maduro y con mayor pulso. El declive artístico, que no comercial, que se observó en su filmografía a partir de los años sesenta, con notables excepciones, se contrapone a una mayor actividad profesional al entrar en tareas productivas con la creación de su empresa Coral P.C. y, posteriormente, con los beneficiosos acuerdos de distribución con Paramount a través de Cinema International Corporation. En esa etapa, títulos como El sobre verde o la segunda versión de El hombre que se quiso matar, surgidos de necesidades de exhibición, se oponen a auténticos ejercicios fílmicos por recuperar los buenos tiempos con sus adaptaciones literarias clásicas de los años setenta.
Rafael Gil: La huella de luz de un cineasta español (1913-1986) ofrece las claves y distintas lecturas que se infieren de la obra del director madrileño, las directrices sociopolíticas que informan su cine, su cercana relación con la literatura, así como su obsesión por el perfecto acabado del filme y su intensa preocupación por consolidar la cinematografía española.
El autor
Juan Ignacio Valenzuela Moreno, nacido en 1975 en Bilbao, pero cordobés de sentimiento y adopción, es Licenciado en Derecho y en Ciencias del Trabajo por la Universidad de Córdoba.
Durante su etapa universitaria colaboró en diversas publicaciones y actos relacionados con el Aula de Cine de la Facultad de Derecho, al tiempo que escribía reseñas en actividades cinematográficas de otros organismos como las organizadas por el Gran Teatro de Córdoba. Ha ejercido como docente en cursos de extensión universitaria relacionados con el cine y la música cinematográfica, escribiendo artículos sobre esta materia en plataformas digitales como Andalocio o CineHistoria.
Es autor del libro Georges Delerue. De la Nouvelle Vague a Hollywood (Ediciones Rosetta, 2019), nominado al mejor libro de cine en los premios ASECAN, y coautor de Cómo crear una película. Anatomía de una profesión (T&B Editores, 2008). Ha participado como ponente en el IV Congreso Internacional de Historia y Cine: Memoria Histórica y Cinema Documental (2014) y escrito artículos en revistas como Fotocinema, Fonseca, Ámbitos. Revista Internacional de Comunicación y Sin final en el guion.
Doctor en Cine, dentro del Programa de Patrimonio Cultural y Territorio de la Universidad de Córdoba, con una Tesis Doctoral que lleva por título Revisión de la obra de un cineasta olvidado: Rafael Gil (1913-1986), bajo la dirección del Pr. Dr. Pedro Poyato Sánchez, con calificación Sobresaliente Cum Laude, que ha servido de base para este libro.
El británico Christopher Smith es uno de esos realizadores que en mayor o menor medida siempre ha transitado a través del cine de género, tras propuestas estimulantes como Triangle (2009), Black Death (2010) o Detour (2016) Smith se vuelve a adentrar en el fantástico, tras su fallida y reciente incursión en el gótico, The Banishing (2020), con la cinta de terror Consecration, película cuyo primer tráiler acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial. El film se estrenará comercialmente en Estados Unidos el próximo 10 de febrero estando disponible a través de VOD a partir del 3 de marzo.
En Consecration vemos como después del presunto suicidio de su hermano sacerdote, Grace viaja al remoto convento escocés para averiguar qué es lo que sucedió realmente. Dudando del relato de la Iglesia, descubre un asesinato, un sacrilegio y una inquietante verdad sobre sí misma.
La película con guion a cargo del propio Christopher Smith junto a Laurie Cook está protagonizada por Jena Malone, Danny Huston, Ian Pirie, Janet Suzman, Steffan Cennydd, Thoren Ferguson, Angela White, Marilyn O’Brien, Eilidh Fisher, Victoria Donovan, Charlotte Palmer y Emma Hixson.
Inicio: jueves, 19 de enero Plazas limitadas: grupos reducidos
Presentación El Curso Online Cine de Autor y Cine Experimental de Educa tu Mirada plantea una aproximación al cine que se mueve por los márgenes, que cuestiona la gramática convencional cinematográfica y que genera nuevos significados en la mirada del espectador; un tipo de cine arriesgado y artístico que no busca dar respuestas, sino formular preguntas.
El curso propone tres objetivos relacionados entre sí: el primero, pensar el complejo estado de las imágenes cinematográficas en la actualidad, donde el cine ha perdido su centralidad cultural en favor de otros medios y soportes; el segundo, comprender las cualidades del «cine de autor» y del «cine de vanguardia» a través de escenas y textos representativos; y el tercero, cuestionar ciertos clichés a la hora de entender lo «mainstream» y lo «underground», así como ciertas actitudes del canon cinematográfico.
Dirigido a Cineastas, fotógrafos, artistas, estudiantes de cine, Bellas Artes, Comunicación Audiovisual, aficionados al cine, al arte y a la cultura, en general. No es necesario tener conocimientos previos sobre cine para disfrutar del temario y del recorrido del curso.
Metodología El curso se imparte online, en directo desde Zoom. Las clases se graban y permanecen en la nube una semana a disposición del alumnado. Es obligatorio asistir a un 70% de las clases para obtener el certificado final. Cada sesión está formada por escenas y textos seleccionados por el profesorado. Los grupos de trabajo son reducidos con el objetivo de fomentar la participación, la reflexión y el diálogo.
Temario
• Hacia una definición de autoría.
• De la vanguardia al underground.
• Voces femeninas del experimental.
• El hilo invisible: autoría y mainstream.
• Reformulando la teoría de los autores.
• Mutaciones de la imagen contemporánea.
Profesorado Javier Urrutia: director de Educa tu Mirada
Andrés Duque: cineasta experimental
Mireia Iniesta: crítica de cine
Javier Trigales: guionista
Antonio José Navarro: historiador de cine
Duración y horario trimestral (enero, febrero y marzo)
jueves, de 18:30 a 21:00h.
La matriculación incluye
• Certificado final
• Suscripción a Filmin
• Suscripción a la revista Caimán
• Descuento en libro de Solaris
Precio a) Pago mensual de 200€ (3 pagos)
b) Pago único de 360€ (40% de descuento)
La sesión inaugural de la temporada presenta un conjunto de películas para pensar la relación entre las mujeres y la composición musical. Se trata de films cuyos modelos de composición son muy cercanos a los de la música, una especie de partituras donde los sonidos se anotan a través de las imágenes, trabajando así su sincronía, donde lo que se ve y lo que se oye es, muchas veces, materialmente lo mismo. Estas composiciones cinéticas de Eugènia Balcells, Mary Ellen Bute, Lis Rhodes y Blanca Rego nos sirven de pretexto para reivindicar la presencia de mujeres compositoras en la historia de la música.
Flight es una de las muchas videopartituras de Eugènia Balcells que nacen de su interés por el sonido. Este trabajo, como muchos otros de la artista catalana que investigan el espacio sonoro, está pensado para interpretarse en directo, donde el azaroso vuelo de los pájaros, enmarcado por las líneas de un pentagrama, dibuja las alturas de las notas que la intérprete, en esta ocasión la pianista Clara Lai, ha de tocar.
En lugar de pintar o rayar directamente el celuloide, Mary Ellen Bute usó otras técnicas de animación: filmó diversos artilugios domésticos —peines, coladores, batidores de varillas, bolas de pimpón, entre otros— y superpuso imágenes para explorar a través de la refracción y reflexión de la luz, las formas musicales. Sus abstracciones visuales no son estáticas, sino más bien fluidas y nacen de su interés por sincronizar los elementos visuales con los componentes acústicos, tarea para la cual se sirvió de la ciencia y de las matemáticas.
En los años 70, Lis Rhodes realizó un conjunto de obras que exploran la relación entre el sonido y la imagen. Estas películas emplean la técnica del sonido óptico, conectando así, materialmente, lo que se ve y lo que se escucha. Dresden Dynamo es una película hecha sin cámara, en la que las formas de las imágenes que vemos en la pantalla —rayas, puntos y líneas rojas y azules— crean una especie de obra musical compuesta de ruido blanco y pitidos atonales. Notes from Light Music es una versión comprimida de su célebre instalación Light Music, obra que llevó a cabo motivada por la poca atención que recibían las mujeres compositoras en la música clásica.
Tanto en sus películas como en sus escritos, a Blanca Rego le interesa la relación entre la imagen y el sonido. En muchos de sus trabajos, genera las imágenes a partir del sonido o el sonido a partir de las imágenes, donde lo que se ve es exactamente lo que se oye. Este proceso de transformación digital evoca experimentos del sonido óptico como aquellos aplicados por Lis Rhodes en muchas de sus películas.
Flight, Eugènia Balcells, España, 1984, U-matic a digital, 8′ (Videopartitura en directo interpretada por Clara Lai)
Synchromy no. 4, Mary Ellen Bute y Ted Nemeth, Estados Unidos, 1937, 35 mm a digital, 4’
Synchromy no. 2, Mary Ellen Bute y Ted Nemeth, Estados Unidos, 1935, 35 mm a digital, 6’
Rhythm in Light, Mary Ellen Bute, Ted Nemeth y Melville Webber, Estados Unidos, 1934, 35 mm a 16 mm, 5′
Notes from Light Music, Lis Rhodes, Reino Unido, 1975, 16 mm a digital, 12’
Dresden Dynamo, Lis Rhodes, Reino Unido, 1971, 16 mm, 5’
Computer Music Studies, Blanca Rego y Mikel R. Nieto, España, 2015, digital, 39’ (fragmento de 8’)
Polka Graph, Mary Ellen Bute, Estados Unidos, 1947, 35 mm a 16 mm, 5’
Tarantela, Mary Ellen Bute, Norman McLaren y Ted Nemeth, Estados Unidos, 1940, 35 mm a 16 mm, 5’
Copia de Flight procedente de Hamaca. Copias de Synchromy no. 2, Synchromy no. 4 y Dresden Dynamo procedentes de Light Cone. Copias de Rhythm in Light, Polka Graph y Tarantela procedentes de Arsenal. Copia de Notes from Light Music procedente de Lux. Copias de Computer Music Studies y RGB Colour Model cortesía de Blanca Rego.
Universal Pictures acaba de publicar un segundo tráiler, que podéis ver a final de pagina junto a su póster oficial, del nuevo trabajo tras las cámaras M. Night Shyamalan titulado Knock at the Cabin. La película, adaptación de la novela de Paul Tremblay publicada en 2018 The Cabin at the End of the World, tiene previsto su estreno comercial para el próximo mes de febrero.
Knock at the Cabin nos cuenta como durante unas vacaciones en una cabaña en un bosque alejada de todo, una chica y sus padres se convierten en rehenes de cuatro desconocidos armados que obligan a la familia a tomar una decisión imposible para evitar el apocalipsis. Con acceso limitado al mundo exterior, la familia deberá decidir qué creer antes de que todo esté perdido.
La película, con guion adaptado a cargo del propio M. Night Shyamalan junto a Steve Desmond y Michael Sherman, está protagonizada por Dave Bautista, Jonathan Groff, Rupert Grint, Ben Aldridge, Nikki Amuka-Bird, Abby Quinn, William Ragsdale, Kristen Cui, Satomi Hofmann, Kat Murphy, McKenna Kerrigan, Clare Louise Frost, Robert J Morgalo, Debbie Lay, Jerry Lobrow, Nancy Marron Asti, Brian Foreman, Scott Vogel, Jibril Goodman, Michael J. Kraycik, David Cirino Jr., Robert L. Anderson III, Michelle Persiano, Andrew Tubbs, Odera Adimorah y Roberto Lombardi.
Por primera vez, la programación de cine del centro ha sido diseñada en coordinación con el calendario de festivales de cine de la ciudad.
La oferta del 2023 incidirá especialmente en el objetivo de compartir con la ciudadanía y visibilizar los procesos creativos a través de encuentros con cineastas.
El bono de cine y las entradas para las proyecciones de 2023 estarán disponibles a partir del 20 de diciembre en la web y en el Punto de información de Tabakalera.
Tabakalera presenta la nueva temporada de cine 2023, que dará comienzo el 13 de enero, de la mano de la propuesta programática elaborada por las entidades que programan en la pantalla compartida de Tabakalera: Donostia Kultura, Festival de San Sebastián, Filmoteca Vasca, Elías Querejeta Zine Eskola y Tabakalera.
Una de las principales novedades de este año es el intento de las instituciones programadoras de diseñar una programación más sostenible que tenga en cuenta el calendario de los festivales de cine que tienen lugar en Donostia durante el año.
En este sentido, la programación de la pantalla de Tabakalera ha sido elaborada en coordinación con la Semana de Cine Fantástico y de Terror, el Festival de Cine Documental Musical Dock of the Bay, el Festival de Cine y Derechos Humanos y Crossover Series Festival, y se ofrecerá en diálogo con las proyecciones de los festivales de la ciudad. El objetivo es que el público cinéfilo local pueda disfrutar de la variedad de propuestas relacionadas con el cine que se ofertan en la ciudad sin tener que renunciar a ninguna de ellas.
Arranca el año con Cine y Ciencia
El 13 de enero arranca la sexta edición del ciclo Cine y Ciencia que se proyectará entre enero y marzo de 2023, organizado por la Filmoteca Vasca, el Donostia International Physics Center y el Festival de San Sebastián. La iniciativa dará continuidad a su decidida búsqueda de transmisión de cultura cinematográfica y científica, mediante proyecciones de diez títulos que se anunciarán en enero.
Entre abril y junio se repetirá la gozosa experiencia iniciada el año pasado de la mano del Instituto Lumière de Lyon, con la segunda edición de las Sesiones Lumière.
Con la llegada del verano el jazz se apodera de los tres territorios vascos. La Filmoteca Vasca se sumará a las tres citas festivaleras del panorama vasco con la organización de la sexta edición del ciclo Jazzinema en julio.
Para acabar el año, el último trimestre de la programación estará protagonizado por las cineastas vascas. Así, el ciclo Cineastas vascas III mostrará el talento de realizadoras vascas que hayan rodado a lo largo de sus carreras al menos un largometraje.
Nosferatu: El polar francés
El ciclo dedicado al Cine negro francés, el denominado polar, organizado por Donostia Kultura y Filmoteca Vasca, con la colaboración de Tabakalera y el Institut Valencià de Cultura – Filmoteca de la Generalitat Valenciana, se desarrollará entre el 18 de enero y diciembre de 2023.
A lo largo de estos doce meses se proyectará una selección de alrededor de una treintena de películas de cine negro francés a lo largo de su historia.
En la primera sesión se podrán ver la primera película de las cinco que Louis Feuillade dedicó al Emperador del Crimen, Fantômas: À l’ombre de la guillotine (Fantômas: A la sombra de la guillotina, 1913), y el mediometraje de culto Ménilmontant (1926), dirigido por Dimitri Kirsanoff.
En el primer trimestre del año se han programado también filmes dirigidos por cineastas como Jean Renoir, Julien Duvivier, Jacques Becker o Henri-Georges Clouzot, interpretados por actores y actrices clásicos del cine galo como Jean Gabin, Michèle Morgan, Michel Simon, Jeanne Moreau, Eddie Constantine, Magali Noël, Robert Hossein o Lino Ventura.
Criminales legendarios como el citado Fantômas, creado por Marcel Allain y Pierre Souvestre; investigadores de la talla del comisario Maigret o el agente del FBI Lemmy Caution, surgidos de las plumas respectivas de Georges Simenon y Peter Cheyney; o la primera adaptación al cine del clásico de James M. Cain El cartero siempre llama dos veces. Todo esto y mucho más en la pantalla de Tabakalera entre enero y marzo en este ciclo que llegará hasta el mes de diciembre.
El ciclo se acompañará con la edición de dos libros, uno en castellano y otro en euskera. El primero, El polar francés 1933-1982, nº 19 de la Colección Nosferatu, ha sido coordinado por Antonio José Navarro y se publicará en febrero-marzo. El segundo, coordinado por Iñigo Marzabal, nº 11 de la Nosferatu Bilduma, se editará a finales de 2023.
Ruth Beckermann
Desde enero hasta junio podremos ver toda la filmografía de la directora austriaca Ruth Beckermann. Empezando por su primer largometraje de 1977, Arena squatted y acabando con su última obra, Mutzenbacher, estrenada y premiada en la Berlinale y parte de la sección Zabaltegi-Tabakalera del Festival de San Sebastián. En total serán 14 sesiones para descubrir la obra de esta cineasta que destaca porque en cada película busca y encuentra una forma diferente y nos descubre una manera inquieta de hacer cine. Además, en mayo la directora nos visitará para hablar sobre su proceso de creación.
Acercamiento entre público y cineastas
La programación de Tabakalera continuará en 2023 con su propósito de estrechar el vínculo entre el cine y el arte, y dedicará parte de sus proyecciones a la temática de la exposición Evil Eye. Historia paralela de la óptica y la balística, que abrirá sus puertas en la sala de exposiciones a finales de enero.
Otro de los objetivos de la unidad de cine de Tabakalera es contribuir a un mayor acercamiento entre cineastas y espectadores/as, y lo hará gracias a proyectos como Cine hablado, que propone un espacio de encuentro para que directoras y directores charlen en la sala de cine sobre el proceso de creación de sus películas. En 2023 visitarán el cine de Tabakalera, entre otros, Maria Elorza, Paul Urkijo y la propia Ruth Beckermann.
Por su parte, tendrán continuidad los ciclos Historias del cine feminista que se programarán también en el Museo Artium, comisariadas por las directoras del programa Noka 2022. Por su parte, se programa una nueva edición de Banda Sonora Original, un proyecto que tiene como objetivo lograr una mayor aproximación a nuevos públicos. La primera sesión será en marzo, con la películaNo country for old men (No es país para viejos), de Ethan y Joel Coen, con música del grupo Kokoshca. Asimismo, se sucederán nuevas ediciones de cine familiar con Kameleoiak Gara!, Historia permanente del cine y el ciclo de Cine contemporáneo.
Tercer año del Festival de todo el año: “Zinemaldia + Plus”
Por tercer año consecutivo, el Festival de San Sebastián programará una sesión mensual en la pantalla compartida a través del ciclo Zinemaldia + Plus, que da cabida a obras de cineastas con alguna vinculación con el certamen o con sus programas de apoyo a la creación emergente. Zinemaldia + Plus se enmarca en Z365, un programa que refleja la esencia de San Sebastián como un festival que no se limita a los nueve días de cada edición, sino que se prolonga durante el resto del año a través de diferentes proyecciones y propuestas.
En la primera sesión, en enero, se proyectarán los trabajos ganadores de la competición internacional de cortometrajes de estudiantes de cine Nest: Montaña azul, de los colombianos Sofía Salinas y David Bohórquez, y la mención especial del Jurado, Anabase, dirigida por el francés Benjamin Goubet. Se ha programado también la pieza audiovisual que cada año se encarga a un cineasta y que recoge el evento y el espíritu de encuentro y comunidad de la sección. Este año, la pieza ha sido realizada por Hikaru Uwagawa, alumno de Creación de Elías Querejeta Zine Eskola y futuro residente de Ikusmira Berriak con su proyecto Ulysses.
En febrero, y en relación con el programa Diálogos de cineastas que coorganizan Koldo Mitxelena Kulturunea, Elías Querejeta Zine Eskola y el Festival de San Sebastián, se proyectará la película Las niñas, de Pilar Palomero. El público asistente tendrá así ocasión de ver el trabajo previo de la directora de La maternal, con la que este año Carla Quílez ganó ex aequo la Concha de Plata a la mejor interpretación protagonista, antes de escuchar la conversación que Palomero mantendrá el 16 de febrero con la montadora Sofía Escudé en Koldo Mitxelena Kulturunea.
En marzo, por su parte, se ofrecerán los trabajos previos de las y los residentes del programa de 2023 de Ikusmira Berriak coorganizado entre el Festival de San Sebastián, Tabakalera y Elías Querejeta Zine Eskola. Esta sesión tiene como objetivo que el público asistente a la sala pueda conocer con mayor profundidad el universo creativo de las cineastas residentes (Sameh Alaa, María Alché, Maddi Barber, Naomi Pacifique, David Pérez Sañudo y el mencionado Hikaru Uwagawa) y que puedan compartir una conversación en torno a su cine.
La programación de Elías Querejeta Zine Eskola
Otra de las novedades del programa del próximo año viene del trabajo de las y los estudiantes de Elías Querejeta Zine Eskola. El grupo de Comisariado del Curso 2022-2023 está trabajando en la definición de un programa público que se concentrará en la semana que comienza el 17 de abril. Se modifica de esta forma la temporalidad de los ciclos organizados por el alumnado del centro (Eskolatik, Kamera armatu / A(r)mar la cámara…) que hasta ahora han sido de carácter anual.
Bono de cine 2023 y venta de entradas
A pesar de la subida general de los precios, durante el 2023 la pantalla compartida de Tabakalera mantendrá las tarifas tanto de entradas como de bonos. Así, el precio por entrada será de 4 euros, tarifa a la que podrán aplicarse los descuentos habituales (DK txartela, TBK txartela…).
El bono de cine de Tabakalera también mantiene sus condiciones, y permitirá a las y los usuarios la entrada por 120€ a 40 películas de entre todas las programadas por las instituciones socias de la pantalla compartida a lo largo de 2023: Donostia Kultura, Filmoteca Vasca, Elías Querejeta Zine-Eskola, Festival de San Sebastián y Tabakalera, a excepción de las películas programadas durante el Festival de San Sebastián 2023.
Un año más, la compra del bono incluye una de las dos publicaciones mencionadas anteriormente: El polar francés 1933-1982, nº 19 de la Colección Nosferatu, o Zinema festa bat da, de Katixa Agirre, un libro de ficción sobre un encuentro de los premios Donostia que ha acompañado al ciclo Zinemaldia 70.
El bono se podrá adquirir a partir del 20 de diciembre de 2022 a las 12:00 del mediodía, hasta el 31 de enero de 2023 a las 12:00, tanto en la web de Tabakalera como en el Punto de Información del centro. También se abrirá en esa misma fecha y hora la venta de entradas ordinarias correspondientes a las proyecciones del mes de enero.
El consumo del bono podrá realizarse desde el 1 de enero de 2023 hasta el 31 de diciembre de 2023 (ambos incluídos) para adquirir las entradas de la programación del próximo año, y todas las gestiones vinculadas al bono podrán realizarse tanto en la web de Tabakalera como en el Punto de Información del centro: comprar el bono, enviarlo como regalo a otra persona, adquirir entradas para películas con el descuento del bono o consultar el saldo disponible.
Toda la información relacionada con el bono de cine 2023 y las proyecciones previstas para el mes de enero se pueden consultar en la web de Tabakalera.
Del 7 al 12 de marzo Americana Film Fest celebrará su décima edición en Barcelona en sus sedes habituales (Cinemes Girona, Zumzeig, Phenomena y Filmoteca de Catalunya), y para estar a la altura de este aniversario tan especial os anunciaremos el invitado estrella de esta edición. El festival tendrá el honor de recibir al realizador Todd Solondz, director de películas como Happiness o Wiener-dog. Todd Solondz vendrá a Barcelona a presentar una retrospectiva completa de su filmografía que realizaremos en colaboración con la Filmoteca de Catalunya. Próximamente anunciaremos las fechas exactas de la retrospectiva y las sesiones con la presencia de su director.
A continuación, hacemos un pequeño avance de la programación. Empezamos por Falcon Lake de Charlotte Le Bon, una misteriosa coming of age quebequesa que se estrenó en la Quincena de realizadores de Cannes y que ha pasado por festivales como Valladolid o Deauville (premio de Ornano-Valenti). Joseph Engel y Sara Montpetit protagonizan una historia de exploración de la sexualidad durante unas vacaciones de verano con el trasfondo de la leyenda del fantasma del lago Falcon.
El segundo título que avanzamos hoy la primera película de la historia en ganar el premio a mejor documental en Sundance y Cannes, se trata de All that Breathes. Una película que ha llegado a la shortlist de los premios Oscar y ha estado nominada en multitud de premios como, por ejemplo, los Independent Spirit Awards. La película nos acerca a dos hermanos que dedican su vida a proteger un pájaro conocido como milano negro en la ciudad de Delhi en medio de un escenario apocalíptico debido a las consecuencias del cambio climático.
Este libro propone examinar las novelas y películas de ciencia ficción estadounidenses contemporáneas desde la perspectiva de las construcciones y disoluciones fronterizas, es decir, observará las historias de SF a través de la lente de diversos enfoques teóricos. Cada uno de los cuatro capítulos tratará de analizar diversas reconfiguraciones de encuentros interculturales, interraciales, intermediales y entre géneros, al tiempo que se examinan temas específicos como la formación de identidades (narrativas), las (re)configuraciones de las imágenes de los cuerpos humanos/alienígenas, así como las manifestaciones de la alteridad en los espacios reales o digitales. Los capítulos tratarán de películas como Avatar, A. I., The Island, The Host, La invasión de los ladrones de cuerpos, etc., analizadas desde perspectivas poscoloniales, y de historias como Ready Player One, Tron y Tron Legacy en términos de identidades virtuales y posibles reconstrucciones de identidades humanas/artificiales en algo llamado «identidad terminal híbrida». Los cruces de frontera en términos de género -horror y ciencia ficción- se analizarán en la obra maestra de Ridley Scott, Prometheus.
Conocidos principalmente por ser los guionistas de A Quiet Place (2018), el dúo formado por Scott Beck y Bryan Woods dirigen 65, película de ciencia ficción cuyo primer tráiler acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial. Con una temática argumental casi idéntica a aquella delicia de la serie B y la stop motion de principios de los ochenta que era Planet of Dinosaurs de James K. Shea, 65, se estrenará en cines de Estados Unidos el próximo 10 de marzo de 2023, dos semanas más tarde, el 24 del mismo mes, lo hará en España.
En 65 vemos como después de un catastrófico accidente en un planeta desconocido, el pilotoMills descubre rápidamente que realmente está varado en la Tierra de hace 65 millones de años. Ahora, con solo una oportunidad de rescate, Mills y la otra única superviviente, Koa,
deberán abrirse camino a través del desconocido territorio plagado con peligrosas criaturas prehistóricas en una épica lucha por lograr sobrevivir.
La película con guion a cargo de los propios Scott Beck y Bryan Woods está protagonizada por Adam Driver, Ariana Greenblatt y Chloe Coleman.
Compuesto por 74 cajas con documentos de diversa tipología, ya se encuentra custodiado en la Filmoteca Española. El legado del cineasta contiene fotografías, guiones, correspondencia, premios, dibujos, carteles y objetos personales, entre otros.
El Ministerio de Cultura y Deporte ha culminado la adquisición del archivo de Luis García Berlanga por un importe de 357.000 euros. Tras varios años de negociación con la familia, se ha alcanzado un acuerdo de buena voluntad entre las partes, por el que pasan a formar parte de las colecciones públicas estatales 74 cajas con documentos de diversa tipología reunidos por el cineasta a lo largo de su vida. El material ya se encuentra custodiado en las instalaciones de Filmoteca Española, entidad dependiente del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) que se hará cargo de su conservación y difusión.
La documentación que comprende el archivo es muy variada y comprende toda la trayectoria de Berlanga. Se trata de uno de los archivos “más completos y complejos” de los recibidos por la Filmoteca Española, desde donde se considera que su conservación y futura consulta podrá arrojar mucha luz sobre la vida cultural de España en el siglo pasado y sobre una de sus figuras artísticas y culturales más relevantes.
El legado se ha organizado en varias categorías: documentación personal y familiar, obra de creación, documentación laboral, correspondencia, premios, recuerdos y objetos personales, documentación gráfica, revistas y recortes de prensa, y obra de creación ajena.
Entre la documentación personal y familiar se incluyen álbumes con fotografías familiares, cuadernos con calificaciones escolares de infancia, documentación de su paso por la División Azul o recuerdos personales, como abonos del Valencia Club de Fútbol o colecciones de tarjetas navideñas recibidas de otras figuras del cine.
Guiones originales, mecanografiados o manuscritos, con anotaciones e ideas del propio Berlanga, se encuentran entre las obras de creación. Entre otros, figuran varias versiones de los de algunas de sus películas más icónicas como ‘Esa pareja feliz’, ‘¡Bienvenido, Mr. Marshall!’ o ‘Plácido’, así como una gran cantidad de guiones de proyectos inconclusos. El archivo documenta perfectamente el enfrentamiento y los constantes choques que sufrió Berlanga con la censura franquista a través de esos escritos y permitirá conocer, de primera mano, sus consecuencias en una de las obras artísticas españolas más relevantes del siglo pasado. También hay una amplia muestra de borradores de discursos y escritos, conferencias en intervenciones en congresos, encuentros académicos y otro tipo de foros a lo largo de varias décadas.
Además de documentación profesional, el archivo guarda correspondencia con algunas figuras clave del cine español como Rafael Azcona, Juan Antonio Bardem, Basilio Martín Patino, Luis Ciges o José Luis López Vázquez. A ello se añade alrededor de un centenar de premios y galardones, así como recuerdos y objetos personales como la documentación de la ceremonia de los premios Oscar de 1962 en la que ‘Plácido’ estuvo nominada como ‘Mejor película de habla no inglesa’.
Fotos, carteles, dibujos y ‘storyboards’
La documentación gráfica ocupa también un lugar destacado en el legado del cineasta: positivos en papel, negativos y diapositivas de fotografías de temática personal, familiar y profesional, además de actos institucionales y políticos y fotografías de rodaje de muchas de sus películas.
Entre los documentos hay, además, numerosos dibujos realizados por Berlanga con una temática diversa. Algunos de ellos son eróticos y otros son, simplemente, personajes, objetos o cómics. Están realizados sobre soportes muy diversos y con técnicas variadas como el carboncillo, la acuarela o el rotulador. También se suman cuadernos con ‘storyboards’, como el de ‘¡Bienvenido, Mr. Marshall!’ o el de ‘Calabuch’, así como planos de decorados, como el de ‘Esa pareja feliz’, y dosieres gráficos de búsqueda de localizaciones.
Completan este grupo una colección de carteles de películas, tanto propias como ajenas, así como de festivales de cine, más material de promoción de sus películas. El archivo cuenta, asimismo, con recortes de prensa, periódicos y fotocopias de artículos con entrevistas e información sobre las películas de Luis García Berlanga aparecidos en distintas publicaciones.
Incremento de las colecciones
El Archivo Berlanga pasará a enriquecer los fondos de Filmoteca Española, que, desde 2018, han incrementado sus colecciones con incorporaciones, tanto por adquisición como por donación, de especial relevancia como los de Basilio Martín Patino, Félix Murcia, Cruz Delgado o Iván Zulueta. Algunos de estos archivos forman parte del proyecto de digitalización que, con el respaldo del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y una dotación superior a los 10 millones de euros, desarrollará la institución hasta 2026.
La primera serie creada por el célebre director italiano acaba de ser premiada en los Premios del Cine Europeo.
Filmin estrena en España el próximo martes 20 de diciembre la miniserie «Exterior Noche», creada y dirigida por el cineasta Marco Bellocchio. Ganadora el pasado fin de semana del Premio Innovación en la Narrativa en los Premios del Cine Europeo, la serie reconstruye el secuestro y posterior asesinato del exprimer ministro Aldo Moro por parte de las Brigadas Rojas en 1978, un acontecimiento que Bellocchio ya trató en su aclamada película «Buenos días, noche» (2003). Dos décadas después, el director afronta por primera vez en su carrera un proyecto de ficción seriada para ampliar el foco y abordar el asesinato de Moro desde otros puntos de vista: «Se llama ‘Esterno notte’ porque la narramos desde el exterior de la prisión de Moro. Contamos la historia de una serie de personajes que no estaban presentes en la primera película, como el Ministro del Interior, el Papa, su esposa y dos de los terroristas», explica Bellocchio.
Coincidiendo con el cuadragésimo aniversario del asesinato de Moro, y tras ver unas imágenes en televisión del político con su familia en la playa, Bellocchio decidió retratar de nuevo un suceso que considera clave en la historia política reciente de Italia. «Todos los historiadores políticos están de acuerdo en que el asesinato de Moro, combinado con el hecho de que no se negoció en ningún momento con las Brigadas Rojas para liberarlo, condujo a una crisis política sin precedentes», explica el director, que afirma que el sistema parlamentario vigente hasta ese momento, y los grandes partidos que habían gobernada el país (como la Democracia Cristiana de Aldo Moro) quedaron muy debilitados, lo que propició el surgimiento de nuevas fuerzas políticas, como la Forza Italia de Silvio Berlusconi.
Fabrizio Gifuni («El capital humano») da vida a Aldo Moro y lidera un reparto en el que encontramos a Toni Servillo (que encarna al Papa Pablo VI) y Margherita Buy («Mia madre»). «Exterior noche» se estrenó en el Festival de Cannes -que solo programa series de televisión cuando su creador ha participado previamente en el festival-, y se estrenó en noviembre en cines en Italia, aunque en su mapa de ruta ninguna de estas dos paradas estaban a priori previstas: «La película se va a estrenar de diversas maneras y en diferentes plataformas. Y es una aventura totalmente nueva. Cambiar el celuloide por la cámara digital no tuvo un gran impacto para mí, pero ahora sí me veo afectado por el cambio en los modelos de distribución», indica el director, que considera que la serie «está dividida en episodios, pero es una única película de 6 horas».
El japonés Ryûhei Kitamura tras trabajos como The Midnight Meat Train (2008), No One Lives (2012), Downrange (2017) o la reciente The Doorman (2020) sigue con su carrera en Estados Unidos con películas, en mayor o menor medida, relacionadas con el fantástico. Su último trabajo tras las cámaras, The Price We Pay, cuyo primer tráiler acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial, se adentra en esa parcela limítrofe al género fantástico que es el thriller de tono violento. La película tras su paso por varios festivales, como el de Sitges dentro de la sección Midnight X-Treme, tendrá un estreno limitado en cines y VOD en Estados Unidos previsto para el próximo mes de enero de 2023.
En The Price We Pay vemos como tras realizar un accidentado robo en una casa de empeños, dos delincuentes toman la decisión de refugiarse en una remota granja para escapar de la policía. Ellos creen estar seguros en ese escondite, pero pronto descubrirán una amenaza mucho más grande que la de las fuerzas del orden.
La película con guion a cargo de Christopher Jolley está protagonizada por Stephen Dorff, Sabina Mach, Erika Ervin, Emile Hirsch, Jesse Kinser, Tyler Sanders, Vernon Wells, Tanner Zagarino y Gigi Zumbado.
La nueva página web ‘Artxiboa’ permite la consulta libre a toda la ciudadanía de más de 4.000 documentos digitales (fotografías, carteles, diarios…) y acceder a un catálogo de más de 27.000 fichas descriptivas de materiales que podrán ser examinados por especialistas.
Patrocinado por Loterías y Apuestas del Estado, el proyecto de investigación, desarrollado por el Festival y Elías Querejeta Zine Eskola, con la colaboración de Filmoteca Vasca, Medialab Tabakalera y Kutxa Fundazioa, concluye su primera fase.
Más de 4.000 documentos del archivo histórico del Festival de San Sebastián (correspondencia, fotografías, carteles, diarios, revistas…) están disponibles desde hoy, 13 de diciembre de 2022, para su consulta a través de la web artxiboa.sansebastianfestival.com. Además, esta nueva página ofrece un catálogo de más de 27.000 fichas descriptivas de materiales que podrán ser examinados a petición de profesionales y especialistas del ámbito docente e investigador.
La web Artxiboa supone la culminación de la primera fase del proyecto Zinemaldia 70: todas las historias posibles, iniciado en 2018 por el Festival de San Sebastián y Elías Querejeta Zine Eskola (EQZE), con el fin de conservar, estudiar y abrir a consulta pública el archivo histórico del Festival, conservado desde su fundación en 1953. La iniciativa cuenta con la colaboración de la Filmoteca Vasca, Medialab Tabakalera y Kutxa Fundazioa y con el patrocinio de Loterías y Apuestas del Estado.
Presentada hoy por sus impulsores, colaboradores y patrocinador en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, la página ofrece digitalizaciones de más de 3.000 fotografías del fondo propio del Festival y del de Kutxateka; 711 ejemplares de los diarios del Festival (la actual revista Zinemaldia), de los que se conservan números fechados entre 1954 y la actualidad; 350 carteles de prácticamente todas sus ediciones, así como materiales seleccionados del Archivo General y Prensa. Las digitalizaciones accesibles en la web están publicados bajo licencia Creative Commons BY-NC-SA, excepto en los casos en que, por razones de derechos de autor, se deban publicar bajo otro tipo de licencias más restrictivas.
La web se compone de distintas secciones que permiten recorrer los 70 años de vida del Festival. En el apartado denominado 70 ediciones es posible consultar los datos de cada edición, año por año; Investigaciones incluye la sección Historiak -ensayos divulgativos elaborados a partir de los materiales del archivo- y recoge en versión digital las exposiciones fotográficas realizadas hasta la fecha, además de contener información de los programas públicos que ha promovido Zinemaldia 70; en Colecciones digitales se agrupan la sección El documento del mes, los diarios del Festival, los carteles y las fotografías; Catálogo incluye buscadores para el público general y para profesionales, y Visita y consulta el archivo ofrece información sobre cómo acceder al material tanto de modo online como presencial.
En sintonía con el título del proyecto, Zinemaldia 70: todas las historias posibles, cada vez que una persona accede a la web, su página de bienvenida compone una nueva muestra de contenidos a partir de diferentes materiales del archivo. Así, la presentación de la web nunca es la misma y contiene combinaciones infinitas que, además, irán multiplicándose a medida que el archivo se enriquezca con nuevas digitalizaciones. Una vez terminada esta primera fase, el equipo seguirá trabajando en los procesos de conservación, catalogación y digitalización de los fondos, que en el futuro incluirán también material audiovisual, y en promover la investigación y el pensamiento crítico en torno al archivo.
Por otro lado, la web contiene un inventario que permite consultar más de 27.000 registros de catalogación correspondientes a objetos que se conservan en el archivo y que, con independencia de si están o no digitalizados, aparecen convenientemente descritos y localizados. Estos materiales (principalmente documentación administrativa y correspondencia, archivo de prensa, fotografías y carteles) podrán ser examinados presencialmente a partir de enero de 2023 en la sala de lectura de Filmoteca Vasca por profesionales y especialistas del ámbito docente e investigador que así lo soliciten a través de la web.
Además de garantizar la conservación a largo plazo de la colección y permitir su accesibilidad, el principal objetivo de esta primera fase del proyecto ha sido generar un archivo vivo, un espacio de reflexión y discusión en torno al pasado, el presente y el futuro del Festival abierto a diálogos críticos con el pensamiento, la investigación y la creación contemporánea. Para ello, desde el inicio del proyecto se han definido diferentes focos de investigación desarrollados por equipos de estudiantes de postgrado de EQZE dirigidos por el investigador Pablo La Parra Pérez en colaboración con los diferentes departamentos del Festival. Los focos de investigación han puesto el énfasis en aspectos poco conocidos o inéditos de la historia del Festival: la censura cinematográfica durante la dictadura franquista, sus transformaciones y democratización en los años de la Transición, la revisión, desde una perspectiva crítica y feminista, de la historia visual del Festival a través de su legado fotográfico, la participación de estudiantes y escuelas de cine en el certamen desde los primeros encuentros de escuelas de cinematografía celebrados en los 60 hasta el actual Nest o el Festival de Video que organizó el certamen entre 1983 y 1985.
Loterías con la Cultura
Este proyecto ha contado con el patrocinio de Loterías y Apuestas del Estado durante los cuatro años de su desarrollo. El apoyo al archivo se enmarca dentro de la iniciativa “Loterías con la Cultura”, mediante la que la empresa pública colabora en la difusión y preservación de nuestra cultura. Asimismo, también promueve el acceso a la cultura a la ciudadanía, potenciando así los valores de una sociedad democrática, que tenga criterio propio y pueda decidir en libertad.
Presentación pública en San Sebastián
El sábado 17, la sala de cine de Tabakalera acogerá una jornada dedicada a la presentación pública del archivo del Festival de San Sebastián. A las 16:30 horas se desarrollará una conversación moderada por el responsable del proyecto de investigación, Pablo La Parra Pérez, junto a Maialen Beloki (Festival de San Sebastián), Carlos Muguiro (Elías Querejeta Zine Eskola), Arantza Mariskal (Medialab Tabakalera), Joxean Fernández (Filmoteca Vasca) y Ane Abalde (Kutxa Fundazioa). A continuación, a las 17:15 horas, las restauradoras Lorena Soria, Andrea Sánchez y Anna Ferrer Homs detallarán en una mesa redonda las claves técnicas del proceso de conservación y catalogación de los fondos. Irati Crespo, coordinadora del proyecto Zinemaldia 70, explicará de forma práctica la accesibilidad a los fondos del Festival en su ponencia Un archivo abierto: acceso, consulta y uso de materiales. A continuación, La Parra impartirá la conferencia Un archivo vivo: investigación y pensamiento. Para cerrar la jornada se proyectará el cortometraje ¿Cuáles son nuestros años?, de Clara Rus, alumni de la primera promoción de EQZE, que documenta el primer encuentro de los estudiantes de EQZE con el archivo en 2018.
De la mano de la todopoderosa A24 acaba de ver la luz un primer tráiler, que podéis ver a final de página junto a su póster oficial, del nuevo trabajo tras las cámaras de la realizadora Kelly Reichardt titulado Showing Up. Película, que tuvo su premier mundial en el pasado festival de Cannes, que cuenta a través de un drama cotidiano la inseguridad creativa de una artista.
Aún sin fecha de estreno, Showing Up nos muestra como antes de la inauguración de su exposición, se retrata el día a día de una joven artista y su relación con su entorno más cercano. El caos que parece presidir su vida se convertirá en su fuente de inspiración.
La película, con guion a cargo de la propia Kelly Reichardt junto a Jonathan Raymond, está protagonizada por Michelle Williams, Hong Chau, André Benjamin, John Magaro, Amanda Plummer, James Legros, Judd Hirsch, Larry Fessenden, Maryann Plunkett, Heather Lawless, Lauren Lakis, Orianna Herrman, Teal Sherer, Kristina Haddad, Sam Kamerman, Mike D Harris, Cody Burns, Matt Malloy, Denzel Rodriguez y Eudora Peterson.
Aunque en los años sesenta contribuyo al esplendor del cine policíaco francés con títulos como A todo riesgo, Claude Sautet se convertiría en la década siguiente en el gran cronista de las dudas y crisis sentimentales de una determinada burguesía. Gran director de actrices y actores, Sautet estableció una fecunda relación artística con Romy Schneider, pero también con Yves Montand, Michel Piccoli, o Emmanuelle Béart. Ha sido considerado el Ozu del cine francés. Las cosas de la vida, Max y los chatarreros, Ella, yo y el otro, Tres amigos, sus mujeres… y los otros, Una vida de mujer, Un corazón en invierno y Nelly y el Sr. Arnaud son los films más destacados en una filmografía relativamente corta, a la que conviene añadir sus trabajos como ayudante de dirección y, sobre todo su fructífera labor en calidad de guionista para otros cineastas.
El presente libro, el primero de una nueva colección impulsada por el Festival de San Sebastián y Filmoteca Vasca, acompaña la retrospectiva dedicada al director. Se trata de la traducción del volumen que recoge las conversaciones mantenidas entre Sautet y Michel Boujut, uno de los grandes expertos en la obra del director, en las que habla de temas y estilos, de cine y de jazz, las influencias externas, el trabajo con los interpretes las rivalidades entre ellos y ellas, la escritura, las raíces familiares, los problemas de producción, las complicaciones en los rodajes, la relación con los técnicos, la crítica, de donde surgen las historias y cuál es la mejor forma de trasladarlas a la pantalla. Cuenta con prólogos epílogos de Thierre Frémaux (director del Festival de Cannes y del Institut Lumière), el actor Daniel Auteuit y el cineasta y ex crítico Bertrand Tavernier.
Autor: Michel Boujut, Traducción Claudia Pena, Prólogo y prefacio de Thierry Frémaux y Daniel Auteuil. Posfacio de Bertrand Tavernier. Editorial: Festival Internacional de Cine de San Sebastián y Filmoteca Vasca, Páginas: 300
Acaba de ver la luz el tráiler final, que podéis ver a final de página junto a su póster oficial, de The Pale Blue Eye (Los Crímenes de la Academia en nuestro país). Dirigida por Scott Cooper, Crazy Heart (2009), Black Mass (2015), Hostiles (2017) o Antlers (2021), The Pale Blue Eye, el film, adaptación de la novela de misterio de Louis Bayard, tendrá un estreno limitado en cines de Estados Unidos el próximo 23 de diciembre, llegando de forma global vía Netflix el 6 de enero de 2023.
The Pale Blue Eye nos sitúa en West Point, 1830. Un detective cansado del mundo es contratado para investigar discretamente el horripilante asesinato de un cadete. Pero el código de silencio de estos estudiantes obstaculiza su investigación, por lo que recluta a uno de los muchachos para ayudarlo a resolver el caso, un excéntrico joven con desdén por los rigores del ejército y aficionado a la poesía llamado Edgar Allan Poe.
La película, con guion adaptado a cargo del propio Scott Cooper, está protagonizada por Christian Bale, Harry Melling, Gillian Anderson, Lucy Boynton, Toby Jones, Robert Duvall, Timothy Spall, Charlotte Gainsbourg, Charlie Tahan, Fred Hechinger, Simon McBurney, Hadley Robinson, Brennan Keel Cook, Gideon Glick, Joey Brooks, Harry Lawtey, Matt Helm y Steven Maier.
Enmarcado en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, supondrá una inversión superior a los 10 millones de euros
De entre los Fondos Fílmicos, se catalogarán y digitalizarán en 4K 50.000 minutos del Archivo NODO
También se tratarán 500.000 documentos de los Fondos Cinematográficos, entre ellos, los de Juan Antonio Bardem, Ana Mariscal o Iván Zulueta, así como los archivos relacionados con la memoria del exilio de Luis Alcoriza y Ricardo Urgoiti
Además, se realizará un proyecto experimental de digitalización en 3D de 147 piezas de la colección de linternas mágicas y cámaras que usaron para sus prácticas los alumnos de la Escuela Oficial de Cine
Iceta: “Este proyecto simboliza el compromiso del Gobierno de España con la historia y el patrimonio, porque lo decimos siempre, y es importante repetirlo: sin memoria no hay futuro”
El Ministerio de Cultura y Deporte ha dado hoy a conocer el desarrollo del proyecto de digitalización de fondos de la Filmoteca Española que, enmarcado en el Componente 24 ‘Revalorización de la industria cultural’ del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, está dotado con 10.145.273,73 euros. Según ha explicado el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, en su visita a las salas donde se realizan los trabajos en la sede del Palacio de Perales, “este proyecto simboliza el compromiso del Gobierno de España con la historia y el patrimonio, porque lo decimos siempre, y es importante repetirlo: sin memoria no hay futuro”.
Allí, el ministro ha podido conocer la marcha de los trabajos que, atendiendo a la complejidad de los fondos que tiene la Filmoteca Española, se ha organizado en tres bloques: catalogación y digitalización de Fondos Fílmicos; catalogación y digitalización en 2D de documentación de los Fondos Cinematográficos; y catalogación y digitalización en 3D de piezas de las colecciones museográficas de esos mismos Fondos Cinematográficos.
Fondos Fílmicos: Archivo NODO
En este apartado, el esfuerzo se ha centrado en la colección del NODO que, activo desde finales de 1942 hasta 1981, es el mayor archivo de imágenes documentales del siglo XX en España, constituido por 70.000 rollos de película en soporte fotoquímico. En el proyecto se digitalizará en 4K un 30% del archivo, que suman alrededor de 50.000 minutos: 3.000 noticiarios en blanco y negro (unos 30.000 minutos); 1.000 noticiarios en color (alrededor de 10.000 minutos); 100 títulos del Archivo Real (unos 1.000 minutos); 500 títulos del Archivo Anexo (casi 6.000 minutos); y 250 documentales en blanco y negro (más de 3.000 minutos).
La selección realizada para este proyecto de preservación del Archivo NODO, fruto de la transferencia de dichos fondos a la Filmoteca Española por ley del 24 de febrero de 1982, se ha basado en dos criterios. Por un lado, la conservación de los materiales; y, por otro lado, de mayor frecuencia de solicitudes recibidas por parte de instituciones culturales o del sector para su inclusión en nuevas producciones.
Al tratarse de un patrimonio audiovisual con gran valor histórico y documental, las peticiones de estas imágenes para usos culturales en exposiciones, publicaciones, estudios e investigación o exhibición en espacios públicos, así como para usos comerciales asociados al sector del cine y, en general, a las industrias culturales para nuevas producciones, es constante y creciente. Sin embargo, nunca se había abordado con carácter de archivo y ni se había digitalizado con esta resolución.
El proceso también contempla el inventario y catalogación de dichos fondos, su inspección y restauración física, así como de su preservación digital. De esta manera, se dispondrá de una mejor documentación, capacidad de difusión y garantía de conservación y acceso de este fondo audiovisual para las generaciones actuales y futuras.
Documentación de los Fondos Cinematográficos
Al margen de las películas, desde hace ya más de cuatro décadas la Filmoteca Española se ha esforzado en reunir y conservar fondos, colecciones y piezas que puedan hablar de los procesos técnicos y creativos, así como de las distintas formas de difusión, estudio y análisis de los filmes. Conserva más de 100 archivos y fondos personales y/o empresariales, de diferentes dimensiones, de los cuales para el proyecto de digitalización se ha realizado una selección según un doble criterio: la necesidad de intervención para una conservación a largo plazo; y la oportunidad y la representatividad del fondo o archivo. En total, se digitalizarán 500.000 documentos.
De este modo, se incluyen en el proyecto el archivo personal de Juan Antonio Bardem (cuyo centenario se conmemora en 2022); Bosco Films, empresa de producción de Ana Mariscal (de quien se celebra centenario en 2023), con la cual produjo sus películas como directora, pero también las de otros cineastas; y el de Carlos Fernández Cuenca, fundador hace 70 años de la entonces denominada Filmoteca Nacional.
También se han incluido dos archivos relacionados con la memoria del exilio: los de Luis Alcoriza y Ricardo Urgoiti. Otros fondos han sido seleccionados por ser representativos de algunas de las adquisiciones más importantes de la historia de la Filmoteca Española. Destacan, entre ellas, la documentación de la Colección Madariaga, una de las más importantes compras sobre los orígenes del cine en España; o los fondos de los directores de arte Sigfrido Burmann y Jose Antonio de la Guerra, así como una selección de hasta 4.000 carteles. Tampoco se han querido dejar de lado algunas de las últimas adquisiciones de la Filmoteca Española: como la reciente donación de su fondo por parte del director de arte Félix Murcia; o la compra del fondo de Iván Zulueta, compuesto por obra de muy diferente naturaleza.
Documentación de los Fondos Cinematográficos
Asimismo, se ha contemplado en el proyecto, a modo de prueba experimental, la digitalización en 3D de algunos objetos pertenecientes a las colecciones museográficas de los Fondos Cinematográficos. Para ello, se han seleccionado dos colecciones de gran interés:
Colección de linternas mágicas. Son los objetos más antiguos conservados en la institución y una de las colecciones más interesantes de estas características entre las instituciones de titularidad y gestión estatal en España. Filmoteca Española va a digitalizar 147 de las piezas que custodia.
Equipos cinematográficos del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC) y la Escuela Oficial de Cine (EOC). Filmoteca Española va a digitalizar 135 piezas, principalmente, aunque no solo, cámaras que usaron los alumnos del IIEC y la EOC para sus prácticas entre los años 40 y principio de los 70 del pasado siglo.
Preservación digital
El proyecto no solo pretende que la ciudadanía pueda tener acceso a dichas colecciones patrimoniales, sino también una preservación digital que asegure la conservación en el largo plazo. Los sistemas para este fin implican un esfuerzo estructural, económico y de planificación que sirve para asegurar que las colecciones digitalizadas, pervivan en el tiempo y puedan afrontar con solvencia los problemas de acceso a largo plazo que se pueden generar debido a la obsolescencia tecnológica o la corrupción de archivos.
El proyecto, que se inició en junio de 2022, se irá desarrollando hasta septiembre de 2026 en distintas fases. La estimación es que en marzo de 2023 esté en marcha al completo. La finalización de los trabajos de digitalización de piezas en 3D se prevé para septiembre de 2023. Los de digitalización de documentación y fondos en 2D se concluirían en diciembre de 2024, y un año después, los de digitalización de los fondos fílmicos (Archivo NODO). Finalmente, se espera que en septiembre de 2026 se dé por terminada la puesta en marcha del proyecto de preservación digital.
Del 6 al 16 de octubre tuvo lugar la 55 edición del Festival de Sitges, año que estuvo marcado por una vuelta a la normalidad después de un par de ediciones en donde el certamen se vio afectado en diferentes ámbitos de sus parcelas, como consecuencia de las restricciones provocadas por la pandemia. Sitges volvió a transitar por unas reconocibles señas de identidad plagadas de claroscuros, especialmente en referencia a su labor de ser un certamen de un claro talante popular encaminado en ocasiones al evento, demasiado preocupado en proclamas de éxito de afluencia, en justificaciones percibidas como burocráticas, algo que no deja de ser contradictorio con relación a otros ámbitos de un festival que entre otras cosas propone una generosa selección de títulos heterodoxos, dirigidos al riesgo y la experimentación, también en referencia a ofrecer la oportunidad de visionar clásicos del género en pantalla grande, que sin embargo son poco publicitados y relegados a horarios poco agradecidos para el espectador. En su función meritoria señalar también su apuesta en seguir ofreciendo publicaciones en papel, este año, amén de conservar el catálogo físico, a diferencia por ejemplo del Zinemaldia, por partida doble a través de la publicación de los ensayos colectivos, Macros ocultas. Retrofuturos y universos virtuales en la ciencia ficción a propósito de TRON y WomanInFan. Topografía del género fantástico dirigido por mujeres. Un posicionamiento algo paradójico al percibir como el propio festival descuida a través de diferentes apartados un legado de 55 años, este año, por ejemplo, con la eliminación de un generoso catálogo de diarios de antiguas ediciones en su remodelada web, contradicciones…
Como gran cajón de sastre genérico que es, Sitges volvió a ofrecer diversas actividades paralelas a un público que regresó de forma generosa a las cuatro salas habilitadas para la ocasión más Brigadoon. A la hora de hacer un balance general de lo que fue Sitges 2022, a nivel de selección, señalar que esta vuelta a la normalidad supuso también el regreso de unos viejos déficits endémicos en Sitges ya visibles hace varias ediciones, principalmente el referido al elevado número de películas en el festival, algo que en realidad no tendría que suponer un problema en sí mismo, en cierta manera no deja de ser una ventaja según se mire el tener la opción de poder elegir qué querer ver, más discutible puede resultar que ello ocasione la renuncia a visualizar determinados títulos, o prescindir de unos casi inexistentes Q&A, también el justificar una determinada cifra de películas con relación a una selección percibida como algo mecanizada y poco clarificadora en criterio, con respecto a una cuadratura, meramente estadística, a la hora de darles un lógico sentido de ubicación en las distintas secciones.
A continuación, y cambiando el modelo de crónica de antiguas ediciones en el portal, el análisis y la perspectiva de todo lo que dio de sí este Sitges 2022 a través de dos extensas entregas divididas en seis apartados.
Nuevas corriente provenientes del cine francés
Como máxima un festival de género ha de servir para mostrar, y dar la correspondiente oportunidad de evaluar su actual estado, también en detectar dentro de lo posible, y poner sobre la palestra a través de su programación, la aparición de alguna nueva corriente, que en mayor o menor medida nos indique posibles nuevas vías evolutivas de un género fantástico que a estas alturas, debido a su saturación temática, da la impresión de tener poco margen para la innovación o aparición de nuevas tendencias, actualmente más orientado a revisitar viejos y conocidos conceptos del cine de terror, vía demanda popular, como bien indica el buen funcionamiento en taquilla de películas como Smile de Parker Finn o Barbarian de Zach Cregger, que en ofrecer algún signo de originalidad.
A tal respecto, si algo relacionado con todo esto se pudo percibir en Sitges 2022 fue una ligera proliferación de producciones procedentes de Francia que utilizan el género, en algunos casos como mera excusa, o llevado a un terreno autoral, a la hora de transitar por narrativas cuya naturaleza son percibidas como alejadas, o no afines, a un fantástico hegemónico. Un buen ejemplo de ello sería Les cinq diables, posiblemente la película que haya recurrido más veces en la historia a entonar el Total Eclipse of the Heart de Bonnie Tyler. El relato, beneficiado por la presencia de Adèle Exarchopoulos, no deja de ser un paradigma de la indefinición genérica, pues la realizadora Léa Mysius intenta transitar por varias vías, principalmente a través de un realismo que nos habla de la reivindicación de la libertad sexual, del amor no normativo, dentro de un contexto social de índole represivo, ubicado en un drama familiar en donde somos testigos de cómo una traumática relación del pasado entre dos mujeres, vuelve al presente haciendo acto de presencia la consiguiente pulsión e incertidumbre amorosa que quedó pendiente. El elemento sobrenatural aparece en la historia a modo de un recurso elíptico que une ambos tiempos, componente que no ira más allá de tal función. Todo ello ligado a una suerte de multiverso en donde se maldice, desde el pasado y presente, un futuro no deseado a través del punto de vista de un tercer personaje.
Bastante más entonada en lo relativo a su abstracción genérica resultó La Montagne de Thomas Salvador, relato que hace de su anomalía, encauzada a lo impredecible, su mayor virtud en relación al tránsito que hace del concepto del viaje a lo desconocido, de cómo este, en lo concerniente a su cotidianidad, muta a un fantástico inesperado. A través de un inicio que mira sin ningún tipo de disimulo a El empleo del tiempo de Laurent Cantet, La Montagne nos cuenta la irracional atracción que un hombre siente hacia una montaña, dicha fascinación nos es mostrada en un primer momento a modo de huida y trayecto personal con respecto a una suerte de autoconocimiento que en realidad no deja de ser un renacimiento, y será la revelación final de índole fantástico, que no verbaliza en su función de arte audiovisual, lo que haga que el relato quede supeditado exclusivamente a la imagen, cosa ciertamente de agradecer en unos tiempos en donde la reiteración argumental echa por tierra la supuesta función reflexiva de multitud de propuestas.
Bastante más deficitaria, por como esgrime conceptos genéricos, se percibe Tropique, película que nos sitúa en un futuro próximo, concretamente en el año 2041, sin embargo, sus imágenes nos remiten al presente intuyendo como único rasgo venidero la academia que prepara a astronautas para viajes interestelares. Sera por ese motivo que la película haya sido publicitada bajo el estribillo promocional de atesorar ciertos ecos a Gattaca, cuando en realidad, no tiene absolutamente ninguna similitud con el film de Andrew Niccol. En ese sentido la película de Edouard Salier apenas muestra cualquier atisbo de ciencia ficción, pues estamos ante un drama familiar que analiza comportamientos variables en según qué tipo de circunstancias, en primera instancia mostrados bajo el concepto de la superación personal y en estar a la altura de lo que espera de ti el otro, también de cómo los sueños se hacen realidad o no, para después transitar a través de la noción del vínculo de sangre y la dependencia que a veces se puede generar de ella. La interrogante viene dada en si dicha finalidad, tan terrenal y en parte manida en multitud de dramas de sobremesa, aquí expuesta sin apenas empatía por el género, llega a justificar su obcecación en querer ser a toda costa singular. Otra película que cruza géneros y registros sin mucha convicción fue la franco-argentina Petite fleur, film que puede llegar a ser percibido a modo de liviana fuga autoral por parte de Santiago Mitre tras su aparatoso éxito comercial, de este mismo año, de Argentina, 1985. Basada en la novela homónima de Iosi Havilio, parece por momentos reexaminar de manera algo burda de la tesis abordada en la extraordinaria Jeu de massacre de Alain Jessua, parte de un concepto de claras connotaciones terapéuticas, en relación con la fantasía y la fuga disociativa, que otorgan un mayor atractivo a una vida intuida como tediosa. Drama burgués de tono recargado, con supuesta vocación de libertad, que sin embargo termina siendo intrascendente con relación a cómo zozobra en lo concerniente a su función de artefacto provocador y pretendidamente incómodo. Solo salvable, de forma parcial, por sus curiosas referencias al jazz o su mirada, en forma de sátira negra, de males adyacentes a ciertos extractos sociales acomodados, como la crisis de pareja o la difuminada identidad parental.
Por su parte la ópera prima de Lucas Delange, Jacky Caillou, parece tener algo más claro su adscripción genérica, aquí situada entre el naturalismo y el fantástico, también en su exposición de un drama rural licántropo en donde se van definiendo identidades según los actos cometidos. A tal respecto, en esta fábula de tono realista, alejada de la aparatosa comedia la mostrada en Teddy de los hermanos Boukherma, otra película francesa reciente que incidía en una temática similar, todo parece bascular en torno al destino que otorga a los protagonistas la naturaleza, y la pulsión derivada de ella. Lo más importante vendrá dado por la metáfora resultante, planteada de forma coherente en relación con una película tan humilde, que apenas se molesta en mostrar efectos que apoyen lo sobrenatural. No es la primera vez que un director tan interesante como Guillaume Nicloux reincide en ese fantástico, que podríamos denominar como limítrofe, tras aquella pesadilla febril titulada The End (2016) en La tour, película que se adhiere en un primer lugar a conceptos adyacentes al imaginario de Twilight Zone, los habitantes de un bloque de pisos situados en la periferia de una gran ciudad, se despiertan una mañana con una oscuridad que envuelve todo el edificio, obstruyendo tanto puertas como ventanas y devorando literalmente a todo aquel que intente cruzarlas. Una vez planteado dicho MacGuffin, pasamos a un tratado sobre supervivencia extrema, en relación con la gestación de jerarquías sociales y raciales, semejantes a las vistas en High-Rise de J. G. Ballard/ Ben Wheatley o la contundente Threads de Mick Jackson. A tal respecto, la premisa inicial actúa como detonante, o mera excusa, pues Nicloux no se detiene en ella ni un minuto a la hora de dilucidar la posible razón, su interés anida en abordar el comportamiento humano dentro de esa suerte de nuevo gobierno regido a través del caos. Pese a elipsis narrativas de difícil justificación se agradece el tono nihilista de la propuesta.
Los hermanos Ludovic y Zoran Boukherma, de los que anteriormente hacíamos referencia en relación con Teddy, presentaron este año en Sitges L’année du requin, relato colindante a la comedia de terror, y cercana al cine de Bruno Dumont, en relación con la descripción de personajes de tono caricaturescos, expuesta a través de una historia que aborda la temática del tiburón asesino desde una óptica autoral desconcertante. Al igual que su anterior y más entonada película, los hermanos Boukherma vuelven a difuminar fronteras genéricas. En principio estamos ante una sátira que bifurca su narrativa hacia temarios en un principio poco dados al humor, por ejemplo, con relación a lecturas pandémicas a la hora de indagar mediante el género en la sensación de rabia derivada del encierro. En cierto modo, aquí el tiburón es una metáfora para hablar de la realidad cotidiana que todos experimentamos durante la pandemia. Cine que no se basa en la referencia fantástica entendida como tal, de alguna manera consigue hacer acopio de ella hacia un terreno supuestamente autoral. El resultado final, de forma inevitable, nos remite a una acusada irregularidad solventada levemente con la agradecida presencia de la actriz Marina Foïs. Otro ejemplo pragmático de esta corriente que se sirve del fantástico a la hora de exponer alegorías varias sobre la condición humana es la ópera prima de Simon Rieth Nos Cérémonies. Relato ambivalente sobre pactos fraternales en donde se vuelve a priorizar el realismo, por momentos colindante al documental, a la fantasía, a través de la historia de dos hermanos, en donde uno de ellos tiene que resucitar de forma sistemática al otro para poder seguir estando juntos. La metáfora, el vínculo familiar sanguíneo en la adolescencia, que en un momento u otro tiene que romperse para dar paso a la transición de la edad adulta, resulta demasiado obvio y previsible, no tanto el trayecto que la lleva a ella, por momentos interesante, al menos a un nivel técnico, en donde se percibe una sofisticada puesta en escena que intenta anteponer lo estrictamente cinematográfico a una, afortunadamente inexistente, dialéctica.
Cosecha patria
En un 2022 bastante prolífico con respecto al número de películas españolas producidas, no era de extrañar que Sitges, y demás festivales patrios, hayan sido un gran escaparate a la hora de dar a conocer dicha cosecha. Un debate bastante interesante, alternativo al aquí ofrecido, sería revelar la auténtica naturaleza de esta proliferación, los motivos reales que han llevado a dicha situación y el supuesto rédito que todo ello puede comportar respecto a una viabilidad comercial que vaya más allá de la burbuja festivalera. Centrándonos en el análisis de las películas presentes este año en el festival se entendió como lógico y consecuente que Venus fuera la encargada de inaugurar Sitges 2022. Segundo trabajo del sello The Fear Collection, la película, un loable y disfrutable producto comercial, se sitúa un peldaño por encima de su decepcionante predecesora Veneciafrenia de Álex de la Iglesia. Con todo, en Venus se percibe los infructuosos intentos de una autoría, como la de Jaume Balagueró, que da la impresión de querer manifestarse, con relación a querer traspasar la etiqueta de producto de encargo, posicionamiento curiosamente repetido este mismo año en su episodio El televisor, de la muy discutida segunda temporada de Historias para no dormir. En el imaginario de Balagueró ha sido muy habitual la coexistencia de escenarios cerrados propensos a un tipo de terror seco, de índole malsana, comprometido con unas señas de identidad que de alguna manera crearon un estilo propio, muy presente en sus trabajos más logrados, Los sin nombre (1999), la reivindicable Darkness (2002), Frágiles (2005) o Mientras duermes (2011). Algo de todo esto se percibe en Venus de forma residual, ya que en la película se intentan aglutinar varias tendencias híbridas, como el terror/humor neocastizo, y conceptos genéricos, la scream queen, en detrimento de ese horror más explícito, aquí derivativo del cósmico, antes citado. Lástima que la sensación final, especialmente en lo referido a su clímax, esté más enfocado en un trabajo donde parece primar más la labor del productor que la del autor.
Uno de los platos fuertes de este Sitges 2022 fue el nuevo trabajo tras las cámaras de Carlos Vermut, Mantícora, película que de alguna manera supone un retroceso, a nivel formal, hacia una realización de estilo más sobrio, después de su aparatosa, a nivel estilístico, Quién te cantará (2018). Película densa, pese a su aparente sencillez, que explora el horror desde una perspectiva cotidiana en lo concerniente a un análisis percibido como complejo y poco amable. A tal respecto, la monstruosidad humana ha sido una constante en la filmografía del responsable de Magical Girl, Mantícora no es una excepción a dicho temario, en cierta manera aquí lo amplifica su decidida adscripción a lo real, a esa cotidianidad antes comentada, colindante con un tono casi hiperrealista, la aleja del prototípico relato de género en beneficio del drama psicológico. Aquí la historia normaliza, o bloquea, un lado oscuro derivado de lo abyecto, creando una interesante dialéctica entre el crimen imaginario, y el que se resiste a ser representado. Será la revelación final, y su elíptica conclusión, la que otorgue una coherencia al conjunto en relación a dar sentido a un relato cuya mayor virtud radica en su reflexión de cómo lo soterrado subyace en la identidad humana. De naturaleza bastante más austera aún si cabe, La paradoja de Antares, ópera prima en el largometraje del veterano especialista en efectos visuales Luis Tinoco, apuesta, casi por obligación, por una puesta en escena aséptica, y por convicción, por la dialéctica de una narrativa que vertebra la historia a medio camino entre el drama familiar y el relato de ciencia ficción, planteando interesantes interrogativas en referencia a ese concepto de estar solos en el universo o estar solos con nosotros mismos. La paradoja de Antares oscila en referencia a una tesitura, contada en tiempo real, a la que se tiene que enfrentar su protagonista, realizar el descubrimiento del siglo, de origen extraterrestre, o asistir a los últimos instantes de vida de un ser querido. Enunciado que funciona de forma relativamente fluida hasta que su fórmula, a mitad del metraje, da signos de agotamiento, o lo que es peor, de intuir un enfrentamiento poco favorecedor entre supuestas y austeras intenciones, y una desmesurada ambición, o intento de trascendencia, a la hora de incidir, en gran parte debido al uso abusivo de la música y del subrayado, en un sentimentalismo demasiado grandilocuente.
Otra ópera prima fue el largometraje Cerdita de Carlota Pereda, relato vertebrado entre el humor negro y un terror costumbrista rural que señala el acoso endémico que sufren las personas obesas, y que en realidad no deja de ser una extensión del propio cortometraje dirigido anteriormente por la propia realizadora. Película que contiene los mismos errores que su antecesora con referencia a una realización descuidada, que por momentos roza lo amateur, y que también termina estando sometida a una narrativa desequilibrada, solo solventada a través de una entretenida parte final que abraza sin complejos ciertas costuras genéricas del slasher y la final girl a modo de festival catártico por parte del acosado. Con Irati, la producción española de género más ambiciosa del año, el realizador vitoriano Paúl Urkijo sigue indagando en la mitología de la cultura vasca como ya lo hiciera hace cinco años con Errementari. Lo hace a través de una propuesta de gestación arriesgada en relación con estar ante un producto de generoso presupuesto que se sustenta en lo autóctono a la hora de referenciar multitud de antecedentes que indagan en la fantasía épica, el relato de espada y brujería, y muy especialmente en ser deudor de aquella vieja escuela de la Europa del Este que inquiría como fábula fantástica en el folklore local. A tal respecto en su imaginario hay momentos a nivel paisajístico ciertamente subyugantes, es digno de aplauso, más en unos tiempos en donde la carencia de medios nos deriva a una ingente cantidad de películas que se valen de una obligada exigüidad de recursos a la hora de validar cualquier tipo de propuesta. Otra cuestión bien distinta sería entrar a analizar la evidente problemática que atesora una película de las características de Irati, donde es evidente la dificultad de Paúl Urkijo a la hora de poder articular un contenido, más preocupado por el preciosismo de las imágenes que en dotar de profundidad una narrativa, curiosamente en contraposición a su buen hacer en el formato del cortometraje, con trabajos anteriores tan interesantes como El bosque negro (2014) o Dar-Dar (2020).
Convertido en un subgénero en sí mismo con películas como Relic (Natalie Erika James 2020), La abuela (Paco Plaza 2021) o X (Ti West 2022), aunque años antes ya hubo incursiones algo más derivativas como The Skeleton Key (Iain Softley 2005) o el cortometraje del propio Plaza Abuelitos (1999), la vejez y la decrepitud derivada de ella como estigma social se ha convertido últimamente en un recurso narrativo bastante recurrente a la hora de articular historias de terror. Viejos, el segundo trabajo tras las cámaras del dúo formado por Raúl Cerezo y Fernando González Gómez, tras su desprejuiciada La pasajera (2021), se adentra en dicha temática, partiendo de postulados casi universales con relación a mostrar un oscuro orden social, ubicado dentro de un entorno familiar percibido como campo de batalla, a través de un relato que es lo suficientemente inteligente como para intuir sus propias carencias a la hora de delimitar barreras genéricas. A tal respecto, la discursiva social queda afortunadamente en un enunciado que da paso a un entretenimiento de género que se dirige hacia una narrativa que va in crescendo, en algunos momentos canalizado en un calculado, y poco favorecedor, histrionismo, en otros, con ideas sugerentes, como por ejemplo la magnífica escena que da inicio a la película. Todo ello refrendado con una revelación final, que podría beber perfectamente del concepto visto en Village of the Damned, llevado al terreno de la senectud, que pese a ser manido, no deja de ser consecuente, especialmente en su función de mostrar una alegoría, los ancianos rebelándose, gracias al elemento fantástico, contra una sociedad que los denigra, en lo concerniente a un clímax que abraza sin complejos conceptos propios del relato pulp. En una edición en donde la animación estuvo de capa caída, Unicorn Wars de Alberto Vázquez se convirtió en uno de los platos fuertes de dicho apartado presente en el certamen; las buenas sensaciones de su anterior film, Psiconautas, según se mire un punto de inflexión en el cine de animación patrio, levantaron una gran expectación con respecto a una película que vuelve a incidir en una autoría situada a contracorriente, algo que se tendría que valorar en su justa medida. En Unicorn Wars se vuelven a subvertir conceptos pese a un exceso de verbalización, en esta ocasión el relacionado con la guerra, a través de una batalla entre osos de peluche y unicornios, posicionamiento que la deriva inevitablemente al pantanoso terreno del cine de animación para adultos, situándose en las antípodas del concepto de las feel good movie. Pese a estar un escalón por debajo de la excelente Psiconautas, aquí nuevamente lo valioso radica en un subtexto que fomenta la reflexión, especialmente en relación con temas tan universales como la maldad y su correspondiente reverso, todo ello mostrado a modo de una gran metáfora política que es ubicada dentro de un imaginario supuestamente almibarado, en lo concerniente a un relato bélico que en realidad nos transporta a uno pacifista.
El fantástico consagrado
Dentro del ecosistema de festivales suele ser bastante habitual sacralizar a una serie de realizadores que han estado muy presentes, en la plasmación de trayectorias paralelas, tanto por parte del certamen, como por la del propio autor. Uno de esos sospechosos habituales de Sitges es el finlandés Jalmari Helande, no en vano, dentro de su aún exigua carrera, dos de sus películas se han alzado con el Premio a la Mejor Película. Sisu, ganadora de Sitges 2022, nos relata de forma minimalista, casi a semejanza de un texto de Richard Matheson, el fatídico encuentro entre un buscador de oro y un grupo de nazis en la Finlandia de 1944, a partir de ese momento se desatará una brutal cacería por parte del primero hacia los segundos. Si en trabajos anteriores de Jalmari Helande, como Rare Exports: A Christmas Tale (2010) o Big Game (2014), se percibían unas enormes deficiencias en el manejo de según qué conceptos genéricos destinados a un tipo de cine de gran consumo, en Sisu, dicha problemática queda subsanada, pues en cierta manera no existe una narrativa entendida como tal, tampoco ningún atisbo a la hora de buscar capas de lectura en la historia, en realidad todo el relato se estructura a través de una serie de set pieces bien ejecutadas. A tal respecto estamos ante una película de clara tendencia evasiva que tiene la virtud, pese a lo desmedido que resulta como ejercicio de acción ultraviolenta, de ser concisa y rigurosa, derivativa de conceptos tales como el Weird Western, el slapstick o el relato bélico pulp. Para más inri, su lenguaje, de naturaleza estrictamente visual, deja en un segundo plano la propia intrascendencia de la propuesta. Otro cineasta sobre el que podría recaer la etiqueta de consagrado es Luca Guadagnino, autor que esporádicamente incide en el fantástico. En 2018 inauguró Sitges con la nueva versión de Suspiria, y en este 2022 fue el encargado de clausurar el certamen con Bones and All, retrato sobre la soledad, narrado en modo road movie, que aborda la temática del canibalismo como punto de fuga, desde una perspectiva no deudora de la referencia. En todo caso esos antecedentes son llevados a un terreno propio, derivativo visualmente del tono contemplativo del cine de Terrence Malick, y muy especialmente de su Badlands (1973), por aquello de poner en tela de juicio el idealismo romántico adolescente. Su abstracción temática, lindante con lo realista, también nos puede llevar de forma algo residual a la magnífica Trouble Every Night de Claire Denis. Sin embargo, la impresión final que provoca este relato situado en la Norteamérica periférica, sobre seres que viven y transitan al margen de la sociedad, es percibir que Luca Guadagnino no parece estar demasiado interesado en un género fantástico aquí reducido a la mínima expresión, y lo que es más importante, percibir que priorizar la estética, la alegoría aséptica, por delante de las posibilidades subversivas de una historia que en manos, de por ejemplo un Eric Red/ Kathryn Bigelow de los 90, hubiera dado bastante más juego.
Un autor recurrente en Sitges es Peter Strickland, exceptuando su ópera prima Katalin Varga (2009), el resto de su filmografía, obviado cortos, ha estado presente en Sitges, Berberian Sound Studio (2012), The Duke of Burgundy (2014), Cobbler’s Lot, de la colectiva The Field Guide to Evil (2018) e In Fabric (2018), han propiciado una estimulante dialéctica entre autoría y público. Flux Gourmet, que parte del concepto de romper barreras entre lo comestible y lo audible, representa a la perfección, como en los últimos trabajos de Strickland, se intuye una inquietud a la hora de intentar experimentar nuevas vías narrativas. Relato satírico sobre la creación del artista, a años luz de la sobrevalorada The Square de Ruben Östlund, aquí en relación con la mirada a un colectivo gastronómico que explora, mediante performances, el concepto de la cocina sónica. Pese a ser algo inferior a sus predecesoras, posiblemente dada su naturaleza lúdica, Flux Gourmet funciona de acuerdo a la propia lógica de su autor, con relación a explayarse en el concepto de perversidad y excentricidad mediante la estilización, también en lo concerniente a incidir en unos temarios ya transitados con anterioridad, como por ejemplo la obsesión auditiva o las pesquisas de rituales exploratorios psicosexuales. Lo más importante es ver, pese al supuesto desvarío de la propuesta, cómo aflora talento e inventiva por parte de uno de los autores europeos más interesantes del momento. Es sorprendente que un realizador de un supuesto estatus como Michel Hazanavicius se adentre en el farragoso terreno del remake que trasmuta nacionalidades, en tal sentido Coupez! versiona con estilo occidental a la japonesa One Cut of the Dead (Shinichirô Ueda, 2017). Ambas películas, parodias de la temática zombie y livianas sátiras sobre los milagros del cine y su creación, sin ser estrictamente de género hablan a su manera del género y de formatos, aunque básicamente su función se percibe a modo de relato cómplice y empático hacia el espectador, posicionamiento que nos puede remitir a películas como Why Don’t You Play in Hell de Sion Sono o incluso el Ed Wood de Tim Burton. Como obligado peaje en este tipo de productos, en la película que nos ocupa más si cabe, dadas sus características, el elemento sorpresivo del material primigenio queda diluido, por mucho que el responsable de The Artist intente dar una vuelta de tuerca a la metaficción por la que transita, poniendo nuevamente de manifiesto como casi todas las imitaciones, como norma, suelen ser más deficitarias que el original.
Quentin Dupieux también podría considerarse como otros de los hijos predilectos de Sitges, aunque ya había realizado con anterioridad dos largometrajes, fue Rubber (2010), curiosamente su trabajo menos consistente a fecha de hoy, el pistoletazo de salida a la hora de darse a conocer dentro de ese confuso hábitat de los certámenes cinematográficos. A partir de ahí pasamos a la omnipresencia en un festival que ha ido programando sin vacilar todos sus films, llegando a la cúspide empática, entre público y obra, con la proyección en 2020 de Mandibules. Dicha fidelidad quedó refrendada este año con la presencia tanto de Quentin Dupieux en el festival, Premio Máquina del tiempo, como sus dos películas dirigidas en este 2022. La primera, Incroyable mais vrai, es una muestra fehaciente de la evolución de un autor que ya no se conforma con mostrar una excentricidad, y la gracia que esta puede provocar, también la intenta desarrollar, aquí a modo de cuento moral sobre cómo encarar el paso del tiempo, mediante ese concepto suyo tan recurrente en relación con lo extraordinario, aquí viajes y paradojas temporales al bajar la escalera de una casa, es introducido en unas vidas percibidas como ordinarias. El responsable de Réalité, fiel a su estilo de no explicar prácticamente nada, se valdrá de esa excusa fantástica, y el subtexto que otorga, a la hora de reflexionar sobre banalidades que anidan en nuestro día a día. Por su parte en la algo más lúdica Fumer fait tousser, en donde se vuelve a poner de manifiesto el buen director de actores que es Dupieux, la incoherencia vuelve a adquirir una cierta coherencia, con relación a un tono marciano y episódico, expuesto de forma más amplia a modo de sátira que se burla de los arquetipos y códigos genéricos del cine de superhéroes. Nuevamente la sensatez narrativa brilla por su ausencia, aún más si cabe que en Incroyable mais vrai. El canto al absurdo termina dando lugar a un entretenimiento audaz e ingenioso, plagado de continuas situaciones ilógicas que son acompañadas de réplicas irracionales marca de la casa.
Otro de los premios honoríficos este año en Sitges fue para Ti West, autor de trayectoria visible en el certamen que presentaba Pearl, segunda parte de esa inteligente trilogía, empezada este mismo 2022 con X y que concluirá el próximo año con MaXXXine. Si X se adentraba a modo de reinterpretación en el slasher USA de los años 70, en donde el American Gothic confronta de forma abrupta modernidad y libertad sexual con un enfermizo conservadurismo situado en la América rural profunda, Pearl, precuela concebida sobre la marcha, nos sitúa décadas atrás del film original, a modo de relato que indaga en cómo se fundamenta la identidad del psicópata. La carrera de Ti West ha ido evolucionando con el paso de los años, aunque esto no signifique que pueda ser considerado como algo positivo, aquí más bien todo lo contrario, pues anula ciertas constantes de sus inicios. El cine de Ti West ha transitado en gran medida entre lo concerniente a una continua referencialidad genérica de talante desprejuiciado, labor especialmente afortunada en la vuelta al terror satánico de los años 70 vista en The House of the Devil (2009) y el relacionado con ese horror, de carácter más popular y desinhibido, proclive en los 80 con The Innkeepers (2011). Sin embargo, en otras reformulaciones venidas a posteriori West no se muestra tan certero, en relación con el fanatismo religioso expuesto en formato found footage visto en The Sacrament (2013), o en el western a modo de revival en In a Valley of Violence (2016). En X, que forma parte de ese descenso evolutivo, se intuían interesantes sugerencias que, sin embargo, a diferencia de esos primeros trabajos, son percibidas como demasiada calculadas. Pearl lo es aún más, o lo que es peor, en ella se intuye una naturaleza caprichosa auspiciada por A24, que por momentos intenta ser paródica, a la hora de ofrecer una suerte de performance al servicio exclusivo de Mia Goth. El percibir como revolucionario, dentro del relato de terror, un monólogo de varios minutos, o el plano sostenido de un rostro durante los títulos de crédito finales, material en otros tiempos proclive a formar parte simplemente de un extra de un DVD, demuestran el ansia errada del fan en alabar y querer guarecerse en el concepto de una supuesta novedad, aquí veleidosa y gratuita, tanto como la osada semejanza que algunos han querido ver en Pearl a la hora de equipararla en estética al cine de Douglas Sirk.
Para terminar este repaso de autorías consagradas estos últimos años en Sitges Justin Benson y Aaron Moorhead presentaron Something in the Dirt, por momentos esquivo y austero relato metafísico en clave low-fi, supuestamente especulativo y paranoico, cuya pobre resolución formal denota una desidia que la sitúa por debajo de anteriores y estimulantes trabajos como Spring (2014) o The Endless (2017). Con todo, y como mal menor, Benson& Moorhead siguen perteneciendo a ese reducido grupo de realizadores actuales dentro del fantástico que atesoran una autoría que es percibida, independientemente del resultado, tan libre como irrenunciable. A tal respecto, Something in the Dirt no es una excepción a dicho tratado, lástima que la propuesta sea llevada al límite, con relación a sus difusos formatos y a un fantástico de tono discursivo sospechoso en más de un momento de querer mofarse del espectador.
Aprovechando el anuncio de las primeras películas que estarán presentes en la próxima edición del Festival de Sundance acaba de ver la luz un primer adelanto en forma de tráiler, que podéis ver a final de página junto a su póster oficial, del nuevo trabajo tras las cámaras de Brandon Cronenberg titulado Infinity Pool. Película, en donde el responsable de Antiviral (2012) y Possessor (2020) vuelve a adentrarse en el terreno de la ciencia ficción y el terror, que tiene previsto su estreno comercial en Estados Unidos para el próximo 27 de enero de 2023.
En Infinity Pool vemos como James y Em Foster son una pareja que disfrutan de unas vacaciones de alto standing en la playa ubicada en la isla ficticia de La Tolqa. A raíz de un repentino accidente mortal saldrá a la luz una subcultura perversa del turismo hedonista, la violencia imprudente y los horrores surrealistas del resort.
La película con guion a cargo del propio Brandon Cronenberg está protagonizada por Alexander Skarsgård, Cleopatra Coleman, Mia Goth, Thomas Kretschmann, Amanda Brugel, Caroline Boulton, John Ralston, Jeff Ricketts, Jalil Lespert, Roderick Hill, Adam Boncz, Alan Katic y Alexandra Tóth.
Ciclo que mapea la historia del cine de Taiwán y que está compuesto por la proyección de cuatro películas y el curso monográfico Tiempos de amor, juventud y libertad, que se puede seguir presencial u online.
El país, pese a su reducida extensión y contar con apenas 23 millones de habitantes, ha edificado una de las cinematografías más estimulantes del panorama internacional.
El programa del ciclo ha sido diseñado por Javier H. Estrada, crítico, profesor y programador de cine. El curso está apoyado por Nuria Cubas, profesora, programadora y cineasta, y por Gabriel Doménech, profesor y miembro del Grupo de Investigación TECMERIN.
El ciclo ahonda en la cinematografía de Taiwán con la selección de cuatro celebradas películas que, sin embargo, siguen siendo desconocidas para el público español. Componen el programa clásicos como Dangerous Youth (Hsin Chi, 1959); la radiografía del Taiwán contemporáneo God Man Dog (Chen Singing, 2007); Murmur of the Hearts (Sylvia Chang, 2015), que supone una de las cimas de la gran directora Sylvia Chang; y el brillante melodrama estrenado en la Berlinale One Day (Hou Chi-Jan, 2010).
El eje temático común de todas ellas es la dimensión emocional del cine, donde se ven reflejados aspectos como la eclosión del sentimiento amoroso, el deseo irrefrenable o el retorno a las raíces en historias de gran calado sentimental con relatos poblados de personajes envueltos en profundas transformaciones.
El curso monográfico Tiempos de amor, juventud y libertad es un viaje emocional por la historia del cine de Taiwán. Cuatro sesiones dedicadas a la historia de una de las cinematografías más apasionantes del panorama mundial, en la que se estudia la obra de autores clave como Hou Hsiao-hsien y Tsai Ming-liang, pero también se indaga en figuras menos conocidas e igualmente estimulantes. Tiene una duración de cuatro jornadas y se puede seguir en formato presencial u online.
El ciclo y el curso se complementan de forma mutua y pretenden aportar una nueva mirada sobre la obra de autores como Hou Hsiao-hsien, Edward Yang o Chen Kunhou, Ang Lee y Tsai Ming-liang. Estos creadores conquistaron a la crítica y los festivales internacionales relatando historias de gran calado sentimental, pobladas de personajes envueltos en profundas transformaciones tanto íntimas como colectivas. La propuesta también indaga en figuras menos conocidas pero imprescindibles del pasado como Sylvia Chang o Chang Tso-chi, y también de la nueva hornada, como la directora Zero Chou o Lim Lung-yin.
Con el objetivo de amplificar su alcance y abrir la participación a todo el territorio y a otros países, el curso se desarrolla en formato híbrido (presencial y online). Las proyecciones, por su parte, tienen lugar de manera presencial en La Casa Encendida.
Tiempos de amor, juventud y libertad está organizado por Filmadrid, Pasajes de Cine, el Ministerio de Cultura de Taiwán, la Oficina Económica y Cultural de Taipéi en España y La Casa Encendida con la colaboración de Taiwan Film & Audiovisual Institute.
Con solo tres títulos en su haber, Leviathan (2012), Somniloquies y Caniba (2017), los cineastas Lucien Castaing-Taylor y Verena Paravel nos habían mostrado una faceta autoral dentro del ámbito del documental bastante interesante. Esa temática, que indaga en lo meramente observacional, vuelve a estar presente en su último trabajo tras las cámaras titulado De humani corporis fabrica, film cuyo primer avance un forma de tráiler acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial.
La película nos muestra como hace cinco siglos, el anatomista Andrés Vesalio abrió el cuerpo humano a la ciencia por primera vez en la historia. Hoy, De Humani Corporis Fabrica abre el cuerpo humano al cine. Revela que la carne humana es un paisaje extraordinario que solo existe a través de la mirada y la atención de los demás. Como lugares de cuidado, sufrimiento y esperanza, los hospitales son laboratorios que conectan todos los cuerpos del mundo.
Aún sin fecha de estreno en nuestro país, De humani corporis fabrica, tras su premier mundial en el pasado Festival de Cannes dentro de la Quincena de realizadores, se estrenará comercialmente en Francia el próximo 11 de enero.
Mediante un estudio trenzado de los fundamentos de la puesta en escena, de la historia del arte, de la tecnología y de nuestra intimidad biológica, el retrato femenino se traslada del cine a la escritura alcanzando un grado de fascinación humana y analítica ajeno a cualquier idolatría. Un ejercicio donde adquiere importancia la instantánea de la palabra, su capacidad descriptiva, su fidelidad fotográfica. El despliegue de la oración como si fuera una pincelada, sus posibilidades para elaborar un discurso de reconocimiento y de respeto por los afectos. Ante estas imágenes importan la visión y la mirada, pero también la plasticidad del lenguaje, porque solo a través de su práctica conjunta conseguiremos dotarlas de profundidad y volumen. De la única pretensión de la paciencia, de la renuncia al academicismo, de la claridad intelectual y de una emoción sobrevenida, nace una perspectiva cultural y fisiológica donde la forma de un travelling y la geometría de un plano importan tanto como la expresión de un gesto, la amplitud de una sonrisa y la densidad de un hueso. En presencia de un rostro femenino, conscientes de la importancia de esta dimensión literaria del análisis, sabremos lo que puede una mujer.
Frente al sensacionalismo contemporáneo que se complace en promocionar la fealdad y la desdicha, en oposición directa a los que comercian con el odio y el vacío, recorremos el discreto camino de la estética que nos lleva de la intuición a la evidencia. Cultivar la mirada, la escritura y la lectura del retrato cinematográfico nos proporciona un sentido cabal de la convivencia y nos impregna con un tímido amor a la vida. No con voluntarismo crédulo, mas con un temblor cálido y sincero, con un sentimiento compartido donde no es necesario verlo todo al completo. Un espacio de imaginación, de memoria y de rigor donde, siguiendo la raíz etimológica de retrato, hacer revivir, devolver al presente a quien lo merece. Porque todas estas mujeres pretéritas propician el conocimiento, ofrecen esperanza y protección, ejercen de contrapeso al poder y nos rescatan del abandono. Venidas de la lejanía, de un Hollywood donde pensamos que siempre estuvieron cautivas, estas imágenes-madre nos ofrecen, en un acto de generosidad y liberación, múltiples maneras de habitar el mundo.
El autor
Roberto Amaba, Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca, Máster en Historia y Estética de la Cinematografía por la Universidad de Valladolid y colaborador del proyecto de investigación Intermedialidad e institución. Relaciones interartísticas: literatura, audiovisual y artes plásticas de la Universidad de Salamanca.
Autor de los libros Kino Delirio. En presencia de una imagen (2018) y Narración y materia. Supervivencias de la imagen cinematográfica (2019), editados por Shangrila. Ha divulgado en formato digital la miscelánea Fragmentos para una fisiología de la imagen (2017) y ha publicado ensayos, entre otros, sobre Jean Epstein, Alberto Cavalcanti, Paul Fejos y Mark Donskoi (Ártica Editorial), Guy Maddin, Forugh Farrojzad y Sergei Parajanov (Shangrila), Max Ophüls (Donostia Kultura), Anthony Mann (Ediciones Trea) y las fotografías de Abu Ghraib (Sial Pigmalión). Ha coordinado las monografías Pier Paolo Pasolini. Una desesperada vitalidad y Carretera perdida. Paseos con David Lynch (Shangrila). Su actividad investigadora se centra en las relaciones entre arte, literatura y ciencia.
Tras estar compitiendo por la Concha de Oro en la pasada edición del Festival de San Sebastián (Premio Especial del Jurado), acaba de ver la luz un primer tráiler, que podéis ver a final de página junto a su póster oficial, de la opera prima de la realizadora norteamericana Marian Mathias Runner. La película, aún sin fecha de estreno, nos trasporta, a modo de drama rural, por la América profunda a través de una pieza de cámara provista de una composición visual muy a tener en cuenta.
En Runner (crítica aquí) vemos como tras la súbita muerte de su padre, Haas conoce a Will. Teniendo que desplazarse a la ciudad natal de su progenitor para poder enterrarlo, asistiendo a la historia de dos jóvenes desconocidos que se encuentran a través del vasto paisaje de Estados Unidos.
La película con guion a cargo de la propia Marian Mathias está protagonizada por Hannah Schiller, Darren Houle, Gene Jones y Jonathan Eisley.
El intrépido Raúl(Feliciano Pérez y Arturo Beringola, 1936). España. 35 mm. B/N. 9’
La venganza del brujo(Salvador Gijón, 1945). España. DCP. B/N. 10’
Viaje a la luna(Tino Blom Dahl, 1964). España. DCP. B/N. 17’
Hombrecillos de papel(Tino Blom Dahl, 1968). España. DCP. Color. 16’
Juego de niños(Pablo Llorens, 1999). España. DCP. Color. 70’
«Siempre buscando el más difícil todavía, «Sala:B» os invita a una sesión histórica de animación en stop-motion española por y para todas las edades.
El cine infantil menos convencional vuelve a ocupar «Sala:B» durante las fiestas navideñas. Para esta ocasión hemos recurrido al experto Adrián Encinas, que ha preparado un menú de pioneros de la animación española en stop-motion a partir de los archivos de Filmoteca Española, Filmoteca de Valencia y de su propia colección. Para empezar, ni más ni menos que la película de muñecos animados española más antigua que se conserva: El intrépido Raúl, de 1936, reestrenada tras la Guerra Civil bajo el título La princesa y el dragón (1947). Rodado en los estudios CEA de Madrid, este cuento destaca –según Encinas– por un cuidado diseño de personajes y escenarios de Feliciano Pérez, además de los movimientos de cámara de Arturo Beringola, un arrojo tremendo para la época.
Seguimos con Salvador Gijón, el único cineasta que recoge el testigo al final de la Segunda República y continúa desarrollando la animación de muñecos durante la dictadura. En sus obras encontramos personajes recurrentes como el detective Camelón y su fiel perro Tobalito, que luchan contra los malvados Cuca y El Pájaro, siempre en historias de corte naif narradas en verso o en prosa. Destaca la Trilogía del rapto en palacio (1944-1945), primer serial animado, al que pertenece el episodio La venganza del brujo.
El caso de Christen (Tino) Blom-Dahl es muy particular, vicecónsul noruego afincado en Valencia que se dedica a la animación en stop-motion de forma autodidacta y con la vocación de un cuentacuentos familiar. Sus cortos en 16mm mezclan con gran naturalidad la realidad cotidiana con la fantasía, logrando una frescura insólita.
Y para acabar, saltamos a una de las figuras más importante de la plastilina animada en España: Pablo Llorens. Tras recibir varios premios con sus cortos, incluidos dos Goyas, su primer y único largometraje será Juego de niños, que realizó prácticamente en solitario durante dos años de intenso trabajo. Más allá de ser la primera película española en stop-motion, aborda con valentía las formas del anime y el videojuego sin perder en ningún momento la esencia de su personal humor». (Álex Mendíbil)
Presentación a cargo de Adrián Encinas, autor de Historia del cine de animación stop-motion español 1912-1975 (publicación a principios de 2023, Desfiladero Ed.) y Álex Mendíbil, comisario de «Sala:B». Duración aproximada de la presentación: 20’ (Total sesión: 155’)
Después de la buena recepción cosechada tras su paso por festivales como la Seminci o Gijón acaba de ver la luz un primer tráiler de la mano de Filmax, que podéis ver a final de página junto a su póster oficial, del debut en la ficción de la realizadora Ángeles Huerta O Corpo Aberto. La película, basada en un relato de Xosé Luis Méndez Ferrín que nos sitúa a medio camino entre el drama rural y el relato de terror, se estrenará comercialmente en nuestro país el próximo 9 de diciembre.
O Corpo Aberto nos sitúa en el año 1909. Miguel, un joven profesor, es destinado a un pequeño pueblo de montaña en la frontera entre España y Portugal: Lobosandaus, una aldea inhóspita y de tradiciones ancestrales. Es un hombre de razón, pero no puede controlar sus deseos pasionales y, conforme se acerca el invierno, siente cómo la oscuridad se apodera de todo a su alrededor al tiempo que crece su fascinación por la enigmática Dorinda. En un lugar dominado por la superstición, la extraña muerte de un vecino del pueblo libera a un espíritu libre en busca de un cuerpo que le permita seguir con su existencia, que llevará a Miguel a cuestionar los límites entre el mundo de los vivos y los muertos.
La película con guion cargo de la propia Ángeles Huerta junto a Daniel García está protagonizada por Tamar Novas, Victória Guerra, María Vázquez, Federico Pérez, Elena Seijo, Miquel Insúa, José Fidalgo, Nicolás Otero e Izan González.
En 1971, Ed Pincus emprendió el proyecto de filmar con una cámara de 16 mm, y a lo largo de cinco años, la intimidad de su vida familiar. El montaje, a partir de las veintisiete horas de material registrado, no lo empezó hasta 1976, en forma de revisión (auto) crítica de esa experiencia. La muy influyente Diaries (1971-1976) —considerada una de las grandes obras maestras del género diarístico y que se presenta ahora recién restaurada— encara la colisión entre vida y arte, y los conflictos y goces de crear una familia, con el deseo de reconciliar, según el cineasta, lo trivial con lo profundo, y sondear la fragilidad y el heroísmo de la vida cotidiana.
Pincus había escrito Guide to Filmmaking (1969), un célebre manual de técnicas cinematográficas, y fue profesor de cine en el MIT y en Harvard, además de documentalista de direct cinema; pero en 1970 piensa que su obra está en un callejón sin salida y decide hacer un giro radical, exponerse crudamente ante la cámara y cuestionar las convenciones del cine y de su propia vida. La película empieza cuando la esposa de Ed, Jane —feminista y artista de batik—, tiene 34 años y sus hijos Sami y Ben, 6 y 2 años, respectivamente. Son, según Jane, «la familia feliz». Lo que sigue es el derrumbe de esa vida familiar, entre las aventuras amorosas de Ed y los efectos dolorosos que tienen para ella.
«Ed Pincus ha creado un melodrama cómico de la vida familiar en los años setenta, que es tan fascinante, triste, enloquecedor e inquietante como cualquier ficción. Ha dado un salto mágico, saltando sobre las cabezas del cinéma-vérité y de la narración cinematográfica hacia un nuevo y deslumbrante reino» (Stephen Schiff, Film Comment).
Diaries (1971-1976), Ed Pincus, Estados Unidos, 1982, 16 mm, 200’
Proyección en DCP, VOSC. Copia digitalizada y restaurada procedente del Harvard Film Archive.