«Sujo» review

Tras el asesinato de su padre, el pequeño Sujo queda huérfano y desamparado. Con la ayuda de su tía, que le salva de la muerte, Sujo crecerá en el campo, sorteando la adversidad, la pobreza y los constantes peligros. Llegada la adolescencia, y como rito de iniciación, termina dentro de un cartel mafioso del que logra salir para rehacer su vida lejos de la violencia ¿Logrará Sujo cambiar su destino?

Dos propuestas presentes en la sección Horizontes Latinos del pasado Festival de San Sebastián se adentraron en relatos basados en un tono idealista que fueron mostrados mediante historias de dolor y redención. Las realizadoras Fernanda Valadez y Astrid Rondero en Sujo, que represento a México en los premios Oscar 2025, nos proponen un melodrama desarrollado a través de las actuales problemáticas sociales del país, aquí centradas en la infancia, la orfandad y contextos aledaños, focalizados en las secuelas ocasionadas a las víctimas de una violencia heredada.

Las responsables de Sin señas particulares (2020) se aproximan, en especial en su tramo final, a un naturalismo mágico cercano al cuento fantástico, en ocasiones evocador, que gira en torno a la noción de la huida del individuo de un círculo violento mediante un estudio sobre las amenazas que se pueden llegar a cernir sobre el futuro del joven protagonista y, por ende, de una generación. Sujo tiene la virtud de priorizar una lírica de carga simbólica al discurso social que aquí, por fortuna, queda soterrado; también de saber manejar con cierta soltura un cambio escénico, de lo rural a lo urbano, donde queda patente que la intención de dicho cambio de registro va más encaminada a entender acciones y personajes que a juzgar mediante convencionalismo dichos actos.

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