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En el pasado Festival de San Sebastián la temática de las sectas, o si se prefiere la estricta religión que orbita a través de tal concepto, fue bastante recurrente en muchas de las películas presentes en el certamen donostiarra, Disco, cuyo tráiler podéis ver a final de página junto a su póster oficial, y que estuvo presente en Nuevos Directores previo paso por el Festival de Toronto dentro de la sección Discovery, indaga en la peripecia adolecente de confusión religiosa en donde en esta ocasión la música actúa como motor principal a la difícil superación de identidad que ha de afrontar la joven protagonista. Tras las cámaras en el que es su segundo largometraje la realizadora noruega Jorunn Myklebust Syversen (Hoggeren 2017).
En Disco vemos como aparentemente, la vida de Mirjam, de 19 años, hijastra de un carismático pastor, es perfecta. Es campeona mundial de baile disco en estilo libre y el orgullo de su moderna iglesia evangélica. Sin embargo, su cuerpo pide ayuda. En el campeonato mundial en el que defiende su título, se desploma sobre el escenario. La solución de su familia es que ella se concentre más en su fe y, en busca de respuestas, recurre a una iglesia más estricta y conservadora.
La película con guion de la propia Jorunn Myklebust Syversen está protagonizada por Josefine Frida Pettersen, Nicolai Cleve Broch, Fredericke Rustad Hellerud, Andrea Bræin Hovig y Espen Klouman Høiner.
Cuatro ancianos se reúnen frecuentemente para contarse historias de fantasmas, cuando repentinamente el hijo de uno de ellos muere en la víspera de su boda, ellos estarán obligados a lidiar con una sombría historia acontecida en el pasado. Las muertes se irán sucediendo estando relacionadas con un secreto compartido por los cuatro amigos desde hace décadas, el de otra muerte…
Al inicio y como preámbulo de la notable The Fog de John Carpenter, y casi a modo de viejo relato oral de fantasmas, un anciano marinero interpretado por el veterano John Houseman reúne a un grupo de niños alrededor de una hoguera a orillas del mar con el propósito de contarles un relato de miedo, Ghost Story comienza de un modo similar, otra reunión, en este caso la de cuatro viejos amigos, y un relato de terror, el The Premature Burial de Edgar Allan Poe narrado por un personajes nuevamente bajo los rasgos del actor John Houseman, a diferencia de la primera aquí el interlocutor no ejerce de simple maestro de ceremonias y es parte activa de la narrativa del film que está por comenzar. Intentando hacer un paralelismo que se perciba como valido entre The Fog y la película de John Irvin no solo existe una similitud temporal en referencia a su estreno comercial, apenas un año de diferencia entre ambas, sino que devienen como dos claros ejemplos del final de una era en donde el cine de terror era percibido por el espectador como una suerte de epifanía en referencia a un tono sugerido que se vería suplantado a partir de ese momento mayoritariamente por algo más explícito y diverso, ambas obras escenifican casi a la perfección un tratado al que perfectamente se le pueden unir películas que orbitan por esa misma época como por ejemplo The Changeling de Peter Medak o The Sentinel del siempre eficaz Michael Winner.
Ghost Story curiosamente significa tanto un comienzo como un final en relación a tendencias de diferente índole, comienzo en lo concerniente a la avalancha de títulos que estarían por llegar a modo de adaptaciones cinematográficas de obras literarias a cargo de novelista que indagaban en el terror casi a modo de militancia, en el caso que nos ocupa Peter Straub teniendo como punta de iceberg de tal paradigma a Stephen King, de echo las concomitancias llegan a tal punto que el guionista del film, Lawrence D. Cohen, firmo los libretos de adaptaciones tales como Carrie (1976), It (1990) o The Tommyknockers (1993) entre otras, por otro lado y como se hace referencia más arriba al ocaso de una manera de concebir el terror audiovisual fílmico, a tal respecto en Ghost Story somos testigos de una curiosa cuanto menos dualidad esclava de la situación antes explicada, por una parte es visible, al igual que en la génesis de la novela, como lo fantasmagórico e irreal, mostrado a partir de esa premisa del espectro vengativo, nos es expuesto a modo de una súbita distorsión de lo entendido como real, existe un intento, casi un esfuerzo, por el detalle y por las diversas acotaciones a la hora de exponer las distintas formas que puede adoptar tanto la amenaza sobrenatural, especialmente afortunada a tal respecto la presencia de una joven ambigua y amenazadora Alice Krige, como la percepción de ella a través de lo meramente fantasmagórico, aunque curiosamente llegados a ese supuesto clímax de exaltación, que da la sensación de beber de los imaginarios surgidos de los EC comics, en la mayoría de ocasiones mostrado a través de los explícitos, brillantes y opulentos trabajos de maquillaje a cargo de Dick Smith y de los no menos notables efector especiales del gran Albert Hitchcock, no tanto como parte de una contradicción de estilos y si más bien como una consecuencia lógica de una coyuntura a la hora de mostrar un cambio de estilos generacionales que estaban a punto de aparecer.
Tampoco dicha evolución acontecida en el desarrollo del género de terror en Estados Unidos por aquel entonces haya que anotarlo como una mutación o cambio de rol de consonancias peyorativas sino más bien todo lo contrario, no ya en lo concerniente a la desaparición de un horror digamos clásico sino mas bien a la apertura de una de las mejores y fundacionales décadas como fue la de los años ochenta en donde un libertinaje creativo dio lugar a un sinfín de obras y autores que de alguna manera marcaron una tendencia que devino clave para futuras generaciones tanto de cineastas como de espectadores, en ambas etapas por donde da la sensación de transitar Ghost Story, la longeva e iniciática y la evolutiva que dio comienzo en los años ochenta, a la hora de intentar hacer cualquier comparativa posible hacen palidecer a cualquier etapa posterior a ellas, especialmente una actual abastecida principalmente por conceptos mal adquiridos de ese cine pretérito que terminan siendo inocuos por ser meros escaneos dotados de una nula funcionalidad, o en el peor de los casos intentos pueriles a la hora de abrir nuevas vías que devienen como liquidas a través de unas bases ya transitadas con anterioridad como por ejemplo resulta ser esa nueva versión de Otra vuelta de tuerca dirigido recientemente por Floria Sigismondi. Tampoco sale bien parado en dicha valoración esas nuevas autorías surgidas en el fantástico contemporáneo percibidas como algo dispersas, algunas interesantes otras bastantes más cuestionables en referencia a postulados y en especial a su nada disimulado menosprecio con respecto a unos dictados del cual se sustentan como resulta ser el caso por ejemplo del cine perpetrado por Ari Aster o en menor medida el de Robert Eggers.
Paradigma del relato en donde el fantasma viene a cobrarse una deuda del pasado por aquella máxima en donde un espectro es un fantasma debido a algo que una vez sucedió y que no debería haber sucedido, no en vano a tal respecto Peter Straub declaro que se inspiró principalmente en los trabajos de Nathaniel Hawthorne y Edgar Allen Poe a la hora de escribir su novela, Ghost Story acaba siendo un interesante y muy válido canto de cisne con evidentes texturas de rara avis, también en referencia a su concepción de producción, aquella en donde los grandes estudios, Universal en este caso, apostaban por un concepto diáfano y dotaba a este de una ornamentación técnica sobradamente eficiente, en el caso que nos ocupa el veterano Jack Cardiff en la fotografía o una notable y por momentos portentosa banda sonora a cargo de Philippe Sarde que por momentos parece remitirnos tanto a Bernard Herrman como al Vértigo de Alfred Hitchcock en referencia a la necrofilia y a esa dualidad tan característica de la love story con una muerta, incluso de forma algo curiosa aquí se consigue adecentar y legitimar el concepto de la vieja gloria hollywoodense que por aquel entonces era un recurso habitual y en parte bastante denostado destinado en gran parte a las tv movies o a las prototípicas apariciones secundarias en films de índole catastrofista producidas en su gran mayoría por Irwin Allen, a tal respecto y lejos del adorno interpretativo Fred Astaire, John Houseman, Douglas Fairbanks Jr., Melvyn Douglas e incluso una breve aparición de Patricia Neal son parte esencial de la ecuación de Ghost Story, tras las cámaras un artesano que hace honor a su nombre como es John Irvin que aquí junto a su anterior y notable The Dogs of War consigue realizar el mejor trabajo de una trayectoria con piezas tan rescatables como por ejemplo Hamburger Hill o ese interesante noir periférico que es City of Industry.
La mayor virtud de Ghost Story posiblemente radique en cómo sale airoso de una adaptación de difícil plasmación cinematográfica especialmente en referencia a unas narrativas e historias co-relacionadas continuamente mediante el flashback, en concreto tres, la presente y dos pasadas, estas dos últimas a modo de oxigenar y aclarar la que vertebra el relato en cuestión, y en menor medida a la hora de abreviar, especialmente visible a través de una economía de medios en donde muchos diálogos son expuestos en base a interacciones cortas y directas, teniendo la virtud de no perder de vista la esencia de un relato original que resulta ser tan denso, aunque esto evidentemente vendría a ser mérito del guionista Lawrence D. Cohen. En dicho trayecto encontraremos de forma casi forzada irregularidades y algún que otro tropezón narrativo que devienen casi como ineludibles dada la propia naturaleza de relato bicéfalo, lastres que en parte son subsanados gracias a una atmosfera en donde esa insinuación, que por momentos parece contornearse a través del british gothic horror, y su poco exhibicionismo logran erigirse como la principal virtud de una película que parece transitar en todo momento a medio camino entre la ensoñación y una tensión psicológica en base a una amenaza direccionada en esta ocasión a personajes ya entrados en años y no en adolescentes, un statu quo en definitiva que sitúa para bien a Ghost Story en tierra de nadie, en un lugar periférico dentro del fantástico de aquella época, el mejor ejemplo de todo ello lo podemos encontrar en su seca y abrupta conclusión, un cierre que no admite el golpe de efecto gratuito o el final abierto y que ejemplifica a la perfección un más que meritorio posicionamiento.
El segundo largometraje en solitario del director de «El futuro» acaba de alzarse con el Gran Premjo del prestigioso festival Cinema du Rèel
El Festival de Cine de Sevilla acogerá en el marco de su 17 edición (el estreno en España de ‘El año del descubrimiento’, película dirigida por Luis López Carrasco, que ha obtenido recientemente el Gran Premio de Cinéma du Réel, festival de cine que en su selección combina documental, ensayo y experimentación.
La cinta de López Carrasco, que se estrenó mundialmente en el Festival de Rotterdam, también se ha llevado el premio del Jurado de las Bibliotecas junto a ‘Makongo’, de Elvis Sabin Ngaibino.
En España, la película se estrenará en la Sección Oficial del Festival de Sevilla. López Carrasco vuelve así a la muestra tras su exitosa participación con su primer largo en solitario ‘El futuro’ en la Sección Las Nuevas Olas, en la décima edición del certamen.
‘El año del descubrimiento’ se centra en el año 1992, el de la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona, y pone su mirada en la revuelta obrera que incendió el Parlamento de Murcia. Jugando de nuevo, como en su anterior largometraje, con el género documental, la acción se sitúa en un bar y cuenta con el testimonio de ciudadanos de Cartagena que vivieron aquella época, junto con nuevas generaciones que narrarán sus recuerdos, creando así un retrato coral, compuesto por cuarenta y cinco personajes, procedentes de los barrios periféricos de Cartagena y La Unión.
Luis López Carrasco (Murcia, 1981) es productor, director, guionista y co-fundador del colectivo audiovisual Los Hijos (cuyo largometraje “Árboles” participó en la sección Resistencias del año 2013) , dedicado al cine documental experimental. Su trabajo como director ha sido proyectado en numerosos festivales internacionales como Locarno, Rotterdam, New York, el BAFICI (Buenos Aires) o la Biennale (Venecia), y en centros de arte contemporáneo como el Georges Pompidou (París), el Guggenheim (Bilbao) o el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid).
En un intento de coaccionar la libre distribución de películas de toda vertiente dentro de la entonces imperante industria videográfica, las autoridades censoras del Reino Unido establecieron una lista que popularmente se conoció como “Video Nasties”. El objetivo, llevar al ostracismo y olvido una serie de películas que pudieran atentar contra la moralidad del público británico, reduciendo considerablemente su metraje o directamente llevándolas a la prohibición. Como fenómeno contracultural, se produjo un creciente interés por los amantes del cine más subversivo hacia este conjunto de “películas prohibidas”, llevándolas al Olimpo del culto. Cintas como el “Holocausto caníbal” de Ruggero Deodato, “Bahía de sangre” de Mario Bava o “El asesino del taladro” de Abel Ferrera son algunos de los ejemplos de esas obras que el Gobierno británico boicoteó para evitar su distribución, pero que ahora son incuestionables clásicos del cine más underground.
El libro “Video Nasties: Memorias de un cine prohibido”, de Daniel Rodríguez Sánchez (conocido también en Internet como Reverendo Wilson), analiza este fenómeno y reseña una a una todas las películas que entraron en esa fatídica lista de películas que el poder no quería que viera el pueblo. Dividido en dos volúmenes, el ensayo repasa todas las cintas de manera cronológica según su año de producción, de tal modo que esta primera entrega aglutina los títulos producidos entre 1963 y 1979, desde el “Blood Feast” de Herschell Gordon Lewis hasta “No vayas cerca del parque”, de Lawrence D. Foldes.
Autor; Daniel Rodríguez Sánchez, Editorial: Applehead Team Creaciones, Páginas: 274
HBO acaba de lanzar el tráiler final, que podéis ver a final de página junto a su póster oficial, de Bad Education, comedia dramática basada en hechos reales dirigida por Cory Finley (Thoroughbreds 2017). El film, que tuvo su premier mundial en el pasado Festival de Toronto, verá la luz en un principio y salvo cambios de última hora a través de la HBO el próximo 25 de abril.
En Bad Education vemos como el superintendente de un distrito escolar ubicado en Long Island comete un grave error, dejando al descubierto una trama de corrupción que abarca varios años y millones de dólares en robos. Cuando una joven periodista estudiantil comienza a descubrir el caso, el alto cargo se verá obligado a lidiar con las graves consecuencias del escándalo intentando desesperadamente proteger a todos los involucrados.
La película con guion de Mike Makowsky y música a cargo de Michael Abels está protagonizada por Hugh Jackman, Allison Janney, Geraldine Viswanathan, Alex Wolff, Kathrine Narducci, Rafael Casal, Jimmy Tatro, Ray Romano, Kayli Carter, Annaleigh Ashford, Pat Healy, Stephanie Kurtzuba, Ray Abruzzo, Stephen Spinella, Catherine Curtin, Doris McCarthy, Finnerty Steeves, John Scurti, Jeremy Shamos, Hari Dhillon, Welker White, Lauren Yaffe, Kristoffe Brodeur, Peter Appel, Giuseppe Ardizzone, Victor Verhaeghe, Miriam Silverman, Hannah Kelsy, Kevin D. McGee y Gino Cafarelli.
Tom Hanks y la II Guerra Mundial no deja de ser casi un subgénero en sí mismo, sus participaciones en dicha temática más allá de Saving Private Ryan la podemos encontrar por ejemplo como productor ejecutivo en las series Band of Brothers, The Pacific o en la próxima Masters of the Air, Greyhound, film que de la mano de Sony Pictures nos presenta un primer tráiler y póster oficial que podéis ver a final de página, es la nueva incursión del actor en la II Guerra Mundial a través de la adaptación de la novela homónima de C. S. Forester. Greyhound que en un principio tiene previsto su estreno comercial en Estados Unidos para el próximo 12 de junio cuenta tras las cámaras con Aaron Schneider responsable del mediometraje William Faulkner’s Two Soldiers (2003) y Get Low (2009).
Greyhound nos sitúa en el año 1942. Durante los primeros días de la participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, un convoy internacional de 37 barcos aliados, encabezado por el comandante Ernest Krause, cruza el Atlántico Norte mientras es perseguido por submarinos alemanes. Su misión consiste en cruzar el Atlántico Norte, una tarea en apariencia sencilla que no lo será tanto cuando hagan acto de aparición la flota enemiga.
La película con guion adaptado por parte del propio Tom Hanks y música a cargo de Blake Neely está protagonizada por Elisabeth Shue, Stephen Graham, Rob Morgan, Manuel García-Rulfo, Lee Norris, Karl Glusman, Tom Brittney, Alex Kramer, Jimi Stanton, Joseph Poliquin, Bill Martin Williams, Matthew Zuk, Devin Druid, Grayson Russell, Dave Randolph-Mayhem Davis, Michael Benz, David Maldonado, Adam Aalderks, Casey Bond, Jesse Gallegos, Parker Wierling, Maximilian Osinski, Craig Tate, Ian James Corlett, Stephan Goldbach, Jake Ventimiglia, John Frederick, Travis Quentin y Michael Carollo.
Nacido el 11 de agosto de 1947 en la ciudad de Chicago y fallecido el pasado martes 24 de marzo a los 72 años de edad Stuart Gordon merece ocupar un lugar privilegiado en lo concerniente a ese grupo selecto de realizadores que en los años 70, 80 y parte de los 90 fundamentaron el cine de terror estadounidense mediante trabajos que con el paso del tiempo han devenido de culto para el aficionado al género. Como otros muchos autores cuya trayectoria ha estado vinculada por completo al fantástico a lo largo de prácticamente toda su carrera la afiliación de Stuart Gordon al género vino casi de casualidad. Hombre de teatro en sus inicios en el año 1968 fundo su primera compañía llamada Screw Theater en donde destaco una corrosiva y polémica versión del cuento de Peter Pan que le acarreo bastantes problemas judiciales, tiempo después junto a su esposa Carolyn Purdy mantuvieron durante 16 años la compañía Organic Theater en donde un joven David Mamet con la obra teatral Sexual Perversity in Chicago logro cimentar el inicio de su carrera.
Stuart Gordon a diferencia de compañeros ilustres llego algo tarde al medio cinematográfico, con casi cuarenta años de edad dirigió su opera prima, la emblemática Re-Animator, obra reverencial en su carrera y que podríamos aseverar que al igual que George A. Romero con su Night of the living dead o Tobe Hooper con The Texas Chain Saw Massacre por ejemplo marcaria por completo su posterior trayectoria a través de un encasillamiento genérico en el que el mismo parecía encontrarse bastante a gusto. Re-Animator, adaptación del relato corto Herbert West: reanimador, ocupa un lugar privilegiado dentro del género de terror contemporáneo, su amena y desinhibida visión libérrima del imaginario de H.P. Lovecraft quedó plasmada con una equilibrada fusión genérica de terror con una abundante dosis de un gore inusual por aquella época aderezado con elementos de comedia, hibridación esta que de alguna manera hizo popular y propicio un éxito que dio lugar un año después una nueva incursión en el imaginario del escritor de Providence con la algo ya más ambiciosa aunque menos exitosa comercialmente From Beyond. En estos inicios Stuart Gordon fue un hombre con un claro espíritu de estudio pequeño, la Empire Pictures estuvo siempre detrás de estos primeros trabajos a los que se unieron posteriormente otros que no tuvieron tanta repercusión comercial como Dolls, relato de costosa post producción a causa de una laboriosa stop motion que retraso en casi un año su estreno comercial, también una particular versión de The Pit and the Pendulum de Edgar Allan Poe o la desmesurada Robot EigaRobot jox, film este último que tras una tortuosa gestación supondría la bancarrota económica para una productora que justo después paso a transformarse en la Full Moon y en donde Stuart Gordon aún volvería a adaptar una historia corta de H.P. Lovecraft de nombre The Outsider que dio lugar a ese film coproducido con Italia con claras texturas de serie Z directa a video titulado Castle Freak y que supuso su reencuentro con el actor Jeffrey Combs.
A continuación y como un paso casi natural en su carrera Stuart Gordon emprendió proyectos algo más ambiciosos realizando películas cada vez más caras pese a que estas atesoraban una evidente temática pulp como fueron las futuristas Fortress, filme protagonizado por la estrella de aquel entonces Christopher Lambert, y esa deliciosa reinterpretación en clave Métal Hurlant que es Space Truckers. También digno de resaltar fue su labor como guionista con trabajos como The Dentist de su compañero Brian Yuzna, la notable versión de Abel Ferrara de Body Snatchers del año 93 y en especial ese proyecto que estuvo a punto de dirigir y que posiblemente hubiera variado su carrera a partir de aquel entonces como fue la producción Disney Honey, We Shrunk Ourselves! de la cual produjo la secuela y tuvo una participación importante dirigiendo un episodio en una especie de spin-off destinada para la televisión.
Stuart Gordon desde su debut en la dirección fue un nombre habitual y recurrente en el Festival de Sitges, puede que esto facilitara en parte su participación en la ya extinta Fantastic Factory con su Dagon: La secta del mar, una vuelta al imaginario de H.P. Lovecraft en donde adapta de forma libre la historia corta Dagon and The Shadow Over Innsmouth, film protagonizado por Francisco Rabal en el que fue su último trabajo delante de las cámaras y que a la postre significo posiblemente el mejor trabajo de aquel proyecto de Fílmax liderado por Julio Fernández y Brian Yuzna, o al menos el que de una forma más clara se ajustaba al ideario y unos parámetros de serie B de cual partió dicha iniciativa.
Como colofón a su carrera Stuart Gordon y como buena muestra de esa impronta autoral del no encasillamiento genérico que en parte nunca dejó de lado acabo su trayectoria en cine con tres notables títulos que se apartaban del fantástico de forma drástica como fueron King of the Ants, Edmond y Stuck, entre medio de estas su participación en dos series televisivas, por un lado en Fear Itself, con el capítulo Eater con una primeriza Elisabeth Moss al frente del reparto, y especialmente en Masters of Horror (2005-2007) con los episodios Dreams in the Witch-House y su versión del The Black Cat de Edgar Allan Poe, su inclusión en esta serie ideada por Mick Garris le unió a realizadores de la talla de Dario Argento, John Carpenter, Joe Dante, Tobe Hooper, John Landis, Don Coscarelli o Larry Cohen entre otros muchos, junto a estos Stuart Gordon forma parte por derecho propio de esa lista de directores que mediante sus trabajos en los años 70 y 80 cimentaron el género de terror a través de una perspectiva que inevitablemente marco a otros muchos realizadores el camino a seguir desde aquel momento, de forma algo injusta un director algo infravalorado a día de hoy, habitual por otra parte dentro del género fantástico y de su propio ecosistema el no valorar en su momento a muchos autores plenamente válidos, un servidor supone que dentro de algunos años como suele ser norma habitual en estos casos se reivindicará de forma algo más justa y ecuánime la labor de un extraordinaria artesano del género como resulto ser Stuart Gordon.
La nueva película de realizador coreano Yoon Sung-hyun (Bleak Night, If You Were Me 5) titulada Time to Hunt fue uno de los platos fuertes a nivel comercial presentados en el pasado Festival de Berlín, a tal respecto las consecuencias provocadas mundialmente por culpa del Coronavirus han hecho que la distribución comercial se vea afectada drásticamente en lo concerniente a sus formas. Es por eso que Time to Hunt, cuyo tráiler subtitulado al inglés y póster oficial podéis ver a final de página, será la primera película coreana que se verá de manera exclusiva en Netflix, hasta ahora las producciones que eran adquiridas por el canal televisivo tenían un estreno prioritario comercial en el país para que luego pasado un corto espacio de tiempo la compañía de streaming la distribuyera por el resto del mundo.
Time to Hunt nos cuenta como Jun-seok es recogido por sus amigos Ki-hoon y Jang-ho tras tener que pasar tres años en prisión, al momento se dará cuenta de cuánto ha cambiado Corea del Sur desde que se produjo la última crisis financiera. El ostentoso mundo del consumismo que dejó atrás se ha transformado en un oscuro desierto post-capitalista en el que los jóvenes ya no hacen planes de futuro. El won está devaluado y el dinero de su último robo ha desaparecido por arte de magia. Sin embargo, Jun-seok ha salido de la cárcel con un sueño por el que sí está dispuesto a luchar, escapar a Hawaii junto a sus amigos para empezar allí una nueva vida. Para ello tendrán primero que atracar un casino. Aunque el robo sale bien, una banda de mafiosos criminales comienzan a perseguirlos a través de un peligroso mundo distópico.
La película, que verá la luz a través de Netflix el próximo 10 de abril, cuenta con un guion del propio Yoon Sung-hyun estando protagonizada por Ahn Jae-hong, Lee Je-hoon, Hae-soo Park, Park Jung-min, Bae Je Ki y Lee Seo Joon.
Además de en las salas de cine que pueda haber abiertas en sus fechas de estreno,»Vivarium», «La alegría de las pequeñas cosas», «Los profesores de Saint-Denis»y «La Pasión en el arte» se podrán ver online a través de las salas virtuales y plataformas digitales.
Ante el cierre temporal de los cines y la incertidumbre sobre su fecha de reapertura, A CONTRACORRIENTE FILMS ha decidido no alterar el calendario de sus próximos estrenos y asegurará su accesibilidad online a cualquier espectador que desee ver las películas en su casa. Por eso, VIVARIUM a partir del 8 de abril, LA ALEGRÍA DE LAS PEQUEÑAS COSAS a partir del 10 de abril, la gran sorpresa de la temporada en Francia, LOS PROFESORES DE SAINT-DENIS, desde el 17 de abril, y el nuevo estreno de la Temporada de Arte2019-2020LA PASIÓN EN EL ARTE, desde el 6 de abril, se podrán ver no sólo en aquellas salas que pueda haber abiertas en sus fechas de estreno, sino también, durante los próximos meses, a través de la aplicación salavirtualdecine.com y desde plataformas digitales.
A CONTRACORRIENTE FILMS, en colaboración con cuantas salas y circuitos de exhibición decidan adherirse a la iniciativa, pondrá a disposición del espectador la plataforma salavirtualdecine.com, un espacio creado para que el público, desde sus dispositivos móviles, Smart TV y de forma online, pueda ver los estrenos cinematográficos programados para estrenarse en salas de cine convencional, cuyo nivel de actividad es impredecible en las próximas semanas.
La plataforma, específicamente habilitada para albergar películas de estreno en cine, pretende convertirse en un servicio al espectador que en las próximas semanas tendrá mayores dificultades o incluso imposibilidad de acceder a un cine en su ciudad. La plataforma pretende convertirse en una auténtica sala virtual del cine más reciente y se ha propuesto su participación a las distintas salas, cadenas y circuitos de exhibición que operan en España. Los espectadores habituales de las salas de cine que se adhieran serán invitados a visionar en la plataforma las películas más actuales, al menos mientras los cines permanezcan cerrados. A Contracorriente negocia actualmente con todos los circuitos su posible adhesión a esta iniciativa.
En dicha plataforma y en paralelo a las salas que pueda haber abiertas, los espectadores podrán acceder a los cuatro próximos estrenos mencionados a precio de entrada normal de cine, 6,95 euros. De esta forma, el espectador tendrá la oportunidad de ver los próximos estrenos cinematográficos directamente desde sus televisores, ordenadores, tablets o teléfonos móviles sin tener que salir de sus casas, dada la situación de confinamiento recomendada en este momento por las autoridades de nuestro país. La plataforma contará con App propia para dispositivos Smart TV (LG, Samsung y Android TV para televisores Sony, Philips y de otras marcas), IOS (con AirPlay), Android (con Chromecast) y AppleTV. Los usuarios podrán disfrutar de la película alquilada 72 horas y hasta en 4 dispositivos.
Por otro lado, además del estreno en las salas de cine que pueda haber abiertas y en la Sala virtual de cine, las películas se podrán ver desde el mismo día del estreno a través de las plataformas digitales como Movistar+.
‘La pasión en el arte’ es la nueva película documental dirigida por Phil Grabsky, director y productor de otros grandes títulos como «Yo , Claude Monet», «Degas. Pasión por la perfección» o «El joven Picasso». Producida por Exhibition on Screen, el filme explora la Pascua como se muestra en el arte, desde la época de los primeros cristianos hasta la actualidad.
El acontecimiento sobre la muerte y resurrección de Cristo ha dominado la cultura occidental durante los últimos 2000 años. Lo que es, posiblemente, el momento histórico más significativo de todos los tiempos, tal como lo relatan los evangelios, y también el motivo más representado por los grandes artistas de la historia.
Además del estreno en las salas de cine que pueda haber abiertas y en la Sala virtual de cine, LA PASIÓN EN EL ARTE se podrá ver desde el mismo día del estreno a través de las plataformas digitales Movistar+, Vodafone y Rakuten.tv.
VIVARIUM es el segundo largometraje que dirige Lorcan Finnegan («Without Name»). Con guion firmado por el propio director, la película se presentó en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, y está protagonizada por el nominado al Oscar por «La red social»Jesse Eisenberg («Bienvenidos a Zombieland»), Imogen Poots («Mejor otro día», «Green Room») y Jonathan Aris («Morgan», serie de TV «Sherlock»). La película se estrenará el miércoles 8 de abril.
La película se ha presentado en varios festival, incluyendo el Festival de Sitges, donde la actriz Imogen Poots ganó el premio a la Mejor Actriz, al igual que en el Festival Fancine Málaga. También pasó por el Nocturna de Madrid, la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián y el Festival de Cine de Terror de Molins de Rei.
En VIVARIUM, una joven pareja se plantea la compra de su primer hogar. Para ello, visitan una inmobiliaria donde los recibe un extraño agente de ventas, que les acompaña a una nueva, misteriosa y peculiar urbanización para mostrarles una vivienda unifamiliar. Allí quedan atrapados en una pesadilla laberíntica y surrealista.
Además del estreno en las salas de cine que pueda haber abiertas y en la Sala virtual de cine, VIVARIUM se podrá ver desde el mismo día del estreno a través de las plataformas digitales Movistar+, Vodafone y Rakuten.tv.
SHERLOCK FILMS estrenará LA ALEGRÍA DE LAS PEQUEÑAS COSAS (“Momenti di trascurabile felicità”), dirigida por Daniele Luchetti, responsable de películas como “Mañana sucederá”, “La voz de su amo”, “La nostra vita” y “Mi hermano es hijo único”. La película está basada en las aclamadas novelas “Momentos de inadvertida felicidad” y “Momentos de inadvertida infelicidad” de Francesco Piccolo, publicadas en nuestro país por Editorial Anagrama. LA ALEGRÍA DE LAS PEQUEÑAS COSAS se estrenará el 10 de abril.
LA ALEGRÍA DE LAS PEQUEÑAS COSAS es una comedia de elementos fantásticos que juega con la idea de la vida después de la muerte, en la línea de clásicos como “El cielo puede esperar”. Está protagonizada por el cómico italiano Pierfrancesco Diliberto (“La mafia sólo mata en verano”), conocido popularmente como Pif, junto a la cantante Thony y al veterano actor Renato Carpentieri (“La tenerezza”).
Además del estreno en las salas de cine que pueda haber abiertas y en la Sala virtual de cine, LA ALEGRÍA DE LAS PEQUEÑAS COSAS se podrá ver desde el mismo día del estreno a través de las plataformas digitales Movistar+, Vodafone y Rakuten.tv.
Sinopsis:
Como cada mañana Paolo se sube a su escúter para ir al trabajo. Al atravesar un cruce con el semáforo en rojo, un camión lo arrolla y Paolo fallece. Pero por un error de cálculo en el paraíso, Paolo obtiene una hora y media más para vivir después de la muerte. 90 minutos para conseguir lo que realmente cuenta en la vida: estar con las personas que más quieres.
LOS PROFESORES DE SAINT-DENIS («La vie scolaire») es la segunda película escrita y dirigida por Medhi Idir y Grand Corps Malade tras «Patients» y se estrenará en nuestro país el 17 de abril.
LOS PROFESORES DE SAINT-DENIS fue la ganadora del premio Cinéfilos del Futuro de la 16ª edición del Festival de Sevilla que otorga el público joven del festival, con una puntuación de 4,44 sobre 5. En su estreno en Francia de la mano de Gaumont la película ha superado los 1,8 millones de espectadores.
La película, basada en las propias vivencias de sus directores, está protagonizada por la ganadora de un César a la Mejor Actriz RevelaciónZita Hanrot («Fatima») junto a Alban Ivanov («C’est la vie!», «El gran baño»), Moussa Mansal («Colt 45»), Soufiane Guerrab («Patients») y el debutante Liam Pierron, entre otros. Este último fue uno de los nominados a Mejor actor revelación en los Premios César 2020 gracias a su interpretación en el filme.
Además del estreno en las salas de cine que pueda haber abiertas y en la Sala virtual de cine, LOS PROFESORES DE SAINT-DENIS se podrá ver desde el mismo día del estreno a través de las plataformas digitales Movistar+, Vodafone, Rakuten.tv, iTunes y Google Play.
Sinopsis:
Samia es una joven maestra que asume la dirección de estudios en una escuela en los suburbios de París. En su tarea diaria descubrirá los problemas de disciplina y la realidad social que pesa sobre el barrio, pero también la increíble vitalidad y humor tanto de los estudiantes como de sus compañeros docentes.
Tendría que haber sido una de las películas presentes en el recién aplazado Festival de Tribeca de este incierto año 2020, Inheritance, el nuevo trabajo tras las cámaras del realizador Vaughn Stein, responsable hace un par de años de aquel curioso thriller titulado Terminal con Margot Robbie al frente del reparto, estrena un primer avance en forma de tráiler oficial que podéis ver a final de página. La película, un drama familiar con elementos de thriller, tiene previsto su estreno comercial salvo cambios de última hora para el próximo 22 de mayo.
Inheritance nos cuenta como cuando el patriarca de una poderosa familia asociada con vínculos políticos muere deja a su hija al frente de la estabilidad económica familiar. Su responsabilidad es doble, dado que su ya desaparecido padre le ha confesado un terrible secreto, así como una herencia maligna que amenaza con destruir tanto su vida como la de todo el mundo que tiene a su alrededor.
La película con guion de Matthew Kennedy y música a cargo de Marlon Espino está protagonizada por Lily Collins, Simon Pegg, Connie Nielsen, Chace Crawford, Michael Beach, Marque Richardson, Chris Gann, Joe Herrera, Christina DeRosa, Harrison Stone, Rebecca Adams, Mariyah Francis, Lucas Alexander Ayoub y Jim E. Chandler.
Educar de cine habla sobre aquellos profesionales de la docencia que las películas de ficción han retratado durante décadas. En general, el cine de todas las épocas y nacionalidades ha lanzado una mirada benévola hacia ellos, pero también ha sabido retratar a mediocres, vagos, malvados o psicópatas. Una de las grandes ventajas de la docencia en el cine es que sus protagonistas se adaptan a cualquier género. Hablar de ellos significa hablar de estudiantes aplicados, despistados, indiferentes, acosados, violentos o enamorados; de padres preocupados, despreocupados, sensatos o alcoholizados; y de sociedades que aportaron mucho, poco o casi nada a la enseñanza. El cine es, también en este caso, reflejo de la vida. El libro analiza más de mil películas, de todas las épocas y nacionalidades, en las que los docentes (maestros de escuela, profesores de instituto, de colegio, universidad…) tienen relevancia. Educadores imprescindibles, mediocres, aventureros o ejemplares; acosados por alumnos y alumnas o viceversa; en el terror, en el drama, en la ciencia ficción o en la comedia…
Autor; Javier Lafuente Gonzalez, Editorial: Doce Robles, Páginas: 476
A causa de la crisis global relacionada con el Covid-19 y dada la incerteza de su evolución, el D’A Film Festival Barcelona, que se tenía que celebrar del 30 de abril al 10 de mayo, ha decidido trasladar una selección de su programación a una versión online del festival en las mismas fechas previstas. El D’A 2020 se asocia con Filmin, la plataforma de cine en streaming, para presentar durante las mismas fechas previstas una selección de las 100 películas que se habían programado para la décima edición, celebración que queda aplazada hasta el 2021.
Después de una profunda reflexión y ante la imposibilidad de hacer el festival en las condiciones óptimas, tanto en cuanto a la programación como a los directores que tenían que visitar el festival, el D’A Film Festival Barcelona ni se cancela ni se aplaza, sobre todo pensando en los calendarios futuros que afectarán a los próximos acontecimientos culturales de la ciudad y de todo el mundo. Por eso estamos trabajando para confeccionar una programación que represente fielmente el espíritu del festival, esta vez para llevar a las casas de todos el mejor cine independiente internacional, las películas triunfadoras en festivales de todo el mundo y el cine español más emergente.
Del 30 de abril al 10 de mayo el D’A Film Festival Barcelona en su versión online presentará una selección de unas 35 películas, manteniendo el premio Talents dotado con 10 000 euros a la mejor película de un director o directora con menos de tres películas en su filmografía. Se mantienen igualmente el premio de la crítica y el premio del público, y también la composición de los jurados.
El D’A 2020 se inaugurará el 30 de abril con la película que estaba prevista para inaugurar el festival, la última obra de Christophe Honoré, Chambre 212, protagonizada por Chiara Mastroiani, que ganó el premio a la mejor actriz de la sección Un certain Regard a Cannes 2019, Vincent Lacoste y Benjamin Biolay. En los próximos días se darán a conocer todos los títulos de esta edición forzosamente reducida del D’A Film Festival Barcelona, así como toda la programación que habría formado parte de la décima edición del festival.
Este año el Americana se abrió a territorios y ubicaciones limítrofes a Estados Unidos, si de Canadá se pudo ver la muy interesante Ghost Town Anthology de Denis Côté (reseña aquí), de México vinieron dos cintas con un resultado bastante diferenciado entre sí, por una parte después de su paso por San Sebastián la notable Mano de obra de David Zonana (reseña aquí), por otro la menos satisfactoria Chicuarotes, segundo trabajo tras las cámaras del actor Gael García Bernal, un drama poco sutil que vuelve a orbitar acerca de un entorno social plagado de desfavorecidos con graves problemas a la hora de encontrar un tono genérico que haga adecuada la propuesta. Chicuarotes nos cuenta como dos jóvenes apodados el Cagalera y el Moloteco, buscan desesperadamente salir de su precaria situación y de su pueblo natal. La travesía se inicia cuando un amigo de ellos les habla de la posibilidad de comprar una plaza en el sindicato de electricistas, para lo cual idean distintas formas de juntar el dinero y poderse ir junto con Sugehili, la novia del Cagalera, a otro lugar. Esto los lleva por una aventura juvenil que desembocará en un tornado criminal de difícil salida.
Posiblemente el gran e ineludible déficit que encontremos en una película de las características de Chicuarotes no sea en lo concerniente a transitar por recovecos bastantes reconocibles en este tipo de supuestos dramas sociales, principalmente en lo referido a esa radiografía prototípica de una serie de miserias en donde la sempiterna diferencia de clases en un país como México, y sus desventaja socioeconómicas, viene a representar un mal casi endémico, sino más bien el referido a su más que difusa y torpe hibridación genérica, aquella en la que supuestamente el drama ha de ser paliado en parte por diversos retazos en este caso a través de una suerte de comedia negra, a tal respecto la mezcla lejos de quedar de alguna manera ensamblada se percibe como un déficit casi insalvable en la medida de que la autenticidad parta al menos de unos postulados de mínima credibilidad, en dicho sentido y como botón de muestra entre otros muchos en su haber Chicuarotes atesora una secuencia de difícil justificación, aquella en donde vemos como dos policías comenten una violación a un detenido, la supuesta gracia de la escena viene en lo relacionado a intercambiar el rol genérico de los implicados, las policías serán en esta ocasión féminas y la victima un hombre, evidentemente la gracia del supuesto chiste brilla por su ausencia y más tratándose de un tema tan delicado como al que se hace referencia, es por ello que Chicuarotes como relato de denuncia, que en muchos momentos de su metraje recurre incluso al tono realite, no logra adecuar dicha mirada y ni mucho menos la concienciación del espectador, en su lugar nos encontraremos con una por momentos abrupta ficción de tono tremebundista que va saltando continuamente de la comedia a una tragedia que repetidamente se regodea de ella misma a través de un trazo de brocha gorda en lo concerniente a una algo pueril estilización de la violencia y la pobreza, algo que lastra sobremanera el conjunto y que hacen de paso a García Bernal un cineasta con bastante recorrido aún por pulir.
Dentro de la clausura de esta edición del Americana se pudo ver la cinta dirigida por el australiano Benedict Andrews Seberg, un algo funcional biopic que nos muestra un periodo temporal en que la actriz francesa e icono estético y cultural de los años 60 Jean Seberg se vio envuelta en el tumultuoso movimiento por los derechos civiles a finales de dicha década en Los Ángeles, con especial atención a su relación con el activista de los derechos civiles Hakim Jamal, hecho este que la convirtió en un blanco perfecto por parte del FBI a la hora de interrumpir y desacreditar el movimiento del Black Power. Seberg atesora una sensación bastante notoria que bordea peligrosamente el consabido tono de telefilm intranscendente al uso provisto aquí de continuas coartadas cinéfilas de funcionalidad algo estériles, de esos trabajos que amparándose en una muy interesante coartada cinéfila biográfica desaprovecha por completo el temario, los mimbres e ideas prometedoras de las que parte, ya no en referencia solo a centrarse en un escueto periodo temporal sino en no saber adecuar equitativamente un material que en un principio daba para bastante más que el pasar de puntillas sobre varias narrativas que no terminan de ensamblarse de manera correcta mediante una esforzada obsesión por una verosimilitud de dudosa ejecución, una suerte de psicodrama de tono exaltado que no parece estar dispuesto a saltarse ninguno de los incidentes de la tortuosa vida de la protagonista pero sin profundizar de forma específica en ninguno de ellos, la visión pues se percibe como amplia en contenidos pero deficitaria en lo relativo a su indagación, a tal respecto un servidor hubiera preferido un retrato algo más personificado de una figura que resulto ser tan vulnerable como lo fue Jean Seberg, los arquetípicos personajes de los agentes del FBI, las tensiones raciales de la época o una confusa militancia feminista lastran un conjunto provisto de abundantes convencionalismos, una propuesta en definitiva que dado los innegables atributos emotivos que atesora en su interior seguramente habría salido ganando si se hubiera centrado en un retrato algo más unitario, con solo escarbar con algo más de profundidad en por ejemplo el turbulento episodio del rodaje de la Saint Joan de Otto Preminger ya se hubiera justificado de sobras dicho intento.
Para dar por concluido este repaso de lo que dio de sí el Americana 2020 turno para el documental I Want My MTV, trabajo que en lo concerniente a su programación dentro del certamen tiene la virtud de escenificar para bien el no cerrarse a determinadas temáticas dentro del formato, como en anteriores ediciones daba la sensación, de hecho el documental dirigido por Tyler Measom y Patrick Waldrop podría ser perfectamente clara carne de cañón de otro festival de la ciudad como es el In-Edit. I Want My MTV nos cuenta como el 1 de agosto de 1981 empezaba una época de rock desenfrenado en la televisión, había llegado la MTV. El mundo de la música, como también el de la televisión, se vio afectados por un virus musical sin precedentes que llegaba a todos los hogares del país. La juventud, desde la ciudad más concurrida hasta el pueblo más perdido, empezó a pasar las tardes con Sting, Pat Benatar, Billy Idol, Annie Lenox o Rod Steward entre otros muchos. La música de sus ídolos pasó a tener caras, looks y una actitud a los que se podía acceder a través de un solo clic.
Siempre hay que acercarse, por aquello de la posible auto indulgencia, con cierta precaución a la hora de enfrentarse a un producto de las características de I Want My MTV en la medida de estar contada y realizada desde la perspectiva de los mismos responsables del producto que analizan y diseccionan, un documental cimentado desde dentro que por fortuna queda alejado de esa supuesta alabanza propia a la hora de indagar, o más bien mostrar, un ejercicio de cierta nostalgia cultural, en tal sentido I Want My MTV no inventa nada nuevo en relación a lo que es su dispositivo formal, tampoco es original y la sensación del uso de plantilla es más que manifiesta, esto no quiere decir que estemos ante un trabajo efectivo ni mucho menos, pues al fin y al cabo los propósitos del documental realizado por Tyler Measom y Patrick Waldrop cumplen de sobras con el objetivo marcado, o al menos eso da la sensación, este no deja de ser otro que sumergirse en una determinada historia a través de un recorrido por la nostalgia teniendo la inteligencia de que esta nos es relatada o centrada solo en lo concerniente a la música, o el videoclip, sino que la mirada deviene como bastante más amplia. La música televisada pues se erige en relación a su repercusión en la cultura pop de los años 80 y 90 a través de temas que funcionaron a modo de génesis de dicho concepto, desde el icónico Video Killed the Radio Star hasta artistas que adecuaron casi a la perfección la evolución del canal televisivo como por ejemplo Madonna o Boy George, el repaso también incluye momentos algo más espinosos y no tan complacientes, posiblemente no muy extensamente profundizados pero al menos presentes, como el referido al hecho de como la MTV trató y en parte veto a los artistas afroamericanos, casi como si estos hubieran venido desde otro planeta. I Want My MTV termina siendo una propuesta interesante, el material de archivo es generoso y el anecdotario extenso y lo que es importante en este apartado, nada intranscendente en relación a su exposición, como cualquier historia de este ámbito de desarrollo cultural al final el recorrido no fue un camino de rosas sino más bien un tránsito provisto de numerosas dificultades, uno de los más evidentes el comprobar como a principios de los años 80 la televisión por cable todavía estaba en una fase embrionaria, tesitura esta que puso en graves aprietos a una recién nacida MTV, pero también en lo referido a la audacia, como por ejemplo el hecho de usar imágenes de la NASA en sus promociones, decisión basada en el aprovechamiento de cómo estas eran de dominio público y por lo tanto gratuitas a la hora de difundirlas, una innovación, evolución y posterior declive mostrado en definitiva de una forma tan amena como eficiente.
No deja de ser un subgénero en sí mismo por el que un servidor siempre ha sentido una especial predilección, el horror gótico mayoritariamente proveniente de las Islas Británicas ha propiciado notables películas a lo largo de la historia en donde en la gran mayoría de las veces ha predominada lo sugerido en base a una ornamentación estética cuidada sobre lo explicito, afortunadamente no es un subgénero extinto del todo ha día de hoy y de forma puntual van apareciendo algunas propuestas. A la espera de esa nueva versión de la capital The Turn of the Screw nos llegará antes la algo menos ambiciosa An English Haunting, film cuyo primer tráiler oficial acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su curioso póster de estética retro. La película cuya base argumental recuerda en algo a la notable Burnt Offerings está dirigida por Charlie Steeds, responsable hasta ahora de trabajos de serie B como Deadman Apocalypse o The Barge People. An English Haunting tiene previsto su estreno domestico para el próximo 27 de abril.
An English Haunting nos cuenta como en la Inglaterra del año 1960, Blake Cunningham y su madre alcohólica se ven obligados a mudarse a la misteriosa Clemonte Hall, una vasta mansión familiar aislada del resto de la civilización, para cuidar a su abuelo moribundo que reside en la habitación del ático. Pronto, los acontecimientos fantasmales se apoderaran de la casa, ya que se hace evidente que la enfermedad del abuelo puede tener una causa sobrenatural que solo se puede curar descubriendo los terroríficos secretos que la propia casa oculta.
La película con guion del propio Charlie Steeds está protagonizada por David Lenik, Tessa Wood, Barrington De La Roche, Emma Spurgin Hussey, Jéssica Alonso, Rory Wilton, Swainley Whipps Eden-Entwistle, Richard D. Myers, Mark Jones y Klay Mobius Trip.
Tras su algo denostada de forma algo injusta Los últimos días y con trabajos televisivos de por medio en las series Incorporated y The Head Àlex Pastor y David Pastor vuelven al largometraje de la mano de Netflix con Hogar, film cuyo primer tráiler y póster oficial podéis ver a final de página. La película, que tenía previsto su premier mundial en el ya aplazado Festival de Málaga, supone un cambio de registro para los hermanos Pastor que hasta ahora curiosamente habían sido proclives básicamente a trabajos de pandemias con elementos fantásticos con trabajos como Carriers y la arriba citada Los últimos días y que en esta ocasión se adentran en el thriller psicológico. Hogar verá la luz a través de Netflix el próximo 25 de marzo.
En Hogar vemos como Javier Muñoz era un ejecutivo publicitario de éxito pero, tras un año en el paro, él y su familia se ven obligados a dejar el piso que ya no se pueden permitir. Un día, Javier descubre que aún conserva un juego de llaves de su antiguo piso, y empieza a espiar a la joven pareja que ahora vive allí. Poco a poco, Javier empezará a infiltrarse en la vida de los nuevos propietarios, decidido a intentar recuperar la vida que ha perdido… aunque eso signifique destruir a quien se ponga en su camino.
La película con guion de los propios Àlex Pastor y David Pastor y música a cargo de Lucas Vidal está protagonizada por Javier Gutiérrez, Mario Casas, Bruna Cusí, Ruth Díaz, David Ramírez, David Selvas, David Verdaguer, Vicky Luengo, Ernesto Collado, Mireia Rey, Aleida Torrent, Josep Maria Alejandre y Raúl Ferrer.
El festival se aplaza y será del 10 al 14 de junio en la Antigua Fábrica Estrella Damm y los cinemes Texas.
Por razones de responsabilidad y seguridad social derivadas de la situación de emergencia provocada por el COVID-19 nos vemos obligados a aplazar la celebración de la séptima edición del Offside 2020. Festival Internacional de Cine Documental de Futbol a unas nuevas fechas: del 10 al 14 de junio.
Estamos a vuestra disposición para atender todas las dudas. En las próximas semanas estaremos en condiciones de proporcionar más información y arrancar de nuevo con la organización y comunicación del festival en sus nuevas fechas.
Muchas gracias por vuestra comprensión y colaboración.
Puedes consultar la programación anunciada hasta ahora en este enlace
La programación se mantendrá en su mayoría pero debido al cambio de fechas, aunque puede haber alteraciones en el programa final. Pronto actualizaremos las fechas de cada sesión así como el servicio de compra de entradas.
¡Os esperamos del 10 al 14 de junio en la Antigua Fábrica Estrella Damm y los cinemes Texas.
Dentro del apartado destinado a esas pequeñas piezas no tan publicitadas en un principio una de las obras más interesantes vistas en esta edición del Americana correspondió a la opera prima de joven realizador, tan solo 19 años, Phillip Youmans titulada Burning Cane, film que a más de un asistente de alguna manera se le atraganto dada su inequívoca radicalidad a la hora de ofrecernos un relato adscrito a unas resoluciones formales situadas a medio camino entre la ficción y el documental, y en donde las texturas reflexivas y contemplativas llegan a copar una propuesta tan original en sus formas como oblicuas en su fondo.
En Burning Cane vemos como Helen es una mujer mayor muy creyente que vive y trabaja en la Louisiana rural. De carácter íntegro y valiente, ha de convivir con el dolor de tener un hijo de carácter violento consumido por el alcohol y un nieto prácticamente desatendido al que apenas puede ver. Se reconforta esporádicamente en su iglesia donde escucha los enérgicos sermones del reverendo Tillman. Pero éste, deprimido por los hechos inexorables de la propia existencia, también se refugia a raíz de sus demonio internos en el alcohol, evitando los intentos que hace Helen por ayudarlo. Sin nadie que la consuele, entregada a los designios de la fe, la mujer deberá superar una última prueba que le pondrá la vida y tomar una decisión que, sea en un sentido o en el otro, tendrá trágicas consecuencias. Phillip Youmans en su opera prima no toma el camino fácil o al menos el más manido, y eso es algo digno de elogio, a la hora de ofrecernos un relato que por momentos da la sensación de transitar a través de una fábula de connotaciones casi espirituales. Burning Cane bascula en prácticamente todo su metraje a través de la introspección de tres únicos personajes, madre, hijo y reverendo, sus testimonios nos llegara en base a su propio discurso a modo de voz en off y principalmete diversos monólogos internos, otorgando a la película unas connotaciones casi de relato de índole religioso, pues al fin y al cabo lo que se nos cuenta no deja de ser la sempiterna lucha interior y espiritual que atesora cada ser humano, especialmente aquellas confrontaciones que anidan a través del tormento individual, a fin de cuentas el auténtico status quo de la historia en cuestión, todo ello expuesto a través de una experiencia de connotaciones meditativas en relación a la inestabilidad emocional de sus personajes que hacen de la propuesta de Phillip Youmans un singular y prometedor debut dada su nada complaciente estructura cinematográfica.
Otra de las autoficciones vistas en esta edición del Americana correspondió a Honey Boy, en este caso relato autobiográfico del conocido actor Shia Labeouf en donde este nos muestra la difícil y ambivalente relación que tuvo con su padre en su infancia, Honey Boy nos muestra a Otis, un niño de 12 años que descubre desde muy joven la cara oculta de Hollywood, ejerciendo de especialista en shows televisivos. Su padre es un antiguo payaso de rodeo con diversos problemas, ahora sin trabajo, que decide convertirse en su guardián. Cuando Otis no está grabando sus escenas como doble, pasa el rato con él en hoteles de poca monta situados en las afueras de las ciudades donde se alojan. La convivencia entre ambos es muy compleja, y Otis anhela que su padre se comporte como tal.
Honey Boy, con la realizadora Alma Har’el tras las cámaras (Bombay Beach, Valtari Mystery Film Experiment y la notable LoveTrue presente en el Americana hace un par de años), vendría a formar parte de ese catálogo prototípico de películas en donde un autor nos ofrece una mirada pretérita de lo que fue su niñez o juventud, a tal respecto últimamente han existido muchos ejemplos de dicha síntesis argumental, Roma de Alfonso Cuarón y Dolor y gloria de Pedro Almodóvar por citar solo dos películas muy conocidas, todas estas propuestas y bastantes más comparten a su manera una mirada que deviene como agridulce y en donde se nos viene a explicar que el recorrido nunca fue amable o fácil, más bien todo lo contrario. El turno en esta ocasión corresponde a Shia LaBeouf que escribe y protagoniza un relato en donde en parte se psicoanaliza a sí mismo en la medida de liberarse de demonios personales y que atesora la parcial virtud de no ser otra muestra más de ese paquete de relatos autobiográficos en donde se nos expone traumas ocasionados a niños actores en Hollywood. Honey Boy versa más acerca de la idea de saldar cuentas con el pasado y de paso acercarse tímidamente al tránsito iniciático, seguramente a prácticamente todos de nosotros nos ha quedado un regusto amargo en cómo no hemos podido redimirnos por un motivo u otro de nuestros seres cercanos a través de una relación pasada, la cultura a modo de herramienta de auto expiación no deja de ser un medio perfecto a la hora de plantear diversas metáforas de liberación personal, a tal respecto la función de una película de las características Honey Boy, que por fortuna en ningún momento busca la empatía con el espectador, parece meridianamente clara, sin embargo su resolución deviene como claramente irregular en base a esa narrativa bifurcada en dos direcciones, presente y pasado, bastante más bien planteado y ejecutado la segunda que la primera. Al final la sensación que a un servidor le otorga Honey Boy será la de una extraña sensación de tristeza, pues en resumidas cuentas todo lo que nos cuenta Shia LaBeouf no deja de ser un tránsito pretérito doloroso que indaga en abusos psicológicos, resquicios en definitiva de una contradictoria relación que se fundamenta en un origen mostrado de forma muy poco autoindulgente.
Harmony Korine pertenece por derecho propio a esa clase de autores que se mueven por oleadas temporales en referencia a la aceptación por parte de los supuestos fans de su obra, en parte y dicho de otro modo la trayectoria del realizador deviene como consecuente en relación a unos postulados que son percibidos, o al menos un servidor así lo nota, como inamovibles, otra cuestión seria la referente a como son recibidos por parte de una supuesta audiencia que deviene como liquida en relación al análisis de una obra en concreto, pues a fin de cuentas entre la excesivamente elogiada Spring Breakers y la algo injustamente menospreciada The Beach Bum no existen demasiadas diferencias en relación a las intenciones y resultados de ambas. The Beach Bum sigue las hilarantes desventuras de Moondog, un poeta de carácter rebelde y extravagante look que vive en Miami según sus propias y muy particulares reglas, un hombre tan rebelde como adorable que intenta vivir la vida a lo grande.
Es evidente que el cine orquestado por Harmony Korine no es propicio para las medias tintas en lo concerniente a su recepción, es de esas obras que no buscan un empate técnico sino que de alguna manera esta predestinada a la fuerza a la victoria o la derrota, aunque si es proclive a que en un momento dado sus gracias dejen de serlo dado el tedio que puede provocar su sistemática hilaridad para alguien que si las acepto con anterioridad, a tal respecto The Beach Bum redunda en lo caótico de unos personajes que dan la sensación de vivir mental y físicamente al margen de una realidad digamos cotidiana, en parte no deja de ser una visión particular y en parte autoral de las comedias de fumados, el personaje interpretado con solvencia por parte de Matthew McConaughey vive en un continuo estado lisérgico, sin embargo la película de Harmony Korine a diferencia de por ejemplo el Fear and Loathing in Las Vegas de Terry Gilliam no es lisérgica por naturaleza, su función será más bien la de transmitir la sensación de una vivencia que deviene como atípica en relación a una jovialidad desmedida pero que en parte es consecuente pues a final de cuentas la premisa que nos es contada no deja de ser clásica aunque no lo sean sus personajes, un resumen de alguien que vive a cuerpo de rey pero que llegado a un momento tendrá reconvertirse para seguir subsistiendo, la supuesta redención y el aprendizaje lógicamente no funcionaran y ni que decir tiene que esa especie de reconducción de conducta será imposible para alguien que atesora un espíritu incorruptible, aquí en la medida del disfrute máximo de su hedonismo. The Beach Bum termina siendo una declaración de intenciones a cerca de una suerte de libertinaje existencial que no deja de tener una conexión muy evidente en lo concerniente a la obra de un autor que abraza con todas sus consecuencia también una libertad, en este caso la creativa, por muy indigesta que está en ocasiones les pueda parecer a algunos.
«Murieron con las botas puestas» y «El último refugio«, «Al rojo vivo» y «El mundo en sus manos«, son algunas de las películas más populares de Raoul Walsh (1887-1980), uno de los cineastas esenciales del cine clásico americano. Sin embargo, Walsh también fue el director de «Mi chica y yo» y «Amores en Hollywood«, «The Man I Love» y «The Revolt of Mamie Stover«, «Pursued» y «Los implacables«, quizá no tan apreciadas ni conocidas, pero igualmente imprescindibles no solo para entender su obra como conviene, sino también para comprender el cine de su tiempo, que abarca desde el amanecer del cine mudo hasta los primeros balbuceos de la modernidad. Por eso en este libro pueden hallarse análisis de todas ellas y de muchas más, en lo que constituye un recorrido vertiginoso y zigzagueante por la carrera de un artista cuyo tema preferido fue el del propio cine: los movimientos y las pasiones del cuerpo, y del espíritu, así como el modo en que las imágenes son capaces de reflejarlos.
Autor; Carlos Losilla, Editorial: Ediciones Cátedra Colección: Signo e imagen>Signo e imagen. Cineastas, Páginas: 408
Bajo el reclamo publicitario de estar producida por los responsables de éxitos comerciales tales como Get Out y Us Antebellum promete ser una de las películas más importantes dentro del panorama de género fantástico para esta próxima primavera siempre y cuando la complicada situación que a día de hoy estamos sufriendo a nivel global no haga que se aplace su estreno comercial previsto en Estados Unidos en un principio para el próximo 24 de abril. Antebellum, película de viajes en el tiempo con elementos de terror y que supone el debut en la dirección del dueto formado por Gerard Bush y Christopher Renz, estrena de la mano de Lionsgate un nuevo tráiler que podéis ver a final de página junto a su póster oficial.
En Antebellum vemos como Veronica Henley es una escritora de éxito que inesperadamente se encontrará atrapada en una terrorífica realidad alternativa ubicada en la temible época de esclavitud al mismo tiempo que deberá descubrir un oscuro misterio antes de que sea demasiado tarde.
La película con guion de los propios Gerard Bush y Christopher Renz está protagonizada por Kiersey Clemons, Jena Malone, Janelle Monáe, Jack Huston, Eric Lange, Gabourey Sidibe, Robert Aramayo, Lily Cowles, Marque Richardson, Devyn A. Tyler, Choppy Guillotte, Tongayi Chirisa, Caroline Cole, T.C. Matherne, Todd Voltz, Dayna Schaaf, Betsy Borrego, Grace Junot, Chelsea Cierria Davis, Kimani Bradley y Christine VonRobarie.
Dentro del Americana siempre ha habido un pequeño resquicio para algún film que indague sin muchas fisuras derivativas dentro del género fantástico inédito en nuestro país, algo que en cierta manera tiene su mérito, siempre que la propuesta lo valga naturalmente, dada la excesiva proliferación de festivales especializado en dicho género que copan dichos productos, en esta edición el turno recayó en el segundo trabajo tras las cámaras del realizador Andrew Patterson titulado The Vast of Night, la película nos sitúa en Nuevo México, Estados Unidos en la década de los años 50. Dos trabajadores de una radio local, un operador de radio y un pinchadiscos descubren una frecuencia que podría cambiar su vida y la de toda la humanidad para siempre, líneas telefónicas caídas, sospechosas señales de radio, bobinas de cintas ocultas en una biblioteca y una misteriosa llamada telefónica anónima llevarán a nuestros protagonistas a una peligrosa búsqueda hacia lo desconocido.
The Vast of Night fue posiblemente uno de los titulo más interesantes vistos este año dentro del Americana, independientemente de su aparente adscripción genérica estamos ante un film que representa casi a la perfección la validez de saber transitar con cierto aplomo los recovecos de lo que viene a representar la esencia del cine independiente, básicamente y resumiendo la originalidad técnica o narrativa por encima de los medios disponibles a la hora de su plasmación fílmica. Dicho esto no estaría de más el contextualizar y en parte clarificar ciertas etiquetas otorgadas de antemano al film de forma algo confusa que pueden llevar al despiste al espectador poco precavido, principalmente el referido a equipararla en base a ser un clon surgido del imaginario de la fundamental The Twilight Zone, a tal respecto señalar que la película de Andrew Patterson se sustenta básicamente a través del homenaje o la referencia de la mítica serie creada por Rod Serling y no tanto en el espíritu entendido como tal, al comienzo del film vemos una pequeña pantalla de televisión que emite un programa en blanco y negro a modo casi de némesis del de Serling titulado Paradox Theatre que sirve de preámbulo o introducción a la narrativa que se nos va a relatar a partir de ese momento, a tal respecto las similitudes son clónicas solo en apariencia, o sea a través de su carcasa, sin embargo la auténtica naturaleza de la película da la sensación de recurrir a texturas más propias de la Amblin de los años 80 que a la propia The Twilight Zone. Posiblemente una de las mayores virtudes que podemos encontrar en The Vast of Night consista en ver como Andrew Patterson se las ingenia, a través de diversos recursos técnicos tales como efectivos planos secuencia, para intentar disimular un argumento bastante simple que en parte no va más allá de lo que es su propia premisa, supuestos avistamientos de ovnis, visitas y secuestros alienígenas ubicados en una época que anida a través de la perplejidad de sus habitantes, a tal respecto The Vast of Night es esa clase de relatos que intenta evoca los dramas de radio de tiempos pretéritos, el tipo de cuentos fantásticos que llevaron a multitud de familias a reunirse alrededor de su aparato de radio y escuchar hasta altas horas de la noche ficciones fantásticas, historias en definitiva con un trasfondo que puede devenir como muy amplio pero contadas de una forma tan simple y sutil como efectiva.
El norteamericano Riley Stearns ya había dado cuenta con su opera prima Fauls de un interesante discurso que orbitaba principalmente sobre diversos estilemos acerca del narcisismo y control mental que solemos ejercer hacia las personas o viceversa, en un segundo trabajo tras las cámaras que se ha hecho esperar más de lo previsto Stearns vuelve a indagar sobre temarios parecidos a través de una sátira aún más marcada que en su primera película en donde se expone diversos cliques tóxicos acerca de la masculinidad contemporánea. The Art of Self-Defense nos cuenta como un hombre es atacado mientras camina solo por la calle, dicho suceso hará que decida apuntarse en un dojo de karate, lugar en donde un peculiar y carismático maestro le enseña mucho más que a defenderse a sí mismo, descubriendo un mundo siniestro de fraternidad donde impera por encima de todo la violencia e hipermasculinidad.
The Art of Self-Defense parte del ineludible hándicap de intentar en todo momento buscar un equilibrio ante las numerosas texturas genéricas que atesora en su haber, al igual que en su anterior Fauls The Art of Self-Defense podría partir de los postulados propios de la comedia satírica o negra, sin embargo en el relato encontraremos evidentes retazos dramáticos que subsisten dentro de una especie de reflexión acerca de una sociedad y unos personajes fracturados mentalmente, como viene siendo norma habitual en este tipo de películas la cuestión principal radica normalmente en mesurar o dosificar convenientemente el grado de humor evitando que este se convierta en caricatura pues de lo contrario se corre el riesgo de desvirtuar el resto de los conceptos expuestos, en parte Riley Stearns logra salvar dicha disyuntiva pese que el conjunto termine siendo bastante irregular e incluso poco contundente, como podemos apreciar en por ejemplo un clímax final que no consigue estar ni mucho menos a la altura de todo lo anteriormente mostrado. A un nivel temático y narrativo en lo concerniente a lo antes comentado la principal referencia que nos vendrá a la mente viendo la película será Fight Club, al igual que en el film de David Fincher uno tiene la sensación de estar ante un relato que intenta por todos los medios salirse de la norma mediante una cierta sofisticación conceptual casi a modo de un artefacto de índole literario que aquí da la sensación de ser una especie de historia corta que se quiere alarga más de la cuenta en base a una premisa que podríamos definir como una suerte de concepto sobre una violencia idealizada a modo de ente redentor que sólo termina engendrando aún más violencia al mismo tiempo que se ridiculiza todos los clichés habidos y por haber de la llamada cultura machista. Esperemos que un futuro no muy lejano Riley Stearns consiga adecuar con algo más de enjundia unos validos conceptos ya muy presentes en su autoría como pueden ser la insuficiencia e inseguridad en referencia al uso y exposición de diversos simbolismos expuestos a través de unos subtextos y una mordacidad que se atisban como ciertamente interesantes.
Obscuritads es un colectivo formado por tres cineastas: Scott Barley, Mikel Guillen y Sebastian Wiedemann. Los métodos que emplean en su trabajo son muy distintos, pero les une la radicalidad de sus intenciones: su deseo se centra en hacer visible lo invisible.
La luz y la oscuridad son los personajes principales de sus películas. Las oscilaciones entre el alma y las estrellas, la luna y las mareas, son el punto de partida ideal para llegar a ver. Las películas que constituyen esta sesión guardan una íntima relación con la idea de travesía, con la posibilidad de navegar entre luces y sombras hacia nosotros mismos. El viaje a ninguna parte.
«Obscuritads es un punto de encuentro que no necesita ser nombrado, un lugar que impulsa esta comunidad anónima a la que todos pertenecemos sin saberlo. Es tan solo una cuestión de reminiscencia: ver sin ver, recordar más allá de la trampa del sentido. No hay nada que entender, solo es necesario dejarse caer dentro de Obscuritads, en sus flujos energéticos, en esa película infinita que yace en nuestro interior, la misma que nace y renace de un modo secreto y único». (Sebastian Wiedemann)
Mütter, Mikel Guillen, 2015, 8 min; Hunter, Scott Barley, 2015, 14 min; Obatala, Sebastian Wiedemann, 2019, 7 min; Los (De)pendientes, Sebastian Wiedemann, 2016, 23 min; Atonal, Mikel Guillen, 2019, 16 min; Womb, Scott Barley, 2017, 16 min.
Todas las películas han sido rodadas en digital. Copias cortesía de los cineastas.
Con la presencia de Miquel Escudero Diéguez, programador de la sesión, y los cineastas Mikel Guillen y Scott Barley.
Fecha: 15 marzo 2020
Horario: 18.30
Espacio: Auditorio
Precio: 4 € / 3 € Reducida
Abono 5 sesiones: 15 € / 12 € ReducidO
Amigos CCCB: gratuito
Venta de entradas en taquillas (taquilles@cccb.org / 933064100) y www.eventbrite.es
Parece casi una obligación a la hora de analizar cada nueva película que estrena Kevin Smith el contextualizar brevemente lo que ha sido la agitada trayectoria del realizador de New Jersey, tras unos primeros trabajos que parecían situarle como un bastión importante de la nueva comedia independiente norteamericana la desmesurada y en parte ambiciosa Dogma supuso el inicio del particular purgatorio cinematográfico del responsable de Clerks, a partir de ese momento si ha habido una carrera plagada de continuas y reiteradas irregularidades esa ha sido sin lugar a dudas la de Kevin Smith, tanto es así que cuando parecía aposentarse en una autoría digamos estable con trabajos solidos e interesantes como Red State y Tusk vuelve de alguna manera a esa complacencia extremadamente exagerada con la poco defendible Yoga Hosers. Un servidor es de la opinión que el cine perpetrado por Kevin Smith atesora un talento innegable, otra cosa bien distinta es como el espectador termina por canalizar un posicionamiento que definitivamente no está destinado para todos los públicos y si para unos fans incondicionales que dan la sensación de formar parte de un conjunto cada vez más reducido.
Jay & Silent Bob Reboot como bien indica su título no deja de ser una vuelta a constantes ya transitadas con anterioridad por su autor, como viene siendo habitual un tipo de cine que busca en todo momento al cómplice, el argumento no deja de ser, como no podía ser de otra manera, una simple excusa pues lo que realmente importa aquí es el trayecto y no la finalidad. En la película vemos como Jay y Bob el Silencioso se enteran de que van a hacer un reboot de ‘Bluntman & Chronic‘, ambos deciden ir a Hollywood a detenerlo como sea. De forma inesperada, además Jay se encuentra con que un antiguo amor tuvo una hija suya. Esta hija, que se parece enormemente a Jay, le pide a él y a Bob que lleven a ella y a una amiga a Hollywood con ellos. Jay & Silent Bob Reboot no deja de ser un paradigma de la comedia paródica que se mira a sí misma sin ningún tipo de pudor, en tal sentido las referencias añejas y el tono gamberro forma parte principal del statu quo del film. Siendo algo malicioso uno podría aseverar que estamos ante obra de alguien que vuelve a repetir formulas sistemáticamente y que se encuentra encerrado en un propio imaginario del cual se resiste a crecer o a evolucionar, y que de paso rememora los viejos tiempos y se vale de la auto indulgencia y de los apoyos de antiguos colaboradores a la hora de sacar adelante un proyecto tan dudosamente rentable como resulta ser este Jay & Silent Bob Reboot, una película que indudablemente posee un espíritu autoral totalmente libre pese a que uno tenga la sensación de que la irreverencia por agotamiento cada vez va a menos, otra cuestión seria si dicha declaración de intenciones justifican o validan una propuesta tan comprometida con la verisimilitud cinematográfica.
Swallow, el debut en el largometraje de Carlo Mirabella-Davis, volvió a escenificar otra de esas películas que de alguna manera juegan de forma algo caprichosa con los parámetros genéricos, su estructura en un principio la emparenta a ese tipo de film prototípico proveniente del Festival de Sundance, Swallow sin embargo no estuvo presente en Park City pero si en Tribeca en donde consiguió un merecido premio a la Mejor actriz para una notable Haley Bennet que aquí parece una réplica casi perfecta situada a medio camino entre Bryce Dallas Howard y Jennifer Lawrence, poco importa la ecuación del producto, la mirada viene a ser la misma con respecto al American Way of Life, aquí contada a través de un drama independiente que vuelve a ser muy poco complaciente en lo concerniente a un estatus social que en ocasiones ahoga literalmente a sus integrantes.
En Swallow vemos como Hunter es un ama de casa que acaba de descubrir que está embarazada. Sin embargo, por alguna razón que desconoce se siente tentada a consumir objetos peligrosos para su salud, una obsesión que no pasa desapercibida ante los ojos de su marido y del resto de su familia política. Pronto descubrirá el motivo que la empuja a querer herirse a sí misma. La ópera prima de Carlo Mirabella-Davis versa principalmente a través de una insatisfacción vital, o si se prefiere de una ofuscación silenciada, también en la forma en que esta es contestada, al principio del relato de una forma algo grotesca que llega a emparentarla a ese tipo de films que suelen transitar a través de un cuento de hadas de claras texturas satíricas expuestas a modo de mito distópico, por fortuna no estamos ante una historia que se vertebra en relación a militarismos ni alegatos de tono feminista sino más bien en referencia a exponer con cierta gracia y ligereza una opresión femenina que deviene como atemporal. La película de Carlo Mirabella-Davis empieza a partir de una sutil naturaleza grotesca de connotaciones casi anecdóticas e incluso caricaturescas en relación a la ingesta voluntaria por parte de la protagonista de objetos cada vez más peligrosos, de la canica pasaremos a la chincheta o a la piedra, no solo en referencia a poner en riesgo su propia salud sino en especial para él bebe que se aloja en su interior, una actuación, dual en este caso, que viene dada en la medida de ver como la protagonista intenta rellenar un hueco en su interior, frase esta que un servidor espera no sea interpretada a partir de gratuitas dobles lecturas, no estar contenta con la sumisión de su nuevo estatus social requiere de una drástica acción a modo de exorcismo burgués y de paso poder a través de dicho posicionamiento intentar superar traumas del pasado, más que un desorden alimenticio estamos ante uno emocional, no en relación a un castigo autoimpuesto sino en la medida de intentar tomar el control de una situación visualizada aquí en el despertar de un letargo o alteración psicológica a través de un acto que para la protagonista deviene como liberador, posiblemente este sea el tramo de Swallow más interesante, también el referido a la distorsión que sufre el personaje principal cuando ha de hacer frente a una colisión que resulta inevitable con los miembros de su nueva familia. Lástima sin embargo de un tramo final que anida a través de un tono algo más solemne, aquel en donde la primera persona toma el mando del relato para contarnos algo que anteriormente estaba de forma más sutil mejor contado, un tratado en definitiva acerca de cómo sentirse bien consigo mismo, la parcial originalidad del trayecto para llegar a ello será la mejor virtud de una obra tan efectiva en según qué tramos como algo irregular en referencia al estudio de un comportamiento anómalo que posiblemente requería de algo más de dilatación a la hora de abordar la principal problemática por la cual anida la historia.
La principal razón de ser de los festivales cinematográficos siempre ha sido, o tendría que serlo, el poder ofrecer una vía u oportunidad para poder ver o poner a disposición, un material de difícil ascenso de visionado para el espectador, posiblemente en estos últimos tiempos, en donde la difusión digamos virgen de un tipo de trabajos se ha amplificado en exceso, es cada vez más complicada para los certámenes el ofrecer un material digamos novedoso, como muestra una gran parte de las películas proyectadas en este Americana 2020 estuvieron de una manera u otra a disposición del espectador en lo concerniente a visionados domésticos, en tal sentido no es mala idea el apostar por formatos que tienen una difícil salida dentro del ámbito de la distribución patria, a tal respecto los documentales no deja de ser un activo importante dentro de un festival de las características del Americana, al igual que en ediciones anteriores la cosecha en dicho formato fue tan vasta como interesante como bien se pudo comprobar en una primera jornada del festival en donde dos trabajos de índole bien diferenciado entre si indagaban en la perseverancia de un ideal y en la abnegación provocada por el desgaste vital y la tragedia familiar.
No deja de ser una buena noticia que un director tan interesante como siempre ha sido Abel Ferrara siga estando en una continua evolución autoral, casi una reinvención constante de imaginarios muy propios, en este caso unido a una proliferación de trabajos detrás de las cámaras que es recibido con bastante beneplácito como no podía ser de otra manera por parte del fiel seguidor de la extensa trayectoria del realizador neoyorquino. Una actividad en donde parece que las fronteras que delimitan la ficción y el documental últimamente en según qué casos da la sensación de ser bastante difusa como se percibe en la reciente Tommaso y muy seguramente también en su último trabajo presentado en la última edición de la Berlinale titulado Siberia. De la cosecha Ferrara del pasado año el Americana 2020 recupero el documental The Projectionist, un trabajo en donde en responsable de The Addiction nos presenta a Nicolas Nicolaou, un chipriota que tuvo que emigrar años atrás junto a su familia a Nueva York en busca de la subsistencia y el sueño norteamericano, pasó de taquillero a dueño de un cine de la ciudad. Eran los años 70 y los cines en donde se ofrecían películas para adultos ofrecían estrenos que acababan en siendo un gran reclamo para el público. Nicky vio una gran oportunidad en todo ello y adquirió varios cines de la ciudad.
Abel Ferrara plantea el documental a través de diversos saltos temporales en referencia a ubicaciones duales, desde el presente, en donde va visitando junto al protagonista los lugares en donde trabajo, hasta el pasado, o sea el origen, un viaje o revisitación de ida y vuelta desde el Chipre natal hasta Nueva York y viceversa. El documental nos muestra repetidamente unas imágenes que suelen ser muy recurrentes en las grandes ciudades de hoy en día, una suerte de conclave territorial que devienen como fantasmagórico a través de la visualización de calles abarrotadas, mayoritariamente de turistas, en donde anteriormente había cines o teatros y ahora existen tiendas de ropa y grandes almacenes. Provista de un buen número de imágenes de archivo el documental pese a su evidente modestia tiene la virtud de no ser un simple ejercicio nostálgico y si más bien un retrato personal narrado desde dentro, de alguna manera esta perspectiva la emparenta a otro documental algo más elaborado de Abel Ferrara como fue Chelsea on the Rocks, al igual que aquí en sus documentales Ferrara da la sensación que en vez de analizar al personaje en cuestión lo acompaña pues de alguna manera el mismo pertenece a dicha cuadratura y contexto, a tal respecto el protagonista de The Projectionist parece surgido de un capítulo cualquiera de The Deuce, algo que en parte hace que el personaje devenga como empático para con el espectador, especialmente en lo referente a su titánica labor de preservar la existencia del cine casi a modo de labor social.
Por su parte 17 Blocks nos sitúa como punto de inicio en el año 1999, fue en ese momento en donde el cineasta Davy Rothbart conoció a los Sanford, una familia afroamericana mono parental formada por Cheryl, la madre, y sus tres hijos, Smurf, un adolescente que tontea con las drogas, la mediana Denise y el pequeño Emmanuel, un niño de carácter idealista que quiere formar parte del cuerpo de bomberos de la ciudad cuando sea mayor. Una familia de claro índole disfuncional que vive a 17 calles del barrio blanco más acomodado en la ciudad de Washington. A través de material filmado a lo largo de dos décadas 17 Blocks nos muestra la difícil subsistencia de dicha familia, en un primer lugar somos testigos de las grabaciones realizadas por los propios miembros, a través de ello veremos una complicada cotidianidad que en parte roza la marginalidad, será a partir de un acontecimiento traumático e irreversible lo que marcara el resto del relato, entonces veremos como el realizador se posicionara detrás de la cámara y los protagonistas nos ofrecerán sus testimonios, el tembloroso trabajo de cámara, mayormente realizado por parte del joven Emmanuel, del inicio dará paso a tomas bastantes más elaboradas, la ornamentación técnica e iluminación será bastante más cuidadosa a partir de dicho tramo. 17 Blocks parte del beneplácito de no juzgar, tan solo muestra un trayecto de deviene como totalmente íntimo en base a testimonios, ese posicionamiento en donde el cineasta de alguna manera se niega a juzgar o involucrarse dará lugar a una insistencia por la observación pura y objetiva de los hechos narrados en primera persona, algo que en parte será crucial y que seguramente inspirará al espectador para el posterior debate de un trabajo potencialmente emocional, posiblemente con un cierre demasiado edulcorado, algo que en parte después de presenciar tanta crudeza no deja de ser un mal menor.
Las sectas fue una temática bastante recurrente en el pasado Festival de San Sebastián, dentro de su sección oficial a concurso una película que indagaba en dicho concepto fue The Other Lamb, film cuyo primer tráiler de la mano de IFC Midnight acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial. The Other Lamb (review aquí) cuenta tras las cámaras, en el que es su primer largometraje en lengua inglesa, con la realizadora Malgorzata Szumowska responsable entre otros de trabajos como Elles, In the Name Of o Body. El film aún sin fecha de estreno en España verá la luz en Estados Unidos tanto en cines como en VOD el próximo 3 de abril.
En The Other Lamb vemos como Selah es una chica nacida en el seno de una religión alternativa conocida como El Rebaño. Sus integrantes, todas ellas mujeres y niñas, viven en un recinto en el campo, dirigidas por un hombre conocido como el Pastor. Selah, que está en el umbral de la adolescencia, es una seguidora increíblemente devota, pero comienza a establecer un vínculo con Sarah, una esposa marginada que se muestra cada vez más escéptica respecto a las enseñanzas del Pastor.
La película con guion de C.S. McMullen y música a cargo de Rafaël Leloup está protagonizada por Michiel Huisman, Raffey Cassidy, Denise Gough, Eve Connolly, Isabelle Connolly, Ailbhe Cowley, Mallory Adams y David Fawaz.
Este libro ofrece por primera vez en nuestro país una mirada profunda a un fenómeno cinematográfico tan interesante como desconocido: la llamada Nová Vlna o Nuevo Cine checo, un movimiento que comenzó a deslumbrar a principios de los sesenta y murió aplastado por los tanques rusos en la invasión de agosto de 1968. Lo forman un grupo de artistas rebeldes con enorme talento como son Miloš Forman, Vera Chytilová, Ivan Passer y Jan Němec entre otros. Fueron ellos quienes lograron renovar y modernizar la forma de hacer cine en Checoslovaquia con singular magia y belleza.
Para comprender la ebullición artística que aconteció durante el Nuevo Cine checo esta obra analiza la tradición fílmica checa y las condiciones socio-políticas tras la II Guerra Mundial. A pesar de las genialidades que realizaron estos artistas para superar una férrea censura, sería un error utilizar la etiqueta de cine contestatario ya que su calidad artística fue mucho más lejos y lo posicionó a la vanguardia mundial del séptimo arte. Dicho éxito, avalado por numerosos premios en festivales internacionales, contrasta con el escaso impacto y conocimiento que existe en nuestro país sobre el trabajo de estos artistas.
Los rasgos que conforman las señas identificativas del movimiento checo lo estudiamos a través de títulos como ¡Al fuego bomberos!, Las margaritas, Iluminación íntimao La tienda en la calle Mayor. Con el análisis exhaustivo de éstas y otras películas se muestra la gran riqueza y complejidad del trabajo que realizaron sus directores cuyas personalidades tan distintas quedaron reflejadas en una variedad de estilos y temáticas.
En definitiva, este libro explica cuál fue el fenómeno del Nuevo Cine checo enmarcado en su contexto histórico y cultural. Es un análisis exhaustivo de naturaleza artística que indaga en los aspectos sociales y evidencia por qué motivos su existencia no debe caer en el olvido en la historia del cine contemporáneo.
El autor
Cristina Gómez Lucas. Madrid en 1984. Es doctora en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Se licenció en Comunicación Audiovisual y realizó un máster en arte donde recibió la mención de excelencia. Trabajó después como periodista en el ámbito de la cultura. En 2008, movida por una vocación humanitaria, viajó a Nueva York con una beca Fulbright para realizar un máster en Internacional Affairs en la New School University. Allí se graduó con honores en la especialidad de conflicto y refugiados. Trabajó durante algunos años en organizaciones no gubernamentales (Naciones Unidas) y guarda con especial cariño el trabajo que realizó en el Observatorio Latinoamericano ayudando en la gestión de proyectos. Este es su primer libro publicado y es fruto de la pasión que siente hacia las películas de la Nueva Ola de cine checoslovaco, una cinematografía de tremenda belleza injustamente desconocida en España sobre la que ha investigado en profundidad durante sus años de doctorado.
A lo largo de marzo, abril y mayo los espectadores del Cine Doré podrán disfrutar de la filmografía completa de una de las pioneras del cine feminista. La primera sesión es el 1 de marzo, a las 20hrs., con las proyecciones de Oncle Yanco (1967) y Black Panthers (1968).Los días 19, 20 y 21 de marzo presenta las sesiones Rosalie Varda, colaboradora e hija de la directora.
En el marco de las celebraciones del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo y un año después de su fallecimiento, Filmoteca Española pone en marcha un ciclo dedicado a Agnès Varda, emblema de la Nouvelle Vague, pionera del cine feminista y una de las miradas más cálidas y a la vez reivindicativas de la historia del cine.
A pesar de la buena recepción de películas como Cléo de 5 a 7 (1961), Los espigadores y la espigadora (2000) o Caras y lugares (2017); el cine de Varda se situó en los márgenes, por lo que buena parte de su filmografía es desconocida, a pesar de que en el año 2017 le otorgaron el Oscar Honorífico. Imma Merino, periodista y crítica de cine, define así el trabajo de esta cineasta: «desplegándose a través de sus filmes, podemos reconocer la fascinación por los rostros, que empezó a retratar siendo fotógrafa; la mirada poética que revela lo extraordinario de lo ordinario; la influencia del legado pictórico; la sensibilidad ante los seres marginales y las cosas frágiles que desaparecen; los dobles, las dualidades y los espejos; la idea de mirar y representar de otra manera el cuerpo de las mujeres; la disposición al azar vinculada a una actitud gozosamente abierta a lo inesperado. Una subjetividad que nos interpela desde la libertad».
Bajo el título «Agnès Varda. De mars à mai», el espectador del Cine Doré podrá revisitar a lo largo de marzo, abril y mayo películas como La Pointe-Courte, su primer film rodado en 1954 y considerado frecuentemente como la obra inaugural de la Nouvelle Vague; L’Opéra-Mouffe (1958), su primer documental explícitamente subjetivo en el que combinó imágenes realistas de un barrio parisino popular con sus propias fantasías; Salut les cubains (1963), donde utiliza por primera vez su voz en «off», un recurso que se convertiría en una característica de sus documentales; o el musical feminista Une chante, l’autre pas (1977).
Rosalie Varda presenta varias sesiones del ciclo
Los días 19, 20 y 21 de marzo presentará las sesiones del ciclo la hija y colaboradora de Agnès Varda, Rosalie Varda, quien en 2017 produjo el documental Caras y lugares, dirigido y protagonizado por su madre y nominado en los premios Oscar a mejor documental.
La primera sesión tendrá lugar el día 1 de marzo a las 20hrs. con las proyecciones de Oncle Yanco (1967) y Black Panthers (1968), un documental del que Claire Clouzot señaló lo siguiente: «Black Panthers es la única película a favor del extremismo negro proyectada comercialmente en América. Es un reportaje incendiario, una constatación de la represión policial en la ciudad de Oakland donde las Panteras nacieron y donde la policía es particularmente brutal. No es un una obra maestra técnica sino un instrumento revolucionario que Agnès Varda financió ella misma».
Es indudablemente uno de los títulos más esperados de estos próximos meses por parte del aficionado a género fantástico, Antlers, cuyo tráiler final de la mano de Fox Searchlight acaba de ver la luz y podéis ver a final ver página junto a su póster oficial, supone el nuevo trabajo como productor de Guillermo del Toro, ahora mismo enfrascado en la dirección de una nueva versión de Nightmare Alley. Antlers, que cuenta tras las cámaras con Scott Cooper (Crazy Heart, Out of the Furnace, Black Mass y Hostiles) está basado en un relato de Nick Antosca titulado The Quiet Boy. El film aún sin fecha de salida en España se estrenará en cines de Estados Unidos el próximo 17 de abril.
En la película vemos como en Antlers, una pequeña ciudad de Oregón, una profesora y su hermano, el sheriff de la localidad, se empiezan a interesar por un estudiante misterioso y distante. A medida que se van conociendo, descubre que el joven esconde un peligroso secreto que podría tener consecuencias fatales.
Antlers con guion adaptado por parte del propio Scott Cooper junto a Nick Antosca y Henry Chaisson y música a cargo de Javier Navarrete está protagonizada por Keri Russell, Jesse Plemons, Graham Greene, Scott Haze, Rory Cochrane, Amy Madigan, Cody Davis, Sawyer Jones, Arlo Hajdu y J.T. Corbitt.