Crónica Festival de San Sebastián 2023 (III)

Miradas limítrofes: New Directors/Zabaltegi-Tabakalera/Horizontes Latinos
Dentro de las secciones periféricas del certamen, y como colofón a las crónicas del festival de San Sebastián 2023, nos detendremos de forma breve en algunas propuestas presentes en dichas parcelas. New Directors volvió a evidenciar una marcada crisis de identidad respecto a pasadas ediciones, a la hora de ofrecer una mirada que parecía estar más centrada en lo concerniente a contenidos y cuotas que en autorías. Solo así se entiende la presencia de una cinta de las características de Last Shadow at First Light, primer largometraje de Nicole Midori Woodford, en donde vemos a una joven que se embarca en un viaje de Singapur a Japón en busca de su madre desaparecida como consecuencia de un tsunami. Supuesto ejercicio de índole fantasmagórica y onírica, que orbita bajo el concepto de la presencia-ausencia y la memoria adyacente a ella; Relato que intenta abarcar un ideario demasiado amplio, materializándose en una especie de esbozo, transitado ya en demasiadas ocasiones, plagado de silencios y contención gestual y que termina siendo voluntarioso en su cometido de indagar a cerca de una idea de connotaciones fantásticas con relación a presencias que mediante la sugestión resultan tangibles, pero insuficiente a la hora de transmitir un suceso rupturista desde un punto de vista emocional, de expresar una idea del trauma que aquí acaba resultando poco original. Más convencional, aún si cabe, se percibe la cinta Mother, Couch!, debut en el largometraje de Niclas Larsson, un film basado en la novela Mama i soffa de Jerker Virdborg, que parte de la premisa de un hecho, en un principio anecdótico: el intento infructuoso de tres hermanos por sacar de un almacén de muebles decrépito a su madre que se niega a salir; el absurdo, lo inverosímil transmuta en lo surreal, con relación a mostrar los vaivenes de una familia fracturada. A partir de dicho planteamiento, Mother, Couch! basa su razón de ser a través de una dialéctica pretendidamente cínica en lo concerniente a una emoción maternofilial intuida tan luminosa como oscura. Sin embargo, sea cual sea el misterio que intenta generar la película, nunca alcanza un punto álgido percibido como satisfactorio, y mucho menos con relación a un desarrollo dramático que posiblemente la historia necesite. A pesar de todo ese subterfugio narrativo y su supuesta complejidad, a propósito de una confusa hibridación genérica de tragedia y comedia colindante al mumblecore, la película termina generando un ruido sordo y anticlimático.
De vínculos paternos también trata la cinta de Kazajstán Bauryna salu, interesante debut de Ahkhat Kuchencherekov que nos muestra el fin de la infancia, el paso a la vida adulta, concepto bastante trillado en determinado cine autoral que aquí utiliza y en parte solventa convencionalismos mediante una narrativa dual del retrato psicológico e intimista de un joven que necesita encontrar sus raíces, y el de una sociedad, en donde según qué tradiciones ancestrales aún siguen estando vigentes, una de ellas es la de los primogénitos que son separados de sus padres para ser entregados a los abuelos. Relato que tiene la virtud de transitar mediante una mirada de tono etnográfico en lo concerniente a la complejidad adyacente a la vida rural, lo hace mediante manierismos formales cercanos al documental en donde somos testigos de un tratado que versa sobre el concepto de la pérdida, y cómo ésta se materializa en una forma de subsistencia. Por su parte, la japonesa Beyond the Fog fija su mirada en la naturaleza y lo pretérito como plenitud ante la indecisión del individuo, también muestra, casi a modo de epifanía, la vida cotidiana en lugares apartados, y cómo estos entran en declive debido a la modernización. Película de claras texturas simbólicas y contemplativas, que requiere de bastante predisposición por parte del espectador si no quiere caer en el estado narcótico de sus personajes. Con todo y eso, un tipo de cine preferible a numerosas zafiedades rurales patrias vistas en esta edición del Zinemaldia.
Presente en la sección Horizontes Latinos, Los colonos, ópera prima del chileno Felipe Gálvez, es percibida como una película que se desenvuelve bastante mejor en relación con su estética, a través de ella se desarrollan conceptos genéricos que nos derivan a los cánones del western, incluso al terror, que como relato de denuncia antiimperialista que supuestamente cuestiona la identidad de un país que se construyó sobre el sangriento genocidio de la población indígena. Relato que dialoga con el espectador en su tramo final, en donde se agradece que la mayor parte de su metraje anteponga la exploración, o incluso lo antropológico, a lo meramente propagandístico, con relación a su mirada ideológica sobre el pasado. Por su parte, la cinta brasileña Pedágio de Carolina Markowicz indaga en facetas más mundanas de nuestro presente mediante una atractiva mezcla de realismo y sátira. Cercana a la comedia de tono lúdico, la película explora la relación de una madre soltera con su hijo adolescente, y cómo ésta, de forma infructuosa, intenta reconducirle hacia la heterosexualidad. A través de dicho planteamiento expone un sutil retrato de la actual sociedad brasileña conservadora, en especial del sinsentido que anida en los pensamientos más retrógrados, también en una supuesta superioridad moral como antesala del recelo en un Brasil dividido por una serie de prejuicios que parecen estar profundamente arraigados en el subconsciente colectivo de gran parte de su población. Presente dentro de la sección Zabaltegi-Tabakalera, bastante más interesante y sólida resultó La Palisiada del realizador ucraniano Philip Sotnychenko, thriller policial ucraniano provisto de un humor de tono oscuro que explora eficazmente la difícil crónica postsoviética de un territorio, a través de la historia de dos viejos amigos, un detective de policía y un psiquiatra forense que investigan el asesinato de un compañero. Relato que también funciona a modo de obra política, donde se muestra la imposibilidad de seguir los dictados morales de distintas épocas mediante las imágenes que nos han legado sus formatos de grabación a través de ellos, y de unas abruptas elipsis, también seremos testigos de un análisis sobre el propio medio cinematográfico. Un cine tan fascinante como irritante, dada su severidad formal y que tiene la virtud de reflexionar y exponer una de las críticas más mordaces realizadas sobre la mentalidad policial en Europa del Este.

 

De genios pretéritos y presentes: Hiroshi Teshigahara/David Fincher
Veinte títulos, entre largometrajes, mediometrajes y cortometrajes, integraron la retrospectiva clásica dedicada al cineasta vanguardista japonés Hiroshi Teshigahara, autor fundamental dentro del cine japonés de los años 60 y 70, gracias a una serie de trabajos que transitan a través de una poética experimental que también resulta clave por su prolífica colaboración con el escritor Kobo Abe. El ciclo estuvo acompañado por la publicación del libro de Inuhiko Yomota Crónicas de vanguardia. Conversaciones con Hiroshi Teshigahara. A tal respecto, un breve inciso en dos revisiones presentes en la retrospectiva: por un lado, The Trap, que parte de la premisa del misterio ocasionado por una serie de inexplicables asesinatos en una abandonada comunidad minera, es percibida como uno de los mejores debuts en la dirección de la historia del cine, un fascinante relato de pliegues documentales y tono fantástico, gracias a un sentido del tiempo oblicuo que nos habla sobre la naturaleza del ser humano. Su inquietante narrativa nos muestra una fantasmagoría expuesta en torno al concepto del doppelgänger, con evidentes referencias al neorrealismo, hace que su discurso visual siga resultando hoy en día deslumbrante. La también fantástica The Man Without a Map viene a ser un perfecto ejemplo de la manera en la que ciertos autores como Hiroshi Teshigahara usaron en su día coordenadas genéricas, aquí sustraídas de las intrigas criminales a la hora de crear films subversivos y muy personales. Película en donde se cambia el blanco y negro por el color y la pantalla panorámica, que nos muestra una transferencia de personalidades, la deconstrucción de una identidad que nace a través de un proceso de investigación que termina desembocando en un descenso al caos y la locura. Si en la extraordinaria The Man Without a Map el actor Shintaro Katsu de alguna manera se volatiliza, en los dos episodios de la saga Zatoichi dirigidos por Hiroshi Teshigahara, Shin Zato-Ichi. Niji no tabi y Zato-Ichi New Series. Wander of the Rainbow, su figura está muy presente. Oportunidad única para poder disfrutar en pantalla grande de dos relatos de un personaje tan complejo como popular dentro del imaginario nipón. De pasado incierto, sus aventuras delatan un presente constantemente amenazado por un exacerbado reflejo que lo ha llevado a matar inocentes, existencia también condicionada por la incapacidad de reprimir la violencia de su espada ante los estallidos de injusticia a los que se ve abocado.
Como broche a esta última crónica de lo visto en San Sebastián 2023, la sesión sorpresa de este año vino de la mano del estadounidense David Fincher y la estupenda The Killer, relato con evidentes ecos bressonianos y del thriller de los 70, sobre un asesino a sueldo adscrito a un método, y cómo éste se ve abruptamente alterado. Película que convierte en narrador al prototípico antihéroe melvilliano a través de una caligrafía audiovisual perfectamente coreografiada, con relación a actualizar coordenadas genéricas del thriller mediante formas destiladas, siendo al mismo tiempo válido en su cometido de reflexionar sobre nuestro presente como relato de su tiempo, que indaga sobre la identidad y las reglas contiguas a un manual de supervivencia utilizado en una jungla plagada de falsas pistas e individuos que deciden el destino de otros a través del corporativismo. Admirable en referencia a su sentido del ritmo y del montaje, sorprende que muchos, a tenor de su supuesta austeridad argumental, consideren The Killer como uno de los trabajos más simples por parte del responsable de Seven, cuando en realidad termina siendo uno de los más complejos y fascinantes de su autor.

 

Palmarés

Concha de Oro a Mejor Película: ‘O Corno’, de Jaione Camborda
Concha de Plata a la Mejor Dirección: Tzu-Hui Peng y Ping-Wen Wang por ‘Chun Xing/ Un viaje en primavera’
Concha de Plata a Mejor Interpretación Principal: Tatsuya Fuji por ‘Great Absence’ y Marcelo Subiotto por ‘Puan’
Concha de Plata a Mejor Interpretación de Reparto: Hovik Keuchkerian por ‘Amor’
Premio Especial del Jurado: ‘Kalak’, de Isabella Eklöf
Premio del Jurado a Mejor Guion: María Alché y Benjamín Naishtat por ‘Puan’
Premio del Jurado a Mejor Fotografía: Nadim Carlsen por ‘Kalak’
Premio Nuev@s Director@s: ‘Bahadur the brave’, de Diwa Shah
Premio Horizontes: El castillo’, de Martín Benchimol
Premio Zabaltegi: El auge del humano 3′, de Eduardo Williams
Premio Zabaltegi Mención especial: ‘El juicio’, de Ulises de la Orden
Premio del público: ‘La sociedad de la nieve’, de Juan Antonio Bayona
Premio del público a la mejor película europea: ‘Io Capitano’, de Matteo Garrone
Premio Irizar al cine vasco: ‘El sueño de la sultana’, de Isabel Herguera
Premio Euskolabel: ‘Latxa’, de Mikel Urretabizkai
Premio Otra Mirada: ‘The Royal Hotel’, de Kitty Green
Premio de la Cooperación Española AECID: ‘La estrella azul’, de Javier Macipe
Premio Mejor Película Culinary Zinema: ‘La passion de Dodin Bouffant’, de Tran Anh Hung
Premio Feroz Zinemaldia: ‘Un amor’, de Isabel Coixet

 

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.