El banquete infame. Representaciones del canibalismo en el cine

A lo largo de este ensayo comprobaremos cómo el canibalismo en nuestra cultura y, de una manera muy especial en el cine, es una obsesión tan recurrente como aterradora, que subraya nuestro oscuro placer al contemplar, fantasear y, en ocasiones, divertirnos con historias bestiales y sanguinarias. En la mayoría de ocasiones, la crítica se centra mucho más en la violencia y el gore que en las posibles reflexiones serias sobre su significado profundo.
No obstante, aquí lo abyecto no es la inmundicia ni el sufrimiento que esta trae consigo, sino aquello que perturba una identidad, un sistema, un orden.
El canibalismo, como abyección, es el peligro, humano e inhumano, físico y tangible, que nos empuja a transitar por espacios psicológicos, culturales, envenenados, al margen de la civilización, donde se concentran los recuerdos de una maldad pretérita fuera de toda lógica. El canibalismo equivale a mirarnos en un espejo y no hallar un significado lógico, conocido, a nuestra propia imagen.
Disfruten del banquete.
La obsesión cinematográfica por el caníbal es tan antigua como el propio cine. El primer acto de canibalismo real mostrado por el cine fue en Gow the Head Hunter (1928), un documental «etnográfico». Desde entonces han transcurrido casi cien años de películas sobre caníbales y canibalismo de todos los géneros y estilos imaginables.
Autor: Antonio José Navarro, Ilustraciones: Miki Edge, Editorial: Hermenaute, Páginas: 250

Hacia otra historia del cine europeo

‘La Habanera’, una película rodada por Douglas Sirk antes de exiliarse en Estados Unidos, y ‘Lumière’, el desconocido debut como directora de la legendaria actriz Jeanne Moreau, se presentarán en copias recientemente restauradas
El taller ‘Programming European Heritage at Film Festivals’ reunirá los días 8 y 9 de noviembre en el CICUS a representantes de filmotecas y archivos europeos para reflexionar sobre la preservación y difusión del patrimonio fílmico.
El Festival de Sevilla vuelve a poner de manifiesto en su 19ª edición, que se celebrará del 4 al 12 de noviembre, su vocación de servir de espacio de reflexión cinematográfica y de difusión del patrimonio fílmico. Creada el año pasado con el propósito de repensar el canon y visibilizar películas que en su momento fueron injustamente olvidadas, acalladas por la censura, obviadas por cuestiones geográficas –en el caso de tantos creadores del otro lado del Telón de Acero cuando éste permanecía en pie– o de género –como les ocurrió a tantas mujeres cineastas–, la sección Hacia otra historia del cine europeo ofrecerá en su segunda convocatoria una selección de ocho títulos que se proyectarán por primera vez en España en sus copias recientemente restauradas.
Con el convencimiento de que la historia no es ni puede ser algo estático, el Festival de Sevilla, a través de esta sección, aspira a generar un debate enriquecedor e impulsar una historiografía del cine viva y crítica con los discursos hegemónicos. O lo que es lo mismo: un proceso en el que nunca se deja de investigar para sacar a la luz lo desconocido, reevaluar lo incomprendido o reinterpretar lo que parece inamovible.
Esta iniciativa, única en el panorama de festivales de cine españoles, se lleva a cabo este año con la colaboración de Europe Direct Sevilla y de una serie de filmotecas y archivos de toda Europa que juegan un papel esencial a la hora de preservar y difundir el legado cinematográfico del continente. Entre ellas se encuentran, en esta edición, la Filmoteca Española, el National Institute Film Hungary, el Greek Film Archive, la Friedrich Wilhelm Murnau Foundation o el EyeFilm Museum de Ámsterdam.
Al acercar al público actual películas relevantes y sin embargo muy poco conocidas, Hacia otra historia del cine europeo plantea también una reflexión sobre el papel que pueden desempeñar los festivales no sólo como plataformas para la exhibición de la creación contemporánea, sino también como impulsores de esta reevaluación permanente del canon dominante y como divulgadores fundamentales del ingente patrimonio cinematográfico europeo.

La Habanera

Douglas Sirk y Jeanne Moreau
Ejemplo elocuente del espíritu al que responde esta sección es uno de los grandes títulos programados dentro de ella esta edición, La Habanera (1937), una de las películas más relevantes rodadas en el marco del sistema de los estudios UFA, que gozó de un enorme éxito popular en la Alemania inmediatamente anterior a la Segunda Guerra Mundial. Último trabajo de su director, Detlef Sierck, antes de exiliarse en Estados Unidos ante el imparable avance del horror nazi y pasar a la historia como Douglas Sirk, este título prefigura los rasgos estilísticos que lo convertirían en el gran maestro del melodrama hollywoodiense. Se trata, como sería habitual en adelante en su obra, de una historia narrada desde el punto de vista de una mujer que desafía la norma: esta vez, una que se desenvuelve entre terratenientes y políticos corruptos en un exotizado Puerto Rico que en realidad era la isla de Tenerife, donde se rodó la película.
Otro plato fuerte de Hacia otra historia del cine europeo lleva el nombre de Jeanne Moreau, pero no como intérprete, sino como directora. Lumière (1976) es la primera de las tres películas que realizaría tras la cámara y que quedarían eclipsadas por su condición de actriz legendaria e imprescindible del cine francés. En este rotundo debut como autora, Moreau, que también actuaba en el film, convocó a tres compañeras (Lucía Bosé, Francine Racette y Caroline Cartier) para entregar una obra sobre cuatro actrices en distintos estadios de sus carreras que se reúnen en una lujosa casa de campo para hablar de su oficio y de asuntos personales. Se trata de un título muy desconocido pese a su carácter visionario, pues se adelantó a un género hoy tan en boga como la autoficción.
Joyas ocultas tras el Telón de Acero
The long farewell, terminada en 1971 pero estrenada en 1987, con la perestroika en ya marcha, es una de las cimas de Kira Muratova, cineasta ucraniana fallecida en 2018 y autora clave para entender el cine soviético. En esta película la directora se detiene a observar el fuerte apego de una madre soltera hacia su hijo, una historia que podría haber agradado a las autoridades soviéticas de no ser por la libertad estética y la experimentación formal de las que hacía gala la autora, lo que representaba una inconveniente desafección hacia el realismo socialista y los discursos férreamente programáticos que fomentaba el poder.
La de la directora húngara Judit Ember es una de esas recuperaciones necesarias, ya que encarna paradigmáticamente la suerte de tantas mujeres cineastas a lo largo de la historia, relegadas, pese a sus virtudes artísticas, a un lugar secundario o, en el caso de Ember, casi totalmente invisible, en gran medida por el ensañamiento censor que padeció. Mistletoes (1971) ilustra el profundo interés por los individuos más vulnerables de la sociedad que siempre movió a la cineasta, perteneciente a una generación apasionante del cine húngaro de la que Béla Tarr es su exponente más emblemático. En un híbrido de documental y ficción, Ember retrata aquí la vida de tres generaciones de mujeres de etnia gitana, a las que da la voz y la dignidad que las autoridades les negaban.
Dentro del antiguo bloque soviético surgió también Karel Kachyňa, uno de los más importantes representantes de la Nueva Ola checoslovaca. En The ear (1970) acompañamos en su día a día a un funcionario que empieza a ser objeto de sospecha y ostracismo. Con potentes ecos orwellianos, Kachyňa firmó una rotunda denuncia de la opresión ejercida por los Estados paranoicos e hipervigilantes de la órbita soviética, una osadía que pagó teniendo que esperar hasta 1990, cuando cayó el gobierno comunista de la todavía unida Checoslovaquia, para ver el estreno de la película en el marco de la Sección Oficial del Festival de Cannes.

The long farewell

Entre la censura y la incomprensión
Figura clave de la Ola Negra yugoslava junto a nombres como Dušan Makavejev o Želimir Žilnik, el serbio Aleksandar Petrović logró trascender el restringido circuito de la cinefilia militante para gozar de un gran reconocimiento popular gracias a títulos como Encontré zíngaros felices (1967) y Tri (1965), ambas nominadas al Oscar a la mejor película extranjera en su momento. En el Festival de Sevilla se mostrará la última de ellas, un clásico no suficientemente reconocido del cine bélico que postula una dura crítica contra el patriotismo y que rezuma modernidad formal y clarividencia política en su visión de la guerra a través de un antihéroe.
La selección de Hacia otra historia del cine europeo se completa con otros dos títulos procedentes de Grecia y los Países Bajos. Face to face (1966) es una película de Robert Manthoulis, perteneciente a una generación dorada de cineastas griegos que vivió su auge en los años 60, cuando en paralelo al cine comercial surgieron figuras que agitaron el panorama de su país y abrieron un camino que luego transitarían célebres directores de hornadas posteriores como Theo Angelopoulos. La película trae al frente los espinosos temas de la lucha de clases y la desmedida explotación urbanística en la Atenas de los 60. Tras el golpe de Estado de 1967 que desembocó en una dictadura militar, la producción fue censurada y Manthoulis se vio abocado al exilio en Francia tras las declaraciones en contra de la junta militar que hizo en el estreno de la película en Cannes.
Por su parte, A woman like Eve (1979), de Nouchka van Brakel, narra la historia de dos mujeres que buscan su lugar en el mundo mientras se enfrentan a una encrucijada existencial. Protagonizada por dos grandes actrices, Monique van de Ven (habitual de Paul Verhoeven en su etapa previa a Hollywood) y Maria Schneider, la película fue recibida con recelo en su día debido a la naturalidad con la que la cineasta retrataba los avatares de una relación lésbica, así como el sexo al margen de los estándares de la representación heteronormativa. Desdeñada por lo que muchos consideraron meros “panfletos”, Van Brakel permaneció sin embargo firme en su discurso, inmune a la estigmatización que el movimiento feminista sufría entonces entre algunos sectores de la sociedad. Años después, se convertiría en la primera mujer en entrar en la Academia del Cine holandesa.

Tri

Un taller para la reflexión
La sección Hacia otra historia del cine europeo no se limitará a la proyección de películas. También se celebrará el taller Programming European Heritage at Film Festivals, organizado por la Filmoteca Española y el Festival de Sevilla. Este evento se celebrará los días 8 y 9 de noviembre en el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla, con la participación de representantes de archivos europeos como el EyeFilm Museum de Ámsterdam, la Cineteca de Bolonia o la Filmoteca Nacional de Estonia, que explicarán el papel de estas entidades en la preservación y recuperación de la memoria del cine europeo, así como la importancia de los festivales como agentes esenciales en la divulgación de este patrimonio cultural.
HACIA OTRA HISTORIA DEL CINE EUROPEO

La Habanera (Detlef Sierck, Alemania, 1937)
Lumière (Jeanne Moreau, Francia, 1976)
The long farewell (Kira Muratova, antigua Unión Soviética, 1971)
Mistletoes (Judit Ember, Hungría, 1978)
The ear (Karel Kachyňa, antigua Checoslovaquia, 1970)
Tri (Aleksandar Petrović, Croacia, 1965)
Face to face (Robert Manthoulis, Grecia, 1966)
A woman like Eve (Nouchka van Brakel, Países Bajos, 1979)

 

Una comedia realista, tráiler de «La maternal» de Pilar Palomero

Tras su paso por el Festival de San Sebastián (Premio a la Mejor interpretación protagonista para Carla Quílez) acaba de ver la luz de la mano de BTEAM Pictures un primer tráiler, que podéis ver a final de página junto a su póster oficial, de La maternal, segundo largometraje de la realizador Pilar Palomero tras su premiada Las niñas (2020) que tiene previsto su estreno comercial en nuestro país para el próximo 18 de noviembre.
La maternal nos cuenta como Carla tiene 14 años y es una joven desafiante y rebelde. Vive en un viejo restaurante de carretera en las afueras de un pueblo con su joven madre soltera mientras falta a clase y pasa las horas con su amigo Efraín. Cuando la trabajadora social se da cuenta de que está embarazada de cinco meses, Carla ingresa en ‘La Maternal’, un centro para madres menores de edad donde comparte su día a día con otras jóvenes como ella. Juntas con sus bebés, se enfrentarán a este nuevo mundo de adultos para el que no les ha dado tiempo a prepararse.
La película con guion de la propia Pilar Palomero está protagonizada por Carla Quílez, Àngela Cervantes, Jordan Dumes, Pepe Lorente, Olga Hueso, Rubén Martínez, Gal-la Sabaté y Neus Pàmies.
La Maternal es una producción de Inicia Films y Bteam Prods. que cuenta con la participación de Radio Televisión Española, Televisión de Catalunya, Televisión de Aragón y Movistar Plus+, el apoyo del ICAA y del ICEC y la participación del Programa Media.

«Sala:B» y la comedia «raruna»

La vida láctea (Juan Estelrich, 1993). Int.: Mickey Rooney,  Marianne Sägebrecht, William Hootkins, Emma Suárez. España, Francia, Alemania. 35 mm. Color. 79’
El extranger-oh! de la calle Cruz del Sur (Jorge Grau, 1987). Int.: José Sacristán, Serena Vergano, Emma Cohen, Teresa Gimpera. España. 35 mm. Color. 100’
«Dos comedias excéntricas y malditas que ponen el foco en las crisis de la edad y la masculinidad con dos actores inimitables: Mickey Rooney y José Sacristán
Cuando acabó el guion de La vida láctea, Juan Estelrich pensó que Mickey Rooney era el actor ideal para Barry Reilly, un millonario que a los 80 años decide volver a comportarse y vestirse como un bebé para recuperar el cariño de su familia, repleta de buitres malcriados. Rooney, el eterno niño prodigio de Hollywood, aceptó sin dudar este personaje que viste pañales y contrata los servicios de una nodriza profesional, la actriz alemana Marianne Sägebrecht. El amamantamiento hace el cariño y entre ellos surge un curioso romance que amenaza la buena vida de sus herederos. Y esto es solo el principio de La vida láctea, una muy peculiar comedia rodada entre Madrid y Portugal, con reparto internacional (Emma Suárez, Féodor Atkine, Jack Taylor…) y no pocos medios a primera vista. Se trata del debut de Juan Estelrich Revesz, hijo de Juan Estelrich March, director de El anacoreta (1976) y productor de Buñuel, Berlanga o Jess Franco. No sorprende por tanto que en este trabajo encontremos influencias de esa comedia española esperpéntica y surrealista, adornada además con una estética casi daliniana. El rodaje fue interrumpido de pronto por los productores y Estelrich no pudo dar por bueno el montaje final. A pesar de que se estrenó en el Festival de Berlín, La vida láctea acabó mal distribuida y enterrada. Hoy permanece como una de las comedias más bizarras y menos vistas del cine español.
A Jordi Grau le conocemos por títulos fundamentales del fantaterror como Ceremonia sangrienta o No profanar el sueño de los muertos, pero también dirigió dos comedias, y las dos con José Sacristán. El extranger-oh! de la calle Cruz del Sur es la segunda, que comparte con la anterior, El secreto inconfesable de un chico bien (1976), una visión crepuscular y desmitificadora de aquello del macho ibérico. Ambos filmes coloreados con brochazos de surrealismo felliniano que encajan muy bien en esta sesión. Grau aprovecha además para incluir guiños autobiográficos y referencias a su obra como el número de revista con vampiras, o el desnudo integral que rima con el de la Cantudo en La trastienda, esta vez con Sacristán. El reparto femenino es una reunión de musas de la Escuela de Barcelona, donde Grau participó, como Teresa Gimpera, Serena Vergano o Emma Cohen». (Álex Mendíbil)
Presentación a cargo del director Juan Estelrich y Álex Mendíbil, comisario de «Sala:B». Duración total aproximada de la sesión: 210’

 

Crónica Festival de San Sebastián 2022 (I)

Vuelta a la normalidad a través de un nuevo escenario

Del 16 al 24 de septiembre tuvo lugar la 70 edición de un Zinemaldia en donde se pudo recobrar una supuesta normalidad después de la excepcionalidad vivida en los dos últimos años, sin embargo este nuevo orden vino marcado por unos tiempos de inevitables y abruptos cambios relacionados con el ámbito cinematográfico, no solo en referencia a anecdotarios tales como la dolorosa eliminación física, supuestamente debido a motivos presupuestarios del catálogo, en realidad esa habitual presencia física de papel acompañada con las publicaciones de las retrospectivas no dejaban de ser el único recuerdo tangible de lo que había sido una edición pretérita, sino también, y más importante, en relación con un nuevo escenario de consumo que inevitablemente afecta a la producción y distribución cinematográfica y el papel que pueda llegar a desempeñar de ahora en adelante los certámenes en lo concerniente a esta nueva  y vacilante situación. Ante tal panorama, el actual posicionamiento de los festivales de cine sigue siendo la de un mesurado impasse, los indicadores sugieren un augurio poco complaciente para la exhibición en salas comerciales y mucho más favorable en referencia a la producción cimentada desde las plataformas de streaming de visionado doméstico. Posiblemente esta nueva coyuntura dé lugar a un nuevo emplazamiento en lo relativo a la función y la importancia de los festivales de cine de cara al profesional y en especial al público, algo que en próximas ediciones tendrá que quedar claramente definido.

San Sebastián celebró su 70 aniversario de una forma austera con la exposición en el Centro Internacional de Cultura Contemporánea-Tabakalera  ‘Imagina un Festival’, muestra interactiva expuesta  a través de una veintena de pantallas que exhibieron un centenar de vídeos que suman más de 150 minutos de contenido sobre la historia de un festival que continua con su elogiable propósito de no renunciar a las retrospectivas, este año fue el turno del cineasta francés Claude Sautet a través del repaso exhaustivo a su trayectoria acompañada, como es preceptivo, por una publicación que supone una nueva colección de libros editados en colaboración con la Filmoteca Vasca. En cuanto a la programación de esta edición de San Sebastián, festival de festivales donde los haya y modelo perfecto de lo entendible como trabajo eficiente y proyección de empatía, sigue transitando en base a continuos, y a veces abruptos, equilibrios en lo relativo a la selección de películas y segmentación de secciones, especialmente en referencia a una sección oficial que este año se vio solventada, en cierta manera, por una importante representación de cine patrio aderezada con nombres ya consagrados, como por ejemplo Hong Sang-soo, Christophe Honoré o el austriaco Ulrich Seidl.

A continuación y cambiando un poco el esquema utilizado en el portal en pasada ediciones pasamos a detallar los títulos presentes en la Sección Oficial y el cine español dejando una segunda parte de la crónica para el análisis, igualmente pormenorizado, de todo lo que dieron de sí secciones paralelas del festival tales como New Directors, Perlas o Zabaltegi-Tabakalera.

 

El cine español al rescate

El pistoletazo de salida de esta 70 edición correspondió al nuevo trabajo tras las cámaras de Alberto Rodríguez Modelo 77, nueva indagación en el entramado sociopolítico de nuestro país a través de una crónica carcelaria que se vale de cierta ideología política a la hora de analizar el funcionamiento de dicho estamento en los albores de la transición, película con clara vocación de documento que carece de cierta cohesión interna, en referencia al irregular ensamblaje resultante de la reconstrucción histórica a modo de crónica social, el nacimiento de la COPEL,  con unos códigos genéricos que posiblemente tarden demasiado tiempo en hacer acto de aparición en el relato. Por su parte, Jaime Rosales con Girasoles silvestres abandona el trazo estético de anteriores trabajos suyos, ofreciendo la que posiblemente sea su obra narrativamente más asequible para el espectador,  un retrato de esa juventud periférica, con el concepto de la maternidad como epicentro, que busca con relación a un constante estado de fuga un lugar en el mundo y de paso abrazar un amor real mostrado a través del diario elíptico de una joven madre de dos niños y sus relaciones emotivas con tres personajes masculinos situada en tres tiempos distintos. Lástima que la propuesta sea finalmente esclava de un farragoso naturalismo introspectivo que parece más preocupado en detenerse a examinar la masculinidad toxica que en ofrecer un mayor rigor conceptual en referencia a la historia que pretende tratar.

Posiblemente la mejor película española de este año a competición fue La consagración de la primavera, historia donde nuevamente Fernando Franco, a través de esa aparente austeridad tan presente en todo su cine, plagado de pequeños detalles que no pretende aladear de ningún tipo de tesis y que nos trasporta a algo bastante más profundo de lo que pueda parecer en un principio en relación con un relato percibido a través de una vertiente dual que se vale de una premisa sobre la parálisis física para en realidad abordar otra parálisis, en este caso de índole emocional. Por su parte el director y guionista catalán Cesc Gay presentó en la gala de RTVE Historias para no contar, comedia coral de tono satírico narrado a través de cinco relatos independientes que indaga en situaciones cotidianas que giran principalmente a cerca del concepto de la infidelidad, el tono desinhibido y liviano hace de la propuesta un divertimento parcialmente original  plausible en su visionado en lo relativo a esa comicidad hacia el espectador que suele ser tan característica en el cine del responsable de Truman.

Como viene siendo habitual en los últimos años el audiovisual patrio presente en San Sebastián también tuvo su espacio para las series,  Apagón parte de una idea argumental bastante similar a su homóloga francesa L’effondrement, aquí el detonante viene dado por una tormenta solar en donde a través de cinco actos titulados Negación, Emergencia, Confrontación, Supervivencia y Equilibrio dirigidos respectivamente por Rodrigo Sorogoyen, Raúl Arévalo, Isa Campo, Alberto Rodríguez e Isaki Lacuesta se narra cómo puede ser  la vida, o el intento de ella, después de un colapso social. La lógica irregularidad del conjunto, al final se trata de una mirada personal sobre la condición de la raza humana y los dilemas morales a los que se enfrentan en una situación límite, queda parcialmente paliada por la solvencia de unos autores con relación a la labor de exponer una serie de reflexiones que por fortuna no caen en esa obviedad tan característica en este tipo de productos. Presente en la sección Zabaltegi-Tabakalera la ópera prima de Carlota Pereda, Cerdita, vino a cubrir de alguna manera esa cuota de cine patrio de claras connotaciones populares que asoma de vez en cuando en la programación de festivales como el de San Sebastián, casi a modo de desahogo supuestamente lúdico. Relato vertebrado entre el humor negro y un terror costumbrista rural que señala el acoso endémico que sufren las personas obesas y que en realidad no deja de ser una extensión del propio cortometraje dirigido anteriormente por la propia realizadora, que para mal contiene casi los mismos errores que su antecesora en referencia a una realización descuidada, que por momentos roza lo amateur, también una narrativa desequilibrada solo solventada a través de una entretenida parte final que abraza sin complejo ciertas costuras genéricas del slasher y la final girl a modo de festival catártico por parte del acosado.

 

Propuestas limítrofes hacia la cuota social

Dentro de la Sección Oficial a concurso, como claro denominador común,  muchas fueron las propuestas que indagaban a través de problemáticas de índole social, Runner, ópera prima de la estadounidense Marian Mathias, vendría a ser la quintaescencia del estoicismo narrativo, relato expuesto a través de la huida de una adolescente con el gótico norteamericano como escenario en donde nuevamente las formas, un gran rigor de los encuadres y el sentido expresivo de la imagen, que representa a una realizadora con una mirada propia, no termina de estar convenientemente acompasado con el contenido, algo obvio, de lo que se deriva un cine de un claro talante emergente, al que habrá que estar atento en un futuro. De Argentina vino el nuevo trabajo tras las cámaras de Diego Lerman, El suplente, película que indaga en ese subgénero del profesorado que sigue a pies juntillas patrones tan reconocibles como el referido al inicial rechazo del alumnado hacia el nuevo docente que termina en una comunión entre ellos derivada de la comprensión tanto de unos como del otro a modo de antesala del adoctrinamiento que aquí incorpora dialécticas supuestamente actuales a través de la descripción global que se hace de un barrio y un estatus social concreto. Cine honesto de buenas intenciones, tan legítimo como parcialmente intrascendente en el que se agradece la ausencia de una discursiva provista de tesis moral.

Por su parte la danesa Resten af livet vino a ser otra pieza de cámara de estilo farragoso que bascula en lo relativo a cómo afrontar un duelo familiar y las diferentes formas por parte de los miembros del grupo a la hora de encarar la perdida y acometer la posterior reinvención familiar. La reflexión termina deviniendo como gélida en prácticamente todos los ámbitos por los que transita, debido a una saturación en lo concerniente a su contención y en especial a la falta de emotividad del relato hacia sus personajes, algo que en teoría no tendría que ser negativo si no fuera por la sinergia que se crea con la falta de profundidad que se desprende de este tratado que indaga en la gestión de la pérdida. Otra de las óperas primas presentes este año a competición en San Sebastián fue la japonesa A Hundred Flowers (Mejor dirección) del hasta ahora productor y guionista Genki Kawamura, basándose en su propia novela, profundiza en la relación, con un fuerte trasfondo pretérito, de una madre con su hijo, con el concepto del perdón y la redención como eje principal de la historia. La cinta, con una inevitable influencia al imaginario fílmico de Ozu, utiliza el estigma del Alzheimer a la hora de mostrar a través de un complejo juego narrativo, y en parte virtuoso en lo relacionado a su vertiente estilística, un retrato del funcionamiento a veces caprichoso de nuestros propios recuerdos  en relación con un relato cuya falta de originalidad y excesiva corrección se ve en parte solventado por ese tipo de emotividad tan sutil y sin apenas alardes tan característico del cine japonés.

Otro tema bastante recurrente en esta edición del Zinemaldia fue la precariedad de las condiciones laborales del desfavorecido, en tal sentido lo más apreciable del film del portugués Marco Martins, Great Yarmouth: Provisional Figures, radica en su decidida no adscripción al consabido relato de impronta social al uso, en este caso la explotación de emigrantes lusos en una ciudad obrera de Inglaterra, marco de esta apreciable película, donde su realismo extremo poco dado a la concesión, termina dando la sensación de estar planteada casi a modo de una historia de terror en la que su sofisticada elaboración del sonido y la imagen, ojo a esa fotografía a cargo de João Ribeiro, nos remite casi a las antípodas del cine perpetrado por ejemplo por Ken Loach en lo relativo a las formas, aunque el mensaje sigue siendo el mismo, aquí de consonancias aún más atroces, si cabe, en lo concerniente a una sociedad capitalista de índole neoliberal que pisotea a los más humildes. Una de las absurdas polémicas que terminaron no siéndolo este año en San Sebastián vino de la mano de la película Pornomelancolía, en este caso las referidas las acusaciones vertidas por su protagonista, el actor porno Lalo Santos, por haberse sentido desprotegido psicológicamente durante el rodaje. La película no deja de ser un lánguido análisis, en donde se atisban temas interesantes que no terminan siendo convenientemente desarrollados, sobre la industria pornográfica a través de una sola mirada, la de su personaje principal. Cámara en mano y narrada a modo de diario personal el film se vertebra en dos direcciones, una menos interesante, la relacionada con la crítica sobre prácticas deshonestas, aquí con curiosas concomitancias meta, dentro del ámbito de dicha industria, y la algo más sugerente, aunque bastante más soterrada en el relato en relación a un vacío existencial de alguien que se siente solo ante la vida.

Siguiendo con el estigma del desfavorecido, la ganadora de la Concha de Oro a la Mejor Película, Los reyes del mundo, vendría a ser una versión afortunada de Los olvidados de Luis Buñuel, con claros ecos a referentes literarios como Lord of the Flies de William Golding o incluso, apurando mucho, los antecedentes al Heart of Darkness de Joseph Conrad. La narración, siguiendo patrones típicos de la road-movie, nos traslada al Medellín actual partiendo del concepto de la recuperación de la tierra prometida, en su día confiscada por los paramilitares. Película plagada de simbolismos con evidentes trazos neorrealistas y texturas hipnóticas, el nuevo trabajo tras las cámaras de la colombiana Laura Mora tiene la virtud de ser ese tipo de relato que parte de un compromiso honesto que atesora la virtud de prescindir de cualquier trazo de estética a favor de lo meramente instintivo y conmovedor a través de una utópica búsqueda que en realidad no deja de ser una huida. Para acabar este repaso de las películas a competición situadas dentro del ámbito social e histórico, la china A Woman, basada en la novela autobiográfica «Dream» de la escritora Zhang Xiu Zhen, nos ofrece un fresco histórico situado a través de un par de décadas respecto a un drama individual que transita acorde y casi en paralelo con las transformaciones políticas de un país. La película del veterano Wang Chao prioriza lo primero, dejando lo segundo como trasfondo de este correcto y clásico melodrama del proletariado, en donde las constantes elipsis temporales atenúan la densidad de un relato posiblemente demasiado pormenorizado en relación a la evolución emocional y social de una mujer, que termina siendo un fiel reflejo en paralelo de lo que termino siendo el desarrollo de la cultura china.

 

Impasse de autorías consagradas

Otras de las películas precedidas de cierta polémica y vetada en otros certámenes tras acusaciones de prácticas poco éticas durante su rodaje, fue el nuevo trabajo del austriaco Ulrich Seidl, una coyuntura que no deja de ser sintomática y que refleja el actual y preocupante estado de las cosas, pues Sparta resulta ser la película más suave y menos provocativa, en referencia a su tono por parte de un autor indudablemente incómodo, que aquí aborda un espinoso tema a través de una historia en donde asistimos a la visión poliédrica de un personaje con deseos miserables, pero que al mismo tiempo nos muestra un terrible tratado sobre el tormento interior que condena un deseo que deriva en soledad. El trabajo más austero de un Ulrich Seidl que no recurre a ningún tipo de elipsis, termina ofreciéndonos una interesante y bastante inteligente, reflexión sobre lo que supone vivir a través de una existencia atrapada. Por su parte el esforzado biopic Il Boemo vino a cubrir esa cuota a veces tan necesaria en certámenes como el Zinemaldia referida al cine académico de época. El realizador Petr Vaclav, que parte como principal referente del Amadeus de Milos Forman, nos sitúa en siglo XVIII a través de un relato de costuras ampulosas y suntuosas, que otorga a la música un papel primordial en un relato en donde asistimos al consabido auge y caída al más puro estilo Ícaro, en el caso que nos ocupa al relacionado con el compositor checo Josef Mysliveček, respecto a una historia de tono meticuloso y formas algo convencionales que calibra de forma relativamente involuntaria esa máxima que nos alerta de como el exceso de fama, sexo y demás menesteres, siempre ha sido a lo largo de la historia contraproducente a la hora de preservar el talento que ha llevado a todo ello.

Otro de los nombres ya consagrados que estuvieron presentes este año en San Sebastián fue el francés Christophe Honoré, que presento a competición Le lycéen, un tratado indigesto de raíces muy personales en modo coming-of-age donde se reconstruye ese tránsito vital que es la transformación en adulto con el trasfondo de la repentina pérdida de la figura paterna recurrida aquí a modo de materialización violenta del sufrimiento. El responsable de Chambre 212 se recrea de algo forma pomposa en la pesadumbre y el desconcierto adolescente, notable Paul Kircher, ofreciéndonos un relato de tono desaforado que por fortuna logra huir del característico trazo nostálgico, término que puede ser interpretado tanto de forma negativa como positiva en relación a ese a veces tan pantanoso terreno que suele tener el cometido de expresar en imágenes emociones y fragilidades varias ligadas en gran medida a un periodo particular de la adolescencia. Sebastián Lelio, por su parte y con el respaldo de Netflix, presentó The Wonder, adaptación de la novela homónima de Emma Donoghue que nos traslada al año 1862, siendo testigos de cómo una niña, pese a dejar de comer durante un largo periodo de tiempo, permanece milagrosamente viva y en un buen estado de salud. El espectador seguirá un trayecto en paralelo junto a una enfermera inglesa a la hora de desvelar el supuesto misterio. The Wonder, partiendo del principio irrefutable de la realidad como concepto básico de la existencia, termina siendo un relato parcialmente enfocado a ofrecer un drama de época con ciertas reminiscencias góticas y barrocas, especialmente en lo relativo a su faceta técnica a la hora de crear y mostrarnos una atmosfera percibida como asfixiante en lo concerniente a su calado emocional, labor esta que de alguna manera se ve algo empañada por la poca sutileza existente en ese eterno debate aquí presente entre ciencia y religión, siendo al final un relato demasiado predecible tanto en lo relacionado con su afiliación al alegato contra el fanatismo, como con respecto a su impostado y algo previsible truco final.

El prolífico Hong Sang-soo, que este mismo año presentó en la Berlinale The Novelist’s Film, volvió a San Sebastián con Walk Up, película que nuevamente invoca a una autoría irrenunciable en estilo aunque afortunadamente dispersa en contenido, aquí potenciando aún más, si cabe, el minimalismo de sus puestas en escena que como suele ser habitual parece ir en contraposición a una narrativa y dialéctica diversificada en varias vías, gracias a una serie de elipsis que rompen cualquier tipo de cuadratura cronológica en la historia, el temario vuelve a recurrir a las dudas y la melancolía bajo una aparente sencillez que no lo es tanto en donde vuelve a hacer acto de aparición esa máxima que dicta que en algunas autorías lo aparentemente percibido como menos es más, siempre que se esté dispuesto a aceptar una reglas de juego aquí materializadas como inalterables. El colofón a esta 70 edición vino de la mano del veterano y siempre competente Neil Jordan con Marlowe, película que intenta revivir en modo cinematográfico el extenso legado de Raymond Chandler a través de unas buenas intenciones en relación a su propósito de revisitar el concepto del neo noir, pero que no terminan de verse cumplidas a raíz de una abrupta artificialidad,  da la sensación de estar en un imaginario en donde predomina un excesivo cartón piedra escénico y una discutible utilización del croma, a través de un producto en el que se percibe respeto, pero no indagación y que termina siendo demasiado esclavo, tanto de la reconstrucción nostálgica que acomete, como de ser plenamente consciente de la inferioridad y la carencia de complejidad que atesora con respecto al legado que pretende homenajear.

 

 

 

La Seminci estrena la copia restaurada con metraje inédito de «La aldea maldita»

El espectáculo, que tendrá lugar el 28 de octubre en el Centro Cultural Miguel Delibes, muestra doce minutos de metraje adicional con el acompañamiento musical del prestigioso artista
La Semana Internacional de Cine de Valladolid presentará la copia restaurada de la película La aldea maldita (Florián Rey, 1930) con 12 minutos de metraje inédito y con música en directo compuesta e interpretada por el músico Raül Refree, espectáculo que tendrá lugar el día 28 de octubre en el Centro Cultural Miguel Delibes.
La aldea maldita es una película mítica de la historia del cine español y está considerada como la primera obra maestra del mismo. Nacida en el momento de la llegada del cine sonoro, contó con una doble versión, la sonora y la muda. Solo la segunda ha llegado hasta nuestros días. La película se consideró perdida durante muchos años, hasta que, a mediados de los años ochenta, Filmoteca Española pudo encargar su restauración a Juan Mariné. Con motivo del centenario del nacimiento de este director de fotografía y restaurador del cine español –Espiga de Honor en la 60 Seminci–, en 2020 se encargó la creación de un nuevo acompañamiento musical para la película al músico y productor Raül Refree, que se presentó en el cine Doré de Madrid en diciembre de 2020.
La diferencia de la versión que estrenará Seminci el día 28 de octubre respecto a aquella del año 2020 son doce minutos de metraje adicional nunca vistos hasta la fecha, tras una nueva y laboriosa restauración realizada por Filmoteca Española, para los que Raül Refree ha compuesto y adaptado también el acompañamiento musical. Será la segunda vez que Seminci proyecte la película de Florián Rey con musical en directo. En 1986, el compositor José Nieto recibió el encargo de Seminci de componer la música para La aldea maldita. La música fue interpretada por la Orquesta Sinfónica Ciudad de Valladolid bajo la dirección del autor durante la proyección de la película en el Teatro Calderón en la inauguración de la 31 edición del festival. Posteriormente, el 1996, la partitura se reedita conjuntamente con el libro homenaje publicado por Seminci con motivo de la entrega de la Espiga de Honor al compositor.
Acompañamiento de Raül Refree
El labrador Juan Castilla y su familia viven en el pueblo castellano de Luján, castigado por el pedrisco y otras inclemencias que obligan a sus habitantes a emigrar. Juan se enfrenta al viejo avaro tío Lucas y será encarcelado, mientras Acacia, su mujer, tendrá que marchar a la ciudad en busca de la prosperidad que le promete su amiga Magdalena. Años después, Juan encontrará a su mujer en un tugurio. La reconciliación no será fácil. La aldea maldita se muestra, con este nuevo acompañamiento musical, como una película de una radical modernidad. Con una fotografía deslumbrante, un estilo directo y un montaje seco, recoge algunos temas tan actuales como el del patriarcado o el vaciamiento de las zonas rurales.
Raül Refree es uno de los productores españoles más aclamados de la última década. Publica junto a experimentadores como Lee Ranaldo de Sonic Youth mientras revisa los fados de Amália Rodrigues junto a Lina. Ha trabajado con artistas innovadores como Rosalía o el Niño de Elche, y junto a ellos ha construido la vanguardia del “nuevo flamenco”. También es un destacado compositor y músico que ha lanzado nueve álbumes bajo su proyecto más personal, Refree, además de bandas sonoras de películas como Ojos Negros (Marta Lallana e Ivet Castelo, 2019), Entre dos aguas (Isaki Lacuesta, 2018) o Un año, una noche (Isaki Lacuesta, 2022).

 

La identidad femenina en modo fabula, primer tráiler de «El agua»

Una de las óperas primas de nuestro cine más estimulantes de este año es indiscutiblemente El agua de Elena López Riera, film cuyo primer tráiler de la mano de Elastica y Filmin acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial. La película, que indaga en la percepción sobre los mitos populares, tras su paso por festivales como Cannes, Toronto o San Sebastián se estrenará en las salas comerciales de nuestro país el próximo 4 de noviembre.
En El agua vemos como es verano en un pequeño pueblo del sureste de España. Una tormenta amenaza con volver a desbordar el río que lo atraviesa. Una vieja creencia popular afirma que algunas mujeres están predestinadas a desaparecer con cada nueva inundación porque tienen «el agua adentro«. Ana vive con su madre y con su abuela en una casa a la que el resto del pueblo mira con suspicacia. En medio de la atmósfera eléctrica que precede a la lluvia, Ana conoce a José a la vez que lucha por aventar a los fantasmas.
La película con guion a cargo de la propia Elena López Riera junto a Philippe Azoury está protagonizada por Luna Pamiés, Bárbara Lennie, Nieve de Medina y Alberto Olmo.
El agua es una producción de Alina Film, SUICAfilms y Les Films du Worso que cuenta con el apoyo del Instituto Valenciano de Cultura y el ICAA y la participación de RTVE y À Punt Mèdia.

Jordi Grau. Un estudio cultural de su obra cinematográfica (1957-1995)

El cineasta Jordi Grau (Barcelona, 1930-Madrid, 2018) dirigió cerca de veinte películas entre dramas realistas, de terror, del destape, históricas y documentales. Igual que su nombre propio –antes más conocido como Jorge Grau– su obra se transformó en sintonía con los sucesivos cambios que se dieron en la sociedad española, desde la apertura del régimen franquista hasta el periodo democrático.
Catalán instalado en Madrid desde sus inicios en el cine a finales de los años cincuenta, participó en el rodaje de películas de Luis García Berlanga y de Sergio Leone. Sus primeros largometrajes en los sesenta –Noche de verano, El espontáneo, Acteón y Una historia de amor– le hicieron formar parte de las generaciones que renovaron el cine en España en esa década: la del Nuevo Cine Español junto a Carlos Saura o Mario Camus, y la de la Escuela de Barcelona con Vicente Aranda o Pere Portabella.
Con dotes para la pintura y el teatro, Grau supo dar una impronta artística a todas sus películas. Además, fue un profesional del cine que se adaptó al devenir de la industria. En los setenta hizo cine de terror, teniendo su mayor éxito internacional con la película de zombies, No profanar el sueño de los muertos. También dirigió La trastienda, uno de los títulos clave de la época del destape y la Transición, protagonizado por María José Cantudo. Muchos reconocidos intérpretes participaron en las películas de Grau, como Francisco Rabal, Fernando Rey, Sara Montiel, Lucía Bosé o José Sacristán.
Gran admirador de Luis Buñuel y del cine italiano, Grau estudió cine en Roma y tuvo a Federico Fellini como mentor y amigo. A través de una carrera diversa y personal, se interesó por retratar las vivencias de la sociedad a la que perteneció. Las relaciones de pareja conforman uno de los temas recurrentes en sus películas, planteando constantes alusiones al adulterio y a la hipocresía de la clase burguesa. Siempre poniendo en cuestión la moralidad católica y utilizando a su vez argumentos trascendentales como la muerte o la desigualdad en la sociedad de consumo. De modo que el análisis de la obra cinematográfica de Jordi Grau, desde 1957 hasta 1995, ofrece una mirada singular al cine y la producción cultural que tuvieron lugar en España a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.
El autor
HUGO PASCUAL BORDÓN (Madrid, 1987). Ha impartido cursos de cine, cultura y lengua española en universidades de Estados Unidos, donde se doctoró con una tesis en torno a la obra de Jordi Grau. Ha presentado su trabajo en congresos y lo ha publicado en revistas académicas. También ha sido colaborador en la edición digital de la revista Fotogramas. Además de titulación en universidades de la Comunidad de Madrid, ha tenido estancias en Francia y Canadá, con estudios de cine y experiencia profesional en el sector audiovisual.
Autor: Hugo Pascual Bordón, Editorial: Shangrila Ediciones, Colección Hispanoscope libros, Páginas: 328

El laberinto de lo metafísico, tráiler de «Something in the Dirt»

Justin Benson y Aaron Moorhead se han convertido por derecho propio en uno de los actuales referentes del fantástico independiente USA, tras trabajos tan estimulantes como Spring (2014), The Endless (2017) o Synchronic (2019) nos llega la cinta de ciencia ficción Something in the Dirt, film cuyo primer tráiler acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial. La película, que como viene siendo habitual cuenta con un guion del propio Justin Benson, tras su premier mundial en el pasado Sundance acaba de ser presentada en el recién finalizado Festival de Sitges cosechando el Premio de la Crítica a la Mejor película.
Something in the Dirt nos cuenta como los vecinos John y Levi son testigos de eventos sobrenaturales en su edificio de apartamentos de Los Ángeles, se dan cuenta de que documentar lo paranormal podría inyectar algo de fama y fortuna en sus vidas desperdiciadas, pero su amistad se deshilacha a medida que descubren los peligros del fenómeno.
La película está protagonizada por Justin Benson, Aaron Moorhead, Sarah Adina Smith, Issa López, Vinny Curran, Jeremy Harlin, Gille Klabin, C. Robert Cargill, Liam Gavin y Megan Rosati.

 

Filmoteca Española muestra el archivo de Iván Zulueta con una selección de sus películas

Filmoteca Española empieza a mostrar el archivo de Iván Zulueta con un proyecto de selección y musicalización de sus películas desarrollado por J, vocalista de Los Planetas. La iniciativa se presenta al público en dos conciertos en el cine Doré los días 16 y 17 de diciembre de 2022.
Con motivo del Día del Cine Español, que se celebra el 6 de octubre, Filmoteca Española presenta un plan de recuperación y difusión del legado cinematográfico de Iván Zulueta, recogido en su archivo personal y custodiado por la institución desde que lo adquiriera en 2021Enlace externo, se abre en ventana nueva. El proyecto ha consistido en la selección y posterior musicalización por parte de J, compositor y vocalista del grupo Los Planetas, de varias piezas rodadas por el cineasta donostiarra principalmente en las décadas de 1970 y 1980, la mayor parte de ellas inéditas.
El cine Doré de Madrid, sede de proyecciones de Filmoteca Española, ha sido escenario este martes de la presentación de la iniciativa, a la que ha acudido Josetxo Cerdán Los Arcos, director de Filmoteca Española, y el artista J. Durante el acto se han podido ver y escuchar dos piezas a modo de adelanto del proyecto, que se presentará definitivamente al público los días 16 y 17 de diciembre en dos conciertos exclusivos en el cine Doré. Aún sin fecha de publicación definitiva, está prevista la plasmación discográfica del proyecto, primera entrega en solitario de J, y su correspondiente gira en 2023, que contará, una vez más, con el soporte del artista gráfico donostiarra Javier Aramburu.
Sobre el sentido del proyecto Josetxo Cerdán ha señalado la necesidad de que las filmotecas no solo conserven el patrimonio, sino que también hagan accesibles sus colecciones a la ciudadanía, pues “el tiempo de los museos y las filmotecas como mausoleos ha pasado”. En el caso del proyecto que se presenta, la finalidad, ha destacado Cerdán, era que alguien tan cercano al universo creativo de Iván Zulueta como J diese vida a una parte de su archivo personal.
En este sentido y en relación con el proceso creativo a la hora de componer los temas que acompañan las imágenes, J ha explicado que algunas canciones son más literales y otras más interpretativas y simbólicas, compuestas a partir de “imágenes muy sugerentes que te permiten dejar volar la imaginación”.
Las piezas presentadas como avance han sido el tema “Natalia dice”, que encaja con el film Te veo (1973), y “Arrebato (un buen día para Iván)”, que lee de manera peculiar las imágenes de Cine Álbum Kodak 3. Te veo es una película realizada en 1973 que muestra unas de las técnicas creativas favoritas de Iván Zulueta: rodar con el Time Lapse haciendo un uso puntual del zoom frente al televisor doméstico. El tema compuesto por J para la pieza, con el que celebra la transgresión y combate la hostilidad del mundo con libre albedrío, ha contado con la colaboración de 107 Faunos y Srta. Trueno Negro, figuras destacadas de la escena underground argentina. Cine Álbum Kodak 3 es un material de naturaleza muy diferente, que muestra a un grupo de amigos escuchando música y maquillándose de forma despreocupada y lúdica. En ella J ha encontrado la inspiración para, a través de un trabajo mucho más literal, aproximar su universo creativo y referencial al de Iván Zulueta en una declaración de intenciones en toda regla.
El archivo personal de Zulueta y el comisariado de J
El acceso al archivo de Iván Zulueta permite acercarse a un perfil poco conocido del autor hasta el momento. Más allá de Arrebato (1979) y su posterior dependencia de las drogas, los materiales recuperados por Filmoteca Española muestran a un cineasta anterior muy vital y alejado de la oscuridad que más tarde adquiriría su figura. Entre dichos materiales destacan sus películas de corta duración, las cuales demuestran un dominio magistral del formato Super 8 y exponen a un artista único en un momento de gran efervescencia creativa.
Cabe destacar que el archivo también contiene una colección de películas rodadas por los padres del cineasta, Antonio de Zulueta y Consuelo Vergarajáuregui, ambos con una gran influencia en Iván: su padre fue uno de los impulsores del Festival de San Sebastián, mientras que su madre era pintora amateur.
J se ha introducido plenamente en los fondos fílmicos, en Super 8 y 16mm, rodados por Zulueta fundamentalmente durante las décadas de 1960, 1970 y 1980, en su mayoría inéditos. El archivo también está compuesto por documentos personales y familiares, pinturas, dibujos y numerosas polaroids con las que Zulueta experimentaba. También algún guion, bocetos, carteles, cartas y recortes de prensa. J ha podido investigar las partes de este que se han inventariado, y también ha indagado en entornos familiares del cineasta para inspirar su cancionero.

 

Sitges 2022: Seven Chances ofrece una ecléctica selección de rarezas y perlas restauradas

Entre los films programados en colaboración con la ACCEC detacan The Velvet Vampire, de la pionera Stephanie Rothman, y películas de cineastas como Jesús Franco, René Laloux o Johnnie To.

De nuevo, con el objetivo de seguir descubriendo y reivindicando títulos que han pasado de puntillas por el canon del género fantástico, la Asociación Catalana de la Crítica y la Escritura Cinematográfica (ACCEC) y el Sitges – Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña han seleccionado siete películas que serán presentadas por miembros de la asociación.

Abriremos Seven Chances con un film de Jesús Franco, Faceless (Los depredadores por la noche), protagonizada por la nuestra Premio Nosferatu de este año: Brigitte Lahaie, todo un mito del cine erótico y fantástico europeo de los 70 y 80. Antes de entregarse definitivamente a derivas cada vez más radicales, Franco dirigía a finales de los ochenta su última gran aportación a cierto tipo de cine fantástico europeo que empezaba a agonizar. Con la vista puesta en los Yeux sans visage de Georges Franju, el cineasta madrileño urdía una macabra intriga sobre un cirujano obsesionado con recomponer el rostro desfigurado de su hermana.

Recientemente restaurada por el American Film Archive, y proyectada en el llamativo ciclo de cine fantástico que el MoMA de Nueva York ha ofrecido este verano, The Velvet Vampire se puede consideras la primera película de terror dirigida por una mujer. Stephanie Rothman tuvo que rechazar un par de encargos de Roger Corman para lanzarse a una puesta personal que narra el embrujo de un joven matrimonio a manos de una vampira centenaria. Menospreciado en su día, el film resignificaba en clave femenina y subversiva los códigos del género vampírico.

El hongkonés Johnnie To no tendría que necesitar presentación en Sitges. Avanzándonos al treinta aniversario de The Heroic Trio, el primero de sus films emblemáticos, estrenado en 1993, lo recuperamos para poder disfrutar en pantalla grande de este vibrante e imaginativo delirio de acción capitaneado por tres mujeres temibles — Michelle Yeoh, Anita Mui y Maggie Cheung —, tres heroínas que descubrirán lo que las une a raíz de una trama de secuestro de bebés.

El año pasado nos dejaba Joaquín Romero Marchent, de quien hace un par de años descubrimos Manos torpes. El mayor exponente ibérico del eurowestern vuelve a Seven Chances: lo despedimos de la mano de Condenados a vivir, quizá el más crudo y sangriento de sus films, durante el cual acompañaremos a un grupo de condenados a muerte en su calvario atravesando el Pirineo aragonés, donde se rodaron los exteriores de la película. Quentin Tarantino es fan declarado de esta película, que es casi un slasher bajo la nieve.

A menudo eclipsado por otros cineastas con más prestigio internacional, Masahiro Shinoda fue uno de los grandes nombres de la nueva ola japonesa, la de Oshima, Imamura o Seijun Suzuki. A Demon Pond, que se exhibió cuidadosamente restaurada en el Festival de Cannes de 2021, nos transporta a un pueblecito entre montañas que vive atemorizado por la leyenda del dragón que vive en el fondo de un estanque. Partiendo de una obra de teatro kabuki de Kyöka Izumi, un escritor muy ligado al fantástico y a las atmósferas surrealistas, Shinoda da forma a una arrebatadora fábula de amor tráfico.

El artesano Maurizio Lucidi también comenzó su carrera haciendo spaghetti westerns, peplums y películas bélicas, pero sería el insólito giallo La vittima designata, su única incursión en el subgénero, el que se convertiría con el tiempo en una pieza de culto. Esta tensa revisión de Extraños en un tren de Hitchcock nos ubica en una Venecia decadente donde un extravagante conde, interpretado por Pierre Clémenti, lía a un ambicioso hombre de negocios con el rostro de Romas Milian para llevar a cabo un intercambio de asesinatos.

Y para acabar, toda una joya, muy poco vista, de la animación europea: Gandahar, el último largometraje de René Laloux, autor de la fundamental El planeta salvaje. Después de trabajar con artistas como Roland Topor o Moebius, Laloux se asoció con el dibujante francés Caza para llevar al cine una novela del escritor de ciencia ficción Jean-Pierre Andrevon. Este relato de aventuras fantásticas nos muestra una civilización idílica, que no ha conocido el horror de la guerra y se ve abocada a enfrentarse a una amenaza proveniente de un futuro remoto.

Estas son las Seven Chances de Sitges 2022. Siete oportunidades únicas de recuperar obras singulares, a menudo arrinconadas por las circunstancias o paso del tiempo, que demuestran que en la inabarcable constelación del fantástico aún hay mucho por explorar.

Selecció Seven Chances 2022

Faceless (Los depredadores de la noche) (Jesús Franco, 1988), presentada por Carlos Losilla

The Heroic Trio (Dung fong sam hap) (Johnnie To, 1993), presentada por Violeta Kovacsics

La vittima designata (La víctima designada) (Maurizio Lucidi, 1971), presentada por Javier Parra

The Velvet Vampire (Stephanie Rothman, 1971), presentada por Marga Almirall

Demon Pond (Yashagaike) (Masahiro Shinoda, 1979), presentada por Mariona Borrull

Condenados a vivir (Joaquín Romero Marchent, 1971), presentada por Alejandro G. Calvo

Gandahar (René Laloux, 1988), presentada por Iván Pintor

Tráiler y póster para lo nuevo de Jaume Balagueró «Venus»

A pocos días de inaugurar la nueva edición del festival de Sitges Sony Pictures acaba de publicar un primer teaser tráiler, que podéis ver a final de página junto a su póster oficial, del nuevo trabajo tras las cámaras de Jaume Balagueró titulado Venus, segunda película tras Veneciafrenia del proyecto Fear Collection, sello cinematográfico español especializado en el género cinematográfico de terror y suspense creado por Sony Pictures International Productions y Pokeepsie Films. Venus se estrenará comercialmente en nuestro país el próximo 2 de diciembre para poco después estar disponible en exclusiva a través de Prime Video.
En Venus vemos como una bailarina que roba una bolsa del club nocturno donde trabaja. Perseguida por una horda de matones, se esconde en el apartamento de su hermana. El problema es que el lugar donde ha decidido refugiarse parece albergar una amenaza más poderosa que los hombres que le quieren dar caza.
La película que adapta libremente de la mano del propio Jaume Balagueró junto a Fernando Navarro el texto de H.P. Lovecraft Los Sueños de la Casa de la Bruja está protagonizada por Ester Expósito, Ángela Cremonte, Magüi Mira, Fernando Valdivieso y Federico Aguado.

«Sala:B» y Jack Taylor

El buque maldito (Amando de Ossorio, 1974). Int.: Maria Perschy, Jack Taylor, Carlos Lemos, Bárbara Rey. España. 35 mm. Color. 106´
El juego del diablo (Jorge Darnell, 1975). Int.: Inma de Santis, María del Puy, Luis Prendes, Jack Taylor. España. 35 mm. Color. 90’
«Llega Halloween y «Sala:B» abre sus puertas a todos los demonios, con la protección de un veterano en la lucha del bien contra el mal: el gran Jack Taylor.
Uno de las presencias más carismáticas del cine de género español y europeo, Jack Taylor (George Brown Randall, 1936) viene a presentarnos dos títulos terroríficos de su larga y aún activa carrera. Este programa doble homenajea a este actor estadounidense afincado en España y además salda una cuenta pendiente con Amando de Ossorio, director coruñés de culto que «Sala:B» debía incluir en su lista de favoritos. Taylor y Ossorio trabajaron juntos en cuatro películas, la primera en 1964 y la última en 1984, siendo El buque maldito de las más celebradas. Se trata de la tercera entrega de la tetralogía de los Templarios, la saga de fantaterror español más icónica y reconocida en todo el mundo. Que nadie se preocupe si no ha visto las anteriores, La noche del terror ciego (1971) o El ataque de los muertos sin ojos (1973), Ossorio las planteó como películas independientes sin otra continuidad que las siniestras apariciones de estos monstruos de su creación: un grupo de caballeros templarios condenados, muertos vivientes –e invidentes– que reclaman venganza desde los tiempos de la Inquisición. En El buque maldito, Taylor, Bárbara Rey y María Perschy se enfrentan a estos cruzados en un galeón errante que sintetiza perfectamente la idea de aquella España tardofranquista que se descomponía frente a la modernidad. Las lecturas políticas de la saga templaria solo resultaron opacas para la ceguera mental de los censores.
En El juego del diablo, Jack Taylor está del lado de la ciencia que intenta explicar el mito de la posesión diabólica, en una de las primeras exploitations mediterráneas de El exorcista. Producida por Antonio Cuevas, uno de los participantes del llamado cine de la Tercera Vía, y dirigida por el argentino Jorge Darnell, esta desconocida incursión en el subgénero satánico no debe ser confundida con otras grotescas revisiones del clásico de Friedkin. Inma de Santis añade inocencia y fragilidad al personaje que interpretó Linda Blair, y Darnell prefiere las imágenes inquietantes –y polanskianas– a la truculencia y los vómitos. Una de esas imágenes, con un José Lifante pesadillesco en el Museo de Cera de Madrid, remite a varios críticos al Hombre Alto de Angus Scrimm» (Álex Mendíbil)
 Duración total aproximada de la sesión: 220’
Presentación a cargo del actor Jack Taylor y Álex Mendíbil, comisario de «Sala:B».