Una joven estudiante de enfermería visita a sus abuelos en el campo. La reunión familiar se inicia de forma placentera, pero poco a poco el reencuentro se convierte en algo extraño e incómodo. ¿El motivo? Hay algo en la casa de los abuelos. Tras descubrir ese secreto, su vida feliz se convertirá en un infierno.
Dentro de la compleja labor de poder llegar a discernir alguna corriente nueva y sólida dentro del fantástico actual, se atisban dos apuntes a destacar surgidos en el ecosistema de festivales de género de 2023, por un lado, el asentamiento de un determinado cine francés que utiliza coordenadas del fantástico a la hora de ensamblar el relato a un poco disimulado contenido de índole social, películas como Le règne animal, Vincent doit mourir o Vermin, por poner algunos ejemplos, así lo atestiguan, y segundo, un tímido resurgimiento del terror asiático, subgénero en estado aletargado desde hace muchos años, a tal respecto la ópera prima del japonés Yûta Shimotsu Best Wishes to All parte de uno de los conceptos argumentales más originales vistos el pasado año en Sitges, al generar una serie de imágenes y situaciones insólitas, lindando con el terror, que hacen que la historia se posicione por delante de la percepción del espectador, posicionamiento que curiosamente se postula como antítesis de las películas arriba mencionadas, pues aquí el concepto fantástico actúa como eje central que desarrolla en su parte final un discurso sustentado en la alegoría social.
Posiblemente esa supuesta originalidad, de la que hace gala una película de las características de Best Wishes to All, hacia nuevas vías narrativas, sea a día de hoy el único camino valido a la hora de resucitar cinematografías cuya afiliación a según qué géneros no parte, como por ejemplo en gran parte de Occidente, de la reinterpretación o reedición temporal de una formula ya exitosa en el pasado.
Basado en su propio corto homónimo, la película de Yûta Shimotsu se sitúa a medio camino entre las extrañas texturas del cine de Kiyoshi Kurosawa y un trazo bizarro digno de imaginarios que parecen surgidos de la mente de un Hitoshi Matsumoto o Junji Ito. A tal respecto Best Wishes to All, que de alguna manera pervierte ciertas ideas vistas en la excelente The Visit de M. Night Shyamalan, cuestiona la estabilidad familiar y el sacrificio generacional que conduce a una supuesta armonía social. Su condición de rara avis, como relato metafórico que se sustenta en un tono inaudito, que trasgrede el concepto de la normalidad y la cotidianidad, mediante reminiscencias de leyendas autóctonas, no indica dada su particularidad que estemos ante una película que abra nuevas vías dentro del ahora extinto J-Horror, seguramente sí sea reconocida como vía alternativa de un tímido resurgimiento de ciertas autorías asiáticas provistas de ideas atrevidas, que lejos del concepto de industria son intuidas como periféricas, aquellas que intentan indagar desde la introspección en ese otro cine fantástico dispuesto a alejarse de fórmulas preconcebidas, aquí plasmadas a través de tangibles ecos existencialistas, en donde el idealismo inherente en la juventud cosmopolita trasmuta en una resignación causada por un realismo que aquí es percibido como terrorífico.
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