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Tras los buenos resultados logrados en taquilla el pasado año con Longlegs, Osgood Perkins reincide en el género de terror con su nuevo trabajo tras las cámaras titulado The Monkey, film cuyo tráiler, y clip promocional de cuatro minutos de duración, podéis ver a final de pagina junto a su póster oficial. Película que adapta un relato corto escrito por Stephen King, que vio la luz por primera vez en noviembre de 1980 en la revista mensual para adultos Gallery, y que llegará a las salas comerciales de Estados Unidos y nuestro país, de la mano de Beta Fiction Spain y YouPlanet Pictures, el próximo 21 de febrero de 2025.
En The Monkey vemos como Cuando los gemelos Hal y Bill descubren el antiguo mono de juguete de su padre en el ático, una serie de truculentas muertes comienzan a ocurrir a su alrededor. Los hermanos deciden tirar el mono y continuar con sus vidas, distanciándose con el paso de los años. Pero cuando las misteriosas muertes vuelven a sucederse, los hermanos deberán reunirse para destruir el mono antes de que acabe con las vidas de todos a su alrededor.
La película, con guion a adaptado a cargo del propio Osgood Perkins, esta protagonizada por Theo James, Tatiana Maslany, Elijah Wood, Colin O’Brien, Rohan Campbell, Sarah Levy, Christian Convery, Laura Mennell, Kingston Chan, Zia Newton, Danica Dreyer y Corin Clark.
A continuación, última crónica del Zinemaldia 2024 a través de un repaso por distintos apartados periféricos del festival. Dentro de la sección New Directors se presentó la ópera prima del director georgiano afincado en Francia Akaki Popkhadze, Brûle le sang, cinta inscrita en el thriller de trasfondo social que, mediante registros genéricos intenta transmitir una autenticidad por medio de una narrativa aquí percibida como enloquecida, donde se retrata una criminalidad cosmopolita situada en la Costa Azul de Niza. A través de un tono influenciado por el cine negro de James Gray, evidente en películas como Little Odessa (1994), The Yards (2000) o We Own the Night (2007), Brûle le sang nos muestra cómo Gabriel, primogénito con un pasado turbulento, regresa al hogar con el propósito de vengarse y restaurar el honor de la familia tras el asesinato del patriarca, poniendo en jaque la relación con su hermano menor, cuya vocación y aspiración es convertirse en sacerdote ortodoxo. Utilizando conceptos como el antagonismo, la dualidad, el nexo familiar o la religión, el apreciable debut de Akaki Popkhadze tiene la virtud de retratar entornos tóxicos adyacentes al policíaco, ayudado por un montaje acelerado que enfatiza la narrativa trastornada antes comentada, también por tener una voluntad propia al respetar ciertos códigos y coordenadas genéricas sin llegar a transgredirlos. Un concepto bastante recurrente en una sección de las características de New Directors es el denominado coming of age, subgénero que tuvo representación en la película danesa Min evige sommer, debut en el largometraje de la realizadora Sylvia Le Fanu, que indaga en el concepto de establecer conexiones, no las relacionadas con una primera vez, como es habitual en este tipo de historias, sino con una última. En la película vemos a una joven de quince años que se instala en la casa de verano con sus padres. Una vez allí, adopta ciertas rutinas propias del entorno y la época: leer, nadar y pasear. Bajo esa apacible sencillez persiste un dolor silencioso, ya que sabe que será el último momento junto a su madre, enferma terminal. Bajo una serie de epígrafes característicos, con el último verano como statu quo, Min evige sommer nos ofrece un acercamiento a la idea de la despedida y una experiencia entendida como dual, la concerniente al final de una etapa adolescente, y la relacionada con su madre moribunda, en cierta manera un tratado de un individuo no realizado como persona que ha de lidiar con determinadas emociones. El tema, que de por sí sería lo suficientemente intenso para desencadenar una catarsis de lágrimas en los espectadores, desarrollado por Le Fanu exhibe una narrativa opuesta al sentimentalismo, su aproximación va más encaminada al estoicismo y a la frialdad contemplativa, registros, por otra parte, muy frecuentes en el drama de la cinematografía nórdica, otorgando al relato un halo de cierta extrañeza, ya que esquiva ciertos manierismos propios del coming of age, alejándose de la sordidez de la trama, pero carece de una catarsis que nunca se produce, algo que, en mayor o menor medida, la historia precisaba.
Por su parte, Turn Me On también incide en conceptos bastante transitados en los últimos tiempos dentro del audiovisual. Tras The Sound of Silence (2019), Michael Tyburski recurre a una serie de disyuntivas sobre determinadas imposibilidades del ser humano, aquí ancladas a una falsa sensación de orden. A través de una distopía retrofuturista que intenta acercarse al concepto de la novela de Aldous Huxley Brave New World o la serie Severance, pero con elementos genéricos que aquí no dejan de ser una mera excusa, expuestos a la manera de Fingernails (2023) o de muchos episodios de Black Mirror, se nos muestra a los protagonistas de la historia, que toman una pastilla a diario para reprimir sus emociones por completo, algo que les confiere una vida funcional sin problemas. Una parcela genérica muy apropiada a la hora de desarrollar metáforas sobre los grandes problemas emocionales del ser humano, también con relación a un intento de reflexionar sobre las grietas de un ecosistema artificial que intenta arreglar el desorden de la naturaleza humana. Lástima que Michael Tyburski se adhiera a un tono New Age poco dado a la transgresión, demasiado recurrente últimamente por gran parte del cine independiente norteamericano. La noción monstruosa que hace de la conformidad una rígida estructura que comprime al individuo, posiblemente requería de una geometría algo más rupturista.
Horizontes Latinos
Sujo
Dos propuestas presentes en la sección Horizontes Latinos se adentraron en relatos basados en un tono idealista que fueron mostrados mediante historias de dolor y redención. Las realizadoras Fernanda Valadez y Astrid Rondero en Sujo, que representará a México en los próximos premios Oscar, nos proponen un melodrama desarrollado a través de las actuales problemáticas sociales del país, aquí centradas en la infancia, la orfandad y contextos aledaños, focalizados en las secuelas ocasionadas a las víctimas de una violencia heredada. Las responsables de Sin señas particulares (2020) se aproximan, en especial en su tramo final, a un naturalismo mágico cercano al cuento fantástico, en ocasiones evocador, que gira en torno a la noción de la huida del individuo de un círculo violento mediante un estudio sobre las amenazas que se pueden llegar a cernir sobre el futuro del joven protagonista y, por ende, de una generación. Sujo tiene la virtud de priorizar una lírica de carga simbólica al discurso social que aquí, por fortuna, queda soterrado; también de saber manejar con cierta soltura un cambio escénico, de lo rural a lo urbano, donde queda patente que la intención de dicho cambio de registro va más encaminada a entender acciones y personajes que a juzgar mediante convencionalismo dichos actos. Algo más predecible en cuanto a conceptos narrativos fue la cinta peruana Ramón y Ramón de Salvador del Solar, película en la que participa la productora El Deseo,donde vemos a Ramón, que, tras recibir las cenizas de su difunto padre con quien mantenía una relación muy distante, conoce a Mateo durante pleno confinamiento. A pesar de sus diferencias, surge entre ambos una conexión especial. Mateo decide acompañar a Ramón en un viaje para esparcir las cenizas de su padre en Huancayo. Relato que indaga en la enésima exploración identitaria expuesta a modo de road movie, aquí ubicada dentro de un contexto pandémico, donde el encuentro casual y posterior viaje de dos jóvenes, en un principio, antagonistas, no se atisba como iniciático, sino más bien como un ejercicio de reafirmación a la hora de restaurar heridas y vínculos familiares. Película modesta y pragmática, cuya principal virtud posiblemente venga dada por su apuesta por la austeridad a la hora de exponer una narrativa de un evidente tono intimista.
Autorías alternativas, Zabaltegi-Tabakalera
April
Zabaltegi-Tabakalera, espacio destinado a un cine de riesgo autoral, pero con una programación en estos últimos años en la que se percibe la sensación de ser un cuestionable cajón de sastre, trajo de vuelta al festival a la realizadora georgiana Dea Kulumbegashvili tras ganar en 2020 la Concha de Oro por Beginning. April supone un sugerente cambio de registro con respecto a su anterior trabajo, las constantes, ese tránsito oscuro que indaga en las herméticas digresiones del imaginario femenino, siguen estando presentes, pero la óptica cambia por completo. April se muestra como un alegato antiabortista que toma una vía alternativa del habitual concepto discursivo inherente al temario. En la película vemos cómo tras la muerte de un recién nacido durante el parto, la profesionalidad de una ginecóloga se ve sometida a acusaciones y rumores sobre la práctica de abortos ilegales. Historia narrada a través de una negación del discurso, a modo de deriva mental, con incursiones en un imaginario alucinado, plagado de fugas oníricas de tono fantasmagórico que chocan frontalmente con el perturbador realismo de un relato que es expuesto mediante una atrevida abstracción, a través de una proliferación de largos planos secuencia que pueden dar lugar a minutos de exasperación, ya que estamos ante un trabajo de naturaleza alienante y provocativa que requiere de cierta predisposición por parte del espectador con relación a su asimilación. Manierismos e influencias también presentes en su ópera prima que se miran sin disimulo en autorías como la de Carlos Reygadas o Michael Haneke, La Pianiste está muy presente en la película, sin embargo, Kulumbegashvili da la impresión de haberlas dominado y absorbido hacia un lenguaje cinematográfico intuido como propio, en constante evolución. La notable April, como potente ejercicio de cine llevado al límite, y estudio sobre sentimientos de culpa y complejidades adyacentes a la conciencia, supone una meditación inquietante sobre la estigmatización social y sexual de una mujer anclada en un escenario opresivo.
I Saw the TV Glow
Más largometrajes interesantes vistos este año en Zabaltegi: por ejemplo, la notable I Saw the TV Glow de Jane Schoenbrun, autora que ya había apuntado una curiosa exploración de la era de internet en su anterior We’re All Going to the World’s Fair (2021), película que también hacía gala de un sugerente recorrido por oscuras meditaciones y ficciones autorreferenciales mediante una curiosa fragmentación entre la fantasía y la realidad, en esta ocasión, a través del tránsito de dos adolescentes que comparten obsesión y fascinación por una antigua serie de televisión tan marginal como ellos mismos, que, por momentos crea conexiones con la fundamental Arrebato de Iván Zulueta, por aquello de mostrarnos la pantalla como disociación vampírica. Un punto de partida bifurcado hacia el poder de la cultura popular y su reflejo en el individuo, que en el film de Schoenbrun deriva en una serie de inseguridades y miedos atávicos sobre identidades sin materializar, en este caso, a modo de alegoría Queer. Relato de naturaleza cifrada poseedora de un riesgo conceptual inusual, plagado de un sinfín de desdoblamientos narrativos y visuales que reflexionan sobre conceptos tales como el sentido existencial o la angustia adolescente, este último apartado expuesto como si se tratara de una versión pervertida del Donnie Darko de Richard Kelly. Tiene la virtud de negar tendencias bastante comunes en producciones auspiciadas por A24, como, por ejemplo, la nostalgia como concepto Feel-good, o aparatosas inscripciones con querencia hacia lo Woke.
Por su parte, el particular imaginario de Leos Carax tuvo un lógico acomodo en la sección Zabaltegi con su mediometraje C’est pas moi, reciclaje de un videoensayo de carácter autobiográfico que debía exhibirse en el Centro Pompidou de París, y que supone todo un manifiesto Godardiano, de tono identitario y conceptual, donde, de alguna manera, el responsable de Les Amants du Pont-Neuf rinde homenaje a películas de montaje a cargo del difunto director franco-suizo como Histoire(s) du cinéma y The Image Book, utilizando el mismo tono colorido que JLG usó en más de una ocasión a la hora de exponer imágenes antiguas y nuevas. Pieza destinada principalmente a incondicionales e inundada de un pesimismo existencial repleto de referencias e influencias que pueden ir desde F.W. Murnau hasta Jean Vigo, donde Carax sigue transformando su cine en una forma de expiación que parece expresar todo lo que puede a través de una narrativa que apela a la memoria, donde el celuloide, la historia y la vida real, se entrelazan a través de un discurso que hace dialogar el cine pasado con el que supuestamente está por venir, lo hace mediante una reflexión que puede ser entendida como crepuscular por parte de uno de los cineastas que probablemente mejor se adecúan a ese término y concepto llamado enfant terrible.
Periferias patrias
Esto no es Hollywood (La historia inacabada de los hermanos Ibarretxe)
Dentro de la vasta periferia de San Sebastián 2024 la sección Zinemira presentó el documental Esto no es Hollywood (La historia inacabada de los hermanos Ibarretxe) de Nere Falagan y Jone Ibarretxe de la Cal, trabajo que rememora un intento de autoría e industria percibido, como bien indica el título, como suicida e inacabada, realizada por los Hermanos Ibarretxe en los años 80 y 90, autores referentes dentro del sector audiovisual vasco que apostaron por un cine creado en Euskadi mucho antes de que este fuera una realidad. De estructura funcional, en realidad, esta no ficción no deja de ser un nostálgico y modesto álbum familiar que no escatima en reflejar ciertos claroscuros, se nos muestra una serie de testimonios que nos cuentan la gestación quijotesca, cuyo funcionamiento casi a modo de cooperativa da la sensación de ser la de no desfallecer a la hora de hacer cine, de varios cortometrajes, donde destaca la nominada al Oscar 7:35 de la mañana (2003) de Nacho Vigalondo, y películas como Sólo se muere dos veces (1996), la imposible Sabotage!! (2000), o Un mundo casi perfecto (2011). Su mirada a una época pretérita es una especie de paradigma en sí mismo, de cómo la memoria se asienta en el relato narrado a través de terceras personas, exponiendo una mística y extrañeza aquí acrecentada por el fallecimiento de los tres hermanos en un corto periodo de tiempo. Esto no es Hollywood (La historia inacabada de los hermanos Ibarretxe) sirve del mismo modo como reivindicación a un trabajo y una voluntad no reconocida, funcionando también como lúcida reflexión sobre una época cuya existencia hoy resultaría impensable, tan descabellada y libre como pionera en intenciones.
Una ocurrente idea por parte del festival fue clausurar la sección Culinary Zinema con El hoyo 2, loable propósito en un certamen tan encaminado hacia dramas sociales plagados de contenidos y cuotas trascendentales; la película sorpresa entraría en dicha ecuación, de un cine de género en un principio de naturaleza menos exigente. El problema con la película de Galder Gaztelu-Urrutia es que pone de manifiesto su incapacidad a la hora de ampliar una serie de temarios ya expuestos con anterioridad. A tal respecto, el gran acierto de su primera y exitosa entrega se debía al desarrollo de una narrativa minimalista que manejaba bien una serie de coordenadas encaminadas a la expectativa e incertidumbre de contenido psicológico, como lo hizo anteriormente Vincenzo Natali con Cube (1997) por poner un ejemplo. Volver a esta distópica cárcel vertical con las cartas marcadas, que la convierten en una película encasillable y que da la impresión de funcionar mejor como remake que como secuela, requería de una mayor apuesta hacia un tono evolutivo que expandiera la mitología, aquí solo aplicada con la modificación de unas reglas que ocasionan un aumento de la violencia y acción en la trama, pero que en realidad no inventan nada nuevo, ya que la metáfora sobre el darwinismo social y su fracaso a la hora de redistribuir riqueza, el consumismo y la avaricia, es muy predecible. Al menos, pese a una ideología algo confusa, es de agradecer que se atisbe una tímida intención de ser más política que su predecesora, con relación a exponer la anarquía y el caos como única solución al autoritarismo, o mostrar órdenes religiosas pacíficas que evolucionan hacia el sectarismo, también a negarse, muy a la manera de la serie Lost, a dar una serie de respuestas argumentales que en realidad no existen.
El poliziesco italiano y clásicos
Il giorno della civetta
Dentro de la extraordinaria retrospectiva dedicada este año al poliziesco italiano nos detendremos de forma breve en tres películas proyectadas en dicho ciclo, por una parte, Il giorno della civetta de Damiano Damiani, que adapta la novela homónima del escritor siciliano Leonardo Sciascia, nos sitúa en un concepto de veracidad y verismo, donde un determinado escenario se erige como statu quo de la historia, una hermética comunidad rural que es origen, y triunfo final, de la corrupción, estupendo rol de Lee J. Cobb como patriarca, expuesta en el relato a través de distintos niveles: caciquismo, autoridades públicas, sindicatos, empresariado o población civil. Un estupendo poliziesco fundacional, que puede llegar a ser entendido como un western contemporáneo, pues lo que muestra es un enfrentamiento/duelo de connotaciones minimalistas entre dos personajes y facciones, que ejemplifica la estrecha relación existente entre el spaghetti western y un poliziesco, aquí situado a medio camino entre el relato criminal y la denuncia social. El demoledor final termina siendo un fiel reflejo que radiografía el microcosmos siciliano tomando el testigo de un sistema enquistado, otorgando una tridimensionalidad y matices a unos personajes que se adecuan correctamente al tono naturalista y sobrio del relato. Como apunte curioso: comprobar por parte de un servidor que la banda sonora de Giovanni Fusco fue una inspiración clave para John Harrison a la hora de componer la música de la odisea zombie de George A Romero Day of the Dead (1985).
En la no menos estupenda Revolver, Sergio Sollima nos ofrece un poliziesco de naturaleza bastante más inusual, lo hace mediante una serie de lecturas a cuál más interesante, entre las muchas que podemos encontrar en la película, una es de una clara índole política, por poner en el punto de mira el sistema penal italiano, también por ser un relato de tono triste y sombrío, poco proclive en el género, cuya fuerza radica en una narrativa puramente visual de puesta en escena que transita a través de la idea de la buddy-movie, con Oliver Reed y Fabio Testi como principales protagonistas de la historia, concepción cinematográfica transitada y popularizada años después por directores como Walter Hill o Richard Donner. Revolver pone la mirada en el hombre, estamos ante una exposición que sublima la masculinidad y el concepto de la amistad, a través de dicha noción se nos expone una serie de dilemas que indagan sobre la delgada línea roja de separación existente entre el bien y el mal, o ley y justicia. La arrolladora banda sonora a cargo de Ennio Morricone se integra a la perfección en esta negra y trágica obra maestra del cine policíaco italiano, donde las relaciones humanas se hallan en todo momento moldeadas y manipuladas por corrupciones soterradas, como bien queda plasmado en uno de los finales más osados, tristes y líricos que el cine recuerda.
Surcos
Il prefetto di ferro de Pasquale Squitieri nos traslada a un contexto más encauzado a lo histórico, alejándose de coordenadas genéricas, pero sin abandonar la fisonomía pura del poliziesco. El relato nos sitúa en 1925: Mussolini, que había llegado al poder hacía tres años, nombra a Cesare Mori jefe de policía con la misión de acabar con la Mafia. El régimen fascista estaba preocupado por el poder y la influencia de la organización dentro de la sociedad, así que los cuatro años siguientes pasaron a la historia como la época de «Il prefetto di ferro», tiempo donde se detuvo y se condenó a más de dos mil mafiosos. De un exacerbado uso de la violencia, Il prefetto di ferro supone una mirada a la temática en la que predomina un estilo seco y realista, también algo contradictorio, con relación a un discurso que incide nuevamente sobre la corrupción generalizada y sus ramificaciones, poniendo el foco en policías que aplican la ley casi al borde de la legalidad, concepto que deriva en influencias vistas con posterioridad en películas cercanas al polar como Pour la peau d’un flic (1981), Le marginal (1983), o incluso en la formidable To Live and Die in L.A. (1985). Como colofón a estas crónicas de todo lo visto en San Sebastián 2024 resaltar la restauración de la obra maestra del cine español Surcos de José Antonio Nieves Conde, historia del éxodo rural a la ciudad que es percibida como un puente a la prosperidad, pero que se convierte en una idea ilusoria. Nacida con un evidente tono sainetesco, pero que, una vez en manos de su director, se convirtió en una dura declaración de intenciones al utilizar el realismo como elemento crítico. A tal respecto, pocas películas han retratado un mapa físico y anímico tan certero de los años 50 en nuestro país, una mirada que rompía con la tradición audiovisual instaurada por la dictadura que ofrecía un tipo de cine genérico de naturaleza escapista, donde predominaban las comedias blancas y películas folclóricas. Surcos, con varios momentos próximos al neorrealismo italiano y al cine de Roberto Rossellini en particular, se erige como una pieza capital dentro de nuestro cine, cuya restauración en 4K luce de maravilla en pantalla grande, dando un sentido a la existencia de una sección como Klasikoak, y poniendo de manifiesto una vez más cómo el reversionado en condiciones óptimas de un legado cinematográfico tendría que ser tarea obligatoria e imprescindible de la programación de cualquier festival de cine que se precie de tener una condición divulgadora.
Palmarés
Concha de Oro a Mejor Película: ‘Tardes de soledad’, de Albert Serra
Concha de Plata a la Mejor Dirección: Laura Carreira por ‘On Falling’ y Pedro Martín-Calero por ‘El llanto’
Concha de Plata a Mejor Interpretación Principal: Patricia López Arnaiz por ‘Los destellos’
Concha de Plata a Mejor Interpretación de Reparto: Pierre Lotin por ‘Cuando cae el otoño’
Premio Especial del Jurado: A todo el reparto de ‘The Last Showgirl’
Premio del Jurado a Mejor Guion: Francois Ozon y Philippe Piazzo por ‘Cuando cae el otoño’
Premio del Jurado a Mejor Fotografía: Songri Piao por ‘Bound in Heaven’
Premio Nuev@s Director@s: ‘Bager Drama’, de Piet Baumgartner
Premio Horizontes: ‘El Jockey’, de Luis Ortega
Premio Zabaltegi: ‘Aprili’, de Dea Kulumbegashvili
Premio Zabaltegi Mención especial: ‘Monólogo colectivo’, de Jessica Sarah Rinland
Premio del público: ‘Por todo lo alto’, de Emmanuel Courcol
Premio del público a la mejor película europea: ‘La semilla de la higuera sagrada’, de Mohammad Rasoulof
Premio Irizar al cine vasco: ‘Caplin: espíritu gitano’, de Carmen Chaplin
Premio Otra Mirada: ‘La luz que imaginamos’, de Payal Kapadia
Premio de la Cooperación Española AECID: ‘Sujo’, de Fernanda Valadez y Astrid Rondero
Premio Mejor Película Culinary Zinema: ‘Mugaritz. Sin pan ni postre’, de Paco Plaza
Premio Feroz Zinemaldia: ‘Tardes de soledad’, de Albert Serra
«El caso Abel Trem»: El escándalo nacional de un examen suspendido. Fake news, ultranacionalismo y polarización son los tres ejes del mal de esta fascinante obra capital para entender el presente de Europa. Un ingenioso drama premiado en el Festival de Venecia.
El próximo viernes 3 de enero Filmin estrena, en exclusiva en España, la película «El caso Abel Trem» («Explanation for Everything» según su título original), dirigida por el húngaro Gábor Reisz («Bad Poems«).Se trata de un drama estrechamente vinculado con la realidad sociopolítica de una Hungría polarizada y que bajo el mandato de Viktor Orbán ha visto renacer una oleada de conservadurismo que afecta a todos los estratos de la sociedad. «El caso Abel Trem» ganó el premio a la Mejor Película de la sección Orizzonti del Festival de Venecia, y entre los muchos reconocimientos internacionales que ha recibido encontramos también la Lady Harimaguada de Plata a la segunda mejor película del Festival de Las Palmas.
En «El caso Abel Trem«, el protagonista de la película (Gáspár Adonyi-Walsh) es un joven estudiante enamorado en secreto de su mejor amiga Janka (Lilla Kizlinger), quien a su vez siente un amor no correspondido por el profesor de Historia de ambos, Jakab (András Rusznák). En el pasado, Jakab tuvo un enfrentamiento con el padre de Abel por razones políticas. Cuando Abel suspende el examen de Historia, el joven encuentra a su alrededor el caldo de cultivo perfecto para poner a Jakab entre la espada y la pared y convertir su suspenso en un asunto de Estado.
El quid de la cuestión en la película lo encontramos en un pin: «En el aniversario de la Guerra de Independencia de 1848, una de las celebraciones más prominentes de Hungría, es costumbre llevar un pin de nacionalidad compuesto por los colores de la bandera de nuestro país«, explica Gábor Reisz: «Los pines de nacionalidad exhibidos por el bando nacionalista durante eventos de partido y manifestaciones han cambiado bastante el significado de este símbolo en los últimos 20 años. Mientras que antes representaba la independencia húngara y un parentesco con nuestro país, hoy en día, cualquiera que lo lleve es considerado partidario de la nación, y cualquiera que no lo lleve es considerado enemigo«. Cuando Abel deje caer la idea de que su profesor le ha suspendido por llevar el pin de nacionalidad al examen, el asunto saltará a la opinión pública con dramáticas consecuencias.
«La situación se ha agravado tanto que ninguna reunión inocente de amigos o familiares puede llevarse a cabo sin que pronto se convierta en una discusión sobre quién está de qué lado, y, como resultado, las personas están cada vez menos interesadas en las opiniones de los demás, menos dispuestas a escucharse mutuamente«, afirma el director, muy activo socialmente en su país, especialmente en contra de la intervención del gobierno en la la Universidad de Artes del Teatro y del Cine de Budapest.
Reisz ha escrito la película junto a su exprofesora, la guionista Éva Schulze. «Un aspecto importante durante el proceso de escritura fue entender e ilustrar las intenciones y la desorientación de ambos lados«, afirma. «El caso Abel Trem» no recibió financiación pública por parte del Fondo Nacional de Cine de Hungría, algo habitual con aquellos proyectos que tratan de diseccionar la realidad política del país. «Con la ayuda de mi socio, el productor Juli Berkes, y de un equipo de diecisiete personas muy jóvenes, a menudo al comienzo de sus carreras, pero muy entusiastas, la ayuda y los favores de amigos y familiares, y trabajando con un presupuesto muy pequeño, logramos rodar la película en 20 días«, concluye el director.
Anoche soñé que volvía a Manderley. Ante mí se alzaba la verja de la entrada, que me impedía entrar, Entonces, como todos los que sueñan, me sentí dotada de una fuerza sobrenatural y atravesé como un espíritu la barrera que me detenía.
El autor
Hilario J. Rodríguez es profesor, viajero y escritor. Ha vivido en España, Portugal, Reino Unido, República de Irlanda y Estados Unidos, donde ejerció la docencia. Ha colaborado con medios de prensa y ha escrito, entre otros, los libros ‘Nostalgia del futuro. Contra la historia del cine’ (Micromegas, 2016), ‘Las desapariciones’ (Newcastle Ediciones, 2011) y ‘Construyendo Babel’ (Editorial Contraseña, 2023). Actualmente colabora con ‘Zenda’, ‘Librújula’ y ‘CTXT’, además de trabajar en un libro de viajes sobre los Balcanes y en una novela.
Aprovechando su próximo estreno comercial en Bélgica, previsto para el 22 de enero de 2025, acaba de ver la luz un primer tráiler, que podéis ver a final de pagina junto a su póster oficial, del nuevo trabajo tras las cámaras de Fabrice Du Welz Maldoror. Thriller que ofrece una fascinante la mirada a disfunciones, traumas colectivos, y como una supuesta sociedad bienestar tiene que asimilar un concepto del mal absoluto. Fabrice Du Welz, que este mismo año también ha presentado por festivales su notable documental exploratorio La passion selon Béatrice, se adentra en esta ocasión, a través de una faceta en un principio menos autoral, en una visión ultra realista de una crónica negra habitada por personajes obsesivos, ineficacia policial y dilemas morales.
En Maldoror, que recrea un caso real ocurrido en la Bélgica del año 1995, vemos como Paul es un joven policía asignado a la unidad secreta denominada como Maldoror, la cual investiga a un criminal sexual sospechoso y en el punto de mira tras la desaparición de dos chicas. Dispuesto a llegar al fondo del asunto, cuando la operación falla, Paul decide tomarse la justicia por su propia mano.
La película, con guion escrito por parte del propio Fabrice Du Welz junto a Domenico La Porta y fotografía a cargo del habitual Manu Dacosse, está protagonizada por Anthony Bajon, Alba Gaïa Bellugi, Alexis Maneti, Sergi López, Laurent Lucas, David Murgia, Béatrice Dalle, Lubna Azabal, Jackie Berroyer, Mélanie Doutey y Félix Maritaud.
La pantalla de cine de Tabakalera mostrará durante todo el año las películas de la generación de cineastas que han consolidado su carrera en programas como Ikusmira Berriak o Noka con la ayuda del Centro y la EQZE.
El feminismo y las mujeres cineastas serán otro de los ejes que vertebrarán la oferta cinematográfica de Tabakalera durante 2025.
El bono de cine y las entradas para las proyecciones de 2025 estarán disponibles a partir del 20 de diciembre en la web y en el Punto de Información de Tabakalera.
Tabakalera presenta la nueva temporada de cine 2025, que dará comienzo el 10 de enero, de la mano de la propuesta elaborada por las entidades que programan en la pantalla compartida de Tabakalera: Donostia Kultura, Festival de San Sebastián, Filmoteca Vasca, Elías Querejeta Zine Eskola y Tabakalera.
El próximo año, Tabakalera celebrará su décimo aniversario, y la programación de cine será una prolongación de dicha efeméride, una puesta en valor del camino y el trabajo realizado durante estos años.
‘Generación Tabakalera’
La pantalla de cine de Tabakalera proyectará durante todo el año las películas de la generación de cineastas que ha iniciado y consolidado su carrera al amparo de los diversos programas de residencias y convocatorias de apoyo al cine, promovidas por las entidades que conforman la pantalla compartida, y que ha ido articulando un sistema de apoyo a la creación cinematográfica como Ikusmira Berriak o Noka.
El ciclo Ikusmira Berriak 10 años, parte de Zinemaldia + Plus, se organiza este año en colaboración entre el Festival de San Sebastián y Tabakalera, coincidiendo con el décimo aniversario del Centro Internacional de Cultura Contemporánea. El nuevo ciclo propone explorar y celebrar, con mirada retrospectiva, los diez años que cumple la residencia cinematográfica Ikusmira Berriak, coorganizada por las dos instituciones junto a Elías Querejeta Zine Eskola, a través de 21 películas desarrolladas en el marco del programa y que ya han sido finalizadas y estrenadas en diversos festivales internacionales como el Festival de San Sebastián, Cannes, Venecia, Berlinale, Sundance, Locarno, Viennale, Márgenes, Torino o Mar del Plata, entre otros.
En la primera sesión, el 25 de enero, se proyectarán el corto El extraño (2016) y el largometraje El gran movimiento (2021), respectivamente dirigidos por Pablo Álvarez y Kiro Russo, mientras que el 1 de febrero coincidirá Calipatria, de Leo Calice y Gerhard Treml, con Eles transportan a morte (2021), de Helena Girón y Samuel Delgado. El 8 de febrero será el turno de Gwendolyn Green (Tamyka Smith, 2017) y All Dirt Roads Taste of Salt (Raven Jackson, 2023), el 15 de febrero el de Trote (Xacio Baño, 2018) y el 8 de marzo el de Las letras de Jordi (Maider Fernández Iriarte, 2019).
Estos son los demás títulos programados, cuyas fechas se concretarán próximamente: Chupacabra (Grigory Kolomytsev, 2020), Stephanie (Leonardo van Dijl, 2020) y Creatura (Elena Martín Gimeno, 2023), Jo ta ke (Aitziber Olaskoaga, 2020), Fantasía (Aitor Merino, 2021) -en la fase de proyecto de esta película también participó Amaia Merino-, El agua (Elena López Riera, 2022), Suro (Mikel Gurrea, 2022), Pornomelancholia (Manuel Abramovich, 2022), Antier noche (Alberto Martín Menacho, 2023), O Corno (Jaione Camborda, 2023), Dormir de olhos abertos (Nele Wohlatz, 2024), Ulysses (Hikaru Uwagawa, 2024) y Monólogo colectivo (Jessica Sarah Rinland, 2024). Aunque también formaron parte de Ikusmira Berriak las películas Muga deitzen da pausoa (2019), de Maider Oleaga, y 918 gau (2022), de Arantza Santesteban, no se proyectarán en la retrospectiva porque han sido recientemente programadas en el ciclo Cineastas Vascas de la Filmoteca Vasca. No obstante, ambas directoras participarán en la celebración presentando alguna película del ciclo.
El aniversario se complementará con un libro cuya publicación está prevista para primavera y que recogerá voces, imágenes y reflexiones acerca de Ikusmira Berriak. No sólo incluirá entrevistas con diez cineastas que han pasado por el programa, sino también aportaciones de algunas personas que han participado en las tutorías o de representantes de las instituciones que impulsan el proyecto. En definitiva, se trata de una memoria que contará los diez años de la residencia y en la que estarán presentes las 53 cineastas que han formado parte de su historia.
Por otro lado, Zinemaldia + Plus también ofrecerá en septiembre las tradicionales proyecciones vinculadas a la filmografía de los Premios Donostia de la edición.
Durante el fin de semana del 13 al 15 de junio, se celebrará el festival Generación Tabakalera, en el que se proyectarán proyectos desarrollados en la EQZE y películas estrenadas en diversos festivales internacionales y que se han desarrollado en los programas de impulso del talento cinematográfico emergente como Noka, una iniciativa dedicada a la tutorización, acompañamiento y apoyo de largometrajes dirigidos por realizadoras vascas que desde su inicio en 2019 ha contado con la participación de una veintena de mujeres cineastas.
El feminismo será otro de los ejes que vertebrará el programa de cine de Tabakalera, con especial protagonismo en ciclos como Nosferatu o la quinta edición de Cineastas Vascas, pero también con los ciclos específicos que durante 2025 se dedicarán a la directora Patricia Mazuy y Cine y literatura: Chantal Akerman con la presencia en el cine de las escritoras Itxaro Borda, Karmele Jaio y Danele Sarriugarte. Además, la visión y la práctica feminista estará presentes en otros ciclos y proyecciones a través de las temáticas o invitadas presentes en la programación.
‘Clásicas, modernas y extrañas. Historias feministas del cine’
El próximo día 15 de enero comenzará en Tabakalera el nuevo ciclo Nosferatu, Clásicas, modernas y extrañas. Historias feministas del cine, que se acerca a la historia del cine desde un punto de vista femenino y feminista y que repasará sus 130 años de existencia a través de películas dirigidas por creadoras de todas las épocas y procedencias.
El ciclo, organizado por Donostia Kultura y la Filmoteca Vasca, con la colaboración de Tabakalera y el Institut Valencià de Cultura – La Filmoteca, se desarrollará entre enero y diciembre de 2025.
Desde 1896, con los trabajos de la pionera francesa Alice Guy (protagonista de la primera sesión, en la que se proyectarán tres de sus películas junto con una de Mabel Normand), hasta la actualidad esta muestra pretende revisar, proyectar y reivindicar el trabajo de directoras, guionistas, productoras y actrices, algunas reconocidas y reivindicadas en los últimos años, otras muchas olvidadas y eliminadas de las historias del cine.
La retrospectiva se inicia mostrando el trabajo de pioneras como Lois Weber, Frances Marion, Musidora, Dorothy Arzner, Ana Mariscal o Ida Lupino (clásicas), continua con, entre otras muchas, Agnès Varda, Chantal Akerman, Lorenza Mazzetti, Lina Wertmüller, Larisa Shepitko o Barbara Loden (modernas) y se cerrará en otoño con extrañas como Susan Seidelman, Naomi Kawase, Kathryn Bigelow, Jane Campion, Isabel Coixet o Mati Diop.
El ciclo se acompañará con la edición de dos libros, uno en castellano y otro en euskera. El primero,Clásicas, modernas y extrañas. Historias feministas del cine, coordinado por Elisa McCausland y Diego Salgado, se publicará en enero de 2025. El segundo, coordinado por Iratxe Fresneda, se editará a finales del próximo año.
Octava edición de Cine y Ciencia
La Filmoteca Vasca comenzará el año con la octava edición del ciclo Cine y Ciencia, que organiza en colaboración con el DIPC (Donostia International Physics Center) y el Festival de San Sebastián. The Theory of Everything –La teoría del todo– (James Marsh, 2014) inaugurará el año el próximo viernes 10 de enero y contará con la presentación del físico y presidente del DIPC, Pedro Miguel Etxenike. Este programa, que se sirve de la universalidad del lenguaje cinematográfico para mostrar la profundidad del pensamiento científico, tiene por objetivo transmitir cultura cinematográfica y científica. Las doce películas que integrarán el ciclo, así como las sesiones escolares, se anunciarán a principios de enero.
Entre abril y junio tendrá lugar la quinta y última edición de Cineastas Vascas, que pondrá de relieve el trabajo de directoras vascas de largometrajes nacidas en los 80 y 90. Este ciclo, habitualmente programado en otoño, se trasladará a los meses de abril, mayo y junio. En julio, será el turno de Jazzinema, la feliz simbiosis entre cine y jazz. Y entre septiembre (durante el Festival de San Sebastián) y diciembre de 2025 y hasta en cinco capitales, la Filmoteca Vasca y el Festival de San Sebastián proyectarán Klasikoak, una propuesta con tres grandes ejes que rescatará películas restauradas y memorables de la historia del séptimo arte: un festival de cine clásico extendido en el tiempo y en el espacio.
El 23 de enero y con la proyección de la película Peaux de vaches Tabakalera se dará inicio a la retrospectiva dedicada a la cineasta Patricia Mazuy, directora formada por el cine de Leone y Peckinpah y aprendiz de la legendaria Agnès Varda. Su filmografía cuenta con seis títulos repartidos a lo largo de más de tres décadas, pero con marcas siempre presentes como la violencia, el humor, lo rural y la mezcla de géneros.
A partir de enero volverá el ciclo que propone el cruce entre cine y literatura, y que en 2025 se centrará en la figura de Chantal Akerman. La primera sesión tendrá lugar el 16 de enero, con la proyección de un hito cinematográfico Jeanne Dielman, 23, quai du Commerce, 1080 Bruxelles y contará con una presentación de la mano de la escritora Itxaro Borda.
Roberto Minervini es un director, productor y fotógrafo italiano, residente en EEUU. Se dio a conocer internacionalmente con Stop the Pounding Heart (2014). The Other Side (2016) se estrenó en la sección Un Certain Regard de Cannes. Reconocido por una obra intimista y política que retrata la sociedad norteamericana rural, transita entre la ficción y el documental. Sus retratos de personas marginadas lo han convertido en un cineasta polémico pero indispensable en el panorama actual del cine. Minervini visitará Tabakalera a finales de mayo.
Además, Tabakalera continuará promoviendo el acercamiento entre cineastas y espectadores/as, y el cruce entre las distintas disciplinas creativas en su programación. Proyectos como Cine hablado, que propone un espacio de encuentro para que directores/as charlen en la sala de cine sobre el proceso de creación de sus películas, las sesiones para el público familiar Kameleoiak Gara!, el ciclo de Cine contemporáneo o Cine y Música, continuarán durante 2025.
El Centro también continuará incidiendo en la programación destinada especialmente a atraer nuevos públicos a la sala de cine del Centro Internacional de Cultura Contemporánea. Propuestas específicas como el Jóvenes en el cine, el grupo de programación conformado por estudiantes de la UPV/EHU, continuarán programando una vez al mes la sala de cine de Tabakalera. El 30 de enero proyectarán La Haine (1995), de Mathieu Kassovitz.
Bono de cine 2025 y venta de entradas
El bono de cine de Tabakalera se renueva por otro año, y ofrecerá a los/as usuarios/as la entrada por120€ a 40 películas de entre todas las programadas por las instituciones socias de la pantalla compartida a lo largo de 2025: Donostia Kultura, Filmoteca Vasca, Elías Querejeta Zine-Eskola, Festival de San Sebastián y Tabakalera, a excepción de las películas programadas durante el Festival de San Sebastián de 2025.
Un año más, la compra del bono incluye una de las dos publicaciones de la Colección Nosferatu: AEBetako western post-klasikoa eta garaikidea o la citada Clásicas, modernas y extrañas. Historias feministas del cine.
El bono se podrá adquirir a partir del 20 de diciembre de 2024 a las 12:00 del mediodía, hasta el 31 de enero de 2025 a las 12:00, tanto en la web de Tabakalera como en el Punto de Información del centro. También se abrirá en esa misma fecha y hora y en los mismos espacios la venta de entradas ordinarias correspondientes a las proyecciones del mes de enero.
El consumo del bono podrá realizarse desde el 1 de enero de 2025 hasta el 31 de diciembre de 2025 (ambos incluidos), y todas las gestiones vinculadas al bono podrán realizarse tanto en la web de Tabakalera como en el Punto de Información del centro: comprar el bono, enviarlo como regalo a otra persona, adquirir entradas para películas con el descuento del bono o consultar el saldo disponible.
Toda la información relacionada con el bono de cine 2025 y las proyecciones previstas para el mes de enero se podrán consultar en la web de Tabakalera.
Historia de la vida de Blancanieves (Bernardo Fernández, 1969). España. DCP. B/N. 58’
El manuscrito encontrado en Zarazwela / Nos-fera-a-touts la pugnete (José Ernesto Díaz-Noriega, 1977). España. DCP. B/N. 97’
Con motivo del ciclo “El espejo deformante. Cine y esperpento” entre Filmoteca Española y el Museo Reina Sofía, programamos esta sesión doble de underground español que abraza sin miedo los reflejos deformantes de las fábulas y el expresionismo para contar a un país que todavía no se podía contar a sí mismo.
Estas Navidades, «Sala:B» os trae un regalo en forma de cine underground español, ese que tanto nos cuesta encontrar y tanto anhelamos. Hemos conseguido reunir dos muestras excepcionales, marginales en su nacimiento y, por si eso fuera poco, castigadas por la censura hasta casi hacerlas invisibles. Historia de la vida de Blancanieves nació como práctica de Bernardo Fernández en la Escuela Oficial de Cine, con tan mala suerte que en su promoción entró un nuevo director (Juan Julio Baena) solicitando que las prácticas de los alumnos se sometieran a la Junta de Censura. Esto provocó que ese espacio único de libertad, donde los cineastas se podían expresar antes de salir a la industria amordazada por el franquismo, fuera perseguido incluso con carácter retroactivo, impidiendo que trabajos anteriores de Pedro Costa o Antonio Drove pudieran ser exhibidos fuera de la Escuela. Uno de los censores calificó Historia de la vida de Blancanieves como “subversiva, infecta, irreverente, sucia, sexual, grosera en imágenes y lenguaje”; otro la tachó de “subversiva y maloliente”. Para David Bizarro, invitado a la sesión, “esta versión ácrata de la fábula de Blancanieves podría definirse como el precedente directo de Alicia en la España de las maravillas (1978) y Gulliver (1977)”. Ojo a las afiladísimas menciones a la monarquía y a los tejemanejes del poder desde castillos muy cercanos al cine Doré.
El manuscrito encontrado en la Zarazwela (“titulada en francés Nous-ferá-tous la Pugnete”) no se queda corta en corrosión y analogías con la escena política española. Se trata de un redoblaje de José Ernesto Díaz-Noriega, JEDN, pionero del cine amateur y la parodia cinéfaga, que convierte el Nosferatu de Murnau en un esperpento sobre las falsas promesas aperturistas de Arias Navarro (aquí Dráculas Navarro), presidente del último gobierno de Franco (Duque de Franconia). Apuntemos el reparto de nombres en clave: Jonathan Carolous (Juan Carlos I), Nina Democracia (Sofía), el Doctor Plaga (Fraga), Adolfus Suave, el castillo de Meirás e Non Tornarás… Como señala Bizarro: “aunque nacido en Barcelona, el sentido del humor de JEDN es consustancial a la retranca gallega. Sufrió la misma maldición que el Nosferatu de Murnau, que a punto estuvo de desaparecer para siempre cuando la viuda de Bram Stoker ganó el juicio sobre derechos de autor y el tribunal ordenó quemar los negativos originales. A Díaz-Noriega le robaron su única copia en Madrid y tuvo que volver a sincronizar el audio en un nuevo Super-8.”
Presentan la sesión David Bizarro, investigador de lo paranormal, médium del audiovisual y miembro de la editorial La Felguera, y el comisario de «Sala:B», Álex Mendíbil. Duración de la presentación: 15’.
Presente en la pasada edición del Festival de Sitges (Premio Ex aequo al Mejor actor para John Lithgow y Geoffrey Rush), acaba de ver la luz un primer adelanto, en forma de tráiler oficial que podéis ver a final de página, del film The Rule of Jenny Pen, nuevo trabajo tras las cámaras del realizador neozelandés James Ashcroft que hace un par de años ya indago en el genero con la interesante Coming Home in the Dark (2021). Basada en una historia corta de Owen Marshal, la película, un thriller de terror ambientado en un geriátrico, ha sido recientemente adquirida por la plataforma Shudder para su distribución en Estados Unidos.
En The Rule of Jenny Pen vemos como un juez es ingresado en un asilo tras sufrir un ictus. Allá, cae en las garras de un paciente retorcido, que utiliza a su muñeca, Jenny Pen, como instrumento para imponer su voluntad entre los pobres internos. El choque entre ambos hará que una ola de violencia y terror sacuda el lugar.
La película, aún sin fecha de estreno en nuestro país, cuenta con guion adaptado a cargo del propio James Ashcroft junto a Eli Ken, estando protagonizada por John Lithgow, Geoffrey Rush, Nathaniel Lees, Maaka Pohatu, Thomas Sainsbury, Ian Mune, Ginette McDonald, Holly Shanahan, Bruce Phillips, Irene Wood, Yvette Parsons, Irene Wood, Hannah Lynch y Paolo Rotondo.
Segunda crónica de lo visto en San Sebastián 2024 centrada en la sección Perlas, apartado en el que, como viene siendo habitual en los últimos años, se presentó la ganadora de la Palma de Oro del pasado Festival de Cannes. A tal respecto, Anora puso de manifiesto cómo los certámenes de cine encumbran de forma algo contradictoria películas funcionales y accesibles de autorías como la de Sean Baker, cuya valía se intuía bastante más interesante en anteriores trabajos. En Anora subyace una reiteración de conceptos durante su primer acto, lo mejor del film, donde se hace evidente cómo Baker vuelve a subvertir coordenadas adyacentes a la comedia romántica, una suerte de cara B de Pretty Woman de Garry Marshall lindante a un tono de post-neorrealismo colorista, siendo todo el resto bastante más cuestionable, al atisbarse un intento conceptual y narrativo en el que las diferencias con respecto a anteriores películas como Tangerine o Red Rocket son muy evidentes, por reorientar un discurso hacia lo mainstream, el humor hacia lo sórdido y la complejidad del marginado pasa a ser expuesta a través de un tono infantilizado y estereotipado, con algún momento torpemente emparentado con el slapstick. Un desvío que esperamos sea ocasional. Otro plato fuerte proveniente del festival de Cannes fue The Substance, cuya realizadora, Coralie Fargeat, al igual que en su ópera prima Revenge (2017), sigue fiel a un estilo que da prioridad al exceso genérico y la reiteración conceptual ante cualquier tipo de ambigüedad. Mezcla de un estilo quirúrgico y grandilocuente, aquí la desmesura, también aplicable a su metraje, no es tan original como se ha comentado hasta la saciedad, al menos para alguien que conozca mínimamente conceptos del cine de la Troma o películas como, por ejemplo, Basket Case (Frank Henenlotter 1982) o Society (Brian Yuzna 1989). En tal sentido, The Substance, una especie de fábula contemporánea expuesta a modo de trazo grueso sobre la eterna juventud que otea la noción argumental de Jekyll y Hyde, no deja de ser una película enmascarada entre la serie B y la serie Z que intenta articular un discurso sobre la misoginia institucionalizada a través de la hipérbole. Bastante curiosidad por ver cómo se valora en el futuro un body horror de manual como es la película de Coralie Fargeat, otra de esas obras, al igual que Titane (Julia Docournau 2021), destinada a ser un referente del fantástico contemporáneo que traza un camino inverso a la naturaleza de este tipo de películas, un producto de culto instantáneo que con el paso del tiempo seguramente esté destinado a ser recordado de forma algo efímera.
Bird
Por su parte, la británica Andrea Arnold, al igual que en anteriores trabajos suyos como Fish Tank (2009) o American Honey (2016), vuelve a transitar por escenarios degradados y núcleos familiares disfuncionales en Bird, película con derivas hacia el melodrama pop que curiosamente toma el título, y algún que otro apunte argumental, de un olvidado film del año 84 dirigido por Alan Parker con música a cargo de Peter Gabriel que nos mostraba a Mathew Modine como un joven traumatizado por la guerra Vietnam que intentaba ser un pájaro. Bird en versión de Arnold se adentra en el realismo sucio de un mundo desestructurado que representa el concepto de orfandad, mediante un estilo visual más ecléctico que el cine social costumbrista del que parece tomar referencias, y que se convierte en una suerte de realismo mágico mediante una serie de coordenadas adyacentes a un coming of age canónico. Relato de ciertos excesos, la aparición del elemento fantástico final es expuesta de forma poco sutil, pero de manera valiosa con relación a la incursión que hace sobre el crecimiento y la extrañeza de tal acto. Bastante más cuestionable en contenido y forma resultó la película encargada de clausurar el certamen, We Live in Time de John Crowley, una especie de versión new age del Terms of Endearment de James L. Brooks con graves problemas a la hora de exponer y gestionar una historia donde prima la emoción ajena. A tal respecto, la estructura y los mecanismos narrativos son percibidos como clichés, la enésima historia de amor, superación y aceptación final sobre lo que el destino nos depara; el problema es su manifiesta incapacidad a la hora de desarrollar convenientemente un temario que pueda ser interpretado como alternativo, aquí focalizado en una serie de dilemas médicos y existenciales, haciendo acto de aparición un tono maniqueo que curiosamente intenta evitar las trampas características del subgénero por medio de un supuesto ejercicio de contención tan poco afortunado como la utilización en su narrativa de unas desestructuradas líneas temporales sin mucha lógica ni ritmo. Su necesidad de aumentar el dramatismo, hasta tal punto que los momentos serios rozan el absurdo, acrecienta la sensación de estar ante un producto ideado en función de un tono manipulador bastante evidente.
Discursos finales y nuevos referentes
Oh, Canada
Dos referentes del séptimo arte como Paul Schrader y Francis Ford Coppola, cuyo legado cinematográfico ya forma parte de la historia del cine, estuvieron representados en la sección Perlas tras su paso por Cannes. Después de dar por concluida su estupenda trilogía sobre la redención, First Reformed (2017), The Card Counter (2021) y Master Gardener (2022), Paul Schrader, en la notable Oh, Canada, se aleja de postulados anteriores, pero sin abandonar una característica inherente a su obra, como es el tormento y la autoflagelación. Oh, Canada se basa en la novela ‘Los abandonos’ de Russell Banks, autor de Aflicción (1997), cuya espléndida adaptación ya había llevado a la gran pantalla Schrader. En esta ocasión, se adentra en una historia de carácter testimonial, una mirada al abismo, expuesta mediante flashbacks que muestran la historia de un reconocido documentalista afectado por un cáncer terminal que se presta a grabar una última entrevista en la que supuestamente relatará toda la verdad sobre su vida. Oh, Canada abandona la austeridad cronológica de anteriores trabajos de Schrader a la hora de recorrer una estructura fragmentada y manierista que trata de recomponer la memoria rota de una personalidad opaca, destacando de manera formidable el concepto de la aflicción muy por encima de cualquier atisbo de salvación. Mostrado desde una frontalidad demoledora, a través de una maltrecha memoria que continuamente se contradice; la reflexión final vendría a ser un desgarrador estudio sobre la ficción que se crea en torno a la identidad que queremos proyectar al exterior, expuesta a través del cine trascendental, aquel que se desdobla a medida que avanza. Mientras que Schrader rodó en tan solo 18 días Oh, Canada, Francis Ford Coppola presentó Megalopolis, obra gestada durante décadas y finalmente estrenada este año, diametralmente opuesta, tanto en su forma como en el contenido, al film de Schrader. Película de estética retrofuturista, radical y suicida, con un evidente componente autobiográfico, a fin de cuentas, el propio Coppola crea un relato a modo de legado y autoafirmación identitaria, posicionamiento donde es reincidente, ya que en su anterior trabajo Twixt (2011) también había abordado reflexiones de índole personal. La experiencia de ver y analizar un producto de las características de Megalopolis, película que transgrede muchas de las reglas cardinales de la realización cinematográfica, incluyendo una performance sobre el escenario de un locutor que interactúa con el personaje de Adam Driver, deja insondables contradicciones, las adyacentes a una serie de escenas de indudable inspiración visual, e incluso intelectual, un entusiasmo que se desvanece casi de inmediato, con relación a una serie de reiteraciones que resultan banales, también constatable a través de una estética burda, las imágenes de oropel de la metrópolis de Nueva Roma resultan ser grotescas y falsas, por poner un ejemplo. Como bien indica el título, estamos ante un film megalómano, con diálogos y reflexiones que podrían haber sido alienantes y desafiantes a un nivel formal o temático, sin embargo, esa tentativa tan loable de contar una historia como realmente quiere el autor, termina siendo esclava de los excesos que curiosamente parece denunciar la propia película, sometiendo a debate la necesidad de validar como algo predeterminado cualquier tipo de exploración visual y narrativamente que vaya en dirección opuesta a cualquier convencionalismo.
Joker: Folie à Deux
Por otra parte, cabe destacar la presentación de una película de tono claramente subversivo como Joker: Folie à Deux también alejada de tendencias actuales como el film de Coppola, pero desde una perspectiva bastante más interesante gracias a su condición de compleja obra política que contradice ya no solo el actual cine de gran estudio, con especial énfasis en el vacío existencial de los nuevos mitos creados, sino también la estructura vista en la anterior película sobre el personaje. Con momentos inusualmente interesantes por medio de la deconstrucción del personaje y de la narrativa convertida en un musical en su esencia más pura como oscuro punto de fuga disociativa, y gracias a sugestivas referencias al noir clásico carcelario, el film de Todd Phillips, pese a cierto déficit de peripecia a nivel argumental, es el tipo de película situada fuera del relato cinematográfico que se niega a cautivar con fantasías superheroicas tanto al espectador de su predecesora como al de la gran mayoría del cine contemporáneo mainstream; analiza las conexiones entre las mitologías y la realidad más mundana desde postulados cercanos al cinismo, al igual que lo hace el personaje con sus acólitos: fandom y defensores. Y hablando de tendencias claramente enfocadas al gran público, The Wild Robot de Chris Sanders, posiblemente la película de animación generada por ordenador más ambiciosa del año, se adentra en una serie de formularios predeterminados, rasgos distintivos que aun siendo preconcebidos terminan siendo plenamente efectivos en la medida de transitar por varios estilemas que dan la sensación de seguir un orden y unas coordenadas genéricas determinadas: comedia, melodrama lacrimógeno y por último una suerte de meditación, aquí enfocada en la supervivencia y la preservación del concepto de comunidad. Fábula amable sobre las relaciones entre especies, donde nuevamente se pone en duda al ser humano casi a modo de un postulado credencial. No hubiera venido mal algo más de valentía en esa indagación que hace The Wild Robot sobre la interacción entre tecnología y naturaleza; empero, el consabido tono conservador sigue funcionando a la perfección, especialmente el desarrollo de la historia a la hora de exponer una inteligencia emocional.
Almodóvar y nuevas tendencias patrias
La habitación de al lado
A continuación, cuatro propuestas patrias que por distintos motivos (algún día habrá que analizarlos con más tiempo y detenimiento) se quedaron fuera de la Sección oficial. Por un lado, la presencia de La habitación de al lado saldó, aunque algo tarde, una cuenta pendiente del Zinemaldia con Pedro Almodóvar, en parte paliada en esta edición con un Premio Donostia Honorífico. La habitación de al lado puso de nuevo el foco en el consenso de un amplio sector crítico y su adhesión de forma incondicional a un reconocimiento percibido como tardío, aquí mediante una propuesta cuya brillantez queda algo alejada de los trabajos más autorales y representativos de un autor capital dentro de la historia del cine español. Película que indaga sobre la muerte, la maternidad y el derecho a la eutanasia, cuyo principal referente da la impresión de girar alrededor de la fundamental The Dead, tanto la novela de James Joyce como la adaptación cinematográfica a cargo de John Huston, que pese a estar rodada en otro país y otra lengua, atesora la virtud de conservar una determinada personalidad con relación a la filmación de los espacios y las relaciones que establecen las dos protagonistas con ellos, concepto plagado de imágenes que nos traslada al ámbito de la epifanía. La habitación de al lado ejemplifica a la perfección una obra que no estaría mal contextualizar en su justa medida, una película que adolece del abuso de flashbacks y de ciertas derivas narrativas sobre nuestro presente desde una perspectiva ideológica que tienden a ser perdonadas, seguramente gracias a la brillantez de ciertos logros, esta vez algo más exiguos que en anteriores ocasiones, que siguen siendo incuestionables. Otra obra de talante irregular fue la nueva película de Rodrigo Cortés Escape, libre adaptación a la gran pantalla de la novela de Enrique Rubio y que supone toda una anomalía dentro del actual panorama cinematográfico español. La singularidad y su condición de film inclasificable del responsable de Concursante surge de la premisa de thriller de fugas carcelarias a la inversa, el protagonista está empeñado en vivir en prisión y hará cualquier cosa para conseguir un derecho que él considera legítimo. Escape entra de lleno en imaginarios distópicos y absurdos de un claro tinte Kafkiano, por momentos cercanos a fábulas ideadas por Terry Gilliam o Luis García Berlanga, estableciendo curiosas concomitancias entre esta y Todos a la cárcel (1993). Artefacto dadaísta, y a su manera, político aun sin parecerlo respecto a un estudio sobre la salud mental como abismo turbio, que tiene el hándicap, dada su naturaleza no empática, de ser una obra bizarra para el espectador, un rompecabezas que parece solo encajar en la mente de los que se dejen llevar por lo atípico de una propuesta incapaz de dejar claro lo que está contando, y evidentemente en la mente del director, cuya inusual trayectoria se caracteriza por la extrañeza en sus trabajos, por un rumbo errático, al igual que en Escape, que impide percibir cualquier tipo de nexo en común entre sus películas.
¿Es el enemigo? La película de Gila
Desde un ángulo completamente opuesto, ¿Es el enemigo? La película de Gila también reincideen aparatosos equilibrios genéricos plasmados de forma irregular. Inspirada en El libro de Gila. Antología cómica de obra y vida,la película se aleja del formato clásico del biopic a la hora de abordar un episodio concreto de las vivencias del conocido cómico madrileño, que nos lleva a presenciar al joven Gila viéndose obligado a alistarse en el bando republicano durante la guerra civil española. Partiendo de un modelo cercano a La vita è bella de Roberto Benigni, el film de Alexis Morante se embarca en la compleja tarea de intentar ensamblar géneros, en un principio tan antagónicos como el drama, la comedia y el relato bélico sin llegar a profundizar en ninguno de ellos, y a través de un enfoque demasiado amable, ¿Es el enemigo? La película de Gila queda englobada en esa larga lista de películas situadas a medio camino entre el coming of age y la feel-good movie, plenamente consciente de abrazar sin complejos su condición de cuento amable, alejado de cualquier atisbo de trascendencia. Por último, Las chicas de la estación retrata el caso de abusos sexuales de menores tuteladas en Palma de Mallorca en 2019; la película reflexiona sobre problemáticas sociales existentes en nuestro presente por medio de un loable esfuerzo al intentar reproducir ambientes y ecosistemas degradados. Pese a caer en un cierto esquematismo inherente al cine que orbita por un hiperrealismo social deudor de autorías como la de Ken Loach, la película de Juana Macías se centra en resaltar los recursos dramáticos y en el cometido de denunciar dichos actos; contar con actores no profesionales confiere a la historia un halo de autenticidad que nos remite al espíritu, pese a un evidente maniqueísmo, de aquel gran cine patrio social de los años 70 a cargo de un referente como Eloy de la Iglesia.
Denuncia y derecho
Ainda estou aquí
Dos propuestas indagaron en la incidencia política del pasado y presente de Brasil con historias de naturaleza poco complacientes. Walter Salles rememora en Ainda estou aquí la trágica historia de la desaparición de Rubens Paiva en 1970 a manos de la dictadura militar brasileña, lo hace a través de unos postulados, en principio poco novedosos, expuestos a modo de álbum familiar, similares a los mostrados en películas que ya relataron las dolorosas secuelas causadas por regímenes militares en países como Chile y Argentina. Tras años sin dirigir, y después de su muy cuestionable adaptación de On the Road, Walter Salles indaga en la memoria de su país evitando un discurso explícito y cruento, eludiendo la representación de la encarcelación y la tortura con un tono sutil que muestra las consecuencias de tales actos execrables durante la dictadura. En Ainda estouaquí predomina el fuera de campo donde se muestra la meditación del superviviente, el modo de sobrellevar la memoria de la ausencia a través de un tono contenido, disquisiciones loables que posiblemente incidan en un exceso de retórica y metraje en lo concerniente a mostrar la crónica de un vacío existencial a modo de antesala de la difícil reconstrucción familiar. Película que encuentra un nexo en común con el documental Apocalypse in the Tropics, relato político y religioso de algunos de los años más turbulentos de la reciente historia del país, específicamente durante la presidencia de Jair Bolsonaro, con especial hincapié en sus inicios y posteriores capítulos, por ejemplo, su controvertida gestión durante la pandemia de COVID-19. Petra Costa, notable cronista de los estados de ánimo, cuyo anterior trabajo The Edge of Democracy (2019) ya retrataba los eventos caóticos de los últimos ciclos electorales de Brasil, exhibe una autoría plenamente militante que aquí fija su mirada en el alcance del evangelismo en el actual lobby político, también en ciertos déficits inherentes a trabajos que intentan conseguir la complicidad con aquellos que no están especialmente familiarizados con las vicisitudes políticas y sociales del país. Dejando de lado lo didáctico por una faceta más íntima y emocional, la interesante All We Imagine as Light de Payal Kapadia, primer largo de ficción de la cineasta de origen hindú, nos traslada a un ámbito de exploración meditativa, construida mediante la observación de las vivencias de tres mujeres de generaciones diferentes en la ciudad de Mumbai, todas ellas presas de una serie de circunstancias y códigos sociales. La narrativa profundamente sensorial de All We Imagine as Light, cuya abstracción supone todo un riesgo cinematográfico digno de elogio,nos puede derivar a conceptos vistos en Days and Nights in the Forest (Satyajit Ray 1970), también al cine de Wong Kar-wai, con relación a la conexión de los espacios urbanos y las emociones, y cómo a través de dicho posicionamiento, en realidad más una mirada que un discurso alejado de cualquier atisbo de trascendencia, se puede reflexionar sobre la sororidad femenina desde una perspectiva situada en las antípodas de subrayados y maniqueísmos muy habituales en el cine contemporáneo que analiza la situación de algunos de los colectivos más desfavorecidos.
Pionera del cine de no-ficción japonés, Sumiko Haneda (Dalian, 1926) es una de las pocas mujeres cineastas que ha conseguido hacerse un lugar en un mundo de hombres durante la posguerra, cuando entra a formar parte de los estudios Iwanami, productora de films educativos y punto de encuentro de los mejores documentalistas nipones. En 1976, con Usuzumi no sakura [The Cherry Tree with Gray Blossoms], la cineasta se independiza para producir sus propias películas.
A lo largo de los más de sesenta años en activo, y con una obra filmada que comprende más de cien títulos, Haneda trata temas tan diversos como la preservación de la naturaleza, los artes tradicionales, la desintegración del Japón rural, el envejecimiento de la sociedad o la celebración del trabajo y la creatividad de las mujeres. Con la atención como principal motor, en su obra se filma siempre con la misma pasión, curiosidad y ética de los afectos.
Haciéndose eco del estudio y el reconocimiento creciente hacia la obra de Haneda, el ciclo propone un itinerario cronológico por sus obras más reconocidas que son, mayoritariamente, todavía inéditas en nuestro país.
Fecha:04.12.2024 — 13.12.2024
Organiza: Fundación Japón y Círculo de Bellas Artes
Con el apoyo de: National Film Archive of Japan (NFAJ).
En colaboración con: Filmoteca de Catalunya, Institut Valencià de Cultura.
Agradecimientos: Lumière, Punto de Vista, Il Cinema Ritrovato, Clément Rauger, Moe Shuji, Francisco Algarín
Películas del ciclo
Children in the Classroom
Susumu Hani
Sesiones
Mié 04/12, 19:30
Proyección de The Cherry Tree with Gray Blossoms y presentación de Francisco Algarín Navarro (programador del ciclo)
Acerca de la película
Primer trabajo de Susumu Hani sobre el mundo infantil, en que materializa sus teorías sobre capturar el universo interno de “protagonistas que no actúan”. Inicia toda una corriente documental de posguerra continuada por Sumiko Haneda, que aparece aquí como ayudante de dirección. Rechazada por el Ministerio de Educación japonés, que la había encargado, pero premiada en Japón y en el Festival de Berlín.
Ficha técnica
Dirección
Susumu Hani
País
Japón
Año
1954
Duración
30min
Versión
VOSE
Formato
35mm
The Cherry Tree with Gray Blossoms
Sumiko Haneda
Sesiones
Mié 04/12, 19:30
Proyección de Children in the Classroom y presentación de Francisco Algarín Navarro (programador del ciclo)
Acerca de la película
Hay un gran cerezo llamado «El cerezo de las flores grises» en un pueblo del curso alto del río Neo. Se calcula que tiene más de 1.300 años y el gobierno lo ha declarado monumento natural. Los habitantes de Neo dicen que fue plantado por el emperador Keitai (507-531 d.C.). Se nos presentan muchas historias sobre el cerezo con un apacible acompañamiento de guitarra y con una narración que a veces suena sobrecogedoramente hechizante. El gran árbol con más de mil años de historia y leyendas ha florecido cada primavera, y cada primavera la gente ha admirado su belleza, desvaneciéndose sus pensamientos como los frágiles pétalos arrastrados por la brisa primaveral. La propia cineasta, Sumiko Haneda, se perdió una vez en sus pensamientos mientras estaba sentada bajo las flores de este árbol. La película es como un poema visual en prosa en el que Haneda mantiene una tranquila conversación con el árbol sobre la vida y la muerte. Comienza la conversación presentándose al árbol, pero éste, por supuesto, no responde. Así pues, la conversación es en realidad una reminiscencia pronunciada con un estilo ligeramente pausado. Al preguntarse de dónde viene y adónde va, Haneda capta la naturaleza transitoria de nuestras vidas. La película es una obra exquisita, que describe un mundo onírico que sigue formando parte de nuestra realidad actual.
Ficha técnica
Dirección
Sumiko Haneda
País
Japón
Año
1977
Duración
42 min
Versión
VOSE
Formato
16mm
Ode to Mt. Hayachine
Sumiko Haneda
Sesiones
Jue 05/12, 19:30
presentación de Francisco Algarín Navarro (programador del ciclo)
Acerca de la película
Cerca de la montaña Hayachine, dos grupos de bailarines y músicos interpretan una danza preservada generación tras generación, el kagura, que combina rituales, leyendas mitológicas y episodios históricos. El sinuoso retrato de la vida en estas comunidades abraza un año completo, en que la música (los festivales y las tournées) o la artesanía (la morfología de las máscaras) confluyen con la agricultura (la silvicultura y el cultivo del tabaco) o la arquitectura (la demolición de los tejados de paja).
Ficha técnica
Dirección
Sumiko Haneda
País
Japón
Año
1982
Duración
3h 6 min
Versión
VOSE
Formato
16 mm
Caring for the Elderly with Dementia
Sumijo Haneda
Sesiones
Vie 06/12, 19:30
presentación de Francisco Algarín Navarro (programador del ciclo)
Acerca de la película
Este es el primero de seis documentales que Haneda dedicó a explorar el envejecimiento y las negociaciones entre ciudadanos, autoridades y empresas sobre la práctica de los cuidados y el bienestar social. Haneda fue pionera en los años ochenta en afrontar los problemas de la sociedad envejecida antes de que esta noción se popularizase. Aquí nos introduce en la vida diaria de una institución para pacientes con demencia que defiende un enfoque innovador hacia los cuidados y la autonomía. Su cámara no desatiende las situaciones incómodas, sino que busca abrir ojos y generar conversaciones, por dolorosas que sean.
Ficha técnica
Dirección
Sumijo Haneda
País
Japón
Año
1986
Duración
1h 24min
Versión
VOSE
Formato
16mm
Akiko: Portrait of a Dancer
Sumiko Haneda
Sesiones
Mié 11/12, 19:30
Acerca de la película
Haneda retrata a la excéntrica bailarina y coreógrafa Akiko Kanda, combinando varios temas recurrentes en su filmografía, como la vida de mujeres con gran determinación, el envejecimiento, el mundo del espectáculo, y la pasión y los sacrificios que éste requiere. Este excelente estudio de personaje, tan incisivo como poético, es fruto de una colaboración que derivó en amistad. Veinticinco años más tarde, Haneda dedicará su última película a retratar de nuevo a Akiko, entonces una bailarina incansable a pesar de su lucha contra el cáncer (And Then Akiko Is… A Portrait of a Dancer, 2012).
Ficha técnica
Dirección
Sumiko Haneda
País
Japón
Año
1987
Duración
1h 47min
Versión
VOSE
Formato
16 mm
Woman was the sun. The life of Hiratsuka Raicho
Sumiko Haneda
Sesiones
Jue 12/12, 19:30
Acerca de la película
Tributo a una figura fundamental en la historia del feminismo en Japón: la escritora, periodista y activista política Raichô Hiratsuka (1886-1971). Hiratsuka ocupó una posición de liderazgo en los movimientos y las publicaciones por los derechos de las mujeres en el Japón de principios del siglo XX y su trabajo ejerció un papel esencial en la configuración del movimiento feminista en el país, desafiando el statu quo e influenciando en generaciones sucesivas de feministas. La película de Haneda no es solo un relato biográfico de la vida de Hiratsuka, sino también una exploración reflexiva del contexto sociocultural de la época y del movimiento feminista japonés.
Ficha técnica
Dirección
Sumiko Haneda
País
Japón
Año
2001
Duración
2h 20min
Versión
VOSE
Formato
16mm
Into the picture scroll. The tale of Yamanaka Tokiwa
Sumiko Haneda
Sesiones
Vie 13/12, 19:30
Acerca de la película
Cautivador y experimental, este documental se adentra en el rico entramado de la historia y la cultura japonesas a través de la mirada del arte clásico. La película despliega meticulosamente la historia legendaria de Lady Tokiwa, asesinada por unos bandidos cuando se dirigía a visitar a su hijo samurái, un popular relato en el teatro de marionetas inmortalizado en antiguos pergaminos pintados hace cuatrocientos años y considerado hoy patrimonio nacional. El filme combina una fotografía exquisita, que traspone fotograma a fotograma las pinturas estáticas del pergamino, con la reconstrucción de la biografía del autor Matabei Iwasa, y una banda sonora de nueva composición con narración cantada y música de shamisen.