Crónica Festival de San Sebastián 2019. Día 5

Extravagancias autorales y convergentes derivas sociales

Pacified, ópera prima del estadounidense Paxton Winters, se erigió como la gran triunfadora de esta edición del Festival de San Sebastián, Concha de Oro y premios para Mejor Actor, un medido Bukassa Kabengele y Fotografía, un film que nos es narrado bajo la mirada de una chica de 13 años llamada Tati, en la acción situada en los turbulentos días posteriores a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro vemos como a la joven en cuestión le cuesta conectar con un distanciado padre llamado Jaca que acaba de salir de la cárcel tras una larga condena. Padre e hija se verán obligados de alguna manera a abrirse camino en medio de una feroz confrontación entre la policía y las bandas criminales que operan en la comunidad, algo que amenazara con desbaratar sus esperanzas de futuro.  De un aspecto técnico ciertamente impoluto, sigue rondándome en la cabeza ese impresionante plano ascendente sobre las escaleras de la favela, con producción a cargo entre otros del conocido Darren Aronofsky y por aquello de estar comandada por gente apartada o no afín a las fronteras que el film nos sitúa Pacified parte de unas bases que pretenden de inicio no ser convencionales aunque al final en parte lo sea en según qué discutibles manierismos expuestos en su tramo final, la principal referencia al film la podemos encontrar en películas tales como Ciudad de Dios o Tropa de élite, en tal aspecto el punto de partida y posterior desarrollo es similar, su desarrollo sin embargo intenta alejarse algo pese a que el retrato de ese microcosmos social de desfavorecidos en base a unos protagonistas imposibilitados de salir de esa especie de hormiguero ubicado en el corazón de las favelas parezca en un principio idéntico al de sus congéneres. El film de Paxton Winters tiene al menos la virtud de no recrease en la miseria, por fortuna tampoco la juzga, o al menos no de una manera gratuita dando la impresión de estar ante un relato más focalizado en la humanidad de los protagonistas que en la violencia criminal del entorno en el que subsisten, de igual manera nos asistimos a discursos alegóricos en torno a la denuncia entendida como tal, el tono, bastante ameno, transcurre a través de una especie de thriller de connotaciones melodramáticas, en el detectamos una reflexión acerca de la familia como núcleo social motivador, también del anhelo de este por conquistar una libertad, una quimera a fin de cuentas, cuyo final queda escenificado con cierto aplomo en cómo llegar a sobrevivir de una manera u otra a un entorno que deviene como hostil.

Otras de las películas a competición en el día de hoy fue Thalasso del francés Guillaume Nicloux, posiblemente y por lo que respecta a un servidor estemos ante el film meme del certamen en esta edición. Orquestada a modo de una suerte de secuela de la anterior L’enlèvement de Michel Houellebecq el responsable de la notable The End nos sumerge en un dialogo, ubicado en un centro de talasoterapia de rehabilitación física que no mental, entre dos personajes bajo los rasgos del escritor Michel Houllebecq y del actor Gerard Depardieu, en tal interactuación dialogada sin embargo encontramos pese a su presencia un casi nula reflexión que tenga algo de profundidad de temarios que dan la impresión de abarcar como el arte, la política o la religión en detrimento de una caricaturización de ambas figuras. Un servidor por mucho que rebusque no termina de encontrar una justificación sólida que le dé un sentido al producto en cuestión, posiblemente todo radique en ser un simple ejercicio de naturaleza excéntrica en donde dos personajes se ríen de sí mismos, a tal respecto el tramo más ameno de esta incalificable obra lo encontremos en referencia a su inicio, en el vemos las primeras interactuaciones de Michel Houllebecq y Gerard Depardieu, el encuentro entre ellos en ese ámbito tan peculiar como es esa clínica/spa, que por momentos más que sanar da la impresión de asemejarse a sesiones de tortura, provoca un curioso contraste, por momentos a modo de deconstrucción, tan ridícula como hilarante, en el percibimos retazos de slapstick y ligeros apuntes que nos remiten a los primeros trabajos de Woody Allen y hasta a un leve espíritu que nos recuerda a imaginarios provenientes de Jacques Tati, el problema viene dado en la medida de que dicho chiste deja de tener gracia a los quince minutos de metraje haciendo acto de aparición el agotamiento, una vez llegados a este punto dicha dupla cómica se torna en bases a sus maneras muy cuestionable por no decir ininteligible en referencia a su análisis, tanto como su inclusión en la Sección Oficial a competición.

Thalasso mucho más esperpéntica que graciosa a fin de cuentas no deja de ser una broma de muy poca trascendencia, ni en lo positivo ni en lo negativo de su enjuiciamiento, la sensación final es de estar ante un absurdo comedido en base a una comicidad de todo el entramado orquestado por sus responsables, los de delante de la cámara y el de atrás, lástima que dicha intención, que podrá gustar más o menos, no lleve a ningún sito en concreto que llegue a justificar su existencia como tal mas allá de su propio egocentrismo autocomplaciente.

Patrick cerraba las proyecciones de las películas de la sección oficial a concurso que se pudieron ver en la jornada de hoy dentro del Zinemaldia, la opera prima del realizador portugués Gonçalo Waddington volvía a incidir como muchas de las película vistas en esta edición en derivas familiares provocadas por hechos traumáticos, en el caso que nos ocupa centrado en las fatales consecuencias que puede provocar el abuso infantil al cabo de un tiempo, en el film vemos como Mário es un niño de 8 años supuestamente raptado en el interior de Portugal en la primavera del año 1999, 12 años después reaparece en una prisión de París bajo el nombre de Patrick. Las cuestiones pronto irán apareciendo en el relato con preguntas tales cómo dónde pasó los últimos 12 años de su vida. Un relato de clara textura inenarrable en donde parece que se cuenta muy poco, Patrick que podría equipararse a ese otro tipo de películas de terror social tan habituales en el imaginario fílmico de por ejemplo Michael Haneke es un film que da la impresión de bascular principalmente a través de un tormento interior, el referido a la colisión o conflicto entre dos identidades dentro de una misma persona, el de una víctima y la problemática construcción de lo que debería ser su vida adulta, el film orquestado por el hasta ahora actor, dramaturgo y guionista  Gonçalo Waddington apuesta fuerte por una narrativa tan sugerente como desconcertante y en parte fallida aunque no desprovistas de apuntes interesantes ubicado en una historia que no muestra prácticamente nada siendo el espectador el que en parte se vea obligado a rellenar huecos, decisión esta tan compleja en referencia a su ejecución como parcialmente discutible en la medida de lo voluntariamente aséptica que es en prácticamente todas sus facetas, tantas narrativas como escénicas , expuestas todas ellas sin apenas florituras estilísticas, en dicho entramado nos encontramos ante una película que lastra una muy evidente morosidad, especialmente palpable en la parte central del relato, el transito estará expuesto a través de esa supuesta radiografía de un enigma a modo de reflexión sobre el posible origen del mal en el ser humano, el resultado final tendrá la misma tesitura que el origen, tanto uno como el otro plagado de unos silencios que devienen como ciertamente estremecedores.

Dentro de esas primeras y segundas oportunidades autorales qué surgen de una sección tan interesante como resulta ser Nuevos Directores la cinta española Las letras de Jordi, opera prima de la joven Maider Fernández Iriarte, vino a cubrir esa cuota tan necesaria dentro del cine patrio que indaga desde la base en la empatía expuesta a través de un aplicado tono autoral, en el documental vemos como Jordi nació hace 51 años con una severa parálisis cerebral. Sin embargo, no se considera una persona enferma. A pesar de no poder hablar, intenta charlar a través de su tabla de cartón. Cuando tenía 21 años sintió que Dios le hablaba por primera vez. Sin embargo, hoy, tras dejar por fuerza mayor su hogar y a sus padres y tener que mudarse a una residencia, no siente dicha presencia. Las letras de Jordi transita a través de ir desvelando a modo de un diario íntimas confesiones y reflexiones, a tal respecto la relación que se entabla entre la joven realizadora y el protagonista principal de la cinta deviene como una especie de paradigma comunicativo, una fórmula perfecta la encontrada, que es adecuada y que les permite el poder entablar un dialogo al poder situarse ambos a un mismo nivel de comunicación, a partir de ahí hará acto de presencia la sencillez a la hora de ir desarrollando una historia posiblemente demasiado primaria que por fortuna huye de la grandilocuencia y que no va más allá de dicho enunciado, el de la honestidad de una confesión, por momentos una tosca divagación, pero también el referido a una recepción, tampoco es que le haga falta bastante más la verdad y mucho menos que su intención sea el expandir temario, Maider Fernández Iriarte en parte adopta una posición en base a la escucha entendida como tal, del mismo modo hace participe al espectador de todo ello, un tratado en definitiva sobre la comprensión expuesta de forma tan sencilla como honesta en referencia a lo que es, o pretende ser, su principal dictado.

Con más de cien títulos en su haber no deja de ser algo curiosa la evolución que ha tenido la carrera cinematográfica de Takashi Miike en estas últimas décadas, más sorprendente aún si cabe ha sido su aceptación y posterior tránsito por los festivales de cine, el director nipón empezó a darse a conocer en territorio patrio en el año 1999 con Audition, por aquel entonces el Festival de Sitges sufría una confusión de identidades genéricas brutal, la Semana de Terror de San Sebastián curiosamente capitaneando por Luis Rebordinos por aquel entonces estuvo más avispado a la hora de programar dicho título, por entonces el japonés era un autor de naturaleza trasgresora, en parte lo sigue siendo aunque de forma algo distinta, con títulos como por ejemplo The City of Lost Souls, Visitor Q, Ichi the Killer o la saga Dead or Alive en la medida de ofrecer un tipo de cine que se caracterizaba principalmente por una ausencia total de esquemas preconcebidos, con el paso de los años y un ritmo de producción desmesurado Takashi Miike se convirtió en una especie de hijo putativo de Sitges, en cada edición estaba presente con más de un título llegando incluso a rodar una película en la localidad catalana, la algo indigesta JoJo’s Bizarre Adventure: Diamond is Unbreakable, una vez reducida en algo su proclive hiperactividad Takashi Miike sigue sin hacerle ascos a ningún tipo de trabajo, sin embargo va depurando su discurso dando la impresión de no tener la imperiosa necesidad de llamar la atención, de provocar en definitiva, sus trabajos dejan de ser un coto privado destinados a festivales de género, a tal respecto a nadie sorprendió que su First Love estuviera presente en la Quincena de Realizadores del pasado Festival de Cannes, también estuvo presente en San Sebastián dentro de la sección Zabaltegui en un certamen que al igual que aquel lejano 1999 ahora está dirigido por Rebordinos, curiosamente el círculo se cierra de alguna manera.

First Love nos cuenta como un joven boxeador que atraviesa una mala racha durante el transcurso de una noche se encuentra inesperadamente con el primer gran amor de su vida ahora convertida en una prostituta adicta a la droga que pese a sus circunstancias personales sigue manteniendo una mente inocente. La chica sin embargo se encuentra inmersa en una compleja trama relacionada con el tráfico de drogas que la convierte en el objetivo de varias personas. Siempre he sido de la opinión que las películas orquestadas por Takashi Miike, indiscutiblemente uno de los mejores artesanos que ha dado el cine oriental en mucho tiempo, más que analizarlas concienzudamente merecen ser simplemente disfrutadas, First Love, al igual que la también reciente The Forest of Love de Sion Sono, no deja de ser un compendio autoral marca de la casa que recoge lo mejor y en parte lo peor de dicha ecuación, su irregularidad narrativa convertida en un clímax de creatividad continuo que representa a la perfección lo que viene a ser su coreografía cinematográfica, evidentemente tan multigenérica como disfrutable, posiblemente si se tuviera que elegir una sola catalogación genérica del film este sería la de ser una especie de desprejuiciado slapstick criminal que tiene la virtud de esquivar uno de los males endémicos de muchos films de Takashi Miike, la de agotar al espectador en base a su dilatado frenesí, por lo demás el cajón de sastre deviene como inabarcable, solo cogiendo lo positivo, que no es poco, el disfrute está plenamente asegurado.

Retrospectiva Yasujirô Ozu en Filmoteca de Catalunya

Filmoteca de Catalunya y Fundación Japón organizan este otoño una ambiciosa retrospectiva dedicada al maestro del cine japonés Yasujirô Ozu (1903-1963), una de las más amplias que se han proyectado hasta ahora en España. La retrospectiva estará compuesta por una selección de dieciocho películas que abarcan prácticamente toda su carrera, desde sus primeros trabajos en el cine mudo, como Gakusei romansu: Wakaki hi (1929), a sus últimos films, Kohayagawa-ke no aki (1961), que también sería su última colaboración con la actriz Setsuko Hara, y Sanma no aji (1962).

Yasujirô Ozu es conocido por ser el gran cineasta de lo cotidiano y, junto a Akira Kurosawa y Kenji Mizoguchi, uno de los tres maestros del cine japonés clásico más reconocidos internacionalmente. La influencia de su filmografía, compuesta por cincuenta y tres películas, en los cineastas tanto de su generación como de generaciones posteriores, japoneses o de otras nacionalidades, se debe a su particular estilo a la hora de retratar con una mirada poética la cotidianidad de las relaciones sociales. Esta retrospectiva busca reivindicar la figura de un director único a la vez que permitir al público disfrutar de sus obras, desde las más conocidas a aquellas de las que apenas han tenido oportunidad de ver, en una pantalla de cine.

 

Fechas: Del 1 de noviembre al 15 de diciembre de 2019.

Lugar: Filmoteca de Catalunya (Plaça Salvador Seguí, 1-9. 08001 Barcelona).

Entradas: 4€. Reducida: 3€. Para más información visite la web de Filmoteca de Catalunya.

 

Películas y fechas de proyección:

Días de juventud (Wakaki hi, 1929) 103’

La primera película conservada de Ozu es una comedia en la que dos compañeros de universidad se enamoran de la misma chica durante un viaje. Un ejemplo de las comedias ligeras que Ozu rodó al principio de su carrera.

Fechas: miércoles 4 de diciembre y viernes 6 de diciembre.

 

Suspendí, pero… (Rakudai wa shitakeredo, 1930) 64’

Otra de las cintas mudas de Ozu conservadas, en este caso del subgénero gakusei-mono. Esta tragicomedia gira en torno a un estudiante que, pese a todos sus intentos, no puede superar los exámenes que aseguran su permanencia en la universidad.
Fechas: sábado 16 de noviembre a las 22.00h (Sala Chomón) y viernes 22 de noviembre a las 17.00h (Sala Chomón). Con presentación por confirmar el sábado 16 y acompañamiento musical a cargo de DJ Javier Verdes ambos días.

 

He nacido, pero… (Umarete wa mita keredo, 1932) 91’

Ozu comienza a recoger en sus comedias temas más sociales, en este caso el traslado de la familia Yoshii a la periferia de la ciudad le permite seguir su día a día en el hogar de la familia, en el del jefe del padre, la escuela, la oficina y un descampado cercano. Una historia sencilla que volvería a visitar treinta años después en Ohayô.
Fechas: domingo 3 de noviembre a las 19.45h (Sala Laya) y miércoles 6 de noviembre a las 18.30h (Sala Laya). Con el acompañamiento musical de Anahit Simonian.
Historia de un vecindario (Nagaya Shinshiroku, 1947) 72’

La llegada de un niño que no encuentra a su familia a un distrito humilde del Tokio de posguerra permite a Ozu retratar a los habitantes de este barrio y sus condiciones de vida. La primera película de Ozu tras el fin de la II Guerra Mundial es también la primera película sonora de Ozu que se recoge en la retrospectiva.
Fechas: jueves 28 de noviembre a las 17.00h (Sala Chomón), con presentación de Susana Pérez Soler, y domingo 1 de diciembre.

 

Una gallina en el viento (Kaze no naka no mendori, 1948) 84’

Tokiko, interpretada por la actriz y directora Kinuyo Tanaka, intenta sobrevivir con un niño pequeño a su cargo en el Tokio de posguerra mientras espera la repatriación de su marido. Las dificultades económicas le llevan a tomar una decisión dramática, prostituirse para sobrevivir. Al volver su marido de la guerra Ozu nos muestra la pérdida de la inocencia de estos personajes.

Fechas: domingo 24 de noviembre a las 16.30h (Sala Laya), con presentación por confirmar, y sábado 30 de noviembre las 21.30h (Sala Laya).

 

Primavera tardía (Banshun, 1949) 108’

Adaptación de una novela a cargo de uno de sus colaboradores habituales, el guionista Kôgo Noda, Ozu nos presenta la historia de Noriko, interpretada por la mítica Setsuko Hara en la primera de sus seis colaboraciones con Ozu, que, siendo la única hija del profesor Shukichi Somiya, interpretado por Chishû Ryû, permanece sin casarse en el hogar paterno para no dejar solo a su padre. Un drama de gente corriente que parece reivindicar los ritos y valores tradicionales entre un padre y una hija, y una de las grandes obras maestras del cine japonés en la que Ozu se muestra en pleno dominio de su estilo como director.

Fechas: viernes 8 de noviembre a las 22.00h (Sala Chomón) y domingo 10 de noviembre 19.30h (Sala Laya).

 

Las hermanas Munekata (Munekata kyôdai, 1950) 112’

Mariko vive en casa de su hermana mayor, Setsuko (Kinuyo Tanaka), que está infelizmente casada, pero a la que sus ideas tradicionales le impiden abandonar la relación. Mariko, en cambio, de ideas más avanzadas, interviene intentando reunir a su hermana con el que ha sido el amor de su vida, pero del que ella también está secretamente enamorada. Un drama escrito por Ozu y Noda en el que se ven confrontadas viejas y nuevas ideas.

Fechas: jueves 21 de noviembre a las 21.30h (Sala Laya), con presentación por confirmar, y martes 26 de noviembre a las 20.00h (Sala Chomón).

 

El comienzo del verano (Bakushû, 1951) 125’

Noriko (Setsuko Hara) vive en la casa familiar en Kamakura junto a sus padres y la familia de su hermano. Tres generaciones bajo el mismo techo y la insistencia en la búsqueda de un marido para Noriko sirven a Ozu para reflexionar sobre las diferencias entre la generación de los padres y la de Noriko, que reclama libertad para decidir su futuro.
Fechas: miércoles 6 de noviembre a las 20.00h (Sala Chomón) y jueves 7 de noviembre a las 21.30h (Sala Laya).

 

El sabor del té verde con arroz (Ochazuke no aji, 1952) 116’

Dos conflictos protagonizan este drama en el que Ozu se vuelve a fijar en la vida de la gente corriente, el que se les presenta a una pareja en crisis, sin hijos, y de procedencia muy diferente, y el de la sobrina de estos, una joven que se niega a aceptar un tradicional matrimonio concertado.

Fechas: miércoles 11 de diciembre y sábado 14 de diciembre.

 

Cuentos de Tokio (Tôkyô Monogatari, 1953) 135’

Unos abuelos viajan a Tokio para conocer a sus nietos. Decepcionados por el trato que reciben de sus hijos, que viven según unos valores que les son ajenos y que les hacen ser vistos como un estorbo, se dan cuenta de que no están hechos para adaptarse a la vida de la gran ciudad. Protagonizada por Setsuko Hara, de nuevo interpretando un personaje llamado Noriko, y Chishû Ryû, y con colaboración en el guion de Kôgo Noda, Tôkyô monogatari quizá sea la película más conocida de Ozu y, sin duda, una de sus obras maestras que podremos ver en esta retrospectiva en todo su esplendor gracias
a una nueva copia.

Fechas: sábado 7 de diciembre y miércoles 11 de diciembre.

 

Primavera precoz (Sôshun, 1956) 144’

Ozu se vuelve a fijar en la vida de la clase media trabajadora retratando el día a día de un oficinista y su esposa, en plena crisis de pareja tras la pérdida de su hijo. Ozu quería retratar en esta película el drama propio de este tipo de personajes pero a su vez lanzar un mensaje positivo, a veces existen las segundas oportunidades.
Fechas: viernes 13 de diciembre y sábado 15 de diciembre.

 

Crepúsculo en Tokio (Tôkyô boshoku, 1957) 141’

Quizá sea una de las películas de madurez menos conocidas de Ozu, y, en ocasiones, ha sido injustamente tratada tanto por la crítica y como por el público. El motivo quizá sea que en Crepúsculo en Tokio Ozu nos cuenta con gran elegancia una historia algo más oscura de lo habitual, la historia de una familia desestructurada, el drama en la vida de dos hermanas abandonadas por su madre.

Fechas: miércoles 27 de noviembre a las 20.00h (Sala Chomón), con presentación de Mar Rosàs, y viernes 29 de noviembre a las 21.30h (Sala Laya).

 

Flores de equinoccio (Higanbana, 1958) 120’

La primera película de Ozu rodada en color es también otra de sus obras más conocidas. Ozu adapta una novela de Ton Satomi en la que la familia protagonista, los Hirayama, viven el conflicto de unos valores cambiantes. De nuevo dos generaciones enfrentadas, la de un padre que quiere controlar la vida de sus hijas y la de éstas que rechazan el matrimonio concertado y reclaman la libre elección de sus parejas.
Fechas: martes 5 de noviembre a las 20.00h (Sala Chomón) y viernes 15 de noviembre a las 17.00h (Sala Chomón) con presentación de Marcel-lí Joan y Esteve Riambau.
Buenos días (Ohayô, 1959) 94’

La huelga de silencio de unos niños para conseguir que sus padres les compren una TV sirve de excusa a Ozu para retratar la vida diaria de un barrio en las afueras de Tokio. Ozu rueda con delicadeza una historia similar a la que nos contaba en Umarete wa mita keredo casi treinta años antes.

Fechas: sábado 2 de noviembre a las 19.45h (Sala Chomón) y jueves 7 de noviembre a las 18.30h (Sala Laya).

 

La hierba errante (Ukigusa, 1959) 119’

Ozu regresa a estos personajes que ya rodó en 1934, un actor itinerante visita junto a su compañía el pueblo donde vive una antigua amante y el hijo que tuvieron juntos. El deseo de este viejo actor por recuperar el tiempo perdido genera todo tipo de respuestas entre los miembros de su troupe, especialmente en la primera actriz, su actual pareja, que buscará venganza usando a otras de las actrices, interpretada por una joven Ayako Wakao, para seducir al hijo del veterano actor.

Fechas: viernes 13 de diciembre y sábado 14 de diciembre.

 

Otoño tardío (Akibiyori, 1960) 129’

De nuevo Ozu hace uso de una novela de Ton Satomi para tratar el tema de las obligaciones familiares y el conflicto entre tradición y modernidad en la sociedad japonesa de la época. En esta ocasión es Ayako (Yôko Tsukasa), la única hija de una madre viuda interpretada por Setsuko Hara, la que rechaza los intentos de los amigos de su fallecido padre por buscarle marido para poder continuar cuidando de su madre. Otra de las obras maestras de Ozu.

Fechas: jueves 14 de noviembre a las 17.00h (Sala Chomón) y jueves 21 de noviembre a las 17.00h (Sala Chomón) con presentación de Lluís Anyó.
El otoño de la familia Kohayagawa (Kohayagawa-ke no aki, 1961) 103’

La que sería la última colaboración entre Yasujirô Ozu y Setsuko Hara nos traslada a Kioto y a Osaka para hablarnos de nuevo de cómo los tiempos estaban cambiando para el Japón tradicional. Manbei Kohayagawa, dueño de una kura de sake, desea lo mejor para sus tres hijas, en situaciones muy diferentes: la mayor, Akiko, hija política, es la viuda de su único hijo varón, Noriko, la pequeña, está soltera y vive con Akiko, mientras que Fumiko, casada con un empleado de la bodega, vive con su padre.
Fechas: viernes 1 de noviembre a las 19.30h (Sala Chomón) y sábado 9 de noviembre a las 19.30h (Sala Chomón).

 

El sabor del sake (Sanma no aji, 1962) 113’

El que sería el último film de Ozu, y uno de sus mejores trabajos, utiliza como hilo conductor los preparativos de la boda de la única hija de la familia Hirayama para hablarnos de las complejas relaciones de un padre viudo, de nuevo Chishû Ryû, con sus tres hijos y con sus viejos amigos. Elogio a los pequeños placeres de la vida, incluso en el otoño de ésta.

Fechas: martes 12 de noviembre a las 18.30h (Sala Laya), con presentación de Marta Peris, y viernes 15 de noviembre a las 22.00h (Sala Chomón).

Más información sobre horarios y actividades asociadas en la web de Filmoteca de Catalunya.

Crónica Festival de Sitges 2019. Día 1

El año Netflix

Del 3 al 13 de octubre tuvo lugar una nueva edición del Festival de Sitges, antes de entrar en materia de lo más destacado visto este año a la hora de hacer un balance general de lo que ha sido esta 52 edición no estaría de más el detenerse brevemente a reflexionar sobre los objetivos que el propio certamen de alguna manera se ha autoimpuesto en ir cumpliendo en mayor o menor medida año tras año, posiblemente que Sitges, cuyo desmesurado gigantismo es una etiqueta o una catalogación de la que no está dispuesta desprenderse voluntariamente, como festival que pone especial énfasis en los objetivos tiene un problema que deviene como endémico, posiblemente en las dos anteriores ediciones en referencia a programación e invitados se llegó a tocar techo, la tesitura llega en el momento de plantearse como paliar un déficit que tarde o temprano por razones lógicas ha de terminar apareciendo, este año la programación bajo un escalón con respecto a ediciones pasadas, la ausencia de grandes nombres consagrados en la pantalla y fuera de ella hizo que no hubiera grandes películas en una programación tan correcta como plana por no decir levemente adocenada, casi obligado al descubrimiento de nuevos autores y tendencias a raíz de como las majors año tras año a excepción de Venecia sigue obviando su catálogo por completo a festivales europeos, a tal respecto sangrante ha sido el boicot de Warner a Sitges, un leitmotiv dedicado a Mad Max que quedo bastante deslucido y en donde ni siquiera se tuvo la opción de proyectar la película en pantalla grande, las razones que originaron tal actitud igual tendría que ser el propio certamen quien las explicaras, sea como fuera el festival este año tuvo que recurrir de alguna manera a esa nueva vía que es Netflix a la hora de equilibrar contenidos, a tal respecto dicha decisión da lugar a un debate al menos interesante, por un lado dicha opción a propiciado el poder tener acceso a nombres como Patrick Wilson o Aaron Paul por ejemplo, también la oportunidad de ver en pantalla grande películas destinadas solo a un visionado doméstico, por el contrario surge la cuestión de la conveniencia de proyectar trabajos que al día siguiente estarán disponibles en cualquier hogar, en tal medida la función del festival de ofrecer la primicia queda totalmente anulada en beneficio del evento como tal.

Sitges como gigantesco cajón de sastre temático que es tiene sus inconvenientes y ventajas, a tal respecto cada espectador puede diseñarse un festival a su propia medida, lo mejor volvió a estar centrado en apartados paralelos, la función de un certamen cinematográfico de dar oportunidad a descubrir un cine pretérito es digno de elogio, por fortuna en Sitges aún existe un pequeño resquicio en este apartado, la sección Seven Chance, Pupi Avati o la oportunidad de redescubrir algunos trabajos del fundamental King Hu y en menor medida Andrezj Zulawski o volver a ver en pantalla grande la portentosa Crash de David Cronemberg  justifican la existencia de un evento cinematográfico como tal, la pedagogía ofrecida por un buen número de documentales vistos este año también tendría que ser motivo de celebración por parte del aficionado. En lo positivo y a diferencia de otros años el nivel de producciones de nuestro país fue notable, del mismo modo se redujo el número de película dando la oportunidad de más pases de según qué películas, también agraciada fue la decisión de ver como films importantes provenientes de San Sebastián como The Lighthouse, Zombi Child o The Wild Goose Lake salieron afortunadamente del gueto de ser solo proyectadas el último día del Festival. Por el contra Sitges sigue adoleciendo de una estabilidad en sus actividades secundarias a mejorar tales como los esquemáticos e incluso ridículos en duración Q&A o una mayor rigor en lo que respecta a la equiparación y coherencia de secciones que sepan guiar al espectador.

Sitges 2020 vuelve a tener su hoja de ruta marcada en onomásticas que homenajearan clásicos como La noche del cazador de Charles Laughton o La máscara del demonio de Mario Bava, también habrá lugar para un simposio en donde expertos debatirán hacia dónde va el cine fantástico. A continuación y como viene siendo norma en estos últimos años a modo de post crónica iremos detallando los más de cincuenta títulos vistos este año en Sitges, en algunos de ellos aprovechando su estreno comercial, salida al ámbito doméstico o simplemente debido a la importancia que creemos que poseen nos detendremos más adelante de una manera algo más extensa y minuciosa en la medida de poder analizarlos con una mayor ecuanimidad.

 

Code 8

En un futuro donde las autoridades persiguen a aquellos que son “diferentes”, un joven con superpoderes no tiene más remedio que aceptar la oferta de un criminal que quiere sacar provecho de sus habilidades, aunque ello signifique arriesgarse a llamar la atención de las fuerzas del orden.

Esta edición en lo relativo a proyecciones dentro de su sección oficial, y situándonos en el emblemático cine Retiro, abrió el fuego la cinta norteamericana Code 8 del joven realizador canadiense Jeff Chan, el film viene a ser una adaptación del corto del mismo título creado por el mismo autor en el año 2016, un relato que nos sitúa en un futuro próximo a modo de distopia, obra de naturaleza en apariencia bicéfala situada a medio camino entre la ciencia ficción, la acción y un cierto trazo social, en tal respecto encontramos ligeras semejanzas con la primera X-Men de Bryan Singer a la hora de ver como se parte de una premisa en donde un sector de la sociedad se ve obligada a quedar recluida en el ámbito social y laboral al ser diferente del resto por fuerzas del estado.

Lo mejor que se puede decir de un producto de las características de Code 8 es su innegable falta de pretensiones, algo evidente en un film en el que se detecta un esmero por entretener al espectador, llegados a un punto el apunte social de denuncia  muy presente en su enunciado y en la presentación de los personajes pasa a un segundo plano casi imperceptible  a favor de subtramas algo liquidas direccionadas principalmente al espectáculo de contornos pueriles, por consiguiente el film de Jeff Chan cumple en parte con el propósito de entretener al respetable en base a una historia de narcotraficantes y policías, de buenos y malos en definitiva, aderezada con unos correctos efectos visuales pero poco más, la sensación final es la de ser un film de textura algo intranscendente en su conjunto, en este caso de bien poco sirve tener un envoltorio atrayente en un principio, ese retrato de una sociedad distópica en donde libertades y privacidad son suprimidas a la fuerza por un poder estatal que arrincona al diferente, si al final se recurre a estereotipos genéricos manidos mil veces, la sensación en este caso, de una corrección bastante simple, no da lugar a encontrar en el producto ningún tipo de resquicio posible a la hora de buscar una trascendencia que le aparte de ciertos convencionalismos ya vistos con demasiada frecuencia con anterioridad.

Valoración 0/5: 2

 

In the Tall Grass

In the Tall Grass nos cuenta como dos hermanos se adentran en un inmenso campo de hierba tras escuchar el grito de auxilio de un niño. Cuando Becky y Cal se encuentran en mitad del campo quedarán atrapados por una fuerza siniestra que rápidamente les desorienta y les separa. Aislados del mundo y sin posibilidad de escapar del control del campo, pronto descubren que lo único peor que estar perdido es ser encontrado.

En un año en donde la producción Netflix estuvo muy presente en el festival In the Tall Grass, film a cargo de un habitual del certamen como es Vincenzo Natali, fue la encargada de inaugurar la presente edición, no es la primera vez que el gigante del streaming adapta a Stephen King, en esta ocasión con un relato escrito a cuatro manos en el año 2012 junto a su hijo Joe Hill, películas como 1922 de Zak Hilditch o El juego de Gerald de Mike Flanagan habían sido aproximaciones al universo del escritor de Maine bastantes aplicadas al contexto de dicho imaginario, In the Tall Grass sigue de alguna manera esa senda de corrección en un film de texturas laberínticas que curiosamente retoma constantes ya vistas en los primeros trabajos del realizador canadiense, concretamente en lo referido a una especie de reverso luminoso de su seminal Cube.

No deja de ser en cierta manera alentador el ver como Netflix está reclutando a directores que con anterioridad habían dejado una interesante impronta en el género fantástico con sus primeros trabajos pero que de alguna manera se habían quedado varados en referencia a seguir mostrando dicho discurso, en apenas unas semanas de diferencia Netflix ha estrenado nuevos trabajos de directores cuyos inicios habían sido tan prometedores como es el caso del propio Vincenzo Natali, Brad Anderson o Jim Mickle, a tal respecto recordemos que el responsable de Cube llevaba desde el año 2013 sin realizar un trabajo para la gran pantalla viviendo hasta la actualidad de alimenticios trabajos televisivos. In the Tall Grass supone pues un regreso en parte afortunado por parte de un realizador que siempre ha mostrado ser un narrador bastante aplicado, para más inri estamos ante un producto de un empaque técnico en referencia a su diseño de producción muy a tener en cuenta con un especial tino en referencia a su composición de encuadre, si una cosa es evidente es la sobrada solvencia de los directores arriba citados en estas líderes. Aun así In the Tall Grass queda algo alejada de ser una película perfecta, especialmente en referencia a esa llamada credibilidad fantástica de como contar una historia y que esta llegue a ser coherente, el estar rompiendo reglas continuamente a través de su narrativa acerca de quien está vivo o muerto, en que tiempo y espacio nos encontramos etc resta una evolución solida al relato direccionado al espectador a cierta confusión que inevitablemente lleva a un desinterés por lo que está presenciando. Con todo In the Tall Grass termina siendo un producto digno y en parte meritorio plagado de interesantes pinceladas expuestas tanto a un nivel genérico como social/familiar que nos devuelve a un autor cuyo supuesto talento es merecedor de no estar enclaustrado durante tanto periodo de tiempo.

Valoración 0/5: 2’5

 

Bloodline

Para Evan (Seann William Scott) la familia es lo más importante. Todo aquel que amenaza con destruir la paz que reina entre él, su mujer y su hijo recién nacido descubre este hecho por las malas. Por desgracia para Evan, las cosas se complican cuando sus tendencias violencias comprometen sus actos, convirtiendo su vida en un baño de sangre.

La ópera prima del estadounidense Henry Jacobson se adentra en la psique de un asesino en serie, a tal respecto una película como Bloodline, que no disimula en ningún momento su condición de slasher aderezado con ligeras pinceladas de humor negro, forma parte de ese grupo de films en donde el relato esta contado desde dentro, o sea desde la perspectiva del propio asesino, aquí bajos los rasgos de un actor como es Seann William Scott tan poco dado a estos papeles, salvando distancias y tono entre otros muchos ejemplos siempre pongo como referencia en estos casos al Maniac de William Lustig. Evidentemente el psicópata que nos muestra Bloodline intenta salirse de la tangente y ser algo peculiar mostrado a través de diversos y algo toscos flashbacks en donde se nos intenta poner al tanto del origen de dicha problemática, la particularidad en esta caso viene en la medida de ver como el asesino en serie no coge a sus víctimas al azar sino que intenta castigar al que él cree merecedor de sus actos, la enfatización del espectador hacia el psycho-killer se erige pues como condición sin ecuanon al ser guiados dentro de un relato en donde  llegados a un determinado punto la similitudes a la serie televisiva Dexter devienen como muy evidentes. De hecho el film de Henry Jacobson tiene el dudoso beneplácito de pese a no ser original intentar al menos ser efectiva, del mismo modo el film está plagado de ligeros formulismos referenciales no solo direccionadas a la conocida serie televisiva sino inspirados en imaginarios surgidos de películas de Brian De Palma o Dario Argento por ejemplo, las referencias sin embargo son expuestas de forma muy  liviana por no decir torpes, tanto como sus previsibles pistas y giros argumentales en una película cuya síntesis queda perfectamente y de forma muy predecible plasmada en su título por aquello de ver como la familia que mata unida permanece inquebrantable en su unión.

Valoración 0/5: 2

 

3 From Hell

Otis, Baby y Spaulding han logrado sobrevivir de alguna manera a una tormenta de balas. Su recuperación «satánica» les lleva directamente a prisión, de donde escapan sin demasiados problemas. Una vez fuera conocerán a un cuarto miembro, Foxy, que comparte sus peculiares virtudes, y con el cual volverán a desatar el caos allá por donde pasan.

En una edición en donde los nombres consagrados en esto del cine fantástico escasearon de una forma muy notoria Rob Zombie fue uno de los pocos autores reconocibles en base a una trayectoria referenciada por parte de los fans del género que estuvo presente en este Sitges 2019, con 3 From Hell vuelve a transitar por manierismos habituales en un ejercicio tan consecuente en lo autoral como algo caprichoso en referencia a no intentar indagar de forma voluntaria fuera de unos lugares y contextos que devienen como extremadamente comunes.

El nuevo trabajo de Rob Zombie tras las cámaras viene a ser el paradigma de la reescritura cinematográfica en base a una radicalidad que en parte se contradice a sí misma, por una parte los mimbres característicos de siempre están muy presentes, como en su anterior 31 son inconfundibles como marca de la casa, con especial atención a lo políticamente incorrecto a modo de una subversiva violencia extrema aplicado todo ello a un contexto social actual, por otro lado tenemos una repetición sistemática de dichas referencias, mirándolo bien 3 From Hell podría ser perfectamente la misma película que The Devil’s Rejects, más que una continuación como tal deviene como un anexo suplementario añadido catorce años después, el problema viene dado en la medida que si analizamos las dos películas como una obra unitaria incluso añadiendo los lugares comunes vistos también en 31 llegamos a un momento en que la repetición de conceptos causa un cierto y lógico agotamiento. Posiblemente Rob Zombie tras ese sumun autoral que es The Lords of Salem haya decidido por voluntad propia quedarse en ese universo que da la impresión de no tener ningún tipo de remedio o solución, transitar por vías de índole infernal ya preconcebidas al ser consiente de no poder trascender más allá del trabajo arriba citado, este posicionamiento no tiene por qué ser algo negativo forzosamente, la película aunque juegue con las cartas marcadas no deja de ser un regreso realizado con cierto brío, su parte final nos remite claramente a retazos del cine de Sam Peckinpah  y en especial a su fundamental Grupo salvaje a modo de un salvaje aquelarre contra la falsa corrección y las buenas maneras, a su modo y en definitiva, un tipo de cine que transita orgulloso a través del dogma cinematográfico entendido como tal, algo que por repetitivo en una trayectoria no deja de tener una valía muy a tener en cuenta en unos tiempo en donde la innovación no ejerce en la mayoría de casos como tal.

Valoración 0/5: 3

 

Fractured

Mientras viajan a través del país, Ray (Worthington), su mujer y su hija hacen una parada en una zona de descanso y la niña tropieza, rompiéndose el brazo. Los tres ponen rumbo al hospital y, tras varias horas de trayecto, por fin logran que su hija sea atendida. Agotado, Ray se queda dormido esperando a los resultados sobre la gravedad de las lesiones. Cuando despierta, nadie del hospital recuerda haber visto a su familia, ni existen datos de que alguna vez hayan ingresado en él.

Otras de las producciones Netflix que este año estuvieron presentes en Sitges fue el último trabajo tras las cámaras de Brad Anderson titulado Fractured, un film que curiosamente y al igual en parte que el In the Tall Grass de Vincenzo Natali viene a ser una aplicada re visitación de tránsitos anteriores orquestados por el propio autor, en este determinado caso Fractured no deja una hija putativa de una de sus cimas creativas como fue aquella pesadilla de tintes kafkianos titulada The Machinist .

Volviendo a incidir en semejanzas no deja de ser una pena que al igual que el canadiense Vincenzo Natali Brad Anderson haya estado estos últimos años recluido en trabajos televisivos de muy poco empaque, un autor tan válido como resulta ser el responsable de Session 9 merece de más oportunidades en el ámbito cinematográfico, Anderson es esa clase de realizadores que una vez concluida su trayectoria y repasando lo que ha sido su filmografía nos daremos cuenta de lo gran y solvente artesano que fue, un sólido narrador con especial buena mano a la hora de indagar en el suspense psicológico. Fractured representa a la perfección dicha tesis, un aplicado y entretenido thriller con inequívocos retazos hitchcockianos, de narrativa juguetona y provista de ligeros apuntes a modo de crítica al sistema sanitario estadounidense, en tal sentido Brad Anderson, con la ayuda de un solvente Sam Worthington, pese a lo manido del material del que dispone le sabe sacar provecho en la medida de saber mantener una narrativa direccionada a mantener la tensión durante prácticamente todo el metraje, a un servidor le gustaría añadir un inciso en lo concerniente a cierto recibimiento excesivamente negativo del film por parte de un nutrido grupo de críticos y espectadores haciendo especial hincapié en cómo han detectado la trampa argumental desde prácticamente el inicio del film señalándolo como una mera repetición de esquemas vistos con demasiada frecuencia con anterioridad, en tal cuestión Fractured es un perfecto paradigma en unos tiempos en donde mayoritariamente analizar películas parece sintetizado en catalogarlas como buenas o malas sin apenas contextualizar la propuesta en cuestión, posiblemente en dicha contextualización del producto Fractured, por mucho que las revelaciones sean predecibles, encuentre su muy válida razón de ser, pues a fin de cuentas en un cierto tipo de cine en donde lo más importante y en parte su razón de ser radica en lo relativo a lo que es su trayecto y no tanto en su destino final como muchos de forma insistente parecen estar empecinados en recalcar en una obra que bien merece ser mirada con una visión algo más ecuánime.

Valoración 0/5: 3

 

Once Upon a Time in London

El hampa británico no se entendería sin las figuras de dos de sus gángsters más importantes: Billy Hill y Jack “Spot” Comer. Once upon a Time in London relata el auge y la caída de ese imperio criminal, que duró tres décadas.

La inauguración de la sección Orbita estuvo a cargo de otro viejo conocido del certamen como es el realizador británico Simon Rumley, el responsable de cintas independientes tan notables como The Living and the Dead o Red White & Blue cambia en esta ocasión de tercio y temática a la hora de presentarnos un fresco histórico gansteril ambientado en los bajos fondos de la capital británica. Once Upon a Time in London arrastra el pesado lastre de no saber medir con ecuanimidad su algo desmedida ambición, dicho de otra manera estamos ante esa clase de productos que quieren abarcar más de lo que en realidad está a su disposición especialmente en lo referido a un nivel presupuestario pero también en lo narrativo de su impronta, hay momentos en lo que uno tiene la sensación de percibir como Simon Rumley que parece tener ciertas urgencias por contar todo y no dejarse nada en el tintero derivando en serios problemas a la hora de estructurar adecuadamente personajes y sub tramas, el tono final es la de cierta intrascendencia y manufacturación por lo confuso y en parte precipitación de su desarrollo poniendo de manifiesto como algunos realizadores se mueven mucho mejor planteando y desarrollando historias de ambivalencias modestas, producciones en su mayoría de cáliz independiente, que en grandes empresas en donde encuentran multitud de dificultades a la hora de poder domarlas con una cierta solvencia.

Valoración 0/5: 1’5

Supernovas. Una historia feminista de la ciencia ficción audiovisual

Un viaje feminista por la ciencia ficción en el cine, el cómic, la televisión o la ilustración. Un libro que propone la mejor radiografía hasta la fecha de uno de los géneros más en boga de la actualidad.
Una supernova es una explosión estelar tan poderosa que, aunque te anotara a continuación su magnitud, tu cerebro ni siquiera podría imaginarla. Simplemente piensa que una sola supernova es tan luminosa como toda una galaxia. Y sus efectos pueden constatarse, incluso a simple vista, en lugares de la esfera celeste donde antes nadie había detectado nada. La actual explosión del movimiento feminista tiene, desde luego, algo de supernova: extraordinariamente potente, amplia y capaz tanto de iluminar la realidad como de alumbrar nuevas realidades.
En este sentido, las reivindicaciones feministas de los últimos años han logrado arrojar otra luz sobre la literatura de ciencia ficción, rescatando así a autoras, tendencias y sensibilidades que parecían haber sido devoradas por el agujero negro de los discursos tradicionalmente dominantes. Pero ¿ha ocurrido lo mismo con la cultura audiovisual? ¿Se ha producido asimismo en este tipo de relatos una misión de rescate exitosa? Creemos que aún no, creemos que en el ámbito del cine, la televisión, los videojuegos, el cómic, la ilustración y otros medios aún queda mucho por hacer y muchos enfoques inéditos que proponer y recuperar. Hay una infinidad de artistas y trabajos que han sido decisivos para forjar los motivos más icónicos de la ciencia ficción, pero no han tenido hasta ahora un justo reconocimiento.
Por todo ello, este ensayo aspira a interpretar y contextualizar todas esas aportaciones a través de un recorrido histórico en el que la perspectiva de género y el eco de las sucesivas olas del feminismo son claves para articular un discurso crítico e inspirador en torno a las imágenes. Un viaje espacio-temporal y discursivo que nos lleva de Barbarella a Imperator Furiosa, de Thea von Harbou a Scarlett Johansson, de Margaret Brundage a Mōto Hagio y de la teniente Ripley a la Mayor Kusanagi, sin olvidar, por supuesto, otras propuestas de corte estrictamente independiente y experimental. Supernovas es una revisión feminista de la ciencia ficción audiovisual producida hasta la fecha en todo el mundo, un libro capaz de demostrar, una vez más, el potencial del género para subvertir los paradigmas establecidos de lo real.
Autor; Diego Salgado y Elisa McCausland, Editorial: ERRATA NATURAE, Colección: Fuera de colección, Páginas: 456

Crónica Festival de San Sebastián 2019. Día 4

Sectas y afortunados tránsitos por el fantástico alternativo

En una edición con una nutrida representación de mujeres realizadoras The Other Lamb de la polaca Malgorzata Szumowska nos introducía en un tema tan espinoso como de plena actualidad, posiblemente esto último más en el imaginario friccionado colectivo que en el real, el referido a las sectas de apariencia religiosas en donde por alienación forzada se llegan a someter  a las mujeres, la película nos cuenta como Selah es una chica nacida en el seno de una secta conocida con El Rebaño, sus integrantes, mujeres y niñas, viven en un recinto situado en mitad del bosque dirigidas por un hombre conocido como el Pastor. Selah, a punto de entrar en plena adolescencia comienza a establecer un vínculo con Sarah, una esposa marginada que se muestra cada vez más escéptica con respecto a las directrices del Pastor. Malgorzata Szumowska que ya había mostrado buenas maneras en sus anteriores Body y Mug nos sumerge en esta ocasión en una pesadilla que deviene principalmente como estilística, dicho de otra manera nos encontramos ante un auténtico deleite visual en base a un ejercicio de estilo ciertamente admirable, grandes panorámicas, utilización del sonido como ente perturbador, inspirados encuadres etc, el gran lastre lo encontramos en lo concerniente a su narrativa, está en realidad apenas existe y lo poco que detectamos de ella llega a ser intrascendente, que Malgorzata Szumowska a lo largo de su carrera ha incidido con cierta rebeldía en normas y convicciones sociales es harto evidente, sin embargo en The Other Lamb, cercana a la distopía mental de El cuento de la criada, su acercamiento a cuestiones tales como el heteropatriarcado y el empoderamiento resultan bastante pueriles por no decir previsibles, tanto como las analogías existentes en referencia a la primera menstruación de la protagonista principal y la sangre derramada de los animales por poner solo un ejemplo, metáforas en definitivas muy manidas e hijas putativas de los tiempos del Metoo en lo concerniente a su propia contradicción, un lastre demasiado pesado que no logra disimular su estilismo preciosista.

Otras de las películas a competición en esta jornada fue el nuevo trabajo tras las cámaras del siempre interesante José Luis Torres Leiva, utilizando como título un pasaje de un poema escrito por Cesare Pavese en Vendrá la muerte y tendrá tus ojos vemos como dos mujeres que han compartido toda una vida juntas se ven enfrentadas a la hora de asumir la enfermedad terminal de una de ellas. Este nuevo trabajo del responsable de El cielo, la tierra y la lluvia devino como una de las cimas autorales más altas de las vistas este año en San Sebastián, la osadía del festival en este aspecto es digna de elogio al programar una película de contenido y desarrollo tan poco convencional, evidentemente el tono del relato y la forma de ser en definitiva del cineasta no es un plato para todos los gustos en referencia a su dictado y a un ejercicio que puede llegar a generar cierto agobio para el espectador no predispuesto en estas líderes, Vendrá la muerte y tendrá tus ojos se aleja pues de la pomposidad para adentrarse en cómo cada ser humano se enfrenta a sus propios miedos, o de cómo llegar a poder asumir dicha disyuntiva vital, en el relato escenificado por la llegada de una muerte inminente, cineasta chileno al contrario que por ejemplo el Morir de Fernando Franco con el que guarda más de una similitud argumental se decanta en esta ocasión por situaciones bastantes más sugeridas que explicadas como tales, en cierta manera Vendrá la muerte y tendrá tus ojos es un poema sobre la muerte, o varios dadas sus ramificaciones narrativas, del mismo modo no deja de ser un relato que continuamente está transitando a través de la ensoñación, este da la impresión de estar expuesto a modo de fábula moral acerca del amor y la muerte, su tono por momentos casi fantasmagórico pueden direccionarnos a imaginarios surgidos de la mente de Apichatpong Weerasethakul en base a esas historias en donde sus imágenes y lo que hay detrás de ellas están continuamente dialogando acerca de cómo poder transmitir emociones al espectador.

Si ha habido una sección que ha ido creciendo en interés en estos últimos años dentro del festival esa ha sido sin lugar a dudas Zabaltegi-Tabakalera, la sección más abiertas en contenidos e inevitablemente más variada en temáticas, afortunadamente no se trata de un simple cajón de sastre en donde casi todo puede tener cabida, en ese aspecto cumple a la perfección con una selección de títulos que encuadrados dentro de un apartado guía al espectador sobre qué tipo de títulos se puede llegar a encontrar, dentro de Zabaltegi-Tabakalera este año se pudieron ver una serie de films que a su manera transitan a través de imaginarios fantásticos, de Senegal y con el Gran Premio del Jurado del pasado Festival de Cannes bajo el brazo nos llegó Atlantique de Mati Diop, la película nos cuenta como Ada es una joven de 17 años que está enamorada de Souleimane, un joven trabajador de la construcción. Una noche, Souleimane y sus compañeros desaparecen en el mar. Poco después, regresan en forma de espectros para atormentar a su antiguo capataz que les adeuda una gran cantidad de dinero tomando para ello posesión de las novias que dejaron atrás. Atlantique ubicada en una zona costera de Dakar y desarrollada entre la vigilia y el sueño es una cinta tan interesante en lo que intenta explicar cómo irregular en como lo intenta hacer, tiene la virtud y la originalidad de apartarse del tipo de películas que se mueven de forma convencional por el cine de denuncia social, el relato de Mati Diop anida a través de ello, nos muestra la desazón de una juventud condenada a la pobreza cuya única fuga posible consiste en hacerse a la mar, sin embargo recurre a una especie de lirismo fantástico a la hora de narrar diversas parábolas sobre la inmigración y la pérdida de un ser querido en referencia a la metamorfosis de las jóvenes marcada por la pérdida de esos seres queridos, a tal respecto Dakar nos es mostrada como una ciudad taciturna y fantasmal en donde el océano se traga a los desdichados protagonistas, también hay sitio para exponer diversos retazos de la cultura y folclore local, a tal respecto y al igual que otra película presentada en esta sección como es la notable Zombi Child de Bertrand Bonello su aproximación e indagación temática a la fundamental I Walked with a Zombie de Jacques Tourneur resulta ciertamente interesante, sin embargo el conjunto global deviene como excesivamente heterogéneo en las algo innecesarias idas y venidas de un desarrollo que reclama un atrevimiento formal algo más notorio, con todo en Atlantique en base a esos registros líricos tan bien aprovechados aunque irregulares se percibe una interesante voz autoral muy propia de la cual habrá que estar muy atentos y prestar la debida atención en un futuro.

Como quien no quiere la cosa otras de las películas vistas en la sección Zabaltegi-Tabakalera en la jornada de hoy transitaron por ese otro cine fantástico muy dado en autores no afines al género, el realizador franco-canadiense Denis Côté podría ser perfectamente uno de ellos y su Répertoire des villes disparues sería su visión más cercana de realizar una película de terror, evidentemente el resultado final es bastante Sui géneris siendo una de las propuestas más ambiguas e interesantes del presente curso en lo concerniente a ese género fantástico autoral. En Répertoire des villes disparues que toma solo como punta de partido la novela de Laurence Olivier del mismo título vemos como Simon Dubé muere en un extraño accidente de coche que tiene lugar en un pequeño y remoto pueblo de Quebec de apenas 215 habitantes. Ante tal hecho los habitantes del pueblo procuran no hablar sobre las circunstancias de la tragedia. Mientras la gente trata de digerir la desgracia, una serie de personas desconocidas comienzan a aparecer por el pueblo de forma inesperada. A la hora de buscar alguna aproximación que nos situé por tan peculiar y por momentos hipnótico relato la referencia más cercana la podemos encontrar tanto en la película de Robin Campillo Les revenants como en su posterior traslación a la pequeña pantalla, sin embargo esta coincidencia argumental solo es ejecutada como un punto de partida, Répertoire des villes disparues podría partir de la tesis de como un pueblo comienza a convertirse en algo fantasmagórico, no en relación a ninguna maldición digamos ancestral, por el contrario el elemento social está integrado en el relato de una forma muy sutil, Denis Côté que se vale continuamente del fuera de campo de alguna manera nos habla de la desconfianza al desconocido algo que deriva inevitablemente en xenofobia en la medida hablar acerca de cuerpos olvidados que de una forma inesperada necesitan de ser visibles. Digno de mención en este film de narrativa elíptica que en todo momento sabe situarse a medio camino entre el realismo social y lo sobrenatural es el referido a su tono formal, en unos tiempos en donde el virus Netflix de la digitalización pone en evidencia, especialmente según que visionados en pantalla grande, la autentificación casi artesanal de la imagen cinematográfica como tal está muy presente en Répertoire des villes disparues, la fotografía granulosa en 16mm o la particularidad del uso del sonido en el relato vienen a ser otros añadidos a tener en cuenta de una de las películas más peculiares e indescifrables en el buen sentido de la palabra de este 2019.

Dentro de la sección Perlas en esta jornada el turno recayó en una de las películas patrias más importantes del año, con el merecidísimo Premio del jurado de la sección Un Certain Regard del pasado Festival de Cannes  O que arde supone un paso adelante, sino ya la confirmación definitiva, de uno de los talentos más validos surgidos en estos últimos años en nuestra filmografía. En la película vemos como Amador sale de la prisión tras cumplir condena por haber provocado un incendio. Regresa a su casa, una aldea perdida de las montañas donde volverá a convivir con su madre Benedicta. Sus vidas vuelven a trascurrir a un ritmo sosegado en consonancia con la naturaleza que les rodea hasta que todo cambia cuando un nuevo fuego hace acto de aparición. O que arde se enmarca dentro de ese tipo de cine en donde lo meramente contemplativo es su principal razón de ser, el tono deviene como semidocumental, a tal respecto la fotografía a cargo de Mauro Herce, del cual siempre remito a revisar su monumental trabajo en Dead slow ahead, deviene como clave a la hora de mostrarnos una historia narrada principalmente en base a la imagen, no solo en referencia un hipnótico inicio que parece colindar con lo fantasmagórico sino también en lo referido a ver un modo de vida que da la impresión de estar en vías de extinción, el poder de esas imágenes nos lleva a contemplar la imposibilidad del protagonista principal de poder purgar pecados del pasado, el responsable de Mimosas a través de cierto atavismo parece hablarnos principalmente del regreso y posterior comportamiento a un ámbito escénico concreto, las montañas de Lugo, la imposibilidad de volver a ser aceptado en relación a un relato que incide principalmente en la contemplación rural, a partir de este dictado los matices expuestos son infinitos, hay una frase en la película que podría definir a la perfección su síntesis, en un momento dado la madre de Amador en referencia a la expansión descontrolada de las raíces del eucaliptos le dice a su hijo Si causan sufrimiento es que ellos sufren, a tal respecto pocas veces una realidad antropológica quedo tan bien narrada y retratada por una de las voces de nuestro cine con más personalidad de la actualidad.

Crónica Festival de San Sebastián 2019. Día 3

De oscuras trastiendas sociales y metacinematográficas

El segundo largometraje como directora de la alemana Ina Weisse, para un servidor la mejor película a competición este año, vino a representar uno de los puntos álgidos del certamen en referencia a la calidad de las propuestas vistas en esta edición dentro de la sección oficial, en The Audition vemos como Anna (una espléndida Nina Hoss, merecida Concha de Plata a la mejor actriz, que este año hace doblete en papeles que indagan en derivas maternas con la también notable Pelican Blood) enseña violín en una escuela de música para jóvenes talentos en Berlín. En contra del criterio de sus colegas, la profesora aprueba el ingreso de un joven llamado Alexander en el que detecta un notable talento. Le instruye con gran dedicación y afecto, y pronto le dedica más atención que a su propio hijo de diez años provocando una colisión afectiva familiar. En The Audition prácticamente todo esta soterrado, el film de alguna manera se enmarca a través de una narrativa que inevitablemente nos remite al cine de Michael Haneke, sin embargo el tono deviene como bastante más sutil en referencia a su representación, cuestiones tales como la culpa, la insatisfacción personal están muy presente en un trama que hace de la inseguridad (ojo a esa escena premonitoria en el restaurante de la protagonista con su ex pareja y que nos pone sobre aviso de lo que estar por llegar) una patología de la paranoia interna, en este aspecto el notable trabajo de Ina Weisse es ciertamente admirable a la hora de mostrarnos una tensión latente a través de una puesta en escena que nunca llega a eclosionar pero que sin embargo a la larga tendrá unas consecuencias tan inquietantes como desgarradoras. Como certero análisis visto a través de un prisma familiar que indaga en la hondura psicológica The Audition de alguna manera encuentra su mejor virtud en lo extremadamente austera y rigurosa que resulta ser a la hora de circunvalar un entorno determinado a dicho imaginario personal que deviene como quebradizo, la enfermedad mental de la protagonista principal está ligada inevitablemente a un sistema social, cultural y económico que da la impresión de imponer el éxito por encina de cualquier otro tipo de cuestión, el ultimo y magistral plano de la cinta no deja de ser una síntesis perfecta de todo lo que se nos ha explicado con anterioridad, a tal respecto no hay lugar a la hora de emitir juicios sobre según qué actos de los que hemos sido testigos, tampoco diálogos que sobre expliquen la terrible disociación que nos es mostrada.

Otras de la película vistas en esta tercera jornada que competían por la Concha de Oro fue la interesante cinta proveniente de Kazajstán  A Dark-Dark Man del realizador Adilkhan Yerzhanov, película en donde somos testigos de cómo un niño es asesinado en un recóndito pueblo kazajo. El joven detective asignado al caso quiere terminar la investigación cuanto antes al comprobar que policía local al parecer ya ha encontrado al autor. Pero cuando una periodista llega desde la ciudad para informar sobre el caso todo empezara a desmoronarse. En esta quintaesencia del thriller local que es A Dark-Dark Man se parte de inicio de premisas muy conocidas dentro del noir teniendo su principal particularidad en referencia a su ubicación, las áridas e interminables estepas, dicho escenario, omnipresente a lo largo de todo el metraje, juega un papel fundamental  a la hora de presentar un relato que deviene su status quo como bucéfalo, por un lado su inequívoca estructura clásica, un protagonista engullido por una espiral corrupta de la cual quiere desprenderse a modo de redención conforme avanza la trama, también se detecta en el film reminiscencias dialécticas en su narrativa a autores claves del presente como pueden ser por ejemplo Takeshi Kitano o Bong Joon-ho, por otra parte asistimos a un trabajo inequívocamente autoral, en tal sentido a Adilkhan Yerzhanov que tiene tiempo incluso de transitar a través de un humor que parece mirar sin pudor a imaginarios provenientes del cine de Jacques Tati no parece importarle mucho ni el ritmo ni el tempo narrativo de la película, esto puede suponer para el espectador no predispuesto un inconveniente de difícil escollo, al igual que el farragoso día a día de sus protagonistas en A Dark-Dark Man el tiempo parece estar suspendido en un limbo, a tal respecto la mirada del cineasta deviene como clave, de alguna manera la apuesta es arriesgada y por consiguiente digna de elogio, el estilo en esta ocasión siempre quedara situado por delante de convencionalismos genéricos en una cinta de naturaleza atrevida que nos habla principalmente de esa sempiterna colisión adyacente en la inocencia y en una culpabilidad moral casi viral dentro de una sociedad en donde la corrupción anida en un sistema que genera por igual víctimas y verdugos y en donde no parece haber resquicios intermedios posibles como comprueba de forma fatalista el atribulado protagonista del relato.

Después de ganar hace un par de años la Concha de Oro con The Disaster Artist James Franco que nuevamente está detrás y delante de la cámara volvía a San Sebastián con otra cinta que indaga en la trastienda del mundo del cine, Zeroville basada en la novela de Steve Ericsson publicada en 2007 nos sitúa en el año 1969, en dicho escenario somos testigos de las andanzas de Ike Jerome, un estudiante que llega a Hollywood obsesionado con entrar en la industria del cine, paulatinamente al tiempo que va consiguiendo su propósito se va introduciéndose poco a poco en una espiral de sexo y drogas. Zeroville representa ese tipo de películas de difícil catalogación que últimamente el Festival de San Sebastián va incluyendo en su sección oficial a concurso y que de alguna manera intentan salirse de una tangente genérica y estructural existente en la gran mayoría de los films seleccionados, si el pasado año fue la notable In Fabric de Peter Strickland en esta edición dicho reclamo recayó de alguna manera en Zeroville, la pregunta que vendría a colación en este caso sería la referida a que si el fondo justifica los medios, en referencia al film de James Franco indudablemente no pues estamos ante una de los peores trabajos vistos este año en el certamen. Expuesto a modo de pastiche y juego cinéfilo, Zeroville intenta generar una reflexión sobre la cinefilia llevada al límite, un film que empieza por causar una cierta curiosidad por lo insólito de su naturaleza a contra corriente, sin embargo la broma dura bien poco hasta llegar a convertirse en una especie de chiste deslavazado pasado de rosca, imposible de unir con un mínimo de coherencia, el conjunto final deviene con muy poca gracia bordeando por momento lo irritante.

A través de un tono alucinógeno que uno percibe como voluntario Zeroville tiene al menos la particularidad de ampararse en la referencia y devoción cinéfila de su marciano protagonista, las citas y personajes que van desfilando son innumerables, desde Liz Taylor y Montgomery Clift en Un lugar en el sol hasta de George Steven, John Milius, Francis Ford Coppola y su Apocalipsis Now, un joven Spielberg, una trasunta co-protagonista surgida bajo los rasgos de nuestra Soledad Miranda y multitud de transposiciones cinéfilas que van desde La pasión de Juana de Arco, de Carl Theodor Dreyer hasta el The Holy Mountain de Alejandro Jodorowsky, el mensaje final que viene a ser algo parecido a como el poder del cine es utilizado a modo de materia transformadora de nuestra existencia, curiosamente dicho tratado representa a la perfección el paradigma de cómo pese a la radicalidad del conjunto no significa que forzosamente estemos ante un producto brillante u original, más bien al contrario, la sensación final es la de estar presenciando un chiste sofisticado que en realidad no lo es, eso si la película que ha permanecido oculta desde su rodaje en 2014 gozara en un futuro de ese estatus de obra maldita, de difícil acceso para el gran púbico, tan maldita que tuvo que ser retirada por parte del festival de la sección a concurso por haber tenido un inesperado estreno comercial una semana antes en Rusia.

La odisea de los giles el último trabajo tras las cámaras de Sebastián Borensztein vino a certificar esa clase de películas cuya presencia en festivales de cine como el de San Sebastián no necesita de muchas explicaciones, un tipo de film que da la sensación de no molestar a nadie, tampoco llega a trascender, por fortuna no es tampoco su propósito, de clara textura comercial sin que tal termine sea peyorativo es la clase de trabajos que evoca al espectador a la evasión lúdica, pensándolo bien es de agradecer estos respiros coyunturales entre la omnipresencia de infinidad de propuestas de calado trascendente que suelen poblar los certámenes cinematográficos. La odisea de los giles basada en la novela La noche de la usina nos sitúa en la Provincia de Buenos Aires a fines del año 2001. Un grupo de amigos pierden todo el dinero que había logrado reunir para reflotar una vieja cooperativa agrícola. Al poco tiempo, descubren con asombro como sus ahorros se perdieron por una estafa realizada por un abogado y un gerente de banco que contaban con información necesaria de la crisis financiera que se iba a desencadenar en el país. Puestos al día de la situación el grupo de vecinos decide organizarse y armar un minucioso plan con el objetivo de recuperar lo que les pertenece. El film de Sebastián Borensztein que ha venido a ser la gran apuesta comercial de la temporada para el cine argentino tiene la particularidad de abordad un tema tan espinoso como fue el corralito con bastante ligereza, una película revanchista, por momentos colindando con el slapstick criminal, pero de claro tono buenista y calado agradable en donde se recurre a la consabida hibridación genérica en esta clase de relatos, comedia con giros inesperados posiblemente con alguna que otra caricatura exagerada evitable, momentos puntúales de tragedia y algún que otro ramalazo de épica emocional en un producto que no engaña a nadie en referencia a sus postulados, a tal respecto en todo momento dado su tono bufo y ameno se busca la complicidad del espectador, de alguna manera sin existir tal propósito difícil seria justificar su existencia como tal.

Dentro de ese gran cajón de sastre temático que parece haberse convertido en estos últimos años la sección Perlas y presentada en la Quincena de Realizadores del pasado Festival de Cannes se pudo ver en esta tercera jornada del festival la cinta francesa Alice et le maire de Nicolas Pariser, un relato que nos traslada  a la ciudad de Lyon, el alcalde Paul Théraneau se encuentra en una posición algo delicada, tras pasar 30 años en política se empieza a quedar sin ideas y siente que sufre una especie de vacío existencial. Para superar esta coyuntura decide contratar a una brillante filósofa, la joven Alice Heinmann. Entre ambos se desarrollara un diálogo en el que sus respectivas personalidades se cuestionaran. Alice et le maire es de esas películas que parecen destinadas a la reflexión posterior y que transita a través del ámbito político en referencia a sus diversos idearios, en tal aspecto podríamos catalogar la cinta de Nicolas Pariser como un film en donde por encima de todo predomina una digamos arriesgada apuesta por el realismo llevado hasta las últimas consecuencias con todo lo que ello puede acarrear en lo bueno y lo malo, tiene la cualidad de hacerlo de forma algo original, de echo el relato no deja de ser una especie de continuo y por momentos ameno dialogo en base a reafirmar y cuestionar al mismo tiempo el posicionamientos de sus dos protagonistas principales, unos ajustados Fabrie Luchini y Anaïs Demoustier, en base a la supuesta profundidad de los diálogos, a partir de ahí la idea se percibe como un ejercicio que intenta construir una relación en particular de dos personajes en principio muy opuestos hablando únicamente de política. Posiblemente el gran lastre que un servidor detecta en la película viene dado en la medida de tener la sensación de ver como este temario tan interesante llega a eclipsar la verdadera entidad que se le supone a los personajes, en tal sentidos dichos personajes incluso los más secundarios deben tener sus motivos y se les da cancha a la hora de poder justificarse sin embargo la sensación final es de quedarse de alguna manera en tierra de nadie pese al loable intento de indagar en un temario tan interesante a priori en referencia a su didáctica como complicado de llevar al cine sin llegar a recurrir en los consabidos maniqueísmos.

Como colofón de esta jornada uno de los platos fuertes de la sección Perlas y posiblemente del Festival fue Parasite, el premiado y excelente film de Bong Joon-ho que transita en la ocupación de un determinado espacio escénico a modo de alegoría social, curiosamente una premisa que permite un interesante dialogo interno con otras de las cintas vistas en esta edición como fue la mexicana Mano de obra de David Zonana, en la película que nos ocupa vemos como una familia humilde que están sin trabajo aprovecha la coyuntura de ver como su hijo mayor empieza a dar clases particulares en casa de una familia burguesa, las dos familias, que tienen mucho en común pese a pertenecer a dos mundos totalmente distintos, comienzan a tener una extraña interrelación. Después de un periplo fuera de sus fronteras con trabajos interesantes pero posiblemente demasiado ampulosos como Snow PiercerOkja Bong Joon-ho vuelve a lo que mejor se le da, producciones austeras rodadas en su Corea del Sur natal que inciden en un cine social que no recurre al cliché, a tal respecto Parasite pertenece por derecho propio a ese selecto grupo de obras creadas por su autor como Memories of Murder o Mother. El nuevo trabajo tras las cámaras de Bong Joon-ho tiene la inequívoca virtud de estar sorprendiendo continuamente al espectador, una fábula domestica mostrada a modo de sitcom con retazos a imaginarios de Hitchcock, Buñuel, al The Housemaid de Kim Ki-young o el The Servant de Joseph Losey, con una utilización del espacio fílmico ciertamente admirable Parasite, tan heterodoxa como estimulante sin caer en ningún momento en el esperpento, es una obra inclasificable en el buen sentido de la palabra, al igual que en los anteriores trabajos arriba citados tiene la virtud en como sabe exponer su ambivalencia genérica, partiendo de unas bases que la emparentan al cine fantástico que anida a través del sustrato social en referencia a la alienación de clases, el film sin pertenecer a un género concreto utiliza varios, podemos percibir en el relato como en un principio la comedia negra de tono liviano con la que empieza se va convirtiendo paulatinamente y a raíz de la subsistencia de sus protagonistas en algo que anida a través del drama familiar, la monstruosa parábola social que nos es mostrada y con la que se cierra el film sin embargo podría pertenecer perfectamente al cine de terror en esta historia de connotaciones laberínticas acerca de oprimidos y opresores, todos ellos trasuntos de una sociedad que parece abocada a la propia autodestrucción.

Peter Strickland, presencia y Q&A en Terror Molins de «Berberian Sound Studio»

Sessión retrospectiva leitmotiv La Mirada Surrealista

Entre las numerosas actividades de esta 38.ª edición, destaca con fuerza la proyección especial del film británico BERBERIAN SOUND STUDIO (2012), incluido en la retrospectiva «La mirada surrealista». Esta sesión se celebrará el viernes 15 de noviembre a las 19,45h y será presentada, nada más y nada menos, que por su propio director y guionista: el prestigioso Peter Strickland. En solo siete años, BERBERIAN SOUND STUDIO se ha convertido en todo un título de culto dentro del género, generando numerosos incondicionales en todo el planeta. El cineasta inglés, uno de los grandes invitados de esta edición del Terror Molins, también protagonizará un debate posterior con los asistentes a la proyección, mediante un Q&A que se prevé fascinante. Strickland es uno de los cineastas analizados en el libro «La mirada surrealista», la nueva publicación oficial del festival. Es un gran honor dar la bienvenida a nuestro festival a uno de los cineastas más interesantes del cine actual.

Título original: Berberian Sound Studio
Año: 2012
Duración: 92 min.
País: Reino Unido
Dirección: Peter Strickland
Guion: Peter Strickland
Música: Broadcast
Fotografía: Nicholas D. Knowland
Reparto: Toby Jones, Tonia Sotiropoulou, Cosimo Fusco, Susanna Cappellaro, Layla Amir, Eugenia Caruso, Hilda Péter, Chiara D’Anna, Katalin Ladik, Guido Adorni, Lara Parmiani, Antonio Mancino, Suzy Kendall, Salvatore LI Causi, Fatma Mohamed, Zsuzsanna Buksi
Productora: Illuminations Films / Warp X

Sinopsis: En la década de los setenta, el Berberian Sound Studio fue el estudio de postproducción de sonido más barato y sórdido de toda Italia; por él pasaron las películas más perturbadoras. Gilderoy, un tímido ingeniero inglés experto en sonido, viaja a Italia para encargarse de mezclar el último «giallo» de Santini, el gran maestro del cine de intriga, pero pronto se verá atrapado en un mundo prohibido poblado por actores maniáticos, donde los caprichos artísticos y la burocracia más absurda marcan el día a día.

Premios
2012: Festival de Locarno: Sección oficial de largometrajes a concurso
2012: Festival de Sitges: Sección oficial largometrajes a concurso
2012: British Independent Film Awards: Mejor director y mejor actor (Toby Jones)
2013: BAFICI: Mejor película

Crónica Festival de San Sebastián 2019. Día 2

Encrucijadas maternas y atrincheramiento histórico social

En este recién estrenado otoño han surgido dos películas con la ciencia ficción y la carrera espacial de fondo en donde se han tratado complejas relaciones y vínculos parento-filial, si en la magnífica Ad Astra de James Gray se incide en una ruptura no afectiva dependiente entre un padre y un hijo en Proxima de la realizadora francesa  Alice Winocour se transita a través de las dificultades emocionales de una mujer a la hora de delimitar las fronteras existentes entre su responsabilidad materna y su carrera profesional, la semejanza entre ambas cintas sin embargo las encontramos tan solo con el punto de partida arriba citado, si en el film del responsable de The Lost City of Z la ciencia ficción deviene como fundamental en un relato que mira sin complejos al El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad en Proxima el elemento genérico no deja de ser algo parecido a una excusa argumental a la hora de desarrollar un discurso que transita a través de tintes existencialista/conflictivo, en la historia vemos como Sarah (una notable Eva Green en una edición en donde las interpretaciones femeninas fueron de un nivel muy alto) es una astronauta de origen francés que se integra en base a un duro entrenamiento en la Agencia Espacial Europea. Ella la única mujer dentro del exigente programa. Vive sola con su hija de siete años Stella. Sarah se siente culpable por no poder pasar más tiempo con su hija. Cuando Sarah es elegida para formar parte de la tripulación de una misión espacial de un año de duración llamada Proxima, se produce un conflicto moral en la relación entre madre e hija.

Proxima nos habla de un dilema interno, una íntima radiografía de una dificultad laboral y doméstica, dicha encrucijada moral esta relatada de una forma ciertamente pausada en la medida de poder ofrecernos un lienzo tan detallista como austero, no estamos ante un film de narrativa lenta como puede parecer en un primer instante sino más bien profundo. De un tonó tan realista que por momentos se acerca al trazo documental el tercer trabajo tras las cámaras de Alice Winocour tiene la virtud de saber indagar con cierto aplomo a través de un retrato y un universo plenamente femenino sin que este llegue a estar acoplado forzosamente a ningún tipo de militarismo de género, algo que hoy en día y viendo las coyunturas sociales actuales aplicadas al arte es ciertamente digno de elogio.

Otras de las películas encuadradas dentro de la sección oficial a concurso que se pudieron ver en esta segunda jornada del festival fue la cinta mexicana Mano de obra, film en donde vemos como un grupo de albañiles trabajan construyendo una lujosa casa situada en las inmediaciones de la Ciudad de México. Tras la muerte en un accidente laboral del hermano de uno de los obreros, este se entera que su cuñada, ahora viuda, no recibirá ningún tipo de indemnización por parte del dueño de la casa. El grupo de obreros buscará justicia por la nula compensación recibida por parte del dueño de la casa. En una edición en donde han predominado trabajos que incidían en la desigualdad social como por ejemplo las notables Parasite de Bong Joon-ho o Atlantique de Mati Diop la opera prima del mejicano David Zonana Mano de obra, deviene como una milimétrica alegoría de una desesperación sin vías de solución, no solo se limita a retratar en un claro formato realite una desigualdad que deriva en abuso y posterior revancha sino que se ampara a través de metáforas reducidas ubicadas en un escenario de clara estructura minimalista en una historia circular que de una forma atroz siempre nos devuelve al punto de origen, de alguna manera Mano de obra mediante una acertada y meritoria economía de medios viene a representar el reverso políticamente incorrecto del cine social perpetrado por Kenneth Loach, el cine de ambos autores se sustenta a través de mostrarnos la degradación de tratados sociales, sin embargo la rigurosidad y austeridad formal con una especial incidencia en el plano secuencia de Mano de obra se distancia afortunadamente del tremendismo del veterano realizador británico a la hora de intentar construir unas narrativas morales que no pretenden en ningún momento incidir en el subrayado que intenta aleccionar a través de una injusticia social, David Zonana se decanta en aplicar diversas metáfora de claro índole contradictorias direccionada para la ocasión hacia un escepticismo que la deriva por momentos al cine de Buñuel por aquello de encontrar en la más absoluta marginalidad parábolas que anidan a través de la picaresca más descarnada. Inexplicablemente el film de David Zonana no tuvo presencia en el palmarés de festival, una ocasión perdida en este aspecto a la hora de reivindicar una de las obras más arriesgadas y sorprendentes de las vistas este año dentro de la sección oficial.

La segunda cinta española presentada a concurso al igual que el film de Alejandro Amenabar nos sitúa en medio del conflicto de la Guerra civil española, La trinchera infinita, cinta que vino a certificar como los autores de Loreak y Handía Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga van perfeccionado sus films es indiscutiblemente su mejor trabajo realizado hasta la fecha, la historia vuelve a situarnos en los inicios de la Guerra Civil, en un pequeño pueblo andaluz Higinio y Rosa son una pareja de recién casados (unos competentes Antonio de la Torre y Belén Cuesta), el un republicano que al verse amenazado tendrá que buscar un refugio que le salve de una muerte que parece segura, con ayuda de su mujer decidirá utilizar un agujero cavado en su propia casa como escondite provisional, un encierro que sin embargo se prolongará durante más de 30 años. Curiosamente la narrativa de La trinchera infinita tiene un inicio que poco tiene que ver con prácticamente lo que será su desarrollo posterior, un comienzo tan tenso como dinámico en modo escénico, dicha tensión y angustia estarán presente a lo largo del todo el metraje aunque su representación en la pantalla se volverá inevitablemente más minimalista en base a que estaremos presenciando la triste odisea de un recluido, un encerramiento que deviene tan físico como mental, a tal respecto La trinchera infinita coge como base y referencia para que nos hagamos una idea el concepto ya visto en el segmento The Pianist de Roman Polanski, aquel en donde vemos al protagonista recluido de manera clandestina en un apartamento de Varsovia durante un largo periodo de tiempo ante la invasión nazi.

La trinchera infinita que se ve algo lastrada por una duración algo excesiva sin embargo parte de la dificultad de mostrarnos 30 años de la vida de una persona, su mirada al ser subjetiva será la que nos guie en referencia a una existencia que deviene en sombras. Posiblemente una de las mayores virtudes de este drama sobre el miedo y su consiguiente y forzada alienación la encontremos en la medida de presenciar cómo no se utiliza en ningún momento su trasfondo histórico político de una manera digamos frívola en base a simbolismos que hubieran desvirtuado la génesis principal de un relato que nos muestra con cierto aplomo las trágicas consecuencias que se derivan de la pérdida de la libertad.

Tres años después de presentar Your Name Makoto Shinkai volvía a San Sebastián para presentar su último trabajo como director, en Weathering With You el director nipón vuelve de alguna manera a repetir esquemas ya vistos en anteriores películas suyas, en cierta manera es como si se hubiera ideado un relato pensado para satisfacer a los espectadores que quedaron encandilados con su anterior filme. Weathering With You a través de un romance adolescente con elementos sobrenaturales nos explica como un estudiante de secundaria que se muda a Tokio. Allí conocerá a una joven llamada Akina Amano, una chica con el misterioso poder de poder manipular y controlar el clima a su antojo no sin padecer graves consecuencias ante tal acto. La historia que nos cuenta Makoto Shinkai vuelve a transitar a través de un particular e inequívoco imaginario propio, en cierta manera aquello del dominio de un estilo concreto queda bastante patente en el film, posiblemente el problema venga dado en la medida de ver como el listón estaba demasiado alto, en tal medida es evidente que Weathering With You pese a poseer una narración algo más depurada con respecto a anteriores trabajos de su autor adolece de una cohesión narrativa que si detectábamos en su anterior trabajo, el cine de Makoto Shinkai siempre se ha estructurado en base a un temario formado por dialécticas que transitan a través de la amistad, la aventura urbana, el romance o la diferencias entre clases sociales, en este último trabajo y en plena era Greta Thunberg además se presta especial atención casi a modo de leitmotiv a la crisis medioambiental, son tantas las vías y personajes en el relato que llegados a un punto Makoto Shinkai da la impresión de perder un poco el rumbo a la hora de indagar con profundidad en algunas de dichas ramificaciones temáticas, algo que de manera puntual hace que el espectador pueda perder algo de interés en un producto que en cierta manera resulta ser todo lo que prometía ser, pero absolutamente nada más, con todo aquí entraríamos en ese eterno dilema de saber contextualizar de una forma adecuada una obra en apariencia algo menor por parte de uno de los autores más validos e importantes de la actual animación japonesa.

La película de la jornada proveniente de la sección Perlas vino de la mano de Steven Soderbergh con The Laundromat, el director estadounidense que hace ya algún tiempo declaro su intención de abandonar el mundo del cine sigue afortunadamente sin cumplir su palabra, posiblemente en la extensa filmografía de Soderbergh no encontremos ninguna obra maestra pero del mismo modo raro será en mayor o menor medida que algunas de sus películas carezcan de interés, últimamente al responsable de Sex, Lies and Videotape le ha dado por la experimentación de formatos y géneros, Unsane, High Flying Bird por poner los últimos ejemplos. Algo ciertamente admirable en un autor con un bagaje tan largo. Pensándolo bien la carrera de Soderbergh siempre se ha regido por el no encasillamiento de estructuras preconcebidas solo que ahora dicha tendencia no muestra disimulo alguno a la hora de ser llevada a la práctica, The Laundromat no es un film que se base en la experimentación como tal sin embargo es un producto que al menos intenta ser original en lo referente a su dictado. La película basada en hechos reales transita a través de los llamados «papeles de Panamá», un escándalo que salió a la luz a raíz de una investigación periodística en el año 2017 en la que tras un filtración de un despacho de abogados se desveló que importantes personalidad mundiales tenían patrimonio no declarado en bancos de Panamá a modo de paraíso fiscal.

Un servidor sin llegar a ser un entendido en finanzas llega a comprender perfectamente como la película nos dice que el sistema financiero es una podredumbre, de raíz irónica pero también pedagógica The Laundromat tiene la virtud de ser tan liviana y entretenida como didáctica utilizando el camino de la sátira en vez del consabido drama político, a tal respecto Steven Soderbergh  llega a emplear una vasta infinidad de herramientas cinematográficas que están a su disposición para denunciar la avaricia de la cual se sustenta del sistema capitalista actual, llegados a un punto poco importa tener una sensación final de intrascendencia y cierta indulgencia debido a un tono que en varios momentos roza lo caricaturesco, lo importante en este caso más que la finalidad en sí misma es un trayecto que curiosamente deviene como ameno, aquel que queda a medio camino entre la comedia y la tragedia, esta última expuesta solo entre bastidores, a la hora de relatarnos un hecho ciertamente doloroso.

 

Pere Portabella recibirá el Giraldillo de Honor del Festival de Cine Europeo de Sevilla

El Festival reconoce la magnífica trayectoria del cineasta catalán, un nombre clave del cine español en su labor de productor de clásicos como ‘Viridiana’, ‘Los golfos’ y ‘El cochecito’, y director de una filmografía poética y rompedora en la que destacan títulos como ‘Vampir-Cuadecuc’, ‘Die Stille vor Bach (El silencio antes de Bach)’ y ‘El sopar (1974-2018)’.

El Festival de Sevilla ha anunciado el ganador del Giraldillo de Honor de su 16 edición, el director Pere Portabella. El certamen ha decidido otorgar su premio honorífico a esta figura clave del cine español, un realizador, guionista y productor que, durante más de 60 años, ha cabalgado entre la vanguardia artística y la militancia política para convertirse en un imprescindible de nuestra historia cinematográfica.

Portabella (Barcelona, 1929) es un autor fuera de toda convención que ha desarrollado una obra en paralelo a su propia biografía, la de un creador libre, forjado en la lucha antifranquista, parlamentario y senador a lo largo de décadas y, a la vez, productor de algunos filmes esenciales de nuestra cinematografía, como ‘Viridiana‘, de Buñuel, ‘El cochecito’, de Marco Ferreri y con guion del mítico Rafael Azcona, y ‘Los golfos‘, de Carlos Saura. Clásicos que se proyectarán en copias restauradas durante el Festival junto con tres grandes películas de su autoría.

En constante diálogo con otras artes como la música y la pintura, el de Portabella es un cine visionario, adelantado a su tiempo y transgresor, que transita entre el surrealismo, la verdad documental y la poesía. Así lo demuestran títulos como ‘Vampir- Cuadecuc‘ (1971), ‘Die Stille vor Bach (El silencio antes de Bach)’ (2007) y ‘El sopar (1974-2018)’ que también se podrán ver en esta edición.

https://youtu.be/wmzYUq2Jwl8

Crónica Festival de San Sebastián 2019. Día 1

Asentamiento coyuntural

Del 20 al 28 de septiembre tuvo lugar la 67 edición del Festival de San Sebastián, una nueva edición del veterano certamen donostiarra que puso de manifiesto una consolidación del modelo liderado en estos últimos años por el equipo capitaneado por José Luis Rebordinos. A la hora de hacer un balance general de esta pasada edición esta pasa en parte por admitir un mal endémico de difícil solución que viene arrastrando el certamen durante bastante tiempo, el estar en la cola en referencia a su catalogación de festival de clase A con respecto a sus semejantes, dicha coyuntura ha propiciado que San Sebastián siempre haya adolecido de una estabilidad a la hora de programar una sección oficial a concurso demasiada supeditada a encontrar limitados resquicios en la medida de contraprogramar con ciertas garantías a otros certámenes, por fortuna el Zinemaldia parece haber encontrado en estos últimos años una vía algo alternativa a la hora de tener cierta legitimidad en encontrar contenidos interesantes provenientes del Festival de Toronto, posiblemente no es la más perfecta solución pero si la única posible ha día de hoy y seguramente en el futuro.

Como certamen de claro índole popular San Sebastián pasa por la aceptación de esta coyuntura que deviene casi como ineludible, llegados a este punto el muy evidente salto cualitativo existente entre la sección oficial y las secciones paralelas se percibe como muy notorio en referencia a su calidad, dicho de otro modo el mejor cine y en parte el más coherente provine de apartados tan bien estructurados como Horizontes Latinos, Zabaltegi, New Directors y evidentemente Perlas, secciones asentadas y bien direccionadas a la hora de guiar a público y prensa sobre qué tipo de cine va a visionar. Mención aparte y ciertamente digno de elogio es la labor del festival en referencia a las retrospectivas y sus respectivas publicaciones, la de este año dedicada al realizador mexicano Roberto Gavaldón cumplió con creces esa labor hoy casi extinta y tan pedagógica que han de asumir casi por obligatoriedad los certámenes cinematográficos en la medida de direccionar una mirada a cinematografías ya pretéritas.

A continuación y como viene siendo habitual en estos ultimo años dentro del portal iremos desgranando a modo de crónica diaria todo lo más importante visto en esta 67 edición del Festival de San Sebastián.

 

Día 1, de memorias histórico social y purgatorios estilísticos

Blackbird remake de la cinta danesa Stille hjerte fue la encargada de dar el pistoletazo de salida a esta nueva edición del Zinemaldia en lo referente a la sección oficial a concurso, en el nuevo film de un autor tan todoterreno como es Roger Michell vemos como una mujer bajo los rasgos interpretativos de Susan Sarandon sufre esclerosis lateral amiotrófica en fase terminal decide voluntariamente acabar con su sufrimiento por medio de la eutanasia con la ayuda y aprobación de su marido. Sin embargo tal decisión traerá una serie de conflictos familiares pasados que parecían estar enterrados. Blackbird en base a un espacio escénico que parece remitirnos al teatro clásico podría catalogarse como una especie de continuación familiar y algo más dramatizada de aquel Peter’s Friends de Kenneth Branagh estructurado a modo de relato coral ubicado en las consabidas comidas familiares, campo abonado este a discusiones grupales que fuerzan mediante un trazo muy poco sutil un lucimiento actoral que termina deviniendo como previsible pues a fin de cuentas en Blackbird pese a su indudable corrección todo parece estar impregnado en base a una manipulación emotiva direccionada al espectador poco prevenido en estas líderes, algo que termina anulando cualquier tipo de inquietud autoral por parte del responsable de Notting Hill, en su lugar asistimos a una representación algo manida sobre la eutanasia dentro del seno de una familia acomodada de clase media en donde predomina por encima de cualquier otro activo el lucimiento actoral orquestado para la ocasión en base a figuras que devienen como estereotípicas, lástima que un tema tan delicado y complejo de cierta sensación de transitar en lo concerniente a la no originalidad a través de carriles narrativos muy preestablecidos, como consuelo nos queda que al menos Roger Michell tiene el detalle de no caer ni en la militancia ni en el tremendismo dramático alternado con una ligera lucidez momentos de reflexión emocional con otros en donde un humor algo desinhibido liberan un trazo que en gran parte del metraje se vislumbra como excesivamente calculado.

La segunda película a competición de esta primera jornada del Zinemaldia fue la esperada cinta española Mientras dure la guerra, trabajo en donde el hoy algo denostado Alejandro Amenábar vuelve después de varios años a rodar en territorio patrio, lo hace a través de una mirada histórica ubicada en el verano del año 1936 durante los primeros días de la Guerra Civil española, relato que nos es ofrecido a través del posicionamiento y la perspectiva del filósofo vasco Miguel de Unamuno ante el conflicto que se avecina, una determinación que en un primer momento decide al apoyar públicamente una sublevación militar que promete traer orden a la convulsa situación del país, dicha mirada nos es expuesta a modo de mosaico provisto de personajes que devienen ciertamente como arquetípicos, ellos de alguna manera representan en la cinta el imperecedero estigma de las dos Españas ya muy visibles en los preámbulo de la Guerra Civil, por un lado la ambivalencia y vaivenes ideológicos según se desarrolla los acontecimiento de Miguel de Unamuno, por otro los a entender de un servidos algo caricaturizados y por momentos grotescos Franco y Millán Astray, personajes que nos dictan una confrontación moral e ideológica de difícil solución. De algún modo el nuevo trabajo tras las cámaras del responsable de Tesis se sitúa en un territorio que da la impresión de buscar en todo momento una neutralidad que de alguna manera parece condenada a mutar en conciliación, a tal respecto posiblemente el mayor activo de Mientras dure la guerra radique en la puesta en contexto de dicho discurso, afortunadamente desprovisto de maniqueos coyunturales y grandilocuencia pueril, el resultado final se atisba como un  esforzado retrato de reversos sociales e ideológicos tanto del pasado como del presente, algunos mejor expuesto que otros pero cuya actitud final se sitúa pese a ciertas aristas muy por encima de los últimos trabajos realizados por Alejandro Amenábar.

Dentro de ese cajón de sastre de películas que podríamos denominar como importantes vistas en otros certámenes la sección Perlas abrió este año el fuego con Seberg, funcional biopic que nos muestra un periodo temporal en que la actriz francesa e icono estético y cultural de los 60 Jean Seberg  se vio envuelta en el tumultuoso movimiento por los derechos civiles a finales de dicha década en Los Ángeles, su relación con el activista de los derechos civiles Hakim Jamal la convirtió en un blanco perfecto por parte del FBI a la hora de interrumpir y desacreditar el movimiento del Black Power. La cinta dirigida por el australiano Benedict Andrews alcanzo el nivel cualitativo más bajo visto este año dentro de la sección Perlas, posiblemente un servidor piensa que su inclusión en San Sebastián vino supeditada por la presencia de Kristen Stewart en la alfombra roja en el certamen donostiarra. Seberg con una sensación muy notoria a telefilm intranscendente es de esos trabajos que amparándose en una muy interesante coartada cinéfila desaprovecha por completo los mimbres e ideas prometedoras de las que parte, ya no en referencia a centrarse en un escueto periodo temporal sino en no saber adecuar equitativamente un material que en un principio daba para bastante más que el pasa de puntillas sobre varias narrativas que no terminan de ensamblarse de manera correcta mediante una esforzada obsesión por una verosimilitud de dudosa ejecución, a tal respecto un servidor hubiera preferido un retrato algo más personificado de una figura que resulto ser tan vulnerable como lo fue Jean Seberg, los arquetípicos personajes agentes del FBI,  las tensiones raciales de la época o una confusa militancia feminista lastran de convencionalismos una propuesta que seguramente habría salido ganando si se hubiera centrado en un retrato algo más unitario, con solo escarbar con algo más de profundidad en el turbulento episodio del rodaje de la Saint Joan de Otto Preminger ya se hubiera justificado el intento.

De Francia y con el Premio del Jurado otorgado en el pasado Festival de Cannes en su haber nos llegó Les Misérables de Ladj Ly, película que nos sitúa en el año 1993 a través de las vivencias de una brigada anticriminal compuesta por tres personajes que han de operar en la problemática zona de Montfermeil. Les Misérables que evidentemente no adapta la obra de Victor Hugo pero sí que en parte esta inspirada podría situarse formalmente a medio camino entre la magnífica Ley 627 de Bertrand Tavernier, la no menos notable Training Day de Antoine Fuqua o incluso El odio de Matthieu Kassovitz . Con una narrativa contada casi en tiempo real el nuevo trabajo del responsable del curiosísimo documental À voix haute – La force de la parole contornea a través del film de denuncia social contado casi a modo de falso documental, de forma involuntaria o no el film de Ladj Ly que parece hablarnos básicamente de un hostigamiento en un lugar aislado y marginal parece sentirse bastante más cómodo en el espectáculo de la confrontación policial delictiva que en la indagación de una problemática social de denuncia o discurso político, dicha disyuntiva tiende a contrarrestar un supuesto mensaje o dictado moral, sin embargo los beneficios de este aplicado ejercicio vendrá en la medida de saber crear con inusitada soltura un clima en base a un ritmo narrativo bien direccionado a curiosamente una evasión fílmica que entra en continua confrontación con una supuesta credibilidad a la hora de retratar el conflictivo extrarradio parisino. De una visualización poderosa Les Misérables solo parece hacer aguas en un tercer acto en donde se da pie al subrayado moral, un mal menor para una cinta que se erige en uno de los más enérgicos thrillers policiales en lo que llevamos de año.

Una de las películas dentro de la sección Perlas que mayor expectación habían levantado este año fue el nuevo trabajo de Robert Eggers The Lighthouse (Premio FIPRESCI de la Quincena de realizadores en el pasado festival de Cannes), tras el éxito de su opera prima The Witch el realizador estadounidense da un paso adelante en eso tan complicado en el mundo del cine que es superar expectativas con un segundo trabajo, a tal respecto The Lighthouse cumple a la perfección con dicho tratado a través de una pieza cinematográfica que deviene como un apabullante e hipnótico ejercicio de estilo que rehúye cualquier tipo de tendencias liquidas dentro del actual cine de género fantástico para ofrecernos casi una pieza de orfebrería en base a la construcción de un propio lenguaje autoral. Ambientada a finales del siglo XIX en un único escenario y dos únicos personajes (sobresalientes una vez más Willem Dafoe y Robert Pattinson en un duelo descarnado a través de dos masculinidades bien distintas) The Lighthouse nos cuenta un infernal purgatorio a modo de drama de época de tendencias shakespeareanas malsanas, un tipo de cine que muy posiblemente los puristas del género fantástico acusen erróneamente de ser demasiado pretenciosa en referencia a su dictado. Que la imagen como tal vaya siempre por delante de la narrativa más que un déficit tiene que ser un beneficio si está bien aplicado, a tal respecto Robert Eggers evoca a clásicos autores como Murnau, Stanley Kubrick o incluso Béla Tarr aderezado con ligeros tonos proveniente de imaginarios propios de Melville, Lovecraft o Poe, referencias que tan solo como punto de inspiración estética en una propuesta de atmósfera ominosa que rozando lo experimental queda situado entre un sucio realismo desvirtuado y lo pesadillesco en base a la creación a modo de lienzo tenebrista de imágenes de impacto en dónde el crescendo narrativo deviene como un inquietante caldo de cultivo a la hora de mostrar una degradación moral y física. The Lighthouse termina convirtiéndose por méritos propios como una de las propuestas más radicales y fascinantes de los últimos años en un trabajo en el que volveremos de forma algo más detenida con motivo de su proximo estreno comercial.

Como colofón de esta primera jornada y con motivo del merecido homenaje al realizador de origen griego Costa-Gavras se pudo ver su último trabajo tras las cámaras titulado Adults in the Room, adaptación del libro escrito por el ex-Ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis durante la crisis griega del año 2015. Adults in the Room viene a ser una vuelta de tuerca algo deslucida de las constantes temáticas que mejor ha sabido manejar el responsable de Music Box años atrás, si en trabajos anteriores como por ejemplo Z., État de siège o Missing Costa-Gavras hacía gala de un tipo de cine comprometido políticamente ciertamente admirable en forma y fondo en Adults in the Room dicha cualidades temáticas se ven bastantes deslucidas en la medida de exponer un relato de mensaje bastante unitario, de alguna manera es como si el director de origen griego le comprara sin apenas pestañear el discurso a Yanis Varoufakis sin detenerse a explorar una posible confrontación ideológica a través de una mirada digamos neutra, no se trata de dictar un posicionamiento positivo o negativo de dos entidades pero si de intentar homologar tendencias de una forma algo más ecuánime, dicha aseveración no significa forzosamente que estemos ante una historia de tintes militantes pero si de una mirada que deviene como unidireccional y algo manipuladora y por lo tanto deslucida en su conjunto final. Lo que cuenta Adults in the Room en parte es interesante aunque no tanto en la manera en cómo lo hace, la sensación final es estar ante un relato plagado de un simplismo populista que transita peligrosamente en lo maniqueo, una búsqueda forzada a través de un ejercicio de empatía que siempre parece bordear la propaganda, de poco sirve que el film levante el vuelo en su tramo final en base a una teatralización del conflicto a modo de sátira que atesora algo de originalidad, el trazo de brocha gorda exhibido en los anteriores cien minutos terminan siendo un lastre de muy difícil escoyo para el espectador.

Primer tráiler de «El Hoyo» de Galder Gaztelu-Urrutia

Tras su triunfal paso por el pasado Festival de Toronto dentro de la sección Midnight Madness en donde se alzó con el con el premio del público y a punto de tener su premier española en el inminente Festival de Sitges que está a punto de comenzar nos llega un primer adelanto en forma de tráiler y póster oficial, que podéis ver a final de página, de la opera prima de Galder Gaztelu-Urrutia titulada El Hoyo, film de ciencia ficción cuyos derechos de exhibición ya pertenecen a Netflix y cuyo argumento nos remite en un principio de una manera bastante clara al Cube de Vincenzo Natali.

El Hoyo nos sitúa en un futuro que deviene como distópico. La historia nos ubica en un espacio misterioso en donde parece existir dos personas por nivel, un número desconocido de niveles y una sola plataforma con comida para todos ellos. ¿Eres de los que piensan demasiado cuando están arriba? ¿O de los que no tienen agallas cuando están abajo?, una situación en donde parece claro que cuanto más arriba estés, más oportunidades de sobrevivir tendrás.

La película con guion de David Desola y Pedro Rivero y música a cargo de Aránzazu Calleja está protagonizada por Ivan Massagué, Antonia San Juan, Algis Arlauskas, Alexandra Masangkay, Eric Goode, Emilio Buale, Miriam Martín, Zorion Agileor y Óscar Oliver.

De lo Fantástico y lo Inadmisible

Lo maravilloso, lo sobrenatural, lo extraordinario, o como apunta este libro en su título, lo fantástico y lo inadmisible, son solo algunas de las categorías con las que intentamos emplazar una de nuestras condiciones más universales: el ser humano frente al misterio.

Sea cual sea su etiqueta hoy, se trata de un fenómeno transversal que ha ido permeando prácticamente todas las áreas de la cultura. Desde los clásicos más reconocibles de la literatura y la cinematografía (Shelley, Lovecraft, Pratchett, etc.), hasta las novedades más periféricas del videojuego o de la realidad virtual (Aventuras gráficas, Survival Horror, etc.).

Este libro, aborda en sus siete capítulos temáticos (cine, televisión, videojuegos, ilustración, literatura, Historia y educación), y de la mano de una amplia diversidad de autores/as, estas cuestiones, así como otras modalidades de expresión e interconexión de lo fantástico y lo inadmisible, con el arte y el audiovisual contemporáneo. Un recorrido al que sumar, entre otros muchos temas, las huellas japonesas de los fantasmas Yokai y los monstruos Kaiju Eiga (Godzilla, Gojira); las fábulas cinematográficas de Harryhausen o del Giallo italiano; la estampa feminista y queer de la brujería posmoderna (The Craft, The Spell); o las tribulaciones “superheroicas” que aterrizan desde el cómic hasta nuestras pantallas (Daredevil, The Punisher, etc.).

El autor

Mario-Paul Martínez Fabre es profesor, investigador y coordinador del Área de Estética y Teoría de las Artes en el Grado de Comunicación Audiovisual de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Directivo del Grupo de Investigación Massiva. Profesor en el Master Universitario en Proyecto e Investigación en Arte y en el Máster MUECA en Estudios Culturales y Artes Visuales de Bellas Artes de Altea. Fue profesor en Ciudad de la Luz. Escribe sobre arte y nuevas tecnologías en Artes y Letras del diario Información. Publica en Arte Política e Identidad, MHJ Journal, Play Life o Croma. También co-dirige la empresa de gestión cultural Mayday GC y, como artista, creativo gráfico y profesional de motion graphics en agencias como Dogmamoda y Marino & Galen. Ha dirigido, participado en Technarte, La Noche en Blanco, Inclusiva-Media Lab Prado, Entornos Futuros, Seminario de Posproducción y Arte Digital, Festival Internacional de Videoclips FIVECC, etc. La Fundación BilbaoArte, Sabadell, Aguaclara o el IVAM han exhibido sus trabajos.

Fran Mateu (Elche, 1981). Doctorando en Filosofía y Letras, Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas y Diplomado en Dirección Cinematográfica. Ha participado en distintas antologías de relatos de género fantástico. Ha dirigido los cortometrajes “Historia Muerta” (2011), “Hidden Devil” (2017) y “Hell West” (2018), con proyecciones y premios en diversos festivales nacionales e internacionales. En 2013 fundó el Festival Internacional de Cine Fantástico de Elche – FANTA ELX.

Autor; V.V.A.A., Coord: Mario-Paul Martínez y Fran Mateu, Editorial: Cinestesia. Miguel Herrero Herrero, Páginas: 372

La alfombra roja de Sitges 2019, a punto para dar la bienvenida a las estrellas del fantástico

Los invitados del Festival desfilarán por 20 red carpets y participarán en los Sitges Encounters de la Carpa Noray en el Hotel Meliá Sitges. El Festival también rendirá homenaje a ocho figuras destacadas del cine fantástico y entregará el Gran Premio Honorífico a Sam Neill y el Premio Honorífico a toda una carrera a Luis Gasca

Directores como Vincenzo Natali, Pupi Avati o Gerardo Herrero, actores como Sam Neill, Patrick Wilson, Maribel Verdú, Aaron Paul y Nikolaj Coster-Waldau, o encuentros únicos con Asia Argento, Glen Danzig o Charles Band, son solo algunos de los nombres destacados que estarán en el centro de todas las miradas durante once días en la sede del Festival. El Hotel Meliá Sitges será el escenario principal por donde directoras y directores, actrices y actores, y profesionales de la industria protagonizarán las 20 red carpets, los Sitges Encounters y una decena de homenajes que tiene preparados el Festival para su 52ª edición.


Jueves, 3 de octubre

17:30h – RED CARPET – Inauguración – IN THE TALL GRASS (EN LA HIERBA ALTA). Vincenzo Natali (director), Patrick Wilson (actor), Steve Hoban (productor). REALITY. Alex Ibáñez (director), Lydia Bosch (actriz)

+ Premio Màquina del Temps. Patrick Wilson (actor)

+ Jurado Oficial Fantàstic: Anurag Kashyap (director), Alan Jones (crítico y escritor especializado en fantástico), Mary Jo Markey (montadora), Nancy Bishop (directora de casting)


Viernes, 4 de octubre

15.45h – RED CARPET – SUICIDE TOURIST. Jonas Alexander Arnby (director), Nikolaj Coster-Waldau (actor), Rasmus Birch (guionista), Niels Thastum (director de fotografía), Mikkel Hess (compositor), Eva Jakobsen (productora), Katrin Pors (productora)

17h – SITGES ENCOUNTERS – Glenn Danzig (músico y director)

20.00h – RED CARPET – THE LODGE. Severin Fiala (director), Veronika Franz (directora)

22.15h – RED CARPET – PARADISE HILLS. Alice Waddington (directora), Adrián Guerra (productor), Núria Valls (productora)


Sábado, 5 de octubre

17h – SITGES ENCOUNTERS – Charles Band (director, guionista y productor)

19.45h – RED CARPET – VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN. Aritz Moreno (director), Juan Gordon (productor), Merry Colomer (productora), Leire Apellániz (productora), Belén Cuesta (actriz), Javier Botet (actor), Luis Tosar (actor), Ernesto Alterio (actor), Macarena Garcia (actriz), Javier Godino (actor), Stéphane Mangin (actriz), Pilar Benito (productora executiva)

00.30h – RED CARPET – Charles Band + RABID. Jen Soska (directora), Silvia Soska (directora) + INFECCIÓN. Flavio Pedota (director), Rubén Guevara (actor), Eduardo R. Servello (director de fotografía), Francisco Bugallo (diseño de producción) + SHED OF THE DEAD. Nick Lean (productor) + LOVE BITE. Charles De Lauzirika (director), Carlee Baker (actriz)

+ Premio Màquina del Temps. Charles Band (director, guionista y productor)


Domingo, 6 de octubre

11.30h – SITGES ENCOUNTERS – Asia Argento (directora y actriz)

13.30h – RED CARPET – Pupi Avati + THE NEST. Roberto De Feo (director), Edoardo Rossi (actor), Francesca Cavallin (actriz), Justin Korovkin (actor), Ginevra Francesconi (actriz), Gabriele Falseta (actor), Davide Novelli (productor)

+ Premio Nosferatu. Pupi Avati (director)

18.15h – RED CARPET – THE ROOM. Christian Volckman (director), Olga Kurylenko (actriz)

22.15h – RED CARPET – GALA MÉLIÈS – Asia Argento + LUX AETERNA. Gaspar Noé (director)  

+ Méliès Career Award. Asia Argento (actriz y directora)


Lunes, 7 de octubre

18.00h – RED CARPET – Javier Botet + NORMAN. Gigi Romero (directora) + AMIGO. Óscar Martin (director), Elena Muñoz (productora), Javier Botet (actor), David Pareja (actor)

+ Premio Màquina del Temps. Javier Botet (actor)

19.45h – RED CARPET – Maribel Verdú + EL ASESINO DE LOS CAPRICHOS. Gerardo Herrero (director), Mariela Besuievsky (productora), Maribel Verdú (actriz), Aura Garrido (actriz), Daniel Grao (actor)

+ Premio Màquina del Temps. Maribel Verdú (actriz)


Martes, 8 de octubre

20.15h – RED CARPET EL HOYO. Galder Gaztelu-Urrutia (director), Ivan Massagué (actor), Antonia San Juan (actriz), Emilio Buale (actor), David Matamoros (productor), Carlos Juárez (productor), Ángeles Hernández (productora), Raquel Perea (productora)


Miércoles, 9 de octubre

14.00h – RED CARPET – HER BLUE SKY. Tatsuyuki Nagai (director), Mari Okada (guionista), Masayoshi Tanaka (diseño de personajes), Genki Kawamura (producción), Ryo Yoshizawa (actor de voz), Riho Yoshioka (actor de voz)


Jueves, 10 de octubre

17.30h – RED CARPET – Blood Red Carpet. Claudia Trujillo (actriz), David Solans (actor), Pol Monen (actor), Mireia Oriol (actriz)

19.30h – RED CARPET – LEGADO EN LOS HUESOS. Fernando González Molina (director), Marta Etura (actriz), Imanol Arias (actor), Francesc Orella (actor), Mercedes Gamero (productora), Adrián Guerra (productor), Núria Valls (productora), Peter Nadermann (productor), Rosa Pérez (productora), Carolina Guillamas (productora)


Viernes, 11 de octubre

18.15h – RED CARPET – CUERDAS. José Luis Montesinos (director), Arturo Mendiz (productor), Paula Del Río (actriz), Miguel Ángel Jenner (actor), Carles Pastor (productor), Marc Zumbach (director de fotografía), Jordi Aguilar (actor), Iakes Blesa (guionista)

20.45h – Premio Honorífico a toda una carrera. Luis Gasca. (*Cinema Prado)

22.15h – RED CARPET – COLOR OUT OF SPACE. Richard Stanley (director), Josh Waller (productor)


Sábado, 12 de octubre

16h – SITGES ENCOUNTERS – Sam Neill (actor)

16.45h – RED CARPET – EL CAMINO: A BREAKING BAD MOVIE. Aaron Paul (actor)

20.00h – RED CARPET – CLOENDA – Sam Neill + THE VIGIL. Keith Thomas (director), Adam Margules (productor)

+ Gran Premio Honorífico. Sam Neill (actor)

+ Jurado Oficial Fantàstic: Anurag Kashyap (director), Alan Jones (crítico y escritor especializado en fantástico), Mary Jo Markey (montadora), Nancy Bishop (directora de casting)