Americana 2020 Día 2: Jay & Silent Bob Reboot/Swallow

Parece casi una obligación a la hora de analizar cada nueva película que estrena Kevin Smith el contextualizar brevemente lo que ha sido la agitada trayectoria del realizador de New Jersey, tras unos primeros trabajos que parecían situarle como un bastión importante de la nueva comedia independiente norteamericana la desmesurada y en parte ambiciosa Dogma supuso el inicio del particular purgatorio cinematográfico del responsable de Clerks, a partir de ese momento si ha habido una carrera plagada de continuas y reiteradas irregularidades esa ha sido sin lugar a dudas la de Kevin Smith, tanto es así que cuando parecía aposentarse en una autoría digamos estable con trabajos solidos e interesantes como Red State y Tusk vuelve de alguna manera a esa complacencia extremadamente exagerada con la poco defendible Yoga Hosers. Un servidor es de la opinión que el cine perpetrado por  Kevin Smith atesora un talento innegable, otra cosa bien distinta es como el espectador termina por canalizar un posicionamiento que definitivamente no está destinado para todos los públicos y si para unos fans incondicionales que dan la sensación de formar parte de un conjunto cada vez más reducido.

Jay & Silent Bob Reboot como bien indica su título no deja de ser una vuelta a constantes ya transitadas con anterioridad por su autor, como viene siendo habitual un tipo de cine que busca en todo momento al cómplice, el argumento no deja de ser, como no podía ser de otra manera, una simple excusa pues lo que realmente importa aquí es el trayecto y no la finalidad. En la película vemos como Jay y Bob el Silencioso se enteran de que van a hacer un reboot de ‘Bluntman & Chronic‘, ambos deciden ir a Hollywood a detenerlo como sea. De forma inesperada, además Jay se encuentra con que un antiguo amor tuvo una hija suya. Esta hija, que se parece enormemente a Jay, le pide a él y a Bob que lleven a ella y a una amiga a Hollywood con ellos. Jay & Silent Bob Reboot no deja de ser un paradigma de la comedia paródica que se mira a sí misma sin ningún tipo de pudor, en tal sentido las referencias añejas y el tono gamberro forma parte principal del statu quo del film. Siendo algo malicioso uno podría aseverar que estamos ante obra de alguien que vuelve a repetir formulas sistemáticamente y que se encuentra encerrado en un propio imaginario del cual se resiste a crecer o a evolucionar, y que de paso rememora los viejos tiempos y se vale de la auto indulgencia y de los apoyos de antiguos colaboradores a la hora de sacar adelante un proyecto tan dudosamente rentable como resulta ser este Jay & Silent Bob Reboot, una película que indudablemente posee un espíritu autoral totalmente libre pese a que uno tenga la sensación de que la irreverencia por agotamiento cada vez va a menos, otra cuestión seria si dicha declaración de intenciones justifican o validan una propuesta tan comprometida con la verisimilitud cinematográfica.

Swallow, el debut en el largometraje de Carlo Mirabella-Davis, volvió a escenificar otra de esas películas que de alguna manera juegan de forma algo caprichosa con los parámetros genéricos, su estructura en un principio la emparenta a ese tipo de film prototípico proveniente del Festival de Sundance, Swallow sin embargo no estuvo presente en Park City pero si en Tribeca en donde consiguió un merecido premio a la Mejor actriz para una notable Haley Bennet que aquí parece una réplica casi perfecta situada a medio camino entre Bryce Dallas Howard y Jennifer Lawrence, poco importa la ecuación del producto, la mirada viene a ser la misma con respecto al American Way of Life, aquí contada a través de un drama independiente que vuelve a ser muy poco complaciente en lo concerniente a un estatus social que en ocasiones ahoga literalmente a sus integrantes.

En Swallow vemos como Hunter es un ama de casa que acaba de descubrir que está embarazada. Sin embargo, por alguna razón que desconoce se siente tentada a consumir objetos peligrosos para su salud, una obsesión que no pasa desapercibida ante los ojos de su marido y del resto de su familia política. Pronto descubrirá el motivo que la empuja a querer herirse a sí misma. La ópera prima de Carlo Mirabella-Davis versa principalmente a través de una insatisfacción vital, o si se prefiere de una ofuscación silenciada, también en la forma en que esta es contestada, al principio del relato de una forma algo grotesca que llega a emparentarla a ese tipo de films que suelen transitar a través de un cuento de hadas de claras texturas satíricas expuestas a modo de mito distópico, por fortuna no estamos ante una historia que se vertebra en relación a militarismos ni alegatos de tono feminista sino más bien en referencia a exponer con cierta gracia y ligereza una opresión femenina que deviene como atemporal. La película de Carlo Mirabella-Davis empieza a partir de una sutil naturaleza grotesca de connotaciones casi anecdóticas e incluso caricaturescas en relación a la ingesta voluntaria por parte de la protagonista de objetos cada vez más peligrosos, de la canica pasaremos a la chincheta o a la piedra, no solo en referencia a poner en riesgo su propia salud sino en especial para él bebe que se aloja en su interior, una actuación, dual en este caso, que viene dada en la medida de ver como la protagonista intenta rellenar un hueco en su interior, frase esta que un servidor espera no sea interpretada a partir de gratuitas dobles lecturas, no estar contenta con la sumisión de su nuevo estatus social requiere de una drástica acción a modo de exorcismo burgués y de paso poder a través de dicho posicionamiento intentar superar traumas del pasado, más que un desorden alimenticio estamos ante uno emocional, no en relación a un castigo autoimpuesto sino en la medida de intentar tomar el control de una situación visualizada aquí en el despertar de un letargo o alteración psicológica a través de un acto que para la protagonista deviene como liberador, posiblemente este sea el tramo de Swallow más interesante, también el referido a la distorsión que sufre el personaje principal cuando ha de hacer frente a una colisión que resulta inevitable con los miembros de su nueva familia. Lástima sin embargo de un tramo final que anida a través de un tono algo más solemne, aquel en donde la primera persona toma el mando del relato para contarnos algo que anteriormente estaba de forma más sutil mejor contado, un tratado en definitiva acerca de cómo sentirse bien consigo mismo, la parcial originalidad del trayecto para llegar a ello será la mejor virtud de una obra tan efectiva en según qué tramos como algo irregular en referencia al estudio de un comportamiento anómalo que posiblemente requería de algo más de dilatación a la hora de abordar la principal problemática por la cual anida la historia.