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La programación anual incluye el ciclo ‘Cine y escuelas de cine’ organizado por el Festival de San Sebastián y Elías Querejeta Zine Eskola
El bono de cine y las entradas para las proyecciones de 2026 estarán a la venta a partir del 19 de diciembre.
Tabakalera presenta la nueva temporada de cine 2026, que dará comienzo el 8 de enero. Esta propuesta ha sido diseñada de manera conjunta por las entidades que programan en la pantalla compartida del centro: Donostia Kultura, Festival de San Sebastián, Filmoteca Vasca, Elías Querejeta Zine Eskola y Tabakalera.
El programa de 2026 mantendrá su objetivo de fomentar la diversidad de públicos en la sala de cine del Centro Internacional de Cultura Contemporánea. Para lograrlo, la programación reforzará el diálogo entre el cine y otras disciplinas, a través de ciclos temáticos que exploran las intersecciones entre cine y música, cine y arte, cine y literatura o cine y ciencia. Además, se incluyen programas desarrollados con la participación de la UPV/EHU y EQZE.
La programación de 2026 se inaugurará oficialmente con el proyecto Cine hablado, que busca promover el acercamiento directo entre cineastas, espectadoras y espectadores. La primera sesión tendrá lugar el 8 de enero y contará con la presencia de Alberto Gastesi, quien recientemente presentó su película Singular en la sección oficial del Festival de Sitges. La proyección de su filme comenzará a las 17:00, e irá seguida de una conferencia en la que Gastesi compartirá con el público el proceso de creación.
Laura Citarella, Zineb Sedira y Lucile Hadžihalilović
El primer gran ciclo de la temporada estará dedicado a la cineasta argentina Laura Citarella. Integrante de la destacada productora El Pampero Cine (junto a Mariano Llinás, Alejo Moguillansky y Agustín Mendilaharzu), Citarella ha dirigido cuatro largometrajes proyectados en festivales como Venecia o San Sebastián, y ha destacado en la producción de aclamados títulos como Historias extraordinarias y La flor.
La realizadora visitará Tabakalera el 15 de enero para presentar Trenque Lauquen (Zabaltegi-Tabakalera 2022) considerada la mejor película de 2023 por la revista especializada Cahiers du Cinéma. Durante su estancia, la directora impartirá clases en EQZE y ofrecerá un taller abierto al público en el Laboratorio de Cine y Audiovisual. Además, el 17 de enero se proyectará El affaire de Miu-miu, tras lo cual Citarella conversará con Lur Olaizola, coordinadora de cine de Tabakalera.
En febrero, la fotógrafa y videoartista feminista franco-argelina Zineb Sedira visitará el centro con motivo de la inauguración de la exposición que se le dedicará en la Sala de exposiciones. Coincidiendo con la muestra, se organizará un ciclo de centrado en cineastas de Argelia y Marruecos. La primera de estas sesiones, el 21 de febrero, contará con la presencia de la propia Zineb Sedira, quien presentará la película Festival panafricain d’Alger 1969, dirigida por el fotógrafo y cineasta William Klein.
Entre abril y junio, Lucile Hadžihalilović, reciente ganadora del Premio Zabaltegi-Tabakalera en el Festival de San Sebastián, protagonizará una retrospectiva organizada en colaboración con EQZE. El ciclo permitirá disfrutar de la totalidad de la filmografía de la directora francesa, quien también impartirá clases como profesora invitada en la escuela de cine.
Por tercer año consecutivo, los estudiantes de la UPV/EHU serán los encargados de programar la sala de cine una vez al mes. La tercera edición del ciclo Jóvenes en el cine comenzará el 22 de enero con el objetivo de abrir la pantalla a las preferencias del alumnado y generar nuevos públicos.
El ciclo que explora la relación entre cine y literatura dará comienzo el 29 de enero. La escritora Eider Rodríguez será la primera invitada, en una sesión dedicada al film Beau travail, de Claire Denis. Este ciclo mensual ofrecerá una proyección, subtitulada en euskera, acompañada de una presentación también en euskera a cargo de un escritor o escritora.
Por su parte, el ciclo Cine y Música regresará el 31 de enero con una sesión especial con el dúo Niña Coyote y Chico Tornado que, además, ofrecerá una charla sobre el proceso de creación de una banda sonora.
Nosferatu. Billy Wilder
El nuevo ciclo Nosferatu comenzará en Tabakalera el 14 de enero y estará dedicado a la figura del realizador centroeuropeo Billy Wilder, uno de los grandes nombres del cine mundial del siglo XX, con la proyección de Sunset Boulevard (El crepúsculo de los dioses, 1950).
Organizado por Donostia Kultura y la Filmoteca Vasca, con la colaboración de Tabakalera y el Institut Valencià de Cultura – La Filmoteca, el ciclo se desarrollará entre enero y diciembre de 2026, e incluirá la proyección de 32 películas.
La programación ofrecerá un completo recorrido por la extraordinaria filmografía de Wilder. Explorará sus inicios como guionista en la Alemania de los años treinta, su ópera prima como director en Francia — Mauvaise graine (Curvas peligrosas,1933)— , y su etapa como guionista, ya en EEUU, para cineastas de la talla de Ernst Lubitsch, Mitchell Leisen o Howard Hawks culminando con su primera película en Hollywood, The Major and the Minor (El mayor y la menor, 1942).
El escritor y crítico de cine Luis Alegre será el coordinador del libro Billy Wilder. Anatomía de un genio, número 22 de la Colección Nosferatu, que se publicará en enero acompañando el inicio del ciclo. La publicación incluye entrevistas realizadas para la ocasión con Fernando Trueba y Joseph McBride. En otoño de 2026 se editará el nº 14 de la Nosferatu Bilduma, en euskera, escrito por el profesor y estudioso del cine Zigor Etxebeste sobre la figura de Wilder.
Cine y escuelas de cine
Zinemaldia + Plus, el programa con el que el Festival de San Sebastián participa en la pantalla compartida de Tabakalera, dedicará su programación de 2026 al tema ‘cine y escuelas de cine’.
En el año 2018, la Elías Querejeta Zine Eskola abrió sus puertas a la primera promoción de estudiantes de creación, comisariado y archivo. El Festival de San Sebastián que de forma histórica había atendido a la etapa formativa de la profesionalización (ese salto al vacío que sucede entre la escuela de cine al mundo profesional) con secciones como Nest, participó en su propia gestación y, desde su apertura, ha coorganizado, junto con la escuela de cine, multitud de proyectos que han sido transformadores para el certamen internacional donostiarra.
Con el objetivo de ver cómo el cine ha tratado la formación de sus propios cuadros técnicos y artísticos, este ciclo, que se propone, como no podía ser de otra manera, en coorganización con Elías Querejeta Zine Eskola, recoge una serie de películas que suceden en la escuela de cine, que registran ese periodo vital, pero también películas que nacen literalmente del trabajo en el aula, películas colectivas y películas que difuminan la barrera entre el estudiante y cineasta.
El ciclo programará: We Can’t Go Home Again de Nicholas Ray (1973), Todos vós sodes capitán, Oliver Laxe (2010), Don’t Expect Too Much, Susan Ray (2011), Le concours de Claire Simon (2016), Los mutantes de Gabriel Azorín (2016), The souvenir: Part II de Joanna Hogg (2021), A Night of Knowing Nothing de Payal Kapadia (2021) y Tú me abrasas de Matías Piñeiro (2024).
Novena edición de Cine y ciencia
Como ya es habitual, la Filmoteca Vasca inicia su año cinematográfico con una nueva edición (la novena) del ciclo Cine y Ciencia. Este programa está organizado conjuntamente con el Donostia International Physics Center (DIPC) y el Festival de San Sebastián.
El ciclo arrancará el día 9 de enero y, siguiendo la tradición, será presentado por el presidente del DIPC, Pedro Miguel Etxenike. Etxenike será el encargado de presentar la película inaugural: un clásico de la ciencia ficción, El planeta de los simios (Franklin J. Schaffner, 1968). A través del lenguaje cinematográfico, este ciclo abordará diferentes disciplinas y problemáticas relacionadas con el mundo de la ciencia. El programa completo se dará a conocer próximamente.
La primavera de Filmoteca Vasca estará dedicada al cine vasco. Entre abril y junio se ofrecerán entre 10 y 12 sesiones que recogerán una pequeña parte de la producción vasca, tanto clásica como más reciente.
La celebración de tres importantes festivales de jazz en nuestro territorio (Vitoria-Gasteiz, San Sebastián, Getxo) convierte el mes de julio en el mes jazzístico vasco por excelencia, y la Filmoteca Vasca se une a esta fiesta musical y cinematográfica a través del ciclo Jazzinema, que cumple su primera década.
El otoño será el tiempo de los clásicos, con la tercera edición del ciclo Klasikoak, coorganizado con el Festival de San Sebastián. Se presentarán películas que han alcanzado la categoría de «clásicas» y que han sido recientemente restauradas. El Festival presentará las dos primeras entregas en septiembre, y la parte más extensa de Klasikoak se desarrollará entre octubre y diciembre.
Bono de cine 2026 y venta de entradas
El bono de cine de Tabakalera se renueva para 2026, y ofrecerá la entrada a 30 películas por 90€. Este bono es válido para las proyecciones de las instituciones socias de la pantalla compartida (Donostia Kultura, Filmoteca Vasca, Elías Querejeta Zine-Eskola, Festival de San Sebastián y Tabakalera), a excepción de las programadas durante el Festival de San Sebastián 2026.
La compra del bono incluye, un año más, una de las dos publicaciones de la Colección Nosferatu: el libro colectivo Dena egiteke dago, zinema tirokatu (coordinado por Iratxe Fresneda) o el libro en castellano Billy Wilder. Anatomía de un genio (coordinado por Luis Alegre).
El bono se podrá adquirir a partir del 19 de diciembre de 2025 a las 12:00 del mediodía, y la venta estará abierta hasta el 31 de enero de 2026 a las 12:00. Las compras y gestiones se podrán realizar tanto en la web de Tabakalera como en su Punto de Información. El consumo de las entradas del bono podrá realizarse desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre de 2026.
Simultáneamente, la venta de entradas ordinarias para las proyecciones de enero se abrirá en la misma fecha y hora (19 de diciembre de 2025 a las 12:00). La entrada ordinaria tendrá un coste de 4.5€. Este incremento de precio se verá compensado por la eliminación de los gastos de emisión por compra online. Los descuentos habituales seguirán aplicándose como hasta ahora.
Toda la información relacionada con el bono y la programación de enero se podrán consultar en la web de Tabakalera.
Del 8 al 18 de octubre se celebró la 58.ª edición del Festival de Sitges que, al igual que en años anteriores, estuvo marcada por una notable afluencia de público que recibió la aclamación de sus responsables; un éxito irrefutable a nivel popular: según cifras oficiales, con una asistencia total de 130.322 espectadores, superando los 900.000 euros de recaudación, datos que se prevén superar el próximo año con la posible recuperación como sede del cine Retiro y el puente del Pilar, ya que en 2026 la festividad caerá en lunes.
Como balance general de Sitges 2025, cabría destacar la complicada labor de seguir unas determinadas pautas como hoja de ruta de lo visto en esta edición a modo de análisis sobre el estado actual del fantástico. En este sentido, durante mucho tiempo, los certámenes de estas características han servido como termómetro a la hora de evaluar la salud del género, detectar carencias, nuevas autorías o corrientes que, lejos de poder encontrarlas hoy en día en películas próximas al certamen como las últimas obras de autores como Park Chan-wook, Yorgos Lanthimos o Guillermo del Toro, suele ser más fiable hallarlas en apartados alternativos como Noves Visions, Panorama o Midnight X-Treme. El problema radica en la naturaleza de un festival que no suele delimitar sus secciones como guía indicativa de contenidos o tendencias, un concepto llevado al paroxismo, ya que, en cierta manera, Sitges, desde hace muchos años, no deja de ser, para bien o para mal, un gran e inabarcable escaparate temático provisto de una complicada logística.
En un año cuyo leitmotiv estuvo dedicado a la comedia de terror y obviando lo estrictamente cinematográfico, sería pertinente resaltar la decidida apuesta del festival por seguir ofreciendo publicaciones en papel: el correspondiente catálogo, los diarios del festival y los ensayos colectivos Risas y escalofríos y Horror Girls. WomanInFan Estados Unidos & Canadá.
A continuación, el análisis sobre todo lo visto en Sitges 2025 en tres crónicas: la primera, centrada en la Sección Oficial, la segunda, enfocada en el examen pormenorizado de todo lo que dieron de sí las secciones Noves Visions y Documenta, y la tercera y última, de índole más ecléctica, navegando por diferentes apartados como Panorama, Sitges Collection, Seven Chances y Clásicos.
Sección Oficial: el fantástico como contenedor
El estigma desde la mirada consagrada
Alpha(Julia Ducournau)
Diversos autores consagrados, en mayor o menor medida, estuvieron presentes en Sitges con propuestas que indagaron en temáticas humanistas y sociales desde una supuesta perspectiva fantastique con resultados cuando menos cuestionables. La encargada de inaugurar el certamen fue Alpha, un intento por parte de Julia Ducournau de mostrar una narrativa más adulta que en anteriores trabajos suyos, reincidiendo en el shock estético y en una loable pertenencia al concepto del body horror para incomodar al espectador a través de una historia que fija su mirada en el dolor y la estigmatización de la enfermedad. El resultado, sin embargo, adolece de una alarmante incapacidad por parte de la responsable de Titane de articular una alegoría; en este caso, se trataría de una reflexión ubicada en los inicios de la epidemia del SIDA, referida a un supuesto canto a la aceptación, que no escatimaría recursos abusando del manido concepto de realismo mágico, por ejemplo, al retratar el avance de la enfermedad mediante un proceso supuestamente alegórico al convertir en mármol la piel del contagiado. La sensación final es la de estar ante una autora que no termina de medir bien su ambición, especialmente en el intento de exponer una evocación que, al estar desprovista de excéntricos artificios, pone en duda el prestigio dispensado de forma exacerbada por la crítica en sus films anteriores.
No Other Choice(Park Chan-wook)
Con un estatus autoral más asentado, Park Chan-wook regresaba a Sitges con No Other Choice, nueva adaptación de la novela The Ax de Donald E. Westlake, llevada con más acierto al cine por Costa-Gavras en 2005 con Le couperet, donde se muestra a un acomodado padre de familia que tendrá que lidiar con un despido y su posterior reinserción laboral que pasa por ir asesinando, uno por uno, a los aspirantes al puesto de trabajo al que opta. No Other Choice denota cierto oportunismo al aproximarse al éxito de Parásitos de Bong Joon-ho, por aquello de indagar en males sociales a través del drama y del humor negro surcoreano que abordan una serie de problemáticas como las disfunciones familiares, la fragilidad masculina o la crisis de un país donde lo tecnificado sustituye a lo analógico, expuestas desde la vileza de un sistema laboral que funciona por eliminación, mostradas en la película mediante discutibles coordenadas genéricas. A Park Chan-wook siempre le funcionaron bien los toques de humor negro adheridos al noir de estética virtuosa, como lo demostró en los que fueron posiblemente sus mejores trabajos: Sympathy for Mr. Vengeance (2002), Old Boy (2003), Sympathy for Lady Vengeance (2005) o la reciente Decision to Leave (2022). El problema de No Other Choice radica en su tono de sátira mediante un humor ácido, aquí convertido en comedia burda. Siendo un trabajo disfrutable en su faceta lúdica, aunque menos elaborado a un nivel formal de lo que suele ser habitual en su autor. Para exposiciones más realistas y ceñidas a la desesperación causada por el mundo corporativo, siempre nos quedará el cine de Laurent Cantet.
Más objetable, si cabe, resulta The Life of Chuck, aunque en este caso, los antecedentes de su director Mike Flanagan tendrían que actuar como una señal de alarma. Realizador encumbrado por el fandom, gracias a discutibles series televisivas que contradicen unos inicios más honestos encauzados en la serie B con películas como Absentia (2011), Oculus (2013) o Hush (2016) y que, al igual que Mick Garris en los años 90, parece haberse convertido en el adaptador oficial de las obras de Stephen King. The Life of Chuck, dividida en tres actos narrados en orden inverso,entendidos a modo de drama de estructura esotérica,parte de un concepto complejo, reflexionando sobre cuestiones tales como el sentido de la vida y la muerte, y los misterios cósmicos que lo rodean. A tal respecto, Mike Flanagan en el primer episodio, próximo al concepto de la melancolía apocalíptica y el mejor del conjunto, delibera no solo sobre el estado de un mundo que se desmorona, sino también sobre la existencia misma de la humanidad. Los dos siguientes son más deficitarios, especialmente sobrepasados por los bruscos cambios tonales de terror y sentimentalismo, una combinación que encaja a la perfección en el imaginario literario de Stephen King, pero que en la película deviene un inconexo drama lacrimógeno, adornado con una narrativa optimista y vitalista que termina siendo tan efímera como su viralizada secuencia del baile.
Marco de referencia y nuevas vías
Good Boy(Ben Leonberg)
Suele ser habitual en Sitges, un certamen proclive al hype, presentar propuestas precedidas de una inusitada expectación; en esta ocasión, uno de los supuestos platos fuertes de esta edición, Good Boy, parte, en principio, de un concepto original, la mirada subjetiva de un perro encerrado en un espacio espectral. Su director, Ben Leonberg, pese a reformular con cierta solvencia conceptos clásicos de la casa encantada y poner de manifiesto su afiliación al género a través de recursos tan trillados como proyectar imágenes televisivas de films: Carnival of Souls (Herk Harvey, 1962) o Mutant (John Cardos, 1984), en busca del guiño fácil del fan, no logra dotar al relato de una narrativa que disimule sus costuras de película doméstica. Que sus 72 minutos de duración se hagan eternos, así como la dilación para desarrollar el conflicto debido a la falta de pulso narrativo, a diferencia de propuestas recientes más sólidas, como, por ejemplo, EO (Jerzy Skolimowski, 2022) o Kota (Gÿorgi Pálfi 2025), donde la mirada animal no va más allá de un caprichoso artificio. Dos películas exploraron la perversión de la relación en pareja desde perspectivas que aúnan el terror con toques humorísticos.
Por una parte, Together, de Michael Shanks, muestra la deriva y decadencia de una pareja cuyo desfase sentimental es intuido como ineludible, la irrupción del elemento fantástico transformará la inicial comedia dramática en un retorcido body horror. Película que denota un evidente desequilibrio entre lo dramático y lo lúdico, funcionando algo mejor en el segundo apartado, cuando convierte el concepto genérico en una desinhibida metáfora de la dependencia emocional. Más disfrutable en lo relativo a sus postulados, Obsession también parte de una premisa que extrapola el concepto de las relaciones románticas codependientes desde coordenadas próximas a la comedia adolescente de terror de los años ochenta. Como en gran parte de aquellas películas, el desencadenante fantástico, que toma como punto de partida el relato de W. W. Jacob, The Monkey’s Paw, es una mera excusa a la hora de exponer las trágicas consecuencias de convertir en realidad las fantasías románticas de un joven. Más allá del divertimento de la propuesta, se percibe un subtexto malsano, con relación al hecho de arrebatar el alma a una mujer y convertirla en una réplica psicótica de sí misma para poder tener sexo con ella y fingir que es su pareja, paradigma de un miedo masculino contemporáneo; ser un tipo de dudosa moral cuyo entorno social sospecha de sus intenciones en sus relaciones sentimentales. Ambas películas, cada una a su manera, no dejan de ser un curioso tratado a favor de la soltería.
Exit 8 (Genki Kawamura)
Otros dos films sondearon de forma puntual masculinidades problemáticas, Exit 8 de Genki Kawamura, cuyo título en inglés es un curioso juego de palabras (se pronuncia de forma similar a hesitate), parte de la premisa de un individuo incapaz de salir del pasillo del metro. Film que sale airoso de ese pantanoso terreno que consiste en trasladar el lenguaje del videojuego al cine, funcionando mejor como relato inquietante que utiliza un espacio liminal a modo de cuadro cinematográfico donde se desarrolla un misterioso bucle espacio/temporal que, como una historia de terror minimalista al uso, recurre a la alegoría, en este caso, la de un hombre que busca escapar del subsuelo moral, con relación tanto a la ansiedad creada por la incapacidad de asumir responsabilidades como por ciertas rutinas sociales que puedan conducir a oscuros ciclos de comportamientos. Por su parte, Honey Bunch, al igual que ocurría en A Cure for Wellness (Gore Verbinski, 2006),nos sitúa en una apartada clínica donde maridos y padres de familia acuden con la esperanza de poder curar mediante una innovadora terapia los severos daños neurológicos de sus seres queridos. Tras su intento de reinvención del rape & revenge con su anterior Violation (2020), el dúo formado por Madeleine Sims-Fewer y Dusty Mancinelli vuelve a fijar su mirada sobre la incomodidad femenina. En Honey Bunch, se entrevé un ensalzable intento por recrear atmósferas propicias a la paranoia, situadas a medio camino entre una estética arty de tono retro y las historias televisivas británicas de fantasmas, aquí el referente sería el estupendo capítulo A Ghost Story for Christmas/The Ice House (Derek Lister, 1978). Sin embargo, una vez llegados a su resolución, cercano al concepto del Frankenstein de Mary Shelley, es donde el relato desvela sus carencias. Su interesante enunciado, que indaga en la difusa línea que separa los imperativos morales del compromiso de por vida con otra persona, es expuesto mediante una sobrexplicación que contradice la ambigua narrativa que la precede, agravado por digresiones postmodernas del mal querer, y por un tercer acto donde el slapstick hace acto de aparición de forma involuntaria.
La ganadora a la Mejor película, The Ugly Stepsister, también recurre, aunque de forma bastante más explícita, al concepto del body horror desde una fuerte impronta feminista que reformula y pervierte su principal referencia, el cuento de Cenicienta. Lo mejor del debut en la dirección de Emilie Blichfeldt viene dado por su coherencia a la hora de exponer una metáfora sobre los cánones de belleza y la sustitución de cualquier atisbo de sutileza por una grotesca y violenta representación sobre el acto del autodescubrimiento. El punto de partida es idéntico al de The Substance, de Coralie Fargeat, sin embargo, el delirio y la provocación están mejor plasmados. Esa idea sobre la presión estética de la belleza convertida en dolor es trasladada a una narrativa de cuento, resorte argumental más propicio para desarrollar simbolismos metafóricos, dada su condición de fábula tragicómica, que otras propuestas actuales poco perspicaces anexionadas a agendas de imperativo social.
El fantástico alegórico
La virgen de la tosquera (Laura Casabé)
El retrato alegórico femenino llevado al fantástico continuó siendo el denominador común en Sitges, siendo varias las propuestas que este año orbitaron alrededor de dicho concepto. A tal respecto, La virgen de la tosquera de Laura Casabé deviene una metódica adaptación de dos cuentos de Mariana Enríquez, El carro y La virgen de la tosquera, pertenecientes a la colección Los peligros de fumar en la cama. Película que difumina con solvencia los límites entre el terror psicológico y lo social, donde el componente fantástico, manifestado de forma abrupta en un final que posa su mirada sobre el cuento gótico y el ritual pagano, se adentra en un inquietante contexto de realidad; un caluroso verano ubicado en una apocalíptica Argentina al borde del colapso económico del 2001. Se agradece que, mediante oscuras exploraciones del deseo y el poder en el imaginario adolescente, se pervierta ese concepto tan manido del coming-of-age, aquí expuesto desde una perspectiva que sondea el horror de la adolescencia a través del retrato de una joven insatisfecha consigo misma, con el sexo y con todo lo que la rodea.
En If I Had Legs I’d Kick You también asistimos a una frustración que, a semejanza de ciertas coordenadas narrativas presentes en aquella frenética y desquiciada cinta británica titulada Surge (Aneil Karia, 2020), nos muestra el colapso interno de un personaje omnipresente en cada plano de la película; Rose Byrne, como una sufrida madre que tendrá que enfrentarse, con un marido ausente, entre otras cosas, a la enfermedad de su hija. La maternidad como campo de batalla psicológico es una temática que empieza a mostrar numerosos signos de agotamiento, especialmente en digresiones tan cuestionables como, por ejemplo, las recientes Nightbitch (Marielle Heller, 2024) o Salve María (Mar Coll, 2024). En dicho apartado, el film de Mary Bronstein sale relativamente airoso, especialmente siendo entendida, salvando las distancias, como una suerte de versión mumblecore de Eraserhead (David Lynch, 1977),con relación a mostrar una fuga disociativa sobre un estado de ansiedad maternal a medio camino entre la psicopatía y la parodia. Algo más previsible resulta la francesa Her Will Be Done, de Julia Kowalski, obra que podría formar parte de ese gran catálogo de películas recientes que parten de una premisa fantástica, la temática de la bruja y el misticismo rural, a la hora de exponer una alegoría sobre el despertar sexual y la correspondiente liberación femenina. De forma sintomática, destaca más en su faceta técnica, al recrear el director de fotografía, Simon Beaufils, la atmósfera turbia de la campiña francesa mediante texturas cromáticas, que como relato que reincide en los tropos habituales sobre mujeres transgresoras sitiadas en entornos hostiles.
New Group (Yûta Shimotsu)
Dos películas con varios puntos de interés en común utilizaron espacios de enseñanza como campo para la exploración de jerarquías que incentivan de forma abrupta la necesidad de pertenecer a un grupo. El japonés Yûta Shimotsu, al igual que en su estimulante ópera prima, Best Wishes to All, vuelve a indagar a través de la metáfora fantástica en las grietas de la sociedad japonesa en New Group. Historia donde se observa, de forma parecida al arranque de la serie televisiva Pluribus, una señal proveniente del exterior como elemento detonador que altera de forma drástica inquietantes comportamientos en masa. Película que, mediante la reconfiguración de tropos del J-Horror, tomando referencias de Suicide Club (2001) y el cine de Sion Sono, y, en especial, del imaginario de Junji Ito, versa sobre los peligros que puede acarrear un pensamiento homogéneo dentro de la sociedad. Más allá de su evidente crítica social, New Group también funciona de forma correcta como película de terror. Lo que comienza con los tópicos habituales del drama escolar —aislamiento social, presión de grupo y acoso— se transforma en un relato híbrido, situado a medio camino entre la sátira mordaz y la pesadilla surrealista. Visión aguda la de un autor, ya con tres nuevos proyectos en desarrollo, a seguir con detenimiento. El oscuro imaginario del infante/adolescente y la crueldad existente en dicho microcosmos también son los principales protagonistas de la sugerente The Plague, drama con retazos de thriller psicológico, sin atisbo de componente fantástico, más allá de utilizar de forma puntual un extraño contagio cutáneo como metáfora del acoso escolar que mira de reojo la novela de William Golding Lord of the Flies. Historia situada en un campamento de waterpolo masculino donde tendrá lugar, de forma parecida a la francesa Un monde (Laura Wandel 2021), aunque sin la agitación e hiperrealismo de esta, un laberíntico juego de dinámicas de poder entre alumnos que derivará en presiones grupales, inclusiones, exclusiones y al consabido desarrollo de la personalidad por parte del protagonista. Como punto a su favor, la ópera prima de Charlie Polinger, que, por momentos, parece deleitarse con las posibilidades estéticas que le brinda el tema, no recurre a retóricas manidas o catarsis violentas, y sí a una serie de matices expuestos a modo de una ponderable reflexión sobre las distintas maneras de afrontar el ser diferente.
Autorías irreductibles
Reflection in a Dead Diamond (Bruno Forzani, Hélène Cattet)
En Sitges 2025 se pudieron ver varias propuestas que, para bien o para mal, mostraron un inalterable sello autoral por parte de sus responsables. A tal respecto, una de las labores más satisfactorias del festival es el haber apostado desde un principio por filmografías que empiezan a ser reconocidas, como la de Bruno Forzani y Hélène Cattet. Tras estar presentes en anteriores ediciones con Amer (2009), L’étrange couleur des larmes de ton corps (2013) y Laissez bronzer les cadavres! (2017), su nuevo trabajo tras las cámaras, la sobresaliente Reflection in a Dead Diamond, fue una de las indiscutibles cimas vistas este año en el festival. Un film que reverencia y deconstruye un subgénero, en esta ocasión, el EuroSpy de los años 60, utilizando universos pop y psicodélicos, la corporeidad y los materiales y la duplicidad de conceptos como la ilusión óptica. Relato que huye de cualquier tipo de dialéctica y que empieza con un guiño a Morte a Venezia, de Luchino Visconti, por su evidente iconografía y por retratar una memoria fragmentada, para más tarde bifurcarse en mil detalles y estructuras, muy apropiada para una historia sobre espionaje, la concerniente a una reflexión ilusoria sobre la identidad y cómo esta puede errar, transformarse o disolverse. Difícil encontrar en la actualidad una declaración de amor al séptimo arte como la de Bruno Forzani y Hélène Cattet, autoría tan arriesgada como la orquestada por Lucile Hadžihalilović, ya que estamos ante un tipo de creadores que se manifiestan a través de la imagen, y cómo esta se correlaciona con estéticas y referencias artísticas, cada cuál más distinta. Otra deconstrucción, aunque de distinta forma y fondo, es la llevada a cabo por el rumano Radu Jude en Drácula. Película donde el mito local, y simbologías poliédricas relacionadas con dicha figura sirven de excusa a la hora de exponer, mediante una sátira episódica, un acercamiento paródico a la identidad nacional de un país. Próxima a un caótico formato caleidoscópico que utiliza para abordar la confrontación con todas las formas de totalitarismo posibles, ya sean políticas o tecnológicas, el film de Radu Jude deviene un experimento frustrante, especialmente debido a una extenuante indulgencia por intentar subvertir tantas tradiciones cinematográficas como le es posible. Su aparatoso acomodo en Sitges, certamen poco dado a digresiones autorales de este tipo, propició una de las paradojas más curiosas de esta edición durante su proyección debido a que parte de los espectadores intentaron, sobre la base de la risa fácil, interpretarla como una comedia al uso, cuando, en realidad, estamos ante una película que, mediante un andamiaje nihilista, es una reflexión sobre el público que disfruta más del espectáculo superficial que del arte propiamente dicho.
Gaua (Paul Urkijo)
No deja de ser una buena noticia que dentro del cine español se continúe dando voz a trayectorias autorales marcadas por un determinado estilo. A tal respecto, el particular imaginario de Alberto Vázquez sigue intacto en Decorado, fábula animal que dialoga sobre la realidad y el derribo de las certezas vitales; un ratón de mediana edad cuya vida parece desmoronarse empieza a sospechar que todo a su alrededor es una gran farsa, un decorado… Propuesta oscura y poco sutil, como suele ser habitual en su autor, cuya naturaleza de relato distópico recurre a nociones narrativas orwellianas presentes en películas como Brazil (Terry Gilliam, 1985) o The Truman Show (Peter Weir, 1998), mediante la reinterpretación de su cortometraje homónimo de 2016. En su nueva película, el responsable de Unicorn Wars (2022) formula un tratado sobre la crisis existencial y la búsqueda de un sentido a todo lo que nos rodea, articulado mediante un doble salto mortal, transita por el complicado terreno del cine de animación para adultos, y lo hace a través de una osadía autoral, solo entendible desde el posicionamiento de alguien que reniega de cualquier tipo de complacencia. También meritoria resulta la filiación de Paul Urkijo a unas coordenadas genéricas concretas, autor a reivindicar como uno de los talentos patrios más consistentes que ha dado el cine de género en los últimos años. En Gaua, el realizador vasco vuelve a indagar, al igual que en las anteriores Errementari (2017) e Irati (2022), en un fantástico de connotaciones telúricas, un nuevo compendio de texturas de folk horror autóctono que nos muestra una historia de mitologías y brujas situado en el siglo XVII. A diferencia de la fallida Akelarre (Pablo Agüero 2020), sortea con inteligencia el peaje institucional que supone adherir al relato conceptos como la oscura mirada patriarcal o el empoderamiento de la mujer. Curiosamente, su narrativa episódica, cuyo mejor segmento lo encontramos en su estupendo cierre, legitima la inherente irregularidad de un autor que da la sensación de moverse mejor en el ámbito de cortometrajes como Monsters Do Not Exist (2012) o Dar-Dar (2020), trabajos que, posiblemente, sigan siendo los mejores de una filmografía que tendría que empezar a ser considerada de una coherencia inusual dentro del actual panorama fantástico español. Más debatible fue la presencia de Silencio de Eduardo Casanova, realizador que de forma enigmática parece haber encontrado acomodo en Sitges año tras año. Miniserie de tres episodios, cuya unión no sobrepasa los 60 minutos de duración, que mediante un tragicómico relato vampírico de tonalidades kitsch, expone temas supuestamente trascendentes que pretenden «romper el silencio» sobre la marginalidad y los estigmas sociales. Si ha existido un género cinematográfico propicio para la transgresión, ese ha sido, sin lugar a dudas, el fantástico; que el imaginario de Eduardo Casanova, cuyo patrón narrativo suele orbitar de forma obsesiva alrededor de la temática LGTBIQ+ y el activismo queer, sea catalogado por algunos como extremo u osado, no garantiza la pertenencia o aproximación a dicho término, en este caso, sería más bien al contrario, ya que no estaría de más contextualizar cómo en Silencio, los conceptos barrocos aplicados a una vulneración de códigos, se posicionan en las antípodas de lo entendible como transgresión, siendo más un artefacto que es percibido como un capricho fílmico, cuya condición de producto supuestamente postmoderno, militante e irreverente, aderezado de una dialéctica humorística llevada al paroxismo, adolece de una irrefutable fecha de caducidad.
El género como cajón de sastre
Redux Redux (Kevin McManus, Matthew McManus)
Como epílogo de esta primera crónica, reseñaré cinco películas que intentaron reactivar una serie de coordenadas genéricas harto transitadas. Eye for an Eye se convirtió en el enésimo intento de asociar el terror onírico adolescente a oscuras conductas sociales. El Mal, representado en la figura de un bogeyman que, a semejanza de Candyman (1992), surge tras ser invocado, pero a diferencia del film de Bernard Rose, en dicha llamada no hay un propósito de venganza por parte del ente sobrenatural, y sí de castigo a aquellos que se niegan a asumir la responsabilidad de sus malos actos. Esta propuesta se estanca a los pocos minutos de metraje, quedando como punto de interés el intento por recrear una atmósfera que nos remite al gótico sureño. Resulta curiosa la comparativa que puede hacerse sobre los actuales directores provenientes del videoclip y el ámbito publicitario, Colin Tilley en el caso que nos ocupa, con respecto a sus precedentes, Russell Mulcahy o Adrian Lyne, por poner dos ejemplos, la naturaleza de todos ellos coincide en el propósito de rellenar lagunas narrativas mediante la imagen, sin embargo, el resultado dista de ser análogo. Si antaño existía una querencia en este tipo de realizadores por aunar temáticas y estética comercial, en Eye for an Eye dichos conceptos estarían en contraposición,el toque arty de Colin Tilley queda disgregado del terror catártico y moral que pretende transmitir la película. Redux Redux, otra cinta estadounidense, pero de un talante más independiente, recurre a la paradoja temporal, elemento fantástico habitual en los últimos años por parte del imaginario popular, mediante una historia que muestra a una madre que viaja a través de distintas realidades para matar una y otra vez al asesino de su hija. El multiverso fusionado con la road movie ha evolucionado en los últimos años: de trasladar parámetros genéricos que difícilmente trascendían de su condición de serie B, Retroactive (Louis Morneau, 1997) o Triangle (Christopher Smith, 2009), a incluir en la ecuación el drama de connotaciones existenciales como recurso común, la interesante Desert Road (Shannon Triplett, 2024). Como reflejo de su época, Redux Redux pertenece al segundo apartado, aunando ideas, por ejemplo, anclando la paradoja genérica a un contexto de realidad, la futilidad de la venganza como vía de sanación, o alegorías tan obvias como esa máquina del tiempo con forma de ataúd, metáfora de la tumba que cava para sí misma la protagonista. Mimbres argumentales aplicados de forma tan correcta como previsible, un peaje intuido como ineludible por parte de un cine indie obcecado en sustituir como eje primordial en sus historias el viaje fantástico por el emocional.
We Bury The Dead (Zak Hilditch)
Por su parte, el director australiano Zak Hilditch insiste de forma recurrente en escenarios apocalípticos, si en These Final Hours (2014) observábamos la conducta de un grupo de personas en el último día antes del fin del mundo, en We Bury The Dead, somos testigos de la travesía a través de los áridos paisajes de Tasmania de una mujer que busca a su marido desaparecido tras un catastrófico experimento militar. Al igual que veíamos en Monsters (Gareth Edwards, 2010), dos personajes antagónicos entrarán en una zona de cuarentena, sustituyendo el virus alienígena de esta por otro provocado por el hombre que ha convertido a algunas víctimas en muertos vivientes. We Bury The Dead vendría a ser un nuevo ejemplo de relato que se aleja conscientemente del género que explota, donde el concepto fantástico sirve como excusa para una serie de disertaciones, algunas centradas en los supervivientes y sus dilemas, otras provistas de un carácter escénico contemporáneo para recrear escenarios que nos pueden remitir al COVID-19 o al accidente nuclear de Fukushima de 2011. En tal sentido, esa ramificación del subgénero, que podríamos denominar como «drama zombie», hace tiempo que muestra un considerable agotamiento creativo. Rememorando dicho concepto, uno de sus últimos exponentes podríamos encontrarlo en el plano final de Arnold Schwarzenegger llorando la muerte de su hija en Maggie (Henry Hobson, 2015), cinta cuya retórica introspectiva pasaba de forma bastante más inadvertida que en We Bury The Dead.
The Furious (Kenji Tanigaki)
Siguiendo en el terreno de las digresiones, en Opus contemplamos, de forma parecida a The Menu (Mark Mylod, 2022), a un grupo de personajes pertenecientes al mundo de la comunicación que es convocado en un apartado lugar por un artista mediático; en la película de Mark Anthony Green, un veterano estrella del pop rodeado de una comunidad sectaria de aduladores. La película deviene un fallido híbrido de géneros que, en cierta manera, podría considerarse como una versión A24 de la simpática Theatre of Blood (Douglas Hickox, 1973), por aquello de mostrar desde postulados modernos una satírica confrontación entre la indulgencia artística y la naturaleza parasitaria de los críticos de entretenimiento. Al igual que muchas de las películas y series que imita descaradamente, el problema de Opus tiene su origen en otro director novel que se excede en sus proyectos, lanzando temas de debate, a priori interesantes, sin ofrecer una perspectiva propia sobre ninguno de ellos. Como lastre añadido, tampoco ayuda a mejorar el conjunto la interpretación de John Malkovich, haciendo de sí mismo una vez más, ni la de Ayo Edebiri, una de las peores actrices de su generación. Por último, el broche de oro llegó con The Furious, erigida como la película de acción más importante del año. Siguiendo la estela de The Raid (Gareth Evans, 2011) o The Night Comes for Us (Timo Tjahjanto, 2018), el film dirigido por el aclamado coreógrafo de acción Kenji Tanigaki parte del propósito de ofrecer más y mejor con relación a mostrar en cada pelea un nuevo giro que intenta superar el anterior, aumentando violencia, magnitud y originalidad, a través de un conjunto de set pieces que parecen estar concebidas cada una a modo de clímax final. Poco importa que la trama del film sea poco más que un esbozo, The Furious está concebida para ser experimentada en una pantalla lo más grande posible, con un público cuanto más bullicioso, mejor, como ocurrió en Sitges. Un artefacto lúdico que crea sinergias con el espectador, posiblemente, sea el tipo de película más agradable de ver en los festivales de cine, ideal si el visionado se produce al final de éste, puesto que un servidor no concibe un mejor antídoto tras tanta sobreexposición temática.
El neorrealismo italiano constituye uno de los movimientos artísticos más influyentes y brillantes de la historia del cine. Este libro propone un recorrido alrededor de sus figuras más destacadas, sobre sus películas más significativas, el cual se inicia en los años treinta, con los primeros signos de una nueva sensibilidad estética en filmes como Tierra madre (Alessandro Blasetti, 1931) u Ossessione (Luchino Visconti, 1943), pasando por sus años de esplendor en la inmediata posguerra, cuando directores como Roberto Rossellini, Vittorio De Sica, Giuseppe De Santis o Alberto Lattuada, articularon una nueva mirada cinematográfica sobre la realidad. El texto también explora en su lánguido ocaso, entre finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta, cuando el llamado miracolo economico transformó profundamente el paisaje social y cultural de Italia, y el cine evolucionó hacia otras formas expresivas, si bien el neorrealismo aún tuvo fuerzas para inspirar las primeras obras maestras de Michelangelo Antonioni, Pier Paolo Pasolini y Francesco Rosi. Nacido de las ruinas materiales y morales de la Segunda Guerra Mundial, el neorrealismo convirtió el cine en un espejo de la nación, privilegiando escenarios reales, actores no profesionales y una ética de la verdad que trascendía lo puramente estilístico. Este estudio cultural, político y fílmico busca así ofrecer una visión panorámica de esta sensibilidad aún presente hoy en nuestras pantallas, a través de un minucioso estudio introductorio y la reseña de cincuenta títulos esenciales.
Autor: Antonio José Navarro, Editorial: SÍLEX EDICIONES, S.L., Páginas: 388
Caleb Landry Jones («Get Out») y Harry Melling («Pillion») protagonizan esta película con tintes de folk horror de la directora y productora griega conocida por «Attenberg» (2010). Estreno en Filmin el 28 de noviembre.
El próximo 28 de noviembre, Filmin estrena en exclusiva “Harvest”, el western con tintes de folk horror de la directora griega Athina Rachel Tsangari, productora habitual de Yorgos Lanthimos («Canino», «Alps») y de Richard Linklater («Antes del anochecer»). La película se estrenó en el Festival de Venecia, compitiendo por el León de Oro a la Mejor Película,y ganó el Premio Tops de la Crítica ACCEC en el Americana Film Fest. La historia está basada en la novela homónima de Jim Crace, nominada al Premio Booker en 2013 y editada en España por Hoja de Lata bajo el título «Cosecha». El reparto lo encabezan Caleb Landry Jones (“Tres anuncios en las afueras”, «Get Out»), Harry Melling (“Pillion”, «Harry Potter») y Frank Dillane (“Urchin”). Además, el film está producido por la ganadora del BAFTA Rebecca O’Brien, conocida por su trabajo junto a Ken Loach en la productora Sixteen Films.
«Harvest» narra la historia de una aldea rural aislada, de nombre y lugar indeterminados. Es época de cosecha y, a través de Walter (Caleb Landry Jones), vemos cómo cambia la comunidad con la llegada inesperada de tres personajes extraños: un cartógrafo, un inmigrante y un banquero. El caos se cierne definitivamente con el traspaso de las tierras del cercano señor Kent (Harry Melling), al desconocido señor Jordan (Frank Dillane). Una alegoría enigmática y brutal del capitalismo.
Crear comunidad
La directora, Athina Rachel Tsangari, es una de las mayores exponentes de la nueva ola del cine griego junto a Yorgos Lanthimos. Además de su faceta de productora, mencionada anteriormente, Rachel es conocida por sus anteriores filmes: «The Slow Business of Going» (2000), «Attenberg» (2010) y «Chevalier» (2015). En esta ocasión, su primera vez rodando en inglés, la cineasta ha conseguido juntar a un elenco de ensueño, con nombres tan reconocidos como Caleb Landry Jones (“The florida project”, “Drácula”), Harry Melling (“Harry Potter”, “Pillion”), Frank Dillane (“Harry Potter”, “Urchin”) y Rosy McEwen (“Blue Jean”, “Scarpetta”) a los que se unieron los aldeanos reales del pueblo escocés en el que rodaron, ya que abrieron un proceso de casting en la escuela local.
La simbiosis fue especial y orgánica, según cuenta la directora: “Fue una colaboración muy natural con todos, elenco y equipo como una sola unidad. Vivíamos juntos, trabajábamos juntos, nadábamos, recolectábamos, comíamos, bebíamos juntos. Estábamos forjando una comunidad entre nosotros mientras hacíamos una película sobre la muerte de una comunidad”.
Atemporal, ambigua, pero a la orden del día
Es difícil encasillar “Harvest” en un único género. Rodada en 16 mm y con luz natural, la película es una especie de espejismo: un lugar ambiguo, una época confusa, personajes existencialistas, nadie es ni bueno ni malo. La temática de la pérdida de la tierra y la comunidad es tan actual que Tsangari no quería especificar cuál era el tiempo o el lugar para no caer en ser simplemente una película de época. “Joslyn (guionista) y yo abordamos el guion como una historia moderna: está ocurriendo hoy y en todas partes. Estamos atrapados en este ciclo eterno de pérdida y exilio”, aclara la directora.
Ella lo describe como un western nihilista: “Es un western, pero en este sentido primordial. Normalmente tienes una comunidad invadida por algo, ya sea el mal, o el progreso, o el dinero, y el héroe suele salvar el día. A mí me interesaba un western nihilista donde el personaje forma parte de la comunidad pero, al mismo tiempo, es un forastero. Realmente no pertenece. Hay un desplazamiento en la historia. Luego, al final, toda la comunidad está siendo desplazada, igual que él. No hay redención para él”. Es, en definitiva, un viaje irreal y místico por el que simplemente hay que dejarse llevar.
Acaba de ser presentado en sociedad un primer adelanto, en forma de un teaser tráiler que podéis ver a final de pagina junto a su póster oficial, de la cinta húngara Feels Like Home. Oscuro thriller psicológico dirigido por Gábor Holtai, que pervierte ese concepto visto en películas como Familia de Fernando León de Aranoa, a la hora de mostrar una metáfora sobre las apariencias sociales. Tras su estreno mundial en el pasado Festival de Sitges dentro de la sección Noves Visions (Méliès de plata a Mejor Película de género fantástico), el film llegará a los cines de Hungría el próximo 19 de febrero de 2026.
En Feels Like Home vemos como una solitaria mujer es secuestrada por una delirante familia que está convencida de que es su hija desaparecida. Para intentar sobrevivir, deberá seguirles el juego haciéndose pasar por otra persona mientras intenta encontrar desesperadamente una salida a esta pesadilla.
La película, con guion a cargo del propio Gábor Holtai junto a Attila Veres, está protagonizada por Rozi Lovas, Áron Molnár, Dorka Gryllus, Rozi Lovas, Soma Simon, István Znamenák, Kornél Simon, Kati Zsurzs, Tibor Szervét y Bettina Józsa.
Esta sesión celebra dos figuras esenciales de la vanguardia europea del siglo xx: Stefan y Franciszka Themerson, pioneros del cine experimental en la Polonia de entreguerras
Antes de que el fascismo arrasara Europa, los Themerson ya advertían, con imágenes radicales y poesía visual, la amenaza inminente de los autoritarismos que se cernían sobre el continente. Su obra más emblemática, Europa (1932), basada en el poema futurista homónimo de Anatol Stern, condensa las tensiones políticas, sociales y existenciales de su tiempo. Collage, animación, sobreimpresiones, escritura visual: cada técnica es convocada al servicio de un mensaje claro y urgente, antibélico, antitotalitario, visceral. Cine como grito. Cine como antídoto.
En la Varsovia de los años treinta, realizaron cinco cortometrajes experimentales: Pharmacy, Europa, Moment Musical, Short Circuit y The Adventures of a Good Citizen (1937), el último de los cuales fue el único film anterior a la guerra que sobrevivió a la devastación. Ya en Londres, durante la década de 1940, filmaron dos obras más: Calling Mr. Smith (1943), una pieza antibélica de diez minutos que denuncia la destrucción de la cultura polaca bajo el nazismo, y The Eye and the Ear (1944-45), una interpretación visual de cuatro canciones de Karol Szymanowski.
Su lenguaje cinematográfico se sustentaba en una investigación material rigurosa: el movimiento de luces y sombras sobre objetos, exploraciones nacidas de sus trabajos con fotogramas entre 1928 y 1935. Muchas de las imágenes fueron creadas sobre una mesa de trucos improvisada por Stefan: colocaba objetos diversos sobre papel translúcido, iluminados desde arriba y fotografiados cuadro a cuadro desde abajo, en una coreografía artesanal entre el azar y el cálculo.
La historia de los Themerson se fractura con la invasión nazi de Polonia en 1939. Los negativos originales de Europa se pierden entre bombardeos y saqueos. Él es reclutado por el ejército polaco en el exilio; ella encuentra en el dibujo y la ilustración un refugio íntimo y una forma de resistencia estética. Reunidos en Londres, reinventan su obra y su vida. El trauma del exilio dejó huellas profundas, pero nunca apagó su impulso creativo.
Durante décadas, Europa fue considerada una obra perdida. Hasta que, en 2019, un milagro de archivo la devolvió al mundo: una copia fue hallada en la Bundesarchiv alemana por el Instituto Pilecki. Restaurada por Fixafilm en Varsovia y con una nueva banda sonora compuesta por Lodewijk Muns, Europa regresa no solo como documento histórico, sino como gesto de supervivencia. Hoy, su visión cobra una potencia renovada. En sus formas fragmentadas, en sus cuerpos en negativo, no vemos solo una alerta contra los fascismos del pasado, sino una advertencia urgente para los presentes que habitamos.
Franciszka y Stefan Themerson: Europa, 1931, 35 mm, 12 min; The Adventures of a Good Citizen, 1937, 35 mm, 9 min; Calling Mr. Smith, 1943, 35 mm, 10 min; The Eye and the Ear, 1944, 35 mm, 10 min; Stefan + Franciszka, Tomasz Pobóg-Malinowski, 1974-75, 8 mm, 18 min.
Proyección en digital.
Copias procedentes de Lux, excepto Stefan + Franciszka, procedente de GV Art London.
Fecha: 19 febrero 2026
Horario: 19.00. No se podrá acceder a la sala una vez empezada la proyección.
Acaba de ver la luz de la mano de Searchlight Pictures, un primer avance en forma de un teaser tráiler que podéis ver a final de pagina junto su póster oficial, del nuevo trabajo tras las cámaras de la realizadora Mona Fastvold titulado The Testament of Ann Lee. Tras sus anteriores The Sleepwalker (2014) y The World to Come (2020), Mona Fastvold se adentra en un drama histórico con tintes de musical, que tras su estreno mundial en el pasado festival de Venecia, llegará a los cines de Estados Unidos el próximo 25 de diciembre.
Inspirada en hechos reales, The Testament of Ann Lee se centra en la líder religiosa Ann Lee, fundadora del Movimiento Shaker a finales de la década de 1770, que llegó a construir una de las sociedades utópicas más grandes de la historia de Estados Unidos. Los seguidores de Lee la consideraban el Jesucristo femenino, y sus fieles le rezaban cantando y bailando.
La película, con guion a cargo de la propia Mona Fastvold junto a su marido Brady Corbet, está protagonizada por Amanda Seyfried, Thomasin McKenzie, Lewis Pullman, Christopher Abbott, Tim Blake Nelson, Stacy Martin, Matthew Beard, Scott Handy, Viola Prettejohn, Jamie Bogyo, David Cale y Scott Alexander Young.
Filmin refuerza su apuesta por las proyecciones en pantalla grande y llevará seis de sus próximos estrenos a Madrid, Málaga, Valencia, Gijón, Oviedo y Vigo, del 17 de noviembre al 22 de diciembre.
Filmin, en colaboración con Cine Yelmo, impulsa un ciclo de seis estrenos inéditos en pantalla grande («Harvest», «El silencio de Julie», «Un día con Peter Hujar», «La torre de hielo», «Incógnito» y «DJ Ahmet») del 17 de noviembre al 22 de diciembre, con pases simultáneos los lunes a las 20:00 en Madrid, Málaga, Valencia, Gijón, Oviedo y Vigo. La programación se complementará con actividades especiales itinerantes —presentaciones y coloquios— con la presencia de periodistas, críticos de cine y otras figuras del sector cultural como David Velduque, Paco Tomás, Violeta Kovacsics, Víctor Cinemaexcelsior, Jara Pérez Aitany,Jaime Pena o la directora de “La torre de hielo”, Lucile Hadzihalilovic.
Esta acción conjunta con Cine Yelmo consagra la apuesta de Filmin por las salas como espacio privilegiado de exhibición: una ventana complementaria a la plataforma que garantiza la experiencia de visionado en las mejores condiciones y estrecha la colaboración de Filmin con el sector de la exhibición.
Los títulos del ciclo
«Un día con Peter Hujar», de Ira Sachs
El ciclo reúne seis de los próximos estrenos de Filmin más destacados. «Harvest», de Athina Rachel Tsangari («Chevalier»), es un drama áspero, ambientado en una comunidad rural aislada y protagonizado por uno de los actores más prometedores del cine indie: Caleb Landry Jones. «El silencio de Julie», de Leonardo Van Dijl y producida por la tenista Naomi Osaka, llega tras un sólido recorrido en festivales internacionales y se enfoca en el deporte de élite y el silencio alrededor de los abusos sexuales. «Un día con Peter Hujar», de Ira Sachs («Passages»), propone una pieza de cámara en torno a la figura del fotógrafo neoyorquino, al que da vida el actor Ben Whishaw.
Completan la programación «La torre de hielo», de Lucile Hadzihalilovic, protagonizada por Marion Cotillard y ganadora del premio a la Mejor Película de la sección Zabaltegi-Tabakalera del Festival de San Sebastián; «Incógnito», de Carmen Emmi, un thriller de infiltración ambientado en el Nueva York de los 90 y premiado en Sundance; y «DJ Ahmet», de Georgi M. Unkovski, ganadora del Premio del Público y del Premio Especial del Jurado en Sundance 2025, una ópera prima que fusiona música electrónica y tradición en una aldea de Macedonia.
Proyecciones especiales
Las películas se proyectan simultáneamente en las seis ciudades todos los lunes a las 20:00. El siguiente calendario indica la sede que acoge la actividad especial (presentación, coloquio u otras acciones) cada semana:
17 de noviembre en Vigo: “Harvest” · Yelmo Vigo Travesía
24 de noviembre en Málaga: “El silencio de Julie” · Yelmo Vialia Málaga
1 de diciembre en Valencia: “Un día con Peter Hujar” · Yelmo Mercado de Campanar
8 de diciembre en Oviedo: “La torre de hielo” · Yelmo Los Prados
15 de diciembre en Madrid: “Incógnito” · Yelmo Ideal
22 de diciembre en Gijón: “DJ Ahmet” · Yelmo Ocimax Gijón
Entre los meses de noviembre tendrá lugar junto a Azkuna Zentroa, Círculo de Bellas Artes de Madrid, Filmoteca de Galicia, Filmoteca de Catalunya, y La Filmoteca de València un ciclo retrospectivo dedicado a uno de los periodos clave en la filmografía de Kiyoshi Kurosawa, uno de los grandes cineastas japoneses en activo.
Kiyoshi Kurosawa (Kobe, 1955) alcanzó la madurez como director a finales de la década de los 90, cuando protagonizó una explosión productiva. En esa época dirigiría los dos clásicos del cine de terror que le darían fama internacional, Curey Pulse/Kairo. Son películas fruto del cambio de milenio que se vieron beneficiadas por el boom global del J-Horror, pero que, en realidad, el director reconoce no haber creado desde la perspectiva de las reglas del género
En este ciclo recuperara siete títulos fundamentales de ese periodo de su filmografía que anticipa el cine que Kurosawa crearía en las siguientes décadas, películas en las que sorprende reconocer veinticinco años después temas y problemas que nos son muy cercanos: la incomunicación, el aislamiento y la falta de empatía que paradójicamente han potenciado las nuevas tecnologías, las crisis ecológicas, la viralidad, no solo pandémica, y, sobre todo, la soledad cada vez más presente en las sociedades contemporáneas.
Fechas y lugares:
Bilbao:
Fechas de proyección: Del 4 al 20 de noviembre de 2025.
Entradas: 5€ – 4€ con Tarjeta AZ. Martes, + 65 años: 3,5€ (venta solo en taquilla). Para la compra de entradas: taquillas de Cines Golem Alhóndiga y en golem.es.
Fechas de proyección: Del 18 de diciembre 2025 al 13 de enero de 2026.
Lugar: Filmoteca de Catalunya (Plaça Salvador Seguí, 1. 08001 Barcelona).
Entradas: 4 euros. Entrada reducida: 3 euros.
Más información en la web de Filmoteca de Catalunya (próximamente).
Valencia
Fechas de proyección: Enero 2026.
Lugar: La Filmoteca de Valencia (Plaza del Ayuntamiento, 17. 46002 Valencia).
Entradas: 2.5 euros. Entrada reducida: 1.5 euros.
Más información en la web de La Filmoteca de Valencia (próximamente).
Todas las películas se proyectarán en versión original en japonés con subtítulos en castellano, excepto en Coruña, donde se proyectará con subtítulos en gallego.
Películas y horarios de proyección:
Cure (Kyua / キュア, 1997). Color. 111 min. 35mm.
Intérpretes: : Kōji Yakusho, Tsuyoshi Ujiki, Ana Nakagawa, Masato Hagiwara.
El policía Takabe, interpretado por un magistral Kōji Yakusho, investiga unos extraños asesinatos. Las víctimas aparecen con una herida de arma blanca en forma de “x” y los culpables son personas totalmente normales sin ningún motivo para haber cometido el asesinato. Takabe empieza a sospechar que algo está influenciando a la gente para matar.
La primera obra maestra de Kiyoshi Kurosawa es, según Martin Scorsese, «su película más aterradora». Su control de la luz, el encuadre y el ritmo, hace que «el más mínimo gesto en una esquina del encuadre te provoque un escalofrío».
Azkuna Zentroa: martes 4 de noviembre a las 17:00h y jueves 6 de noviembre a las 19:30h.
Cine Estudio CBA Madrid: miércoles 26 de noviembre a las 19:30h.
Filmoteca de Galicia: martes 2 de diciembre a las 20:30h y miércoles 3 de diciembre a las 18:00h.
Filmoteca de Catalunya: Próximamente.
La Filmoteca de Valencia: Próximamente.
Serpent’s Path (Hebi no michi / 蛇の道, 1998). Color. 86 minutos. 35 mm.
Después de que su hija de 8 años sea raptada y asesinada, el yakuza Miyashita (Teruyaki Kagawa) busca venganza. A él se le une un misterioso personaje, Nijima (Sho Aikawa), con el fin de ayudarle.
Eyes of the Spider y Serpent’s Path conforman un díptico de thrillers noir que ponen de manifiesto los instintos más bajos del ser humano. Las dos parten de asesinatos infantiles para mostrar la atrocidad que se esconde en las almas heridas de sus padres.
Azkuna Zentroa: martes 18 de noviembre a las 19:30h y jueves 20 de noviembre a las 17:00h
Cine Estudio CBA Madrid: viernes 28 de noviembre a las 22:00h.
Filmoteca de Galicia: jueves 11 de diciembre a las 20:30h y viernes 12 de diciembre a las 18:00h.
Filmoteca de Catalunya: Próximamente.
La Filmoteca de Valencia: Próximamente.
Eyes of the Spider (Kumo no hitomi / 蜘蛛の瞳, 1998). Color. 84 minutos. 35mm.
Nijima es un oficinista que un día encuentra al responsable de la brutal violación y asesinato de su hija pequeña. Lo tortura y lo mata. Regresa a su vida normal sintiéndose apático y vacío, hasta que conoce a una banda de sicarios.
A Kiyoshi Kurosawa le ofrecieron hacer dos películas en dos semanas con muy poco presupuesto y aceptó el reto del que nacieron Eyes of the Spider y Serpent’s Path. En ambas películas de este “díptico de la venganza” Sho Aikawa interpreta a un personaje llamado Naomi Niijima, compartiendo ciertas similitudes además del nombre.
Azkuna Zentroa: martes 18 de noviembre a las 17:00h y jueves 20 de noviembre a las 19:30h
Cine Estudio CBA Madrid: sábado 29 de noviembre a las 19:30h.
Filmoteca de Galicia: jueves 11 de diciembre a las 18:00h y viernes 12 de diciembre a las 20:30h.
Filmoteca de Catalunya: Próximamente.
La Filmoteca de Valencia: Próximamente.
License to Live (Ningen gōkaku / ニンゲン合格, 1998). Color, 109 min. 35mm.
Tras diez años en coma por un accidente, Yuta, interpretado por un muy joven Hidetoshi Nishijima, despierta de pronto en un mundo totalmente distinto al que conocía. Desde su inocencia, trata de reconstruir los vínculos familiares y su propia vida, pero no es fácil entender que su existencia ha cambiado para siempre.
Kurosawa decidió hacer una película sobre la idea de familia, descubriendo durante el proceso que “una familia es una relación que nunca se rompe ni se recrea, sin embargo, dura de manera oscura como una ilusión con un destino determinado”.
Azkuna Zentroa: martes 4 de noviembre a las 19:30h y jueves 6 de noviembre a las 17:00h.
Cine Estudio CBA Madrid: jueves 27 de noviembre a las 19:30h.
Filmoteca de Galicia: viernes 5 de diciembre a las 20:30h y martes 9 de diciembre a las 18:00h.
Filmoteca de Catalunya: Próximamente.
La Filmoteca de Valencia: Próximamente.
Barren Illusion (Ôinaru gen’ei /大いなる幻影, 1999). Color. 94 min. 35mm
Los jóvenes Haru (productor musical) y Michi (trabajadora en una empresa de mensajería) intentan sobrellevar una relación amorosa en la sociedad distópica en la que viven. En ella, en medio de una crisis ecológica, los seres humanos son presa del hastío e incapaces de mostrar sus verdaderos sentimientos si no es por medio de la violencia, la locura y el odio.
Interesante punto de inflexión en su filmografía, además de ser una de sus películas más crípticas y surreales, Barren Illusion se ha considerado un ensayo de Bright Future (2003), al retratar ambas a una generación de jóvenes inadaptados..
Azkuna Zentroa: martes 11 de noviembre a las 17:00h.
Cine Estudio CBA Madrid: jueves 4 de diciembre a las 19:30h.
Filmoteca de Galicia: sábado 20 de diciembre a las 18:00h.
Filmoteca de Catalunya: Próximamente.
La Filmoteca de Valencia: Próximamente.
Charisma (Karisuma / カリスマ, 1999). Color, 104 min. 35mm Intérpretes: Kōji Yakusho, Hiroyuki Ikeuchi, Ren Osugi, Yoriko Douguchi. Tras una complicada intervención en el rescate de un político que tenía como rehén un demente, Yabuike, un detective fracasado interpretado por Kōji Yakusho, se adentra en el bosque, donde conocerá a unos personajes muy peculiares con los que debatirá el futuro de un extraño árbol de la zona. Kurosawa nos presenta a Yabuike como un perdedor que solo quiere tomar el papel de observador en una crisis ecológica surreal, posibilitando que sean las leyes de la naturaleza, incomprensibles, las que decidan el destino de esta extraña comunidad y, sin saberlo, de la humanidad. Azkuna Zentroa: jueves 13 de noviembre a las 19:00h. Cine Estudio CBA Madrid: viernes 5 de diciembre a las 22:00h. Filmoteca de Galicia: martes 16 de diciembre a las 20:30h. Filmoteca de Catalunya: Próximamente. La Filmoteca de Valencia: Próximamente.
Intérpretes: Joe Odagiri, Tadanobu Asano, Tatsuya Fuji, Marumi Shiraishi.
El enigmático Mamoru (Tadanobu Asano) vive solo con sus venenosas medusas de colores, que pican a todo aquel que se acerca demasiado. Yûji (Joe Odagiri), un joven emocionalmente inestable que trabaja en la misma fábrica se siente fascinado por Mamoru. Así que cuando este es arrestado, acusado de asesinar a su jefe, Yûji se encargará de las medusas y del padre de Mamoru, lo que le «abre sus ojos» al mundo real.
Una historia en la que Kurosawa presenta una reflexión acerca de la juventud y el futuro, protagonizada por Joe Odagiri y Tadanobu Asano, en un mundo donde las personas intentan compartir sus vidas aceptando que no pueden comprenderse completamente unas a otras..
Azkuna Zentroa: jueves 13 de noviembre a las 19:00h.
Cine Estudio CBA Madrid: miércoles 3 de diciembre a las 19:30h.
Filmoteca de Galicia: miércoles 17 de diciembre a las 18:00h.
Filmoteca de Catalunya: Próximamente.
La Filmoteca de Valencia: Próximamente.
Cloud (Kuroado / クラウド, 2024). Color. 122 min. Copia digital.
Kiyoshi Kurosawa regresó con esta historia al thriller criminal, en el que vuelve a partir de la intersección entre el mundo digital y el nuestro para abordar la violencia soterrada que impregna el día a día de las personas. En ella, un chico que se gana la vida revendiendo objetos a través de Internet, descubre que a veces los actos pueden tener consecuencias imprevistas… y letales.
Con Cloud, Kurosawa revista algunos de los temas que le han acompañado a lo largo de su carrera. En esta ocasión, señala al consumismo y al materialismo como una nueva manifestación del egoísmo que causa el horror.
Cine Estudio CBA Madrid: sábado 6 de diciembre a las 19:30h.
Filmoteca de Galicia: jueves 27 de noviembre a las 20:30h y viernes 28 de noviembre a las 18:00h.
Filmoteca de Catalunya: Próximamente.
La Filmoteca de Valencia: Próximamente.
Kiyoshi Kurosawa – La venganza de la soledad
Kiyoshi Kurosawa (Kobe, 1955) se inició en el rodaje de películas en 8 mm en los 80 durante sus estudios de sociología en la Universidad de Rikkyo bajo la tutela de una figura capital de la crítica y el cine japonés en las últimas cinco décadas, Shigehiko Hasumi. Durante esa década también dirigiría pequeñas producciones destinadas al mercado del vídeo y trabajaría como ayudante de directores como Shinji Sômai, quien seguramente influiría en uno los recursos más reconocibles del cine de Kurosawa, los largos planos secuencia desde un punto de vista distanciado. Una época de formación que probablemente también le aportaría la economía de medios y el tono realista de su cine.
Kurosawa alcanzaría la madurez como director a finales de la década de los 90, cuando protagonizó una explosión productiva dirigiendo quince largometrajes entre 1997 y 2002. En esa época dirigiría los dos clásicos del cine de terror que le darían fama internacional, Curey Pulse/Kairo. Son películas fruto del cambio de milenio que se vieron beneficiadas por el boom global del J-Horror, pero que, en realidad, el director reconoce no haber creado desde la perspectiva de las reglas del género a las que se asocian, que no le limitaron y que no tuvo en cuenta a la hora de hacer un cine que rebosa todas las etiquetas.
Al terror parece llegar por accidente intentando hacer un retrato psicológico del ser humano contemporáneo. Este retrato es también contemporáneo del final del milenio, que impregna, con su aviso de cambio de época y de amenaza del final de los tiempos, las películas de este periodo. Estas películas que nos permitieron descubrir la obra de un director diferente son las que recuperamos en nuestro ciclo.
Un periodo de su filmografía que anticipa además el cine que Kurosawa crearía en las siguientes décadas, películas en las que sorprende reconocer veinticinco años después temas y problemas que nos son muy cercanos: la incomunicación, el aislamiento y la falta de empatía que paradójicamente han potenciado las nuevas tecnologías, las crisis ecológicas, la viralidad, no solo pandémica, y, sobre todo, la soledad cada vez más presente en las sociedades contemporáneas. En su cine hay otro elemento común y reconocible, ante estas circunstancias, la violencia que explota después de estar agazapada tras una fachada de normalidad. Quizá una reacción entendida como venganza de la soledad con la que sus personajes abandonan cualquier responsabilidad que les oprima.
Con una mirada visionaria, Kurosawa parece haber reconocido estas tendencias en el cambio de milenio, y su curiosidad le lleva a investigar más sobre ellas y sobre unos personajes enfrentados a condiciones extremas, a escenarios que, en muchas ocasiones, son apocalípticos. Unos protagonistas que, sometidos al aislamiento y la incomunicación, son vulnerables al horror, al mismo tiempo que, por su ambigüedad moral, artífices de este.
Para este ciclo, hemos recuperado siete títulos fundamentales de esa parte de su filmografía, tan poco accesible hoy, en los que con su estilo sobrio y austero crea una atmósfera de incomodidad, situaciones surreales y una poesía apocalíptica con los que apela a los miedos colectivos más contemporáneos.
La selección arranca, como no podía ser de otro modo, con Cure (Kyua, 1997), una de las películas más inquietantes de las últimas décadas, protagonizada por Kōji Yakusho, amigo y alter ego del director ante la cámara. Yakusho también aparece en License to Live (Ningen gôkaku, 1998), una tragicomedia sobre la búsqueda de nuestro lugar en el mundo en la que comparte elenco con un jovencísimo Hidetoshi Nishijima (Drive My Car), y protagoniza Charisma (Karisuma, 1999), una surreal fábula ecológica. Entre medias, Kurosawa dirigiría Eyes of the Spider (Kumo no hitomi, 1998) y Serpent’s Path (Hebi no michi, 1998). Rodadas en dos semanas y con un limitadísimo presupuesto, estás dos películas se complementan y dialogan para completar su díptico sobre la venganza.
El ciclo continúa con películas alejadas completamente del thirller y el terror, pero en las que Kurosawa continúa experimentando con unos personajes al límite. Barren Illusion (Ôinaru gen’ei, 1999), quizá la película más criptica de la selección, nos traslada a un poético y melancólico fin del mundo. Y continuamos con Bright Future (Akarui mirai, 2002), una historia de liberación protagonizada por dos jóvenes personajes unidos por la rabia interpretados por Joe Odagiri y Tadanobu Asano.
Y para finalizar, recuperamos la última cinta dirigida por Kurosawa, CLOUD (2024) en la que el director muestra la vigencia, y su interés, en los temas que comenzó a tratar en ese periodo en el que se centra nuestro ciclo. Una película que reconecta y actualiza esa visión apocalíptica del aislamiento y el individualismo como consecuencia del mal uso de la tecnología.
«La parada de los monstruos» nos perturba tanto porque se sitúa exactamente en el eje de puertas giratorias que separan la realidad de la ficción, por eso no nos gustaría que existiera, por eso no nos podemos olvidar de ella una vez contemplada. La idea de este libro es montar un artefacto lo más eficaz posible que sirva como manual de consulta a los admiradores del film, pero también a los interesados en la fenomenología que lo acompaña. En esa empresa se ha empeñado un equipo de propensos a lo inadaptado con el fin de analizar la película, el director, su filmografía, los actores, la influencia del fenómeno freaks en otras disciplinas artísticas, la particularidad del monstruo y el estudio de la obra como un fenómeno extracinematográfico. David Alonso, Francisco J. Ortiz, Francisco Pérez-Fernández, Hernán Migoya, Jesús Palacios, José Luis Ordóñez, Juan Laborda Barceló, Juan Ramón Biedma y María Zaragoza. Pocas veces el rigor y la pasión llegan al punto de encuentro del que ellos han partido. Para completar el estudio, encabeza esta obra el relato de Tod Robbins ―Espuelas (Spurs)― que sirve como texto de partida al guion de la película, una narración inédita en nuestro país con un valor literario propio fuera de toda discusión. Los monstruos les esperan para devolverles la mirada.
Autor: Varios autores, Editorial: SÍLEX EDICIONES, S.L., Páginas: 328
La plataforma recorre en noviembre el paso de la dictadura a la democracia a través del cine con tres colecciones y una decena de estrenos que abordan el final del franquismo, el despertar democrático y la recuperación de la memoria histórica.
FlixOlé dedica su programación de noviembre a una de las etapas más determinantes de la historia reciente de España: la Transición. Por medio de tres colecciones y más de 50 películas, la plataforma ofrece una panorámica completa de un país que se desperezaba del franquismo en busca de libertad, explora las obras que dieron voz a quienes no la tuvieron durante la censura y reivindica la corriente que sentó las bases de la modernidad en el cine español en el tardofranquismo.
Coincidiendo con la conmemoración de la muerte de Franco y los 50 años del inicio democrático, FlixOlé presenta escalonadamente tres especiales: ‘La Tercera Vía’, que incorpora al catálogo seis películas de este movimiento que buscó revitalizar la estancada industria cinematográfica del país; ‘Cine de la Transición’, con obras emblemáticas como Tigres de papel (Fernando Colomo, 1977) y El proceso de Burgos (Imanol Uribe, 1979); y ‘Memoria Histórica’, colección con más de 20 títulos que abordaron sin ambages la Guerra Civil, los duros años de la posguerra y la represión franquista, entre los que se encuentra el documental sobre ‘La Pasionaria’: Dolores (José Luis Gª Sánchez y Andrés Linares, 1981).
Tigres de papel: retrato de toda una generación y el inicio de la comedia madrileña
El 20 de noviembre de 1975 marcó el final de la dictadura y el comienzo de un nuevo periodo que condujo a España a la democracia. La conquista de la libertad trajo consigo una profunda transformación social, política y cultural que el cine reflejó. En este contexto, un bisoño Fernando Colomo captó en su ópera prima, Tigres de papel (1977), las tensiones de una ciudadanía que trataba de encontrarse a sí misma.
Protagonizada por Carmen Maura, Miguel Arribas y Joaquín Hinojosa, la película sitúa al espectador en las primeras elecciones generales de España en 1977. En ésta, una pareja con un hijo en común pregona el amor libre, los debates se resuelven bajo el humo de los porros y las convicciones políticas se demuestran empapelando las paredes. Tirando de naturalidad y humor irónico, Tigres de papelplasmó el entusiasmo y contradicciones que caracterizaron los primeros años de la democracia. Aunque Colomo planteó su testimonio como un drama, el filme despertó la carcajada del público y apadrinó una nueva tendencia cinematográfica: la comedia madrileña.
El largometraje fue un ejemplo de la explosión creativa que surgió con el fin de la dictadura y la censura. De este impulso nacieron obras que abordaron los tabúes que la sociedad aún arrastraba. Así, títulos como Ocaña, retrato intermitente (Ventura Pons, 1978), Vestida de azul (Antonio Giménez Rico, 1983) o La muerte de Mikel (Imanol Uribe, 1984) exploraron sin tapujos la diversidad sexual y la identidad; mientras que películas como Función de noche (Josefina Molina, 1981) o El desencanto (Jaime Chávarri, 1976) pusieron frente al espejo las heridas familiares, la represión y las moralinas heredadas del franquismo.
El cine también se atrevió a mirar de frente el terrorismo, como muestran Operación Ogro (Gillo Pontecorvo, 1979) y, especialmente, El proceso de Burgos (1979). El cineasta Imanol Uribe construyó en este último un exhaustivo informe de los 16 militantes de ETA que fueron enjuiciados en Burgos por la muerte del comisario Melitón Manzanas. Se podrá ver en exclusiva en FlixOlé dentro de la colección ‘Cine de la Transición’, disponible a partir del 14 de noviembre. Esta recopilación reúne todas las citadas películas, las cuales actuaron como termómetro de los cambios sociales y reflejaron las ilusiones y conflictos de un país en plena metamorfosis.
Cuando el cine comercial y autoral se unieron en ‘La Tercera Vía’
Una semana antes del especial ‘Cine de la Transición’, FlixOlé dedicará una colección al movimiento que José Luis Dibildos, desde su productora Ágata Films, promovió como una “salida digna” para un cine español que, a comienzos de los años 70, se encontraba en crisis. Sin productoras que impulsaran proyectos, con la censura aún activa y el público alejándose de las salas, el sector buscaba reinventarse. En medio de aquel panorama, Dibildos propuso un modelo intermedio: ‘La Tercera Vía’.
A esta corriente, atractiva en lo industrial y ambiciosa en cuanto a calidad técnica y narrativa, FlixOlé le rinde homenaje con una colección disponible a partir del 7 de noviembre, que incluirá estrenos como Libertad provisional (Roberto Bodegas, 1976) y Mi mujer es muy decente, dentro de lo que cabe (Antonio Drove, 1975). Ambos títulos se suman a las películas fundacionales del movimiento, como Españolas en París (Roberto Bodegas, 1971), Los nuevos españoles (Roberto Bodegas, 1974) y Tocata y fuga de Lolita (Antonio Drove, 1974), además de Hasta que el matrimonio nos separe (Pedro Lazaga, 1977), que abordaron con inteligencia y humor temas como la emigración, el machismo, el contraste generacional o el divorcio.
Entre la reflexión social y el entretenimiento, ‘La Tercera Vía’ se anticipó al espíritu de la Transición y dejó un legado que aún pervive en títulos ya disponibles en la plataforma: Asignatura pendiente (José Luis Garci, 1977), Viva la clase media (José Mª González Sinde, 1980), Mi querida señorita (Jaime de Armiñán, 1972) o Adiós, cigüeña, adiós (Manuel Summers, 1971).
La cámara de los silenciados, ‘Memoria Histórica’
FlixOlé concluirá el 21 de noviembre su homenaje a la Transición apelando a las películas que contribuyeron a recuperar la memoria colectiva y a dar voz a quienes fueron silenciados. En dicha fecha, la plataforma estrenará Dolores (José Luis García Sánchez y Andrés Linares, 1981), documental sobre la figura de ‘La Pasionaria’ que funde los testimonios de la propia Dolores Ibárruri con material de archivo.
Junto a este estreno, FlixOlé ofrecerá una selección de títulos que, desde distintas miradas, reconstruyen episodios negros de la historia española, reflexionan sobre los traumas de la Guerra Civil y contribuyen a recordar a las víctimas del silencio: Las 13 rosas (Emilio Martínez-Lázaro, 2007), ¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, 1990), El corazón del bosque (Manuel Gutiérrez Aragón, 1979), La noche más larga (José Luis García Sánchez, 1991), Soldados de Salamina (David Trueba, 2003), Para que no me olvides (Patricia Ferreira, 2005), Los girasoles ciegos (José Luis Cuerda, 2008) y Dragon Rapide (Jaime Camino, 1986).
Mas centrados últimamente en la faceta de producción, el dúo formado por Aaron Moorhead y Justin Benson siguen en la labor de apadrinar nuevos talentos, si el pasado año estuvieron detrás la interesante cinta de bucles temporales Things Will Be Different (Michael Felker), en 2025 producen Descendent (Peter Cilella) y Man Finds Tape (Paul Gandersman, Peter S. Hall), film este último cuyo primer tráiler acaba de ser presentado en sociedad y podéis ver a final de pagina junto a su póster oficial. La película, que estuvo presente en la pasada edición del festival de Sitges dentro de la sección Panorama, supone una nueva incursión en el subgénero del found footage, aquí aderezado con conceptos cercanos al horror cósmico.
En Man Finds Tape vemos como tras recibir una enigmática llamada, la documentalista Lynn Page regresa a su pueblo texano, Larkin, para investigar imágenes inquietantes de sucesos que nadie recuerda. El controvertido pasado de su hermano Lucas, con una webserie viral llamada Man Finds Tape, obliga a Lynn a cuestionarse si puede confiar en él.
La película, con guion a cargo de los propios Paul Gandersman y Peter S. Hall, está protagonizada por John Gholson, Christine V. Hall, Nell Kessler, William Magnuson, Judy McMillan, Kelsey Pribilski, Graham Skipper y Brian Villalobos.
Del 19 al 27 de septiembre de 2025 se celebró la 73.ª edición del Festival de San Sebastián, un certamen supeditado a su condición de festival de clase A por la dificultad que implica mantener el nivel exigido en dicha categoría. A tal respecto, el Zinemaldia, con un presupuesto significativamente menor que otros de primera clase como Berlín, Cannes o Venecia, alcanzó un estimable equilibrio en todas las secciones como New Directors, Perlas o Zabaltegi-Tabakalera, y, sobre todo, en una Sección Oficial que cumplió las expectativas con creces, gracias al nivel de las películas a competición.
La presencia en la Sección Oficial de figuras relevantes como Claire Denis, Agnieszka Holland, Joachim Lafosse o Edward Berger, la inclusión de títulos adyacentes al cine de género como Las corrientes, SAI: Disaster o Ballad of a Small Player, y otro tipo de cine más académico como Nuremberg, fueron esenciales en la edición del 2025, por su variedad temática, autoral y artística.
Como en ediciones anteriores, posiblemente, el gran mérito de la 73.ª edición del Zinemaldia resida en la exhibición de las retrospectivas cinematográficas, sección primordial para descubrir obras de difícil acceso para el espectador y, sobre todo, para la formación de nuevas generaciones de cinéfilos. La retrospectiva de este año estuvo dedicada a Lillian Hellman, a través de un cuidado ciclo compuesto por dieciséis títulos, acompañado de una interesante publicación y didácticas presentaciones previas a las proyecciones a cargo del historiador Felipe Cabrerizo.
A continuación, y al igual que en pasadas ediciones, una primera crónica con los films a concurso en la Sección Oficial, una segunda crítica con el análisis pormenorizado de las secciones Perlas y Horizontes Latinos, y una tercera y última entrega de índole algo más ecléctica, transitando por diferentes apartados como New Directors, Zabaltegi-Tabakalera, Clásicos y Retrospectiva.
Sección Oficial a concurso
El cine español, de igual manera que en anteriores ediciones, tuvo una destacada presencia en el palmarés; dejando de lado su mérito, plantea el interrogante de un festival convertido en un reducto de cine patrio, ya que nueve producciones formaron parte de la Sección Oficial, creando cierta incertidumbre sobre su capacidad de efecto llamada de importantes películas internacionales. Dos películas españolas sobresalieron del resto de la representación nacional, por un lado, la ganadora de la Concha de Oro a la Mejor Película, Los domingos de Alauda Ruiz de Azúa propone una serie de interrogantes cuya mejor virtud es, probablemente, la de evitar respuestas simples. Una joven de 17 años medita la decisión de ingresar en un convento de clausura, ante la estupefacción de su entorno familiar, cuyo status social y cultural dista mucho de dichos postulados religiosos. Alauda Ruiz de Azúa, que ya había indagado en derivas familiares en Cinco lobitos y la serie Querer, sostiene una lúcida mirada equidistante en la que cada uno pueda encontrar un lugar o una justificación ante el conflicto creado. Otro punto álgido del festival fue el esperado regreso a la dirección de José Luis Guerín con Historias del buen valle, secuela espiritual de su documental En construcción, donde el realizador catalán vuelve a adentrarse mediante la no ficción en un relato coral sobre los espacios y la gente que habita en ellos. El escenario, Vallbona, es un barrio degradado del extrarradio de Barcelona que sirve para desarrollar un relato posicionado en las antípodas de la denuncia social, a través de una serie de historias que fijan su mirada en la nostalgia y los lugares identitarios, y la manera de conectarse a una realidad que reivindica ese concepto de comunidad que, al igual que los protagonistas de la película, pareciera estar destinado al olvido.
Historias del buen valle
Por otra parte, Maspalomas, premio a la mejor interpretación protagonista para José Ramón Soroiz, supuso la vuelta al festival del dúo formado por José Mari Goenaga y Aitor Arregi, Loreak (2014), La trinchera infinita (2019), realizadores que ofrecen un sólido relato que orbita alrededor de la ocultación de la condición sexual, aquí expuesto mediante una narrativa inversa a la que suele ser habitual en este tipo de historias; de un entorno hedonista en Maspalomas al inicio de la película, pasamos a las estancias de una gris residencia donde el protagonista tendrá que esconder su homosexualidad. Más decepcionante resultó Los Tigres de Alberto Rodríguez, film que sigue unas coordenadas transitadas con regularidad por el responsable de La isla mínima, como es la difícil existencia social del antihéroe, en esta ocasión, la trama se centra en dos hermanos que trabajan en el sector petrolífero como buzos industriales que se verán abocados a delinquir a causa de su precario estatus económico. Sin embargo, pese a una sólida construcción de personajes, la amalgama del thriller con otros elementos dentro de un contexto de hiperrealidad y exento de un trasfondo político que sí veremos en la más acertada Anatomía de un instante, no termina de ser fluida, con tendencia a dar prioridad a la faceta dramática sobre la genérica, cuyo supuesto sentido de la espectacularidad termina siendo excesivamente contemplativo.
El inalterable compromiso que ha tenido en los últimos años el festival con la cinematografía argentina (mermada por culpa de los recortes llevados a cabo por políticas arbitrarias ajenas a la cultura) dio lugar a la presencia de dos películas a competición de equidistantes autorías. La mirada argentina que nos muestra la realizadora Dolores Fonzi en Belén nos sitúa en un tiempo pretérito: en 2014, una joven ingresa en un hospital sin saber que está embarazada; horas después, despierta esposada a la camilla y rodeada de policías, siendo acusada de haberse provocado un aborto y sentenciada a ocho años de prisión por homicidio. Una abogada luchará por su libertad. Belén pertenece a ese tipo de relatos que podrían circunscribirse a un subgénero en sí mismo, aquellos que indagan en la injusticia social, cuya reivindicación es tardíamente reconocida a través de un proceso judicial. Su nada disimulada condición de alegato político se contrarresta con una función didáctica que no abusa de recursos cercanos a la reiteración de discursos aleccionadores tan habituales y poco sutiles en este tipo de películas. Infinitamente más interesante que Belén, en las antípodas a nivel conceptual, Las corrientes de Milagros Mumenthaler es un film que, al igual que el Safe de Todd Haynes, relata el vacío existencial utilizando el psicodrama como herramienta narrativa. La responsable de La idea de un lago presenta a una exitosa diseñadora de moda que sufre de forma repentina una intensa disociación, expuesta a modo de retrato femenino y el desajuste al que se tiene que enfrentar la protagonista que sufre súbitamente un miedo extremo al agua, anomalía alegórica sobre alguien incapaz de asumir la cotidianeidad, agudizada por múltiples inseguridades y una percepción sensorial acrecentada tanto en cada espacio habitado, como en otros deshabitados. Poco importa que su tramo final abrace, en detrimento de la deconstrucción, un tono algo más explicativo, Las corrientes transita por un trazo autoral inusual, resultando una de las propuestas más estimulantes y arriesgadas vistas este año en San Sebastián.
Un motivo de orgullo para cualquier festival que se precie es la presencia de una autora como Claire Denis a competición. Incluso a estas alturas, resulta paradigmático comprobar cómo el cine de la realizadora francesa se distancia de cualquier tendencia cinematográfica. Le Cri des Gardes, que no disimula en absoluto las costuras teatrales del original de Koltès, únicamente muestra cuatro personajes y un espacio cercado que en todo momento antepone la dialéctica sobre la puesta en escena; coexisten todas las constantes de su autora: derivas causadas por el colonialismo, abismos mentales o personajes varados en terrenos hostiles. Vista su recepción, y sin ser ni mucho menos su mejor película, no estaría de más contextualizar su trayectoria, ya que no deja de ser un hecho sintomático la animadversión generalizada aplicable a otros autores de su generación respecto a los últimos trabajos de una cineasta enorme e irreductible. Otra de las películas más interesantes vistas en la Sección Oficial vino firmada por Joachim Lafosse con Six jours ce printemps-là, nueva demostración del talento del cineasta belga para manejar a la perfección el drama intimista que explora el concepto de la erosión familiar, expuesto aquí desde un argumento minimalista, en apariencia liviano, donde una madre divorciada luchará para que sus hijos puedan disfrutar de unas vacaciones en primavera. Pese al fracaso de todos los planes iniciales, decide (sin contárselo a nadie) quedarse en una villa de lujo en la Riviera propiedad de sus exsuegros. Six jours ce printemps-là aborda esa obsesión de Joachim Lafosse con el hogar representado como un territorio en constante agitación y disputa, aquí, no obstante, apela a cierto lirismo, más cercano al tono evocador del cine de los hermanos Dardenne que a su habitual crispación narrativa.
Six jours ce printemps-là
Seguramente, la elección de Nuremberg en la Sección Oficial fue debida a una decisión del comité de selección del festival para equilibrar contenidos y nacionalidades, cubriendo esa cuota de supuesto cine academicista presente de una manera u otra en las últimas ediciones del Zinemaldia. Adaptación de la novela de Jack El-Hai “El nazi y el psiquiatra”, el film de James Vanderbilt deviene una revisión bastante liviana; para un mayor rigor cinematográfico habría que remitirse a Judgment at Nuremberg (Stanley Kramer 1961), film sobre los juicios de Nuremberg por parte de los Aliados contra el derrotado régimen nazi. La sensación final es la de estar ante una película que se enfoca más en los personajes que en los hechos, principalmente en las figuras de Douglas Kelley (Rami Malek parece obsesionado con ser el rey de la función) y Hermann Göring (Russell Crowe más ajustado en su rol). En definitiva, una película tan colmada de tropos del cine judicial, como carente de la trascendencia que requiere la historia, todo supuestamente en aras de un entretenimiento condescendiente de cara al gran público. El biopic estuvo presente con Franz, recorrido por la vida del ilustre escritor checo Franz Kafka, concebido a modo de un mosaico caleidoscópico cuyo resultado es harto cuestionable. Evitar transitar por lugares comunes o tradicionales, o eludir convenciones, no garantiza que la propuesta sea original o acertada. En tal sentido, la directora Agnieszka Holland apuesta por una obra disruptiva y grandilocuente, donde la escenografía evita establecer cualquier tipo de patrón narrativo al uso mediante caprichosos saltos temporales, representaciones de las actuales visitas guiadas al Museo Kafka de Praga, continuas rupturas de la cuarta pared o guiños autoconscientes sobre vivencias y legado que da la sensación de estar ante un fallido intento por disipar la mitología del protagonista, resultando ser un puzle cuya naturaleza es percibida de manera caprichosa, especialmente al abusar de un concepto referencial que, en este caso, se convierte en excesivamente efectista.
Franz
Arnaud Desplechin, un habitual del festival, presentó Deux pianos, melancólico drama sobre un pianista de concierto francés que se reencuentra con su primer amor, acontecimiento que le sumirá en un conflicto interno relacionado con el presente y pasado de dicha relación sentimental. El responsable de Fantasías de un escritor vuelve a transitar por esos registros emocionales tan habituales en su cine, aquí enfatizados por el manejo musical como primer, y posiblemente único concepto expresivo de una historia que expone una reflexión sobre la posibilidad de moldear nuestras vidas en torno a nuestros mayores arrepentimientos. Loable intención la de un cineasta que parece no perder nunca de vista un centro de gravedad que requiere de una predisposición por parte del espectador, ya que, sin éste, el material pudiera parecer a primera vista algo superficial. Algo más enérgica que la cinta de Desplechin, tanto en forma como en contenido, resultó ser Ballad of a Small Player de Edward Berger, realizador que volvía al festival después de presentar el pasado año Cónclave.Su último trabajo tras las cámaras vendría a ser una reinterpretación del arquetipo del ludópata, en el más amplio concepto del término, a través de un personaje llevado al límite que malgasta sus días y noches en Macao entre juegos y alcohol. A medio camino entre la estética del cine de Guy Ritchie y la propia visión desquiciada de Fear and Loathing in Las Vegas de Terry Gilliam, Edward Berger orquesta una historia que abraza el exceso con todos los riesgos que conlleva tal posicionamiento. Entramado fílmico que establece un curioso paralelismo con el protagonista del relato, personaje que se presenta ante los demás con una actitud de superioridad, fingiendo ser un hombre importante, cuando, en realidad, es solo un farol. En parte, dicho planteamiento es un reflejo de la propia película: Ballad of a Small Player no deja de ser un artificio ostentoso en un envoltorio fascinante que se derrumba como un castillo de naipes.
SAI: Disaster
El oscuro thriller liminal SAI: Disaster vino a cubrir una agradecida cuota de cine de género presente en la Sección Oficial en las últimas ediciones. Al igual que la excelente Shokuzai de Kiyoshi Kurosawa, el segundo trabajo del dueto formado por Yutaro Seki e Hirase Kentaro, es el remontaje de una miniserie televisiva donde asistimos a una narración elíptica y fragmentada en varios personajes que, en lugares y tiempos diferentes, se cruzan con un misterioso hombre que adopta distintos roles y personalidades. El inquietante personaje del actor Teruyuki Kagawa, también protagonista de la ópera prima de sus realizadores, la igualmente perturbadora Roleless, es llevado a la hipérbole como asesino metafórico de una sociedad proclive al concepto de la catástrofe y del mal agüero. Se agradece bastante la notoria pleitesía al cine de Kiyoshi Kurosawa, especialmente visible en su tono alienante y en su intención de no ceder a resoluciones gratificantes destinadas al gran público por parte de unos cineastas a seguir con detenimiento desde este momento. La más convencional Couture de Alice Winocour, nos sitúa en el mundo de la moda, evitando sacar los trapos sucios de dicha industria, y bastante menos amena que Prêt-à-Porter de Robert Altman, Couture se sumerge en plena vorágine de la Semana de la Moda de París, donde el espectador será testigo de las historias cruzadas de tres mujeres pertenecientes a dicho entorno, una directora de cine estadounidense, una joven modelo de Sudán del Sur y una maquilladora francesa. A lo largo de su día a día, Alice Winocour crea un arco argumental que indaga en el temor y la vulnerabilidad que hay detrás del glamour, concepto lastrado por una suerte de exploración de los personajes y sus problemáticas en las que el escenario es percibido como una simple excusa. Para más inri, Couture, en su acto final,se decanta de forma arbitraria por la historia menos interesante, la del personaje interpretado por Angelina Jolie, aderezada con un tono condescendiente sobre cómo hacer frente al cáncer, bordeando peligrosamente el panfleto.
Her Heart Beats in Its Cage
Otra apuesta que indaga en la cotidianeidad de la mujer fue la cinta china Her Heart Beats in Its Cage de Xiaoyu Qin, relato sobre la maternidad frustrada, donde una mujer, tras pasar diez años en prisión por matar a su esposo, intenta rehacer su vida. Obra que transita por los estigmas y la supervivencia de quienes lo padecen en la China actual, su mayor virtud reside en una contención que, afortunadamente, se aparta del subrayado y de discursos sociales de tono redentor, tendencia bastante habitual en gran parte del cine social proveniente del país asiático. Obra en apariencia modesta en lo relativo a sus postulados, pero provista de resonancias inequívocamente universales. De imaginarios femeninos también trata, en cierta medida, Winter of the Crowde Kasia Adamik, thriller político que nos traslada a la Polonia de 1981, un escenario caótico donde una profesora británica de psiquiatría invitada por la universidad de Varsovia tendrá que afrontar las consecuencias de la ley marcial y de una revuelta estudiantil. Película que puede ser entendida como un tratado sobre la obligación moral que tienen los foráneos a la hora de usar su relativa seguridad como escudo para los oprimidos, Winter of the Crow, alejada de su faceta más puramente genérica, versa sobre alguien que intenta escapar de un mundo donde le cuesta comunicarse, mostrando el retrato de alguien atrapado en una pesadilla, enfatizado por una fotografía turbia que retrata Varsovia como una ciudad gris, donde los exteriores gélidos y los interiores húmedos otorgan un inusual tono de desasosiego, que extrapola narrativas adyacentes al consabido relato de intriga internacional.
Cincuenta años después de su muerte, un programa especial recuerda al poeta, cineasta y pensador con Teorema y El Evangelio según San Mateo
El ciclo ‘Futuros raros’ examina, desde la ficción, el ensayo y el documental, los imaginarios tecnológicos y sociales de nuestro presente
‘Cineteca en familia’ redescubre los mundos animados de Ub Iwerks, pionero del dibujo moderno y creador de Mickey Mouse
‘Linterna’, el ciclo mensual comisariado por Brays Efe y Miguel Agnes, rescata La oreja, obra maestra del miedo y el control firmada por Karel Kachyňa
Cineteca Madrid acoge las nuevas ediciones de Cine por Mujeres Madrid, QueerCineMad, RIZOMA y Márgenes, cuatro de los festivales más representativos del otoño madrileño
Continúan las proyecciones de la retrospectiva dedicada al cineasta chileno Raúl Ruiz
Cineteca Madrid, espacio del Área de Cultura, Turismo y Deporte, dedica el mes de noviembre a las poéticas del futuro y de la memoria. En el cincuenta aniversario de la muerte del cineasta italiano Pier Paolo Pasolini, su cine vuelve a la pantalla como territorio de revelación y combate; junto a él, el ciclo ‘Futuros raros’ explora las ficciones tecnológicas que modelan nuestro presente desde la ironía y la inquietud.
La programación se completa con un homenaje al pionero de la animación Ub Iwerks; el regreso del programa mensual comisariado por Brays Efe y Miguel Agnes, ‘Linterna’, con la inquietante La oreja de Karel Kachyňa, y la celebración de algunos de los festivales más destacados del otoño madrileño. Un mes para pensar el cine como memoria activa y como laboratorio de futuros posibles.
Eterno Pasolini
El 2 de noviembre de 1975, el cuerpo de Pier Paolo Pasolini fue hallado en la playa de Ostia. Poeta, narrador, ensayista y cineasta, Pasolini convirtió el cine en un acto de insurrección moral, un espacio donde lo sagrado y lo político, lo popular y lo erudito convivían con una honestidad sin concesiones.
Cineteca Madrid conmemora el 50º aniversario de su muerte con dos sesiones especiales dedicadas a su obra y su memoria: Teorema (Italia, 1968), parábola sobre la irrupción del deseo y la fe en la vida burguesa, y El Evangelio según San Mateo (Italia, 1964), lectura humanista y radical de los textos bíblicos, acompañada del cortometraje Funeral de Pier Paolo Pasolini (Italia, 1975). Dos miradas complementarias de un creador que hizo de la contradicción una forma de verdad.
Futuros raros en el cine
El ciclo ‘Futuros raros’, comisariado por Bani Brusadin y la artista e investigadora Solveig Qu Suess y organizado en colaboración con Medialab Matadero, reúne una selección internacional de películas, ensayos y piezas de no ficción que interrogan las representaciones tecnológicas del presente y los escenarios de futuro. Entre la especulación y la sátira, estas obras retratan un mundo donde la vigilancia, el control algorítmico y la precariedad se han vuelto la norma.
Organizado en el marco del programa LAB 4 de Medialab Matadero, el ciclo propone una constelación de relatos sobre la incertidumbre contemporánea. Obras como Fresh Kill (Shu Lea Cheang, EE. UU., 1994), The Seasteaders (Jacob Hurwitz-Goodman y Daniel Keller, EE. UU., 2018) o Everything But The World (Lauren Boyle, EE. UU., 2021) se combinan con cortos recientes de artistas como Silvia Dal Dosso, Rouzbeh Akhbari o Ayoung Kim, componiendo un mosaico entre la distopía, el absurdo y la crítica política.
Completan el ciclo las proyecciones: Rola Rolls (eobchae, Corea del Sur, 2024), Welcome to Jankspace, Babes (Daniel Felstead, Jenn Leung, Reino Unido, 2025), CODEX ENTROPIA (Richard Pell, EEUU, 2020), Random Access (Zike He, China, 2023), y Never Rest/Unrest (Tiffany Sia, Hong Kong, 2020).
‘Cineteca en familia’: los mundos animados de Ub Iwerks
El ciclo familiar de noviembre rinde homenaje a Ub Iwerks (1901–1970), pionero de la animación moderna, cofundador de los estudios Disney y creador del diseño definitivo de Mickey Mouse. Inquieto e inventivo, Iwerks fundó su propio estudio en los años 30 y desarrolló la serie ComiColor Cartoons, coloridos cortometrajes inspirados en cuentos y fábulas tradicionales.
Los domingos 16 y 30 de noviembre, a las 12:00 horas, Cineteca presenta dos programas integrales que recuperan estas joyas restauradas en Cinecolor, con música original de Carl Stalling, compositor de Looney Tunes. Fantasía, humor y técnica se combinan en unas piezas que revelan el talento de un visionario del cine de animación.
Ciclo ‘Linterna’, episodio 3: La oreja
En el tercer episodio de ‘Linterna’, el programa comisariado por Brays Efe y Miguel Agnes, se proyecta La oreja (Checoslovaquia, 1969), del cineasta checoslovaco Karel Kachyňa. Prohibida por el régimen tras su estreno, esta obra maestra del cine político europeo convierte una noche de paranoia conyugal en una alegoría sobre la vigilancia y el miedo. Entre el thriller psicológico y el drama íntimo, la película despliega una atmósfera asfixiante donde la desconfianza se convierte en metáfora del poder.
Mes de festivales en Cineteca
Noviembre es, una vez más, el mes de los grandes festivales en Cineteca Madrid. El centro acoge la VIII edición de Cine por Mujeres Madrid (del 4 al 9 de noviembre), el 30º Festival QueerCineMad (del 11 al 16), la 13ª edición de RIZOMA Festival Internacional de Cine & Cultura Entrelazada (del 18 al 23) y el 15º Festival Márgenes (del 25 al 30). Cuatro citas imprescindibles que consolidan el papel de Cineteca Madrid como punto de encuentro del cine independiente y contemporáneo.
Ciclos habituales y nuevas entregas de la retrospectiva sobre Raúl Ruiz
Este mes, ‘Relatos del ruido’ rinde homenaje al músico y programador Javier Piñango (1962–2025) y el ciclo ‘Así son las cosas’ presenta De memoria (de Amaya Hernández, Julia Martos y Florencia Rojas). Además, continúa la retrospectiva dedicada al cineasta chileno Raúl Ruiz, con títulos como Tres tristes tigres (Chile, 1968), La hipótesis del cuadro robado (Francia, 1979) o Misterios de Lisboa (Portugal-Francia, 2010). /