“Abracadabra” review

Abracadabra nos cuenta como Carmen (Maribel Verdú) es un ama de casa entregada a su familia, su marido Carlos (Antonio de la Torre) es un gruista que vive solo por y para el Real Madrid. Resignada por la que es su rutina diaria todo cambia por completo el día de la boda de la sobrina de ambos. Durante la celebración, Pepe (José Mota), primo de Carmen e hipnotista aficionado, hace una demostración a la que Carlos,  de forma incrédula se presta como voluntario, a partir de dicho acto la personalidad de Carlos cambiara por completo pareciendo estar poseído por un espíritu maligno. Ahí empieza una exhaustiva investigación, entre terrorífica y disparatada, para poder intentar recuperarlo, mientras tanto Carmen comienza a sentirse extrañamente atraída por su “nuevo” marido.

Pese el muy notorio cambio de registro con respecto a su anterior y esplendida Blancanieves el tercer largometraje de Pablo Berger lejos de la opinión de muchos demuestra ser muy fiel a una filosofía muy concreta, un ejercicio en donde queda muy claro una muy evidente coherencia dentro de la carrera del director bilbaíno, Abracadabra (título tomado de la reconocible canción de Steve Miller Band) bajo la naturaleza de mix genérico atesora una posterior y muy valiosa reflexión acerca de personajes anclados y ubicados dentro de un contexto muy determinado y determinante, y en este caso muy reconocible para nosotros, algo que bien podría etiquetar al producto como claramente autóctono pero dentro de una coordenadas autorales bastantes específicas, cine de alto riesgo ubicado en un escenario poblado de amas de casa insatisfechas, maridos embrutecidos por su condición de habitantes del extrarradio de una gran urbe, personajes extravagantes solo posibles dentro de un imaginario patrio plagado de  innumerables claroscuros, escenario y personajes estos que se convierten en un vehículo ideal para que Pablo Berger desarrolle desde una engañosa algarabía un discurso que cuadra a la perfección con la coherencia con sus dos anteriores películas, unos trabajos los pasados y el presente provistos de una creatividad y riesgo de la que el cine español no anda precisamente sobrado.

De hecho Abracadabra podría considerarse como el contrapunto perfecto de lo que muchos consideran como la españolada cinematográfica, valiéndose y apoyándose curiosamente en patrones de dicho concepto y en una premisa claramente fantástica el film podría considerarse como un brutal ejercicio de funambulismo cinematográfico por parte de un Pablo Berger que se vale de una variedad temática que se convierte en la principal virtud de la película, seguramente la más arriesgada hasta la fecha, un riesgo temático que parte a través de una mixtura genérica que ciertamente puede descolocar a más de uno en un principio, básicamente porque la película bajo la apariencia de comedia castiza provista de mucho humor negro atesora con inusual criterio drama, intriga familiar de tintes costumbristas, thriller y alguna que otra pincelada de terror. Si hace bien poco hablábamos de como la notable Verónica de Paco Plazo tenia entre otras muchas virtudes la de hacer un honesto ejercicio de memoria nostálgica, una visión de lugares y comportamientos muy comunes y reconocibles de los noventa, Pablo Berger aplica como ya hiciera en Torremolinos 73 dicho desarrollo referencial, nos abre una apertura a un universo que ya conocemos, no solo se trata de reproducir canciones de naturaleza sintomática como puede ser los pajaritos de María Jesús y su Acordeón o El Baile Del Gorila de Melody, son los detalles, las situaciones y las múltiples sugerencias lo que le da un empaque sostenible a la intención de presentarnos un ecosistema propio y plenamente reconocible, en este aspecto podríamos decir que Berger es mucho más aplicado que por ejemplo Álex de la Iglesia, otro director que suele transitar dichas premisas con bastante frecuencia.

Como en todas las películas dirigidas por Pablo Berger el casting resulta primordial en la concepción de la historia, encontramos a unos muy efectivos Antonio de la Torre y José Mota pero es Maribel Verdú quien por momentos se apodera de la función, actriz que aún sigue dándome la sensación de estar pidiendo a gritos ese merecido papel que le otorgue cierta trascendencia. Finalmente podemos aseverar que esa condición de perfecto hipnotizador narrativo de la que hace gala Berger dentro de una película carrusel hacen de Abracadabra que su aparente disparate se convierta en su propia lógica, y es precisamente en su final, en esa última escena donde todo parece cobrar un sentido que hasta ese momento difícilmente habíamos podido vislumbrar, pues básicamente nos hallamos ante una historia de liberación personal, de cómo el absurdo del devenir o de la inercia de nuestras propias vidas nos hace creer ser una persona diferente a la que en realidad somos. Para finalizar y amparándome un tanto en la redundancia del propio film señalar que no le vendría nada mal al cine español películas tan coherentes como finalmente resulta ser este Abracadabra de Pablo Berger.

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