“Silence” review

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Segunda mitad del siglo XVII. Dos jesuitas portugueses viajan a Japón en busca de un misionero que, tras ser perseguido y torturado, ha renunciado a su fe. Ellos mismos vivirán el suplicio y la violencia con que los japoneses reciben a los cristianos.

En Silence Martin Scorsese  cierra de alguna manera su trilogía acerca de la religión en esta ocasión dando una vital importancia a la fe, si en The Last Temptation of Christ (1988) veíamos como nos adoctrinaba en lo referente al cristianismo y a la figura de Jesús, en Kundun (1997) nos daba su visión acerca del budismo y la posterior formación del Dalai Lama, en Silence el director neoyorquino adapta una novela del escritor japonés Shûsaku Endo ya llevada anteriormente al cine con muy buen tacto por parte de Masahiro Shinoda en 1971, Silence nos acerca de forma introspectiva y a través de un hiperrealismo oscuro a un ejercicio que divaga sobre y en torno a la fe y todo lo que lo rodea, la duda y el como poder asumirla entre varios dilemas y decisiones, una disección expuesta entre luces y sombras a través del monólogo interno de su protagonista principal y apoyado a partir de una serie de imágenes plagado de simbologías que cobran una vital importancia dentro del relato.

critica_silencio_martin_scorsese_2016Es harto evidente que Martin Scorsese sabe transitar con sobrado conocimiento por cualquier vía crucis terrenal por el que tengan que pasar sus personajes, en esta ocasión explorando los límites de la fe cuando todas las circunstancias se presentan de forma irremediablemente adversas, especialmente en lo referente al dolor físico ya sea propio o ajeno, a la soledad o el agotamiento. Podríamos llegar a discernir una cierta ambigüedad moral expuesta acerca de la propia fe y la posterior duda que se nos presenta en la historia, una duda aquí escenificada en base al silencio eterno del creador pero expuesta como un objeto subyacente dentro de la propia fe, de echo si nos paramos a pensarlo detenidamente tanto la fe y la duda son inseparables por una natural necesidad y en cierta manera se nutren la una de la otra. Hay quien incluso podría llegar a aseverar que esta especie de simbiosis está perfectamente reflejada en la fuerza de voluntad necesaria que se requiere para la superación cotidiana de la misma duda. Sea como sea Silence supone un cierto distanciamiento por parte de Martin Scorsese  a la hora de desarrollar su faceta digamos más estilística, resultando cuando menos sorprendente y admirable el que llegue a prescindir prácticamente en todo el metraje de una banda sonora que llegue a sustentar el dramatismo de su narración dando lugar a una curiosa utilización del sonido y de su correspondiente ausencia como inequívoco ente equidistante en la historia.

andrew-garfield-silence-1200x520Del mismo modo podemos encontrar en el film otra disquisición argumental quizás no tan explayada argumentalmente pero igualmente interesante, aquella que nos habla del posicionamiento de los japoneses (excelente composición interpretativa a cargo tanto de Issei Ogata, Shinya Tsukamoto y Tadanobu Asano, a mi modo de ver muy por encima de los actores occidentales presentes en el film) que se niegan a aceptar otra colonización religiosa, somos testigos de una represión que da lugar al calvario que los jesuitas en el Japón del siglo XVII sufrieron, no deja de ser algo paradójico y a modo de contradicción en lo referente a una postura digamos algo flexible por parte de los japoneses, una visión la suya de tono más naturalista y muy vinculada al símbolo de la cultura histórica nipona frente a una posición mucho más férrea y por consiguiente sufrida por parte de los jesuitas, dos visiones bastante distintas acerca de la idea de Dios, aquí es donde se podría haber desarrollado un intenso debate teológico pero sobre todo histórico de tal situación que sin embargo no llega a ser lo suficientemente expuesto.

Silence es un trabajo con ciertas y evidentes derivas en su haber, situándose a medio camino entre lo mejor de Martin Scorsese y lo digamos no tan bueno, hay tramos en el film donde parece entrar en una especie de bucle de morosidad narrativa de difícil salida, siendo notlorio una excesiva reiteración en lo referente a según qué situaciones y personajes, del mismo modo a uno le hubiera interesado saber algo más de ese capítulo final que vemos de forma algo esquemática, aquel de la supuesta sumisión y en donde el personaje interpretado por Liam Neeson cobra una vital importancia . Uno quizás termina teniendo la sensación de que Martin Scorsese ha transitado más hacia lo más puramente reflexivo y contemplativo, un trabajo de pausadas meditaciones en contraposición a un tono metafísico más habitual en su cine, dejando en un segundo plano ese trazado autoral tan característico dentro de su obra, aun así  Silence atesora aparte de una ambientación rigurosa digna de alabar la indudable virtud de ser un drama histórico religioso que bebe de forma inteligente del cine japonés de los setenta, cine por el que Martin Scorsese procesa una profunda admiración no por casualidad.

 Valoración 0/5:3

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