“The Other” (El Otro) retro

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Años 30. Holland y Niles son hermanos gemelos, separados uno del otro por sólo 20 minutos de diferencia, pero muy distintos entre sí. Jugando y haciendo travesuras pasan el verano en el campo, con su familia y con su abuela Ada, con la que practican un antiguo rito que aprendió en su Rusia natal conocido como “el gran juego”. Cuando la muerte aparece de improvisto en el pequeño pueblo se irán desencadenando una serie de hechos trágicos que marcara a la familia para siempre…

Aprovechando su reciente pase en la filmoteca de Cataluña es hora y un buen momento para hablar de unas de las películas claves del cine de terror a lo largo de toda su historia, “The Other” 1972, film que curiosamente no posee una total unanimidad a la hora de valorarla en su justa medida, curiosamente su director Robert Mulligan tampoco ha gozado de un reconocimiento a la altura de su obra, se le reconoce especialmente por ser el responsable de la incuestionable Matar un ruiseñor “To Kill a Mockingbird” y en menor medida por “Summer of ‘42” y la película que nos ocupa, pero si se mira detalladamente su obra completa uno se puede dar cuenta de que estamos ante uno de los autores clave de los años 60 y 70, en donde su enorme talento sobresale en el conjunto de una obra tan personal como arriesgada, poseyendo una coherencia temática del todo evidente a la hora de abordar vicisitudes sociales tales como adolescencia problemática, racismo o familias desestructuradas.

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Robert Mulligan se caracterizó por ser un extraordinario narrador de historias marcadas por la pérdida de la inocencia de sus protagonistas, “The Other” basada en una novela de éxito del actor reconvertido a escritor Tom Tryon se nos presenta como un thriller psicológico de terror en donde se nos propone un apasionante estudio de la esquizofrenia, la lucha entre el lado bueno y el lado malo, el instinto de bondad y el instinto de maldad, planteándonos la duda de estar asistiendo ante cuento de terror metafísico y sobrenatural o ante un juego terrorífico provocado por la mente, ofreciéndonos de una forma contundente una de las aproximaciones más crueles y perturbadoras al mundo de la infancia. Estamos pues ante una brillante y apabullante obra repleta de profundidad psicológica, película de gran destreza argumental y excelente técnica visual, Mulligan nos ofrece un escenario anticlimático hablando en términos genéricos, un escenario no habitual dentro del género de terror, un idílico paisaje de ambiente campestre muy luminoso (de echo en el film hay pocas escenas rodadas de noche), todo esto ayuda a reforzar esa extrañeza icónica en el que suele estar habituado el espectador más fandom, a todo ello contribuyen de forma decisiva la excelente fotografía del operador Robert Surtees y la notable partitura a cargo del prolífico Jerry Goldsmith.

El film se postula de forma clara en la más pura tradición del cine de terror psicológico, Robert Mulligan despoja a la película de cualquiera de los elementos típicos de una cinta de terror al uso, aquí no hay una violencia explícita, monstruos, alienígenas o posesiones diabólicas, suprime por completo las señas genéricas más habituales vistas en una pantalla de cine. Aún hay gente que no consideran que “The Other” pertenezca al género de terror más puro al no reunir una codificación de los elementos más obvios del género, craso error, aquí se expone y se inicia el terror desde un punto de vista totalmente cotidiano con la voluntad de hacerlo más cercano al espectador y creíble, mediante la encarnación del mal y el estudio de la violencia en un menor,  postulados estos que hasta la década de los 70 había sido  poco utilizado en el cine, un elemento del gusto y tono del imaginario colectivo, aquí encontramos a un niño que aunque partiendo de un hecho  claramente fantástico “el gran juego“, termina siendo el ejecutor de toda la maldad sin necesidad de estar poseído por ente o demonio alguno, hecho este que acentúa el horror por su incuestionable verosimilitud hacia este tipo de retrato.

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En su faceta simplemente más técnica el film rezuma una apabullante contundencia y sabiduría en la construcción de sus planos y en los elegantes movimientos de cámara a los que recurre Mulligan y que está presente en todas y cada una de las secuencias de la película. “The Other”
es una perfecta pieza de orfebrería que discurre entre los sinuosos márgenes de la sugerencia distanciándose de una manera inteligente de lo gratuito, cualquier encuadre fílmico, elemento escénico, gesto en la interpretación o detalle por muy pequeño que sea tiene un significado totalmente justificado para la lectura del film, nada está situado porque sí o dejado simplemente al azar, todo ello en base a una especie de pesadillesco puzzle narrativo-técnico en el que la falta o descuadre de una simple de sus piezas puede dejar en el aire cualquier aspecto fundamental en su trama.

The Other” deviene finalmente como un producto atípico en su esencia, un islote autoral que la emparentan de forma clara a otros films como “The Night of the Hunter” de Charles Laughton, “The Innocents” de  Jack Clayton o el “Don’t Look Now” de Nicolas Roeg, películas estas que pasaran a la posteridad por su incuestionable valía y que curiosamente están dirigidas por directores no afines al género, esgrimiendo una manera de entender y realizar cine en donde predomina especialmente lo sugerido a lo explicito, un canto de cisne ante lo que se avecinaba, dos años antes “Night of the Living Dead” empezaba a dar pistas de lo que el terror moderno iba a ofrece, unas pautas genéricas que confirmaría de manera rotunda “The Exorcist” un año después. Un tipo de cine lamentablemente extinto en la actualidad, solo encontramos algunas semejanzas temáticas a día de hoy en algunos films dirigidos por M. Night Shyamalan, por eso y muchas cosas más “The Other” lejos de envejecer con los años gana enteros en cada uno de sus visionados, convirtiéndola ya de manera incuestionable en una obra referente del género de terror.

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