“Tigers” review

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Ayan es un joven vendedor de productos farmacéuticos, aunque el chico piensa que con su trabajo está ayudando a mejorar el mundo, su vida dará un vuelco cuando descubra las terribles consecuencias de la toma de un medicamento para niños que está suministrando. Será entonces cuando, contra viento y marea, tome cartas en el asunto y se enfrente a la gigantesca empresa que lo ha creado.

Tigers” fue una de las películas a competición del pasado festival de San Sebastián que a priori y por motivos varios se postulaba como una de las grandes favoritas para figurar en su palmarés final, por un lado la película representa ser un perfecto ejemplo de cine de denuncia partiendo desde un compromiso con la realidad social, un tipo de cine que siempre ha gustado y suele triunfar en San Sebastián, de echo el film se llevó una atronadora ovación por parte del público tras su proyección en el Kursaal, por otro lado tras la cámara encontramos a Danis Tanovic, director bosnio que se dio a conocer al ganar el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa por “No Man’s Land“, inteligente ejercicio de tono tragicómico acerca de la guerra de los Balcanes, aquí Tanovic vuelve a utilizar el medio cinematográfico como altavoz de denuncia, en este caso ante el mal uso de una famosa leche en polvo (Nestlé) y su erróneo uso en países en vía de desarrollo, los componentes de este producto, mezclado con aguas no potables, provocan una combinación letal para la población de corte edad, llevándonos al consabido mensaje de responsabilidad social en contra del beneficio empresarial, lamentablemente “Tigers” se convierte en un perfecto ejemplo de cine en donde el fin no logra justificar los medios.

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En “Tigers” Tanovic se contenta con aportar una mirada demasiado suave, de tono ligero, rozando por momentos lo naif de un producto televisivo cualquiera al uso, que solo aspira a descubrir un problema, a exponerlo sin llegar al fondo de la cuestión, ofreciéndonos un trabajo tan correcto como obvio y de escaso riesgo dejando al final una indiscutible sensación de indiferencia, probablemente hubiese resultado más interesante y útil recurrir a la fórmula del documental en contra del de la ficción para reflejar y exponer con una mayor contundencia tales hechos, un recurso este que igual hubiera sido más adecuado a la narrativa aquí impuesta por Danis Tanovic.

De igual manera “Tigers” sale claramente perjudicada a la hora de compararla a trabajos anteriores de su director, films como “En Tierra de Nadie“, “Cirkus Columbia” o “El Infierno“,  aquí la falta de empatía y sentimiento que desprende la cinta y muy especialmente sus protagonistas es una losa demasiada pesada a la hora de valorar en positivo su bagaje final por más que las imágenes de tono duro de niños sufriendo penurias nos estén bombardeándonos durante el trascurso del film. A pesar de lo muy necesario que es conocer y denunciar tales hechos y la necesidad intrínseca de realizar este tipo de cine, en el caso particular de “Tigers” la cinta denota un claro defecto en su estilo, Tanovic termina convirtiendo la película en un panfleto con numerosas contradicciones entre sí, generando por momentos algún que otro fuego artificial de tono facilón en su discurso, pero poca cosa más,  generando por ello un notorio contorno negativo en su estructura, el problema es que le sobran referentes y se echa en falta una mayor profundidad en las razones de por ejemplo ciertas conductas, de esa población autóctona para actuar de según qué manera, que deja de amamantar a sus bebes para terminar alimentando a su prole con leche artificial, se nos llega a explicar que en parte es debido a un problema estructural en sí, que entronca directamente con la pobreza existente, pero nuevamente todo se queda en un enunciado no desarrollado, no llegando al final de un discurso o debate de forma convincente.

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Tigers” al mismo tiempo termina teniendo un problema principal de difícil solución, este reside en la forma con la que el cineasta bosnio nos describe a su principal protagonista, un idealista ex vendedor de productos farmacéuticos que intenta derrumbar a un gigante multinacional de forma torpe y confusamente explicada,
 a partir de dicha situación nada de que lo cuenta el narrador nos va a resultar creíble, no por inverosímil sino por la ineficacia utilizada en su fondo de armario, Tanovic va saltando de tópico en tópico para mostrarnos bondadosos personajes y malvados capitalistas sin matizar los claroscuros existentes que nos va enseñando, todo ello contado de manera bastante evidente, y, claro, tantas evidencias y reiteraciones en su discurso llegan a convertir al film en un producto carente de originalidad, cayendo en una palpable obviedad y recurriendo a cierto tipo de populismo mal desarrollado, todo esto convierten este trabajo en el más fallido de la filmografía del director bosnio, aunque posiblemente el listón ya estaba demasiado alto y algún día había que morder el polvo.

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