Crónica D’A 2018. Día 9: Oh Lucy!/ Bienvenida a Montparnasse

Oh Lucy!

Esta tragicomedia cuenta la historia de Setsuko Kawashima (Terajima), una mujer solitaria, fumadora, que trabaja en una oficina en Tokyo y que no está en su mejor momento. Tras apuntarse a clases de inglés, descubre una nueva identidad en su alter ego americano, ‘Lucy’, y se enamora de su profesor John (Hartnett). Cuando John desaparece repentinamente, Setsuko decide buscarlo, una aventura que la llevará hasta el sur de California.

La ópera prima de la realizadora Atsuko Hirayanagi basado en su multipremiado corto homónimo de igual título nos sitúa en ese tipo de películas cuya comicidad da la impresión de ir bastante por delante de lo que es su propia historia, un relato en apariencia y a primera vista amable pero que esconden en su fachada argumental un mensaje bastante más agridulce de lo que pueda parecernos en un primer lugar.

Partiendo de unas reconocibles pautas que nos sitúan en lo que podríamos denominar como la prototípica producción de naturaleza indie, en este caso de índole internacional al estar situada a medio camino entre Japón y Estados Unidos aprovechando al máximo esa comicidad derivada del choque cultural, Oh Lucy! destaca principalmente por ser de esas producciones en donde su ensamblaje genérico no se pisa, una comedia cuyos apuntes dramáticos no se diluyen entre sí, a este respecto sin embargo habría que aseverar también su condición de film en donde la práctica total de personajes dan la impresión de transitar a través de un acantilado emocional algo dispar, una sensación de incertidumbre cuya narrativa de tono irregular parece contagiarse pues llegados a un punto determinado esta no parece saber a ciencia cierta que camino a de tomar. Oh Lucy! expone básicamente su discurso en lo relativo a la soledad y en como a través de falsas identidades e incluso de ideales impostados se puede llegar a combatir dicho trauma emocional, una falsa trasformación que sin embargo da pie a una nueva reinvención para alejar una supuesta insatisfacción personal. El film de Atsuko Hirayanagi que parece funcionar exclusivamente a través de una crónica acerca de la persecución de un ideal termina de manera algo caprichosa, en cierta manera a semejanza de que sus propias incertidumbres tonales, pues en lo que puede parecer en un principio como un final satisfactorio en él hay un mensaje bastante más profundo e incluso si se me permite la expresión críptico, lástima que en toda la película no se llegue a escarbar de forma más concienzuda unos contornos que van mucho más allá del tono amable del que hace gala está elaborada aunque algo irregular película.

Valoración 0/5: 2’5

 

Bienvenida a Montparnasse

Arruinada y solo con un gato como propiedad, una chica impulsiva, libre y vitalista vuelve a París decidida a reinventarse sin casi ningún objetivo aparte de reafirmarse en su individualidad. Enfrentada a la soledad de la gran ciudad, en lugar de ponerse nostálgica, se sumerge en la vida parisina, su viaje será caótico pero decidido, y nos arrastra de manera irresistible en un camino que la llevará hacia la madurez.

Otra de las óperas primas vistas este año en el D’A 2018 fue la estimulante Bienvenida a Montparnasse de la francesa  Léonor Serraille, al igual que la anteriormente citada Oh Lucy! estamos ante un relato que se mueve en el reconocible terreno de la tragicomedia de lo que podríamos denominar como cine-retrato. Bienvenida a Montparnasse también conocida con el título de Jeune femme se presenta como un filme hecho de principio a fin por mujeres, incluso en lo relativo a los apartados técnicos, aparte de atesorar la virtud de contar con una inconmensurable Laetitia Dosch como personaje de  salvaje y desbordante de energía sin cuya presencia el film no existiría como tal. De alguna manera estamos ante un film en donde la libertad feminista se erige como básica a la hora de elaborar un en apariencia sencillo retrato femenino que más que ahondar en unos supuestos motivos de rebeldía o auto reafirmación los expone a modo de trayecto vital, en este aspecto de alguna manera recorremos el mismo camino que la protagonista no habiendo una predeterminación en lo referente al errante pero consensuado desarrollo de dicha narrativa, Léonor Serraille tiene la virtud de saber moverse con soltura a través de una diversa y rica amalgama genérica, un relato en donde se nos puede hace reír con lo que podría hacernos llorar y viceversa siempre sin perder esa perspectiva acerca de la exposición de una serie de sensaciones contradictorias en donde la joven protagonista encuentra su mejor definición a modo de una libertad femenina de naturaleza bastante indefinible. Con momentos ciertamente ingeniosos Bienvenida a Montparnasse elabora un relato en apariencia convencional pero que va más allá de las historias de reivindicaciones feministas tan en uso hoy en día en la gran pantalla convirtiendo el debut en la dirección de Léonor Serraille como uno de los más prometedores vistos durante el pasado año.

Valoración 0/5: 3