Crónica festival de San Sebastián 2017. Día 2

La douleur

Al encontrar dos viejos cuadernos en una caja olvidada, Marguerite Duras recuerda su pasado y el insoportable dolor de la espera. En la Francia ocupada por los nazis de 1944, la joven y brillante escritora participa activamente en la Resistencia junto con su marido, Robert Antelme. Cuando Robert es deportado por la Gestapo, Marguerite se embarca en una lucha desesperada para conseguir que regrese. Entabla una inquietante relación con el colaboracionista Rabier y corre grandes riesgos para salvar a Robert, en un juego del ratón y el gato con impredecibles encuentros por todo París. ¿Rabier quiere realmente ayudarla? ¿O está tratando de obtener información sobre los grupos clandestinos anti nazis? Finalmente la guerra termina y las víctimas regresan de los campos, un periodo insoportable para ella, una larga y silenciosa agonía tras el caos de la liberación de París. Pero ella continúa esperando, encadenada al tormento de la ausencia, incluso más allá de la esperanza.

La adaptación cinematográfica de la novela de homónima de Margarita Duras a cargo del irregular Emmanuel Finkiel en el que es su cuarto largometraje era a priori otro de los platos fuertes dentro de la sección oficial a concurso este año en el Zinemaldia, La douleur parte de hándicap de la dificultad de poder adaptar un texto en extremo literario, un relato en donde la voz y el silencio han de tener que mostrarse y posteriormente asimilarse de una manera coherente, o al menos intentarlo, lo que nos cuenta la escritora francesa en su escrito transita a través de un catálogo en donde la espera, el ansía o la angustia ubicados en una época claustrofóbica y demoledora han de transitar en lo relativo a una sola voz y mirada (extraordinaria interpretación a cargo de Mélanie Thierry e incomprensiblemente no presente en el palmarés del certamen).

En La douleur hay un esfuerzo que en algunos momentos llega a bordear lo extenuante por parte del director Emmanuel Finkiel en equiparar texto e imagen, el resultado termina siendo tan irregular como por momentos muy aislados inspirados, en cierta manera esta fricción fílmica queda muy de manifiesto en como la película queda vertebrada en dos partes visiblemente diferenciadas, una primera de tono narrativo más convencional y clasicista en términos de un film de época al uso, en ella vemos las reuniones clandestinas de la resistencia o el intento de Marguerite por intentar indagar a través de sus encuentros con un colaboracionista de la Gestapo, personaje interpretado por Benoît Magimel que sirve como soporte narrativo a dichos postulados, y una segunda bien distinta en donde Finkiel parece intentar equipararse a la novela de una manera algo forzada en base a una serie de dictados reflexivos que intentan profundizar en la lírica de la desesperación de la protagonista, es en este momento cuando La douleur parece evidenciar sus propias carencias, el no tomar distancia en referencia al texto hace que entre en aparición un trazo que parece coquetear con poco disimulo con lo impostado, algo que termina derivando al producto a una especie de academicismo que pese a los esfuerzos de Finkiel  no consigue llegar a estar a la altura de un estado mental tan interior y profundo que por momentos parece que tan solo tenga cabida a través de las letras.

Valoración 0/5: 2’5

 

The Third Murder

El conocido abogado Shigemori defiende a Misumi, acusado de robo con homicidio, que ya cumplió pena de cárcel por otro asesinato hace treinta años. Las posibilidades de que Shigemori gane el caso son escasas, ya que su cliente reconoce ser culpable, aunque esto probablemente signifique la pena de muerte. Pero a medida que desentraña el caso y escucha los testimonios del propio Misumi y de su familia, Shigemori empieza a dudar de la culpabilidad de su cliente.

No podía faltar a la cita donostiarra un habitual del certamen como es Hirokazu Kore-eda, The Third Murder presentada en la sección Perlas tras su paso por Venecia y Toronto significa un aparatoso cambio de registro genérico en lo referente a su filmografía, algo que provocó cierto desconciertos entre los seguidores del director nipón. Discípulo declarado del cine de Yasujiro Ozu y acostumbrados al drama costumbrista tan característico en sus películas, The Third Murder siendo un film algo menor si lo comparamos con otros trabajos suyos no es tampoco la fallida y convencional película que parece que muchos terminaron viendo.

Posiblemente el gran error de enfrentarse a The Third Murder sea el hacerlo desde una perspectiva que abarque solo el thriller judicial, Hirokazu Kore-eda como buen autor de anchuras clásicas nos propones un camuflado subtexto solo visible si apartamos de forma momentánea  la mirada genérica de lo que estamos presenciando, ese subrayado hace referencia a la moralidad existente dentro de la sociedad japonesa, de hecho el film camuflado bajo la apariencia de oscuro caso criminal nos habla básicamente de eso, un tratado del concepto de la verdad como elemento incognoscible, aquel que nos da varias versiones de un hecho en donde todos y ninguno parecen tener la potestad de ampararse en lo estrictamente verídico o en la necesidad de llegar a ella o no según conveniencias y determinación moral, aquí es donde Kore-eda  parece mirar directamente al Rashomon de Akira Kurosawa, en esa mutación de estilos y referencias es donde intuimos el trazo reconocible del autor de Nadie Sabe. Evidentemente en The Third Murder no encontraremos ningún rastro de violencia implícita en el relato como no podía ser de otra manera en el cine de Hirokazu Kore-eda, lo suyo es más bien exponer una complejidad formal adherida a una historia que pide al espectador que ejerza algún tipo de reflexión en relación a todo lo que se nos esta contando.

Valoración 0/5: 3’5

 

On Body and Soul

María comienza a trabajar como supervisora en un matadero de Budapest, pero pronto comienzan a surgir cotilleos y rumores sobre ella. Durante el almuerzo opta siempre por sentarse sola, y es consciente de sus deberes y obligaciones, con un estricto apego a las normas. Su mundo se compone de cifras y datos impresos en su memoria desde la primera infancia. Endre, su jefe, es un tipo tranquilo. Ambos empezarán a conocerse lentamente. Almas gemelas, se sorprenderán de compartir los mismos sueños. Con cautela, tratarán de convertir esos sueños en realidad.

La ganadora del Oso de Oro en la pasada edición del festival de Berlín también estuvo presente en San Sebastián dentro de la sección Perlas, en On Body and Soul la realizadora de origen húngaro Ildikó Enyedi nos plantea una sugerente metáfora a través de unas relaciones sentimentales deliberadamente excéntricas en donde las conexiones solo parecen posible materializarse en lo concerniente a la ensoñación dada la dificultad que ambos seres de conectar en la vida real, esta premisa de claras connotaciones fantásticas son representadas en imágenes a través de unos planos en donde vemos a dos ciervos acariciarse en un bosque nevado, dicho enunciado onírico parece querer mirar a la magnífica Upstream Color de Shane Carruth pero a diferencia de esta en donde todo se sustentaba a través de lo críptico Ildikó Enyedi tiende a recurrir en demasiadas ocasiones a un trazo deliberadamente explicito ubicado en un escenario que parece remitirnos a La sangre de las bestias de Georges Franju con la particularidad de que por momentos se logra equilibrar de forma admirable esa contundente puesta en escena con un exquisito gusto por el detalle (ojo al maravilloso plano final de los dos protagonistas desayunando  plagado de acotaciones).

On Body and Soul versa en relación a cómo pueden hermanarse dos almas refugiadas en su propia realidad, un encuentro que en el film veremos a través de una subtrama delictiva que acontece en la empresa donde ambos trabajan, treta de guion no muy afortunada por lo forzado y poco creíble de la situación, es un peaje a modo de escusa que sin embargo sirve para abordar preguntas sobre las conexiones humanas a través del enfoque alternativamente elegante y abstracto que nos propone Ildikó Enyedi y que sólo desvela de forma parcial mediante continuos contrastes en una historia que sin embargo es bien simple, no así su ejecución que trasferida a su condición de fábula que se adentra con soltura en universos altamente difusos logra otorgar al producto de un empaque ciertamente sugerente.

Valoración 0/5: 4

 

Handia

Tras haber luchado en la Primera Guerra Carlista, Martín vuelve a su caserío familiar en Gipuzkoa y allí descubre con sorpresa que su hermano menor, Joaquín, es mucho más alto de lo normal. Convencido de que todo el mundo querrá pagar por ver al hombre más grande sobre la Tierra, ambos hermanos se embarcan en un largo viaje por Europa en el que la ambición, el dinero y la fama cambiarán para siempre el destino de la familia. Una historia inspirada en hechos reales.

La nueva propuesta del equipo creativo que hace unos años deslumbro con Loreak fue otro de los platos fuertes  del cine patrio dentro de la sección oficial, Handia fue posiblemente la cinta española más destacada de esta edición de San Sebastián como bien refleja su presencia en el palmarés oficial, una película que para más inri no se corresponde a esa cuota de cine local que en algunas ocasiones parece justificar su presencia en certámenes sin llegar a evaluarse su supuesta calidad artística.

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El film dividido en seis capítulos y bajo unas aristas que parecen mirar al The Elephant Man de David Lynch bascula a través del biopic de época que termina mutando en una fábula que nos habla del infructuoso intento de adaptación abordado desde la marginalidad física de uno de sus protagonistas.

En cierta manera Handia es un film de ideas sumamente interesantes, tan sugerentes en sus formas como algo extraña en su composición cinematográfica, quedándose lejos de transitar en el pantanoso terreno del biopic convencional pero sin llegar a profundizar a conciencia en el estudio psicológico de sus personajes más allá de retratar con bastante esmero una historia que se sustenta especialmente en el clasicismo subyacente en el antiguo relato de época gracias a un diseño de producción de resolución impoluta que dado su escaso presupuesto está especialmente bien utilizado. Posiblemente el casting del film no sea el más acertado, tampoco ayuda que el film se centre en exclusiva en solo dos personajes dejando como simples figurantes algunos personajes que habrían dotado al relato de más riqueza narrativa como por ejemplo hubiera podido ser las mujeres de la familia retratadas en la película de una forma muy anecdótica. Aun con esto pequeños lastres Handia termina siendo una gran muestra del actual cine vasco que aborda con acierto y desde la perspectiva de la road movie una epopeya de connotaciones tristes y de claro tono marginal en donde el contexto histórico termina estando bien cohesionado al servicio de la propia historia.

Valoración 0/5: 3

 

Visages, villages

Agnès Varda, es una despedida profundamente conmovedora y absolutamente esencial (…) Su visión creativa nunca ha sido tan clara La veterana cineasta Agnès Varda y el joven fotógrafo y artista gráfico urbano JR recorren en una furgoneta las calles y paisajes de diferentes lugares de la Francia rural. El objetivo es muy sencillo: conocer gente con la que intercambiar ideas, fotografiar a estas personas y mostrar luego las imágenes a gran escala en plena calle, para ver qué reacciones provocan.

Agnès Varda premiada en San Sebastián con un merecido premio Donostia presento en la sección Perlas Visages, villages, película que firma junto al artista galo JR, el film parte de una idea bien sencilla, recorrer distintas localidades de Francia conociendo a los desconocidos habitantes de esas regiones periféricas que parecen estar situadas en una especie de olvido territorial para luego poder inmortalizarlos a través de enormes murales que son expuestos  a la vista de todos sus conciudadanos.

Una idea simple retratada de forma liviana pero de claro carácter autorreferencial, Visages, villages transita a través de un tono claramente vitalista, los diálogos entre los dos autores responsables del film no deja de ser un intercambio generacional de visiones acerca del arte y su correspondiente repercusión en nuestras vidas, de hecho podríamos considerar que el enunciado de road movie cultural que parece preceder al film no deja de ser una mera excusa a la hora de conocer gente y sitios y exponerlos de alguna manera. Esta simpática película termina curiosamente de una manera un tanto amarga, es cuando vemos como una de las últimas supervivientes de la generación de la Nouvelle Vague intenta visitar la casa de su antiguo compañero generacional Godard encontrando no solo un rechazo a su visita sino una nota bastante dolorosa destinada a la propia Varda, los sollozas de esta terminan convirtiéndose en irónicos reproches. Una vez terminado el visionado de Visages, villages  uno tiene la sensación de que estamos seguramente  ante la despedida de Agnès Varda, en este sentido la película cumple con creces tal cometido pues a través de ella somos testigos de cómo la visión creativa de la artista nunca había sido tan diáfana y conmovedora a la vez.

Valoración 0/5:3’5