Crudo (Grave) review

Justine, una joven de 16 años, vive en una familia donde todo el mundo es veterinario y vegetariano. Desde su primer día en la escuela de veterinaria, Justine se desvía radicalmente de sus principios familiares y come carne. Las consecuencias no tardan en llegar y Justine empieza a desvelar su verdadera naturaleza.

El potente debut tras las cámaras de la francesa Julia Ducournau venía precedida por una muy buena acogida tras su paso tanto por la Semana de la Crítica del festival de Cannes (premio FIPRESCI) como por el pasado festival de Sitges (Melies d’Argent a la mejor película europea) al mismo tiempo que fue engalanada por una campaña del todo equivocada en base a una propaganda de supuestos desmayos por lo explícito de algunas de sus imágenes tras su paso por el festival de Toronto, al final Grave queda muy lejos de ser la película-shock al uso que algunos han pretendido ver no se sabe muy bien por según que razón, deviniendo como una de las óperas primas más interesantes que ha dado no solo el prolífico aunque últimamente algo aletargado cine fantástico proveniente de Francia sino el Europeo en general, una versión cruda, trasgresora y algo más realista de ese tránsito vital de la adolescencia a la edad adulta que ya veíamos por ejemplo en la reivindicable Ginger Snaps de John Fawcett al mismo tiempo que se convierte en una especie de revival de tono creativo y vanguardista del que podríamos denominar como un nuevo tipo de horror galo aunque en esta ocasión fundamentándose en una clara e inteligente deriva alegórica en lo referente a sus postulados.

Grave que aunque versa sobre la adolescencia es un film de un muy claro componente adulto, un relato que inquieta e incómoda más que horroriza, quienes estén esperando un catálogo de escenas explicitas al uso y semejanza de por ejemplo ese acertado ejercicio de estilo que es A l’interieur de Julien Maury y Alexandre Bustillo seguramente Grave le decepcionará bastante, Julia Ducournau opta aquí por un camino muy diferente aunque igualmente intenso en referencia a lo que son sus imágenes, y no impidiendo de la misma manera que en la película podamos presenciar un par de escenas subidas de tono por lo que respecta a su crudeza, Grave transita principalmente más a través de la alegoría que de la metáfora, direccionado en dos vías que terminas confluyendo irremediablemente entre sí, asistimos en paralelo al despertar de las pulsaciones sexuales de la protagonista, pero sobre todo a una inherente rebelión contra las pautas de comportamiento a las que nos vemos obligados a acatar por parte de la familia o la sociedad (esta expuestos en el film en base a las continuas y retorcidas novatadas a la que se ve sometida la protagonista en la facultad de veterinaria en la que acaba de ingresar) es ahí en donde hace acto de aparición el desorden alimentario previo paso a la ansiada emancipación y desinhibición que sufre y anhela a partes iguales la protagonista dando paso a un canibalismo como ente hereditario de ese despertar sexual de clara concepción y pulsación primigenia a la hora de exponer un mecanismo de defensa de claro tono contestatario, una naturaleza carnívora que torpedea al mismo tiempo la hasta ahora inerte moral de la joven Justine.

Finalmente la mejor virtud que podemos encontrar en una propuesta como Grave (solo algo ensombrecida por un final que traiciona en algo a todo lo anteriormente expuesto en el film) es el uso que Julia Ducournau hace en la narrativa de los postulados y tendencias que suelen regir el actual cine fantástico, alejándose conscientemente del consabido manierismo genérico para centrarse en lo que son exclusivamente sus imágenes como principal motor del relato, es en esa puesta en escena en donde somos testigos de cómo la realizadora gala utiliza este recurso a la hora de retratar en lo meramente físico y palpable el transito sensorial  que sufre la joven protagonista (interpretada con inusual acierto por Garance Marillier), detrás de cada imagen podemos encontrar un significado o una sugerencia a dicho comportamiento, un en definitiva cine de género que intenta ir un pasa más allá de la mera ecuación estructural. En esta su opera prima de horror reflexivo y de clara naturaleza mutante Julia Ducournau pone el listón muy alto con respecto a futuros trabajos suyos, habrá que estar muy atentos a unas expectativas que son a día de hoy indudablemente inmejorables.

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