Déjame salir (Get Out) review

Un joven afroamericano visita a la familia de su novia blanca, un matrimonio adinerado. Para Chris (Daniel Kaluuya) y su novia Rose (Allison Williams) ha llegado el momento de conocer a los futuros suegros, por lo que ella le invita a pasar un fin de semana en el campo con sus padres, Missy (Catherine Keener) y Dean (Bradley Whitford). Al principio, Chris piensa que el comportamiento “demasiado” complaciente de los padres se debe a su nerviosismo por la relación interracial de su hija, pero a medida que pasan las horas, una serie de descubrimientos cada vez más inquietantes le llevan a descubrir una verdad inimaginable.

Antes de entrar en profundidad acerca de Get Out no estaría de más el apuntar y contextualizar en algo el actual momento del cine de género y en especial el del terror a la hora de valorar en su justa medida la opera prima de Jordan Peele, pues esta aparte de las indudables virtudes que atesora ha sabido aprovecharse con inusitada inteligencia de una actual coyuntura ciertamente preocupante. Es en cierta manera la escases de productos como el que nos ocupa una de las razones de su éxito, el de una producción que con apenas 6 millones de presupuesto haya recaudada más de 160 en territorio norteamericano. Que el cine de terror siempre ha sido relegado a un segundo término en la historia del cine no es ningún secreto, pero de alguna manera este siempre ha sabido encontrar una suerte de resquicio a la hora de reinventarse y presentar lo que podríamos definir como novedad o evento de cara a un público digamos de naturaleza mainstream, esas aberturas a día de hoy son de muy difícil acceso, posiblemente más que nunca debido en parte junto a otros aspectos a esa abusiva proliferación imperante a día de hoy en donde la mayoría de majors suelen acaparar mucho cine de género dando lugar primordialmente a franquicias, remakes y otras actividades de naturaleza semejante, dando por consiguiente muy poca chance al producto que ellos y nosotros consideramos como imprevisible. Como antes comentábamos el éxito de Get Out o el de las películas perpetradas por James Wan (cuyo cine entra a la perfección en la ecuación que nos ocupa) poniendo de manifiesto como el público de una manera casi cíclica siempre ha requerido de ese elemento que aunque no invente nada nuevo si ha sabido moverse con soltura dentro de unas coordenadas genéricas muy específicas, y lo que es más importante, el poseer la gran virtud de huir de paroxismos cinematográficos actuales.

Get Out empieza con una premisa que bien podría estar sacada del Guess Who’s Coming to Dinner de Stanley Kramer, no es una premisa o punto de partida expuesto de una forma casual o anecdótica por parte de Jordan Peele, también responsable del guion, el tema racial dentro de la actual sociedad norteamericana es parte fundamental de Get Out aunque su mayor validez la podemos encontrar en la forma en que Peele logra cohesionar dicho tratado al relato, un ensamblaje narrativo expuesto de forma sutil pues una de las grandes virtudes de la película es que esta en ningún momento pierde de vista su condición de producto de puro entretenimiento genérico, es aquí cuando las referencias entre otras muchas a Invasion of the Body Snatchers, The Stepford Wives e incluso al blacksploitation hacen merecedora al producto de una validez indiscutible como vehículo de terror al uso provisto de algo más. Como decía más arriba una de las condiciones sine qua non para que una película de las características de Get Out no llegue a desvirtuarse es como saber equilibrar ese ensamblaje genérico, muchas veces el humor o la sátira distorsiona el elemento primordial del relato, si bien podríamos aseverar que estamos ante una película que no se ampara en el humor como tal sí que lo hace en lo irónico de su contenido social con el trasfondo del racismo disfrazado adyacente en nuestra sociedad, dos tendencias que de alguna manera tienden a cohesionarse y que requieren de una habilidad por parte del realizador a la hora de saber conjugar dicha amalgama genérica con acierto. También es digno de elogio la sobria realización a cargo de Jordan Peele, lejos de estilismos actuales aquí da la sensación que se opta por la sobriedad, el aprovechamiento de espacios reducidos e incluso por una curiosa deriva hacia lo que definimos como clásico como bien podemos apreciar en la moralidad que impera en todo el relato y que mira sin ningún tipo de reparo a arcos escénicos que bien podrían provenir de por ejemplo la fundamental The Twilight Zone.

Tampoco estaría de más dada la actual proliferación desmesurada al hype en este tipo de películas el contextualizar en su justa medida las virtudes que atesora Get Out, estas demuestran de una forma muy clara que no son ni su originalidad ni su trascendencia argumental sino la de saber sacar y manejar con destreza e inteligencia los muy habituales resortes genéricos en lo que se ampara, un tratado cinematográfico tan simple y efectivo como lo que nos muestra la opera prima a cargo de Jordan Peele  y que a día de hoy de forma algo lamentable nos resulta tan novedoso.

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