“Kubo and the Two Strings” review

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Kubo vive tranquilamente en un pequeño y normal pueblo hasta que un espíritu del pasado vuelve su vida patas arriba, al reavivar una venganza. Esto causa en Kubo multitud de malos tragos al verse perseguido por dioses y monstruos. Si de verdad Kubo quiere sobrevivir, antes debe localizar una armadura mágica que una vez fue vestida por su padre, un legendario guerrero samurái.

Kubo y las dos cuerdas mágicas“, debut como realizador de Travis Knight y cuarta película Laika Animation Studios tras “Los mundos de Coraline“, “El alucinante mundo de Norman” y “Los boxtrolls” se erige no ya como el mejor trabajo del estudio sino como la que es posiblemente y con permiso de La tortue rouge como el mejor film de animación de este 2016. Son varias los conceptos que ofrece la película como para considerarla un triunfo en sí mismo, por un lado tenemos un trabajo visual el llevado a cabo realmente cautivador, muy bien acompañado por su exquisitez formal y por un catálogo repleto de texturas emocionales, esa complementación retroalimentaría del stop-motion (santo y seña del estudio) y el CGi resulta clave a la hora de ensamblar una historia repleta de metáforas y lo que posiblemente sea lo más importante de dicha ecuación, el de unos diseños técnicos que están al servicio de la historia y no al revés como suele pasar bastante a menudo en productos de semejante índole y categoría.

Kubo y las dos cuerdas mágicas” es un cuento de connotaciones claramente adultas, ojo a esa primera aparición de las dos hermanas, o al continuo enfrentamiento de tono oscuro- familiar y de clara índole shakespeariano, escenas representadas que por su orquestación puede causar algún que otro problema a la audiencia infantil, un relato que trascurre a medio camino entre el relato de la adolescencia y la madurez, embadurnado a través de la mitología oriental  y la fábula, ese tránsito vital de aprendizaje del ser humano aquí perfectamente representado por la aceptación de la perdida, todo ello mediante una mirada más adulta de lo habitual, dando la posibilidad a un variopinto de espectadores de visionar una producción animada repleta de acotaciones inteligentes y nada condescendientes, una historia cargada de conceptos, detalles y reminiscencias culturales, repleto al mismo tiempo de imperdibles referencias a la fundamental “Kwaidan” de Masaki Kobayashi o al imaginario de Hayao Miyazaki por poner solo dos ejemplos muy notorios que podemos ver en la cinta, un relato ambientado en un Japón feudal que bebe del folklore tradicional y su misticismo de una forma inteligente, las referencias antes citadas de las que haces uso hace que se tome su tiempo en lo concerniente a desarrollar su propia narración, algo que obliga al espectador a una especie de salto de fe a la hora de aceptar el concepto referido.

kubo-dos-cuerdas-magicas_1Kubo y las dos cuerdas mágicas” no es la típica película de animación que a día de hoy la audiencia está acostumbrada a ver en la gran pantalla, algo que de manera lamentable seguramente se vea reflejado de una forma clara en taquilla, la apuesta del estudio Laika con respecto a gigantes como Pixar o Ghibli es del todo arriesgada pero consecuente dado la propia naturaleza en la que se sustenta, estamos ante una película que no tendrá una secuela, y en donde la historia que se nos cuenta llega a explorar la importancia de las emociones humanas de forma conceptuada, de esa necesidad casi perentoria a la hora de recuperar la habilidad de contar historias, poniendo un especial hincapié sobre el poder de la narración en sí misma, utilizado aquí como vehículo sobre el proceso de creación y como este sirve al mismo tiempo como un fundamento clave sobre nuestra propia memoria a la hora de reinventar nuestra propia existencia .

No hay mejor cierre posible para una película de las características de “Kubo y las dos cuerdas mágicas” que su final musical, si hasta ese momentos habíamos disfrutado de una exquisita banda sonora compuesta por Dario Marianelli en los títulos de crédito podemos escuchar una no menos notable versión de “While my Guitar Gently Weeps” a cargo Regina Spector, un apartado este que circunvala de manera casi perfecta con esa máxima de intentar aunar lo tradicional y artesanal con lo nuevo, a imagen y semejanza de esa unión técnica de la que hace gala una joya de orfebrería visual animada como es “Kubo y las dos cuerdas mágicas“.

Valoración 0/5:4

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