Le Secret de la Chambre Noir (Daguerrotype) review

Jean empieza a trabajar como ayudante de un fotógrafo obsesionado con el arte arcaico de los daguerrotipos y atormentado por la muerte de su esposa, cuya presencia aún se nota entre las sombras.

El gran Kiyoshi Kurosawa, un autor capital a la hora de entender el cine contemporáneo proveniente de Japón y que incomprensiblemente aún sigue inédito comercialmente en España, presento en la sección oficial del pasado festival de Sitges la extraordinaria Creepy estando también presente en dicho certamen con otro trabajo, su no menos interesante Le Secret de la Chambre Noir (Daguerrotype) vista en la sección Noves Visions, ambas películas suponen una estimulante vuelta en lo referente a sus orígenes, en el caso que nos ocupa supone la novedad de un cambio de ubicación territorial por parte del director nipón, su primer trabajo que realiza fuera de su Japón natal (de alguna manera su estimulante mediometraje Seventh Code le sirvió de toma de control a modo de experimento fílmico ante esta inmigración autoral) en donde nos ofrece el que posiblemente sea su trabajo más clasista, de claro componente melodramático y poseedor de un sutil y comedido elemento fantástico expuesto a través de unas coordenadas de claras influencias Hitchcockorianas, en especial de la fundamental Vertigo, a la vez que valida de forma conceptual su nada disimulada metáfora del daguerrotype para representar aquí la simbología de la muerte expuesta a modo de elemento sobre lo que se puede entender como concepto de autenticidad.

De tempo narrativo pausado Daguerrotype se mueve a través del ensamblaje y la continua absorción de resortes genéricos, posiblemente estemos ante la película de Kiyoshi Kurosawa mas deudora en lo referente a códigos y recursos no propios, impagable el  homenaje a la fundamental The Innocents a la hora de presentarnos ese invernadero como espacio de redención y purificación de los personajes, unos personajes que al igual que en el film de Jack Clayton adquieren un punto de vista muy subjetivo en lo relativo a lo que es su interpretación de los hechos, el film anida por varios conceptos, una intriga que por momentos la deriva al cine negro de tono clásico, el terror o el drama romántico más austero, pero como en todo cine perpetrado por el realizador nipón en su recorrido siempre encontramos un trasfondo que de alguna manera invierte y expande su narración al mismo tiempo que desmiente de alguna manera lo anteriormente visto, aquí al igual de su muy reivindicable Retribution Kurosawa nos ofrece una visión de la contemporaneidad como elemento distorsionador de la historia, un posicionamiento este que podría estar perfectamente expuesto a modo de crítica social, en este caso el de la vorágine inmobiliaria carente de escrúpulos enfrentada digamos a la idea del inmovilismo (termino muy adecuado en el film y para nada casual), a la hora de mostrarnos este ámbito es cuando  Kiyoshi Kurosawa hace acople de su buen hacer tras la cámara en base a una obra en donde su genuina atmosfera se erige como su principal activo, la decrepita, polvorienta pero elegante mansión que sirve como escenario principal logra erigirse como perfecto vehículo a la hora de desengranar tanto a la media mentira romántica a la que asistimos como a el tratado acerca de los recuerdos, de su permanencia y de la imposibilidad de borrarlos.

En un film tan exquisito como es este Daguerrotype (uno de los mejores films vistos en el pasado festival de Sitges) no encontramos rastro de cualquier tipo de pérdida de identidad propia en el discurso autoral que nos suele proponer Kiyoshi Kurosawa, más bien da la sensación de todo lo contrario, hay un refuerzo de constantes temáticas e ideas, pocas veces en los últimos años se ha podido ver en cine una ghost story de un estilo tan sutil, elegante y comedido como el que se muestra Daguerrotype, un film plagado de innumerables matices a la hora de abordar un relato en donde lo gótico y el romanticismo de connotaciones obsesivas se funden a través de un tratado narrativo que termina derivando en una lúcida reflexión acerca de la alienación contemporánea que sufre el ser humano expuesto en la película a modo de esa confrontación tan habitual en el cine de Kiyoshi Kurosawa que bascula entre lo fantasmagórico y lo real, aquí alcanzando cuotas tan hipnóticas como indivisibles en lo referente a la textura de ambos conceptos. Daguerrotype cobra una dimensión ciertamente turbadora a través  de escenarios en apariencia comunes (un suburbio francés en la actualidad) y a la hora de plantear diversas y muy variadas dicotomías cinematográficas, en definitiva una nueva exquisitez por parte de un autor único que a cada nuevo trabajo suyo consigue sorprender en base a la exposición de estimulantes y sofisticados contrastes genéricos solo al alcance de autores dotados de un inusual talento como es el caso de Kiyoshi Kurosawa.

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