“Partisan” review

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Alexander es como cualquier otro niño: juguetón, curioso e ingenuo. También es un asesino entrenado. Criado en un paraíso escondido, Alexander ha crecido viendo el mundo filtrado a través de su padre, Gregori. Cuando Alexander comienza a pensar por sí mismo, sus miedos toman forma, y el mundo idílico de Gregori se desenreda.

Ariel Kleiman una de las promesas del nuevo cine independiente proveniente de Australia nos presenta “Partisan“, su estimulante debut en el largometraje después de dirigir distintos cortometrajes en donde nos ofrece una alegoría de ubicación atemporal (podríamos estar hablando perfectamente de pasado, presente aunque presentimos por pequeños detalles que estamos dentro de un futuro muy poco halagüeño) acerca de un poder impuesto por los lazos patriarcales representado en el film en la creación de un mundo endogámico alejado de los patrones de autoridad institucionales que todos conocemos, liderado bajo los rasgos de un excelente Vicent Cassel, personaje este que se nutre de la inocencia y sumisión de los más débiles para beneficio propio, una cinta que basa su principal propuesta en no intentar sobre explicar prácticamente nada, a partir de aquí Ariel Kleiman nos propone una amplia lectura de contornos vitales direccionado especialmente a través del paso a una edad adulta del niño protagonista (un extraordinario Jeremy Chabriel  que sabe estar a la altura del actor galo) y como este tiene que sufrir la consabida maldad social-patriarcal que se nutre de los más débiles, una debilidad que está a punto de abandonar para adentrarse en un mundo ya real, un mundo circunscrito propio que se rige por unas impostadas leyes, equivocadamente morales, todo ello apoyado de manera acertada por una minimalista y por momentos elegante puesta en escena.

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Sería un error el pensar que una película como “Partisan” sea simple, sencilla o que transite por territorios algo convencionales en todo lo que nos va exponiendo, nada más lejos de la realidad, estamos ante una de esas cintas en la que hay que escarbar de forma concienzuda para poder ver lo que atesora en su interior, más que en el avance psicológico y personal de los protagonistas la apuesta de Ariel Kleiman no deja de ser un perfecto y notable ejemplo de ese cine de claro calado metafórico, rico en un variado esquema de analogías y que abre múltiples vías de interpretación y extrapolación incluso hacia diferentes aspectos sociales del actual mundo, aunque claro todo esto requiere de un ligero esfuerzo por parte del espectador, es ahí en donde “Partisan” gana muchos enteros y adquiere por derecho propio un estatus y unas connotaciones propias de un film casi de horror real, una reflexión adquirida ante lo que vemos que nos deriva directamente hacia el malestar por la lectura social y política que hemos ido asimilado a lo largo del film, todo un logro.

Partisan” salvando las consabidas distancias podría devenir perfectamente casi como una versión real y autoral del “They Live” de John Carpenter, un film poseedor de una libertad creativa que se aleja de forma consciente de las consabidas etiquetas cinematográficas de trazo y características evidentes, convirtiéndose por derecho propio en una de las pequeñas joyas indie a descubrir del pasado año.

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