“Sea Fever” review

La tripulación de una embarcación irlandesa pierde su rumbo en alta mar. Su vida corre peligro ya que un parásito ha hecho acto de presencia en su suministro de agua.

La amenaza invisible proveniente del exterior, en su gran mayoría de origen alienígena, en relación a su contacto con un grupo de personas que de una manera u otra se encuentran enclaustradas y han de enfrentarse obligatoriamente a dicho peligro, ha constituido en estas últimas décadas casi un subgénero propio dentro del fantástico, en el encontraremos varios referentes conocidos por todos como por ejemplo las fundamentales Alien, Abyss o The Thing, versión Howard Hawks o John Carpenter según se prefiera, dentro del mismo paquete y debido a una lógica evolución han ido apareciendo una serie de ramificaciones estereotipadas que también han devenido con el tiempo como referentes viéndose imitados hasta la saciedad en lo concerniente a sumar a la ecuación a un personaje femenino a la trama, a primera instancia de apariencia frágil, pero que con el desarrollo argumental termina erigiéndose líder y a la postre, en la gran mayoría de las ocasiones, como único superviviente del grupo al que pertenece. A tal respecto la realizadora dublinesa Neasa Hardiman revisita dicho concepto en la apreciable y bastante humilde Sea Fever teniendo el añadido de intentar acotar interesantes variaciones a la hora de querer trascender o reinventar etiquetas a dicha temática.

Lo primero que queda claro en una película de las características de Sea Fever es percibir de una forma meridianamente clara como Neasa Hardiman (mas habituada al ámbito televisivo por su participando en series como Jessica Jones o Happy Valley) no es una realizadora muy afín al género fantástico, en cierta manera da la sensación de ser esa clase de autores que pasan por el de forma casi accidental y no de una manera vocacional, en este aspecto es visible su muy consiente negativa a formar parte de ese grupo de películas, como por ejemplo Profundidad 6 de Sean S. Cunningham o Leviathan de George Pan Cosmatos, que abrazaban sin muchos complejos el simple entretenimiento genérico, algo que no tiene por qué ser peyorativo forzosamente pues no sería la primera vez que se ha dado el caso de como una mirada alejada del estereotipo genérico en base a su asimilación autoral ha ofrecido películas ciertamente interesantes, Claire Denis con la estupenda High Life o la reciente Little Joe de la austriaca Jessica Hausner por citar solo dos ejemplos de realizadoras afines a dicha cuadratura. Sea Fever como relato de género contenido, por momentos más cercano al drama moral de tono survival que al del terror propiamente dicho, se asoma tímidamente a dichos postulados arriba comentados al ser una curiosa variación de la temática del terror marítimo reconfigurado aquí hacia parcelas derivativas del eco-thriller de ciencia ficción en donde el monstruo como ente físico amenazador es sustituido por un virus que no deja de ser otro concepto del monstruo pero que en esta ocasión crece de forma no tan visible y aparatosa dentro del organismo de los protagonistas, un trazo expuesto muy a la manera, pese a no ser tan explícita, de aquel reivindicable found footage de Barry Levinson titulado The Bay.

Las variaciones antes comentadas en referencia a su narrativa vienen dadas en la medida de percibir como llegados a un punto del relato la amenaza del invasor entendida como tal pasa a un segundo plano siendo eliminada casi de forma completa de su narrativa, en realidad nunca quedara resulta tal cuestión, una renuncia al alarde técnico que en este caso da prioridad al razonamiento científico con un ligero trasfondo ecologista en detrimento del susto fácil. También se hace especial hincapié en el tono paranoico del superviviente, curiosamente aquí encontraremos alguna que otra interesante concomitancia con nuestro presente a la hora de plantear conceptos morales tales como el dilema al que se ven sometidos los protagonistas de no infectar al resto de la población en base a diferentes comportamientos en lo concerniente a la desconfianza existente entre los seres humanos en situaciones de máximo estrés, principalmente retratado a través del comportamiento egoísta y responsable, todo ello en relación a una amenaza vírica aquí retratada casi como invisible pero engrandecida a causa de la paranoia claustrofóbica existente en los protagonistas.

Valoración 0/5: 2’5