Auschwitz, 1944. Saul Auslander es un prisionero húngaro que trabaja en uno de los hornos crematorios del campo de concentración. Es obligado a quemar todos los cadáveres de los habitantes de su propio pueblo pero, haciendo uso de su moral, trata de salvar de las llamas el cuerpo de un joven muchacho a quien él cree su hijo y buscar un rabino para poder enterrarlo decentemente.
El húngaro László Nemes (antiguo asistente del gran Béla Tarr) y que sólo había dirigido un par de cortometraje hasta la fecha presento en la sección Perlas del pasado festival de San Sebastián una de las indiscutibles películas del año, tras su paso por el festival de Cannes «Son of Saul» se ha erigido por méritos propios como una pieza tan incisiva como innovadora dentro de un temario bastante expuesto en la gran pantalla hasta día de hoy, quizás por eso la principal virtud de la propuesta radique en poder ver el infierno de Auschwitz de una manera algo diferente, desde dentro, un brutal inmersión en primera persona cámara en mano al horror, en este sentido Nemes no da tregua al espectador en ningún momento en este virtuoso en lo técnico paseo por los infiernos, una sucesión de planos secuencias en formato 4:3, herramienta esta utilizada para que no apartemos la vista del rostro-nuca del protagonista en ningún momento de la tenebrosa travesía a la que asistimos.
Basándose en un pasado real, y en un libro de testimonios que descubrió hace unos años (Voices from beneath the Ashes) László Nemes construye un despiadado lienzo, un encuadre visual potente a cargo de la fotografía de Matyas Erdely y una acertada utilización del sonido cortesía de Tamas Zanyi, una en definitiva arquetípica coreografía del horror perfectamente orquestada. Esta construcción hace de «Son of Saul» una verdadera estructura de contornos parecida a una montaña rusa en lo referente a un ritmo impuesto que da pocas ocasiones al espectador para poder tomar algo de aliento, todo es continuo, unos planos secuencia desenfrenados que llegan tan lejos como para incluso darle una auténtica lección al consabido cine de acción que se preste hoy en día. Después de un periplo en pleno infierno, el escenario ha insensibilizado por completo a nuestro protagonista, podríamos llegar a afirmar que la muerte es su oficio impostado, a partir de aquí seguimos en primera persona todos sus movimientos, por otra parte nosotros, los espectadores, vemos bien poco, pero intuimos todo de una forma cruda. La película evita de esta manera el reconstruir el horror del holocausto como tal, como lo hemos visto infinidad de veces en la gran pantalla, la exposición de la muerte y esas imágenes de las víctimas se dejan incompletas para ser estructuradas por la imaginación del espectador, unas brutales escenas de masacre en cadena carente de una visualización al uso.
El visionado de «Son of Saul» pone de manifiesto hasta qué punto la mirada cinematográfica de un autor con atributos puede imponerse o intercalarse a un rigor formal expuesto de una forma preconcebida, esta visita guiada por la fábrica de la muerte aparte de poseer una sobriedad incuestionable, rigor, y especialmente unos planos secuencias prodigiosos también logra trasmitirnos un ideario semi-religioso acerca de una hipotética salvación del espíritu dentro de un escenario en donde lo más puramente terrenal queda condenado por la decisión del verdugo, el intentar preservar un último resquicio de una supuesta inocencia en la acción de tratar de salvar el cuerpo de un niño muerto y rescatado de las llamas para poder dedicarle un entierro decente dentro de un mundo carente de cualquier raciocinio humano. László Nemes en este sentido se aleja de convencionalismos al uso, en lo que vemos no hay lugar para ningún tipo de belleza y emociones sentimentales que suele caracterizar a menudo el tratamiento de un tema como este en el cine, «Son of Saul» nos ofrece la visión más veraz posible que existe en lo visual sobre la experiencia de un ser humano dentro de un infierno, es por ello que la obra se extrapola en lo formal y deviene como una experiencia cinematográfica única y por ende una de las películas más impactantes del presente año.
Valoración 0/5: 4’5