“Tag” review

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En plena excursión escolar, el viento corta un bus por la mitad, decapitando a todas las chicas excepto a Mitsuko, que logra escapar para llegar a su colegio. Ahí encuentra, de nuevo, a sus compañeras. ¿Ha sido todo una pesadilla?

Si hubo un nombre destacado en el pasado 2015 en lo referente a ese tipo de cine de tono tan irreverente y abrupto como inabarcable a la hora de poder diseccionarlo, poblado al mismo tiempo de multitud de referencias genéricas, ese fue sin lugar a dudas el del realizador japonés Sion Sono, hasta cinco películas por lo que sabemos llego a dirigir en el pasado curso, “Tag“, “Love & Peace” y “The Virgin Psychics“, “Shinjuku Suwan” y “The Whispering Star“, podríamos llegar a aseverar con suficientes garantías que Sion Sono ha cogido el relevo de su compatriota Takashi Miike, no solo en lo concerniente a la proliferación numérica de trabajos realizados en un tiempo record sino también en lo referente a un espíritu totalmente inabarcable,  transgresor y de difícil catalogación, “Tag“, el film que nos ocupa, basado en una libre adaptación de la novela Riaru Onigokko de Yûsuke Yamada posiblemente sea una de sus puntas de iceberg del pasado año, un compendio casi perfecto del universo Sono, un film contenedor en el que puede pasar cualquier cosa, que aúna sin ningún tipo de complejo ni pudor desde un gore de lo más explícito y totalmente disfrutable, teñido por momentos de un surrealismo de visión alternativa y tono algo complejo, hasta una suerte de metáfora o tratado acerca del papel de la mujer en la actual sociedad japonesa.

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Para Sion Sono es harto evidente que la lógica que habita en sus películas están basadas en sus propias reglas, “Tag” es un brillante compendio de todo ello, de un universo muy propio y claramente reconocible, y que sirve al mismo tiempo como una perfecta muestra de que nos encontramos ante su momento más maduro como autor, una experiencia que por momentos se desborda para bien ante un catálogo de lo más inverosímil, “Tag” está repleta de detalles marca de la casa, recuerda por momentos a su anterior “Suicide Club“, en donde se partía de estructura parecida al empezar con una secuencia inicial de puro impacto visual para proseguir con una narrativa pobladas de varias capas de diferentes niveles de interpretación aquí presentadas bajo un tono inequívocamente onírico que va lanzando cada vez
 más preguntas en vez de proporcionar una serie de respuestas esperadas por el espectador desde casi un principio, hasta llegar a un final que roza lo trascendental, y que por increíble que pueda parecer todo ello llega a tener un cierto sentido, aunque posiblemente se acuse de un final algo precipitado en lo referente a su exposición, o sea estamos frente a un perfecto ejemplo de lo que sería un producto made in Sion Sono, una historia la aquí presentada que utiliza principalmente la fuerza de su innegable poesía visual, muy habitual en su director, para servir de contrapunto a una narrativa poseedora de un claro tono experimental.

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Posiblemente “Tag” no sea el mejor film de su director, estamos ante un trabajo que seguramente adolece de la complacencia de títulos tales como “Love Exposure“, “Guilty of Romance” y sobre todo “Cold Fish“, películas que siguen estando en un lugar privilegiado en el imaginario fan, aun así “Tag” demuestra de una forma meridianamente diáfana un amplio y
 muy característico abanico autoral ya expuesto con anterioridad por parte de Sono, los cambios y brillantes manejos de múltiples registros que suele poseer el director nipón están perfectamente presentes en el film, pasar de la locura más inclasificable a un estudio social que incluso invita a la posterior reflexión y que la cosa llegue a funcionar por momentos solo está al alcance de muy pocos, Sion Sono es uno de ellos no lo duden, un autor tan inclasificable como único.

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