“Tesnota” review

1998, Nalchik. Una familia judía está en peligro: el hijo más pequeño y su esposa no vuelven a casa y a la mañana siguiente la familia recibe una nota de secuestro. El rescate que piden es tan alto que la familia se ve obligada a vender su pequeño negocio y a buscar ayuda a su alrededor.

La contundente opera prima a cargo de Kantemir Balagov (posiblemente el mejor debut de este 2017) vino a poner a la palestra de una forma palmaria la necesidad, de este tipo digamos de cine de género alternativo, de estar presente en un festival como es Sitges en la actualidad, aunque proyectada en una sección como Noves Visions con una clara naturaleza de cajón de sastre y más abierta a la amplitud genérica a un servidor aun así y puestos a buscar argumentaciones que la validen en dicho apartado le costó encontrar esa supuesta afiliación al fantástico por muy difuso que sea, escarbando con detenimiento podemos discernir acerca de estar ante una película de un claro envoltorio opresivo como bien indica su título, en cierta manera su cruda y doliente realidad del hoy se posiciona como un quimérico anhelo de la fantasía, también asistimos posiblemente a la escena más cruda vista en el certamen (la reproducción de un vídeo VHS en apariencia verídico en donde rebeldes chechenos matan a prisioneros rusos para posteriormente arrojar sus cadáveres a los perros), en este sentido podríamos aseverar que Tesnota anida a través de ese otro terror, el social, étnico y familiar en lo concerniente a un prisma en extremo real, sea como fuera Sitges por fortuna dejo ya tiempo atrás tales discrepancias formales a la hora de programar que es genérico y que no lo es, en este aspecto y opiniones personales aparte no sería justo cargar las tintas sobre una película de las características de Tesnota y más cuando el festival a día de hoy se permite el lujo, y la manga ancha, de programar westerns o comedietas de osos de peluche sin ningún tipo de problemas al respecto, en este sentido y haciendo una comparativa parece que dicho dictamen a esa posible o no adscripción viene dado por el recibimiento dispensado por parte de público y prensa, una aseveración que viendo la acogida que si tuvo Brigsby Bear me hace llegar a la conclusión de que Tesnota no es una película muy afín al público que hoy en día puebla mayoritariamente el certamen.

Absurdas disecciones genéricas aparte para más inri el film de Kantemir Balagov fue posiblemente uno de los mejores vistos este año en Sitges como seguramente lo fue anteriormente en San Sebastián o Cannes, otra cosa bien distinta es que la mayoría de público que acude al certamen no le presto la requerida atención por considerar que no pertenece a lo que ellos entienden como un producto que se aleja de la naturaleza fantástica del festival, soy de la opinión de que estamos ante un film cuya principal misión es la de incomodar, al igual que la notable Caniba de Verena Paravel y Lucien Castaing-Taylor aunque desde una perspectiva y un punto de vista totalmente contrario, lamentablemente esta apología al shock real no parece ser santo de devoción de un público más interesado en propuestas de una naturaleza más lúdica y confortable, algo que me lleva a pensar que ha sido de esa curiosidad genérica que antaño era mucho más visible en un festival como Sitges. Rodada en un angustioso 4:3 Tesnota como buena radiografía del malestar profundiza desde dentro en lo que podríamos llamar la problemática de las raíces geográficas que irremediablemente en el relato derivan en familiares y personales, nuevamente encontramos similitudes temáticas con otras propuestas autorales provenientes de dicha geografía de este mismo año como son las no menos contundentes Loveless y A Gentle Creature, a través de dicho paralelismo territorial y como relato dual se incide en la libertad e independencia de una emancipación no solamente física sino también mental (extraordinaria interpretación a cargo de Darya Zhovner). Kantemir Bagalov un autor recordemos de tan solo 26 años de edad nos ofrece una de las radiografías más doliente vista en mucho tiempo acerca de la Rusia actual, un territorio que parece estar imposibilitado de desprenderse del eterno conflicto, en este sentido la precisión de un cineasta tan precoz resulta por momentos asombrosa, en la película somos testigos como este no cae en el error de ser partícipe de la intensificación del sufrimiento de los protagonistas, expone pero en ningún momento se adueña o comparte de dicho estado.

Ese enjaulamiento referido que nos expone Tesnota incide en circunstancias y tradiciones claramente contextuales, de hecho la historia está plagada continuamente de diferentes aristas que hacen referencia a lazos religiosos, culturales y coyunturales, algo que hacen que la protagonista principal del film se encuentre forzosamente atrapada y sin posibilidad alguna de salida en su propia realidad. Tesnota deviene como uno de los trabajos más interesante que ha dado este año el cine europeo suponiendo al mismo tiempo una inmejorable carta de presentación a modo de revelación de un autor del cual habrá que estar muy atento a partir de este preciso momento.

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