“The Autopsy of Jane Doe” review

27335_640

The Autopsy of Jane Doe  nos cuenta como Tommy y Austin Tilden regentan una pequeña morgue y un crematorio en Virginia. Un día, el sheriff local les entrega un cadáver, al que han apodado Jane Doe y que fue encontrado en un sótano. Pronto, padre e hijo descubrirán que el nuevo encargo no es mera rutina y que, aunque por fuera el cuerpo está intacto, el interior de Jane Doe ha sido violentamente trasteado, víctima, quizá, de una terrible fuerza ritual.

El noruego André Ovredal tras su simpática y algo desinhibida, en el buen sentido de la palabra, mockumentary Trollhunter, film acerca de las mitológicas y fabularías criaturas que hipotéticamente habitan los bosques del país nórdico debuta en los Estados Unidos con la notable The Autopsy of Jane Doe, film de terror mortuorio ubicado en un único escenario e interpretado por unos acertados Brian Cox y Emile Hirsch (una labor interpretativa esta que se erige como uno de los principales activos del film), una película que logra funcionar como un inmejorable ejercicio de estilo en lo concerniente a la gestación y posterior utilización de unos muy reconocibles engranajes prototípicos del género de terror, seguramente por ello  fuese la película más honesta en lo referente a su nada disimulada intencionalidad vista en el pasado festival de Sitges (Premio Especial del Jurado).

g5yvaulc7znaycqn6h4lHoy en día cualquier película de terror que se precie con alguna que otra aspiración de estilo parece situarse en la perentoria obligación de intentar sorprender por todos los medios posibles al espectador aunque sea solo a un mero nivel técnico o narrativo, vivimos en una época en lo referente a dicho género que para que una película tenga que ser reconocida de forma algo unánime por encima de la media está a de estar obligatoriamente dotada de una cierta trascendencia coyuntural que vaya más allá de unos formalismos básicos, algo que podemos ver en cintas de la índole de por ejemplo It Follows o The Witch, sin embargo parece que nos olvidamos de que el género de terror de siempre ha basado sus principales virtudes en una cotidianeidad clasista muy reconocible a la hora de contar y desarrollar sus historias, y ahí es donde The Autopsy of Jane Doe recupera en parte pese a su aparente modestia esa esencia de narrativa genérica hoy en día algo en desuso, un tipo de cine sin concesiones al igual por ejemplo que la algo inferior Oculus de Mike Flanagan o alguna de las ultimas película dirigidas por James Wan. Somos testigos en como el film de André Ovredal llega a sustentarse en una utilización de códigos muy reconocibles que nos remiten a la serie B ochentera más digna, e incluso a unas referencias que beben parcialmente y sin complejo alguno del espíritu de comics tipo Warren o Tales from the Crypt.

the-autopsy-of-jane-doe-3_origPor esas razones arriba expuestas  no deja de sorprender positivamente la naturaleza de un producto de las características de The Autopsy of Jane Doe, un film en cierta manera seminal cuyo planteamiento huye de convencionalismos actuales, moviéndose más por su propio trayecto que por su finalidad,  poseedora al mismo tiempo de aquella máxima de intentar generar terror a través de una mirada, un encuadre o de una percepción expuesta desde una visión casi primigenia, André Ovredal maneja a la perfección dichos mecanismos genéricos, recurre a la ironía sin caer en lo burdo, sabe cuándo mostrar y cuando ocultar, manejando muy bien todos los tiempos y los desvela con cierto ingenio, y lo que es más importante, aplicar una de las máximas dentro del cine de terror, intentar hacer partícipe al espectador de la trama y que este llegue a experimentar de algún modo las mismas emociones que la de los personajes del film, visualizada aquí a través de una meritoria pieza de cámara notablemente expuesta en esa mesa de operaciones que nos va desganando capas de investigación argumental. Sería una lástima juzgar The Autopsy of Jane Doe por un final algo precipitado que puede decepcionar a más de uno (aquí es donde entraría en escena esa no trascendencia antes citada), algo que en cierta manera no deja de ser coherente con la propuesta pues no se incide en lo gratuito en este tramo final como se ha asegurado de forma errónea sino que se recurre a una suerte de legitimidad a la hora de algo tan simple como querer asustar a través de lo básico sin llegar a recurrir en ningún tipo de pretensión genérica. Estamos principalmente ante un tipo de cine que intenta recuperar su capacidad a la hora de perturbar y hacer del terror algo más que un conjunto de manierismos de género e imágenes conceptuadas esclavas dentro de un tiempo concreto, todo ello sitúa a André Øvredal dentro de un futuro panorama de género como un nombre a seguir con atención y detenimiento a partir de este mismo momento.

Valoración 0/5: 3’5

SITE_022615_133.CR2