“United States of Love” review

Año 1990. Polonia acaba de abrirse al capitalismo. Entre la novedad de las cintas de VHS, las clases de aerobic y los discos de Whitney Houston, cuatro mujeres intentan lidiar con la represión sexual y los amores insatisfechos. Agata, atrapada en un matrimonio infeliz, se siente atraída hacia un cura. Renata, ya en su madurez, siente fascinación por su vecina Marzena, que quiere ser modelo. La hermana de Marzena dirige un colegio y tiene un affaire con el padre de uno de sus alumnos.

En su tercer trabajo detrás de las cámaras el joven director y guionista Tomasz Wasilewski tras sus anteriores In the Bedroom (2012) y su algo más conocida por estos lares Rascacielos flotantes (2013) vuelve a indagar en el dolor y la frustración de sus personajes, en United States of Love, que tira de una gruesa ironía en su título, somos testigos de un grisáceo lienzo acerca de la infelicidad y la amargura de tres mujeres de generaciones diferentes pero de un trayecto que deviene similar, más un cuarto personaje que interactúa a modo de boya a través de una ingenuidad que termina derivando en cruda ejemplarización del engaño de una sociedad sin ningún tipo de atisbo de esperanza ya sea en lo meramente afectiva o social.

United States of Love ganador del premio al mejor guion en el Festival de Berlín de 2016 nos sitúa a principios de los años noventa en una depresiva Polonia justo después de la caída del Muro de Berlín, cuatro mujeres viven en un edificio (bloques de hormigón) situado en la nada más absoluta, a partir de ahí el retrato de ellas nos es mostrado en forma de narración intercalada y episódica, fragmentada en lo temporal en lo referente a personajes e historia. Tomasz Wasilewski parte de la crudeza de un relato que mira sin ningún tipo de disimulo al cine de Michael Haneke o incluso al de Ulrich Seidl, ofreciéndonos una suerte de reflejo acerca de la frustración sexual y afectiva, el retrato de un grupo de mujeres imposibilitadas de poder elegir su propio camino en el mundo que les ha tocado vivir, en este aspecto el escenario es definitorio a modo de barrera inquebrantable para dichas metas, Tomasz Wasilewski para bien tiene el acierto de no poner en la historia el énfasis en el tratado político, ya muy utilizado en este tipo de películas, simplemente lo utiliza como una figura omnipresente y en cierta manera percutora de lo que será la acción propiamente dicha, un apartado escénico este que cobra fuelle a través de la fotografía a cargo de Oleg Mutu, habitual apéndice del cine de Cristian Mungiu que aquí otorga al film una tonalidad grisácea que casa casi a la perfección con un estado de ánimo que se erige como casi un leitmotiv más de toda la acción de la que somos testigos.

En United States of Love no nos encontraremos con el habitual inicio, desarrollo y final de un relato al uso, no hay una construcción y finalización de personajes propiamente dicha, la apuesta formal orquestada por Tomasz Wasilewsk actúa a modo de diapositiva, no deja de ser una instantánea de la infructuosa lucha de unos desdichados personajes por el devenir de un tiempo que se les escapa de las manos, y como este actúa a modo de ente prohibitivo y disuasorio en lo concerniente a un anhelado cambio de vida o incluso de una hasta distópica situación afectiva,  una batalla perdida de antemano ubicada en un periodo en donde se atiba tímidamente la abertura al consumo capitalista, a partir de dicho tratado parece surgir el deseo hacia el sexo impersonal de claras consecuencias dañinas, aquí la referencia a las cintas VHS de tono pornográfico no son baladí, en United States of Love asistimos a como los personajes no logran ni consiguen desprenderse de esa ignominia interna de quien siente como un deseo prohibido es sistemáticamente frenado por la sociedad en la que se encuentran. En el film de Tomasz Wasilewsk también hay lugar para la alegoría aunque esta por momentos pueda parecer chocar de frente con lo explícito de la propuesta, es este aspecto no deja de ser curioso y hasta cierto punto sintomático como en la película somos continuamente testigos de un elevado número de desnudos que nos son mostrados desde todas las índoles posibles, una fiel metáfora de una sociedad, de un país prisionero de un pasado, que en un tiempo pasado se encontraba totalmente desnuda frente a todo lo que se avecinaba.

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