“Verónica” review

Inspirada en una historia real sucedida en Madrid en los años 90. Tras hacer una Ouija con unas amigas, una adolescente es asediada por aterradoras presencias sobrenaturales que amenazan con hacer daño a toda su familia.
Verónica, el cuarto trabajo como director del valenciano Paco Plaza (si obviamos las anteriores y alimenticias OT: la película y Bunbury 3D) se sitúa en lo que podríamos denominar como una elaborada pieza de terror costumbrista, un enfoque este algo atípico en el denostado panorama genérico español que nos toca vivir a día de hoy, Paco Plaza tras su prometedora carta de presentación compuesta por El segundo nombre y Romasanta y ya liberado de ese cierto y hasta cierto punto lógico encorsetamiento de la saga [•REC] da rienda suelta aquí a un imaginario tan reconocible como propio, ya vislumbrado con anterioridad de una forma muy clara en su muy reivindicable tv movie Cuento de Navidad, ambos trabajos tenían la particularidad de llevar a un terreno muy propio coordenadas y tópicos del género fantástico, es decir apropiarse de clichés prototípicos y utilizarlos dentro de un escenario reconocible al menos para el autor y no al revés como suele ser práctica habitual en estas líderes, esta es la baza principal en la que se sustenta y desarrolla Verónica, indiscutiblemente el mejor y más personal trabajo realizado por Paco Plaza hasta la fecha, un director que de manera casi impulsiva busca constantemente la comicidad del espectador.
En cierta manera Verónica como buena fabula que se mueve a medio camino entre la realidad y la fantasía funciona mucho mejor como lo segundo, un  retrato que nos es presentado y diseccionado a modo de particular micro mundo en detrimento de la película de terror al uso, el muy sobre explotado subgénero de posesiones diabólicas no da para mucho más a día de hoy, de echo los momentos menos brillantes que podemos encontrar en Verónica son aquellos en donde se recurre a tropos genéricos de alguna manera inevitable dada la historia que se nos cuenta, ensoñaciones reiterativas de final previsible o personajes arquetípicos como la monja invidente. Que la historia este basada parcialmente en hechos reales ayuda a las intenciones del director valencianos en mostrarnos un subtexto real y determinado que nos deriva de forma inevitable a un ejercicio de pura nostalgia, años noventa, barrio de extrarradio de una gran ciudad, viviendas de ladrillo rojo, colegio de monjas, la música omnipresente de los Héroes del Silencio, la revista Mundo Oculto o ese imaginario televisivo que siempre está presente en generaciones pasadas entre otras varias disquisiciones, mimbres que logra enarbolecer ciertos referentes de una época muy concreta, algo que ayuda a crear un escenario plenamente reconocible ubicado en un país que culturalmente siempre ha sido muy susceptible a todo lo que rodea a lo sobrenatural. Paco Plaza consiente de cuál es su principal objetivo se toma su tiempo a la hora de presentarnos a unos personajes situados dentro de un determinado contexto y lugar, todo circula alrededor de Verónica (una ceñida Sandra Escacena), una joven adolecente que tiene que lidiar con la reciente desaparición de la figura paterna, hacerse cargo en el día a día de sus tres hermanos menores, un  personaje al que se le otorga un sutil matiz consistente en esa supuesta trasformación física que precede a la adolescencia, ofreciéndonos una curiosa y muy interesante reflexión acerca del miedo a crecer, todo ello ofrecido a través de una narrativa de ritmo algo irregular pero dotada de una estructura muy propia en donde se consigue prevalecer la tensión al susto, pues en definitiva la historia que se nos cuenta nos inquieta básicamente y no precisamente a través de su halo sobrenatural.
Verónica se convierte por méritos propios en la que es posiblemente la mejor propuesta de genero patrio de este 2017, un film que basa su principal virtud en saber no recurrir a lo externo como suele ser práctica habitual en gran parte de cine del terror hecho en este país en estos últimos años sino más bien a lo propio, a lo que nos es más cercano y reconocible, postura esta que no tendría que ser ningún problema a la hora de exportar de puestas afuera dicho producto y concepto, o no lo tendría que ser especialmente para un tipo de público que busca encontrar signos autorales dentro de un determinado contexto de cine genérico, Verónica de Paco Plaza va sobrado de todo ello.

Valoración 0/5:3’5