Crónica D’A 2018. Día 3: Cléo & Paul/Frost/The Day After

Cléo & Paul

Cléo y Paul son dos gemelos de tres años que, en un día de recreo en el parque, se pierden cada uno por su lado en la inmensidad de París. Mientras se buscan mutuamente, emprenden una aventura poética y a la vez claustrofóbica que les llevará a tener experiencias aún no vividas.

Cléo & Paul también conocida como originalmente como Allons enfants supone el segundo trabajo tras las cámaras del francés Stéphane Demoustier después de Terre battue. Presentada en la pasada edición del Festival de Berlín Cléo & Paul transita al igual que otra reciente cinta como es la notable The Night I Swam de Kohei Igarashi y Damien Manivel a través de una estricta y trasparente mirada infantil a un mundo adulto, la excusa narrativa de los dos films parten de una perdida casi acontecida de forma casi involuntaria, si en The Night I Swam era un niño de seis años en la película de Stéphane Demoustier son dos hermanos gemelos de edad parecida los que quedan separados de forma algo traumática a consecuencia de un inocente juego en un parque parisino.

Cléo & Paul despojado de cualquier tipo de artificio y a partir del naturalismo más extremo bascula a través de la exploración de un universo y una mirada infantil, en este aspecto y a diferencia del film perpetrado por Kohei Igarashi y Damien Manivel no nos encontramos ante un relato puro en lo concerniente a tal tesis, dicho hincapié narrativo lo encontramos en la aparición y posterior interactuación en gran parte del metraje de un adulto caracterizado en el personaje interpretado por Vimala Pons, un intervalo y percepción adulta que en ese espacio de tiempo hace que los auténticos protagonistas del film pasen a ocupar un segundo plano, dicho paréntesis estructural sin embargo lejos de ser un lastre en sí mismo enriquece la historia pues dicho personaje actúa de manera casi liberadora en una trama de contornos bastantes minimalista reflejada en una mirada tan ingenua como inocente, el descubrir en cualquier espacio o recoveco posible de un particular microcosmos ubicado en un mundo adulto que nos es reflejado y descifrado como ciertamente complejo.

Valoración 0/5: 3

 

Frost

Rokas e Inga, una pareja de jóvenes lituanos, se ofrecen voluntarios para conducir un vehículo con ayuda humanitaria a Ucrania. Cuando los planes cambian y se quedan abandonados a su suerte, tienen que cruzar una zona nevada para encontrar refugio y aliados, implicándose a la vez en la vida de los afectados por la guerra.

Uno de los platos fuertes vistos en esta edición del D’A 2018 fue la nueva película del realizador lituano Sharunas Bartas Frost, film que nos retrata en esencia un viaje en forma de road movie de contornos gélidos en donde somos testigos de las diferentes actitudes tomadas por un variopinto grupo de personajes con respecto al conflicto bélico que acontece en Ucrania.

Como suele ser habitual en su director es evidente que estamos ante un trabajo de características muy densas en lo referente a lo que es su supuesta exposición, en este aspecto sus más dedos horas de duración sirven como un perfecto ejemplo a la hora de calibrar su algo irregular narración, Frost es primordialmente una película de contornos desiguales que va de menos a más, ese inicio en donde vemos como los dos jóvenes emprenden un viaje desde Lituania a Ucrania deviene en un principio como algo farragoso, al igual que la joven pareja el espectador se pregunta por las posibles motivaciones existentes en realizar una misión tan peligrosa a cambio de nada, en esa primera hora el film se sitúa en tierra de nadie, es conforme avanza la trama en donde encontramos una razón de ser en lo que es la propia historia, una vez abandonada esa relativa zona de confort por parte de los dos protagonistas principales estos se adentran en una especie de continuo descenso al infierno bélico con un marchamo de trágico destino, es ahí donde podemos comprobar la síntesis de la locura irracional inherente a cualquier conflicto de dichas características, al respecto Sharunas Bartas generaliza interrogantes sobre la propia naturaleza de la guerra, un discurso expuesto a medio camino entre lo psicológico y lo filosófico todo ello aderezado de un extraño lirismo que por momentos parece colindar con el nihilismo, como en él es habitual posiblemente encontremos un exceso de verborrea en el discurso en sí, algo que a mi entender no lastra del todo la contundencia de un film que retrata en ocasiones el muy pesimista estado actual en que se encuentran ciertas partes de un mundo supuestamente moderno.

Valoración 0/5: 3’5

 

The Day After

Areum se dispone a vivir su primer día de trabajo. Bongwan, su jefe, mantenía una relación amorosa con la mujer a la que Areum está sustituyendo. Esa relación acaba de romperse. Ese día, como todos, Bongwan abandona el domicilio conyugal mucho antes del alba para ir a trabajar. No deja de pensar en la mujer que se ha marchado. Ese mismo día, la mujer de Bongwan encuentra una carta de amor. Se presenta en el despacho sin avisar y confunde a Areum con la mujer que se ha marchado.

Dada la fecundidad a la hora de dirigir por parte del coreano Hong Sang-soo (tres películas en el pasado 2017) soy de la firme opinión de que cualquier festival que se precie tiende a quedarse de alguna manera cojo o desprotegido si no presenta alguno de sus trabajos en cada una de sus edición, The Day After (que junto a La cámara de Claire estuvieron este año presente en el D’A 2018)sin ser la mejor película de su director fue en mi opinión una de las indiscutibles cimas autorales más estimulantes vista este año en el certamen de cine de autor de Barcelona.

La gran virtud del cine de Hong Sang-soo es hacer de lo aparentemente simple algo que en apariencia parezca complejo en el buen sentido de la palabra, en The Day After posiblemente encontremos uno de sus trabajos más depurados, tres únicos escenarios y cuatro personajes, clásicos zooms y una fotografía en un austero blanco y negro próximo en tono al cine del francés Philippe Garrel , tal es la complejidad del film que llegados a un punto no sabemos a ciencia cierta si estamos ante una comedia o un drama existencial, si transitamos a través de un discurso convencional o trascendental, posiblemente sean todo ello pero el mérito radica en como Hong Sang-soo se mueve a través de parámetros de auto ficción y evidentemente auto biográficos, como no podía ser de otra manera, en un film que en apariencia pueda parecernos uno de los más lineales de su carrera, solo en apariencia, pues la importancia esta en los detalles y ahí es donde Hong Sang-soo vuelve a exhibir musculo, en como algo en apariencia banal muta en trascendental sin apenas percibirte, todo ello y mucho más convierten a The Day After en una de las mejores películas presentes en el festival amen de atesorar el plano secuencia (la extraordinaria Min Hee-kim  vislumbrando la nevada en un trayecto en taxi) más memorable visto este año en el D’A 2018.

Valoración 0/5: 4