Crónica D’A 2018. Día 2: Braguino/First Reformed/Dede

Braguino

En mitad de la taiga siberiana, a 450 millas del pueblo más cercano, viven dos familias: los Braguine y los Kiline. Ninguna carretera llega hasta allí. El único modo de alcanzar Braguino es un largo viaje por el río Ienissei, primero en barco, después en helicóptero. Autosuficientes, ambas familias viven según sus propias normas y principios. En mitad del pueblo hay una barrera. Las dos familias se niegan a hablarse. En el río se asienta una isla en la que se está construyendo otra comunidad: la de los niños. Libres, impredecibles, salvajes.

Clément Cogitore ya había dado muestras en 2015 de su talento con una de las fantasmagorías bélicas más perturbadoras ofrecida en estos últimos años como es la casi aún desconocida por muchos a día de hoy Ni le ciel, ni la terre, una de esas películas que de forma algo lastimosa se escapa del cuadrante del seguidor del fantástico más mainstream, dos años más tarde el realizador de origen galo da un golpe de timón no solo en lo referente al género sino también en lo referido al formato con la fascinante Braguino, film ganador del premio Zabaltegi-Tabakalera en la pasada edición del Festival de San Sebastián, un trabajo en donde amplia virtudes en una de las cintas documentales más definitorias vistas el pasado año a la hora de circunvalar la fusión entre lo mágico y lo siniestro.

A Braguino le bastan unos precisos 49 minutos (no sobra ni falta nada en lo concerniente a dicha duración) para ofrecernos unos de los documentales más hipnóticos vistos en muchos años, un film cuya estructura se sustenta a partir de una sencillez que termina derivando en poética, calificar la cartografía expuesta por Clément Cogitore en Braguino como una simple radiografía de un enfrentamiento es quedarse muy en la superficie, de echo pese estar muy latente dicho concepto en la narrativa uno piensa que no deja de ser una excusa utilizada como punto de partida, Cogitore no juzga comportamientos solo los contempla, en este aspecto ese posicionamiento resultaría infructuoso pues somos receptores de un solo punto de vista, lo que nos muestra el documental es un mundo sin muchas concesiones pero plagado de sutilezas, en pocos minutos somos testigos de la caza y descuartizamientos de un oso, secuencia que no le haría ascos al Cannibal Holocaust de Ruggero Deodato, dando paso casi a continuación a una de las secuencias más hechizantes vista en un largo periodo de tiempo, aquella en donde vemos alejados del enfrentamiento entre las dos clanes y situados en la misma orilla del río que los separa a los niños de ambas familias convivir desde la más inocente curiosidad y observación dentro de un mismo escenario y paisaje, en este sentido la reflexión posteriori va dirigida al respetable, pues en Braguino hay multitud se simbologías por explorar, del espectador depende el desentrañar tan suculento mangar cinematográfico.

Valoración 0/5: 4

 

First Reformed

En First Reformed vemos como un antiguo capellán de las Fuerzas Armadas que ejerce en una pequeña iglesia situada en las afueras de Nueva York vive devastado por la muerte de su hijo en la Guerra de Irak. Una joven mujer cuyo marido se suicidó acude a dicha parroquia en busca consuelo, la relación entre el capellán y la mujer se hará cada vez más fuerte al mismo tiempo que empezaran a desvelarse secretos poco éticos llevados a cargo por la propia iglesia.

No deja de tener un mérito enorme ver a estas alturas a alguien como Paul Schrader a resistirse a bajarse del burro, en este sentido First Reformed su último trabajo tras las cámaras no es solo su mejor películas realizada en años, posiblemente desde la notoria Auto Focus, sino que sirve como perfecta compilación temática, siempre desde un tono feroz, de prácticamente todo su cine e imaginario pretérito.

Siempre he sido de la opinión que a un cineasta de las características de Paul Schrader no es del todo inteligente por parte del cinéfilo con pedigrí el perderlo de vista aunque solo sea por un corto periodo de tiempo, es evidente que en estos últimos años sus películas no han tenido una ecuanimidad artística que las equipare con anteriores trabajos suyos, de todos modos no soy de la opinión de que films como The Walker, The Canyons o Dog Eat Dog sean tan peyorativos como muchos se han apresurado en afirmar, sea como fuera es evidente que con la espléndida First Reformed aparte de demostrar el destello de su talento el guionista de Taxi Driver vuelve a indagar en base a un compendio temático de autodestrucción con el que se suele desenvolver a la perfección, en este aspecto la película se sumerge en un tratado acerca de la desesperación espiritual expuesto sin medias tintas como suele ser habitual por parte de Paul Schrader. First Reformed tan emotiva como implacable transita a través de una tremenda represión espiritual a lo largo de todo su metraje representado en la figura de un gran Ethan Hawke, es por ello que esa parte final en donde somos testigos de uno de los tramos de tono más excesivo vistos en la carrera de Schrader tenga toda su razón de ser a modo de catarsis fílmica, para más inri Schrader se permite el lujo de rodar con una frialdad absoluta, rozando incluso en muchas ocasiones continuos trazos narrativos de contornos gélidos, una serie de largos planos fijo que otorgan a First Reformed la calificación de película lenta en el buen sentido de la palabra, algo que curiosamente choca con la desmesura interna que nos es mostrada al final, como película espiritual que pone en duda las convicciones este desarrollo planteado por Schrader termina teniendo toda la lógica del mundo.

Valoración 0/5: 4

 

Dede

Es 1992. Tras un proceso de independencia de la Unión Soviética que derribó sus cimientos sociales, Georgia se desangra lentamente con el comienzo de una lucha fratricida cuyo final se antoja una quimera. Un conflicto bélico que somete a la anatomía poblacional de la nación y cuya resonancia arriba a los lugares más recónditos de una orografía agreste e inmisericorde. Justo en una de las zonas montañosas de Svanetia, una coyuntura más cruel si cabe le espera a la joven Dina; esclava de la férrea tradición de su etnia, espera al que será su futuro marido, David, combatiente en la guerra civil que los consume. Un matrimonio acordado por el padre de Dina que se irá al traste cuando ella se enamore del mejor amigo de su futuro esposo, el atractivo y carismático Gegi. Un giro vital que cuestionará su propia doctrina y cultura y que la desterrará del mundo en el que se crió.

Proveniente de Georgia se pudo ver en el  D’A 2018 la opera prima de la realizadora Mariam Khatchvani Dede, un film que basa parte de su gran atractivo en intentar no mostrar un conflicto de ideología política, como suele ser muy habitual en gran parte del cine que nos llega de dichas latitudes, sino patriarcal, un relato de hombre y mujeres y el rol asignado a cada uno de ellos dentro de una sociedad de duras tradiciones al respecto. Dede de características más conservadoras de lo que pueda parecer en un principio se sustenta en como toda esta argumentación nos es contado a través de un escenario que deviene como clave a la hora de entender según qué acciones de las que somos testigos, las espectaculares montañas del Gran Cáucaso en este caso, Khatchvani como oriunda de esa región nos ofrece información detallada y por momentos privilegiada de la vida cotidiana y las rígidas tradiciones que la sustentan, a partir de dicha tesis asistimos a una suerte de odisea en forma de una rebelión personal con respecto a esas culturas de índole tan tradicionalistas, lástima que pese a ese principio tan interesante en referencia a la exploración de una microcultura se detecte bajo su tamiz argumental un melodrama romántico de tono fatalista cuya narrativa por momentos parece derivarnos a un trazo de claro calado folletinesco.

Valoración 0/5: 2