Crónica D’A 2018. Día 4: Grain/The Green Fog/Les fantômes d’Ismaël

Grain

En un futuro próximo e incierto, un brusco cambio climático ha conducido a la extinción de la vida en la Tierra. En un mundo de fronteras redibujadas, los inmigrantes son aparcados en campos en los que esperan poder integrarse en las ciudades protegidas por escudos magnéticos. Un especialista en semillas que, tras una crisis terminal de la agricultura, decide emprender un viaje de imprevisibles consecuencias a la búsqueda de Cemil Akman, un antiguo compañero de trabajo que, tras formular una tesis revolucionaria, fue apartado de la empresa y tuvo que retirarse a las inhóspitas Tierras Muertas. Allí, Erin aprenderá a desprenderse de su ego, en un camino iniciático que, con la guía de Akman, lo llevará a replantearse todas sus ideas sobre la creación y la evolución de la especie humana.

El cineasta de origen turco Semih Kaplanoglu conocido a nivel internacional principalmente por su trilogía Huevo (2007), Leche (2008) y Miel (2010) presento en esta edición del D’ A la que es posiblemente su película más ambiciosa realizada hasta la fecha, con Grain aparte de ser su primer film en coproducción se adentra por primera vez en el cine de género a través de un relato de ciencia ficción distópica ambientado en un futuro post-apocalíptico con Andrei Tarkovsky en el horizonte como gran referente.

Rodada en un majestuoso blanco y negro a través de un monocromo de alta definición Grain aborda grandes temas universales plagados de reflexiones filosóficas, sustentándose en un tratamiento alegórico de los 29 versículos del Corán Semih Kaplanoglu nos ofrece una particularísima versión sui géneris del apocalipsis y posterior renacimiento situándose a medio camino entre el Children of Men de Alfonso Cuarón y el Stalker de Andrei Tarkovsky, de hecho en su anterior trilogía podíamos ya encontrar alguna que otra referencia al maestro ruso. Grain siempre adherido a un cierto misticismo religioso termina deviniendo como un producto que por momentos se desborda así mismo en lo referente a sus propósitos, una empresa de quizás demasiada envergadura a la hora de poder explayar con ecuanimidad una serie de cuestiones que indagan en reflexiones sobre la culpa, las limitaciones humanas y una supuesta seudoliberación a través de la tecnología, amén de otros aspectos de índole más terrenales como por ejemplo la migración, cambios climáticos o crisis alimentaria, evidentemente antes tales mimbres narrativos el film transita casi en todo su argumentación bajo una delgada línea que separa lo fascinante del mensaje en sí y una cierta pretenciosidad a la hora de cómo abordar dicha tesis, sin ser un mensaje críptico sí que deviene como complejo, esto puede dar lugar a una narrativa algo farragosa, posiblemente lo mejor de este interesante acercamiento a un supuesto apocalipsis radica en que en ningún instante trata de ofrecernos unas respuestas que seguramente nunca lleguen a existir, una no divagación que abre un camino a otras grandes cuestiones que aunque soterradas están muy latentes a lo largo de todo su metraje.

Valoración 0/5: 3’5

 

The Green Fog

The Green Fog nace de un encargo por parte del Festival Internacional de Cine de San Francisco, para ello el autor de The Saddest Music in the World junto a Galen Johnson con el que participo en el mediometraje Bring Me the Head of Tim Horton (2015) y Evan Johnson coautor de la extraordinaria The Forbidden Room (2015) aúnan esfuerzos para realizar un collage de imágenes a partir de un ingente material de películas y series de televisión rodadas en la ciudad de San Francisco para construir un metraje que reinterpreta la clásica película de Alfred Hitchcock Vértigo.

Que las mejores propuesta de según qué certámenes cinematográficos vengan encabezadas habitualmente por nombres como el del canadiense Guy Maddin empieza a ser ya una norma hasta cierto punto generalizada, el D’A 2018 no fue una excepción en este aspecto y The Green Fog fue posiblemente una de las mejores sino la mejor propuesta vista en esta edición del Festival de cine de autor, de alguna manera el mérito es doble pues The Green Fog no deja de ser un experimento fílmico a modo de collage cinematográfico que se aparta en cierta forma del resto de su filmografía, aunque claro hablar de experimentación en según qué trabajos de alguien tan iconoclasta como es Guy Maddin no deja de ser un contrasentido.

Acompañado en esta ocasión por Evan Johnson y Galen Johnson Guy Maddin nos introduce en un montaje continuo de imágenes varias en forma de relectura de la fundamental Vértigo de Alfred Hitchcock, de hecho podríamos hablar de un tratado acerca de la construcción y manipulación cinematográfica, en The Green Fog Guy Maddin y los hermanos Johnson parecen estar poseídos por el espíritu juguetón de Bill Morrison (posiblemente el actual tótem del tratamiento mix de la imagen) a través de un fascinante y divertido concepto de relectura cinematográfica que derivan en nuevos imaginarios a explorar. Llegados a un punto podríamos preguntarnos qué sentido tiene hacer un remake u homenaje al uso de algo como Vértigo, con respecto a The Green Fog si el espectador es fiel conocedor de la base original este nuevo código se vuelve accesible y claro, de alguna manera el film le da la vuelta a dicho concepto ofreciéndonos posiblemente la única vía de reinterpretación de dicho material, el resultado cuando menos resulta sorprendente, tan extraño como magnético pese a su aparente bisoñez, si nos paramos a discernir sobre los orígenes del cine este a lo largo de la historia no ha dejado de ser en cierta manera una copia de una copia, la creación de un lenguaje propio basado en uno anterior, The Green Fog como viaje tan irresistible como por momento agotador en referencia a yuxtaposiciones que consiguen crear conexiones vitales entre el material y su reinterpretación consigue su propósito, una osadía autoral al alcance de muy pocos, Guy Maddin como cineasta único e insobornable en referencia a tratados es indudablemente uno de ellos.

Valoración 0/5: 4

 

Les fantômes d’Ismaël

Les fantômes d’Ismaël nos cuenta como un director de cine ve cómo su vida sufre un vuelco inesperado cuando su ex amante después de 20 años de estar desaparecida regresa al poco de iniciar el rodaje de la que será su próxima película, situación está que se volverá algo comprometida dada su actual situación al encontrarse en el inicio de una nueva relación sentimental con una mujer.

Les fantômes d’Ismaël podría considerarse como la síntesis o incluso el compendio perfecto del cine perpetrado hasta la fecha por el realizador francés Arnaud Desplechin, un tipo de cine que parece perpetuado en querer transitar siempre a través del exceso autoral, aquel desarrollado a través de múltiples vías que parece no tener miedo o no ser consecuente del todo de estar continuamente intentando equilibrar una supuesta trascendencia junto a una auto parodia o viceversa pues el resultado aparte de circular es sobradamente ambivalente. He de confesar mí no adscripción al prestigio que parece gozar en determinados círculos el cine de Arnaud Desplechin, de alguna manera me pierdo de la forma menos agradecida en él, un cineasta que parece continuamente dispuesto a no dejar nada fuera de sus películas, ni a nivel temático, en Les fantômes d’Ismaël vemos dramas existenciales, triángulos amorosos, apariciones espectrales e imposibles tramas de espionaje, ni tampoco en relación a las obsesiones que han ramificado prácticamente toda su filmografía, personificado en el film en la figura Mathieu Amalric a modo de álter ego. Les fantômes d’Ismaël termina siendo un viaje laberintico tan interesante como irregular, de narrativa por momentos desquiciante que deviene como un gran monumento a la imperfección, del espectador depende el concernir que ese trazo caótico en vez de carencia sea definida como la definición de un estilo muy particular, en este caso el que suele desplegar en ese continuo y perpetuo todo o nada Arnaud Desplechin.

Valoración 0/5: 2’5