Crónica D’A 2018. Día 5: Alive in France/Trinta Lumes

Alive in France

Abel Ferrara encabeza una retrospectiva cinematográfica y una serie de conciertos en Francia dedicados a las canciones y la música de sus películas. Preparativos con su familia y sus amigos conforman el material de este autorretrato, mostrando otra cara del director.

A la práctica habitual de giras musicales realizadas por parte de compositores de bandas sonoras se le está uniendo últimamente la de cineastas que han ejercido como tal en sus propias películas, si hace bien poco hablábamos de los conciertos por parte del maestro John Carpenter durante el pasado año el documental  Alive in France retrata el día a día de la mini gira de Abel Ferrara por París y Toulouse durante octubre de 2016, una ocasión o escusa ideal para intentar descubrir facetas no tan conocidas del venerado cineasta neoyorkino.

De Alive in France lo primero que habría que aclarar es que no estamos ante un documental que aprovechando un evento indague en la trayectoria de un autor, de alguna manera podríamos aseverar que estamos ante un trabajo que se ampara en lo meramente anecdótico, pudiendo servir como complemento a un futuro retrato más desarrollado que esperemos que llegue algún día, no es la primera vez que Abel Ferrara se adentra en el formato documental, trabajos como Chelsea on the Rocks, Napoli, Napoli, Napoli, Mulberry St. o la reciente Piazza Vittorio así lo atestigua aunque en el caso de Alive in France su naturaleza deviene como casi casual y no pactada de antemano, se rueda sin tener la certeza de que el material final sirva para un documental y un servidor echa en falta un repaso más ecuánime en lo relativo a su profundidad. Acompañado por sus antiguos colaboradores Joe Delia y Paul Hipp y con un Abel Ferrara siempre delante de la cámara asistimos un itinerario de tono espontáneo, recesos familiares, promociones, tiempos muertos detrás del escenarios, pocos testimonios y mucha música en vivo, llegados a este punto cabria el preguntarse la importancia de la música y las canciones en la carrera de un autor tan heterogéneo, es una cuestión que puede generar bastantes dudas incluso a los más fieles seguidores del director de Bad Lieutenant. Como uno de los cineasta que mejor ha sabido retratar las adicciones en la gran pantalla Alive in France lejos de su función de retratar una faceta en particular o la idiosincrasia de un personaje tan multidisciplinar sirve como una congratulación amable, de connotaciones frescas y naturales, una reunión de viejos amigos que veinte años atrás era difícil de imaginar, pese a todo el trayecto pretérito la sobriedad de Abel Ferrara (al menos lo era en otoño del 2016) es motivo de celebración, Alive in France va precisamente de eso.

Valoración 0/5: 3

 

Trinta Lumes

Un relato entre el documental y la ficción que transcurre en una aldea de Galicia donde “la vida no se acaba, sino que se transforma en otra cosa”. El film acompaña a los habitantes de una aldea en la sierra de O Courel (Lugo) en sus rutinas diarias, intentando, al mismo tiempo, captar lo imperceptible para el ojo humano en un lugar donde los muertos están entre los vivos y, a veces, es posible que los vivos desaparezcan. El espectador se adentra en un mundo con fronteras difuminadas entre la realidad y la ficción, entre el mundo de los vivos y de los muertos, y la cámara la acompaña en su exploración del “otro lado”.

Una de los apartados más agradecidos en el D’A es la oportunidad de visionar trabajos de jóvenes talentos patrios de difícil difusión fuera del circulo de festivales, Trinta Lumes opera prima de la montadora y directora Diana Toucedo representa lo que podríamos denominar como un cine sonámbulo, una obra de connotaciones tremendamente personales, a través de la fantasía ensamblada en la cotidianidad estamos ante ese tipo de cine trasdosado que se desdobla en varios, muy lejos de un trazo que atisbe lo convencional la película de la realizadora gallega afincada en Barcelona nos sitúa entre lo real y la ficción, un documento sobre un estilo de vida próximo a desaparecer contado a modo de viaje a medio camino entre lo onírico y lo real direccionado a un mundo en vías de extinción pues lo que valida una propuesta tan estimulante como Trinta Lumes es ver como desarrolla un alegato mágico en referencia a la despoblación y el aislamiento, aparte de la simbología de extrapolar la definición de muerte como concepto, en la unión de contar el cómo y el por qué esta su importancia, un trayecto en donde naturaleza, ruralidad y ciclo vital deviene por momentos como fascinante, una visión de la narrativa en donde parece no haber distinción entre ficción y documental, en ese aspecto el film nos presenta a personajes, lugares y situaciones reales pero tratados como claros elementos cinematográficos. Un debut ciertamente fascinante el de Diana Toucedo con esta hipnótica Trinta Lumes, un cine alejado de manierismos y efectismos al uso que pone sobre el tapete aquella máxima de cómo lo cinematográfico no es tanto de lo que vislumbramos como de lo que se esconde tras sus imágenes, todo un logro hoy en día el dar voz a un sentimiento a través de esta manera.

Valoración 0/5: 3’5