Crónica Festival de San Sebastián 2018. Día 9

Cómprame un revólver

En un Mexico atemporal una niña se viste de una manera extraña para ocultar su género, usa una máscara de Hulk y ayuda a su atormentado padre a cuidar un campo de béisbol abandonado donde juegan traficantes de drogas.

Presentada en la sección Horizontes Latinos la nueva película de Julio Hernández Cordón Cómprame un revólver vino a constatar cómo según qué tipo de cine proveniente de Latinoamérica intenta alejarse, con mayor o menor fortuna, de ese hiperrealismo social tan característico visto en estos últimos años, el responsable de Te prometo anarquía nos introduce en una por momentos estimable fábula futurista que nos pone sobre aviso de lo que nos puede acechar en un futuro que vistas sus imágenes se antoja como no muy lejano.

En Cómprame un revólver, que en prácticamente todo momento da la impresión de querer alejarse de los tópicos más manidos del género, detectamos al poco tiempo que los simbolismos narrativos utilizados por Julio Hernández Cordón a la hora de describirnos una utopía futurista con algún que otro retazo de ciencia ficción distan mucho de ser meramente imaginarios a nuestra realidad, de algún manera fricciona un presente en base a un efecto que pretende ser disuasivo, a través de ellos percibimos o logramos intuir una realidad que de alguna manera nos es latente, un México dominado por los narcos y que está perdiendo un número considerable de habitantes a causa de la continua desaparición de las mujeres, estas como bien preciado y dada sus escases son objeto de búsqueda y codicia, un padre intenta hacer pasar a su pequeña hija por varón ante el peligro que supone que descubran su auténtica condición, será a través de ella en donde atisbemos dos mundos bien diferenciados en el relato, el adulto como un fiel reflejo de la destrucción o desazonada radiografía del presente y el infantil, de un tono mucho más contemplativo y por ende derivativo en lo referente a su condición genérica, expuesto a modo de fábula que intenta reinventar nuevos códigos de supervivencia a la hora de asegurarse una existencia que en la actualidad del relato deviene como ciertamente complicada. A su particular manera y lejos de convencionalismos al uso Cómprame un revólver guiada a través de la supuesta lógica de sus desoladoras pesadillas nos viene a contar la historia de un debacle que esperemos no se llegue a materializar.

Valoración 0/5: 2’5

 

Retrospectiva  Muriel Box: 29 Acacia Avenue/ Daybreak

Dentro de la muy acertada retrospectiva que el Festival de San Sebastián le dedico a la guionista y directora británica Muriel Box acompañada por una excelente y necesaria publicación (algo que de forma algo alarmante da la impresión de escasear cada vez más en los certámenes cinematográficos) un servidor pese a querer haber indagado bastante más en dicha filmografía solo tuvo la ocasión de poder visionar dos de las películas (ambas en lo relativo a su función como guionista)  que integraban tan interesante retrospectiva. Por un lado la adaptación de la comedia teatral 29 Acacia Avenue (1945) en donde un artesano contrastado como Henry Cass se ponía tras las cámaras, en el asistimos a un curioso juego de roles en referencia a parejas familiares, a veces expuesto a través de un inconfundible tono moralizante,  centralizada en los Robinson, una acomodada pareja británica de mediana edad que tienen previsto pasar sus vacaciones en un crucero por el Mediterráneo. Cuando sus hijos se niegan a acompañarlos, deciden ir a una playa británica volviendo antes de lo esperado y encontrando a su hija viviendo una especie de “matrimonio de prueba” junto a su prometido y a su hijo teniendo una aventura romántica con una mujer casada, esta comedia amable de inequívoco tono familiar no deja de ser una especie de encargo de un inicio, aquí a modo de adaptación de un texto por parte de la actriz Mabel Constanduros que según palabras de la propia Muriel Box no necesitaba de demasiados arreglos. Tres años más tarde en Daybreak (1948) con dirección a cargo de Compton Bennett, película mutilada de forma drástica por la censura en su día, cambiamos completamente de registro al contarnos un relato de unas claras connotaciones sobre relaciones toxicas a través de un tono mucho más lúgubre y fatalista, en ella vemos como Eddie, que trabaja de verdugo bajo un nombre falso, oculta este segundo trabajo a su nueva mujer, con su esposa, de pasado también turbio, se instala en una barcaza en el Támesis, donde dirige un negocio de gabarras. La tragedia los golpea cuando su ocasional asistente, Olaf, intenta seducir a su esposa y, en una pelea entre ambos hombres, el verdugo parece morir ahogado. La mujer se suicida y Olaf es condenado finalmente a la horca, el retrato femenino que nos ofrece este estimulante film es ciertamente peculiar en lo referido a una curiosa variación de la femme fatale aquí ejerciendo más bien como víctima a través de una justificación social, su afiliación al cine negro queda pues expuesta en un inicio que a través de su escenografía nos remite claramente al noir norteamericano. Daybreak pese a ciertos desequilibrios narrativos deviene como una interesante muestra de cine negro británico de la época, una historia de estereotípicos seres atormentados, incapacitados de sincerarse el uno con el otro con respecto a un pasado que les remitirá inexorablemente a un final fatalista.

 

PALMARÉS:

Concha de Oro: Entre dos aguas, de Isaki Lacuesta

Premio Especial del JuradoAlpha, the right to kill, de Brillante Mendoza

Concha de Oro al Mejor Director: Benjamín Naishtat, por Rojo

Concha de Plata a la Mejor Actriz: Pia Tjelta, por Blind Spot

Concha de Plata al Mejor Actor: Dario Grandinetti, por Rojo

Premio Mejor Fotografía: Pedro Sotero, por Rojo

Premio Mejor Guion: EX AEQUO Paul Laverty, por Yuli, y Louis Garrel y Jean-Claude Carrière, por L’Homme Fidèle

Premio Kutxabank Nuevos Directores: Boku wa Iesu-sama ha kirai / Jesus, de Hiroshi Okuyama

Mención Especial Nuevos Directores: Viaje al cuarto de una madre, de Celia Rico

Premio Horizontes: Familia sumergida, de María Alché

Mención Especial Horizontes: El Motoarrebatador, de Agustín Toscano

Premio Zabaltegi – Tabakalera: Song for the jungle, de Jean-Gabriel Périot

Mención Especial Zabaltegi – Tabakalera: Los que desean, de Elena López Riera

Premios del Público: Un día más con vida, de Raúl de la Fuente y Damian Nemow

Premios del Público a la Mejor Película Europea: Girl, de Lukas Dhont

Premio Irizar al Cine Vasco: Oreina, de Koldo Almandoz

Premio de la juventud: Viaje al cuarto de una madre, de Celia Rico

Premio TVE – Otra Mirada: The Third Wife, de Ash Mayfair

Premio Cooperación Española: Los Silencios, de Beatriz Seigner

Premio Feroz Zabaltegi: Quién te cantará, de Carlos Vermut