Crónica festival de Sitges 2016. Día 4

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Under the Shadow

“Under the Shadow” nos sitúa en el Tehrán de 1988, cuando la guerra entre Irán e Iraq llega a su octavo año, una madre y su hija son lentamente separadas por las campañas de bombardeos a la ciudad. Mientras intentan sobrevivir juntas al terror un misterioso espíritu maligno las empieza a acechar en su apartamento..

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Otro de los films más esperados de la presente edición de Sitges fue la iraní Under the Shadow (premio a la mejor película de la sección Noves Visions ONE), la opera prima a cargo Babak Anvari coproducida entre Reino Unido, Qatar y Jordania tiene la virtud de exponer un compendio hacia el terror que queda equilibrado de manera notable a medio camino entre la clara alegoría socio-política y el relato folclórico tradicional de tono sobrenatural.

A la hora de hablar de Under the Shadow se le ha remitido de forma constante al Babadook de Jennifer Kent, lo cierto de que aparte de partir de una premisa bastante parecida, una joven madre e hijo-a aislados ante una amenaza sobrenatural la mirada de ambas es bastante diferente, si la cinta australiana se direccionaba más hacia el trauma psicológico aquí nos encontramos ante un drama doméstico de contornos casi intimistas revestido de cuento de terror que contextualiza su acción durante la guerra Irán-Irak. Babak Anvari indudablemente sabe cómo generar atmósferas opresivas, ya sea a través del uso depurado de las claves del género o como espejo de las asfixias sociales representadas en el film en base a fracturas de las sociedad iraní de la época, sin embargo hay momentos en que uno tiene la clara sensación de que Under the Shadow entra en un claro conflicto a la hora de asimilar o conjugar ambas percepciones, se agradece que ese denominado tren de la bruja funcione a modo de vehículo hacia la inquietud como funcional elemento genérico, por el contrario uno echa en falta un mayor grado de sutileza en lo referente a exponer su supuesta metáfora ideológica, hay tramos en el film en donde quizás no hacía falta poner con tanto énfasis el acento, aun así Under the Shadow por su condición de relato de puro terror de clara naturaleza bicéfala deviene como una de las óperas primas más vigorosa y estimulante del presente año.

Valoración 0/5: 3’5

 

Dog Eat Dog

Cuenta la historia de tres ex convictos contratados para llevar a cabo un secuestro en la ciudad de Los Ángeles. Tras el intento fallido de cumplir esta misión, el trío se verá envuelto en una huida que provoca que sus vidas estén fuera de control, lo que les compromete a echarse a la carretera e intentar no volver a la cárcel cueste lo que cueste.

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Presentada en la pasada edición del festival de Cannes dentro de la Quincena de realizadores el nuevo trabajo como director del incombustible Paul Schrader Dog Eat Dog es una muy particular adaptación de la novela de Edward Bunker, bajo la apariencia de un ejercicio de neo noir muy al estilo de los años 80 Paul Schrader construye una película de claro tono psicodélico provisto de un tratamiento sincopado en lo referente a sus imágenes, plagado de múltiples derivas oníricas y poseedor de una muy manifiesta tendencia hacia la incorreción ya sea a través de lo formal o de lo meramente narrativo.

Una propuesta que no acabo de ser lo suficientemente aceptada o comprendida en Cannes, como tampoco lo fue en Sitges de una manera generalizada, tachada de un cierto anacronismo a medio camino entre el sinsentido y la socarronería, un servidor viendo la película tuvo la continua sensación de estar ante un trabajo ciertamente menor por parte de su autor, pero también ante la perspectiva de estar frente al resultado de alguien que seguramente ya le ha dado al cine todo lo que tenía que ofrecerle, posiblemente desde este punto de vista Dog Eat Dog puede llegar a ser disfrutada a partir de su innegable referencialidad expuesta en esta ocasión a través de su característica inclinación hacia lo tortuoso en lo referente a sus personajes, una de esas películas que en definitiva navegan a partes iguales entre el despropósito y la genialidad, una libertad creativa que con gustos afines o no merece la pena el ser alabada en su justa medida.

Valoración 0/5: 3

 

Blair Witch

Black Hills de Maryland para intentar descubrir qué pasó en la desaparición de la hermana de James, relacionada con la leyenda de la bruja de Blair. Pronto una pareja de lugareños se ofrece a ser sus guías en los bosques.

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Una nueva secuela (seguimos olvidándonos conscientemente de la curiosa Book of Shadows: Blair Witch Project 2 de Joe Berlinger) del fundamental y seminal found-footage The Blair Witch Project, Blair Witch eso sí podría considerarse una secuela argumental como tal, un film que posiblemente tuvo una equivocada contextualización por los que esperaban algo novedoso dentro de un formato cinematográfico a día de hoy ya muy viciado en lo referente a su creatividad, pero también un equivocado recibimiento de una gran parte del respetable, pues Blair Witch no fue ni mucho menos la peor película vista este año en Sitges como muchos se apresuraron en indicar.

Blair Witch evidentemente defraudara a quienes consideran a Adam Wingard y a su habitual guionista Simon Barrett como a unos genios, siempre he sido de la opinión de que el subgénero del found-footage suele funcionar adecuadamente a la hora de intuir, insinuar, alejarse en definitiva de lo explicito, eso funcionaba a las mil maravillas en The Blair Witch Project, Adam Wingard sin embargo opta de manera forzada por algo más palpable y tangible y por consiguiente algo mucho más obvio, ampliando e incluso diversificando la mitología e imaginario del concepto genérico que no es narrado, siempre dentro de unos límites pues como ya he comentado el formato cinematográfico en el que se sustenta es bastante limitado en sí mismo, hay un acople ligeramente interesante a la hora de ubicar y utilizar las nuevas tecnologías a la trama sin embargo Blair Witch da la impresión de estar más influenciadas por todo lo que provoco a posteriori el concepto moderno del  found-footage que por la fuente original de la que parte. Como anécdota no deja de ser curioso y en parte sintomático de como Blair Witch funciono a modo de hype a la hora de desvelarse el proyecto de cara al público (hasta hace poco más de cuatro meses titulada por aquel entonces como The Woods no se tenía constancia de su auténtica naturaleza argumental), unas expectativas que sin embargo desaparecen por completo ante su visionado, lo dicho más arriba, solo era cuestión de contextualizar mínimamente la propuesta a la hora de valorarla de una forma coherente.

Valoración 0/5: 2

 

Creepy

“Creepy” nos cuenta como el ex detective Takakura recibe la petición de un antiguo colega suyo de investigar el caso de una familia desaparecida seis años atrás. Takakura empieza a indagar en la memoria de Saki, el único miembro de la familia que ha quedado con vida. Mientras tanto, Takakura y su esposa Yasuko se acaban de mudar recientemente a una nueva casa, su nuevo vecino, Nishino tiene a su esposa enferma y una hija adolescente joven llamada Mio, un día esta salta a la casa de Takakura y le dice que el hombre que aparenta ser su padre no es tal y que ella no lo conoce en absoluto.

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Kiyoshi Kurosawa fue indiscutiblemente el nombre propio de la presente edición del festival de Sitges, mientras otros autores solo consiguen escarbar de manera muy superficial en el fantástico el director nipón a cada nuevo trabajo suyo consigue reescribir y ampliar nuevos conceptos genéricos de forma tan inusual en lo creativo como brillante en lo referente a sus formas, por momentos uno tiene la impresión de que Kiyoshi Kurosawa juega en otra división, dos excelentes trabajos suyos tuvimos la suerte de ver este año en Sitges, curiosamente ambos emparentados de alguna manera u otra al universo Hitchcockoriano, Daguerreotype vista en Noves Visions y Creepy la película que nos ocupa vista en la sección oficial a competición, un film que inexplicablemente se quedó fuera del palmarés, a priori un thriller al uso que esconde una tremenda reflexión acerca de la desestructuración familiar.

Creepy puede que sea la película que más se acerque en lo más puramente genérico a la extraordinaria Cure, sin embargo bajo su algo engañosa apariencia de thriller transita al igual que lo hacia el Borgman de Alex van Warmerdam aunque desde perspectivas diametralmente opuestas a través de lo más estrictamente psicológico, o mejor dicho desde la dominación psicológica, y como está sustentándose en las relaciones cotidianas dentro y alrededor del núcleo familiar llegan a reinterpretarse en forma de cambio de roles bajo un acercamiento que lo remite y colinda hacia lo más puramente terrorífico, pues lo que nos explica Kurosawa es básicamente cómo un hombre logra invadir como si de un virus se tratase la vida de otro hasta tomar por completo el control de ella, una síntesis argumental que Kurosawa ya había abordado en anteriores trabajos suyos como Cure o la menos conocida Doppelganger en donde incidía en la suplantación de roles a través de la figura del doble. Creepy  vertebrada en dos tramas que acaban confluyendo en su final nos habla de la ambigüedad moral y como esta anida como ente maléfico a través de la más estricta cercanía, casi sin darnos cuenta, todo ello posiblemente a consecuencia de la alienación emotiva al que el ser humano parece estar abocado en la actualidad, el ultimo, extraordinario y desgarrador plano que vemos en Creepy detalla a la perfección tan doloroso despertar.

Valoración 0/5: 4

 

Desierto

Moisés (Gael García Bernal) junto con otros indocumentados están cruzando a pie un estrecho camino de la frontera entre México y Estados Unidos buscando tener nuevas oportunidades del otro lado y reencontrarse con sus seres queridos. Este grupo es descubierto por Sam (Jeffrey Dean Morgan) un “vigilante” demente que disfruta eliminando a los migrantes. Ante la inclemencia del desierto, Moisés y Sam se enrolan en una persecución en la que el más fuerte sobrevivirá.

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Desierto, segundo trabajo tras las cámaras de Jonás Cuarón (Año uña) traslada la premisa del The Most Dangerous Game al desierto ubicado en la frontera entre México y EE.UU, aunque en un principio la trama del film nos pueda emplazar hacia una disección del drama migratorio en ningún momento se analiza o profundiza sobre el tema, Desierto funciona a modo de un simple thriller encuadrable dentro del subgénero survival, bastante tradicional y por momentos incluso convencional en lo referente a su desarrollo, una película provista de muy poco dialogo y mucha acción que expone y se ubica en un escenario de claro trasfondo político-social pero que no llega a recurrir a un discurso propio, lo suyo es intentar mantener la tensión casi desde el inicio de un relato con un argumento que transita a través de lo sencillo y lo minimalista. Tampoco se indaga en las motivaciones del personaje de Jeffrey Dean Morgan, hay ligeras pinceladas expuestas de forma muy evidente (esa amistad-compasión hacia su perro en contraposición a su total falta de remordimientos a la hora de matar a un ser humano) y poco más. Desierto termina convirtiéndose en una película de persecuciones al uso, con ritmo y secuencias muy bien logradas pero con personajes representados de forma muy unidimensional, no hubiera estado de más ampliar esa paleta de matices, prácticamente inexistentes en un film necesitado de forma muy evidente de mucha más sutileza.

Valoración 0/5: 2

 

Arès

París, futuro próximo. El orden mundial ha cambiado, siempre ha habido países ricos y pobres pero con 10 millones de desempleados Francia está ahora entre los pobres. La población oscila entre la rebelión y la resignación y encuentra una salida en peleas televisadas ultra violentas, donde los combatientes se dopan legalmente y todo es permitido.

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Otras de las cintas que se pudieron ver en esta edición como rigurosa primicia mundial fue la francesa Arès, el director Jean-Patrick Benes nos propone una cinta tan inocua en lo relativo a sus pretensiones como ligeramente disfrutable a modo de claro producto de serie B destinado al más llano y simple entretenimiento.

Ubicada en un futuro utópico la película transita de manera algo torpe en lo narrativo (como suele ser inherente en este tipo de productos) entre la ciencia ficción y el cine de acción, matizada a través de un trasfondo de revuelta social que no deja de ser un simple apunte o excusa argumental ante un producto que para poder encontrar su propia razón de ser hay que contextualizarlo de forma ecuánime, una película que salvando las distancias bien pudiera entrar en el catálogo de la añorada Cannon, ese tipo de films en definitiva que en Sitges siempre han tenido cabida de una manera bastante natural, Arès encuentra su propia razón de ser en su clara función evasiva como vehículo de entretenimiento, y más si en el mismo día has podido visionar trabajos de Werner Herzog o Kiyoshi Kurosawa, de hecho a uno no se le ocurre mejor manera de acabar una jornada festivalera de estas características.

Valoración 0/5: 1’5