“El autor” review

Álvaro quiere ser escritor, pero todo lo que escribe es falso, pretencioso, insípido. Trabaja como escribiente en una notaría de Sevilla y su vida es gris, coloreada sólo por sus sueños. Su mujer, Amanda, es todo lo contrario. Siempre ha tenido los pies en la tierra y nunca ha soñado con ser escritora. Sin embargo, es ella la que se pone a escribir y le sale un best-seller. Ironías de la vida. La separación es inevitable. Y en ese momento, Álvaro decide afrontar su sueño: escribir una gran novela. Pero es incapaz; no tiene talento ni imaginación. Guiado por Juan, su profesor de escritura, indaga en los fundamentos de la novela, hasta que un día descubre que la ficción se escribe con la realidad. Álvaro comienza a manipular a sus vecinos y amistades para crear una historia, una historia real que supera a la ficción.

Había mucha expectación por ver la nueva película de Manuel Martín Cuenca, sus últimas y muy estimables La mitad de Óscar y Caníbal sumado al Premio FIPRESCI en el pasado Festival de Toronto hacían presagiar que posiblemente estaríamos ante una de las películas españolas más importantes del presente año, sin embargo el resultado final pese a lo muy interesante de la propuesta deja un poso algo amargo, una ligera sensación de oportunidad desaprovechada, aun así El autor alberga suficientes apuntes interesantes como para que no caiga en el olvido por parte del gran público.

Al igual y aun cambiando de registro con respecto a su anterior Caníbal Manuel Martín Cuenca vuelve a indagar en un personaje de características obsesivas que lucha continuamente por controlar su entorno, en este aspecto la capacidad por parte del director de sacar lo mejor de sí mismo de sus actores protagonistas principales es realmente encomiable, si ya Antonio de la Torre en Caníbal lograba una actuación muy notable Javier Gutiérrez en El autor consigue un registro ciertamente extraordinario. En El autor encontramos a un personaje que lejos de empatizar llega a inquietar algo que deriva al film en un producto vocacionalmente incómodo, ubicado en un escenario aséptico y vacío, tanto como la mente del protagonista, alguien que en cierta manera se muere por poder escribir, un ser frustrado y engañado que ante su evidente imposibilidad a la hora de crear por carecer de talento, ante tal tesitura decide manipular todo lo que le rodea para que su ficción sea lo suficientemente subjetiva a la hora de convertirla en materia literaria, los personajes del inmueble donde se aloja serán de alguna manera sus cobayas, una pareja de inmigrantes cuya bondad se difumina por la necesidad, una portera surrealista de claro cariz Berlangiano, un viejo solitario fascista que no atiende a ningún tipo de creencias serán las piezas de ajedrez de la narrativa que crea el protagonista.

Basada en la primera novela corta de Javier Cercas titulada El móvil el principal problema que parece atesorar El autor es su indecisión genérica, las muy interesantes premisas que aborda acerca de la reflexión sobre el oficio de crear, o ese tratamiento de lo que supone la verdad como fundamento vital del individuo, o lo ilícito de la manipulación, conceptos que en el film devienen como intermitentes y que requerían en mi opinión de un desarrollo algo más sobrio y lineal, el tratamiento de comedia, en ocasiones burda, en referencia por ejemplo a la interactuación de dos personajes importantes en la trama como son la esposa del protagonista y la portera del edificio donde se aloja, ambas de alguna manera actúan a modo de anticlímax narrativo pues lo que nos cuenta El autor linda con cuestiones expuestas a medio camino entre lo perverso, lo irónico e incluso lo laberintico, conceptos como el arte y la inspiración, una base de dicha idea que incluso parece remitirnos a la brillante Following de Christopher Nolan, sin embargo Manuel Martín Cuenca parece querer huir de la supuesta trascendencia del relato, para ello ironiza y exagera ciertos arquetipos logrando romper la austeridad formal que si imperaba por ejemplo en su anterior y estupenda Caníbal. De un arranque y una finalización del relato ciertamente potente su tramo central decae a causa de una ambivalencia en lo referente a unos registros que terminan por restar ese fuelle dramático al conjunto, el resultado final es un curioso mix genérico que va desde la comedia de claro tono esperpéntico hacia una suerte de thriller de connotaciones psicológicas que derivan en oscuras conforme avanza la trama sin perder nunca de vista la naturaleza lúdica de un producto que se posiciona lejos de modismos, en su haber y pese a sus evidentes irregularidades sí que podemos encontrar en cambio como un gran logro el saber crear desde la más absoluta disparidad antes mencionada una por momentos apasionante fábula punzante acerca la creación y el talento necesario para ella.

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