Crónica Festival de San Sebastián 2018. Día 5

Oreina

Khalil es un joven desarraigado que vive en la periferia de la ciudad, allí donde los polígonos industriales confluyen con el río y la marisma. Khalil se busca la vida como puede y pasa los días junto a un viejo furtivo, que comparte una casa en la orilla del río con un hermano con el que no se habla desde hace años. En las orillas de la marisma, las mareas marcan el tiempo del amor y el desamor, de la amistad y la venganza.

San Sebastián acogió el debut en el largometraje de ficción, tras su estimulante ensayo documental Sipo phantasma, de Koldo Almandoz, realizador conocido hasta día de hoy por su vasta faceta dentro del cortometraje, la por momentos hipnótica Oreina deviene como una de las más interesantes operas primas presentadas este año dentro de la sección Nuevos Directores.

Tan austera como hermética en según qué tramos Oreina sin apenas artificios estilísticos y que al igual que el anterior trabajo de Koldo Almandoz tiene registros inequívocos de docuficción entran de lleno en esa clase de films que basan todo su supuesto potencial a través de los simbolismos y las sugerencias, en ellas encontraremos en parte las respuestas que parecen imposibilitados sus protagonistas de poder descifrar, Oreina nos habla principalmente de la incomunicación y el desarraigo emocional, de alguna manera los protagonistas del relato no dejan de ser unos seres que transitan de forma algo errática a través del exilio y la insatisfacción emocional, ya sea material o alegórico, en este aspecto Oreina muestra y cuestiona nuestras propias realidades aunque posiblemente la mayor virtud de esta modesta pero agradecida cinta recaiga en el uso escénico del que hace gala, esa periferia Donostiarra tan poco vista en el cine, a medio camino entre la naturaleza de la marisma y la periferia industrializada, a través de todo ello la evocación de unas imágenes que evitan el preciosismo no requiriendo apenas de diálogos y anteponiéndose a cualquier tipo de narrativa al uso, ese paisaje que no se recrea en dar respuestas pero si de alguna manera en formularlas, como fábula de contornos oníricos que pretende ser Oreina pese a alguna que otra carencia en lo relativo a su equilibrio cumple con creces su principal objetivo.

Valoración 0/5: 2’5

 

Illang: The Wolf Brigade

En el año 2029, tras anunciar los gobiernos de Corea del Norte y del Sur un plan quinquenal para unificar el país, las naciones más poderosas del mundo imponen unas fuertes sanciones que paralizan la economía y conducen a un periodo de caos infernal. Tras la aparición de un grupo terrorista armado llamado La Secta que se opone al gobierno y a la unificación, el presidente crea una nueva división policial llamada Unidad Especial que consigue amasar un poder considerable. Pero el servicio de inteligencia Seguridad Pública, al ver decaer su propia influencia, trama un plan para aniquilar a la Unidad Especial. En medio de esta sangrienta lucha entre dos instituciones tan poderosas, surgen rumores sobre una “brigada del lobo” secreta que se está formando en el seno de la Unidad Especial. Armas humanas que se hacen llamar lobos, “Illang” (La brigada del lobo).

No acaba el realizador surcoreano Kim Jee-woon de encontrar el tono de sus primeros y brillantes trabajos tras la cámara, después de aquel fallido periplo norteamericano que dio lugar a la decepcionante The Last Stand y volver a su patria con la algo más entonada cinta de espionaje El imperio de las sombras Kim Jee-woon vuelve a dar un paso hacia atrás con esta aparatosa adaptación del anime japonés TheWolf Brigade escrito por Mamoru Oshii que dio lugar en 1999 al manga Jin-ro de Hiroyuki Okura. Illang: The Wolf Brigade algo lejos de esa adaptación animada atesora un sinfín de característicos lastres del actual blockbuster del país asiático

Illang: The Wolf Brigade además de ser un film de género con ese cierto recelo aun existente en San Sebastián de verlo incluida en su sección oficial dada su condición venía con el añadido de ser una producción Netflix, algo que no imposibilita finalmente a que esta distópia futurista en clave política-acción posea todos los manierismos habituales del mainstream coreano de hoy en día, estos actúan en contra de un film que atesora una duración ciertamente excesiva (con el añadido de poseer una alarmante incapacidad a la hora de poder sintetizar) amen de una trama tan enrevesada en situaciones en apariencia simples que para el espectador poco atento puede resultar incomprensible por momentos, por el contrario es harto evidente que un autor de las características de Kim Jee-woon posee un innegable talento a la hora de capturar en pantalla la acción, en cierta manera lo suyo es algo meramente funcional, la película en este aspecto además de tener un look visual deslumbrante (tan solo 17 millones de dólares de presupuesto) atesora tres set piece de acción muy a tener en cuenta, lástima que todos estos añadidos en su gran mayoría técnicos no sirvan para camuflar una narrativa ciertamente caótica derivando al producto a una suerte de entretenimiento o feliz desvarió que en ningún momento tiende a trasgredir en lo más mínimo, ciertamente un pobre bagaje para un autor de la talla de Kim Jee-woon.

Valoración 0/5: 2

 

Angelo

La historia de Angelo, un africano nacido en el siglo XVIII y trasladado a Europa con 10 años. Convertido en sirviente en la corte de la nobleza ilustrada, sabe utilizar su otredad para llegar a ser un huésped apreciado y una atracción para los miembros de la alta sociedad. Cercano al emperador, decide casarse con Magdalena, una joven criada de la que se enamora. Al hacerlo, Angelo inevitablemente sufre el rechazo de la corte. En la cima de su prestigio, se dará cuenta de que su otredad nunca desaparecerá ni conocerá una vida normal, y será siempre un extraño. Basada en hechos reales.

El austriaco Markus Schleinzer responsable de aquella perturbadora cinta titulada Michael (2011) presento a concurso Angelo, un film en apariencia y teóricamente bastante diferente a su opera prima, en esta ocasión se nos relata una historia de época que curiosamente atesora bastantes consonancias y paralelismos con el presente de nuestros días.

Narrada a través de tres actos, en las tres diferentes etapas de la existencia de su protagonista, Angelo es de esa clase de películas que supedita prácticamente todo su entramado narrativo a través de los silencios, es harto evidente que el film de Markus Schleinzer transita a través de un tono contemplativo que lo deriva a una frialdad tan escénica como emocional, mucho de esta digamos asepsia posiblemente sea a causa de su indudable rigor histórico, ese distanciamiento, voluntario o no, hace que de una forma bastante evidente el espectador se distancie de cualquier tipo de empatía posible tanto en lo referente a sus personajes como a la historia que se nos cuenta, conociendo los precedentes de su realizador un servidor se atrevería a decir que todo termina estando consensuado con intención para que dicho tono de aparente distanciamiento, escenarios tan fríos como claustrofóbicos, acaben dando paso a la alegoría mordaz, al final ese mensaje de un tono que por momentos bordea la sátira queda expuesto de manera bastante definitoria de cara al espectador, básicamente la historia de Angelo es la de un entorno que se muestra tan racista como falsamente hipócrita, en lo concerniente a ese aparente cambio de roles al final seremos testigos de cómo todo pende del mismo hilo de siempre pues Angelo en ningún momento de su pintoresca existencia deja de ser un esclavo, un esclavo de corsé expuesto ante la burguesía como poco menos que una atracción de feria, un ser humano que no le quedó otra que dejarse europeizar para mayor gloria de la aristocracia de aquel entonces, de esta manera nunca una historia confluyo de una manera tan preocupante con nuestro hoy, pasado y contemporaneidad unidos por un pensamiento que no invita precisamente a la esperanza.

Valoración 0/5: 3

 

Quién te cantará

Quién te cantará  nos cuenta como Lila Cassen (Najwa Nimri) era la cantante española con más éxito de los noventa hasta que desapareció misteriosamente de un día para otro. Diez años después Lila prepara su triunfal vuelta a los escenarios pero, poco antes de la esperada fecha, pierde la memoria al sufrir un accidente. Violeta (Eva Llorach) vive dominada por su conflictiva hija Marta (Natalia de Molina). Cada noche escapa de su realidad haciendo lo único que la hace feliz, imitar a Lila Cassen en el karaoke donde trabaja. Un día Violeta recibe una fascinante propuesta: enseñar a Lila Cassen a volver a ser Lila Cassen.

Había mucha expectación por ver el nuevo trabajo tras las cámaras de Carlos Vermut, presente de nuevo en la competición oficial del festival después de arrasar en 2014 con Magical Girl Quién te cantará deviene como un film dogmatizado y algo pulido en referencia a los anteriores trabajos de su autor, en el encontramos señas inequívocas de un imaginario muy propio aunque en esta ocasión expuestas de una forma algo encorsetada.

Posiblemente en Quién te cantará echemos en falta algo del tono imprevisible de locura y según como se mire de libertad creativa  vistas en las dos anteriores películas de su realizador, seguramente todo esto venga dado por como el film parece buscar en todo momento ciertas referencias y estilos de una procedencia en apariencia ajena, unos puntos de asimilación que aunque confluyen no terminan de ser del todo propios, pongamos de ejemplos las reminiscencias más evidentes como son el Persona de Ingmar Bergman o al cine de Pedro Almodóvar, por otra parte un servidor tiene la ligera impresión de que ese sofisticado diseño visual orquestado para la ocasión juega un poco en contra de una originalidad que por momentos cuesta de vislumbrar como en anteriores ocasiones, sin embargo este tercer trabajo del responsable de Diamond Flash como punto a destacar señalar como no rehúye en ningún momento la complejidad inherente de un relato que tiene como epicentro narrativo la identidad, o más bien dicho, el juego que se establece a través de ella, en este aspecto Quién te cantará trata de ese búsqueda vital, de discernir ese reflejo de dualidad que separa el fracaso del éxito, no solo en lo referido al personaje interpretado por Najwa Nimri sino también a su réplica, una Eva Llorach en estado de gracia. A medio camino entre el melodrama y el thriller en Quién te cantará vuelve Carlos Vermut a incidir en aquello tan característico de su cine representado en esa máxima que nos dice que lo realmente importante no es lo que creemos ver sino más bien lo que intuimos que hay detrás de las imágenes, es en esa fantasmagoría en donde el cine de su autor encuentra en ocasiones su verdadera razón de ser.

Valoración 0/5: 3’5

 

Long Day’s Journey Into Night

Luo Hongwu regresa a Kaili, su ciudad natal, de la que huyó hace varios años. Comienza la búsqueda de la mujer que amaba, y a quien nunca ha podido olvidar. Ella dijo que su nombre era Wan Quiwen…

Long Day’s Journey Into Night el nuevo trabajo tras las cámaras de Bi Gan después de su notable puesta de largo con Kaili Blues fue por lo que respecta a un servidor la mejor película visto este año en San Sebastián y muy posiblemente en este 2018, al igual que su opera prima estamos ante un relato que transita básicamente a través de la ensoñación de sus protagonistas, estos viven en un círculo o bucle temporal en el cual es harto difícil el discernir si nos encontramos en el pasado, presente o futuro, posiblemente una de las grandes diferencias entre ambos films radique en lo referente a su presupuesto, algo que propicia que en este noir de tono romántico que es Long Day’s Journey Into Night asistamos a una imaginería a nivel formal ciertamente deslumbrante.

Dividida en dos partes bien diferenciadas Long day’s journey into night es un perfecto ejemplo de película que sobrepasa los supuestos límites narrativos para interpelar directamente a los sentidos a través de la imagen y la deconstrucción de esta como tal, la historia por momentos es lo de menos, un romance del pasado en donde un individuo busca a su amor perdido, inevitablemente dada sus características siempre habrá quien vea un exceso exhibicionismo esteticista en la propuesta, en especial ese desafío formal materializado por ese descomunal plano secuencia de 45 minutos de duración y rodado en 3D, pero también cabría preguntarse cuál es el auténtico cometido e intención de Bi Gan al contarnos y sobre todo en cómo hacerlo semejante historia situada a medio camino entre lo poético y lo existencial, podríamos discernir que estamos ante un relato que circunvala el sueño del recuerdo, o dicho de otra manera, en esta extraordinaria Long Day’s Journey Into Night somos testigos de cómo el cine y la memoria forman parte de un mismo conclave, aquel que nos dice que la representación de la memoria, la primera parte del film, y el cine a modo de una sucesión de escenas que nos mienten, segunda parte de la película, forman parte por igual de esta complejísima historia de amor en donde parecen mezclarse por igual realidad y sueño. Bi Gan con la excelsa Long day’s journey into night construye una película ciertamente insólita y por ende única, narrada a través de una dimensión propia y personal, algo que le termina por consagrar como uno, sino el que más, de los autores más virtuosos y fascinantes surgidos en el actual panorama cinematográfico de Asia, quien sabe si dentro de los próximos años estaremos hablando de todo un referente, hoy en día todo parece indicar que así será.

Valoración 0/5: 4’5