Crónica Festival de Sitges 2018. Día 1

Del 4 al 14 de octubre tuvo lugar una nueva edición del que a día de hoy sigue siendo el festival de género fantástico más importante de Europa y posiblemente del mundo junto al Fantastic Fest de Austin, a la hora de hacer un balance general y algo esquemático de esta edición volver a resaltar al igual que en estos últimos años una rutilante nómina de homenajeados que bien podrían formar parte de cualquier festival de categoría A que se precie, por Sitges desfilaron nombres tan importantes dentro del actual panorama cinematográfico como Peter Weir, Nicolas Cage, Ed Harris, Tilda Swinton, M. Night Shyamalan o Pam Grier entre otros, en este y otros sentidos queda claro que Sitges en varias de sus facetas y como incuestionable certamen de índole popular que siempre ha sido ha tocado techo. Sitges como festival de festivales sigue apostando por una programación del todo inabarcable, en este sentido el anhelado sueño de una quinta sala de proyección deviene tan necesario como complicado de materializarse, en definitiva un auténtico contenedor genérico por el cual desfilan todo tipo de tendencias como viene siendo habitual en estos últimos tiempos, del espectador dependerá dar en la diana a la hora de elegir la opción idónea de visionado, como mal endémico de este cajón de sastre que es Sitges un servidor sigue echando a faltar un mayor rigor en lo que respecta a la equiparación de secciones y una selección algo más coherente a través de ellas, estas como vengo repitiendo año tras años han de servir como guía a la hora de ofrecer según que tendencias para que el espectador sepa o esté bien direccionado en el momento de que poder elegir que ver.

En lo concerniente a desgranar las pautas generales de programación de este Sitges 2018 destacar nuevamente que la cosecha proveniente de Cannes estuvo muy por encima del resto de películas vistas en el certamen, films como Mandy, The House That Jack Built, Climax, Burning, Under the Silver Lake o la espléndida Lazzaro felice están destinados dada su calidad a marcar pautas en un futuro no muy lejano, de San Sebastián también vinieron dos de las mejores propuestas genéricas del año como fueron el High Life de Claire Denis y el In Fabric de Peter Strickland. En lo referente a las secciones Orbita con la magnífica Dragged Across Concrete como abanderada le comió terreno este año a una algo deslucida Noves Visions, se echó en falta de la misma manera un mayor número de proyecciones de films clásicos, los pocos que se pudieron ver este año en Sitges estuvieron relegados a horarios intempestivos como el pase de la restauración en 4K del Maniac de William Lustig y el Nueva York bajo el terror de los zombies de Lucio Fulci, una ausencia en la recuperación de films que se vio en parte algo aliviada por la acertada restructuración de la sección Seven Chances que tuvo para bien el proyectar joyas ocultas como la opera prima de Alex Proyas Spirits of the Air, Gremlins of the Clouds o la reivindicable Dream Demon de Harley Cokeliss amen de documentales tan validos como Blue Velvet Revisited o Wolfman’s Got Nards. Para terminar detenerme de forma muy breve en la polémica que acompaño el pase de la polémica película del youtuber Wismichu Bocadillo, Sitges siempre ha sido un certamen que ha apostado por la trasgresión pero no estaría de más en un futuro por parte de la organización el intentan poner un filtro a según qué determinados productos y eventos, una cosa es el riego en según qué propuestas por las que el certamen siempre se ha mostrado abierto otra cosa es la pueril tomadura de pelo que supone un producto de estas características, en este sentido y pese a lo anecdótico del caso el festival se vio perjudicado de una forma algo injusta por el rum rum mediático de tal hecho, a fin de cuentas en muchos medios periodísticos se terminó hablando mucho más de la polémica que acompaño el pase de Bocadillo que de por ejemplo el brillante cierre de festival en forma de concierto a cargo John Carpenter.

Sitges 2019 en la que será su 52 edición pronto iniciara su andadura, en el veremos expandido a modo de leitmotiv el universo Mad Max (curiosamente de escasa presencia en la historia del certamen), también estará presente los cuarenta años de vida del Alien: el octavo pasajero de Ridley Scott y el Apocalypse Now de Francis Ford Coppola, ambos films a través de sus influencias con respecto al El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad y cómo no..Stanley Kubrick aprovechando los veinte años de existencia de su póstuma Eyes wide shut. A continuación y como viene siendo habitual y a modo de post crónica iremos detallando los más de cincuenta títulos vistos este año en Sitges, en algunos de ellos aprovechando su estreno comercial o simplemente debido a la importancia que creemos que poseen nos detendremos más adelante de una manera más extensa y minuciosa a la hora de poder analizarlos con una mayor ecuanimidad.

 

Au poste!

Lo que empieza siendo un rutinario interrogatorio se acaba convirtiendo en un auténtico caos cuando una pareja de policías protagonizan una serie de retorcidos eventos repletos de extraños asesinatos y de humor negro.

Cuatro años después de su notable Réalité (posiblemente su mejor film hasta la fecha) el realizador francés Quentin Dupieux volvía a Sitges con su último trabajo tras las cámaras titulado Au poste!, en esta nueva aproximación al particular imaginario absurdo de Dupieux este vuelve a hacer gala de un humor de tintes demenciales, en esta ocasión en dosis más pequeñas de lo habitual pero siempre expuesto a través de un sentido del humor marca de la casa.

Si en su anterior Réalité vislumbrábamos una propuesta más contenida y por ende entendible con respecto a sus primeras películas Au poste! parece seguir unas mismas directrices, hay una evidente evolución narrativa pese a la irreverencia y el delirio habitual en este nuevo trabajo de Dupieux, en el por momentos todo llega a ser comprensible dentro de una contextualización adecuada pues al fin y al cabo en el cine del realizador francés no hay nada de convencional. Película de ínfima producción que otorga al producto una percepción escénica de tintes casi teatrales, Au poste! transita más que nunca a través del onirismo absurdo que en esta ocasión aborda la tesis del falso culpable, en el film hay evidentes retazos kafkianos en una trama, si se puede llamar así, que inciden en la sospecha y el consabido juego del gato y el ratón, provista de ingeniosos diálogos, estos están ejecutados a la perfección en lo concerniente al sentido de la paradoja de una historia que finalmente nos es expuesta a modo de una Matroska que deviene en un final metaficticio. Au poste! pese a sus muy evidentes limitaciones deviene como un film jocoso en el buen término de la palabra, como en todo el cine perpetrado por Quentin Dupieux en su innegable originalidad, a diferencia del empaque gamberro de sus primero trabajos, podemos empezar a percibir un interesante subtexto a explorar, algo ciertamente muy a tener en cuenta de cara a futuros trabajos de un autor de talante tan inclasificable.

Valoración 0/5: 3’5

 

Suspiria

Una oscuridad se arremolina en el corazón de una compañía de danza de renombre mundial, una fuerza que engullirá a la directora artística, a una joven y ambiciosa bailarina y a un psicoterapeuta afligido. Algunos sucumbirán a la pesadilla. Otros, por fin, se despertarán.

No es fácil dar el pistoletazo de salida a un certamen como el de Sitges, con la pasada inauguración a cargo de Guillermo del Toro con The Shape of Water se había tocado de alguna manera techo, la reinterpretación de Luca Guadagnino del clásico de Dario Argento Suspiria posiblemente fue la mejor opción para dicho cometido este año aunque a diferencia del consenso crítico otorgado al film del director mexicano en la pasada edición esta nueva Suspiria polarizo opiniones ciertamente contrapuestas, discurso que de alguna manera enriqueció el debate interno sobre la cualidades o no de dicha película.

Dividida en seis actos en la nueva Suspiria hay muy poco del film de Argento, su base como mucho, queda claro pues que estamos ante una relectura en toda regla, algo que de por si es ciertamente interesante y que en parte le da la auténtica razón de ser a este tipo de películas, una nueva visión y no un escaneo del original. Lo que nos ofrece Luca Guadagnino para la ocasión es casi una reflexión en clave política, en el encontramos una interesante exposición del vínculo de la historia con el horror real que en esta ocasión está expuesta casi a modo de estudio de la violencia desatada a lo largo de ella a través de un sugerente escenario que indaga y reflexiona por el contexto político existente en el periodo que acontece la acción, de alguna manera ese imaginarlo del aquelarre queda siempre en un segundo plano, Guadagnino prescinde de tal ornamentación genérica (de echo a los cinco minutos de metraje se nos desvela que existen y quienes son las brujas), de esta manera la Suspiria de Luca Guadagnino posee momentos en los que uno tiene la impresión de que se reverencia más al cine de Rainer Werner Fassbinder que al del propio Dario Argento, la empresa deviene ciertamente ambiciosa, quizás demasiado, hay ciertos tramos en que parece que Guadagnino mire por encima del hombro al género de terror, exceptuando la magnífica set piece del primer asesinato, sin embargo existen estilemas tales que otorgan esa sensación de estar ante una película que quiere abarcar demasiado y que por momentos da la impresión de que se le va de la mano al director italiano, hay mucho de psicoanálisis en ella ciertamente, sin embargo el aquelarre final termina siendo tan impactante como cuestionable en referencia a sus formas quedando la sensación de estar ante una película tan fascinante dado la innegable radicalidad de la propuesta como algo imperfecta a la hora de analizarla en referencia a su algo irregular estructura global, con todo y pese a sus imperfecciones un servidor muy a favor de relecturas que independientemente de su resultado final se atreven a tanto.

Valoración 0/5: 3’5

 

Climax

Climax nos sitúa a mediados de los años noventa, un grupo de veinte jóvenes bailarines de danza urbana que se habían reunido para unas jornadas de tres días de ensayos en un internado en desuso situado en el corazón de un bosque, hacen su último baile común y luego festejan una última fiesta de celebración alrededor de una gran fuente de sangría. Pronto, la atmósfera se vuelve eléctrica y una extraña locura los atrapará toda la noche. Les parece obvio que han sido drogados, no saben por quién o por qué.

Gaspar Noé es un sospechoso habitual en Sitges, con Climax (Premio a la Mejor Película) volvía a un certamen por el que han pasado todos sus anteriores trabajos como realizador, en este su nueva película el cineasta francés vuelve a hacer gala (de forma mucho más afortunada que su anterior Love) de una capacidad innata a la hora de intentar incomodar al respetable, en esta ocasión a través de una obra tan exuberante en sus formas como trasgresora a la hora de intentar aplicarle una narrativa entendida como convencional.

Es evidente que la sutileza nunca ha sido una virtud en el cine perpetrado por un Gaspar Noé que felizmente parece haberse despojado de esa etiqueta nada favorecedora de enfant terrible, para ello no hay mejor ejemplo que una película tan epidérmica y extenuante en el buen sentido de la palabra como es esa danza de contornos alucinógenos que es Climax, ese supuesto mensaje por el que orbita la trama como es ese primitivismo del ser humano una vez despojado (de forma accidental en esta ocasión a modo de intoxicación colectiva) de las apariencias por las que nos solemos mover dentro de nuestro contexto social, queda a merced de una reflexión a posteriori por parte del espectador, en este sentido más que la originalidad del mensaje en cuestión lo que valida una propuesta tan fascinante y nihilista como la que nos ocupa es su condición de obra única, difícilmente veremos una película que se acerque a los cánones por los que en esta ocasión transita Gaspar Noé, hay algo en cómo está expuesta Climax (modulada para la ocasión como casi una película de terror) que no podemos dejar de mirar todo lo que está aconteciendo en ella, en este sentido cuerpos y espacios nos son expuestos a modo de una película-trance que deambula en todo momento por un virtuosismo visual compuesto por dos esmerados planos secuencias separados por uno cenital a modo de frontera supuestamente terrenal en donde el primer baile se va convirtiendo en una concéntrica intoxicada, en este sentido no deja de ser sintomático que el auténtico aquelarre visto este año en Sitges no vino de la mano del Suspiria del Luca Guadagnino y si de un inspirado y radical Gaspar Noé.

Valoración 0/5: 4

 

The Field Guide to Evil

The Field Guide to Evil es el nuevo omnibus impulsado por los productores de The ABCs of Death, en esta ocasión reuniendo a algunos de los cineastas más visionarios que han circulado por el género en los últimos años para realizar una exploración colectiva del lado más oscuro del folklore en distintas partes del mundo.

Después de un tiempo en donde era harto difícil el encontrar películas que indagaran en dicha temática en estos últimos años viene siendo algo habitual la proliferación de producciones de índole episódicas, raro es el año que en Sitges no se presenten algunas muestras de ello, en esta edición fueron dos las propuestas vistas en el certamen que transitaban por dicho temario, por un lado la algo decepcionante Nightmare Cinema y por otro The Field Guide to Evil, esta última tiene la particularidad de centrarse en lo referente a sus historias en relatos del folklore local de diferentes partes del mundo.

Si exceptuamos la seminal Dead of Night (1945) gran parte de las películas de segmentos, empezando por el auténtico abc de dicha temática como fueros las producciones de la Amicus o incluso remontándonos a films de los 70 y 80 como por ejemplo Trilogy of Terror, Creepshow o la rescatable Cat’s Eye estaban dirigidos por un solo director, esto de alguna manera otorgaba al conjunto un tono compacto a unas películas de naturaleza de por si irregular dada su condición, The Field Guide to Evil como la práctica totalidad de films episódicos realizados hoy en día son dirigidos de forma colectiva por diferentes directores, algo que la deriva de forma casi obligatoria a un trazo discontinuo en lo referente a su desarrollo, es casi imposible encontrar en ellas un tono meridianamente compacto, The Field Guide to Evil no es una excepción en este aspecto pero tiene la particularidad de al menos transitar por lugares tan exóticos como inusuales en este tipo de propuestas, una indagación en los mitos y cultura locales como es el ahora denominado folk horror, el resultado como era de esperar es harto irregular sin embargo a parte del añadido de que cada historia está ambientada en el país de cada autor la nómina de directores presentes en esta antología deviene ciertamente como muy interesante, entre tanto baturrillo de intenciones dispares se vislumbra el talento pujante de autores tales como Ashim Ahluwalia cuya esplendida Miss Lovely nunca me cansaré de recomendar, Can Evrenol, el dúo formado por los austriacos Severin Fiala y Veronika Franz, Agnieszka Smoczynska también presente en el certamen con Fugue y como plato fuerte final posiblemente el mejor segmento de la película a cargo de Peter Strickland titulado The Cobbler’s Lot, un delicioso y ambiguo, en lo genérico como suele ser habitual en su autor, cuento popular húngaro expuesto en modo expresionista, propuesta está tan rica en matices que justifica ya de por sí un film de las características de The Field Guide to Evil.

Valoración 0/5: 3

 

Ánimas

Ánimas nos cuenta como Álex es una chica segura de sí misma, con una fuerte personalidad y gran tenacidad. Está muy unida a su mejor amigo Abraham, a quien brinda constante ayuda y apoyo, ya que Abraham es un chico tímido, retraído e inseguro, principalmente debido a la compleja relación con sus padres. Pero todo cambia cuando Daniel, el padre de Abraham, muere en un extraño accidente, cuya causa no está clara. A partir de este momento, Álex caerá en un viaje alucinatorio que la llevará a un descenso al infierno, donde la línea entre la realidad y la pesadilla se volverá borrosa hasta el punto en el que Álex comenzará a cuestionar los fundamentos de su propia existencia.

No ha sido ciertamente un buen año en lo referente a producciones patrias las vistas este año en Sitges, Ánimas que inauguraba la siempre interesante sección Noves Visions puede considerarse un buen paradigma de todo ello. El dúo formado por José F. Ortuño y Laura Alvea que venían precedidos de su anterior y destacable The Extraordinary Tale of the Times Table presentaron en el certamen Ánimas, un film repleto de referencias genéricas expuestas de manera tan obvias que el supuesto plagio de ellos se convierte irremediablemente en homenajes, una película que termina siendo tan arriesgada como fallida y que podría encuadrarse al igual que la hoy olvidada Verbo de Eduardo Chapero-Jackson en esa clase de films que transitan a través de la creación de una atmosfera provista de unas connotaciones oníricas bastante perceptibles a la hora de explicarnos historias que si bien no son novedosas lo intentan ser en el modo que están contadas, esto en esta ocasión supone para el film que nos ocupa un auténtico hándicap pues esta queda supeditado en todo momento a ese factor sorpresa que uno intuye al final, el problema viene dado en referencia a ese supuesto giro narrativo que deviene como algo previsible, hay una evidente sutileza en los mimbres de la historia no así en lo referente a su desarrollo pues Ánimas termina pecando de cierta pretenciosidad en lo concerniente a unas intenciones que de una forma involuntaria acaban derivándola en gran parte de su metraje hacia unos parámetros bastantes manidos dentro del subgénero de terror juvenil, al final en este drama con connotaciones de thriller fantástico lo único rescatable de su propuesta radica en unas apariencias complejas que buscan de salir de una tangente ya preestablecida en demasiadas ocasiones, lástima que todo se quede en un flujo de intenciones defectuosamente ejecutadas.

Valoración 0/5: 2