Crónica festival de Sitges 2017. Día 5

The Cured

Hace unos años, el continente europeo se vio asolado por un virus que convirtió a la población en monstruosos caníbales. Se logró hallar un antídoto, pero incluso después de curadas, las personas infectadas recuerdan todo lo que hicieron durante su enajenación. Hoy, la última tanda de convalecientes se prepara para reintegrarse en sociedad.

Si anteriormente hablábamos de como una película de las características de la canadiense Les affamés de Robin Aubert intentaba redefinir con inusitado acierto y desde un punto de vista alternativo un subgénero tan explotado como el de los muertos vivientes o infectados el film del irlandés David Freyne The Cured intenta por su parte indagar al igual que la película antes referida por vías alternativas en lo referente a dicha temática, lo consigue de forma algo intermitente, de hecho esa supuesta originalidad en que se basa no lo es tanto, hay precedentes muy claros dentro de la propuesta, los primeros que me vienen a la mente a bote pronto son la producción Filmax The Returned y sobre todo por aquello de la semejanza territorial la serie televisiva británica In the Flesh, seguro que hay más ejemplos en lo referente a dicha ecuación, en ellas más que una invasión se nos explica un intento de reinserción social. La ópera prima de David Freyne al igual que las anteriores interpretaciones comentadas se convierte más en una suerte de discurso alegórico sobre cuestiones candentes en el mundo actual, la metáfora del refugiado es muy evidente aquí, evidentemente tanto trazo social va en claro detrimento de la premisa puramente fantástica sobre la que bascula desde un inicio, en este aspecto The Cured termina convirtiéndose en un relato de contornos fríos en lo concerniente a su exposición, un catálogo de dilemas morales a golpe de continuos flashbacks en donde uno tiene la sensación de que personajes e historia tenían mucho más que contar de lo que finalmente lo hacen, es de esas películas que en un principio parecen querer ir más allá del simple subtexto del que parten sin llegar a conseguirlo. Esta historia de reincorporación y posterior rechazo por parte de la sociedad  en lo referente a prejuicios y miedo a lo desconocido se queda a medio gas a la hora de equilibrar intenciones y resultados, al menos el film atesora la virtud de no molestar al respetable, algo que visto el panorama de dicho subgénero a día de hoy podríamos considerar como algo digno de elogio.

Valoración 0/5: 2

 

Brawl in Cell Block 99

Bradley es un ex boxeador con un matrimonio a punto de romperse que pierde su empleo como mecánico de coches. Debido a esta sensación pesimista, acaba decidiendo que su mejor opción es trabajar para un viejo amigo como traficante de drogas. Esta decisión mejorará su vida hasta que se ve envuelto en un tiroteo entre la policía y sus aliados; situación que le acaba llevando a la cárcel.

Con tan solo dos películas en su haber S. Craig Zahler parece haberse consolidado por méritos propios como un referente esencial en lo concerniente a esa raza de directores cada vez más minoritarios empeñados en aplicar a día de hoy sugerentes relecturas y mezclas (que no modificaciones) de códigos genéricos de la serie B norteamericana, si ya en el esplendida Bone Tomahawk (premio al Mejor Director en Sitges 2015) demostró una inusitada habilidad en tal cometido es en Brawl in Cell Block 99 en donde da un paso al frente, no solo perfecciona narrativa a la hora de desarrollar conflictos en lo referente a dicho posicionamiento autoral sino que logra llevar al espectador por tránsitos imprevisibles a través curiosamente de un material plenamente reconocible.

La grandeza que reside y podemos encontrar en Brawl in Cell Block 99 y en el cine S. Craig Zahler en general está en ver lo irreductible de su posicionamiento, ejercicios no solo provistos de una libertad creativa hoy en día prácticamente inexistente sino ejecutados a modo de una declaración de pertenencia incondicional al espíritu del Grindhouse más desaforado, a la serie B de videoclub, a la referencia y al homenaje expuesto, y esto es lo realmente importante, a través  del conocimiento al culto, en este sentido no basta con escanear con excesivos manierismos y exponerlos a modo de pleitesía como últimamente vemos repetidamente en esa equivocada y vacua exposición de la nostalgia ochentera que parece estar de moda, aquí no hay lugar a dicha nostalgia pero si a potenciarla a través del conocimiento de sus propias reglas y pautas genéricas. Brawl in Cell Block 99 es la quintaesencia del thriller carcelario por excelencia, violento y oscuro, exacerbado hasta la extenuación, el film representa un viaje y posterior bajada sin posibilidad de retorno a los infiernos por parte de un excelso Vince Vaughn (performance one man show inexplicablemente ausente en el palmarés). Ojala S. Craig Zahler, cuyo ámbito natural por lógica es Sitges, no se deje seducir por los cantos de sirenas provenientes de los grandes estudios, en cierta manera seria un paso lógico dado su innegable talento, su cine sería imposible en dicho medio, posiblemente nos ofrecería otra visión igualmente interesante pero no sería desde luego la que hasta ahora hemos conocido y disfrutado de una forma incondicional como la buena y autentica serie B que es en toda la amplitud de su término.

Valoración 0/5: 4

 

Revenge

Tres hombres casados ricos se reúnen anualmente para irse de caza. Pero esta vez, uno de ellos viene acompañado de su amante, una joven que despierta rápidamente el interés de los otros dos. Las cosas se complican dramáticamente para ella… Dejada por muerta en medio de la nada, la chica vuelve a la vida, y el juego de caza se convierte en una venganza implacable.

La ganadora a la mejor dirección de este año en Sitges volvió a poner a la palestra que estamos ante un certamen en donde se trata muy bien a las mujeres realizadoras, quizás en demasía, en estos últimos años el festival ha enfatizado mucho en este aspecto, resaltar el papel de la mujer en el nuevo cine de género, en cierta manera soy de los que opinan que esta aseveración no tendría que ser a día de hoy tanto una novedad y si una contante, ahora es bastante habitual que féminas realicen trabajos que años atrás parecían solo al alcance de los hombres, es por eso que una película de las características de Revenge no tendría que ser vendida de cara al público como un paradigma del nuevo cine de género femenino y si como una lógica evolución de tal concepto.

A diferencia del Crudo de Julia Ducournau en donde sí se podía percibir de forma clara una voz autoral propia el Revenge de la también francesa Coralie Fargeat no indaga en lo que muchos se han empecinado en denominar como el empoderamiento femenino dentro del cine de género, básicamente porque estamos ante un ejercicio de estilo bien rodado, pulcro en sus intenciones y poca cosa más, un rape & revenge de manual que volviendo al discurso anterior en tiempos pasados solo eran coto privado destinado para que hombres la dirigieran, afortunadamente hoy todo esto ha cambiado. Lo que no se le puede negar a Revenge es que no sea consecuente con sus propios postulados, en este aspecto la película no solo va al grano sino que sigue una pautas genéricas perfectamente reconocibles, en lo concerniente a esto no se sale del guion en ningún momento, otra cosa es indagar en ese supuesto mensaje contestatario totalmente inexistente, evidentemente que hay un leve intento de crítica social en Revenge, ¿pero en película de violación y posterior venganza no la hay? Revenge como buena y aplicada muestra del subgénero que es pasa de pies puntillas por la credibilidad argumental, lo suyo es más bien la técnica al servicio de una supuesta historia, en este sentido Coralie Fargeat le saca provecho a ese árido paisaje del desierto mexicano que por momentos en lo referente a su función nos remite al The Most Dangerous Game de Irving Pichel, intentar buscar otra posible lectura al producto es completamente innecesario.

Valoración 0/5: 2’5

 

Outrage Coda

Cinco años después de la guerra entre los clanes Sanno y Hanabishi, el antiguo jefe yakuza Otomo vive en Corea del Sur, tratando de mantener un perfil bajo. Pero la sombra de su pasado es alargada y no tardará en alcanzarle.

Outrage Coda, el cierra de la trilogía yakuza por parte de Takeshi Kitano hizo que me viniera a la memoria lo efímera  y volátil según tendencias que pueden llegar a ser las corrientes de simpatía y devoción por parte de una determinada cinefilia a según qué directores, en lo referente a la española este comportamiento se multiplica por diez normalmente. Todo esto viene a colación con el recibimiento y la repercusión prácticamente inexistente que tuvo el paso de la estupenda Outrage Coda por Sitges, evidentemente si estuviéramos a finales de los 90 o principios del 2000 otro gallo hubiera cantado en lo referente a la percepción del producto por parte de este tipo de público.

Tampoco es cuestión de aseverar que la carrera de Takeshi Kitano como director haya sido la perfección autoral por excelencia, seguramente ese reset artístico que derivo en películas como Takeshis’, Glory to the Filmmaker! y en menor medida Achilles and the Tortoise hizo que posiblemente muchos dudaran de seguir adelante con dicha pleitesía, evidentemente un craso error de apreciación, afortunadamente Takeshi Kitano es un hombre de Sitges, o mejor dicho, Sitges cree en el valor de Takeshi Kitano como cineasta, no solo desde sus inicios, fue el primer festival en España en difundir su obra allá en el lejano año 1993 con Sonatine, es reseñable el ver cómo de sus diez últimas películas ocho estuvieron presentes en un certamen que inteligentemente siempre aposto por su cine. Outrage Coda es el perfecto cierre de la que es la trilogía yakuza por excelencia del cine contemporáneo japonés, hay quienes aseguran que la película supone un perfecto ejemplo de cómo su cine ha ido neutralizando en parte la radicalidad del lenguaje cinematográfico de sus inicios, nada más lejos de la realidad, en verdad lo que presenciamos en Outrage Coda es una depuración de conceptos y estilos hacia algo más complejo, aunque parece que haya gente que aún no se haya dado cuenta que ni esta película ni la saga en cuestión es un artilugio de la violencia más desatada como excusa genérica (supongo que lo más cerca que estuvo Kitano a dichos estilemas fue con Brother), un film que versa sobre la política del poder instaurado en las jerarquías criminales, al igual que en las dos anteriores entregas, aunque aquí de forma más notoria, tal es la complejidad narrativa en el relato que es ciertamente difícil el descifrar todas las líneas argumentales que se van exponiendo en el relato, lealtad, traición y posicionamientos diversos a modo de juego de ajedrez que vamos viendo en una película en donde el único resquemor que un servidor intuye en ella es el estar presenciando no ya el cierre de una saga cinematográfica sino el de una carrera personal como cineasta, la paradoja meta cinéfila en este caso es brutal. Esperemos que con el paso del tiempo se haga justicia y se vuelva a colocar a Takeshi Kitano en el pedestal  del que nunca muchos debieron bajarle.

Valoración 0/5: 4

 

Have a Nice Day

Have a Nice Day nos cuenta como Xiao Zhang es un humilde taxista que busca de manera desesperada dinero para poder costear una operación que corrija la fallida cirugía plástica a la que se sometió su prometida, una noche roba un bolso a su jefe con un millón de yuanes chinos, la noticia del robo se extiende rápidamente por la ciudad, a partir de ese momento se desata una serie de secuencias muy cómicas y atípicas de gente que buscan apoderarse de dicha fortuna entre los que se encuentran un asesino a sueldo, un gánster y un ladrón entre otros variopintos personajes.

Otros de los platos fuertes este año en lo referente a la animación vistos en Sitges fue la cinta china de Lin Juan Have a Nice Day. Un film que anida a través de un supuesto relato negro ciertamente sorprendente que logra aplicar a la perfección aquella máxima de como un film animado puede ir bastante más allá de lo que mucha gente entiende erróneamente que tendrían que ser la estructura narrativa por la que se mueve habitualmente dicho género, de hecho la técnica (meritoria pero algo pobre en lo concerniente a su extrema animación artesanal) no es ni mucho menos la mejor virtud de Have a Nice Day, sí que lo es de forma clara su entramado narrativo, deudor de un estilo que mira a Quentin Tarantino en lo referente a personajes,  argumentación y humor negro, Lin Juan se vale de dichas referencia para ofrecernos un demoledor retrato de la actual realidad china, tras ese popurrí de situaciones variopintas a modo de bucle en su mayoría en forma de interacciones violentas entre personajes hay un trasfondo del consumo social económico versus la decadencia de la cultura china ciertamente interesante, dicha tesis se complemente  inteligentemente con esa supervivencia a cualquier precio por parte de casi todo los variopintos personajes que van desfilando en la historia, de alguna forma esa supuesta retroalimentación de conceptos narrativos da como resultado una estimulante y atípica cinta que va algo más allá del simple disfrute gamberro, sangriento y simplón que muchos creyeron haber visto solamente en él.

Valoración 0/5: 3

 

Mansfield 66/67

En 2017 se cumplen cincuenta años de la muerte de Jayne Mansfield en accidente de coche, una tragedia que aún dispara rumores de todo tipo. Mansfield 66/67 se sumerge en los últimos días de la actriz y otorga una dimensión mítica a un episodio de la crónica negra de los tabloides hollywoodienses.

Dentro de la sección Seven Chances, autentico cajón de sastre temático donde los haya, se pudo ver el documental Mansfield 66/67 del dueto formado por David Ebersole y Todd Hughes, trabajo que indaga en la figura de Jayne Mansfield, los productores ejecutivos de la notable Room 237 nos ofrecen aquí una visión del personaje tan interesante en sus múltiples posibilidades como irregular en lo que acaba siendo su resultado final, no estamos ante un documental al uso como tal, o al menos eso es lo que se desprende de su narrativa, en Mansfield 66/67 se prescinde del testimonio de la familia y allegados para según declaraciones de los propios autores exponer una visión neutra, un servidor hubiera preferido que esta perspectiva en principio loable e incluso interesante no se hubiera centrado tanto en los últimos años de Mansfield, pues a mi modesto entender no es este periodo ni su fatídico final lo más importante de un retrato que expuesto de modo más amplio hubiera ganado en lo concerniente a su tesis, ese estudio sobre el final de un trayecto imprime al producto de un tono anecdótico, una  historia real basada en rumores y más rumores como el mismo film se publicita. Personalmente creo que el personaje de esta sustituta que nunca lo fue de Marilyn Monroe requería un estudio algo más concienzudo de la mitología del personaje, como figura pública que simbolizaba culturalmente una época, hay indicios expuestos de muy forma escueta en el documental, lástima que no se indague más en ellos a favor de un tono que colinda con lo meramente especulativo de una historia real a través de formulismos de clara naturaleza pop, en este sentido y para ser justos con tal cometido Mansfield 66/67 sí que al menos consigue amenizar un retrato íntimo de alguien que en su día representó a la perfección una imagen sexualmente tan despreocupada como positiva  a la hora de romper tabús en la cultura estadounidense de por aquel entonces.

Valoración 0/5: 3’5

 

Rabbit

Falta poco para que se cumpla un año del secuestro de su hermana gemela, y Maude sigue atormentada por visiones del suceso. Convencida de que su melliza sigue viva, la joven empieza a seguir unas pistas que le harán descubrir que una especie de sociedad secreta la sigue muy de cerca, y que el destino de las dos hermanas está intrínsecamente unido.

El australiano Luke Shanahan presento en Sitges su opera prima Rabbit, y como no podía ser de otra manera dadas las características del film fue dentro de la sección Noves Visions, un film que cuadra a la perfección con las directrices del apartado más arriesgado del certamen, evidentemente los primeros trabajos amparándose en un cine independiente, casi de guerrillas se prestan a dicha ecuación.

Rabbit es de esas operas primas que intentan presentar bastante más de lo que al final acaban ofreciendo, de alguna manera el film de Luke Shanahan al igual que los pensamientos de su protagonista principal parece que se autoimponga el no exponer, en este caso a través de unas imágenes que van sugiriendo de forma irregular durante prácticamente todo el metraje, básicamente podríamos estar ante un ejercicio que prioriza una sensación o intuición fatalista a través de una idea bien simple estructuradas en la película en dos parte bien distintas, una primera algo más convencional de nivel y tono detectivesco, y una segunda en donde impera una base más onírica con claras reminiscencias hacia la pesadilla personal. En Rabbit hay momentos curiosos, intentos que por algún u otro motivo no acaban materializando en ninguna de las formas que uno puede deducir durante su visionado dando la sensación de estar ante un producto que no acaba de aprovechar todas las posibles y sugerente vías que parece emprender en su inicio, sociedades secretas, premoniciones, dualidad/ doppelganger, todo ello expuesto de forma tan difusa que por momento uno acaba teniendo la sensación de estar ante ese mal endémico de muchos primeros trabajos, el estar presenciando un corto alargado que no acaba de ser consciente del todo de cuál es su verdadero camino a seguir.

Valoración 0/5: 2