Crónica festival de Sitges 2017. Día 4

Bushwick

Cuando Lucy sale del metro en Bushwick, el último barrio de moda de Nueva York, no encuentra ni hipsters ni rastros de la gentrificación, sino un grupo de hombres armados, que no dudan en disparar a matar. En medio del caos, Lucy hallará un aliado en un fornido vecino (Dave Bautista, Guardianes de la Galaxia), que la acompañará hasta la casa de su abuela, a través de unas calles que se han convertido en un campo de batalla.

Si posiblemente una película de las características de Bushwick hubiera visto la luz en los años setenta por poner un ejemplo, seguramente la percepción de ella habría sido algo distinta a la recibida tanto en Cannes, proyectada dentro de la Quincena de los Realizadores, o en Sitges vista en su sección oficial, este espontáneo pensamiento me llega a la mente por varias razones, hay un inicio ciertamente prometedor en la nueva película de Jonathan Milott y Cary Murnion, es un arranque que prescinde de cualquier tipo de subjetividad para centrarse únicamente en la narrativa de sus imágenes, una pareja se da cuenta de que son las únicas personas que transitan por el interior de los vagones y andenes del metro, cuando tras algunas lógicas y espontaneas digresiones se aventuran a salir al exterior serán testigos de un nuevo orden social a golpe de fusil, esta potente abertura me remite mucho al cine de acción de los años 70, hay una mirada nada disimulada a un cierto cine orquestado en su día por Walter Hill, el problema que vemos a continuación viene dado en la medida de que Bushwick es una clara esclava del tiempo que la vio nacer. Una película que transita en según qué recorridos temáticos se convierte inexorablemente en campo de cultivo para la alegoría, del 11-S o de la era Trump, poco importa cuál sea en el caso que nos ocupa especialmente cuando Bushwick no da pie a ello en ningún momento, uno tiene la sensación de que no es la intención de los autores de la intranscendente Cooties tal cometido, y si lo fuera demostraría lo poco acertado del planteamiento. Hay un intento de reflejo social en su tramo final que si se vislumbra de forma tímida a modo de parábola de la gentrificación de los barrios más desprotegidos de las grandes ciudades, esa unión de las clases bajas por hacer frente al invasor queda expuesta en Bushwick de forma casi anecdótica, está a mi modo de ver solo puede funcionar a modo de un divertimento de planteamiento bien sencillo, de film de acción disfrutable escenificado a modo de un videojuego provisto de larguísimos planos secuencias, intentar extraer algún tipo de metáfora a una ecuación tan simple supone irremediablemente destapar carencias bastantes evidentes en el producto.

Valoración 0/5: 2’5

 

Thelma

Thelma no es una chica normal. Desesperada, le pregunta insistentemente a Dios por qué la ha hecho así. Sus padres tampoco son de gran ayuda, sino dos personas misteriosas que se muestran tranquilas ante los poderes que muestra su hija, que, cada vez que siente algo, causa desastres. Cuando Thelma inicie una relación con una compañera, las emociones propias del amor harán estragos.

Había mucha expectación por ver como el responsable de Oslo, 31 de agosto y Louder Than Bombs hacia su primera incursión dentro del cine de género, Thelma que de forma injustificada no tuvo una presencia más visible en el palmarés oficial del festival supone uno de los mejores trabajos, sino el mejor del noruego Joachim Trier, un film que nos habla básicamente del despertar de una joven mujer y como a través de este hecho se nos plantea el daño que puede causar un excesivo control parental o religioso, todo ello vertebrado a través de un elemento fantástico expuesto de manera ciertamente sutil.

Pocas películas vistas este año en Sitges conjugan tan bien un tempo narrativo perfectamente dosificado con la elegancia de una puesta en escena casi perfecta, Thelma se aparta del manido concepto cinematográfico del coming-of-age al uso, tampoco es que no hayamos visto antes con antelación ese conflicto que surge en ver como un adolescente al dejar por primera vez el hogar familiar para ir a la universidad empieza a experimentar unas sensaciones vitales (independencia, primeros escarceos sexuales) que hacen florecer un replanteamiento de conducta no solo para la propia implicada, una magnifica Ellie Harboe, sino también para sus allegados más cercanos, en este sentido la virtud más destacable de un producto tan estimulable como resulta ser Thelma radica en como conjuga el elemento fantástico a su narrativa, ese paso de la adolescencia a la edad adulta nos son planteados en base a poderes psíquicos incontrolados (recurso este que en cualquier producción yanqui poco sutil estarían planteados como meros artilugios al servicio del espectáculo), estos sin embargo son expuestos a modo de suntuosa metáfora, un fenómeno o habilidad incontrolada a modo de ente contestatario frente a esa implantación de la religión cristiana tanto como barrera para la confirmación personal como vehículo redentor de culpas del pasado. Thelma se erige como una de las mejores propuesta europeas autorales del presente año, un sugerente y poderoso relato del deseo reprimido en donde el factor fantástico juega siempre a favor de la historia y no al revés como suele ser bastante habitual en este tipo de películas.

Valoración 0/5: 4

 

Gloves Off

Tocado y hundido por la muerte de su entrenador, Doug es un ex boxeador asediado por unas deudas que amenazan con arrebatarle su gimnasio. Su suerte cambiará cuando una bella gitana le proponga entrenar a su hermano, aspirante en un campeonato de peleas a puño descubierto.

Gloves Off vino a certificar a la perfección la equivocada política de estrenos mundiales que el festival lleva a cabo en estos últimos años, especialmente visible en esta edición. Es evidente que hay una dificultad a la hora de programar un material digamos virgen, vivimos unos tiempos en donde la aparición de las plataformas domesticas hacen que muchos títulos tengan una efervescencia muy notoria en su recorrido de cara al público, si a esto le sumamos la proliferación cada vez mayor de festivales de cine hacen que por ejemplo que un certamen de las características de Sitges tenga un problema en dicha tesitura. El problema viene dado cuando se quiere forzar dicho posicionamiento en ofrecer estrenos mundiales si o si, viendo la calidad media de estas presentadas este año a estas películas se las deriva a una especie de gueto, una marca registrada de la casa en donde un estreno mundial de Sitges parece significar una mala calidad en el producto. El problema de una comedia que quiere ser amable como es Gloves Off ya no es su poca justificable adscripción genérica sino la dudosa calidad que atesora, dicho de otra manera, ¿si el film de Steve Nesbit no hubiera sido estreno mundial realmente estaría presente en Sitges? Gloves Off es un film ciertamente intrascendente, casi anecdótico, esta historia de ex boxeadores perdedores que buscan una última oportunidad no funciona en las múltiples variantes de comedia por las que intenta transitar, ni en la amargura que puede derivar de la historia ni en el inconfundible tono naif en el que se enmarca, posiblemente la intención de Steve Nesbit no era la carcajada y si la sonrisa cómplice, lamentablemente ni en este segundo apartado logra aparecer tal intención.

Valoración 0/5: 1

 

Creep 2

Parte 2 de la trilogía de ‘Creep’. Sara es una videoartista cuyo objetivo principal es crear intimidad con hombres solitarios que encuentra en Craigslist. Después de ver un anuncio en internet que decía “trabajo de vídeo”, va hasta una casa en medio del bosque para conocer a un cineasta que dice ser un asesino en serie. Ella lo ve como una oportunidad para crear algo artístico y accede a pasar un día entero con él, pero en realidad no sabe dónde se está metiendo.

El premio a la mejor película de la sección Panorama recayó este año en Creep 2 de Patrick Brice, secuela algo prematura del original de 2014 también presente en Sitges. Creep 2 vuelve a estar producido por ese nuevo tótem del fantástico que es Blumhouse Pictures, al igual que su predecesora aquí se nos vuelve a ofrecer una mirada algo diferente del asesino en serie al uso, volvemos a la cámara en mano, al found footage, a los diálogos improvisados, al incómodo y como no al mumblecore mas desaforado. Lo mejor de esta secuela podemos encontrarlo en cómo siguiendo unas mismas directrices que su predecesora juega con algo de desventaja con respecto a ella, una de las virtudes de la primera parte era ver como se jugaba con la incertidumbre del espectador, el trayecto que recorría la supuesta víctima era paralelo al nuestro, no se sabía a ciencia cierta la naturaleza del personaje interpretado por Mark Duplass, su abrupto final desvelaba tal misterio, es por eso que Creep 2 transita a través de una narrativa ya marcada de antemano, no hay lugar a la duda en este aspecto como bien podemos ver en el inicio del film, por el contrario juega con cierta habilidad a la hora de emplear esa recién adquirida mitología del personaje, lo hace en la representación de esa  falta de estabilidad emocional por parte del personaje principal, expuesto todo ello de forma liviana, algo despreocupada e incluso lindando con la comedia negra gamberra. Creep 2 termina siendo una secuela consecuente y en parte conceptuada, repite planteamientos y no renuncia a unas señas de identidad propias sin caer en la autocomplacencia del invento, las modula en parte con ese nuevo posicionamiento de cara al espectador,  intenta expandirlas con mayor o menor fortuna, en este aspecto hay un déficit muy palpable con respecto al personaje de Desiree Akhavan, en mi opinión mucho menos creíble que su antecesor. La dupla Patrick Brice/ Mark Duplass nos ofrecen una alternativa del subgénero, posiblemente no sea del gusto de todos en lo referente a su exposición y posterior planteamiento pero tiene al menos la habilidad cada vez más en desuso de intentar calibrar las expectativas del espectador en base a la interacción de tan solo dos sujetos y un solo escenario.

Valoración 0/5: 2

 

As boas maneiras

As boas maneiras nos cuenta como la misteriosa y adinerada Ana (Marjorie Estiano) contrata a Clara (Isabel Zuaa), una solitaria enfermera que vive a las afueras de São Paulo, para ser la niñera de su hijo aún no nacido. Conforme el embarazo va avanzando, Ana comienza a presentar comportamientos cada vez más extraños, al igual que unos siniestros hábitos nocturnos que afectan directamente a Clara, a partir de ese momento una malsana relación cada vez más intensa se desarrollará entre ambas mujeres.

Como ya vinimos reseñando en anteriores crónicas el cine brasileño irrumpió con fuerza este año en Sitges, el dueto formado por Juliana Rojas y Marco Dutra que en 2011 ya habían planteado con Trabalhar Cansa unos insólitos y muy disfrutables mecanismos de terror social presentaron este año en el certamen otra peculiar indagación en el género con As boas maneiras, en este caso su adscripción al fantástico es mucho más evidente y reconocible al valerse en ella de inequívocos códigos genéricos aunque siempre expuestos de forma trasgresora como no podía ser de otra manera.

En As boas maneiras (justo premio de la crítica a la mejor película compartido con El sacrificio de un ciervo sagrado) como buena película que intenta y consigue ir un paso más allá de sus propios postulados nos topamos con una inquietud autoral muy evidente, un film que nunca deja de mutar ningún momento, bajo la apariencia de ser una fábula de contornos realistas Juliana Rojas y Marco Dutra se apoyan en una referencia genérica variada (terror, melodrama y hasta musical) para contarnos una historia en donde la dualidad juega un papel muy importante en la trama, la aparición de ese un hombre-lobo como resultado de una unión no aceptada socialmente en lo racial o social por ejemplo, una dualidad que también es muy notoria en el retrato de las dos protagonistas principales en la primera parte de la película, Clara y Ana son personajes que por un motivo u otro por fuerza mayor terminarán enfrentándose contra la misma sociedad que les creo, más tarde vemos como la unión de ese doble retrato funciona a modo de elemento fantástico, igualmente contestatario con respecto a los demás pero expuesto desde un punto de vista más heterogéneo. As boas maneiras funciona también a modo de cuento clásico aunque siempre con el trasfondo social (en este caso el de la actual sociedad brasileña) muy presente a lo largo de toda la historia, lo de Juliana Rojas y Marco Dutra es de alguna manera pervertir códigos en un principio de naturaleza convencional, es aquí cuando entra en escena lo complejo y rico en matices de la reinterpretación que nos plantean sus autores, es en ese marco metafórico de clara raíz fantástica del que se vale As boas maneiras en donde encontramos lo muy estimulante que resulta ser la propuesta en cuestión, un cuento de hadas que termina convirtiéndose en un cuento de terror provisto de un mensaje ciertamente envenenado.

Valoración 0/5: 4

 

A Ghost Story

A Ghost Story cuenta la historia de un fantasma y la casa que llega a rondar, un músico que muere en un accidente de coche y que intenta volver a la casa que solía habitar junto a su antigua pareja para intentar tratar de conectar de nuevo con su afligida esposa.

Como era de esperar la nueva película de David Lowery fue uno de los puntos álgidos presentes este año en Sitges, una íntima y poética historia de connotaciones sencillas pero complejas la que nos cuenta A Ghost Story en la que es posiblemente una de las narraciones visuales más consecuentes en referencia a sus postulados vista en muchísimo tiempo, una historia fantasmal contada desde dentro en donde esa aparente austeridad visual de la que hace gala, de tono simple y extremadamente contemplativa (formato en un riguroso 4:3 con sus respectivas esquinas redondeadas), adquiere de forma inversa a lo que proporciona unas dimensiones empáticas que cuadra casi a la perfección con un discurso que sabe utilizar el imaginario fantástico con un gusto tan inusual como exquisito.

En contra de muchas aseveraciones que parecen surgir como coletilla obligatoria a la hora de definir las funciones genéricas de A Ghost Story y su no afiliación al cine fantástico o de terror soy de los que se posicionan en contra de tal afirmación, por contra los que se amparen solo en dicha apreciación posiblemente solo se queden en lo de la sábana blanca, un blanco espectral que por cierto y permítanme la licencia nos remite al de una pantalla de cine en donde se proyectan las películas, y que hecho de connotaciones más fantásticas que este podemos encontrar, un grupo de personas sentándose frente a una pantalla blanca dispuestos a ver e interpretar historias plasmada en ella a través de imágenes no corpóreas, evidentemente con algunas acotaciones al respecto la película no transita por lo que mucha gente puede entender como terror al uso, lo que hace David Lowery es más bien una relectura del género como tal, podríamos estar ante una película que emplea el terror cósmico a través de una cantidad de vertientes tan variadas como ambiciosas, digresiones tales como el sentido de la existencia o la pérdida de ella a través de un discurso contemplativo es lo nos ofrece A Ghost Story primordialmente, una película que exige paciencia por parte del espectador, la recompensa vendrá a modo de experiencia cinematográfica ciertamente enriquecedora pero también dolorosa, pues a fin de cuentas  A Ghost Story deviene como uno de los relatos más tristes e implacables sobre lo que significa el olvido resultante del paso del tiempo, un relato desolador sobre el transcurso de una vida en donde ya no se habita, el terror en definitiva de acabar existiendo como un mero fantasma.

Valoración 0/5: 4