Crónica Festival de Sitges 2019. Día 3

Ventajas de viajar en tren

Helga Pato acaba de internar a su marido en un psiquiátrico. En el tren de vuelta, un desconocido se le presenta como Ángel Sanagustín, psiquiatra que trabaja investigando trastornos de personalidad a través de los escritos de los pacientes. Le cuenta entonces la historia de un enfermo paranoico extremadamente peligroso obsesionado, entre otras cosas, con la basura. Este encuentro fortuito marcará de manera irremediable el futuro de Helga Pato y el de todos los personajes involucrados en una serie de tramas impredecibles que se superponen, capa tras capa, hasta llegar a un delirante clímax.

Hace ya muchos años que los festivales de género, en especial Sitges, dejaron de ser un coto casi exclusivo para películas que no se salían de unas coordenadas que preestablecían claramente cuáles eran las barreras limítrofes del fantástico, hoy en día dicho temario genérico se ha expandido hasta límites ciertamente insospechados, hasta tal punto que muchas de las mejores películas que se pueden ver en una edición tienen una dudosa adscripción genérica, ¿es género fantástico entendido como tal The House That Jack Built o The Lighthouse?, sea como fuere esa hoy tan en boga hibridación termina teniendo sus ventajas e inconvenientes, en realidad la cuestión es tan simple como que esos conceptos estén bien cohesionados y tengan una razón de ser coherente, en este misma crónica destacábamos como deficitaria en tal aspecto la cinta proveniente de Laos The Long Walk de Mattie Do, Ventajas de viajar en tren la opera prima de Aritz Moreno vendría a significar el lado opuesto de dicho paradigma genérico.

Después de unos años en donde la producción patria presente en Sitges dejaba bastante que desear en esta edición se ha podido comprobar un nivel bastante decente, primeros trabajos como El hoyo de Galder Gaztelu-Urrutia o Amigo de Óscar Martín adecentaron un certamen falto de propuestas que de alguna manera se salieran de una tangente temática y autoral convencional, Ventajas de viajar en tren a modo de sofisticada herramienta manipuladora entra perfectamente en dicho tratado, más surrealista que fantástica, basado en la novela de Antonio Orejudo estamos ante un film tan atrevido como inclasificable, volviendo un poco a lo arriba comentado su variada paleta genérica deviene como inabarcable, comedia negra, drama criminal, intriga o elementos esporádicos de terror, a tal respecto Aritz Moreno crea una narrativa bifurcada en múltiples direcciones, en parte a modo de una estructura circular que por momentos se unen y se separan para volver al final a encontrarse, el mérito principal de este ejercicio de incuestionable libertad creativa expuesto a modo de caja de muñecas rusas viene en la medida de saber en todo momento ampararse y crear continuas expectativas con el espectador sin perder lo que podríamos denominar una identidad global, un tren del absurdo que al final termina teniendo sentido, también hay sitio aunque de una manera algo menos fluida para digresiones tales como la alienación del individuo o la desmitificación de tratados cotidianos preestablecidos, en su contra podemos achacar como mal menor al film de Aritz Moreno una desmesurada intensidad que puede terminar agotando al espectador, también un exceso explicativo en su tramo final que en parte contradice su osadía y extravagancia narrativa, males menores en definitiva para un producto de una textura tan marciana como admirable en lo referente a su ejecución.

Valoración 0/5: 3

 

Vivarium

Una joven pareja se plantea la compra de su primer hogar. Para ello, visitan una inmobiliaria donde los recibe un extraño agente de ventas, que les acompaña a una nueva, misteriosa y peculiar urbanización para mostrarles una vivienda unifamiliar. Allí quedan atrapados en una pesadilla laberíntica y surrealista.

El realizador irlandés Lorcan Finnegan ya apunto hace años buenas maneras con su opera prima Without Name también presente en Sitges dentro de la sección Noves Visions, un interesante film de terror ecológico narrado en forma de pesadilla interna en donde se mostraban unas costuras genéricas muy ambivalentes, con una puesta en escena en donde la creación de una atmosfera densa y la utilización del sonido devenían como herramientas claves a la hora de construir un relato de claros contornos metafísicos. Con Vivarium, que forma parte de esas películas en donde cuanta menos información se tenga de ella a la hora de visionarla mejor, cambia completamente de maneras para ofrecernos pese a unas ciertas imperfecciones una de las cintas más sorprendentes de las vistas en este Sitges 2019.

Si hay una cosa que es omnipresente en Vivarium como elaborado juguete distópico es su innegable adscripción a esa clase de películas que anidan en todo momento a través de la alegoría fantástica al mismo tiempo que funciona a la perfección a modo de un entretenimiento de tono inteligente, dicha metáfora que en ocasiones deviene en sátira de tintes kafkianos en el caso que nos ocupa se sustenta principalmente en la referencia cinematográfica, la básica es evidentemente la fundamental Twilight Zone, también encontraremos ciertos retazos de otras series como Tales of the Unexpected y Black Mirror aunque menos detectables. Partiendo de una premisa argumental que da la sensación de beber de imaginarios surgidos de la mente de John Wyndham el film de Lorcan Finnegan parte de la anécdota, aquella en donde una joven pareja pretende firmar un contrato para poder comprar la que en teoría ellos creen que puede ser la casa de sus sueños, ese punto de partida de claros contornos minimalistas conforme avanza la película se trasforma en metáfora hiperestilizada que intenta describirnos un mundo horrendo, representado en tener unas vidas escaneadas en serie en referencia a la vida familiar suburbana, a tal respecto la crítica al american way of life está presente en todo el metraje, también el concepto de la maternidad manipulada y de forma relativamente más sutil y anecdótica el paralelismo del comportamiento de los cucos con respecto a algunos personajes de la trama. Vivarium pese a ciertos lastres narrativos que dan cierta sensación de dilatar el relato innecesariamente y en donde por momentos se incide más en el mensaje que en el thriller psicológico de índole paranoico como tal funciona mejor conforme se hace más oscura y se retuercen de alguna manera coordenadas genéricas a la hora generar un mayor impacto en el relato a modo de elementos de horror insertados en lo supuestamente cotidiano, en esa construcción social que nos es impuesta, dramas y déficits de nuestro día a día meditados y expuestos de manera solvente en uno de los vehículos más adecuado para todo ello, el género fantástico, aquel que no te limitan en lo concerniente a traspasar las barreras de la realidad, una realidad que aquí y en su génesis nos es presentada en Vivarium como ciertamente perturbadora.

Valoración 0/5: 3’5

 

Memory: The Origins of Alien

“Memory” fue un guion que Dan O’Bannon comenzó en 1971 y que nunca llegó a pasar de la página número 29. Después de gestar la idea durante algunos años, finalmente vio la luz en forma de uno de los productos de ciencia ficción más conocidos de la historia del género: “Alien: el octavo pasajero”, una de las obras maestras del director Ridley Scott.

Alexandre O. Philippe suele ser en estos últimos años un habitual al Festival de Sitges, todos sus trabajos documentales han estado presentes en el certamen catalán en una trayectoria que le ha llevado a ser un referente actual en dicha materia cogiendo de alguna manera el relevo del australiano Mark Hartley que tras su Electric Boogaloo: The Wild, Untold Story of Cannon Films decidió por voluntad propia abandonar la realización de trabajos en dicho formato, Alexandre O. Philippe estuvo presente en Sitges con dos documentales, ambos notables, Leap of Faith: William Friedkin on The Exorcist de la que hablaremos próximamente y Memory: The Origins of Alien, un apasionante, como no podía ser de otra manera, estudio que indaga en el proceso de creación de una de las películas capitales del género fantástico como es el Alien de Ridley Scott.

No deja de ser algo curiosa la evolución de la trayectoria de Alexandre O. Philippe partiendo de la base de como con los años ha ido perfeccionando la calidad de sus documentales, sus inicios fueron ciertamente modestos a tal respecto, The People vs. George Lucas y The Life and Times of Paul the Psychic Octopus partían de un anecdotario muy patente en un deslucido desarrollo que no iba más allá de dicha premisa, tampoco pasara a la posteridad su acercamiento a la cultura zombie con la intrascendente Doc of the Dead, con la notable 78/52, su mejor trabajo hasta la fecha junto a Leap of Faith: William Friedkin on The Exorcist, consigue dar un paso al frente y sus trabajos empiezan a ser un común denominador en cualquier festival de genero que se precie. En Memory: The Origins of Alien Alexandre O. Philippe sigue por esa buena senda mostrada en sus últimos trabajos, a tal respecto el documental que nos ocupa no pretende, ni lo es, ser el documental definitivo que desgrane a conciencia el film de Ridley Scott, su mirada provista de un abundante material de imágenes de archivo, va más bien direccionada a la mitología e influencias varias de la cual parte dicha creación, unos apéndices bien investigados en donde sobresale el apartado dedicado a el guionista Dan O’Bannon, posiblemente unos de los talentos dentro del fantástico menos reivindicado a día de hoy, emparentándose con 78/52 también hay un apartado bastante generoso en como analiza con detenimiento la famosa escena en donde vemos por primera vez al alien después de eclosionar el pecho de John Hurt, del mismo modo las interpretaciones posteriores lanzadas al espectador devienen como infinitas , una de ellas por ejemplo sería una interesante mirada sobre el lado feminista del relato y sus influencias con respecto a las heroínas dentro del cine. El proceso desgranado no solo se limita al ámbito creativo sino también al referido a su producción, una mirada tan amena como didáctica que sin embargo no es definitoria en el estudio en el que se adentra pero que sirve a la perfección como excelente añadido a modo de pleitesía a una obra que cuarenta años después  de su realización sigue siendo referencial en la historia del cine fantástico.

Valoración 0/5: 4

 

Sesión salvaje

Sesión salvaje recorre la época dorada del cine de géneros en España, desde los westerns rodados en Almería a las películas de terror, pasando por el destape y el denominado cine quinqui. Este cine de serie B mantuvo a toda una pequeña industria de cineastas y nos regaló pequeñas y grandes obras, y este documental es un homenaje a todos aquellos profesionales que hicieron posible aquel cine hoy casi olvidado.

En una edición en donde de alguna manera el festival dada su algo deslucida sección oficial ha tenido que recurrir de forma más evidente y casi de una manera forzada a apartados en principios algo alternativos no deja de ser motivo de satisfacción que el número de documentales vistos este año se haya visto incrementado notoriamente con respecto a ediciones anteriores, más importante aún resulta que a día de hoy se realicen un ingente número de trabajos en dicho formato con una calidad bastante destacable en la gran mayoría de ellos, a tal respecto convendría señalar la importancia del documental de género como perfecta herramienta didáctica para el joven aficionado al fantástico de nuevo cuño, productos que no dejan de ser un vehículo a modo de apéndices didácticos que incitan a la revisión o el descubrimiento de un cine ya pretérito.

En esa labor antes comentada proveniente del documental genérico tiene un mérito aún más destacable si cabe aquel que se adentra en una parcela en parte no reconocida, o lo que es más importante desconocida para mucha gente, si de alguna manera es un temario que un servidor ha mamado a conciencia en el momento en que se dio esa herramienta didáctica se convierte en empática casi por obligación siendo ciertamente reconfortante el volver a transitar por lugares ya recorridos tiempo atrás. Sesión salvaje dirigida a cuatro manos por Paco Limón y Julio César Sánchez nos habla de aquella forma de hacer cine destinada primero a las salas de barrio de sesión doble para más tarde recalar en los videoclubs, también nace en referencia a esa labor antes comentada de divulgar y reivindicar en esta ocasión un tipo de cine que quedo extinto ya hace muchos años sin apenas reconocimiento, la denominada exploitation nacional que en realidad funcionaba a las mil maravillas como industria, el cine de repertorio genérico español de los años 70 y 80 son analizados de forma amena pero también rigurosa, ese rigor curiosamente no está acompañado por una narrativa digamos ordenada, a tal respecto es casi imposible que este tipo de cine por su naturaleza no termine estando estudiada de una forma algo deslavazada, mediante a confecciones y entrevistas de implicados de aquella época y voces autorizadas del presente se nos muestra un repaso de aquellas producciones que en su día pese a ser rentable en lo económico y exportables al exterior fueron denostadas, desde el spaghetti western al cine de terror pasando por las comedias del destape y terminando en el cine quinqui, muchas de ellas catalogadas con aquella Clasificación ‘S’ que nos venía a advertir que era un tipo de cine solo destinado a gente adulta, como no podía ser de otra manera también hay en el documental una indagación en el entorno social y político de la época, en este apartado resulta ciertamente alarmante el comprobar como aquel cine siempre expuesto bajo la mirada del sensor acabo resultando bastante más atrevido y desprovisto de ligaduras morales que el producido hoy en día, una paradoja que da que pensar en la involuciona sufrida a lo largo de estos años, por lo demás Sesión salvaje es un goce continuo con respecto al cinéfilo con pedigrí que funciona a la perfección a la hora de mirar hacia atrás en su función de rememorar, reivindicar y descubrir un cine libre que tarde o temprano está destinado a ser tratado con la justicia que lamentablemente no tuvo en su día.

Valoración 0/5: 4

 

VFW

Como todos los soldados que han luchado en Vietnam, Fred cree que lo ha visto todo. Hasta que, una noche, él y sus amigos deben enfrentarse a una horda de yonkis mutantes que asedian el puesto de veteranos del ejército de su localidad.

A falta de la presencia de directores ya plenamente consagrados dentro del fandom este Sitges 2019 direcciono su mirada hacia autores que de alguna manera aún parecen encontrarse en boxes, en este sentido uno de los nombres propios a modo de relevación definitiva de esta edición fue sin lugar a dudas el estadounidense Joe Begos, presente en el festival con dos trabajos radicalmente opuestos entre sí en referencia a su estructura, por un lado esa alocada desviación lisérgica y psicodélica que es Bliss y por otro el film que nos ocupa, la aplicada y desmedida re visitación del action movie de los años 80 VFW.

No deja de ser curioso sin embargo como el mayor beneplácito de público y crítica con respecto a ambas películas fuera a recaer sin paliativos a Bliss, seguramente de una forma merecida, la contradicción viene dada en la medida de cómo esta película se aparta del temario habitual de su director, si repasamos su breve pero intensa filmografía detectaremos que trabajos como Almost Human o The Mind’s Eye no dejan de ser ómnibuses genéricos que en ningún momento disimulan su condición de homenaje y pleitesía a un determinado tipo de cine realizado en los años 80, VFW de forma evidente y a diferencia de Bliss, film que analizaremos más adelante con algo más de detenimiento, pertenece sin ningún tipo de disimulos a este grupo, en esta ocasión a modo de vuelta de tuerca de tono desenfadado y en parte gamberro del Assault on Precinct 13 de John Carpenter y productos sucedáneos que devinieron de este. VFW cuyo título hace referencia a las siglas de los soldados veteranos que participaron en la guerra de Vietnam está impregnada en todo momento a través de un aire retro bastante característico visto en trabajos anteriores de un Joe Begos que afortunadamente sigue fiel a un estilo, de inequívocas texturas independiente que en parte no deja de ser un tipo de cine de guerrillas, una película cuya misión a parte de divertir a la audiencia es la de evocar un espíritu pretérito. Pese a la precariedad económica de la propuesta la abundante dosis de gore deviene como generosa para mayor satisfacción del incondicional de esto de los revaivals cinematográficos, en tal sentido su cuadratura de claro índole carismático y referencial deviene como una apuesta ganadora para un entorno como el de Sitges, al igual que en anteriores películas de su autor la falta de experiencia o una cierta inmadurez fílmica, aquí algo más depurada, queda equilibrada por una total libertad de prejuicios creativos, aquí el tono testosterónico y sin miramientos a las sutilezas impera a lo largo de todo el metraje en un relato en donde los malos son muy malos y los buenos muy buenos, el disfrute para gente afín a esta coordenadas genéricas está plenamente garantizado hasta el lógico y en parte inevitable agotamiento temático que terminara padeciendo el espectador, algo por otra parte poco importante dada la propia naturaleza de esta clase de películas.

Valoración 0/5: 2

 

The Long Walk

Un muchacho que vive en las afueras de un pueblo rural de la jungla de Lao se ve obligado a cuidar de su madre enferma cuando su padre les abandona. Cuando un día acude a la ciudad en busca de alimento, es testigo del atropello de una joven mujer cuyo espíritu permanece a su lado en silencio de ese momento en adelante. 50 años después, pese al desarrollo de la ciudad, el campo sigue siendo exactamente el mismo, solo que ahora sirve como escaparate para que los turistas puedan contemplar la pobreza que impera en el país. Una serie de sucesos le llevan a descubrir que el espíritu de aquella chica le permite viajar en el tiempo, lo que le empuja a intentar salvar a su madre de contraer la enfermedad que finalmente acabaría con su vida.

Después de la interesante Dearest Sister la realizadora Mattie Do (Premio a la mejor Dirección) volvía a Sitges otra vez encuadrada dentro de la Sección Noves Visions con su nuevo trabajo tras las cámaras titulado The Long Walk, un film que en esta ocasión transita nuevamente sobre fantasmas, más ambicioso tanto en recursos como en contenidos en uno de esos relatos que exigen al espectador un sobreesfuerzo extra a la hora de no perderse por una narrativa tan exigente en su por momentos confuso dictado como interesante en referencia a sus postulados genéricos de claro índole tradicional.

The Long Walk como relato que bascula en todo momento a través de una narrativa fragmentada temporalmente tiende a hablarnos de oportunidades perdidas y de cómo un hombre intenta cambiar su propio pasado, este denso viaje espectral a modo de drama rural con claras acotaciones sobrenaturales y un cierto tono poético expuesto a través de distintas líneas temporales y provisto de fantasmas y apariciones varias de por medio deviene como un producto ciertamente curioso dada su peculiar condición autóctona, hay bastante poca cinematografía proveniente de Laos, menos de género y más raro aún si esta viene firmada por una fémina, a tal respecto esta pieza que reflexiona tímidamente sobre la fe y el destino desde una perspectiva muy poco convencional, por momentos demasiada criptica y sobrecargada de detalles de cuestionable aclaración con algunos pasajes ciertamente indescifrables, termina dándole un plus autoral a un producto con interesantes ingredientes a tener en cuenta y que en parte sirve en la medida de paliar ciertos déficits estructurales como por ejemplo su desmesurada duración. Una lástima que Mattie Do pese a lo interesante e inhabitual de la propuesta no termine de saber adecuar convenientemente todo el potencial metafórico de una historia que parece estar fragmentada no solo argumentalmente sino también en referencia a una dudosa adscripción genérica situada entre la tradición rural budista y ciertos retazos de ciencia ficción, por otra parte pese a asomar tímidamente en la historia los elementos de terror estos tampoco se adueñan en ningún momento de un relato que da la sensación de situarse genéricamente en tierra de nadie, esto ocasiona inevitablemente el no poder encontrar una audiencia potencial determinada que termine avalando para bien un producto de una naturaleza tan loable en intenciones como ciertamente peculiar en referencia a su condición.

Valoración 0/5: 2’5