Americana 2019 Día 4: Her Smell/ Wildlife/ Friday’s Child/ Leave No Trace

Her Smell

Her Smell nos cuenta como Becky (Elisabeth Moss) es la cantante de un grupo punk femenino de éxitos en los años 90. Mientras lidia con diferentes adicciones y demonios interiores, la artista intenta recuperar la inspiración que consagró su banda. El resto de integrantes y personas que la rodean serán testimonios de su descenso y vuelta de los infiernos.

Si hubo una temática muy recurrente este año en el Americana ese fue sin lugar a dudas lo que podríamos denominar como la deconstrucción psíquica de personajes, un habitual del certamen como es Alex Ross Perry cuya filmografía fue motivo de retrospectiva en la pasada edición presento su último trabajo tras las cámaras titulado Her Smell, un retrato contado en primera persona sobre una irrefrenable toxicidad y su posterior una vez asumido intento de redención en la que es posiblemente la cinta más arriesgada e incluso experimental realizada por su autor hasta fecha de hoy.

No viene a ser la primera vez que Alex Ross Perry se adentra en el llamado colapso psicológico, aunque de aristas mucho más enfermizas la notable Queen of Earth ya indagaba en cierta manera en mentalidades quebradizas, curiosamente en ambas cintas encontrábamos como principal protagonista a la actriz fetiche del responsable de Golden Exists, una competente Elisabeth Moss, actriz cuya carrera va mucho más allá en cuanto a matices interpretativos que ser conocida por la popular serie televisiva  The Handmaid’s Tale. En Her Smell todo gira en torno a la psique del personaje interpretado por Elisabeth Moss, a través de ella, una conocida cantante de punk-rock, asistimos a todo un influjo de comportamientos de índole autodestructivos tales como drogadicción, maternidad no asumida, auto marginación etc, para ello Alex Ross Perry emplea diferentes formatos cinematográficos, imágenes de archivo, 4:3 y mucha cámara en mano para intentar equiparar la narración fílmica al frenesí constante del personaje interpretado por Elisabeth Moss. Evidentemente la apuesta deviene como ciertamente arriesgada en fondo y formas, posiblemente la idea del autor sea que el espectador acabe exhausto en lo mental ante tal experiencia fílmica, la historia narrada de forma episódica se presenta pues tan interesante como arriesgada, dadas sus formas casi justificadamente irregular y desigual en referencia a su exposición y posterior narrativa, un auge, caída y redención mostrados pues de una forma casi epidérmica, sin ningún atisbo de linealidad narrativa en el horizonte, un estudio en definitiva de la efervescencia febril de un tránsito vital que nos fue ofrecida como una de las propuestas autorales más atrevidas de las vistas este año en el Americana.

Valoración 0/5: 3’5

 

Wildlife

Estado de Montana, años 60. Un chaval ve cómo el matrimonio de sus padres se derrumba cuando su madre encuentra a otro hombre.

Otra de las tendencias vistas este año con mayor asiduidad en el Americana fueron las óperas primas como realizadores de actores ya consagrados, Paul Dano fue uno de ellos presentando su puesta de largo tras las cámaras titulada Wildlife, adaptación de la novela Incendios de Richard Ford en donde se nos relata una historia expuesta de forma modélica en referencia a su falta de pretensiones, de estructura tan simple como universal en referencia a su dictado pero ubicado en un tiempo y un espacio bastante determinante la hora de poder entender según que evolución social.

Wildlife bajo la apariencia de ser una adaptación algo funcional incluso provista de una narración que nos puede parecer por momentos convencional nos cuenta algo que en teoría no lo es, digamos que va un paso más allá del pertinente drama familiar visto a través de los ojos de un niño, apoyándose muy bien en las actuaciones de su elenco, algo en parte lógico teniendo en cuenta que estamos ante un film rodado por un actor, Wildlife hace gala en este sentido de ese especial mimo de alguien que debuta y quiere que todo este correctamente colocado en su sitio, por otra parte sorprende la soltura de Paul Dano en el manejo del tiempo narrativo, de las miradas y silencios de sus protagonistas, de la suspensión del plano en definitiva, todo ello al servicio de lo que podríamos denominar como una coming-of-age poco habitual, pues más que las vivencias del poseedor de la mirada esta de sustenta en la de los demás, en el caso que nos ocupa en sus padres, en este sentido ese primer amor del joven protagonista queda en un esbozo que nunca termina siendo desarrollado, aquí el foco de atención se centra en una desintegración familiar en un escenario no previsible hasta ese momento. Esa será el epicentro de lo que acabara convirtiéndose en esa consabida inocencia herida del adolescente ante esa ruptura, este y su punto de vista serán testigos de una disolución que deviene como inevitable. Wildlife película de texturas escénicas casi teatrales termina siendo un aceptable debut tras las cámaras cuya mayor virtud posiblemente resida en lo consiente que es de sus propias limitaciones.

Valoración 0/5: 3

 

Friday’s Child

El huérfano Richie Wincott, de dieciocho años, conoce los peligros y las tentaciones de la vida. Al convertirse en el primer sospechoso de un robo fallido, descubrirá el amor. Sin embargo, con la policía pisándole los talones y una amenaza siniestra que podría revelar su pasado, es posible que no tenga el tiempo necesario para hacer lo correcto.

Una de las sorpresas de este año en el Americanal vino de la mano del realizador A.J. Edwards con su segundo trabajo tras las cámaras titulado Friday’s Child, relato sitiado a medio camino entre lo atmosférico y lo poético que versa principalmente acerca del desamparo, en ella destacar entre otras muchas cosas a un Tye Sheridan en estado de gracia.

Es muy evidente la influencia del cine perpetrado por Terrence Malick en el imaginario fílmico de A.J. Edwards, su participación en tares técnicas en films como To the Wonder o The New World fueron ciertamente importantes a la hora de plasmar un estilo de reminiscencias muy deudoras con su opera prima, la notable The Better Angels, en Friday’s Child sigue teniendo ese enfoque tan poético como lírico aunque menos, aquí empezamos a detectar una mirada algo más personal, de texturas semi-improvisadas, en ella se detecta una narrativa algo más tradicional, a tal respecto el inicio del film puede ser engañoso, en el vemos a un grupo de jóvenes en un centro de acogida expuesto casi a modo de docudrama, la salida del joven huérfano del centro hará que centremos nuestra mirada hacia un tono ya de claros fundamentos melodramáticos, el intentar abrirse camino a una vida adulta desde cero y sin ningún soporte valido afectivo o emotivo del pasado se presenta cuando menos complicado para el joven protagonista, en este sentido la urgencia de llegar a un lugar sin importar el destino cobra una especial relevancia en la historia a través de las imágenes de un submundo periférico que actúa como escenario opresivo pues a fin de cuentas Friday’s Child nos habla principalmente de la fragilidad de alguien que no ha compartido la vida con nadie y que se encuentra en un escenario hostil, de jóvenes que deben madurar demasiado rápido a través de un ámbito que deviene como no natural, mostrado todo ello por parte de A.J. Edwards con un evidente trazo no verbal, unas imágenes y un sonido (ojo a la inmersiva banda sonora a cargo de Colin Stetson) que nos acercan tanto al joven protagonista como al espectador a una dura y desvalida emancipación.

Valoración 0/5: 3’5

 

Leave No Trace

Will y su hija Tom viven en medio del bosque de forma muy austera, casi como animales, proveyéndose de lo que necesitan para vivir día tras día. De vez en cuando, ensayan técnicas de camuflaje por si un día los descubren. No sabemos de quién ni de qué se amagan. Pero parecen felices y tienen una relación afectiva muy profunda. Un día, descubiertos por un cuerpo forestal toda cambia y su adaptación a una vida normal será una huida hacia adelante durante la que, su relación no saldrá indemne. Entonces, sus prioridades y su amor hacia el otro deberán pasar la prueba definitiva.

Mucha expectación había levantado la nueva película de la realizadora Debra Granik Leave No Trace, ocho años habían pasado desde su alabada Winter’s Bone, entre medio solo el anecdótico documental Stray Dog, una coyuntura temporal que venía a poner sobre la palestra cual sería el verdadero potencial autoral de Granik con este nuevo trabajo.

Posiblemente el lastre más evidente que atesore Leave No Trace, adaptación de la novela de Peter Rock titulada My Abandonment, venga dado en la mediada de la algo engañosa buena recepción critica de su anterior film, tanto Winter’s Bone como Leave No Trace transitan a través de un tipo de cine tan sencillo como poco trascendente, en ambas presenciamos personajes que han decidido por un motivo u otro vivir de espaldas al resto de la sociedad, en esta su última película sin ir más lejos la consabido introducción, nudo y desenlace quedan expuestos de una forma algo cuestionable, en especial una parte final que ya se intuye desde los primeros minutos en un relato al que le cuesta demasiado salirse de unas coordenadas demasiadas acentuadas e inamovibles. Leave No Trace transita por el sempiterno coming of age, de echo su premisa inicial es cuanto menos interesante, no tanto su desarrollo, un drama paterno filiar en donde el adulto dado sus desórdenes post-traumáticos es incapaz de vivir en armonía con la sociedad, un posicionamiento que obliga a arrastrar a su hija tras de él a una vida nómada, la disyuntiva vendrá en el momento en que irremediablemente la joven tome la lógica decisión de emprender una vida separada a la de su padre, poco más encontraremos en una historia que basa su supuesta virtud en su modo narrativo, este deviene excesivamente meticuloso en base a querer indagar en un trazo demasiado humanista, esa profundidad, ayudada por una esmerada interpretación a cargo de Thomasin McKenzie y Ben Foster, de la que nos quiere hacer partícipes Debra Granik consiste básicamente en una supuesta mirada limpia y cristalina a sus personajes, un servidor hubiera preferido algo más de matices y claroscuros en una historia que termina dando la sensación de no ir mucho más allá de su propio enunciado.

Valoración 0/5: 2