“Braguino” review

En mitad de la taiga siberiana, a 450 millas del pueblo más cercano, viven dos familias: los Braguine y los Kiline. Ninguna carretera llega hasta allí. El único modo de alcanzar Braguino es un largo viaje por el río Ienissei, primero en barco, después en helicóptero. Autosuficientes, ambas familias viven según sus propias normas y principios. En mitad del pueblo hay una barrera. Las dos familias se niegan a hablarse. En el río se asienta una isla en la que se está construyendo otra comunidad: la de los niños. Libres, impredecibles, salvajes.

Clément Cogitore artista multidisciplinar donde los haya cuyas exposiciones e instalaciones audiovisuales suelen ser un elaborado plato destinado a inquietos paladares ya había dado muestras en 2015 en lo referido al apartado cinematográfico de su enorme talento con una de las fantasmagorías bélicas más perturbadoras ofrecidas en estos últimos años como es la casi aún desconocida por muchos a día de hoy Ni le ciel, ni la terre ( The Wakhan Front), una alucinante hibridación genérica entre mitos e historia que devienen como una de esas películas que de forma algo lastimosa se escapa del cuadrante del seguidor del fantástico de características más mainstream, dos años más tarde el realizador de origen galo da un golpe de timón no solo en lo referente a la transmutación de géneros sino también en lo referido al formato con la fascinante Braguino, film ganador del premio Zabaltegi-Tabakalera en la pasada edición del Festival de San Sebastián, un trabajo en donde amplia virtudes en una de las cintas documentales más definitorias vistas el pasado año a la hora de circunvalar la fusión de lo que podemos entender como lo mágico y lo siniestro.

A Braguino le bastan unos precisos y muy bien marcados 49 minutos (no sobra ni falta nada en lo concerniente a dicha duración) para ofrecernos unos de los documentales más hipnóticos vistos en los últimos años, un film cuya estructura se sustenta a partir de una sencillez que termina derivando en poética, calificar la cartografía expuesta por Clément Cogitore en Braguino como una simple radiografía de un enfrentamiento rural  o lo que algunos pueden entender como una especie de confrontación a modo de western americano al uso es quedarse muy en la superficie, de alguna manera no deja de ser un enunciado que da lugar a posteriori a exploraciones de índole mucho más antropológicas, de echo pese estar muy latente dicho concepto en la narrativa uno piensa que no deja de ser una mera excusa utilizada como punto de partida, Cogitore no juzga comportamientos solo los contempla desde una situación privilegiada, en este aspecto ese posicionamiento resultaría infructuoso en lo relativo a su supuesta dialéctica pues somos receptores de un solo punto de vista expuesto casi a modo de una crónica de la vida cotidiana de sus protagonistas, lo que nos muestra el documental es un mundo sin muchas concesiones pero plagado de infinidad de sutilezas, en pocos minutos somos testigos de la caza y descuartizamientos de un oso, secuencia que no le haría ascos al Cannibal Holocaust de Ruggero Deodato para dar lugar a posteriori a escenas de un supuesto contenido poético. En cierta manera podríamos aseverar que Braguino como ineludible antropología visual que es encuentra una de sus mayores valías en la exposición de lo que entendemos algunos como la supuesta realidad que suele anidar en nuestro subconsciente, o el concepto de lo que entendemos de ella, esta transita en todo momento entre la fascinación y lo inconcebible, algo que por momentos deriva en angustioso dada sus variadas formas de exploración, en este sentido no llega a ser casual la proliferación de primeros planos presentados a través de una estructura casi opresiva e incluso asfixiante pese a anidar toda la acción en un escenario tan amplio.

Braguino como cine honesto en lo referente a su máxima expresión y relato de múltiples ambivalencias que es llevado hasta sus últimas consecuencias con todo el peligro que ello puede conllevar atesora una de las secuencias más hechizantes vista en un largo periodo de tiempo en una gran pantalla, en este aspecto no es casual que el artista francés preste una minuciosa atención a los infantes, la escena referida de especial relevancia para darle un sentido a todo el conjunto es aquella en donde vemos alejados del enfrentamiento adulto entre las dos clanes y situados en la misma orilla del río que los separa a los niños de ambas familias convivir desde la más inocente curiosidad y observación dentro de un mismo escenario y paisaje, un segmento el referido de connotaciones aparentemente idílicas en lo concerniente a ese posicionamiento primario con respecto a la naturaleza, en este sentido la reflexión posteriori que deriva en interrogante va dirigida al respetable, pues en Braguino hay multitud se simbologías y sueños premonitorios por explorar, por poner un solo ejemplo.. el supuesto fracaso de una comunidad en teoría autosuficiente?, del espectador en cuestión depende el desentrañar las supuestas claves de tan suculento y por momentos estimulante mangar cinematográfico.

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