“Come True” review

En Come True vemos como una adolescente de carácter rebelde vive atormentada por unos oscuros sueños que espera solucionar a través de un estudio universitario sobre dicha dolencia, una terapia que espera que la ayude a deshacerse de sus pesadillas, sin embargo dicho tratamiento se convierte en el canal de un nuevo descubrimiento bastante oscuro.

Una de las sorpresas agradables vistas en la pasada edición del Festival de Sitges correspondió al segundo trabajo tras las cámaras del realizador Anthony Scott Burns titulado Come True, film que indaga en ese concepto onírico tan proclive dentro del género fantástico, amplio y dado a multitud de interpretaciones, como es el sueño que deriva en pesadilla y que se filtra y sobrepasa ese ámbito cotidiano entendible racionalmente como realidad, un trabajo con texturas derivativas hacia la alegoría adolecente que logra salir airoso en la medida de saber exponer la no siempre fácil convivencia entre el mensaje o discurso y un estimulante virtuosismo técnico.

Anthony Scott Burns, que ejerce de auténtico hombre orquesta en la película y que proviene de esa cantera inagotable de jóvenes directores canadienses, aquí bajo la producción ejecutiva de un autor tan recurrente dentro del ecosistema Sitges como es Vincenzo Natali, nos muestra en Come True un estimulante thriller psicológico cuya premisa inicial de tono científico con ecos derivativos hacia la ciencia ficción se vuelve cada vez más onírica conforme se va desarrollando una trama que constituye  uno de los estudios más perturbadores y magnéticos, en referencia a la ambivalencia de la mente humana, vistos el pasado año dentro del festival. El concepto del sueño que deriva en pesadilla en modo vigilia dentro del género fantástico ha basculado mayoritariamente bajo arquetipos en donde intentar diferenciar la realidad de la ficción percibida por la mente se erigía como principal motor narrativo a la hora de plantear historias dentro de ese submundo tan interesante y lleno de posibilidades. Ya  vimos por ejemplo en la barroca The Cell de Tarsem Singh, la mejor película junto a The Fall de su director con diferencia, como los sueños eran campos abonados en relación a escenarios presentados como peligrosos para con sus protagonistas, hace unos cuantos años Rodney Ascher tras su notable Room 237 se adentraba con otro documental titulado The Nightmare, no tan conseguido como el anterior, a través del estudio y seguimiento a ocho personas con respecto a la parálisis del sueño que padecían, a tal respecto Come True, que transita por vericuetos argumentales bastantes similares en un principio, expone el concepto de no dormir como claro epicentro a la hora de desencadenar de una serie de acciones de terminan derivando en viajes oníricos de tono gélido que buscan desesperadamente un halo de luz a través de la mente de una joven, una excelente Julia Sarah Stone, que padece dicha enfermedad. Un relato plagado de elipsis oníricas y expuesto a través de una oscura y preciosista puesta en escena de tono simétrico, en el nuevamente entramos en la interrogante de la tangibilidad o no del sueño como elemento disociativo de nuestra existencia, el saber a ciencia cierta que corresponde verdaderamente a la realidad y que a una ficción posiblemente orquestada a través de una mente cautiva en lo concerniente a la manipulación del sueño, tesis perfectamente mostrada en una conclusión que en base a una naturaleza supuestamente sorpresiva, que a diferencia de otras mucha películas semejantes, no modifica o reinterpreta lo anteriormente mostrado si no que reafirma y otorga más solidez al valor alegórico del relato en cuestión.

En Come True, película que pese a su fragmentada exposición argumental no es, ni quiere serlo por fortuna, criptica en relación a su narrativa, de hecho hay momentos bastantes obvios y predecibles en su trama, tampoco pretende ser una suerte de reinvención del género de terror, sin embargo existen apuntes y referencias muy palpables vistas en otras películas importantes dentro del fantástico de estos últimos años desarrollados en base a laberintos oníricos adyacentes a la mente humana como por ejemplo las excelentes Donnie Darko de Richard Kelly o el It Follows de David Robert Mitchell, en todas ellas seremos testigos a fin de cuentas de la dolorosa imposibilidad existente en el universo adolescente a la hora de poder transitar por un imaginario percibido y expuesto como incontrolable.

Valoración 0/5: 3’5