Crónica Festival de San Sebastián 2020. Día 2

Retrato de un poeta punk y el romance como adicción

Suele ser bastante habitual que una sección tan interesante como resulta ser New Directors indague de una forma bastante recurrente en problemáticas sociales que de una manera u otra forma parte de nuestro día a día, este año en San Sebastián la inmigración y el aborto fueron en parte temas recurrentes presentes en más de un trabajo visto durante el certamen, ambas coyunturas vertebran la historia de Along the Sea, en ella vemos como Phuong, An, y Nhu son inmigrantes vietnamitas veinteañeras. Las tres se convierten en residentes ilegales en Japón tras escapar de su lugar de trabajo como aprendices técnicas. An se pone en contacto con un intermediario para que les ayude a encontrar un empleo. Este las lleva a la cabaña cubierta de hielo de un pescador donde pueden alojarse a cambio de trabajo. Están contentas porque, además, ven duplicado su salario. Cuando empiezan a trabajar, Phuong cae repentinamente entre fuertes dolores. Preocupadas, An y Nhu llevan a Phuong a un hospital, pero rechazan su ingreso por no tener una tarjeta de identificación.

Posiblemente lo que más sorprenda en este solido segundo trabajo tras las cámaras del japonés Akio Fujimoto sea la territorialidad en donde se desarrolla la acción, de alguna manera lo que nos viene a decir el responsable de su anterior y notable Passage of Life es que ninguna región o sociedad se libra de lo entendible como un mal endémico de índole social a día de hoy, ni tan siquiera un país como es Japón, hasta hace bien poco reacio a la entrada de trabajadores extranjeros de una forma temporal. Along the Sea tiene la virtud de contarnos una precariedad, desarrollada a través de un futuro que se percibe como incierto, todo ello sin incidir en todo lo gratuito y tremendista que puede resultar la temática, será a través de un tono colindante con la no ficción, recurso bastante habitual en este tipo de película, en donde el film de Akio Fujimoto nos muestre su mejor baza a un nivel narrativo, aquella que retrata casi en tiempo real la asfixia a la que se ve sometida la protagonista principal por parte del entorno en el que logra subsistir a muy duras penas.

Otra de las películas procedentes de esa edición nonata del festival de Cannes 2020 fue la adaptación de la novela de Annie Ernaux Passion simple por parte de Danielle Arbid, film que de forma algo sorprendente fue recibido con una hostilidad algo generalizada por parte de la crítica, posiblemente, o un servidor lo intuye, debido a su naturaleza de artefacto incómodo, en cierta manera el film podría forman parte de aquellos relatos en donde el concepto del Amor fou queda delimitado de forma muy tenue por la adicción. En Passion simple vemos como un hombre y una mujer se conocen por casualidad. Él es un diplomático ruso, más joven que ella y casado, y ella es profesora e investigadora divorciada. Poco a poco sus sentimientos derivados de su relación carnal irán creciendo.

No debe ser nada sencillo trasladar en imágenes un texto que sin haber leído la novela por parte de un servidor se percibe como complejo a la hora de retratar un imaginario que resulta extremadamente propio en relación a las reflexiones que la protagonista supuestamente expone en el libro, en cierta manera lo que se nos explica en Passion simple, cuyos tempos narrativos están expuestos y desarrollados de forma muy inteligente, puede parecer simple en un primer momento valga la redundancia, la historia de un enamoramiento cuya razón de ser forma parte de unos continuos encuentros sexuales que derivan en viscerales entre los dos personajes, de hecho el film funciona a modo de un debate interno expuesto por la propia protagonista femenina del relato, difícil entender que Laetitia Dosch no figurará en el palmarés del certamen como mejor actriz, esa dialéctica nos termina ofreciendo interesantes conflictos, en este caso de clara mirada e índole femenino que no feminista, acerca de cómo derivas mentales terminan provocando adicciones y no al revés como suele pasar de forma algo más habitual. Será en el momento en que ese supuesto affaire se vuelve de alguna manera más perturbador cuando Passion simple encuentra sus momentos más logrados, aquellos en donde esa pérdida de control por parte de la protagonista la alejan de la realidad cotidiana del día a día en lo relativo a un colapso percibido como psicológico y direccionado única y exclusivamente a través de una fantasía creada por ella misma en donde transitara por zonas oscuras que su personalidad ha creado a raíz del deseo. Obra arriesgada y en parte controvertida de innegable calado inmersivo que resulta ser tan válida a la hora de retratar un deseo obsesivo de naturaleza debilitadora a la que una mujer inteligente se somete de forma voluntaria como su habilidad a la hora de sortear conceptos y escollos tales como una posible gratuidad en relación a su erotismo o militarismos tales como el empoderamiento femenino.

En esta atípica edición del Zinemaldia se vieron hasta dos trabajos amparados en la no ficción que integraron la sección oficial a concurso, por una parte Courtroom 3H y por otra el nuevo trabajo del incombustible Julien Temple, Crock of Gold: A Few Rounds with Shane MacGowan, documental en donde se nos muestra un interesante y lucido combinando imágenes de archivo inéditas de la banda y de la propia familia de Shane MacGowan, junto con animaciones de, entre otros, el ilustrador Ralph Steadman, Crock of Gold viene a representar una celebración del poeta punk irlandés, cantante y compositor principal de The Pogues.

No deja de tener su mérito como a estas alturas de su muy larga trayectoria en el documental musical Julien Temple se las ingenie nuevamente y salga airoso a la hora de ofrecernos un trabajo inquieto y sólido expuesto a través de diferentes dispositivos formales, incluida la animación, sin que sus 124 minutos de duración lleguen a hacerse largos. Más allá de los aficionados a su música, Crock of Gold también puede ser visto como un fascinante estudio sobre las adicciones, Julien Temple ha acumulado suficiente experiencia y trucos cinematográficos a lo largo de su carrera como para hacer que una historia en principio algo deprimente quede expuesta de una forma distendida e incluso jovial. En Crock of Gold: A Few Rounds with Shane MacGowan, auspiciado por un Johnny Depp presente en el festival, se solapan la mirada neutra y en parte cómplice del director, a través de una veneración que nos es relatada de abajo hacia arriba en base a una trayectoria, acompañada por el testimonio del protagonista con una especial incidencia a la relación entre Irlanda y Gran Bretaña según la mirada del artista y en como este acaba vinculando la política con sus propias canciones a la hora de relatarnos una vida, la de Shane MacGowan, tan interesante y rica en matices como agitada.

En un año con una poblada presencia de películas dirigidas por mujeres la realizadora francesa de origen argelino Maïwenn responsable de trabajos tan notables como Polisse o Mon roi presento dentro de la sección Perlas ADN / DNA, relato intimo contado en primera persona por parte de la propia autora acerca de la importancia de intentar preservar o trasmitir unos lazos familiares a modo de herencia. En ADN / DNA vemos como Neige, una madre divorciada con tres hijos, visita regularmente a su abuelo argelino en la residencia de ancianos en la que vive. Neige quiere y respeta a este pilar de la familia, que la crió y sobre todo la protegió de sus tóxicos padres. Las relaciones entre los diversos miembros de la familia son difíciles y están plagadas de amargura y resentimiento. Afortunadamente Neige puede contar con el animado apoyo de su ex, François. La muerte del abuelo desata una tormenta en la familia y provoca una profunda crisis de identidad en Neige. De ahora en adelante, querrá conocer y comprender lo que ella entiende como su verdadero ADN.

Hay algo en ADN / DNA que recuerda mucho al cine de Robert Guédiguian​ con respectó a asistir a una historia plagadas de cotidianidad, la mayor parte de ella expuesta mediante diversas conversaciones entre distinto miembros familiares, en apariencia algo triviales situadas a medio camino entre el drama y la comedia distendida, son momentos en donde el personaje interpretado por la propia Maïwenn se plantea la necesidad de la búsqueda de un ADN que devenga como identitario, algo que sus propios progenitores les han negado, que de alguna manera le devuelva una serenidad interna que da la sensación de haber quedado bastante trastocada tras la muerte del abuelo, espina dorsal y bastión familiar. Película de desarrollo en apariencia simple que sin embargo guarda un mensaje más enrevesado de lo que pueda dar la impresión a primera vista, tanto en lo concerniente al problemático legado de relaciones entre Francia y Argelia como a ciertas las políticas de identidades adyacentes y provocadas a través del duelo de un ser querido.