Crónica festival de Sitges 2016. Día 7

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Daguerrotype

Jean empieza a trabajar como ayudante de un fotógrafo obsesionado con el arte arcaico de los daguerrotipos y atormentado por la muerte de su esposa, cuya presencia aún se nota entre las sombras.

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El gran Kiyoshi Kurosawa que en la sección oficial presentaba la extraordinaria Creepy estuvo por partida doble en el certamen con otro trabajo, su no menos excepcional Le Secret de la Chambre Noir (Daguerrotype) vista en la sección Noves Visions, el primer trabajo a cargo del director nipón que realiza fuera de su Japón natal (de alguna manera su mediometraje Seventh Code le sirvió de toma de control ante esta inmigración autoral) y en donde nos ofrece su trabajo posiblemente más clasista, de claro componente melodramático y poseedor de un sutil y comedido elemento fantástico expuestas a través de unas coordenadas de claras influencias Hitchcockorianas en especial de la fundamental Vertigo.

En la exquisita Daguerrotype (uno de los mejores films vistos este año en Sitges) no hay rastro de cualquier tipo de pérdida de identidad propia en el discurso autoral que nos suele proponer Kiyoshi Kurosawa, más bien da la sensación de todo lo contrario, pocas veces en los últimos años se ha podido ver en cine una ghost story de un estilo tan sutil, elegante y comedido como el que se muestra Daguerrotype, un film plagado de innumerables matices a la hora de abordar un relato en donde lo gótico y el romanticismo de connotaciones obsesivas se funden a través de un tratado narrativo que termina derivando acerca de la alienación contemporánea que sufre el ser humano expuesto en la película a modo de esa confrontación tan habitual en el cine de Kiyoshi Kurosawa que bascula entre lo fantasmagórico y lo real, aquí alcanzando cuotas tan hipnóticas como indivisibles en lo referente a la textura de ambos conceptos. Daguerrotype cobra una dimensión ciertamente turbadora a través  de escenarios en apariencia comunes (un suburbio francés en la actualidad) y a la hora de plantear diversas y muy variadas dicotomías cinematográficas, en definitiva una nueva exquisitez por parte de un autor único que a cada nuevo trabajo suyo consigue sorprender en base a la exposición de estimulantes y sofisticados contrastes genéricos solo al alcance de un genio como Kiyoshi Kurosawa.

 Valoración 0/5: 4   

 

Swiss Army Man

“Swiss Army Man” nos cuenta la historia de Hank, un náufrago atrapado en una isla desierta que justo cuando ha perdido cualquier esperanza de volver a casa y encontrarse al borde del suicidio encuentra en la orilla de la playa el cadáver de Manny, un cuerpo sin vida con el que inesperadamente entabla una fuerte relación de amistad. Juntos inician una extraña aventura con la que Hank espera reencontrarse con la mujer de sus sueños.

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Swiss Army Man, opera prima de Dan Kwan y Daniel Scheinert se alzó con el premio a la Mejor película y a la Mejor Interpretación Masculina para Daniel Radcliffe (aunque si dicho galardón hubiera recaído en Paul Dano a nadie le sorprendería en lo más mínimo) en la presente edición del festival de Sitges, una comedia indie con elementos anómalos en donde la anécdota escatológica de su premisa sirve como mera excusa a la hora de plantear mediante un ingenioso trazado narrativo un trasfondo emocional mucho más profundo de lo que en apariencia pueda parecer.

Es evidente que en estos últimos años ha habido una clara factura con respecto a seguidores y detractores de ese nuevo cine fantástico cada vez más presente en Sitges, en su mayoría cine independiente norteamericano muy característico del festival de Sundance que indaga en el género de manera algo conceptual, un tipo de cine tachado por algunos como hipster de manera algo despectiva, una tendencia que en parte choca de frente con respecto a ese otro tipo de cine más diáfano en lo concerniente a sus propuestas, nunca he sido partidario de la catalogación genérica, es mas siempre he sido favorable a la apertura de nuevos horizontes y nuevas formas de expresión cinematográficas dentro del fantástico, en cierta manera nunca he llegado a entender del todo el por qué no puede gustar de la misma manera tanto la última película de Rob Zombie como el cine Shane Carruth por ejemplo.

Swiss Army Man no es una historia de necrofilia, más bien transita a medio camino entre el lirismo y la ambigüedad a través de un viaje de autodescubrimiento plagado de elementos absurdos y poco convencionales, deviniendo de forma clara como claro exponente de ese tipo de cine al que me refiero más arriba, una película que incide en la aceptación y la realización personal a la que se llega a través de una relación casi fraternal, en este caso expuesto en forma de la peculiar interrelación del protagonista con un cadáver, un tratado acerca de la importancia de la vida como tal y el por qué merece la pena el seguir luchando por ella. Swiss Army Man tiene entre otros atributos un excelente empleo musical que queda fusionado de forma adecuada a una narrativa por momentos impredecible, algo que confirman a la opera prima de Dan Kwan y Daniel Scheinert como ese tipo de notables films impregnados de un realismo mágico direccionado a la reflexión social y moral de sus protagonistas, una singular y por momentos brillante propuesta en donde importa mucho más el trayecto que su propio destino.

Valoración 0/5: 3’5

 

Shelley

“Shelley” nos cuenta como Louise y Kasper son una pareja danesa que viven en una casa de campo en medio del bosque, lejos de la vida moderna, la tecnología e incluso la electricidad. El mayor sueño de Louise es ser madre, pero ella no tiene la capacidad de tener hijos. En su desesperación, finalmente decide hacer un pacto con su sirvienta Elena, que acepta llevar al hijo de Louise como madre de alquiler a cambio de una gran suma de dinero. Pero la vida que crece en su interior toma forma demasiado rápido y de una manera extraña, a partir de ese momento la paranoia y el horror rondarán el inminente nacimiento.

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Shelley, producción danesa y opera prima Ali Abbasi es una nueva muestra del variado y muy sugerente muestrario del actual fantástico autoral proveniente de Europa, un film que se sitúa en las antípodas de lo que mucha gente pueda llegar a entender que representa el género de terror en la actualidad, es por eso que convendría (no tendría que ser así ni mucho menos) avisar al espectador despistado que no estamos ni de lejos ante una simple variante del Rosemary’s Baby de Roman Polanski, ni siquiera ante una película de terror al uso con embarazo-parto maléfico como principal premisa argumental (Baby Blood de Alain Robak, Grace de Paul Solet o la más famosa en dicha temática It’s Alive de Larry Cohen por poner solo algunos ejemplos que me viene a la cabeza a bote pronto), Shelley opta por una senda totalmente diferente, una vía rica en matices, y lejos de cualquier tipo de convencionalismos genéricos, una naturaleza arquetípica la nos muestra Ali Abbasi en su primer trabajo tras las cámaras que llegan a situar al film como una de las sorpresas más agradables del presente año.

Las principales virtudes que encontramos en Shelley podemos encontrarlas en dos apartados que aunque muy diferenciados entre sí en lo que es su percepción final se complementan casi a la perfección, por un lado asistimos al laborioso y notable trabajo técnico por parte de Ali Abbasi, haciendo especial hincapié en una dirección artística que prioriza una enrarecida atmósfera por encima de cualquier otro aspecto en el film, pues estamos ante una película que perturba e insinúa más que asusta en el sentido más chabacano de la palabra, teniendo la virtud añadida de sustentarse sobre un guion o una premisa principal muy poco sutil en su enunciado, en este aspecto es digno de alabar la notable utilización de espacios como ente opresor de sus protagonistas (esplendidas tanto Ellen Dorrit Petersen que ya habíamos visto en la excelente Blind como Cosmina Stratan), su gélida fotografía y la utilización del sonido, o la falta de él, son solo algunos de los acertados mimbres que se utilizan para incomodar al espectador dejando lo supuestamente explícito en la vertiente onírica del film, apartado este quizás utilizado de manera algo repetitiva, y por otro lado tenemos esa dualidad genérica de contornos conscientemente ambiguos que se nos plantea muy hábilmente durante la película, ¿hay realmente un elemento de índole fantástica en la historia o todo es fruto de la imaginación de algunos de los protagonistas?, en este aspecto es digno de albar la dirección que toma el film, pues aunque se sustenta sobre unas normas genéricas bastantes reconocibles la capacidad que hace gala Ali Abbasi a la hora de reinventar la historia de manera constante es del todo admirable.

El resolutivo plano final a modo de perverso cuento de horror que vemos en Shelley sirve como un inmejorable y aterrador broche de oro final al film, lejos de un posible mensaje críptico lo que nos cuenta Ali Abbasi es la doble vertiente perversa de la historia, de forma muy llana, por una parte la fantástica que ya habíamos podido intuir-sospechado en prácticamente todo el metraje del film, y por otro lado y no menos terrorífica la meramente humana, más retorcida si cabe y que se nos muestra de forma concluyente en esa última escena (aquí y salvando las lógicas distancias habidas y por haber toma como modelo referencial en su concepto esa obra maestra de Jack Clayton que es The Innocents). Shelley al igual que esa maravilla que pudimos ver el pasado año como es el Demon del malogrado Marcin Wrona pertenece por derecho propio a ese tipo de cine fantástico autoral proveniente de Europa, rico en múltiples y ambivalentes matices, tanto a un nivel metafórico como conceptual, en definitiva toda una sorpresa que nos remite a seguir con sumo interés la futura carrera como director de Ali Abbasi.

Valoración 0/5: 4

 

Dragon Girls! Les amazones pop asiatiques/ Plan B

Tigre y dragón presentaba una nueva imagen de la mujer asiática, guerrera e insumisa. Estas nuevas amazonas ocuparon otros territorios de la cultura pop, como el rock, los videojuegos o la moda, armadas con espadas o con guitarras eléctricas. De Pekín a Taipéi, pasando por Tokio, el realizador Yves Montmayeur ha entrevistado a algunas de las “dragon girls” más icónicas.

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Muy irregular este año ha resultado el nivel medio de documentales vistos en Sitges, aunque ha habido trabajos notables como han sido De Palma, David Lynch: The Art Life, Tickled o The Sion Sono uno ha echado en falta trabajos que estaban ahí, dentro de una producción cada vez más fecunda e interesante a día de hoy y que por algún que otro motivo no se han podido verse este año en el festival. Si en la pasada edición Yves Montmayeur presento la muy estimulante The 1000 Eyes of Dr Maddin este año patino sobremanera con Dragon Girls! Les amazones pop asiatiques, insuficiente trabajo que tiene más condición de anexo que de documental como tal, un producto que apenas llega a la hora de duración en donde se nos intenta explicar el papel actual y pasado de la mujer asiática dentro de la cultura pop con especial incidencia en el cine. A Yves Montmayeur le viene grande un temario a priori tan extenso y que da para tanto, hay una falta de profundidad muy evidente pero sobre todo una errónea exposición a la hora de intentar diseccionar dicha evolución. Mucha entrevista y muy poco material de archivo, pero sobre todo una ausencia muy evidente en lo referente a los orígenes del concepto que se quiere desgranar, para más inri toda la primera parte del documental da la sensación de estar provisto de descartes del dvd de Crouching Tiger, Hidden Dragon de Ang Lee en base a las entrevistas Michelle Yeoh y Zhang Ziyi.

Valoración 0/5: 1’5

En plan B vemos como tres expertos en artes marciales se embarcan en la búsqueda de un tesoro que les permita salvar a un amigo de las garras de un gángster sin escrúpulos. Pronto se verán inmersos en una compleja conspiración que tiene como objetivo acabar con el capo de los bajos fondos berlineses.

II*

A modo de necesario complemento al fallido documental de Yves Montmayeur se proyectó la desinhibida película alemana Plan B realizado a cuatro manos por parte de Ufuk Genç y Michael Popescu, una serie B de esforzadas artes marciales y comedia de claro tono intrascendente, un film que entra de lleno en esa especie de vorágine de revival del cine y concepto de los ochenta, en esta ocasión un modesto intento de homenajear al cine de acción de aquellos tiempos, especialmente el hongkonés, bordeando la  autoparodia aunque no sabemos si de forma voluntaria o no, en un producto que solo puede llegar a ser disfrutable en cierta manera a partir de una concreta mirada bastante pusilánime con respecto a lo que se nos llega a ofrecer.

Valoración 0/5: 2

 

O Ornitólogo

Fernando decide enfrentarse a la naturaleza contaminada de Tras-os-Montes en busca de cigüeñas negras, una especie en vías de extinción. Mientras observa a estos animales salvajes a bordo de su canoa, vuelca debido a los rápidos.

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La sección Seven Chance dio la oportunidad de poder ver el nuevo y extraordinario trabajo (su más ambicioso hasta la fecha) del realizador portugués João Pedro Rodrigues O Ornitólogo, premio al mejor director en el pasado Festival de Locarno, un film inspirado libremente en la vida de San Antonio de Padua (figura fundamental y omnipresente dentro de la sociedad y la cultura portuguesa), una de las propuestas más brillantes y radicales de las vistas este año en Sitges, todo ello bajo la apariencia de un catálogo de clara naturaleza  contemplativa que transita a partes iguales entre lo inclasificable y lo fascinante a través de un viaje en donde la realidad y la espiritualidad mutan de forma insólita.

João Pedro Rodrigues, figura destacada de la hornada del nuevo cine portugués nos remite con O Ornitólogo a ese tipo de cine impregnado de belleza y sencillez de la que se suelen fundamentar las fabulas, vemos como el protagonista sufre un accidente de canoa, a partir de ese momento los contornos de civilización se irán desdibujando hasta encontrándose con la presencia de una serie de personajes a cual más extraños visiblemente entregados a un comportamiento plenamente selvático en donde tienen cabida desde peligrosos rituales paganos, animales sagrados, turistas chinas de comportamiento sectario haciendo el Camino de Santiago y otros seres de naturaleza mitológica que irán cuestionando poco a poco su propio sentido de la religiosidad. Un viaje iniciático el expuesto por parte de João Pedro Rodrigues que bascula principalmente mediante la metamorfosis y la propia necesidad de una imperiosa búsqueda de la espiritualidad, pero seguramente la mayor virtud entre otras de O Ornitólogo sea esa confusión y surrealismo notablemente impregnada de fantasía y sentido del humor con que nos es contada una historia que termina derivando al final en una lúcida reflexión acerca de nuestra propia identidad.

Valoración 0/5: 4

 

Terraformars

Basada en el manga homónimo creado en 2011 por la pareja creativa Yu Sasuga (guionista) y Kenichi Tachibana (dibujante). En pleno siglo XXI, la humanidad decidió empezar el proceso de terraformación de Marte, y para ello se envió una nave con musgo y cucarachas para que poblaran el planeta y generasen una atmósfera respirable por los seres humanos. Pasados 500 años, 15 personas seleccionadas entre lo peor de lo peor de la sociedad son enviadas al planeta rojo con un objetivo: eliminar a todas las cucarachas, las cuales han evolucionado hasta convertirse en humanoides con una fuerza y agilidad extrema, además de un odio visceral hacia los seres humanos. Para poder llevar a cabo la misión los 15 exterminadores recibirán una pequeña ayuda: su ADN es modificado, ganando cada uno de ellos el poder especial de un insecto determinado que les ayudará en su lucha contra las cucarachas marcianas.

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La ración anual tan característica de Takashi Miike en Sitges (que presento la película aprovechando su estancia en la localidad en donde rueda su nueva película JoJo’s Bizarre Adventure: Diamond is Unbreakable) vino de la mano de Terraformars, un lujoso live action en donde adapta el manga obra de Yu Sasuga y Kenichi Tachibana.

En parte el gran problema de Terraformars es la fuerte apuesta por parte del directo nipón a la hora de adaptar un texto que a los no conocedores del manga les puede despistar sobremanera e incluso derivar en una posible saturación de contenidos, aquí no hay puentes posibles en intentar occidentalizar de alguna manera el producto, Terraformars es pura sci-fi de acción dotada de gran cantidad de CGI, a medio camino entre el Starship Troopers de Paul Verhoeven y una versión barroca y excesiva de Power rangers  Terraformars convierte en parte sus nada disimulados excesos y su imposible hibridación de géneros en su principal virtud y por consiguiente en su propia razón de ser. Hace tiempo que Takashi Miike dejo esa extrema vena autoral de pocos recursos económicos con la que se dio a conocer, sigue siendo un autor que está abierto a cualquier tipo de propuestas aunque desde una perspectiva algo diferente en lo referente a sus formas, no deja de ser una evolución de estilo conceptual ahora más dirigido a otro tipo de productos, adaptando todo tipo de mangas y animes e incluso adentrándose en la reinterpretaciones de clásicos del cine japoneses ( ahí están sus muy notables 13 assassins, Harakiri y Over Your Dead Body), unos trabajos que de alguna manera siguen siendo plurales en concepto por parte de un autor tan inclasificable para lo bueno y lo no tan bueno como es Takashi Miike.

Valoración 0/5: 2’5