“Ex Machina” review

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Caleb es un programador de 24 años que trabaja en una de las mayores empresas de Internet del mundo, un día gana un concurso cuyo premio es una semana de vacaciones en la mansión privada del presidente ejecutivo de la compañía. Cuando Caleb llega a la estupenda casa en medio de la nada, descubre que deberá participar en un experimento tan extraño como fascinante en el que interactuará con la primera inteligencia artificial auténtica del mundo que habita en el cuerpo de una preciosa mujer robot.

Ex Machina” supone el estimulante debut tras las cámaras del hasta ahora escritor y guionista Alex Garland, que anteriormente ya había dado buena muestra de su buen hacer dentro del fantástico encargándose de los libretos de “28 Days Later” y  “Sunshine” ambos films dirigidos por Danny Boyle, para más adelante adecentar de manera notable el personaje de “Dredd” (Pete Travis, 2012). Ex Machina está principalmente construida en forma de relato de ciencia-ficción de clara facturación técnica de tono minimalista pero modelado narrativamente como si de un thriller psicológico se tratase y ahondando primordialmente en el debate concerniente al conflicto entre humanos y robots y muy especialmente a todo lo que rodea al concepto de la inteligencia artificial, su supuesta interacción con los humanos y las posibles consecuencias que ello puede acarrear.

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Alex Garland como decíamos más arriba ya había demostrado que sabía desenvolverse con bastante soltura dentro del género, pero con esta su primera película como director se adentra en un terreno algo más complejos y arriesgado que el que había utilizado hasta el momento, una parcela que no había explorado todavía, el de la citada inteligencia artificial (posiblemente lo más cercano que haya tocado en dicha temática sea su guión en “Nunca me abandones” de Mark Romanek). Ex Machina comienza con un joven programador llamado Caleb que es elegido a través de un sorteo por un acaudalado inventor, Nathan, para participar en un innovador experimento acerca de un robot femenino de nombre, la labor de Caleb se centrará en comprobar mediante el test de Turing hasta qué punto esa creación puede evolucionar e interactuar mediante las emociones humanas que supuestamente va adquiriendo, a partir de aquí vemos como la relación entre Caleb y Ava se irá haciendo cada vez más compleja. El personaje de Caleb es el que nos sirve de guía a través del film en primera persona, un personaje éste que posiblemente sea al que menos partido se le consigue sacar, preséntanoslo básicamente como una suerte de títere que de vez en cuando tiene un aislado destello de personalidad propia, pero que queda atrapado con demasiada facilidad en una trama que juega bastante con las dudas, la manipulación y los secretos, algo que se va intuyendo claramente conforme avanza la película y que a pesar de estar planteado desde un enfoque hasta cierto punto original no acaba de estar bien plasmado del todo en su conjunto, pues a diferencia de Caleb, el espectador siempre va un paso por delante de este provocando una cierta desunión en el conjunto de su narración.
 

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Ex Machina sin embargo si sabe jugar al máximo la baza de utilizar un escenario claustrofóbico, a partir de una puesta en escena voluntariamente fría, donde se prima básicamente la interacción de sus tres protagonistas (los tres excelentemente interpretados, especialmente la actriz sueca Alicia Vikander), y poseyendo a su vez una factura técnica y puesta en escena que bien podría definirse como la simbiosis casi perfecta entre la elegancia y la claustrofobia, la naturaleza y el artificio, todo ello gracias a un diseño de producción que ayuda sobremanera a componer una preciosista estampa imaginaria de tono algo aséptico dentro de ese ambiente cerrado que es ese hogar donde transcurre toda la acción del film, una especie de jaula de cristal para ratones, tanto para los humanos como para los robots, un carácter claustrofóbico en su conjunto que otorga a Ex Machinasu principal punto de sustento en lo que es su estructura argumental, que sin embargo se ve algo empañada en su resolución, al huir de una narrativa explicativa el final que nos plantea Alex Garland aunque coherente esta algo desprovisto de la brillantez e interés anteriormente expueso por su director, que sin embargo hasta llegar a ese punto si sabe desenvolverse con bastante soltura al contarnos una historia bastante sencilla, pero lo suficientemente bien desarrollada como para saber mantener al espectador atento a la pantalla.


La opera prima de Alex Garland aunque no sea una película perfecta en su totalidad no deja de ser un pequeño triunfo dada su propia naturaleza, principalmente porque hoy en día escasean este tipo de propuestas en donde la ciencia ficción reflexiva y de cuidada estética prima sobre el gran espectáculo CGI mainstream, “Ex Machina” se sitúa a medio camino entre la súper producción de gran estudio y el producto de claro calado independiente, derivando en una especie de sci-fi de tono casi intimista, convirtiéndose al final en un film tan estimulante en resultados como algo atípico en lo que nos propone, una película que hay que saber valorar en su justa medida y más dado los tiempos actuales en donde cada vez escasean más este tipo de propuestas.

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Valoración 0/5:3’5