“Lady Macbeth” review

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La Inglaterra rural de 1865. Katherine vive angustiada por culpa de su matrimonio con un hombre amargado al que no quiere y que le dobla la edad y de su fría y despiadada familia. Cuando se embarca en un apasionado idilio con un joven trabajador de la finca de su marido, en su interior se desata una fuerza tan poderosa que nada le impedirá conseguir lo que desea.

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Presentada a modo de premier europea tras su paso por el festival de Toronto Lady Macbeth se presentó en San Sebastián dentro de la sección oficial a competición como una pulcra adaptación de la novela rusa “Lady Macbeth en Mtsensk” escrita por Nikolái Leskov en 1865, opera prima a cargo del realizador británico William Oldroyd, acabando convirtiéndose en uno de los films que en determinados círculos más se lamentó el que no estuviera más presente de alguna forma en lo que fue el palmarés de la presente edición ( Premio FIPRESCI), Lady Macbeth tiene la virtud de alejarse en parte y de forma algo consiente del preciosismo y el academismo escénico tan habitual en las adaptaciones melodramáticos de época llevadas al cine últimamente, sin llegar a renunciar en las virtudes que suelen anidar dentro un relato de contornos clasicistas, William Oldroyd autor proveniente del mundo del teatro hace valer un dominio en la composición del plano muy calculado al mismo tiempo que una mesurada utilización del espacio escénico, una plasmación está casi de contornos minimalistas representados en base a una serie de planos calculados minuciosamente de forma milimétricamente simétrica como un mero dispositivo formal, todo ello ubicado en los interiores de la mansión rural en donde acontece la acción, un escenario asfixiante de tono oscuro y crudo, una cuadratura técnica bastante elaborada que curiosamente choca abruptamente con el convulso desorden interior y emocional que sufre la protagonista principal del film, un conflicto de intereses este que sin embargo no resta méritos a la susodicha plasmación visual otorgada por parte de Oldroyd, aquí muy reforzada con un acertado uso de los elementos de vestuario, sin embargo finalmente resulta muy notorio que todo este dispositivo escénico-visual de sitúa muy por delante de lo que es la narrativa utilizada en el desarrollo de los personajes.

lady-macbeth-copy-105135_640xLa británica Lady Macbeth nos habla a través del drama psicológico de transformaciones, no acontecidas de una digamos forma natural sino más bien forzadas a terminar rompiendo con las normas preestablecidas desde un inicio, una trasformación el de un personaje en un principio inocente que empieza sufriendo una opresión por parte de una sociedad de claros contornos patriarcales y machistas en la Inglaterra del siglo XIX para terminar convirtiéndose curiosamente en una opresora o más bien dicho en una especie de femme fatale de época, derivado todo a través de una tensión dramática de contornos casi hitchockianos en lo relativo a su argumento y que termina manifestándose a modo casi de ejercicio de tono, y en cierta manera de reivindicación, feminista, una exposición está en donde la monstruosidad adquirida da paso a la supervivencia posterior para finalmente dejar en un segundo término la cuestionable moral de los hechos, un juicio ético que en parte parece quedar omitido en un primer instante para dar paso a un estado de casi de rebelión o liberación con la curiosa particularidad de no llegar en ningún momento a posicionarse en lo referente a la ambigüedad de los actos acometidos por parte de la protagonista.

lady_macbeth_still1Mención aparte seria el destacar el muy matizado trabajo realizado por parte de la actriz Florence Pugh, un gran activo dentro del film, una interpretación poseedora de un gran impacto físico-emotivo en lo relativo a la dramatización de la propia historia, algo que termina ajustándose muy bien al tono malsano que William Oldroyd llega a otorgar en la puesta en escena del relato, un rol interpretativo este que parece quedar a medio camino entre la despreocupada libertaría y una perversa fémina que transita a través de la locura y lo maquiavélico, unos matices estos que va adoptando conforme va avanzando la trama, consiguiendo sobrevivir en un principio para más tarde entregarse a vivir una pasión que finalmente desembocara en obsesión , aunque algo carente de trascendencia Lady Macbeth termina siendo una por momentos aplicada historia de pasiones llevada al límite, teniendo como principal virtud el aplicar un adecuado rigor estético a través de un estilo en apariencia tan sobrio como frío, algo que en ningún momento parece llegar a entrar en conflicto en lo referente a lo que es el ritmo narrativo con que William Oldroyd dota a la película.

 

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