Muñecas, el tiempo de la belleza y el terror

Una muñeca es el principio y el fin de la inocencia. El núcleo de esa transición es como los ángeles de Rilke. Terrible y bello. Ambivalente y perturbador. Viven aquí las muñecas de cera de Lotte Pritzel, las muñecas rotas de Cindy Sherman, la muñeca descoyuntada de Hans Bellmer; una muñeca perdida en un western de John Ford, una muñeca-amante imaginada por Luis Berlanga, una muñeca consumida y recreada, con Barbies, por Todd Haynes; una muñeca fantasmal soñada por Manoel de Oliveira y un ángel-muñeca filmado por David Lynch; la muñeca mecánica que baila, en una Venecia de Cinecittà, la última danza del Giacomo Casanova de Fellini. Una muñeca robada por Felisberto Hernández, otra narrada por Juan Carlos Onetti, otra imaginada por Unica Zürn. Muñecas de leyendas japonesas y matrioskas rusas; ginoides y hologramas de ciencia ficción (de Blade Runner a Ghost in the Shell, con escalas en J. G. Ballard); maniquíes de fotografías de Atget, muñecas anatómicas destinadas al filo del bisturí, muñecas protegidas y luego abandonadas en un mismo poema (de Sharon Olds).

Procesos de muñequización: en una imagen fatal de la crónica “roja” mexicana captada por Enrique Metinides, en una instalación de pájaros arropados con abrigos de lana firmada por Annette Messager, en la dulce giganta de Nueva Escocia que giró por el mundo como atracción circense, en la fábrica americana de relojes luminiscentes donde chuparon pinceles las “chicas del radio”, en Evita como muñeca ignífuga de la Nación.

Muñecas conjugadas en todas las variantes de sus campos. De sus campos de tiro. Porque tu muñeca te mira sin pestañear. Tu muñeca se sienta a tomar el té. De repente, el jardín trepida y se enrarece. “Todo juguete puede ser un arma”, dijo Jean-Luc Godard. La muñeca se baja de su estante, se alisa su vestido. Dispara.

SUMARIO

A modo de introducción:
Qué puede una muñeca
Mariel Manrique

MUÑECAS HIPNÓTICAS, MUÑECAS INSUMINAS

Si se abrasa, es que es auténtica.
Sobre Rilke y las muñecas
Alberto Ruiz de Samaniego

El éxtasis de las muñecas.
Ginoides, hologramas y muñecas anatómicas
Rubén Martín

Muñecas dulces, muñecas que matan.
Acerca de El extraño caso de Angélica (Manoel de Oliveira, 2010)
Faustino Sánchez

MUÑECAS PERDIDAS, MUÑECAS AMANTES, MUÑECAS ROTAS

La muñeca de Debbie: Tres trayectos cinematográficos.
En torno a la muñeca perdida de The Searchers (John Ford, 1956)
Aarón Rodríguez Serrano

La necesidad de ruptura.
En torno a la muñeca en Tamaño natural (Luis García Berlanga, 1974)
Irene de Lucas

El cuerpo de Karen Carpenter.
En torno a la muñeca rota en Superstar: The Karen Carpenter Story (Todd Haynes, 1988)
Ricardo Baduell

MUÑECAS MECÁNICAS, MUÑECAS TRISTES

El gobierno del ángel-muñeca.
Una glosa a Mulholland Drive (David Lynch, 2001)
José Miguel Burgos

Conjeturas.
Acerca de Las Hortensias, de Felisberto Hernández
Olvido Marvao

La mirada de la mujer artificial.
Las muñecas en Rilke, Pritzel y Zürn
Laia López Manrique

Venecia sin ti.
La danza final en Il Casanova di Federico Fellini (Federico Fellini, 1976)
Mariel Manrique

MUÑECAS MECÁNICAS, MUÑECAS TRISTES

El síndrome del túnel carpiano.
Muñecas: sentidos, formas
Erika M. Jaramillo

Súbitamente muerta, extensamente viva.
Acerca de una fotografía de Enrique Metinides y una atracción circense de P. T. Barnum
Mariel Manrique

La máscara de la efigie.
La lente del ojo en su repetición de la imagen
Ruth Llana

ADIÓS, MUÑECA, ADIÓS

Eva, Muñeca de la Nación
Mariel Manrique

El juego más hermoso
Manuel Merino

A MODO DE EPÍLOGO

Un poema de Sharon Olds

Autor; Mariel Manrique (coord.), Editorial: Shangrila, Revista Shangrila nº 34, Páginas: 258