Una nueva ley da preferencia a los perros de raza e impone un tributo considerable por las razas cruzadas. Rápidamente, los refugios caninos se llenan con perros abandonados. Lili, de 13 años, lucha por proteger a su perro, Hagen, pero su padre lo suelta en la calle. Hagen y su ama se buscan por todos los medios, hasta que un día Lili baja los brazos. Por su parte, Hagen lucha por sobrevivir y rápidamente se da cuenta de que no todo el mundo es el mejor amigo del perro. Se une a un grupo de perros errantes, es capturado y enviado a la perrera. Entonces, los perros aprovechan para escapar y hacer una revolución contra los seres humanos. Su venganza será despiadada. La única que podría terminar con la guerra entre el hombre y el perro sería Lili.
Ganadora a la mejor película en la sección un certain regard del Festival de Cannes del pasado año el sexto film del director húngaro Kornel Mundruczo nos presenta en «White God» una especie de perversión del clásico cuento de hadas, un reverso de una aventura de Disney al uso para ofrecernos una por momentos brillante metáfora o alegoría acerca de varios temas, principalmente el básico podría ser el trasfondo de la crisis europea contemporánea presente hoy en día, en donde los perros que vemos en el film vienen a representar las minorías más oprimidas, o una más evidente y en parte algo superficial, la supuesta identidad misma del individuo, su comportamiento, abuso de poder, sus consecuencias, redención etc.
En «White God«, los humanos parecen tener un rol secundario a primera vista, pues son básicamente presentados como generadores del mal en la historia que se nos cuenta, aunque de hecho son de manera clara los principales protagonistas del film, todo es acerca de nosotros, aquí los perros son utilizados como una mera herramienta alegórica por parte del director, a partir de este hecho vamos asistiendo a un conseguido recorrido del filme por diferentes géneros, un hibrido genérico que va desde el drama infantil y animal con la consiguiente dificultad de por medio por parte de los mayores reflejado en el conflicto paterno-filial aquí representado, a la evidente denuncia social, terminando por un final del todo contundente, en donde el terror apocalíptico se adueña de su más que conseguida puesta en escena.
Una violencia explícita que asistimos principalmente en su parte final y que consigue impregnar por completo y de una manera acertada el recorrido de un relato en donde el salvajismo derivado de los actos por parte del ser humano, la pérdida de la inocencia y la propia exploración del mal en sí mismo consiguen trazar una acertada parábola narrativa, reflejado especialmente en el autoritarismo y sus posteriores consecuencias, la explotación de los sectores marginados por parte de la sociedad moderna y la venganza de los excluidos.
El discurso de «White God» no es nuevo ni novedoso, lo que sí es válido y a resaltar es el notable trabajo por parte de Kornel Mundruczo en la manera que utiliza para contarlo, se aleja de una manera consciente del típico relato de denuncia tan habitual en el cine europeo actual de temática social, para ofrecernos una conseguida y entretenida fábula sobre la naturaleza humana en donde el esforzado y buen resultado obtenido por el trabajo técnico funciona a las mil maravillas al servicio de su historia, un trabajo encomiable en esta faceta, especialmente por la dificultad que supone rodar con más de 200 perros y haber conseguido varias escenas de una gran complejidad. Finalmente «White God» deviene como la hermana gemela de un título similar en su enunciado y contenido, una respuesta europea de otro notable film que se apoyaba en una excusa similar para explicarnos nuevamente y en forma de metáfora una historia acerca del sentido distorsionado y de superioridad que solemos poseer los humanos, la capital «White Dog» de Samuel Fuller.
Valoración 0/5:3’5